a la memoria del dramaturgo Norberto Martín
Por Chalo Agnelli
El H. Concejo Deliberante de Quilmes llevó adelante el
martes 27 de noviembre de 2018, la última sesión del período ordinario
anual. Durante esta sesión ordinaria – que precedió a una extraordinaria - quedó
formalmente bautizado el Teatro Municipal y su sala teatral. “Es al fin un honor que nuestro teatro lleve
el nombre de Manuel Casavalle, el primer actor quilmeño de quien se tenga
registro histórico”, señaló la edil Daniela Conversano, presidente de la
Comisión de Cultura y autora del proyecto.
Durante la jornada, quedó también bautizada la sala de teatro del edificio de Mitre con el nombre de la escritora y dramaturga "Griselda Gambaro", quien ya cuenta 90 años y es en la dramaturgia argentina una de las figuras de mayor compromiso por la condición humana lo que le valió el exilio durante la última dictadura cívico-militar-eclesiástica.
EL PRIMER ACTOR DEL TEATRO QUILMEÑO
Manuel Casavalle nació en 1858 en Quilmes en la esquina SO de Buenos Aires (Nicolás Videla) y el Comercio (Mitre) Fue su padre el reconocido librero y editor don Carlos Casavalle, ‘oriental’, como todavía se designaba, por costumbre, a los nacidos en la República Oriental del Uruguay, quien había llegado de muy niño a Buenos Aires, donde instaló imprenta, fundó editorial y llegó a ser el bibliófilo más notorio del Buenos Aires de fines del siglo XIX.[1] Su madre, Juliana López, quilmeña, pertenecía a una persuadida familia de federales, hija de Manuel Gervasio Estanislao López de Avellaneda [2] [3] chacarero y pulpero que fue juez de paz interino del partido de Quilmes a partir de 1839, a instancias de Juan Manuel Gaete, quien gravemente enfermo, lo recomendó previa su muerte acaecida el 25 de mayo de 1839, ante el brigadier don Juan Manuel de Rosas por su “buena conducta y honesto proceder”. Fue sustituto de López, don Paulino Barreiro, asesinado por la mazorca en la plaza principal del pueblo el 18 de septiembre de 1840. Tras este trágico suceso López ejerció la función de juez de paz hasta la caída de Rosas. [4] [5]
FORMACIÓN
Por su padre, Manuel se crió en un ambiente de alta cultura, tanto social como literaria, en las frecuentes tertulias intelectuales, que se realizaban en la librería de su padre de la calle Chacabuco, en la Capital, “La Librería de Mayo”, donde concurrían los intelectuales más característicos de la generación del ‘80: Alberdi, Vicente López, Guido Spano, Obligado, Echeverría, Gorriti, Quesada, etc.[6]
POESÍA Y TEATRO
Las naturales inclinaciones de Manuel Casavalle lo empujaron al teatro y en particular al género dramático de manera irresistible y su temperamento convenía a esas inclinaciones. Escribía con frecuencia en versos y prosa. Era ésta clara, fácil y amena. Cuando hacía versos rehuía cuidadosamente de caer en la trampa del disparate, a la que con harta frecuencia empuja el consonante a cuantos se empeñan en rimar sin más genio ni inspiración que el imperativo de los veinte años. Tanto como al disparate, temía al género amatorio; de ahí que el amor fuera mejor objeto de sus burlas, que de sus alabanzas. Su humorismo lo llevaba a caer en el lugar común de las suegras:[7]
"HABLA DE SUEGRA":
Con Luisa al casarse vino.
Ella quiso, yo accedí.
No me perdono ¡Ay de mí
Semejante desatino
………………………
Se empeñó en desconocer,
que es deber de un buen esposo,
el velar por el reposo
de su suegra y su mujer.
"Habla el yerno”:
Es su boca ¡voto a un cuerno!
por sus palabras, terrible,
ni en el mismísimo infierno
se habla nada más horrible;
de las suertes, la más negra
es la mía, sí pardiez,
y de todo culpa es
del demonio de mi suegra.
Y de amor por usted muero.
- Pues, Meléndez, caballero,
lo curará por muy poco
- La ofrezco un sincero amor.
- No me agrada, caballero
- ¿No le agrada?
- No, señor
Repudio el amor sin...cero.
Publicó en los periódicos de la época, pero no insistió en su afición lírica como para reunir su producción en un libro.
Y continúa Goldar en su “Panorama de…” el análisis crítico de la obra de Casavalle: “He ahí una muestra del estro [9] de los versificadores de ayer, los que cultivaban el género amatorio, quizá debido a la influencia del romanticismo imperante, eran más idealistas que eróticos, acercándose sin sospecharlo, al ideal del señor (Leopoldo) Lugones; los de ahora nos resultan más eróticos que idealistas […]” [10]
Durante la jornada, quedó también bautizada la sala de teatro del edificio de Mitre con el nombre de la escritora y dramaturga "Griselda Gambaro", quien ya cuenta 90 años y es en la dramaturgia argentina una de las figuras de mayor compromiso por la condición humana lo que le valió el exilio durante la última dictadura cívico-militar-eclesiástica.
EL PRIMER ACTOR DEL TEATRO QUILMEÑO
Manuel Casavalle nació en 1858 en Quilmes en la esquina SO de Buenos Aires (Nicolás Videla) y el Comercio (Mitre) Fue su padre el reconocido librero y editor don Carlos Casavalle, ‘oriental’, como todavía se designaba, por costumbre, a los nacidos en la República Oriental del Uruguay, quien había llegado de muy niño a Buenos Aires, donde instaló imprenta, fundó editorial y llegó a ser el bibliófilo más notorio del Buenos Aires de fines del siglo XIX.[1] Su madre, Juliana López, quilmeña, pertenecía a una persuadida familia de federales, hija de Manuel Gervasio Estanislao López de Avellaneda [2] [3] chacarero y pulpero que fue juez de paz interino del partido de Quilmes a partir de 1839, a instancias de Juan Manuel Gaete, quien gravemente enfermo, lo recomendó previa su muerte acaecida el 25 de mayo de 1839, ante el brigadier don Juan Manuel de Rosas por su “buena conducta y honesto proceder”. Fue sustituto de López, don Paulino Barreiro, asesinado por la mazorca en la plaza principal del pueblo el 18 de septiembre de 1840. Tras este trágico suceso López ejerció la función de juez de paz hasta la caída de Rosas. [4] [5]
FORMACIÓN
Por su padre, Manuel se crió en un ambiente de alta cultura, tanto social como literaria, en las frecuentes tertulias intelectuales, que se realizaban en la librería de su padre de la calle Chacabuco, en la Capital, “La Librería de Mayo”, donde concurrían los intelectuales más característicos de la generación del ‘80: Alberdi, Vicente López, Guido Spano, Obligado, Echeverría, Gorriti, Quesada, etc.[6]
POESÍA Y TEATRO
Las naturales inclinaciones de Manuel Casavalle lo empujaron al teatro y en particular al género dramático de manera irresistible y su temperamento convenía a esas inclinaciones. Escribía con frecuencia en versos y prosa. Era ésta clara, fácil y amena. Cuando hacía versos rehuía cuidadosamente de caer en la trampa del disparate, a la que con harta frecuencia empuja el consonante a cuantos se empeñan en rimar sin más genio ni inspiración que el imperativo de los veinte años. Tanto como al disparate, temía al género amatorio; de ahí que el amor fuera mejor objeto de sus burlas, que de sus alabanzas. Su humorismo lo llevaba a caer en el lugar común de las suegras:[7]
"HABLA DE SUEGRA":
Con Luisa al casarse vino.
Ella quiso, yo accedí.
No me perdono ¡Ay de mí
Semejante desatino
………………………
Se empeñó en desconocer,
que es deber de un buen esposo,
el velar por el reposo
de su suegra y su mujer.
"Habla el yerno”:
Es su boca ¡voto a un cuerno!
por sus palabras, terrible,
ni en el mismísimo infierno
se habla nada más horrible;
de las suertes, la más negra
es la mía, sí pardiez,
y de todo culpa es
del demonio de mi suegra.
También el epigrama [8]
solicita su humorismo:
Señorita, yo
estoy loco.Y de amor por usted muero.
- Pues, Meléndez, caballero,
lo curará por muy poco
- La ofrezco un sincero amor.
- No me agrada, caballero
- ¿No le agrada?
- No, señor
Repudio el amor sin...cero.
Publicó en los periódicos de la época, pero no insistió en su afición lírica como para reunir su producción en un libro.
Y continúa Goldar en su “Panorama de…” el análisis crítico de la obra de Casavalle: “He ahí una muestra del estro [9] de los versificadores de ayer, los que cultivaban el género amatorio, quizá debido a la influencia del romanticismo imperante, eran más idealistas que eróticos, acercándose sin sospecharlo, al ideal del señor (Leopoldo) Lugones; los de ahora nos resultan más eróticos que idealistas […]” [10]
EL ACTOR
Indudablemente, como afirma José Andrés López en su “Quilmes de antaño”, Manuel Casavalle fue
el primer actor quilmeño. En una crónica publicada por López en el periódico “El
Independiente” del domingo 5 de noviembre de 1876, de esta manera comenta la
actuación de Casavalle en una función en el teatro Coliseo de Buenos Aires: "Qué diremos de nuestro joven amigo
Manuel Casavalle, quien en la ‘Casa de Campo’ nos hizo admirar un Don Miguel
como no nos lo han dado artistas de reputación justamente adquirida. Al salir
a las tablas nadie creería ver en él un aficionado que sale a ellas por
segunda vez; en su mímica sujeta a las más escrupulosas reglas del arte no
hubiera hallado el crítico más severo nada que reprochar; en posesión de su
papel no olvidó un momento que era un viejo invulnerable a las tentaciones del
amor; los aplausos ahogaban la voz del artista y las flores alfombraban el
escenario. Nos hemos particularizado con este amigo porque altamente conocido
y justamente apreciado en esta localidad, creemos que sus amigos deben sentir
como nosotros, la satisfacción de sus triunfos. Nuestro amigo no olvide que en
esta poseemos un hermoso salón, escenario, etc., y que no faltan tampoco
jóvenes que se prestarían a secundarlo en una función de aficionados, recuerde
que esta sociedad está muerta y que a la juventud quilmeña corresponde
trabajar por darle vida; por nuestra parte estamos prontos a cooperar en
nuestra esfera a la realización de la idea que dejamos señalada".
El 31 de marzo de 1877 vuelve a las tablas, en el salón
Municipal, con una extensa – muy extensa - programación. Entre lo variado del
espectáculo Casavalle recitó (‘declamó’ sería la palabra de la época) “El sueño
de la gloria” un poema de José Ignacio Pérez, “A Buenos Aires” de Gervasio
Méndez y “La última hora de Cristóbal Colón” de Víctor Balaguer; hizo el
personaje de don Bienvenido en la ‘chistosa’
comedia “No lo quiero saber” y de pintor en el ‘juguete cómico’, “En tren directo”. Además Manuel fue director de
escena de ambas obras. Su padre integró la comisión organizadora. La
escenografía la realizó don Jaime March y estuvo a cargo del bufet don
Guillermo Iparraguirre. El salón estuvo atestado de público, incluso muchos se
habían llevado sus sillas o banquitos. El día siguiente, el domingo 1 de abril
se dio una segunda función pues mucha gente había quedado afuera.
Nuevamente “El Independiente”, el domingo 8 de abril
publica una crítica de la función firmada por “Un paseante de Quilmes” y así se
refiere a Manuel Casavalle en su recitado de “La última hora de Cristóbal Colón: “Llegó por fin el momento en que
apareciese en escena el descubrir de un mundo lamentándose de su infausta
suerte. El joven Casavalle supo arrancar de la concurrencia inmensos aplausos
haciéndose creer que a quien teníamos delante era el célebre Valero […] El
pueblo de Quilmes debe estar orgullos al tener en su seno personas que se tomen
tanto cuidado por su adelanto tanto moral como material.”
El dinero reunido en estas representaciones fue destinado
a la Biblioteca Popular de Quilmes (hoy Pública Municipal Domingo Faustino
Sarmiento), que agradeció con una esquela que “El Independiente” publica el 29
de abril, refiriéndose especialmente a los protagonistas: Manuel Casavalle,
Victorio Silva, José Andrés López, Indalecio Sánchez y Antonio Barrera (hijo).
El domingo 3 de junio de 1877 se hizo una función a beneficio del Consejo
Escolar con cuatro piezas escritas por José Andrés López y con el mismo elenco
juvenil.
En la función en que actuó por primera vez una mujer,
Carmen Lanatta, realizada el domingo 10 de agosto de 1879, Casavalle fue el
coprotagonista. El mismo papel le tocó en la actuación de Ángela Lavaglie, la
segunda actriz quilmeña.
Según se puede colegir de los periódicos de la época, Casavalle
estaba vinculado al mundo teatral porteño; el 22 de abril, junto con Victoriano
Silva actuó en la función de beneficio del actor Alejandro Almada, quien debía
partir a Europa, en el teatro “Alegría” de Buenos Aires. [11]
También le cupo la función pública, Manuel Casavalle fue
electo municipal (concejal) en 1887, durante la intendencia de Carlos Casares. Se
casó con su prima hermana Juana Elvira Risso el 10 de marzo de 1883, ella era
hija de don Pedro Celestino Risso [12]
y de Josefa López. Juana Elvira había nacido en Quilmes el 27 de enero de1864 y
fueron sus padrinos Pedro Risso y su esposa Cruz Baranda Giles.[13]
Tuvieron cinco hijos varones: Manuel, Raúl, Abelardo, Ismael y Conrado.
En la trastienda de la librería de su padre Carlos Casavalle, ‘el librero de la patria’, se organizaban tertulias
que tenían como principal animador a Juan María Gutiérrez, amigo de la familia.
“De la fe y altruismo editorial (de
Carlos Casavalle) salieron la mayor parte
de los libros de autores consagrados y novelas publicadas en su época en el
país.” Este extraordinario bibliófico, cuya colección de obras, que abarcan desde 1544 a 1904, se halla en el Archivo General de La Nación, falleció el
9 de noviembre de 1905.
Manuel Casavalle trabajó en la imprenta y editorial familiar hasta que cerró la Librería de Mayo en 1894. No volvió a las tablas. Conservó hasta su muerte el contagioso buen humos y durante todo el período de la madurez fue un espectador imprescindible en cuanta pieza teatral se ponía en Buenos Aires e incluso alentó a jóvenes quilmeños a seguir por el camino que él y otros de su generación habían abierto como a Natalio Setti quien en 1907 formó el elenco “Unión y Artesanos y a Dora Barrera Nicholson que formó el elenco "Los Mirasoles" en 1915 (circa), entre otros.
Manuel Casavalle trabajó en la imprenta y editorial familiar hasta que cerró la Librería de Mayo en 1894. No volvió a las tablas. Conservó hasta su muerte el contagioso buen humos y durante todo el período de la madurez fue un espectador imprescindible en cuanta pieza teatral se ponía en Buenos Aires e incluso alentó a jóvenes quilmeños a seguir por el camino que él y otros de su generación habían abierto como a Natalio Setti quien en 1907 formó el elenco “Unión y Artesanos y a Dora Barrera Nicholson que formó el elenco "Los Mirasoles" en 1915 (circa), entre otros.
Investigación y compilación Chalo Agnelli
BIBLIOGRAFÍA
Agnelli, Chalo (2010) “La Colonia
de Valerga – Historia social del segundo barrio de Quilmes” Ed. Tiempo Sur.
Quilmes.
Agnelli, Chalo
Blog
EL QUILMERO del domingo, 31 de julio de 2011, “El teatro en Quilmes - ayer y hoy” – 1ª PARTE
Goldar, José Abel. (1970) “Panorama
de las artes quilmeñas” Ed. Municipal.
López, José Andrés. (2016) Quilmes de antaño. Ed. Buenos Aires Books 2a edición Capítulo 29 "Su teatro"
López, José Andrés. (2016) Quilmes de antaño. Ed. Buenos Aires Books 2a edición Capítulo 29 "Su teatro"
Santillán, Diego A. de (1956) “Gran
enciclopedia argentina”. Ediar Soc. Anon., Editores. Buenos Aires. Tomo II
C-DELT. Pp. 196 y 197.
NOTAS
[1]Cutolo,
Vicente Osvaldo. (1985) “Nuevo diccionario biográfico argentino”
(1750-1930) Ed. Elche Bs. As. Pág.
Santillán,
Diego A. de. (1963) “Gran enciclopedia argentina” Ediar. S. A. Editores.
Bs. As. Pág.
[2] “Todo es Historia”, Nº 545, diciembre de 2012 “¿Quién mató al Juez de Paz Paulino Barreiro?”
Blog EL QUILMERO del martes, 6 de diciembre de 2011, “El Caso del Juez de Paz Paulino Barreiro”. Con ilustraciones del Ing. Alejandro Agnelli.
[3] Mussio, Alfredo y Bandera, Héctor. (2012) “Los federales de Rosas en Quilmes – los
años difíciles 1838/1841”. 1ᵃ Ed. de los autores. CABA Pp.144 y 145.
[4] La Colonia de Valerga pág. 33
[5] Craviotto, José A. “Quilmes a través de los
años” 2º edición Cap. VIII - Pág. 188
[6] “Colección Carlos Casavalle” Archivo
General de la Nación - Departamento Documentos Escritos. 1504-1904.
[7] “Panorama de las artes quilmeñas” Pp. 61 a 76 y 186 y 187
[8]Composición poética muy breve que expresa
un solo pensamiento ingenioso o satírico con gran precisión y agudeza.
[9] Inspiración, capacidad creadora de los
poetas y artistas.
[10] “Panorama
de las artes quilmeñas” Pp. 186 y 187
[11] “Panorama
de las artes quilmeñas” Pp. 68 y 69.
[12] La Chacra de Risso comprendía las actuales avenidas de Vicente López, 12 de Octubre, Andrés Baranda y Carlos Pellegrini. Allí hubo un horno de ladrillos emprendimiento de la firma Miguel Oneto & Cía que fabricó los ladrillos con los que se hizo la reconstrucción de la Casa Parroquial y la actual Catedral. Ver en el libro “La Colonia de Valerga” Pp. 31 y 32 y en el blog EL QUILMERO del jueves, 24 de octubre de 2013 “La Chacra de Risso Y El Horno de Ladrillos de Onetto - Los Risso”
[13] Family Search: https://www.familysearch.org
[12] La Chacra de Risso comprendía las actuales avenidas de Vicente López, 12 de Octubre, Andrés Baranda y Carlos Pellegrini. Allí hubo un horno de ladrillos emprendimiento de la firma Miguel Oneto & Cía que fabricó los ladrillos con los que se hizo la reconstrucción de la Casa Parroquial y la actual Catedral. Ver en el libro “La Colonia de Valerga” Pp. 31 y 32 y en el blog EL QUILMERO del jueves, 24 de octubre de 2013 “La Chacra de Risso Y El Horno de Ladrillos de Onetto - Los Risso”
[13] Family Search: https://www.familysearch.org