jueves, 4 de julio de 2019

"QUILMES CAPITAL DE LA PROVINCIA" (VIII) - CAP. XI y XII


Quilmes, Capital futura de la Provincia” de Luis V. Varela (1881), dividido en 10 notas consecutivas. La primera es una transcripción del libro “Quilmes a través de los años” del Dr. Craviotto. Las dos siguientes, corresponden a “los antecedentes”, la biografía DE Varela, seguidas por 6 que presentan los 12 capítulos, la última con la carta sobre la vegetación y la higiene del Dr. Carlos D. Spegazzini y el plano y estudio del terreno por don José Benites. A continuación se desarrolla la SEXTA PARTE con los CAPÍTULOS XI y XII (Chalo Agnelli)

- XI -
 Queremos emplear cifras exactas y oficiales, al demos­trar que QUILMES tiene, sobre cualquiera de sus rivales, ventajas indisputables.
En 1869, fecha del único censo que se ha formado en la República Argentina, todo el partido de QUILMES, te­nía una estensión (sic) territorial de 2,477 leguas cuadradas, lo que dá un equivalente de 676,08 quilómetros cuadra­dos. De esta estensión (sic) de tierra, su inmensa mayoría es terreno alto, con agua permanente y vejetacion (sic) lujuriosa y abundante.
En cuanto á las condiciones del suelo y del subsuelo, los estudios hechos por los ingenieros constructores de las obras de Salubridad de este municipio, han demos­trado que, de todo» los alrededores de la ciudad de Buenos Aires, las únicas tierras permeables y porosas, y por tanto absorbentes, son las de QUILMES. Tiene, es verdad, una parte de terreno bajo, en su lí­mite con el río, terreno conocido con el nombre de El Bañado, pero este mismo detalle le es favorable como punto posible de ser designado para Capital de la Provincia.
El estenso (sic) bajo de Palermo se ha convertido fácilmente y con un gasto comparativamente pequeño en un espléndido paseo. El bañado de QUILMES, una vez que esta población se estendiese (sic), sería también un magnífico parque con inmensas ventajas sobre Palermo, pues habrían allí grandes facilidades para construir lagos y canales navegables.
Por otra parte, el terreno del bañado aumenta en altura diariamente, pues la bahía que forma la costa en esa parte del rio, lleva al bañado tierras de aluvión que van aumentando paulatinamente la altura del terreno.
Deseamos que QUILMES, según las cifras oficiales presenta el censo nacional, tiene solo veintiuna leguas cuadradas, como total de su estensión (sic) territorial.
En esa zona están incluidas las ricas chacras de QUILMES, la feracidad de cuyo suelo es proverbial. Como Es natural, esas chacras ocupan cada una, algunas cuadras de estensión (sic), y, por tanto, si no aumentan el número de propietarios, aumentan considerablemente el número de personas interesadas. Agréguese á esas chacras, las estanzuelas y estancias que hay en el partido de QUILMES y entonces se comprenderá que la manera como está dividida la propiedad en aquel partido, la manera como se hace en él fácil la vida honesta, que pide el trabajo el alimento diario, le coloca, en cuanto á la moral, en con­diciones infinitamente ventajosas. La estadística demuestra esta verdad, con la terrible elocuencia de sus cifras: en ningún partido de la cam­paña, de Buenos Aires dentro de una extensión territo­rial como la de QUILMES, la criminalidad presenta cifras más insignificantes. Y no es esto solo. En esas pequeñas cifras mismo, hay otro hecho nota­ble: los atentados contra la propiedad son insignificantes, lo que prueba que las necesidades de la vida se satisfacen allí, por el trabajo honrado, y no por el robo que asola á otras poblaciones de Buenos Aires mismo, donde la propiedad del suelo ha establecido el feudalis­mo, concentrando el señorío de la tierra en media docena de manos.
En Quilmes, en 1869, según el censo, habían 1156 hogares, es decir, un número de familias que represen­taba cinco familias por cada media legua de terreno ó dos familias por cada kilómetro de suelo, población que nunca alcanzó la Australia y que solo se ha encontrado en Chicago, que en cuarenta años multiplicó 300 veces su población.
Pertenece ya al reino de la ciencia estadística el principio que indica las exelencias (sic) del suelo, por la agrupa­ción espontánea de los habitantes. Dividida la tierra en las proporciones en que lo está en QUILMES, la prueba de su exelencia (sic), la presentan sus mismos pobladores. Y es bueno recordar aquí que no se debe esa subdivi­sión á los esfuerzos estraños (sic), aunque poderosos del ferro­carril y de las fáciles vías de comunicación. QUILMES ha sido uno de los últimos partidos de la campaña en reci­bir los beneficios de las vías férreas. Cuando llegó hasta allí el tren ya habían multiplicado diez veces su población Belgrano y todos los puntos de la costa Norte de Buenos Aires, Flores y todos los partidos de la campaña Oeste: Lomas de Zamora y una inmensa zona al Sud de la capital. 
QUILMES quedó olvidada, como si las poblaciones que ocupan la margen del Plata y llegan hasta la Ensenada no tuvieran porvenir; de manera que al recibir el último entre todos los beneficios de las líneas férreas, la locomotora le encontró ya poblado y construido como las tierras que tienen destino propio, debido á sus propias cualidades naturales.
Y es bien fácil probarlo. La más importante población de la Provincia, por la rapidez de su desarrollo, es Chivilcoy. El más temible de los rivales de QUILMES, por sus pretensiones a la futura Capital, es la Ense­nada.
Estudiemos á la luz de las cifras oficiales que el censo arroja á esas dos poblaciones, comparándolas con QUILMES y se verá que, como lo hemos afirmado todas las ventajas están por la población que nosotros defen­demos.
El partido de Chivilcoy tiene una estensión (sic) de 88,33 leguas cuadradas y una población que solo representa 161 habitantes por legua ó sea 5 y una fracción, por kilómetro.
El partido de la Ensenada tiene 58,43 leguas cuadradas y una población de 75,98 habitantes por legua, ó sea 2,44 por kilómetro. 
QUILMES como lo hemos ya demostrado, con 21,77 leguas cuadradas de territorio, tiene 312,76 habitantes por legua lo que representa 10,07 por kilómetro ó sea más de un habitante por cuadra de extensión territorial. 
Estas cifras pertenecen á 1869 y como no queremos que se nos atribuya parcialidad, consentiremos en suponer igual el progreso de las tres poblaciones en los años que han seguido al primer censo argentino.
Como nuestro objeto es demostrar que la propiedad está infinitamente más subdividida en QUILMES que en su rival temida Ensenada ó en el punto de más rápido de­sarrollo de la Provincia, Chivilcoy, sirve perfectamente á nuestro propósito este resultado de cifras que el censo arroja.
La estensión (sic) territorial de Chivilcoy es cuatro veces mayor que la de QUILMES y sin embargo la población está allí dividida de tal manera que en toda esa inmensa zona de tierra no hay sino 2025 casas, lo que produce una aglomeración de individuos en cada casa que re­presentan una proporción de 106 familias por cada cien casas, en tanto que en QUILMES, sobre una estensión (sic) ter­ritorial cuatro veces menor (21 leguas contra 88 leguas) hay 1156, que es mas de la mitad de los que existen en Chivilcoy y que dada la población de QUILMES, está en una proporción de 97 familias por cada cien casas, lo que importa demostrar mas subdivisión en la tierra y mas subdivisión en la población misma.
La Ensenada tiene próximamente tres veces más territorio que QUILMES, y en toda esa zona no hay más que 784 casas lo que viene á demostrar que cada casa está ocupando una gran estensión (sic) de campo, á tal estremo (sic) que QUILMES representa próximamente 57 casas por legua de territorio y la Ensenada no alcanza á tenerlo.
Esta cuestión es seriamente importante y no puede descuidarse al resolver el gran problema.
Son los intereses generales de la Provincia, son los intereses de los pobladores futuros de la nueva Capital los que deben especialmente consultarse al adoptar una resolución final y definitiva en esta cuestión.
Y no hay desarrollo posible, no hay progreso rápida á esperarse, si la tierra en que ha de levantarse la nueva ciudad, pertenece á media docena de propietarios. El interés particular á quien estimula la especulación y el lejítimo (sic) deseo de lucro, dificultará la multiplicación de edificios, si la ciudad Capital de la Provincia se levan­ta en terrenos que formen grandes áreas, pertenecientes á uno ó dos propietarios.
Comprendemos que la expropiación (sic) por causa de utilidad pública sería fácil remedio contra esa clase de esplotaciones (sic), pero comprendemos también que es menester no distraer las rentas oficiales en adquisiciones de ter­renos para revenderlos, pues ellas son necesarias para las muchas construcciones que el asiento .del Gobierno reclama.
El Gobernador actual ha comprendido perfectamente que, las poblaciones crecen rápidamente, cuando tienen como promesa de estabilidad, grandes edificios públicos que les sirven de base.
La Iglesia, la Casa Municipal y la Escuela, han sido la base de todas nuestras poblaciones rurales. La Catedral, la Casa de Gobierno, y los demás edificios mandados estudiar y proyectar, llamarán alrededor construcciones nuevas y numerosas; pero esto sería difícil y muy lento, si se le opone como rémora el alto precio que los propietarios del suelo fijarían á sus estancias, subdivididas en lotes para ciudad. 
QUILMES, lejos de ofrecer esos inconvenientes, tiene la ventaja de estar ya sub-dividida la propiedad territorial y subdividida de tal manera, que la especulación es imposible por parte de los grandes propietarios. La razón es muy sencilla, en Quilmes no hay grandes propietarios.
Si nos hubiésemos propuesto hacer un estudio com­parativo entre Quilmes y los demás puntos, señalados por el decreto del Poder Ejecutivo, como capitales posibles de la Provincia, indicaríamos hoy otras desventajas qué tienen á su respecto la Ensenada y Chivilcoy, para seguir después comparando las otras poblaciones. Pero no es ese nuestro propósito, como lo hemos di­cho desde el principio.
Si hemos hablado de Chivilcoy y de la Ensenada, es solo porque, el primero, es el partido de nuestra cam­paña á que se atribuye más rápido desarrollo, y el se­gundo, es aquel que señala como más temible rival al punto que nosotros defendemos.
Nuestras armas, en este caso, han sido tomadas de fuentes que no pueden reputarse sospechosas, pues- son oficiales, y están en manos de todos, el censo de 1869.
Si sus cifras presentan á Quilmes en condiciones más favorables, ellas deben servir al estudio de los hombres encargados de resolver esta cuestión. Es todo lo que pedimos. 
- XII - 
Como lo hemos dicho en el corso de estos ligeros esta­dios, la solución de este gran problema, está tan vincula­da á intereses permanentes de política y de economía, que no puede, no debe esperarse que ella se apoye en simples conveniencias personales.
A medida que el tiempo ha corrido, y la opinión ha ido condensándose, ha aumentado esta confianza. Si en un principio pudo temerse la influencia de hombres ó de círculos dominantes, hoy tenemos bastante franqueza é independencia para declarar que, por nuestra parte, esta­mos convencidos de que se busca, de buena fé, la solu­ción que mejor convenga á Buenos Aires, sin herir los intereses que la nación pueda tener en la cuestión. Esta convicción nos nace de los hechos que, respecto de este asunto, vemos producirse.
El Gobernador cumple su promesa de imparcialidad, y deja que la Comisión especial encargada del estudio, pre­pare los elementos que han de dar, á la solución, la importancia y la autoridad que siempre producen los esta­dios científicos. 
Hoy QUILMES está en la mesa del debate activo. Sus condiciones especiales como capital posible, están en exa­men. Los inteligentes ingenieros que la Comisión ha nombrado, se ocupan especialmente de todos esos detalles que preparan la vida cómoda y feliz en las grandes ciuda­des, y como es natural, estudian, no solo el suelo y el subsuelo, no solo la altura y la vegetación del paraje, sino que, de una manera muy especial, se preocupan del agua.
Desde el principio, hemos dicho que, una ciudad sin agua potable, en cantidad suficiente para abastecer una gran población, será siempre una ciudad mal sana, y sin elementos de rápido desarrollo.
No basta estar á las márgenes de un gran río, para pretender tener agua potable. Sobre las costas del Plata hay muchas poblaciones, que tienen que recurrir al agua de los pozos, porque la del rio es impotable. 
En QUILMES no sucede esto. Por el contrario. Un prolijo estudio de las corrientes del Plata, demostrará que, las aguas inmediatas á sus costas, son constante­mente renovadas por las mareas diarias, normales y pe­riódicas, que mantienen siempre abiertos y en el mismo nivel los canales que allí existen.
Cuando D. Bernardino Rivadavia hizo estudiar las costas del Rio de la Plata, al Sud de Buenos Aires, en la parte comprendida hasta la Ensenada, pudo hacerse constar esta verdad: las corrientes llevan las aguas del Riachuelo hasta las inmediaciones de QUILMES, y allí son arrastradas al seno lejano del Plata, de manera que las aguas que vienen hacia QUILMES por los canales que corren de Sud á Norte, son aguas puras y sanas como que vienen de los parages (sic) donde el Plata es más profundo.
Fué fundiéndose también en estudios análogos que una empresa presentó en años anteriores un proyecto de muelle que uniera a QUILMES con los fondeaderos de los grandes vapores de ultramar y otra pretendió profundizar el canal que, arrancando de esos fondeaderos de los grandes vapores de ultramar y otra pretendió profundizar el canal que arrancando de esos fondeaderos viene a llegar hasta  el seno mismo de bañado  á pocas cuadras de la Plaza del pueblo de QUILMES.
En otro proyecto presentado para el desagüe de las Obras de Salubridad de Buenos Aires, adoptan el de arrojar al río las materias  servidas, se aprovechaban también los estudios de esas corrientes, haciéndose servir como el punto apropósito para ese objeto, un parage (sic) entre Barracas y Bernal, es decir, mucho antes de llegar á QUILMES; en tanto que cuando se disentía el lugar más aparente para tomar el agua :que debía abastecer  á Buenos Aires, antes de decidirse por Belgrano, fué opinión muy autorizada, entre los ingenieros, la de tomar el agua del canal frente á QUILMES. 
Esto demuestra, suficientemente, que el agua sería en Quilmes, sino mejor, por lo menos igual en condiciones á la mejor de cualquier otro punto de la Provincia y si á esta condición, indispensable para la nueva ciudad, se agregan las demás que hemos enumerado, se comprende­rá entonces con cuánta razón sostenemos la supremacía de QUILMES. 
Los ingenieros que actualmente hacen los estudios de QUILMES, y que suponernos estudiarán también las cor­rientes del río frente á aquella población, pueden hacer ensayos químicos de las aguas en aquellos parages (sic) y muy fácil les será encontrar la capital diferencia que existe entre las aguas del río, a antes de llegar a Bernal y las de las costas frente al mismo pueblo de Quilmes ó si sé quiere, un poco más al Sud.
Por otra parte, debe suponerse que, al formarse la nueva capital de la Provincia, dado el vasto programa anun­ciado por el Gobernador Rocha, no se cometerá el error tradicional en que se incurrió por la antigua Buenos Aires. El agua para la población no se tomaría en la orilla del río, por aguadores no siempre cuidadosos.
Las obras de saneamiento - cloacas, aguas corrientes etc. - acompañarían á la construcción de la gran ciudad desde su origen, de manera que, para ese fin, tendría forzosamente que buscarse en el seno del Plata una cor­riente de agua pura, bastante caudalosa como para propor­cionar á la nueva Capital toda el agua necesaria; en tanto que se buscase otra corriente bastante poderosa, como para arrastrar á las lejanas profundidades del río las materias servidas de las cloacas.
Y, para esto, QUILMES proporciona facilidades inmen­sas, según los estudios que se han hecho desde 1823.
Un último argumento, todavía, para probar, la excelen­cia de las aguas de QUILMES. Hay enfermedades, conocidamente atribuidas por la ciencia, á la calidad de las aguas.
Desgraciadamente en la provincia de Buenos Aires po­dían citarse algunos parages (sic) en que esto sucede, aunque no en las terribles propagaciones del Asia, de una parte de la Europa Continental y de algunos Estados de la Unión Americana. 
Bien pues, en QUILMES, primera reducción de indios des pues de la conquista, no se conoce, ninguna de esas afecciones gástricas ó tifoideas que engendran las aguas malsanas. 
Digitalización, escaneo y configuración Prof. Chalo Agnelli
Gentileza del Prof. Claudio Schbib
Asociación Historiadores Los Quilmeros
Biblioteca Popular Pedro Goyena
Quilmes, agosto 2016
“EL QUILMERO 10 AÑOS” 
BIBLIOGRAFÍA PARA CONSULTAR 
Craviotto, José A. (1966) “Quilmes a través de los años” Ed. Municipal Pp. 241-242
Salmerón, Luis Arturo. “La Gran Hambruna irlandesa, 1845-1849”. https://relatosehistorias.mx 
Trujillo, Juana. “Breve historia de Antoine Augustin Parmentier y la patata” https://www.directoalpaladar.com 
Varela, Luis V.: (1877) “Debates de la Convención constituyente de Buenos Aires 1870-1873”. Publicación Oficial. Hecha bajo la dirección del convencional Luis V. Varela. Bs. As., La Tribuna, 1877. 2 Tomos

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