“El
problema es el sistema, este sistema injusto. Es un sistema donde lo único que
importa es el dinero, es el look, es el tener. Un sistema que favorece lo individual”
Luis Farinello [1]
Las “tomas de tierras” se
produjeron ante la desesperación de tantos vecinos y vecinas sin un techo para
vivir Muchas familias habían sido despojadas de sus viviendas de la Capital
Federal, tras el comienzo de la construcción de las autopistas. La primera
jornada histórica fue el 27 de noviembre de 1981, más de 4.500 familias, casi
20 mil personas, fueron las que consiguieron tener un lugar donde vivir. En
Quilmes, habiendo tantos terrenos vacíos y abandonados por sus propietarios las
tomas dieron origen a los barrios de Solano: El Tala, La Paz, Santa Lucía,
Santa Rosa, asentamiento San Martín y Monte de los Curas; a este último la
gente cuando ocurre la guerra de Malvinas le ponen al barrio 2 de Abril. y el 5
de junio de 1988, Agustín Ramírez un joven militante de las Comunidades
Eclesiales de Base, que iba al asentamiento San Martín de San Francisco Solano
ubicado en las calles 826 y 898, fue interceptado por una patota de la policía
bonaerense quien lo secuestró, lo torturó y asesinó junto a Javier Sotelo. La
Justicia nunca encontró culpables por el fusilamiento de este militante
popular. Se inventó un chivo emisario para culpar, pero no funcionó. Como
siempre son los jóvenes quienes mueren primero en las luchas por las reivindicaciones
sociales: Agustín, Darío Santillán, Maximiliano Kosteki, Fuentealba, Mariano
Ferreyra, el Pocho Lepratti, Santiago Maldonado, Rafael Nahuel... “Dejan lo
suyo de lado, por entregar su vida a los que menos tienen”.
Agustín Ramírez
Esta es una entrevista
que Oscar Caminos del periódico “Propuesta” le hace al abogado que intervino en
la defensa de los detenidos y encarcelados por orden del juez Eliçabe en el
asentamiento “Agustín Ramírez” de Florencio Varela. Publicada el 19 de octubre de 1995 y tomada de
la revista “Realidad económica” N° 136 del IADE
ENEMIGO DEL
JUEZ
Por
Oscar Caminos
En un
mamarracho jurídico sin precedentes el juez González Eliçabe convirtió la
asistencia espiritual y el ejercicio de la abogacía en asociación ilícita;
barrió con el derecho constitucional a la defensa y, de ese modo, encarceló a
tres sacerdotes, a tres ocupantes n de tierras abandonadas y al defensor de sus
derechos León Zimerman. Los detenidos
recuperaron su libertad, el martes 10 de octubre, y la pelea de las 150 familias
del asentamiento “Agustín Ramírez” [2]
por un lugar bajo el sol permanece sólida, más allá del empeñoso intento que
pretendió derrotarla para que otros no puedan mirarse en ese espejo.
Precisamente, éste es el tema que León
Toto Zimerman aborda en la siguiente entrevista con “Propuesta”. [3]
- ¿Cuál es tu interpretación de los
hechos? ¿Por qué el juez tomó semejante resolución?
- Eliçabe buscaba solucionar su problema; debía desalojar a la gente pero no quería asumir los costos de esa decisión. Entonces, buscó todas las formas de presionar psicológicamente a la gente para que se cansaran y se fueran. Esto es lo que vino haciendo desde un principio.
- ¿De qué formas?
- En la madrugada del 11 de septiembre, a pocas horas de haberse asentado la gente, la policía invadió el terreno en forma ilegal; rompió cosas, tiró casillas abajo y lastimó a algunas personas y a periodistas. Recientemente, Eliçabe sobreseyó a los policías denunciados por mí, dice que procedieron bien, que intentaron prevenir un delito. Esto me hace pensar que él estaba al tanto de esa represión, a pesar de que ante mí dijo que no. Eso fue el comienzo, cuando él dictó la orden de “no innovar”.
- El “no innovar” ¿no beneficiaba a los asentados?
- Aparentemente sí, porque no se los podía desalojar. Pero ¿cuáles eran las condiciones? Que las cosas queden como estaban: todas las casillas destruidas, menos dos. “Humanitariamente” autorizaba un baño para 150 familias. Sólo permitía una manguera, de las más pequeñas, para recibir agua y ninguna conexión eléctrica. Por otra parte, la policía entraba, salía, pedía los nombres de cada uno, controlaba, obliga a salir y a entrar por un solo paso rodeando el resto del terreno, lo cual hacía esto algo muy parecido a un campo de concentración. En el fondo, lo que el juez hacía era someter a la gente a un régimen de vida salvaje y a un desgaste permanente.
- ¿Cuáles fueron los- principales momentos de tensión antes de que se produjera tu arresto y el de los sacerdotes?
- El domingo 24 de septiembre vino una enorme cantidad de personal policial. Veinticinco patrulleros, camionetas, camiones de los que se utilizan para el traslado de presos, coches particulares, agentes de civil a los que se proveyó de garrotes. La medida que había dispuesto el juez, era controlar si se había respetado el “no innovar”. Lo lógico era enviar un funcionario del juzgado y no a tanta policía. Pero una vez más se intentó provocar que la gente se fuera. Y no sólo no se fue, sino que la gente desalojó a la policía. Luego el juez procesó a 256 habitantes por desobediencia y usurpación, le tomaban huellas digitales a todo el mundo, se tomaron todas las medidas en días inhábiles para evitar nuestro control. Todas estas acciones pretendían desmoralizar a la gente, y como no dieron resultado el juez determinó nuestra prisión para descabezar la posibilidad de defensa de la gente.
- ¿Cómo reaccionaron entonces los habitantes del “Agustín Ramírez”?
- Se sorprendieron, tuvieron un susto, pero ya el mismo domingo a la noche la gente hizo una asamblea y decidió quedarse. Se mantuvieron firmes, algunos que se habían ido, volvieron y esto fue muy importante. Comenzaron a organizar la solidaridad con los curas y el abogado presos. Dieron un verdadero ejemplo de resistencia.
- ¿De qué modo se ubica esta pelea en la lucha más general de nuestro pueblo?
- Estamos en una etapa de resistencia y de lucha contra un plan inmoral que viola todos los derechos humanos. Se aplica en Latinoamérica y en gran parte del mundo, estas pequeñas luchas son la demostración de que no se acabó la historia, sino todo lo contrario. La gente del asentamiento no son ni ideólogos, ni grandes militantes políticos. Son simple y sencillamente familias que, en su desesperación, decidieron tomar un terreno para vivir. Es un nivel mínimo pero muy importante de lucha porque es el escalón inicial para pelear por cambios sociales más profundos. Oscar Caminos
- Eliçabe buscaba solucionar su problema; debía desalojar a la gente pero no quería asumir los costos de esa decisión. Entonces, buscó todas las formas de presionar psicológicamente a la gente para que se cansaran y se fueran. Esto es lo que vino haciendo desde un principio.
- ¿De qué formas?
- En la madrugada del 11 de septiembre, a pocas horas de haberse asentado la gente, la policía invadió el terreno en forma ilegal; rompió cosas, tiró casillas abajo y lastimó a algunas personas y a periodistas. Recientemente, Eliçabe sobreseyó a los policías denunciados por mí, dice que procedieron bien, que intentaron prevenir un delito. Esto me hace pensar que él estaba al tanto de esa represión, a pesar de que ante mí dijo que no. Eso fue el comienzo, cuando él dictó la orden de “no innovar”.
- El “no innovar” ¿no beneficiaba a los asentados?
- Aparentemente sí, porque no se los podía desalojar. Pero ¿cuáles eran las condiciones? Que las cosas queden como estaban: todas las casillas destruidas, menos dos. “Humanitariamente” autorizaba un baño para 150 familias. Sólo permitía una manguera, de las más pequeñas, para recibir agua y ninguna conexión eléctrica. Por otra parte, la policía entraba, salía, pedía los nombres de cada uno, controlaba, obliga a salir y a entrar por un solo paso rodeando el resto del terreno, lo cual hacía esto algo muy parecido a un campo de concentración. En el fondo, lo que el juez hacía era someter a la gente a un régimen de vida salvaje y a un desgaste permanente.
- ¿Cuáles fueron los- principales momentos de tensión antes de que se produjera tu arresto y el de los sacerdotes?
- El domingo 24 de septiembre vino una enorme cantidad de personal policial. Veinticinco patrulleros, camionetas, camiones de los que se utilizan para el traslado de presos, coches particulares, agentes de civil a los que se proveyó de garrotes. La medida que había dispuesto el juez, era controlar si se había respetado el “no innovar”. Lo lógico era enviar un funcionario del juzgado y no a tanta policía. Pero una vez más se intentó provocar que la gente se fuera. Y no sólo no se fue, sino que la gente desalojó a la policía. Luego el juez procesó a 256 habitantes por desobediencia y usurpación, le tomaban huellas digitales a todo el mundo, se tomaron todas las medidas en días inhábiles para evitar nuestro control. Todas estas acciones pretendían desmoralizar a la gente, y como no dieron resultado el juez determinó nuestra prisión para descabezar la posibilidad de defensa de la gente.
- ¿Cómo reaccionaron entonces los habitantes del “Agustín Ramírez”?
- Se sorprendieron, tuvieron un susto, pero ya el mismo domingo a la noche la gente hizo una asamblea y decidió quedarse. Se mantuvieron firmes, algunos que se habían ido, volvieron y esto fue muy importante. Comenzaron a organizar la solidaridad con los curas y el abogado presos. Dieron un verdadero ejemplo de resistencia.
- ¿De qué modo se ubica esta pelea en la lucha más general de nuestro pueblo?
- Estamos en una etapa de resistencia y de lucha contra un plan inmoral que viola todos los derechos humanos. Se aplica en Latinoamérica y en gran parte del mundo, estas pequeñas luchas son la demostración de que no se acabó la historia, sino todo lo contrario. La gente del asentamiento no son ni ideólogos, ni grandes militantes políticos. Son simple y sencillamente familias que, en su desesperación, decidieron tomar un terreno para vivir. Es un nivel mínimo pero muy importante de lucha porque es el escalón inicial para pelear por cambios sociales más profundos. Oscar Caminos
de Hermenegildo Sábat para "Realidad Económica N° 136 |
Compilación y compaginación Chalo Agnelli
FUENTES
Biblioteca Popular Pedro Goyena
Realidad
Económica N° 136. Revista de economía editada por el Instituto Argentino para
el Desarrollo Económico (IADE) “La primera Toma de tierras” 16/11/al 23/12 de
1995
NOTAS