Por
Chalo Agnelli
Según
decir de don Pedro Etchevertz y corroborado por su yerno don Luis Eduardo
Otamendi, fue don Laurentino Aranda el último vecino de Quilmes que usaba
diariamente el traje nacional, vale decir chiripá y calzoncillo cribado,
sombrero aludo, rastra a la cintura y rebenque labrado; montaba una yegua pinta
de gran porte que aguantaba sin mosquearse el peso de su voluminoso jinete. Así
se llegaba al pueblo desde su chacra, cuatro manzanas comprendidas entre las
calles Allison Bell, Ceballos, Brandsen y Olavarría; donde se levantaba una
casona de anchas galerías llena de macetones y tinajas, donde daban muchos
cuartos sombreados por glicinas y parrales que formaban paseos techados de
sarmientos. En otras dependencias se guardaban las herramientas de trabajo, los
establecimientos del personal que trabajaba en la chacra, molino que proveían
el agua para uso doméstico y para el riego; una tahona, caballeriza y cochera
que guardaba un carro fabricado para él especialmente por Hasperué, un sulky y un
breack, carruaje de cuatro ruedas con asiento delantero para dos plazas y dos
asientos laterales posteriores y sus estribos correspondientes, para cuatro
plazas por lo menos y puerta trasera, un lujo en el pequeño pueblo donde eran
pocos los carruajes existentes. Cuando sus vecinos de la quinta “La Atalaya”, los
Cambaceres, recibían visitantes a pasar los fines de semana, don Laurentino
ponía a su disposición este breack, con su cochero, para traerlos de la
estación.
En su
libro “Quilmes fin de siglo” (1966) cuenta don Manuel Ales: “Los
ombúes crecían por todas partes y, en especial, en la ‘cresta de la barranca’
[...] Quizá el más viejo y grande de todos los de
la época, fue el de la chacra [...] de don Laurentino Aranda [...],
cerca de la esquina NO de 25 de Mayo y Uriburu, que tenía en su base un hueco
tan espacioso como para que, según Roberto Rumi, se reunieran allí dentro en
una ‘guitarreada’ veinte personas.”
Narciso
Laurentino Aranda
nació en Quilmes el 17 de agosto de 1838, fue bautizado por el cura párroco
Juan Bautista Comagli, en la parroquia de la Inmaculada Concepción del pueblo
el 26 de septiembre siguiente, era hijo de Francisco y de Juana María Fuentes;
casó en la misma parroquia el 19 de mayo de 1879, con su cuñada Delfina
Serantes, viuda de su hermano, hija de Eugenio y Marta Romero; fueron testigos de
esa boda don Manuel Tobal y su esposa doña Zoila Nadal, todos argentinos y
domiciliados en el partido de Quilmes. Fueron sus hijos: Francisco, Rufina, Juana
y Enriqueta Celsa (luego de Armesto).
Era
hombre sin escuela, pero de muy buen caletre, afable y solidario sin
aspavientos. Desde esa galería sentado en un amplio sillón de mimbre
permanentemente con el mate en la mano y ojo avizor controlaba toda su
hacienda: tres o cuatro caballos de silla, algunas vacas lecheras, cabras, un
amplio gallinero, huerto, árboles frutales de todo tipo, sobre todo duraznos,
que se daban con fruición en la zona. Nada quedaba fuera de su control.En las
fiestas patrias organizaba multitudinarias festejos con asado y guitarreadas, a
la que asistían familiares, parientes, amigos y vecinos, entre los que estaban:
los Orezzio, los Serantes, don Pedro Conio, Bossi Casares, don Mariano Vázquez,
Manuel Farmiñán, Clodomiro Acuña, Viviano Sánchez, los tres, pescadores, Cándido Leiva que era cazador y colaboraba
con productos de sus cacerías, también asistían los ingleses Peterson y Harmon,
el Dr. Fermín Rodríguez, Fortunato Sosa, Luis Zanoti y su hermano Pedro, don
Joaquín de La Serna, etc. Don
Laurentino se lucía pues era un avezado payador y no faltaba el tambor del
negro Roldan, que había sido sargento del ejército y era muy requerido en los
carnavales.
Fue su
nieta María Elena Eulalia Orezzio de Estevarena, renombra y querida maestra,[1] hija de Rufina Aranda y de
Eduardo Orezzio. María Elena nació en esa quinta el 13 de febrero de 1897 en
una casa que se padre levantó casi en el centro de la misma propiedad hacia la
calle Olavarría. Fue una de las primeras egresadas de la recientemente fundada Escuela
Normal Mixta de Quilmes en 1916.
El
benemérito don Laurentino Aranda falleció en junio de 1914, tenía 76 años, así
lo anunció el periódico "El Tribuno" (2) del sábado 9 del siguiente
mes.
LAURENTINO ARANDA
Víctima
de una cruel enfermedad dejó de existir el jueves próximo pasado nuestro
estimado convecino, cuyo nombre nos sirve de epígrafe.
El
Sr. Aranda con su fallecimiento ha dejado un vacío difícil de llenar y con su
muerte se extingue la radiante luz de un espíritu dotado de finos y amables
sentimientos que cautivaron el corazón de cuantos lo trataron.
La
tradición argentina con esta desaparición pierde uno de sus más fieles
exponentes, a su atribulada familia nuestro más sentido pésame.
En 1917
la propiedad se comenzó a lotear y el domingo 19 de abril de 1942, la firma
Fiorito, Chiesa & Grillo remató 18 lotes, 3 casas y se abrieron las calles
intermedias.
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Investigación Prof. Chalo Agnelli
Colaboraciones
Alicia Otamendi Etchevertz y Carlos
FUENTES
Ales,
Manuel (1966) “Quilmes fin de siglo” Ed. de autor. Quilmes
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NOTA
[1] Ver
en EL QUILMERO del miércoles, 19 de diciembre de 2012 María Elena Eulalia Orezzio de Estevarena –
Egresada del Normal en 1916.
(2) Pedro Félix Rotelo fundó en su misma casa de la calle
Brandsen 219, el periódico radical “El
Tribuno", en junio de 1913; un periódico con tres tiradas los días 5; 15 y 25 de
cada mes.