“Quilmes, Capital futura de la Provincia” de Luis V. Varela
(1881), dividido en 10 notas consecutivas. La primera es una transcripción del
libro “Quilmes a través de los años”
del Dr. Craviotto. Las dos siguientes, corresponden a “los antecedentes”, la
biografía DE Varela, seguidas por 6 que presentan los 12 capítulos, la última
con la carta sobre la vegetación y la higiene del Dr. Carlos D. Spegazzini y el
plano y estudio del terreno por don José Benites. A continuación se desarrolla
la SEXTA PARTE con los CAPÍTULOS XI y XII (Chalo
Agnelli)
- XI -
Queremos emplear cifras exactas y
oficiales, al demostrar que QUILMES
tiene, sobre cualquiera de sus rivales, ventajas indisputables.
En 1869, fecha
del único censo que se ha formado en la República Argentina, todo el partido de
QUILMES, tenía
una estensión (sic) territorial de 2,477 leguas cuadradas, lo que dá un
equivalente de 676,08 quilómetros cuadrados. De esta estensión (sic) de
tierra, su inmensa mayoría es terreno alto, con agua permanente y vejetacion
(sic) lujuriosa y abundante.
En cuanto á las condiciones del suelo y
del subsuelo, los estudios hechos por los ingenieros constructores de las obras
de Salubridad de este municipio, han demostrado que, de todo» los alrededores
de la ciudad de Buenos Aires, las únicas tierras permeables y porosas, y por
tanto absorbentes, son las de QUILMES.
Tiene, es verdad, una parte de terreno bajo, en su límite con el río, terreno
conocido con el nombre de El Bañado, pero este
mismo detalle le es favorable como punto posible de ser designado para Capital
de la Provincia.
El estenso (sic)
bajo de Palermo se ha convertido fácilmente y con un gasto comparativamente
pequeño en un espléndido paseo. El bañado de QUILMES,
una vez que esta población se estendiese (sic), sería también un
magnífico parque con inmensas ventajas sobre Palermo, pues habrían allí grandes
facilidades para construir lagos y canales navegables.
Por otra parte,
el terreno del bañado aumenta en altura diariamente, pues la bahía que forma la
costa en esa parte del rio, lleva al bañado tierras de aluvión que van
aumentando paulatinamente la altura del terreno.
Deseamos que QUILMES, según las
cifras oficiales presenta el censo nacional, tiene solo veintiuna leguas
cuadradas, como total de su estensión (sic) territorial.
En esa zona están incluidas las
ricas chacras de QUILMES, la feracidad de cuyo suelo es proverbial. Como Es
natural, esas chacras ocupan cada una, algunas cuadras de estensión (sic), y,
por tanto, si no aumentan el número de propietarios, aumentan considerablemente
el número de personas interesadas. Agréguese á esas chacras, las estanzuelas y
estancias que hay en el partido de QUILMES y entonces se comprenderá que la
manera como está dividida la propiedad en aquel partido, la manera como se hace
en él fácil la vida honesta, que pide el trabajo el alimento diario, le coloca,
en cuanto á la moral, en condiciones infinitamente ventajosas. La estadística
demuestra esta verdad, con la terrible elocuencia de sus cifras: en ningún
partido de la campaña, de Buenos Aires dentro de una extensión territorial
como la de QUILMES,
la
criminalidad presenta cifras más insignificantes. Y no es esto solo. En esas
pequeñas cifras mismo, hay otro hecho notable: los atentados contra la
propiedad son insignificantes, lo que prueba que las necesidades de la vida se
satisfacen allí, por el trabajo honrado, y no por el robo que asola á otras
poblaciones de Buenos Aires mismo, donde la propiedad del suelo ha establecido
el feudalismo, concentrando el señorío de la tierra en media docena de manos.
En Quilmes, en 1869,
según el censo, habían 1156 hogares, es decir, un número de familias que
representaba cinco familias por cada
media legua de terreno ó dos
familias por cada kilómetro de suelo, población que nunca alcanzó la Australia
y que solo se ha encontrado en Chicago, que en cuarenta años multiplicó 300
veces su población.
Pertenece ya al reino de la ciencia
estadística el principio que indica las exelencias (sic) del suelo, por la
agrupación espontánea de los habitantes. Dividida la tierra en las
proporciones en que lo está en QUILMES,
la prueba de su exelencia (sic), la presentan sus mismos
pobladores. Y es bueno recordar aquí que no se debe esa subdivisión á los
esfuerzos estraños (sic), aunque poderosos del ferrocarril y de las fáciles
vías de comunicación. QUILMES
ha sido uno de los últimos partidos de la campaña en recibir los
beneficios de las vías férreas. Cuando llegó hasta allí el tren ya habían
multiplicado diez veces su población Belgrano y todos los puntos de la costa
Norte de Buenos Aires, Flores y todos los partidos de la campaña Oeste: Lomas
de Zamora y una inmensa zona al Sud de la capital.
QUILMES quedó olvidada, como si las poblaciones que ocupan
la margen del Plata y llegan hasta la Ensenada no tuvieran porvenir; de manera
que al recibir el último entre todos los beneficios de las líneas férreas, la
locomotora le encontró ya poblado y construido como las tierras que tienen
destino propio, debido á sus propias cualidades naturales.
Y es bien fácil
probarlo. La más importante población de la Provincia, por la rapidez de su
desarrollo, es Chivilcoy. El más temible de los rivales de QUILMES, por sus pretensiones a la futura Capital, es la Ensenada.
Estudiemos á la
luz de las cifras oficiales que el censo arroja á esas dos poblaciones,
comparándolas con QUILMES y se verá que,
como lo hemos afirmado todas las ventajas están por la población que nosotros
defendemos.
El partido de
Chivilcoy tiene una estensión (sic) de 88,33 leguas cuadradas y una población
que solo representa 161 habitantes por legua ó sea 5 y una fracción, por
kilómetro.
El partido de la
Ensenada tiene 58,43 leguas cuadradas y una población de 75,98 habitantes por
legua, ó sea 2,44 por kilómetro.
QUILMES como lo hemos ya demostrado, con 21,77
leguas cuadradas de territorio, tiene 312,76 habitantes por legua lo que representa 10,07 por kilómetro ó sea más de un habitante por
cuadra de extensión territorial.
Estas cifras pertenecen á 1869 y como no
queremos que se nos atribuya parcialidad, consentiremos en suponer igual el
progreso de las tres poblaciones en los años que han seguido al primer censo argentino.
Como nuestro
objeto es demostrar que la propiedad está infinitamente más subdividida en QUILMES
que en su rival
temida Ensenada ó en el punto de más rápido desarrollo
de la Provincia, Chivilcoy, sirve perfectamente á nuestro propósito este resultado
de cifras que el censo arroja.
La estensión
(sic) territorial de Chivilcoy es cuatro veces mayor que la de QUILMES y sin embargo la población está allí
dividida de tal manera que en toda esa inmensa zona de tierra no hay sino 2025
casas, lo que produce una aglomeración de individuos en cada casa que representan
una proporción de 106 familias por cada cien casas, en tanto que en QUILMES, sobre una estensión (sic) territorial
cuatro veces menor (21 leguas contra 88 leguas) hay 1156, que es mas de la mitad
de los que existen en Chivilcoy y que dada la población de QUILMES, está en una proporción de 97 familias
por cada cien casas, lo que importa demostrar mas subdivisión en la tierra y
mas subdivisión en la población misma.
La Ensenada tiene
próximamente tres veces más territorio que QUILMES, y en toda esa zona no hay más que 784 casas lo
que viene á demostrar que cada casa está ocupando una gran estensión (sic) de
campo, á tal estremo (sic) que QUILMES representa próximamente 57 casas por legua de territorio
y la Ensenada no alcanza á tenerlo.
Esta cuestión es
seriamente importante y no puede descuidarse al resolver el gran problema.
Son los intereses
generales de la Provincia, son los intereses de los pobladores futuros de la nueva Capital los que deben
especialmente consultarse al adoptar una resolución
final y definitiva en esta cuestión.
Y no hay desarrollo
posible, no hay progreso rápida á esperarse, si la tierra en que ha de
levantarse la nueva ciudad, pertenece á media docena de propietarios. El
interés particular á quien estimula la especulación y el lejítimo (sic) deseo
de lucro, dificultará la multiplicación de edificios, si la ciudad Capital de
la Provincia se levanta en terrenos que formen grandes áreas, pertenecientes á
uno ó dos propietarios.
Comprendemos que la
expropiación (sic) por causa de utilidad pública sería fácil remedio contra esa
clase de esplotaciones (sic), pero comprendemos también que es menester no
distraer las rentas oficiales en adquisiciones de terrenos para revenderlos,
pues ellas son necesarias para las muchas construcciones que el asiento .del
Gobierno reclama.
El Gobernador actual ha
comprendido perfectamente que, las poblaciones crecen rápidamente, cuando
tienen como promesa de estabilidad, grandes edificios públicos que les sirven
de base.
La Iglesia, la Casa
Municipal y la Escuela, han sido la base de todas nuestras poblaciones rurales.
La Catedral, la Casa de Gobierno, y los demás edificios mandados estudiar y
proyectar, llamarán alrededor construcciones nuevas y numerosas; pero esto sería difícil y muy lento, si se
le opone como rémora el alto precio que los propietarios del suelo fijarían á
sus estancias, subdivididas en lotes para ciudad.
QUILMES, lejos de ofrecer esos
inconvenientes, tiene la
ventaja de estar ya sub-dividida la propiedad territorial y subdividida de tal
manera, que la especulación es imposible
por parte de los grandes propietarios. La razón es muy sencilla, en Quilmes no hay grandes
propietarios.
Si nos hubiésemos propuesto
hacer un estudio comparativo entre Quilmes y los demás puntos,
señalados por el decreto del Poder Ejecutivo, como capitales posibles de la
Provincia, indicaríamos hoy otras desventajas qué tienen á su respecto la
Ensenada y Chivilcoy, para seguir después comparando las otras poblaciones.
Pero no es ese nuestro propósito, como lo hemos dicho desde el principio.
Si hemos hablado de
Chivilcoy y de la Ensenada, es solo porque, el primero, es el partido de
nuestra campaña á que se atribuye más rápido desarrollo, y el segundo, es
aquel que señala como más temible rival al punto que nosotros defendemos.
Nuestras armas, en este
caso, han sido tomadas de fuentes que no pueden reputarse sospechosas, pues-
son oficiales, y están en manos de todos, el censo de 1869.
Si sus cifras presentan á Quilmes en condiciones más
favorables, ellas deben servir al estudio de los hombres encargados de resolver
esta cuestión. Es todo lo que pedimos.
-
XII -
Como lo hemos dicho en el
corso de estos ligeros estadios, la solución de este gran problema, está tan
vinculada á intereses permanentes de política y de economía, que no puede, no
debe esperarse que ella se apoye en simples conveniencias personales.
A medida que el tiempo ha
corrido, y la opinión ha ido condensándose, ha aumentado esta confianza. Si en
un principio pudo temerse la influencia de hombres ó de círculos dominantes,
hoy tenemos bastante franqueza é independencia para declarar que, por nuestra
parte, estamos convencidos de que se busca, de buena
fé,
la solución que mejor convenga á
Buenos Aires, sin herir los intereses que la nación pueda tener en la cuestión.
Esta convicción nos nace de los hechos que, respecto de este asunto, vemos
producirse.
El Gobernador cumple su
promesa de imparcialidad, y deja que la Comisión especial encargada del
estudio, prepare los elementos que han de dar, á la solución, la importancia y la autoridad que siempre producen los
estadios científicos.
Hoy QUILMES está en la mesa del debate activo. Sus
condiciones especiales como capital posible, están en examen. Los inteligentes
ingenieros que la Comisión ha nombrado, se ocupan especialmente de todos esos
detalles que preparan la vida cómoda y feliz en las grandes ciudades, y como
es natural, estudian, no solo el suelo y el subsuelo, no solo la altura y la
vegetación del paraje, sino que, de una manera muy especial, se preocupan del
agua.
Desde el principio, hemos dicho que, una
ciudad sin agua potable, en cantidad suficiente para abastecer una gran
población, será siempre una ciudad mal sana, y sin elementos de rápido
desarrollo.
No basta estar á las márgenes de un gran
río, para pretender tener agua potable. Sobre las costas del Plata hay muchas
poblaciones, que tienen que recurrir al agua de los pozos, porque la del rio es
impotable.
En QUILMES no sucede esto. Por el contrario. Un prolijo estudio de las corrientes del Plata,
demostrará que, las aguas inmediatas á sus costas, son constantemente
renovadas por las mareas diarias, normales y periódicas, que mantienen siempre
abiertos y en el mismo nivel los canales que allí existen.
Cuando D. Bernardino
Rivadavia hizo estudiar las costas del Rio de la Plata, al Sud de Buenos Aires,
en la parte comprendida hasta la Ensenada, pudo hacerse constar esta verdad:
las corrientes llevan las aguas del Riachuelo hasta las inmediaciones de QUILMES, y allí son arrastradas al
seno lejano del Plata, de manera que las aguas que vienen hacia QUILMES por los
canales que corren de Sud á Norte, son aguas puras y sanas como que vienen de
los parages (sic) donde el Plata es más profundo.
Fué fundiéndose
también en
estudios análogos que una empresa presentó en años anteriores un proyecto de
muelle que uniera a QUILMES con los fondeaderos de los grandes vapores de
ultramar y otra pretendió profundizar el canal que, arrancando de esos
fondeaderos de los grandes vapores de ultramar y otra pretendió profundizar el
canal que arrancando de esos fondeaderos viene a llegar hasta el seno mismo de bañado á pocas cuadras de la Plaza del pueblo de
QUILMES.
En otro proyecto
presentado para el desagüe de las Obras de Salubridad de Buenos Aires,
adoptan el de arrojar al río las materias
servidas, se aprovechaban también los estudios de esas corrientes,
haciéndose servir como el punto apropósito para ese objeto, un parage (sic) entre
Barracas y Bernal, es decir, mucho antes de llegar á QUILMES; en tanto que
cuando se disentía el lugar más aparente para tomar el agua :que
debía abastecer á Buenos Aires, antes de
decidirse por Belgrano, fué opinión muy autorizada, entre los ingenieros, la de
tomar
el agua
del canal frente á QUILMES.
Esto demuestra,
suficientemente, que el agua sería en Quilmes, sino mejor, por lo menos igual en
condiciones á la mejor de cualquier otro punto de la Provincia y si á esta
condición, indispensable para la nueva ciudad, se agregan las demás que hemos
enumerado, se comprenderá entonces con cuánta razón sostenemos la supremacía
de QUILMES.
Los ingenieros que
actualmente hacen los estudios de QUILMES, y que suponernos estudiarán también
las corrientes del río frente á aquella población, pueden hacer ensayos
químicos de las aguas en aquellos parages (sic) y muy fácil les será encontrar
la capital diferencia que existe entre las aguas del río, a antes de llegar a Bernal
y las de las costas frente al mismo pueblo de Quilmes ó si sé quiere, un poco más al
Sud.
Por otra parte, debe
suponerse que, al formarse la nueva capital de la Provincia, dado el vasto
programa anunciado por el Gobernador Rocha, no se cometerá el error
tradicional en que se incurrió por la antigua Buenos Aires. El agua para la
población no se tomaría en la orilla del río, por aguadores no siempre
cuidadosos.
Las obras de saneamiento
- cloacas, aguas corrientes etc. - acompañarían á la construcción de la gran
ciudad desde
su origen,
de manera que, para ese fin, tendría forzosamente que buscarse en el seno del
Plata una corriente de agua pura, bastante caudalosa como para proporcionar á
la nueva Capital toda el agua necesaria; en tanto que se buscase otra corriente
bastante poderosa, como para arrastrar á las lejanas profundidades del río las
materias servidas de las cloacas.
Y, para esto, QUILMES proporciona facilidades
inmensas, según los estudios que se han hecho desde 1823.
Un último argumento,
todavía, para probar, la excelencia de las aguas de QUILMES. Hay enfermedades,
conocidamente atribuidas por la ciencia, á la calidad de las aguas.
Desgraciadamente
en la provincia de Buenos Aires podían citarse algunos parages (sic) en que
esto sucede, aunque no en las terribles propagaciones del Asia, de una parte de
la Europa Continental y de algunos Estados de la Unión Americana.
Bien
pues, en QUILMES, primera
reducción de indios des
pues de la conquista, no se conoce, ninguna de
esas afecciones gástricas ó tifoideas
que engendran las aguas malsanas.
Digitalización, escaneo y configuración
Prof. Chalo Agnelli
Gentileza del Prof. Claudio Schbib
Asociación Historiadores Los Quilmeros
Biblioteca Popular Pedro Goyena
Quilmes, agosto 2016
“EL QUILMERO 10 AÑOS”
BIBLIOGRAFÍA PARA CONSULTAR
Craviotto, José A. (1966) “Quilmes a través de los años” Ed. Municipal Pp. 241-242
Trujillo, Juana. “Breve historia
de Antoine Augustin Parmentier y la patata” https://www.directoalpaladar.com
Varela, Luis V.: (1877) “Debates
de la Convención constituyente de Buenos Aires 1870-1873”. Publicación
Oficial. Hecha bajo la dirección del convencional Luis V. Varela. Bs. As., La
Tribuna, 1877. 2 Tomos
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