En el aula decía a mis alumnos: "No me pregunten qué libro, traigan todos los libros... La historia la hacen ustedes cada vez que la analizan, que la recrean, que la discuten, que la estudian... ¡Hagan historia!". Efectivamente la historia la hace la gente y EL QUILMERO desde que inició su marcha está abierto para aquellos que nos traen sucesos, personajes e instituciones que forman parte de nuestra identidad y nos refuerzan el sentido de pertenencia. Alejandro Gibaut, vecino de Bernal, es uno de ellos y varias veces replico sus notas que publica en "Bernal, su historia y su gente". La que sigue es una nota que salió el 17 de noviembre próximo pasado y que podemos titular:
MEINCKE VERSUS BLANDENGUES
por Alejandro Gibaut
17/11/2015
Hace unos días Néstor Pienso publicó en el grupo que administra unas muy interesantes fotos del interior de la casa ubicada en San Martín 666. La casona, mas allá del
casi completo abandono y deterioro en que se encuentra, es uno de los
últimos exponentes del Bernal señorial de grandes quintas de veraneo que
aún se mantienen en pie. Era propiedad de la familia Meincke, y me
parece importante contribuir a esa publicación con algunos datos de la
misma.
Los terrenos entre Avellaneda y Lomas de Zamora no eran de
los Bernal sino de los Santa Coloma. En 1868, se produce la sucesión de
Ana Lezica (esposa de Juan Antonio Santa Coloma) y toda esa extensión de
tierras se subdivide entre hijos y parientes. El sector comprendido
entre las actuales San Martín-Cerrito-Chacabuco y Alem fue para Eugenio
María Santa Coloma, quien estaba radicado en Francia desde 1830, cuando
había sido nombrado Cónsul General de la Confederación Argentina en
Europa.
Un año despues vende el lote entero a Juan Martínez (quien
también tenía tierras en Quilmes) y éste a Andrea Marrero, a excepción
de una fracción de 120 x 120 metros con frente al "Camino Real " (hoy
San Martin) y lateral sur a una calle de 12 varas que había sido abierta
por Martínez y el propietario del lote contiguo, Melville Sewell Bagley, y que
es la actual calle Alem. Esa pequeña quinta Martínez la vende a Lorenzo
Ferro y finalmente el 7 de julio de 1887, el comerciante Enrique Meincke
compra la misma. Don Ferro ya había construído en su quinta, por lo que
no sabemos si los Meincke reformaron esa casa previa o arrancaron de
cero, pero la cuestión es que lo que aún se conserva muestra todavía los
rasgos de una casa señorial. Esta casa tenía un cerco de material con
rejas y dos portones de acceso, uno sobre San Martín y otro sobre Alem
(o como se llamaba entonces, Constitución) y su servicio incluía un
quintero y una cocinera, ambos italianos, y un cochero español. La
compra, según dicen, la hizo por $12.995 porque… ¡no quería pagar
$13.000 por la yeta!
Don Enrique Meincke había nacido en Alemania
en 1826. En diciembre de 1851, ya en el país, contrae enlace con Mary
Winifred O'Hara, inglesa oriunda de Liverpool, y con ella tienen 7
hijos, entre ellos Enrique hijo (nacido en 1856), Luis (nacido en 1868) y
Emilio (nacido en 1871) Ahora bien, a pesar que don Enrique y doña
Mary vivían en la casa de Bernal en 1895, quien compró las tierras y
construyó la casona fue casi con seguridad su hijo. Enrique junior tenía
su comercio junto a sus hermanos en la Boca, como varios de los
primeros pobladores de Bernal. Su nombre fue uno de los que formó parte
de la comisión pro-capilla de Bernal que creó Agustín Pedemonte, otro
boquense. Compartió con don Félix Bernal el cargo de Concejal Municipal
en Buenos Aires entre 1892 y 1897.
La casona en el pueblo fue su lugar
de descanso y veraneo y falleció el 15 de agosto de 1921, en Capital. Su
hermano Emilio siguió actuando en la Boca y llegó a ser presidente (y
muy reconocido) del Club Atlético Boca Juniors entre 1915 y 1917 y un
segundo período entre 1918 y 1920.
Volviendo a las tierras, en
1911 la familia tuvo un pleito con su vecino Spiro Ungaro (propietario
de la fracción al norte, entre Zeballos y Cerrito) para ver quién cedía
la franja de terreno entre propiedades para abrir Zeballos (la
"prolongación de Ramella" como se le llamaba entonces) entre Belgrano y
San Martín. Ese pedido lo había hecho el vecindario ya en 1909, al
Concejo Deliberante quilmeño, y debió resolverlo la justicia:
finalmente, Enrique tuvo que hacerlo.
En enero de 1927, su hija
María Angélica Meincke de Goytía y Arrieta pide la aprobación para la
subdivisión y loteo de las tierras. Los vecinos le piden al Concejo
Deliberante que no la apruebe porque "dejaría a Pringles en condiciones
irregulares", pero igualmente el remate se lleva a cabo el 13 de marzo
con gran éxito según comenta "Crónica". El 11 de junio, el Concejo
Deliberante dicta la ordenanza Nº 333 que aprueba la apertura de Pringles
entre Alem y Zeballos, y de una nueva calle a la que María Angélica pide
llamen "Enrique Meincke". En diciembre de 1928, la ordenanza 391 (que
cambia los nombres de las calles a uno y otro lado de las vías)
explicita que "la calle que corre entre L.N.Alem y Zeballos se
denominará Blandengues". El pobre don Enrique se quedó así sin calle
propia, y la familia Meincke pasó a ser un vago recuerdo del señorial
Bernal de antaño…
por Alejandro Gibaut
de Facebook: "Bernal, su historia y su gente" (grupo público)