A todos quienes no perdieron de vista su origen, quienes sienten orgullo de él y quienes elevan la dignidad de su tierra.
El
próximo domingo 4 de agosto se cumple el 176º aniversario del nacimiento del
escritor quilmeño Guillermo Enrique
Hudson. [1] Autor cuya obra no perdió vigencia y
es imprescindible para intentar comprender la esencia histórica de gran parte
de la Argentina y de los argentinos. EL QUILMERO honra su memoria con un
escrito rescatado en la BIBLIOTECA POPULAR PEDRO GOYENA.
Chalo
Agnelli
La
Biblioteca Pública Municipal Domingo Faustino Sarmiento publicó en la serie de
Medallones Biográficos Nº 7, dirigida por el profesor Carlos Guillermo Maier en
1966, el opúsculo “Guillermo Enrique Hudson, hijo dilecto de Quilmes” de Violeta
G. Shinya, resultado de la conferencia que esta autora, sobrina nieta de
Hudson, pronunció el 9 de setiembre de ese año del Tricentenario de la creación
de la Reducción de los Quilmes, que se realizó en la sede de la Biblioteca, calles
Mitre y Alem, auspiciada por la Comisión de Cultura de la Municipalidad y la
filial Quilmes del Instituto Sarmiento de Sociología e Historia.
SR. PRESIDENTE DEL INSTITUTO SARMIENTINO
DE QUILMES
Es
para mi un alto honor pero un compromiso riesgoso venir en esta tarde para
hablar con vosotros acerca de uno que he dado en llamar hijo dilecto de esta
Quilmes no sólo tricentenaria, sino también tan rica en historia y en hijos que
le hacen justicia.
Preparando
estas cuartillas que hoy os leeré, he debido en primer término recurrir a uno
de sus retoños más jóvenes, a la erudición de vuestro presidente, el profesor Lomban [2]
para determinar con precisión los limites de la Quilmes del ayer.
Es
además difícil porque estamos en la semana de Sarmiento por quien tengo desde
muy lejos una profunda veneración, a fuer de maestra plasmada en aulas argentinas
oficiales en las cuales su nombre fue un símbolo y su ideario una ruta, y egresada
luego de una facultad donde fue mi maestro aquel que escribiera “El
Profeta de la Pampa". [3]
Todo
esto hace, señores, que yo me permita poner este coloquio de hoy bajo los manes
de ese Maestro de maestros y de los de Hudson, mi tío abuelo, y a quien le está
dedicada la velada.
GUILLERMO
ENRIQUE HUDSON: HIJO DILECTO DE QUILMES.
G.
E. Hudson, bautizado William Henry
en la Iglesia Metodista Americana, nació
en esta Quilmes tres veces centenaria un 4 de agosto de 1841, cuando la ciudad aún no habla crecido y él
partido era más dilatado... Además fue - hermoso destino - otro hijo de esta
pujante ciudad, quien localizara al dar término el primer cuarto de este siglo
a los "25 Ombúes", esos 25 ombúes que al decir de Ezequiel Martínez Estrada [4] significaron
el despertar de sus ojos y sus sentidos a las maravillas del mundo exterior.
Quisiera
hoy limitar esta exposición a Hudson y su deambular dentro de los limites de
aquel Partido de hace más de un siglo; de aquel que extendía sus limites desde
el Riachuelo hasta el actual camino Brandsen - La Plata por el sur y desde el
Río de la Plata hasta las actuales Llavallol y Empalme San Vicente, por el
oeste. Por lo que comprendía: Avellaneda, Lanús, Lomas de Zamora, Almirante
Brown, Florencio Varela, Ensenada y Berazategui. [5]
He
de intentar señalar aquello que en su obra destaca las cosas de esta zona que
él difícilmente ubica con precisión o enmarca geográficamente. Sus limites están
dados en otra dimensión, en la de la naturaleza y sus criaturas; el detalle de
los pastos; las características de la vegetación, la fauna que la puebla. Esa
es su brújula y deberá ser nuestra guía. Puesto que no podría pretender aquí y
esta noche hacer una biografía de este autor vuestro, pues a los desvelos de Don Fernando Pozzo, [6] deben
sumarse los eruditos trabajos de otros hijos brillantes de Quilmes, entre
quienes deseo nombrar en primer término al Dr. Craviotto [7] a quien llamara un día caluroso de
verano y a quien tuve el honor de tener en mi casa cuando - recién designada -
y aún sin saber con exactitud cómo transformaría el Solar en Museo ni cómo
lograrla reconstruir la estanzuela pues no contaba con la primera partida que
luego, por la eficaz intervención del Departamento Museos y el franco apoyo de
la Dirección de Cultura que estaba empeñada en agilizar el funcionamiento de
los Museos de la Provincia, se le asignara al mismo una primera suma de $
600.000, entonces digo y a mi requerimiento - se creó la "Asociación de Amigos del
Museo y Parque Evocativo G. E. Hudson", creación sin la cual no
habría podido realizar lo que ya se ha hecho y hallareis a mano para consultar
en las "memorias" que quedan a vuestra disposición.
El
Dr. Craviotto, nuestro primer vicepresidente, desdichadamente, nos abandonó
pronto, demasiado pronto, cuando ya tenía casi terminado un trabajo exhaustivo
sobre Hudson; otro quilmeño empeñoso lo acompañó para realizar con prolijidad y
paciencia su andar por los archivos provinciales, me refiero a César Barrera Nicholson con quien
publicara en 1942 resultados de sumo
interés en "Argentina Libre".
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Casa reconstruida donde el 4 de agosto de 1841 nació
Guillermo Enrique Hudson. Construcción que pertenece actualmente al Parque Ecológico
de Florencio Varela.
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UNO DE SUS HIJOS DILECTOS
Procuraré
pues hallar para Uds. esa dimensión que él utilizara agudizando sus vivencias
con el único auxilio de sus imágenes visuales y auditivas y a las cuales él se
refirió así en "Pájaros y Hombres": "...todas y cada una de las cosas que vemos dejan su huella en la
mente y pueden ser revividas varios minutos, horas o días después, más las
únicas impresiones indelebles son las de las cosas que hemos visto
emocionalmente, y continúa más adelante, sabemos que igual cosa ocurre con los
sonidos: aquellos que escuchamos atentamente, valorándolos o en algún modo con
sentimiento, con emoción, perduran en nosotros y pueden ser atraídos al campo
de nuestra conciencia para ser escuchadas una y otra vez a voluntad. Un
naturalista de campo traviesa quien esté realmente interesado en el lenguaje de
los pájaros debería tener tanta riqueza de acopio de esas impresiones, como un
músico... Mi propia experiencia lo prueba, un hombre puede desvincularse de la
vida de los pájaros que conoce y afincarse en otra región del planeta a miles
de millas de distancia pero después de más de un cuarto de siglo, durante el cual
ha establecido una estrecha vinculación con otros pájaros totalmente distintos,
hallará que las antiguas imágenes sonoras que nunca pudieron reactualizarse con
otras nuevas similares resultan imperecederas pues perduran tan claras como en
ese ayer."
Hasta
aquí Hudson, y a propósito de esto mismo, nos dice Edward Thomas (1878-1917) en “A literary Pilgrim in England": "Cuando ya habla estado 26 años en
Inglaterra, él podía aún ver con los ojos en su mente, doscientos pájaros de el
Plata y la Patagonia con tanta exactitud como podía ver un tordo, un estornino,
un pechito colorado, y podía revivir las voces de 150". Y prosigue
afirmando que: "… él es en realidad
uno de los pocos escritores que podría ser llamado un hijo de la
Naturaleza". Estas citas del propio Hudson y de Thomas que me he
permitido, justifican, creo, el que haya dicho que Quilmes, la de su
nacimiento, puede considerarlo uno de
sus hijos dilectos.
EVOCACIÓN
Es
verdad que el que hoy trajina sus avenidas, se aturde con el "free
jazz" o aún aquel, menos apurado que viaja en tren, esos, ya están
en otra dimensión y deberán volver la espalda al tecnicismo asombroso, a los
rascacielos, al tránsito motorizado, y sumergirse en lo que aún queda de
espacios verdes para entender a este "abuelo" que tanto amó su
terruño. Evocarlo será desde aquí mi intento. Si evocar a ese hombrote de
rápidas reacciones y risa pronta con ojos penetrantes y manos grandes y
fuertes, acostumbradas a sujetar el caballo nervioso, pero que sabían ser
suaves, leves si debían restañar la herida del ave o acariciar la cabeza de un
niño; al que volvía tierno su mirar agudo cuando contemplaba la belleza de una
flor o seguía el inquieto vuelo de un pájaro. A quien amaba cada instante de la
vida, sólo por eso, por poder vivirla. Al que hizo que la tónica de su
existencia fuera eso: su amor a la vida y a la belleza. A ese que con más de
sesenta años comienza su autobiografía y se transporta a estos campos quilmeños desde su reducto
londinense del cual ni ve ni oye nada porque las vivencias de esas imágenes
audiovisuales tienen tanta fuerza que pueblan su revivir y así van resurgiendo:
la visión de las bandadas de pájaros; de las flores de rutilantes colores; de
su muda contemplación de las víboras o de su embeleso por las acacias plateadas
de luna o los olorosos montes de paraísos, al llegar el verano. Y esa
autobiografía fue el resumen de su existencia vivida con la acuciante urgencia
de adorar la naturaleza, que significó para él más que cualquier religión ortodoxa.
Por
eso, no ha mucho, al estarme ahí a la sombra de uno de esos ombúes, mientras el
encargado del Solar me decía: "Hay
que sacar ese cardal...", lo miré y no supe que contestarle, pues,
pensé en:“...esas azules llamaradas de
los cardos en flor; ese tajante ruido del chasquido de sus ramas secas, al
quebrarse bajo su cabalgadura; ese estarse, según nos contó Hudson, parado en
medio de los cardales, para oírlos crecer, porque sus hojas inmensas se libertan con un brinco de su acalambrada
posición, produciendo un sonido crujiente; o en el símil que él mismo utilizara
cuando al referirse al otoño nos cuenta que lo escuchaba llegar porque bajo los
cielos grises oía día tras día, noche tras noche el paso de las bandadas de
golondrinas, de cisnes, de patos salvajes emigrando y le recuerda a la flor del
cardo que es aventada y se pierde a la distancia a causa del aún suave soplo
del pampero...” ¿Sería justo eliminar totalmente esos cardos?... No sé.
Ya
que he hecho referencia al otoño, sigámoslo aún y nos contará que los pastos
están llenos de voces extrañas y siente el ruido del viento y mira y escucha
cómo todo se adormece y la tierra poco a poco se cubre de escarcha y el
pampero ya no es suave soplo, sino bravo y barre los campos.
LA PAMPA
Cómo
no considerarlo muy nuestro si desde la Inglaterra de su voluntario exilio fue
uno de los primeros en describir al "más gaucho de los deportes de la pampa",
el juego del pato. Se puede afirmar que ha sido uno de los máximos sentidores de la pampa por la veracidad
de sus descripciones y lo vivaz de sus relatos.
Pasó
una infancia feliz, pues sus padres no habrían justificado jamás que se pudiese
trabar el corretear curioso de sus hijos, más, sólo éste, bebió y almacenó,
para los largos años que habría de vivir, cada sonido, cada grito, cada canto
de esa llanura que primero avizoró y luego recorrerla con el afán del artista
nato o del hombre con una tan fina sensibilidad como no es dado hallar con
frecuencia, o del científico en potencia. En efecto, desde ese su hogar en el
recorte de una llanura, ahí donde el suelo se empina sobre un suave declive,
este niño trajinó su infancia entre árboles, pájaros y animales de la pampa. Y
hubo silencio y asombro. Ese niño vivía el maravilloso mundo de lo natural.
Más tarde hubo acuciante curiosidad y comenzó su hablar y andar entre el
paisanaje.
Pasaron
los años y desde esas tan pintorescas ondulaciones se dirigió con los suyos a
las cercanías de Chascomús “Las Acacias", aún sin
localizar. Pasada su mocedad y con una seria amenaza por la fiebre reumática,
tras terco y lento deambular de obsesiva observación, hubo de alejarse del
suelo natal y dirigirse hacia los lares de sus antepasados y en esa Inglaterra,
entonces distante, lejana, entre dificultades y profunda melancolía, vivió por y para la magia de la pampa.
Acerca
de esto don Jorge Casares, [8] ese
argentino ilustre, paciente y prolijo ornitólogo, cuya colección hudsoniana se juzga como la más completa del mundo, y
que fuera donada el año pasado por su esposa, doña María Inés Nevares de Casares, para perpetuar su memoria y así
contribuir a cuanto él deseaba, el mejor conocimiento de la obra de Hudson.
Casares dijo: "las descripciones
usos y costumbres de las aves argentinas, no han sido ni serán superadas;
guarda de su infancia y su adolescencia un enorme caudal de sensaciones
visuales y auditivas".
RETRATOS
Hoy,
ahora os voy a contar cómo lo retrataron sus sobrinos - mis padres - cuando
tras conocerlo en Londres, donde residía con su esposa Emily Wingrave, le
escribieron a mi abuela:
"Es muy, muy agradable. Se parece
mucho a sus fotografías, sólo que se le ve más viejo y más triste; él dice que
se conserva igual. Habla lento y bajo y uno creería que tiene como
"fatiga". Mas pienso que es su modalidad. Nos contó que su libro "The Land's End" [9]
fue muy bien recibido y que lo que en él dijo acerca del tratamiento cruel
hacia los pájaros en Cornualles, ha traído como consecuencia una ley - aprobada
por el Parlamento -, para que allí se los proteja; y que es la primera vez que
un libro ha sido el causante de una ley aprobada por las Cámaras. ¡Imagínate
que honor! y sin embargo uno lo ve tan tranquilo, casi humilde..."
Hasta
aquí el relato de su sobrina Laura. Siempre refiriéndome al testimonio de mis
padres, veamos que dice su sobrino político: "Tenía muy buena figura; era muy alto, quizá
un poco encorvado. No podré nunca olvidar el amor y la ternura que demostraba
por Laura, acaso porque veía en ella a su querida hermana Mary Ellen"...
y continúa "cuando nosotros lo
visitábamos, decidimos hablar siempre en inglés pues Emily, su esposa, no
entendía el castellano, no obstante, nuestra presencia había reactualizado
tanto en el sus años vividos en la Argentina que insistía en desterrar el
inglés, y un día nos recitó íntegro el poema de Domínguez, “¡El ombú! Ninguno sabe...”. [10]
Sus ojos cobraban un brillo extraño
cuando se refería a lugares y cosas de Buenos Aires y sus observaciones eran
tan exactas que llamaban nuestra atención".
|
Violeta
Shinya, niña, junto a sus padres y su abuela, 1912 (Foto de CD Pioneros
Nikkei. Centro Cultural Argentino Japonés. Gracila Linari) |
ESCRITOR DE DIMENSIÓN ARGENTINA
Señores.
Acaso estas simples notas escritas para que una hermana que le era devota
supiese de cómo lo habían hallado, puedan darnos un subrayado muy profundo para
que se pueda proclamar alto y fuerte: ¡Sí, es innegable, Hudson es escritor de
dimensión argentina!
Antes
de proseguir, quiero aclarar que estas hojas que os he leído que naturalmente
son de mi pertenencia están escritas en idioma inglés y pertenecen a una carta
y a hojas del diario de mi madre, pero han sido traducidas y publicadas
primero en "La Prensa" y
luego en el libro "Las huellas de Guillermo Enrique Hudson", de Masao Tsuda, [11]
Presidente de la "Asociación Hudsoniana de Tokio"
y ex embajador del Japón en la Argentina, quien es tan ferviente admirador
del autor que nos ocupa, que durante su gestión diplomática aquí, puso todo el
peso de su investidura para lograr aunque fuese una precaria reparación del Solar Natal y no poco empeño en
apurar
a las Comisiones de las Legislaturas Nacional y Provincial.
Hudson
es escritor de dimensión argentina.
Sus obras, su vida, sus sueños nos lo dicen; lo dicen también el canto de las
calandrias, el grito de los teros, el vuelo de la perdiz; la extraña
costumbre de los guanacos, la fragancia de los pastos en primavera; el vuelo
peculiar de ciertas aves, sus raras y bellísimas volteretas con ritual de
danzas; la fiereza de los mamíferos para con sus congéneres más débiles; el
idioma del pantano, de los sapos... Todo cuanto aún cuando la civilización lo
empuje quedará por siempre vivo. Entiendo que esta es la razón suficiente para
reafirmar la permanencia del medio ambiente en esa obra donde vuelca sus
vivencias. Por eso creo justo el decir que es escritor de dimensión telúrica.
Aún en aquellas obras escritas para Inglaterra y acerca de ella, de su propia naturaleza,
como por ejemplo “La Vida de un Pastor", [12]
encontramos a un
personaje protagónico "Caleb", quien al hablar
cuenta la propia vida de Hudson y su profunda remembranza de la tierra. “A
muchas millas de donde hoy viejo y endeble se encuentra de espaldas contra la
tierra”.
Pero
el embrujo de su pampa surge en toda su fuerza en sus libros nuestros "Días
de Ocio en la Patagonia" (“Idle days in Patagonia”, 1893) “Un
naturalista en el Plata” (“The Naturalist in La Plata”, en 1892),
"El Ombú" (cuentos, 1902), "Tierra Purpúrea" (“The
purple land that England lost”, 1885) y "Allá lejos y hace tiempo"
(“Far away and long ago”, 1918); surge de ellas su pasión por la pampa salvaje,
poblada de ruidos y silencios y seres.
EL GAUCHO
En
efecto el gaucho ha sido descripto por él acaso de la mejor manera, cuando
refiriéndose a si mismo en "The
Naturalist in La Plata", dice: "…
cabalgando, el paisaje fascina; refiriéndome a mi mismo diría que el balanceo
rítmico, la sensación de vuelo, de fuga actúan sobre mi mente como un estimulo
y me resulta incomprensible admitir que se pueda pensar o meditar mejor en
reposo que a caballo”. Explica luego este aserto suyo al decir que él se ha
criado ahí donde la pampa dilatada hacia
que desde la más tierna infancia se cabalgase y que el hombre era como un
parásito del caballo y sólo (como)
jinete tenia el pleno dominio de sus facultades. A
continuación nos hace un breve pero estupendo retrato del poblador: "… hombre de piernas combas y andar balanceante
de palmípedo, pues utiliza la palabra "Waddle"; sus manos siempre
buscando como tanteando la rienda; sus pies hacia adentro, con el dedo mayor en
esa dirección bien marcado, como el pato..." y se alza contra la fama de holgazán conque lo adornan los extranjeros que desconocen – dice – “su idiosincrasia",
y, continúa: "… a caballo es el más
activo entre los hombres e inmenso su aguante ante las privaciones que a otros
los llevarían al borde de la desesperación, su largo trajinar por días y sus fiestas
de ‘a caballo’, los interminables viajes que realiza sin descansar ni
alimentarse, aparecen como milagrosas, para el común de los habitantes de la
tierra. Privado de su caballo no puede hacer nada sino sentarse en el suelo,
cruzado de piernas o en cuclillas, se le han – dice - cortado los pies". Como veis fue un gaucho que entre gauchos
vivió. Sólo así pudo trazar semblanza tan ajustada en contados renglones, en 1892, a casi 20 años de haber realizado
ese buceo de sus planicies.
LO AUTÓCTONO
Al
seguirlo en sus obras lo vemos que desanda, tropero y baqueano, los años de su
vida vivida y huele al aire y cuenta las fragancias hasta hacérnosla sentir; y
nos hace acortar la respiración, para con él seguir y no interrumpir el vuelo
de un colibrí.
Cuando
nos cuenta cuánto hay en ese desandar desde la vejez - que odiaba - hasta sus
mocedades, encontramos, es verdad que en lengua inglesa, que su narración tiene
esa forma tan propia y particular de nuestra gente para captar, sentir y transmitir.
Es, decía no hace mucho, la misma que hallamos en un Echeverría, un Guiraldes,
un Payró, aún cuando ninguno de ellos ha hecho referencia a la Pampa desde
igual ángulo, todos tienen el denominador común de lo auténtico, de lo
enraizado a la tierra.
Un
trabajado articulo de César Goñi,
aparecido antes de la publicación de la traducción más limpia que conozco de "Allá lejos" podría ser la
afirmación de esto que hoy y hasta aquí he dicho.
Guillermo Ara ha realizado un exhaustivo
estudio sobre Hudson en su trabajo dé tesis intitulado "Guillermo Enrique Hudson
(el paisaje pampeano y su expresión)", en él no ha descuidado ángulo
ni arista para analizar el contenido, la expresión y el alma de sus escritos
más en momento alguno se le aparece el autor alejado de lo que tiene dentro de
sí: su tierra natal.
Así
mismo, E. Martínez Estrada nos dice
refiriéndose al mismo asunto: "… construye
con el paisaje, el ambiente, la sociedad, la condición humana; no nombró
siquiera uno de los defectos, de los yerros de los mismos, pero se refiere al
país en que vio la luz con impresión de apego entrañable, de querencia” y
continúa más adelante: "Hudson al
ausentarse salvó el recuerdo de belleza innegable. Escribiendo en inglés
realizó una obra magnifica que es veraz reflejo de la vida y costumbres de
nuestra llanura.” y subraya “…
escritor en inglés de origen argentino y conocedor de lo argentino".
EL REGRESO
[…] Con testimonios de esta naturaleza, que dan
un marcado asentimiento a cuanto hemos dicho, podríamos aún continuar puesto
que constituirían testimonios irrefutables para rubricar esto que hemos dicho y
que intituló mi charla de esta noche: "Hijo de Quilmes".
Este
anciano joven parecía gustar - decía mi madre - el rumor de la lengua natal, de
esa región que le dio tan hondas emociones que le hacen sentir que su vida
terminó cuando la deja... Frente a todo esto yo pienso y creo adivinar la
pregunta, y si todo fue así… ¿Por qué no
regresó? ¿Cómo no sintió la necesidad del regreso? Y yo me atrevo a decir,
que no regresó por miedo al regreso; por
el temor de no saber resistir lo que ya no podría hallarse.
HUDSON Y SARMIENTO
[…]
me volveré hacia lo que Luis Franco publicase hace ya un decenio, al unir en
una colaboración para "La Prensa",
estos dos nombres: "Hudson y Sarmiento". Dice de éste: "…
enemigo del desierto y del estilo de vida que allí se da, de la travesía y el
aislamiento; del ganado puro patas y cuerno,
esto nos lo presentaría – continúa - como el reverso de Hudson”.
Mas, Franco nos dice que son dos hombres de un hondo parentesco espiritual pero
que por razones diversas miran la misma cosa de ángulos casi opuestos. Sarmiento quiere transformar la pampa en
nombre de la vida y la belleza; quiere despertar a la pampa de su sueño
horizontal. Hudson en cambio, no regresará por miedo a esa pampa que aquel
preconizara.
Quizá
debamos concluir esta rápida revisión de su temática, que hemos utilizado con
la finalidad de demostrar como nunca
negó su origen criollo, destacando que son las suyas reacciones de un ser
extraordinariamente sensible a todo cuanto se refiere a seres vivientes y con
un caudal enorme de ternura que lo hace evocar a su madre como sólo puede
hacerlo un hombre de nuestros campos: reverencia y pausa. La honda nostalgia es
la que le hace comenzar su descubrimiento al revivir su patria "de espaldas", en alguna herbosa planicie
y siguiendo el vuelo de algún gorrión.
¿Qué
dio a Hudson las posibilidades para ser lo que fue? Pues: LA TIERRA, su vehemencia y la EDUCACION,
las posibilidades para su iniciación. Rodeado de un medio duro, primitivo y
hasta virgen, pero nacido en un hogar de una clase media culta, halló una
biblioteca con varios centenares de libros; la conjunción más acabada entre la
observación y la sensibilidad permiten o auspician la perfecta comunión entre
la madre y el hijo.
QUERENCIA
Este
criollo de nacimiento y sajón de origen fue un apasionado y un vehemente. ¿No
ha predominado entonces la fuerza de la tierra? ¿Lo telúrico? Así vemos cómo se
nutrió a causa de una fuerza invisible que manejó su destino desde una fiel
adversidad hasta conducirlo, no se si a la inmortalidad pero si hacia un
destino vertical de bondad y fama.
Creo
que es posible afirmar que esta tierra suya desde la hondura de su nostalgia
le permitió ir descubriendo la Argentina a extranjeros y nativos mientras él la
revivía en los años de su plenitud, a la vez que se horripilaba al pensar en
una pampa angostada por los alambrados, dibujada por las demarcaciones y con
sus canoros pajarillos cazados por inmigrantes, para ser devorados.
Cuando
Güiraldes nos relata la tan conocida escena del aguacero sentimos el frío del
agua mojando nuestras ropas, pero él nos lleva enseguida a sus personajes. En
cambio, tras un "chaparrón"
Hudson, nos descubre como reverdecen los campos; cómo los charcos reflejan una
brizna de pasto dulzón o recortan en su fondo un trébol en flor y cómo las
hojas se embebían de dulzura y de que manera habla gozado revolcándose en ese
pasto húmedo y perfumado.
Hoy
descansan sus restos mortales, tras cientos de vigilias que para él fueron
maravilla, en el cementerio de Broadwater
en Worthing y es seguro que cuando alguien como hoy el Instituto Sarmiento,
nos convoca para exaltar lo profundo que fue su amor al terruño, a la "querencia",
su alma se mecerá junto al verde pino que hay junto a su sitio de reposo eterno
y así suspendida entre las ramas y el cielo, sentirá la magia de su pampa y la
dicha del canto de la calandria y del vuelo y la diligencia del hornero. (Violeta Shinya)
Violeta Shinya, pasaporte, 10/7/1939 (Graciela Linari)
Compilación y notas. Prof. Chalo Agnelli
Colaboración Cristina Secc
Biblioteca Popular Pedro Goyena, San Luis
948. Tel. 4224-8162
bibliotecapopularpedrogoyena@yahoo.com.ar
BIBLIOGRAFÍA
Agnelli,
Chalo. “Maestros y Escuelas de Quilmes” Ed. Jarmat. Quilmes, 2004
"Entre Letras y puntos" Suplemento especial de la revista "Palabras con historia" Año 3 - Nº 28 - Agosto, 2010. Graciela Linari, Florencio Varela.
http://temakel.net/aicmgehudoson.htm
NOTAS
[2] Ver: “CULTURA, Y MEMORIA – LOS 86 AÑOS
DEL HISTORIADOR PROF. JUAN CARLOS LOMBÁN”
http://elquilmero.blogspot.com.ar/2011/02/cultura-y-memoria-los-84-anos-del.html
[3] De Ricardo Rojas.
[4] Ezequiel Martínez Estrada, nació en
San José de la Esquina, provincia de Santa Fe, el 14/9/1895, murió en Bahía
Blanca el 4/11/1964. Fue escritor, poeta, ensayista, crítico literarios.
Recibió dos veces el Premio Nacional de Literatura, en 1933 por su obra poética
y en 1937 por el ensayo "Radiografía
de la Pampa". Fue presidente de la Sociedad Argentina de Escritores
(SADE) de 1933 a 1934 y de 1942 a 1946. Ver en http://www.ensayistas.org/filosofos/argentina/eme/eme1.htm, "El mundo maravilloso de Guillermo Enrique Hudson"
[5] 1611.- Comienza a denominarse Pago de la Magdalena a la
extensión comprendida entre el margen derecho del Riachuelo hacia el sur y sud
este, hasta el río Salado y el Pago de la Matanza. Los Pagos
eran zonas de población rural compuesta por chacras y estancias a lo largo de
los ríos; no constituían un distrito administrativo. [5]
1730.- Se crea oficialmente la
Parroquia de Magdalena.
1755.- Se establece
definitivamente la Parroquia
de la Magdalena.
1780.- El 28 de febrero se
crea la Parroquia
de Quilmes, separándose de la de Magdalena y se funda San Vicente.
1784.- Se crea la división política y administrativa de la campaña en partidos.
1785.- Quilmes es declarado “partido”, subdividido en
6 cuarteles, ubicándose al pueblo propiamente dicho en el 4° cuartel, limitado
entre los arroyos Santo Domingo, Giménez, el Río de la Plata y la Cañada de Gaete. Cuyo
primer Alcalde de Hermandad fue Martín
Gómez.
1779.- Primera fragmentación
de la jurisdicción original del Pago de la Magdalena con la creación de los curatos de San
Vicente y el de la Isla
(Hoy ciudad de Magdalena)
1828.- Se crean 28 partidos o Juzgados de campaña, entre
los que está Quilmes. Los mismos estaban a cargo de un Juez de Paz, ad honores, es decir sin sueldo, con las atribuciones
de comandante de milicias, administrador de justicia, presidente de la
municipalidad y comisario de policía.
1852.- Formación del partido de Barracas al
Sur, hoy Avellaneda. El partido
de Quilmes comprendía: Lanús, L. De Zamora, Burzaco, Alte. Brown, Quilmes, F.
Varela hasta Cnel. Brandsen, San Vicente y el norte de Ensenada y La Plata. Andrés
Baranda es designado juez de paz y
presidente de la municipalidad de Quilmes.
1861.- Formación del partido de La Paz, luego: Lomas De Zamora.
En 1869, según la Prof.
Mercedes Martínez Vázquez, la
extensión en leguas cuadradas de nuestro distrito era de 21,77 leguas,
con la escisión de Lomas a nuestro partido se le restan 69, 25 Km. 2.
1873.- Formación del partido de Almirante Guillermo
Brown. En 1874, 250.000 inmigrantes arriban a Argentina.
1891.- El 30 de enero de 1891 se crea el Partido de Florencio
Varela (Sumándosele nuevas tierras en
1909)
1960.- 4 de noviembre, autonomía de Berazategui.(de “Maestros Y Escuelas de
Quilmes”, Cap. Iº)
[6] Ver: “EL
DR. FERNANDO POZZO Y LA HISTORIA EN QUILMES -
MEDICO, FUNCIONARIO Y LITERATO, PRECURSOR DEL ACERVO HISTÓRICO” en
http://elquilmero.blogspot.com.ar/2010/03/el-dr-pozzo-y-la-historia-en-quilmes.htmt/
[7] Ver.: “DOCUMENTOS HISTÓRICOS DEL DR.
JOSÉ ALCIDES CRAVIOTTO”
http://elquilmero.blogspot.com.ar/2011/06/documentos-de-investigacion-historica.html
[8] Traductor del libro de Hudson,
“Cardenal. Historia de mi primer pájaro enjaulado” publicado en la Revista El Hornero, Vol. VII, Nº 1, Pág.
80-85. Órgano de la Sociedad Ornitológica del Plata Buenos Aires Talleres
Gráficos Tomás Palumbo, 1933
[9] Publicado en 1908 en Inglaterra.
[10] Luis L. Domínguez (1819-1898) fue político, poeta, historiador, periodista y
diplomático. Nació en Buenos Aires en marzo 1819
y murió en Londres, en 1898. Fue ministro de
Hacienda durante la presidencia de Sarmiento. Era hermano de Miguel Cané. Es el
autor del poema “El Ombú” compuesto por versos
octosílabos en 19 estrofas de 8 versos y una de 4. “¡El Ombú! - Ninguno sabe / En qué tiempo, ni qué mano / En el centro de
aquel llano / Su semilla derramó. / Más su tronco tan ñudoso, / Su corteza tan
roída / Bien indican que su vida / Cien inviernos resistió.”
[11] Masao Tsuda, embajador
del Japón en Argentina (1954), presidente de la Asociación Hudsoniana de Tokio
junto a la Asociación Amigos de Hudson en Argentina realizó gestiones para
rescatar la estanzuela “Los 25 ombúes” de los intrusos. En 1957 la provincia de
Buenos Aires crea el Museo y Parque Evocativo Guillermo Enrique Hudson por
Decreto N° 7.641 con dependencia de la Dirección de Museos, Reservas e
Investigaciones Culturales. A partir de 1991 las gestiones de la profesora
Violeta Shinya fructifican y se recibe la primera partida de las generosas
donaciones gestionadas por Masao Tsuda y el Embajador Yoshio Fujimoto, de
distintas empresas y la Asociación de Amigos y lectores de Guillermo E. Hudson
del Japón. Se inicia la ampliación de tierras del Museo en dirección al arroyo
las Conchitas. En 1996 se obtienen donaciones de organismos internacionales de
Japón y de la Fundación Lloyds Bank.
[12] “A sepherd’s life”,
publicado en Inglaterra en 1910.