El
periódico socialista quilmeño “El Ariete” [1]
del 1º de mayo de 1938, publicó una nota del profesor y periodista Martín Ibarra Figueredo a los 27 años
de la creación de la Escuela Normal de Quilmes.
"El Ariete" llegó a los lectores
quilmeños el 5 de julio de 1909, contemporáneo de "El Platense" o
''La Comuna", fue fundado a instancias de Francisco Cúneo, [2]
vecino de Bernal, primer obrero que
llegó a diputado nacional entre 1914 a 1917, trabajador de la Papelera Celulosa
Argentina. "El Ariete" era
el órgano del partido socialista. Publicaba diversas ediciones extraordinarias
los días 1º de Mayo. En esta hoja, que es la segunda por su antigüedad en el
orden actual del periodismo quilmeño colaboraban Humberto Barraza, el profesor Luis
Ricagno, Antonio Zamora, José M. Lemos, Luchelli, Gallo y muchos otros. Era un
periódico de combate, pero abierto a todas las ideas o figuras relevantes con
conciencia social y comunitaria. Actuó en su redacción largos años el
periodista Raimundo Cavagnolo.
Conocer
de nuestros maestros fundadores es una vocación consecuente en quienes fuimos
ex alumnos de esa Institución quilmeña Centenaria, como lo hacemos a través de
la página del Archivo Histórico de la Escuela Normal de Quilmes (http://archivo104.blogspot.com.ar/)
Martín Ibarra
Figueredo era maestro
normal egresado de la
Escuela Regional de Corrientes. Ingresó en la Escuela Normal
de Quilmes el 14 de junio de 1921, a cargo de Ciencias y Letras. Fue
periodista, colaborador de la revista “La Urraca”
y “Quilmes presente” (1943) y uno de
los fundadores de la agrupación,”Gente de
Prensa”. También fue cofundador de la Escuela para adultas mujeres Nº 35 en
el paraje Los Hornos (Bernal Oeste), el 30 de abril de 1921, que cerró en 1927
y luego se abrió como escuela rural en El Pato; es la actual Escuela Primaria
Nº 12 de Berazategui. Presidió la Cooperadora del Colegio Nacional donde
también ejerció. Su hija Irma Ibarra, egresada de la Escuela Normal en 1946,
también fue docente en el establecimiento.
Este
escrito de Ibarra Figueredo sobre la Escuela Normal, bastante retórico,
altisonante, laudatorio y cargado de referencias según uso de las letras
escolarizadas de la época, pero bien
intencionado - y un tanto jacobino - se leyó en el acto del 24 de octubre de
ese año en el acto aniversario de la Institución. Es un notable documento de
las letras escolares de una época, que permite vislumbrar el discernimiento
intelectual e ideológico de una generación saturada por el discurso oficial. (Chalo
Agnelli)
LAS ESCUELAS
NORMALES
EL ARIETE
que, tan gentilmente me viene cediendo sus columnas, desde hace tiempo, para
modestas elucubraciones de “cuartillero”, sin fijarse en mi ideología radical,
me otorga otro honor inmerecido que agradezco, por lo espontáneo al pedirme
una colaboración para el número extraordinario del 1º de Mayo, recordando la fecha de Chicago, en que el gobierno burgués
y el
capitalismo rapaz, quisieron ahogar en sangre la bendita rebelión de la
clase proletaria, acto que señala en la historia universal el despertar de la
conciencia de la masa oprimida. Hecho que todo espíritu liberal y
justiciero respeta y alienta con su concurso fraternal, porque la clase proletaria
es hermana, es carne de la misma humanidad.
Hablar sobre las escuelas normales, es tarea superior a mis fuerzas. Y más difícil
me resulta tomando como punto de partida a la de Quilmes, porque en la época
de su fundación, ocupaba un asiento en la de Corrientes. Conozco, pues, algo
por referencias y por lo dicho en los festejos del año pasado en ocasión de las
bodas de plata. Tengo fatalmente que
incurrir en omisiones involuntarias, pero sean ellas tomadas como lógica
consecuencia de la circunstancia apuntada, no era vecino de esta ciudad.
Mi noble amigo Atanasio A. Lanz, maestro de alma y sesudo autodidacta, me hablaba
de las fases de las gestiones realizadas. Recordaba como eficaces
colaboradores, entre otros, al coronel
Villarruel y a don Feliciano Drake
Durañona.
Lanz traía en su sangre la vocación del
maestro; era hijo de un educacionista de verdad. Por eso vivió la existencia
del estudioso y, en la obtención de la escuela normal, fue tesonero: sabía el
valor de la enseñanza secundaria para formar maestros capaces. El gobierno fue
injusto con él; debió haberle confiado cátedras que hubiera honrado, porque su
ambición de aprender, de superarse, parecía que obedeciera un mandato de
Sócrates quien, ante la ponderación de su saber, repuso: “lo que yo sé, es que no sé nada”.
Iniciadas las gestiones con todo
entusiasmo, éste decayó en muchos de los miembros de la comisión constituida al
chocar con los primeros inconvenientes. Pero los ya nombrados y alguien más,
en la adversidad hallaban nuevas energías para proseguir la lucha, porque
vencer era el anhelo.
Clase de magisterio en el parque del antiguo edificio, hoy sepultado por
toneladas de ladrillos y cemento y sin terminar después de 35 años de iniciado. Archivo
Historico Normal Quilmes Cada 19 de agosto se
conmemora el Día Mundial de la Fotografía,
debido a que el 19 de agosto de 1839 fue cuando
se anunció públicamente que se había inventado la fotografía en París. Documento fotográfico de la Escuela Normal de Quilmes s/f Esta
foto fue tomada por don Santiago de La Fuente uno de los fotógrafos quilmeños de
sociales, de origen español, de mayor trayectoria en las primeras décadas del pasado
siglo XX.
AGUSTÍN R.
CAFFARENA
Otro amigo desaparecido, el escribano
Agustín R. Caffarena, [3] miembro
varias veces del consejo cuarto de la parroquia San Juan Evangelista, o sea la
Boca, al enterarse del deseo de Quilmes, se
|
A. Lanz y sus alumnos de la escuela Nº 4 de Berazategui |
puso en campaña. Me refería Caffarena
que, aprovechando un almuerzo íntimo con los doctores Joaquín V. González, Marco Avellaneda y otros caballeros que ocupaban
destacadas posiciones en el escenario político, se conversó de la creación de
la escuela normal en Quilmes y algunos legisladores pusieron ciertos reparos
de carácter financiero. Entonces Caffarena, dirigiéndose a González y
Avellaneda les dijo: "Tomaré como
una ofensa de ustedes, mis amigos, cualquier oposición al deseo del vecindario
de Quilmes, entre el cual me cuento porque allá tengo un rancho, y exijo, por
la amistad que nos vincula desde haca años, la amplia cooperación de ustedes
des, especialmente”. Al momento respondieron todos que, la solicitud al
congreso sería apoyada.
JOSÉ DOMINGO
SOSA DEL VALLE
Larga y costosa lucha exigió esta obra
de cultura que perseguían el maestro Lanz y sus colaboradores. Supieron luchar,
y luchar es vencer. No hay alumbramiento sin dolor, dijo Mermiex. Sancionada la
ley y promulgada, quedaba en manos del Consejo Nacional de Educación
concretarla, pues entonces las escuelas normales dependían de él. Fue designado
director el regente de la Escuela Norman de Santa Rosa de Toay, [4]
profesor José Domingo Sosa del Valle. La obra fecunda, la armonía entre la dirección
y el cuerpo de profesores, la respetuosa y franca amistad entre el alumnado y
el cuerpo directivo y docente, fue proverbial. No necesita ese pasado mi modesta
alabanza; el recuerdo cariñoso de los
egresados vale mil veces más que toda ponderación, aunque gastando las mejores
frases. Es que hubo espíritu cómo la del maestro Govindra, mencionado por
Tagore en el libro "La cosecha de la fruta”; es que era escuela de cordialidad
como la de Yasnaia Poliana de Tolstoy
y pura como la Escuela de Ideas del filósofo bengalí [5] ya
citado. Pero no avancemos.
Llega Sosa del Valle aquí… no hay local
disponible. La misma dirección general de escuelas de la Provincia, parecía
querer ahogar al ser robusto que había nacido del seno amantísimo que lo
concibió. Los días pasaban y debía iniciarse la inscripción. Ella se efectúa en
la Capital Federal y era esto un mal augurio. La comisión redobla la acción que
demandaba esta circunstancia y, al fin, el éxito corona tantas horas de
batalla1. La comisión como la trompeta de Jericó derrumbaba las murallas de la
indiferencia y oposición y la escuela, casi al final del curso, comenzaba a
dictar sus primeras clases.
Así comenzó su acción cultural la escuela
que el año pasado festejaba sus bodas de plata, formando al frente aquellos
que le dieron vida y la encaminaron por la senda proficua, para que diera
óptimos frutos. Ya peinan canas, pero siguen erguidos dentro o fuera de la escuela.
Es que "viejos son los que vieja tienen el alma”, y estos maestros tienen
la marcialidad del veterano y es aurora su corazón frente al alumnado, porque
supieron llenar su cometido. Por eso los que siguen en la brecha, son
como el viejo guardafaro del canto, las borrascas no los amilanan. Siguen en
sus puestos vigilando la luz, cuidando sea esplendente, para que los viajeros
lleguen a buen puerto, armados de aptitudes y de coraje, para imponer la
indómita fuerza del libro y el amor con que se hará la base granítica de la
riqueza moral de la patria! Otros han caído en el camino, pero viven en el
recuerdo de sus ex alumnos. Es el mejor homenaje para el maestro. Conocí a uno,
el doctor Toranzo Calderón, [6]
ejemplo de puntualidad, asistencia y contracción. Llegó a su cátedra hasta con
un pie en la tumba. Siempre cariñoso con el alumnado, siempre amplio en explicaciones
y sanos consejos. Debería ser modelo para profesores que por fútiles motivos no
concurren. En el caso de este noble profesor, desaparecido cuando todavía mucho
podía hacer en favor de los alumnos, puede repetirse la conocida frase: ¡O vita
misera longa, felici brevis!
De esta escuela normal, instalada después
de innumerables tropiezos que parecieron iban a anularla, sale el primer grupo
de egresados que era toda una afirmación de la capacidad del cuerpo directivo y
docente. Parodiando a Eudes
de Chateauroux, [7]
que en frases campestres ponderaba la
universidad de París
y a los hombres ilustres de la
baja Edad Media, exclamó: “La capital de la Galia es el horno donde se cuece
el pan intelectual del mundo”; podríamos decir: “la Escuela Normal de Quilmes
había comenzado a dar la primer hornada intelectual que honraba al partido de
Quilmes y a no pocos de los limítrofes”.
UNA DIGRESIÓN
A ese primer grupo de egresados, pertenece
la señorita Julia Delia (sic) Cendoya,
[8]
radicada en Quilmes, con capacidades no comunes. Talentosa y contraída, fue una
de mis mejores colaboradoras en la Escuela 8 del Consejo 4º, mientras desempeñé
la vicedirección, donde constaté que la escuela primaria era un estrecho campo
para sus aptitudes. Repito conceptos emitidos en documentos oficiales de
entonces. Justicia al mérito. No siempre se cumple lo que dijo Tayllerand: “La
palabra le ha sido dada al hombre para disfrazar su pensamiento.” Sé que hiero
su modestia, pero ingratitud sería callar. Modestia que es virtud donde hay justicia,
no donde surgen los cerebros-corchos.
De estas aulas salieron muchos jóvenes
capacitados. No pocos obtuvieron títulos universitarios. La mayoría se
entregaron a la docencia elemental, con múltiples éxitos, porque
desgraciadamente sigue siendo una verdad el dicho de Sarmiento: “el maestro es
el último mono del presupuesto”, y en la provincia de Buenos Aires, los que
indirectamente contribuyen al sostén del
desgobierno, del fraude, de la violencia y del peculado. Todo “voluntariamente”
con la espada de Damocles de la exoneración si se oponen.
Estos desgobiernos terminan por anular la
vocación del maestro y por ello practica la docencia primaria la escuela
fisiócrata, [9]
adiaforia [10]
que anula las mejores aptitudes.
El maestro es un pobre diablo en la
administración argentina. Forma la conciencia del ciudadano y el caudillaje
quiere sombra y no luz.
Las escuelas normales argentinas tienen
dos enemigos muy dañinos: el enciclopedismo de sus programas y el excesivo
profesorado sin vocación, ese que se concreta en exigir del alumno el recitado
de memoria de lecciones explicadas por ociosidad, por inhabilidad, o porque vive
obsesionado por la liquidación puntual de la paga y de no perder el primer
tren, para regresar a su domicilio tan tranquilo como si hubiera hecho algo
plausible durante su ausencia de casa.
Este profesorado está, constituido por
médicos sin enfermos, abogados sin pleitos, seres fracasados en sus ambiciones
morbosas de ostentación y lujo y no pocos porque el azar fue esquivo en el
verde tapete o en los hipódromos. Justo es reconocer que hay universitarios
que honran al profesorado. Pero son los menos. Sin figuras oblicuas: monda y
lirondamente. El noventa por ciento son buscadores de mendrugos.
Allí donde la cátedra es tribuna de
enseñanza metódica, clara, pe
dagógica, el alumnado siempre asimila
conocimientos y, al finalizar el curso no ofrece el desconsolador espectáculo
de esas caravanas de aplazados por culpa, en un alto porcentaje del mal
profesorado que además tiene en su seno seres inferiores que al iniciarse el
nuevo año dicen a los alumnos que “ha tenido la satisfacción de aplazar a
varios para que repitan el cuarto año.”
La escuela que ofrece este cuadro es
aquella, pues, donde no hay forjadores de cerebros, modeladores de la psiquis
juvenil. Que tiene pésimos instructores para los que deben salir gladiadores
para la santa cruzada de la redención nacional. El honor de una nación, depende
mucho más de corregir sus vicios que de ponderar sus virtudes, dijo el gran
José Mazzini. [11]
CRÍTICA
IDEO-PEDAGÓGICA
El honor de la escuela normal depende
más de corregir las fallas del profesorado que todos conocen desde afuera, y
que no puede ignorarlas la dirección, que de cacarear correcciones, ponderar
cartas complacientes, si no interesadas, escribir exabruptos, ver incitaciones
al crimen en quien señala deficiencias graves de otros establecimientos normales,
pero rinde cumplido homenaje al saber, a la rectitud, a la justicia, a la
libertad, al mérito de los ciudadanos sin preguntarles ni interesarle quiénes
son; detesta por
ello la petulancia, los plumajes del pavo real; quiere el
eclipse de la mediocracia y el resurgir de educacionistas como Victoria, los
Carbó, los Herrera, Van Gelsdvestein y tantos otros para que sean arrojados de
las aulas los universitarios fracasados, lechuguinos de la docencia,
ganapanes de las escuelas normales y colegios nacionales. El porvenir de la
patria demanda, con imperio, que las escuelas sean como la Normal de Paraná,
de los días de los Herrera, los Carbó, Torre, Bavio y otros; esos que
encendieron la luz potente en la noche
del cacicazgo brutal, de la gauchocracia, cleptocracia y clericalismo que,
nuevamente amenazan a la República Argentina. Esta escuela de Paraná,
constituye por sí sola, el honroso pasado de la educación argentina. Aquellos
males vigorizados con el ministerio de la presidencia pasada, ofrecen un
presente desalentador y, fácil es deducir si la reacción saludable oficial
demora, cuál será el porvenir.
¡Es urgente
levantar la guillotina y decapitar al monstruo!
Las escuelas normales deben ser fraguas para templar el carácter del maestro de
las generaciones futuras. Sólo así podrán modelar ciudadanos para la
democracia. Sin carácter formarán parias para feudos. No hay peor esclavitud
que la falta de carácter, ha dicho Agustín Álvarez. Y los fracasados
universitarios y los ganapanes no forjarán caracteres ni enriquecerán
cerebros. El árbol de fruto amargo, seguirá dando
igual aunque se le riegue con la miel de las alabanzas... MARTÍN IBARRA FIGUEREDO
Investigación y compilación Chalo Agnelli
REFERENCIAS
[1]
http://elquilmero.blogspot.com.ar/2011/07/historia-de-la-prensa-quilmena-nota-de_19.html
[2]
http://elquilmero.blogspot.com.ar/2014/05/francisco-cuneo-el-primer-diputado.html
[3] Fundador de una
familia que dio notables figuras en la vida social, política, educativa y
cultural de Quilmes y Bernal.
[4] Toay es la
ciudad cabecera del departamento Toay de la provincia de La Pampa. Se encuentra
a 10 Km. de la ciudad de Santa Rosa, capital provincial, junto con la cual hoy forma
el Gran Santa Rosa. El topónimo es de etimología indígena, significa
"claro en el monte".
[5] Rabindranath Tagore,
en bengalí nacido en Calcuta (7/5/1861 – 7/8/1941) poeta, filósofo del
movimiento Brahmo Samai, posteriormente convertido al hinduismo. Artista,
dramaturgo, músico, novelista y autor de cancines, Recibió el Premio Nóbel de
Literatura en 1913, convirtiéndose así en el primer laureado no europeo en
obtener este reconocimiento.
[6]
Casimiro Toranzo Calderón. Abogado e Inspector Administrativo y Técnico de las
Escuelas para Niños Débiles de la Capital Federal. Ingresó a la Escuela Normal
de Quilmes en mayo de 1916. Fue secretario del Consejo Escolar XX de la Capital
Federal en 1897 (http://repositorio.educacion.gov.ar)
y director de la Escuela Industrial de
la Nación “Otto Krause”.
[7] Eudes de Châteauroux, también Ottone
de Castro Rodolfi da Châteroux, cardenal francés del siglo XIII.
[8] Es Julia
Dominga, no Delia. Egresó con la primera promoción en 1916.
[9] El origen del término fisiocracia proviene del griego y
quiere decir "gobierno de la naturaleza", al considerar los
fisiócratas que las leyes humanas debían estar en armonía con las leyes de la
naturaleza. Esto está relacionado con la idea de que sólo en las actividades
agrícolas, la naturaleza posibilita que el producto obtenido sea mayor que los
insumos utilizados en la producción surgiendo así un excedente económico. Los
fisiócratas calificaron de estériles las actividades como la manufactura o el
comercio donde la incautación sería suficiente para reponer los insumos
utilizados.
[10]
Estado espiritual en que no
se establecen diferencias entre el valor de las cosas, y no existe, por tanto,
emoción alguna.
[11] Giuseppe Mazzini
(Génova,22 de junio
de 1805 – Pisa,10 de marzo
de 1872), apodado
"el alma de Italia",1
fue un político,
periodista
y activista
italiano que
bregó por la unificación de Italia. Escritor de los
textos: "Italia republicana y unitaria"(1831) y "Una nación
libre" (1851).