Estas dos
publicaciones, distantes en el tiempo una de la otra, responden mil y una
pregunta sobre el Monumento Histórico Nacional Casa Santa Coloma que languidece
en Bernal, presa de la desidia y el olvido. Corresponde el primero a Estanislao
Klimaszewski, tomado de la revista del diario La Prensa y el segundo tomado de
el diario El Sol de Quilmes es de Guillermo Troncoso quien nos compara con la
fortaleza de la identidad que conservan a través de su historia pueblo de otros
rumbos. Anteriormente EL QUILMERO presentó el riguroso trabajo de investigación
[1] que actualiza
hechos y conceptos. La síntesis es la respuesta y la pregunta que queda
galgueando entre tanto olvido. (Chalo Agnelli)
MINITURISMO:
BERNAL Y UN SOLAR HISTÓRICO
Por Estanislao Klimaszewski
La finca de
Santa Coloma, en Bernal, un monumento histórico muy poco conocido. Declarada
Monumento Histórico Nacional el 10 de diciembre de 1945, y provincial en 1992
por su gran valor arquitectónico e histórico. [2]
La finca de
Santa Coloma en la localidad de Bernal, debe esta distinción al papel que
desempeñó durante la Segunda Invasión Inglesa.
Hoy se encuentra en situación de
abandono. La casa de Santa Coloma ha sufrido la desidia y el abandono por parte
de sus dueños y autoridades gubernamentales que se han ido deshaciendo en
promesas a lo largo de los año.
Procedente de
Las Lomas (La Plata), el mayor general Gower —segundo en el mando después de
Whitelocke— llegó a Reducción de Quilmes el 1 de julio de 1807 y al avistar la
casa de Santa Coloma, decidió pasar la noche en ella. En la madrugada del 2 de
julio el militar recibió órdenes de cruzar el Riachuelo y partió con las tropas
de vanguardia hacia los corrales de Miserere.
De la antigua
propiedad, que tenía treinta y dos metros de frente, se conserva en la
actividad la galería Este con vista hacia el río. El estilo colonial del
conjunto es evidente en puertas y ventanas y sus habitaciones, que dan sobre
un patio techado; en la parte trasera del mismo, la Comisión Nacional de
Monumentos Históricos reconstruyó el antiguo palomar. Cuando en 1978 se creó
el obispado de Quilmes, la propiedad pasó a su jurisdicción.
Junto a la casa
histórica, se encuentra la capilla de María Auxiliadora a cargo del cura
párroco Roberto Zardini, inaugurada el 8 de diciembre de 1941. En los terrenos
que circundan la casa hay pinos y eucaliptos y se encuentran instalados juegos
para niños y una cancha de bochas.
LA CASONA
Juan Antonio de
Santa Coloma y Solla, miembro del Cabildo de Buenos Aires, adquirió las
tierras de doña Juana Nepomucena de Echeverría el 30 de octubre de 1805. Era
una fracción de tierras de mil varas de frente por 9 mil de fondo, situada en
el Partido de la Magdalena (hoy Quilmes) y limitada en su frente por el Río de la
Plata, al norte con una propiedad de Francisco Moreno, al oeste con
tierras del convento Santo Domingo (luego propiedad de los Urquizú) y al sur
por el camino de Chascomús. Con la ayuda de cien esclavos traídos desde
África, Santa Coloma construyó su morada con ladrillos y barro. El trabajo se
efectuó entre 1805 y 1806. Los pisos eran de baldosa, puertas y ventanas de
algarrobo y las vigas de urunday. Las habitaciones de la casa eran diecisiete,
entre dormitorios, comedor y sala de recepción. Además había una capilla,
cochera, almacén de forraje y caballerizas, un corredor conducía al horno de pan.
Junto a su
mujer, Ana María Lezica de la Torre Tagle, y sus once hijos, [3] Santa Coloma
habitó la casa hasta su muerte en 1829. Cuando en 1888 muere también su esposa,
los herederos pusieron la casa en venta y su última dueña fue Gerónima Lezica
de Crámer quien la compró en 1893; sus hijas donaron la casa a la Congregación
de Hijas de María Auxiliadora de Bernal.
Durante los
últimos cuatro meses de 1983, la Comisión Nacional de Monumentos Históricos,
realizó refacciones en el lugar. El trabajo fue licitado a una empresa local a
través del Servicio Nacional de Arquitectura. “Al efectuarse estas labores, se
procura respetar en lo posible la construcción original”, destaca el arquitecto
Jorge López, asesor de la comisión.
A un costo
estimativo de 60.000 pesos se procedió a pintar la casa, apuntalar el palomar,
reparar puertas y ventanas y revocar las molduras. Se reparó el techo de
chapa, se colocaron mayores desagües y se embaldosaron los pisos de tierra.
MONUMENTO
HISTÓRICO
El primer
trabajo de restauración se efectuó en 1947, dos años después que el decreto
30.838 declarase a la casa Monumento Histórico. Hace unos quince se renovó
totalmente el techo de la galería. En la parte trasera de la casa se hizo una
rudimentaria construcción de ladrillos que la comisión actual considera que
arruina las líneas del conjunto. En carta cursada al obispo de Quilmes,
monseñor Jorge Novak, se sugirió la remoción de la estructura mencionada y
también que se dé a la casa un uso adecuado. Algunas de sus posibilidades son:
museo histórico, oficinas administrativas, aulas para catecismo.
PATRIMONIO
HISTÓRICO EN EL BROWN
El Museo
Histórico Regional Almirante Brown ubicado en la calle 25 de Mayo 198 de
Bernal, conserva algunos de los elementos de la casa de Santa Coloma. Además en
la galería de entrada se puede observar un mapa histórico que ilustra el
lugar de los desembarcos ingleses. En la sala Regional se encuentran algunos
testimonios relacionados con las invasiones: una bala de cañón, probablemente
de las fuerzas del subinspector Arze quien debía contener a Beresford y una reja
y una hoja de ventana de lo de Santa Coloma, expuestas cerca de una foto deL
antiguo fuerte Barragán desde el que se avistaron por primera vez las naves del
comodoro Pophan en 1806.
LAS INVASIONES
INGLESAS
Con exactitud,
el doctor Jorge A. Craviotto, historiador de la zona, ubica el lugar del
desembarco inicial, el 25 de junio de 1806, en la latitud sur 34° 42’ 19” y la
longitud oeste 58° 14’ 2”. La Prefectura Naval local da el punto aguas
adentro, frente a la escollera del Club Náutico de Quilmes. “El desembarco se
realizó en distintos lugares entre Bernal y Hudson”, sugiere el doctor Vicente Macignani hijo
del fundador del club. Declaraciones del ingeniero Ricardo F. Goñi parecen
corroborarlo, el nombrado es dueño de unas 320 hectáreas en 1a zona de arroyo
Colares en Hudson, y hace unos quince años, el doctor Vicente Giunta descubrió
allí un fusil. También se desenterró una pala con mango de acero de la misma
antigüedad.
Durante la
bajante histórica de 1938, el agua se retiró 8 kilómetros de la costa de
Quilmes quedando al descubierto restos de varias embarcaciones antiguas. Los
habitantes del lugar, sin embargo, no se acercaron lo suficiente a lo que podrían
ser cascos de galeones o partes de un navío inglés.
La casa de Santa
Coloma se encuentra en la calle General Roca 833 de la localidad de Bernal,
partido de Quilmes.
Estanislao Klimaszewski
CUANDO PARTE
DE LA HISTORIA SE CONVIERTE EN OLVIDO[4]
Por Guillermo Troncoso
Quilmes al igual que muchas ciudades del
conourbano bonaerense no valora su patrimonio cultural a pesar de ser uno de los
puntos de referencia si se habla de historia argentina. En sus costas
desembarcaron los ingleses al mando de William Carr Beresford en 1806 y también
fue protagonista de la segunda invasión un año después cuando John Whitelocke
instaló su comando de operaciones por unas horas en la casa de la familia Santa
Coloma. Precisamente este punto trascendental muestra hoy un presente
lamentable, abandonado, como si nadie reparase en el valor fundamental de este
patrimonio de la ciudad. Pasan los años y sucesivamente los distintos gobiernos
no explotan un recurso extraordinario que ostenta este distrito, el valor de su
rica historia.
OLVIDO
Parece mentira y duele haber sido testigo de cómo Quilmes y sus autoridades fueron indiferentes ante la conmemoración del Bicentenario de las invasiones británicas (1806-2006, 1807-2007), oportunidad única e irrepetible para proyectar el potencial histórico de la ciudad a nivel mundial, detalle en el que ningún político reparó. Sólo vale mencionar y destacar el esfuerzo de historiadores locales, entidades y comunicadores para mantener viva la memoria, cualidad de la que carecen los argentinos.
Vale recordar a modo de ejemplo cómo Inglaterra recreó la histórica batalla de Trafalgar, evocando al Almirante Nelson, quien comandó a la más gloriosa victoria a las naves británicas el 21 de octubre de 1805. La conmemoración tuvo repercusión mundial y hasta salieron publicaciones dedicadas a la épica puja naval.
OLVIDO
Parece mentira y duele haber sido testigo de cómo Quilmes y sus autoridades fueron indiferentes ante la conmemoración del Bicentenario de las invasiones británicas (1806-2006, 1807-2007), oportunidad única e irrepetible para proyectar el potencial histórico de la ciudad a nivel mundial, detalle en el que ningún político reparó. Sólo vale mencionar y destacar el esfuerzo de historiadores locales, entidades y comunicadores para mantener viva la memoria, cualidad de la que carecen los argentinos.
Vale recordar a modo de ejemplo cómo Inglaterra recreó la histórica batalla de Trafalgar, evocando al Almirante Nelson, quien comandó a la más gloriosa victoria a las naves británicas el 21 de octubre de 1805. La conmemoración tuvo repercusión mundial y hasta salieron publicaciones dedicadas a la épica puja naval.
Pero volviendo a Quilmes, la realidad de
olvido contrasta con la valoración que otras ciudades le dan a su patrimonio.
Paredes a punto de caerse, la humedad que corroe las estructuras sumado a una falta
total de mantenimiento revelan el presente del monumento de Santa Coloma que
indica cómo las autoridades desconocen y desprecian los orígenes de la misma
tierra que los vio nacer.
Las últimas gestiones municipales nunca
brindaron a este monumento la atención adecuada conque se debe preservar a un
espacio tan añejo cuya
mantención requiere el trabajo de profesionales, sin embargo esta cuestión parece no estar en la agenda de ninguno de los funcionarios que pasaron por el área de Cultura ni de los últimos gabinetes quilmeños.
No se puede dejar de mencionar como este medio reflejó en sus páginas años atrás como en Santa Coloma dormían vagabundos y por sus techos las filtraciones de agua eran similares a la de una catarata en días de lluvia.
Afortunadamente varios historiadores locales evocan este espacio en algunos de sus escritos o en conferencias que cada tanto se realizan en la sede bernalense, aunque son emprendimientos culturales que a la hora de buscar apoyo en la Comuna no encuentran respuestas. A pesar que más de alguna Junta de Estudios Históricos llevó esta inquietud a los funcionarios de aquel entonces e incluso presentó un proyecto para potenciar el turismo histórico en Quilmes, ninguno de los políticos de turno brindó una respuesta seria y con más apuros que fundamentos se colocó a la ex plaza Falcón el nombre de Bicentenario como única evocación de tamaño hecho histórico.
Santa Coloma, simplemente es una postal del olvido y el abandono, de la desidia e indiferencia de aquellos que muchas veces no valoran uno de los aspectos más importantes que puede tener un pueblo: su propia historia, pilar de la construcción del presente y que a veces brinda respuesta para no repetir errores en el futuro.
EL RECUERDO DE LA BATALLA DE TRAFALGAR
Gran Bretaña conmemoró en 2005 en la bahía de Portsmouth los festejos por el Bicentenario de la histórica batalla de Trafalgar, en la que su flota, al mando del almirante Horacio Nelson, derrotó a Francia y España y se aseguró el dominio sobre los mares durante más de un siglo. Se estima que cerca de
250 mil personas llegaron desde todos los rincones de Gran Bretaña y del mundo para presenciar los festejos, que se extendieron por seis días. Las carabelas llamaron la atención, pero sobre todo se destacaban 110 naves de guerra, como los portaaviones "HMS Invincible", de Gran Bretaña, el “Charles de Gaulle”, de Francia, y el “Príncipe de Asturias”, de España. También estuvieron el buque escuela de Brasil, “Cisne Branco”, el “Capitán Miranda”, de Uruguay y el colombiano “Gloria”. Además, unos 10 mil yates y veleros de todo el mundo se sumaron para ver de cerca el homenaje al almirante Nelson, quien murió en combate el 21 de octubre de 1805.
La fiesta terminó con una exhibición de poderío moderno con aviones de las fuerzas aéreas británica, rusa y estadounidense. El plato fuerte llegó después
de la caída del sol: una recreación de la batalla que tuvo lugar en 1805 en el cabo español de Trafalgar, con una espectacular puesta en escena que incluyó disparos de cañón, salvas, efectos especiales y la presencia de veleros históricos de cinco países. El 21 de octubre de 1805, unos 3.700 marineros, sobre todo españoles y franceses, murieron frente a las costas de Cádiz, en el cabo de Trafalgar. Nelson comandaba el "Victory", una ágil fragata y prodigio de la técnica naval del siglo XIX. Una réplica de ese buque, junto a otros 16 barcos de época, participó en la recreación del combate durante un espectáculo diseñado para mostrar cómo se luchaba en aquellas batallas navales. En Trafalgar la flota inglesa de 27 naves venció a la escuadra hispano-francesa de 33 buques, dirigida por el almirante galo Charles Villeneuve. La batalla se saldó con un infierno de fuego y metralla y en medio de una furiosa tormenta. El almirante Nelson cayó muerto en la cubierta de su buque alcanzado por una bala de mosquetón después de arengar a sus hombres. El recuerdo de una de las victorias más importantes de la armada británica, que puso fin a las ambiciones marinas de Napoleón, se hizo en un marco "políticamente correcto", se evitó marcar la posición de vencedores y vencidos, y la recreación se hizo entre dos ejércitos imaginarios, uno rojo y otro azul, sin nombres verdaderos para no herir sentimientos.
mantención requiere el trabajo de profesionales, sin embargo esta cuestión parece no estar en la agenda de ninguno de los funcionarios que pasaron por el área de Cultura ni de los últimos gabinetes quilmeños.
No se puede dejar de mencionar como este medio reflejó en sus páginas años atrás como en Santa Coloma dormían vagabundos y por sus techos las filtraciones de agua eran similares a la de una catarata en días de lluvia.
Afortunadamente varios historiadores locales evocan este espacio en algunos de sus escritos o en conferencias que cada tanto se realizan en la sede bernalense, aunque son emprendimientos culturales que a la hora de buscar apoyo en la Comuna no encuentran respuestas. A pesar que más de alguna Junta de Estudios Históricos llevó esta inquietud a los funcionarios de aquel entonces e incluso presentó un proyecto para potenciar el turismo histórico en Quilmes, ninguno de los políticos de turno brindó una respuesta seria y con más apuros que fundamentos se colocó a la ex plaza Falcón el nombre de Bicentenario como única evocación de tamaño hecho histórico.
Santa Coloma, simplemente es una postal del olvido y el abandono, de la desidia e indiferencia de aquellos que muchas veces no valoran uno de los aspectos más importantes que puede tener un pueblo: su propia historia, pilar de la construcción del presente y que a veces brinda respuesta para no repetir errores en el futuro.
EL RECUERDO DE LA BATALLA DE TRAFALGAR
Gran Bretaña conmemoró en 2005 en la bahía de Portsmouth los festejos por el Bicentenario de la histórica batalla de Trafalgar, en la que su flota, al mando del almirante Horacio Nelson, derrotó a Francia y España y se aseguró el dominio sobre los mares durante más de un siglo. Se estima que cerca de
250 mil personas llegaron desde todos los rincones de Gran Bretaña y del mundo para presenciar los festejos, que se extendieron por seis días. Las carabelas llamaron la atención, pero sobre todo se destacaban 110 naves de guerra, como los portaaviones "HMS Invincible", de Gran Bretaña, el “Charles de Gaulle”, de Francia, y el “Príncipe de Asturias”, de España. También estuvieron el buque escuela de Brasil, “Cisne Branco”, el “Capitán Miranda”, de Uruguay y el colombiano “Gloria”. Además, unos 10 mil yates y veleros de todo el mundo se sumaron para ver de cerca el homenaje al almirante Nelson, quien murió en combate el 21 de octubre de 1805.
La fiesta terminó con una exhibición de poderío moderno con aviones de las fuerzas aéreas británica, rusa y estadounidense. El plato fuerte llegó después
de la caída del sol: una recreación de la batalla que tuvo lugar en 1805 en el cabo español de Trafalgar, con una espectacular puesta en escena que incluyó disparos de cañón, salvas, efectos especiales y la presencia de veleros históricos de cinco países. El 21 de octubre de 1805, unos 3.700 marineros, sobre todo españoles y franceses, murieron frente a las costas de Cádiz, en el cabo de Trafalgar. Nelson comandaba el "Victory", una ágil fragata y prodigio de la técnica naval del siglo XIX. Una réplica de ese buque, junto a otros 16 barcos de época, participó en la recreación del combate durante un espectáculo diseñado para mostrar cómo se luchaba en aquellas batallas navales. En Trafalgar la flota inglesa de 27 naves venció a la escuadra hispano-francesa de 33 buques, dirigida por el almirante galo Charles Villeneuve. La batalla se saldó con un infierno de fuego y metralla y en medio de una furiosa tormenta. El almirante Nelson cayó muerto en la cubierta de su buque alcanzado por una bala de mosquetón después de arengar a sus hombres. El recuerdo de una de las victorias más importantes de la armada británica, que puso fin a las ambiciones marinas de Napoleón, se hizo en un marco "políticamente correcto", se evitó marcar la posición de vencedores y vencidos, y la recreación se hizo entre dos ejércitos imaginarios, uno rojo y otro azul, sin nombres verdaderos para no herir sentimientos.
EN SÍNTESIS
“La finca de
Santa Coloma, en Bernal, un monumento histórico muy poco conocido. Declarada
Monumento Histórico Nacional el 10 de diciembre de 1945, y provincial en 1992
por su gran valor arquitectónico e histórico...”
“Quilmes y sus
autoridades fueron indiferentes ante la conmemoración del Bicentenario de las
invasiones británicas (1806-2006 // 1807-2007), oportunidad única e irrepetible
para proyectar el potencial histórico de la ciudad a nivel mundial, detalle en
el que ningún político reparó...”
“En Quilmes, la
realidad de olvido contrasta con la valoración que otras ciudades le dan a su
patrimonio. Paredes a punto de caerse, la humedad que corroe las estructuras
sumado a una falta total de mantenimiento revelan el presente del monumento…”
“La Junta de
Estudios Históricos llevó esta inquietud a los funcionarios de aquel entonces e
incluso presentó un proyecto para potenciar el turismo histórico en Quilmes,
ninguno de los políticos de turno brindó una respuesta seria…”
“Santa Coloma,
simplemente es una postal del olvido y el abandono, de la desidia e
indiferencia de aquellos que muchas veces no valoran uno de los aspectos más
importantes que puede tener un pueblo: su propia historia, pilar de la
construcción del presente y que a veces brinda respuesta para no repetir
errores en el futuro...”
Guillermo Troncoso, 2008
Quinta de Santa Coloma, ubicada
en Gral. Roca y La Paz, Villa Cramer, Bernal, fue declarada Monumento Histórico
el 10
de diciembre de 1945 por Decreto Nacional N°30838,
por su valor Histórico debido a la ocupación de la casona durante el 1 y 2 de
Julio de 1807, por las tropas británicas en la segunda invasión Inglesa y por
su valor Arquitectónico como claro ejemplo de las quintas de veraneo de fines
de siglo XVIII y principios del XIX. Monumento Histórico por ley Provincial N°11242 del 23 de abril de 1992.
FUENTES Y FOTO
Portal www.revisionistas.com.ar
Turone, Gabriel Oscar. “La Finca de Santa Coloma hoy”
Vigil, Carlos. “Los monumentos y lugares históricos de la Argentina”. Editorial Atlántida, Buenos Aires (1959).
Portal www.revisionistas.com.ar
Turone, Gabriel Oscar. “La Finca de Santa Coloma hoy”
Vigil, Carlos. “Los monumentos y lugares históricos de la Argentina”. Editorial Atlántida, Buenos Aires (1959).
Escudo de la familia de Santa Coloma en http://familypedia.wikia.com
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