BREVE RESEÑA
Por
Leandro Perconti
1.- LA
PRIMERA GRAN EXPERIENCIA
Un barco de procedencia sueca ancló en el puerto de
Buenos Aires en 1911. Tras
la iniciativa de la Cervecería Argentina Quilmes S.A., se importarían al país
las primeras 800 toneladas de semilla de cebada cervecera. El nuevo cereal para
suelo argentino sería distribuido un poco al azar desde Río Negro hasta Salta. La
producción nacional de malta debía convertirse en una realidad en el menor
tiempo posible.
Estas 800 toneladas serán las primeras semillas sembradas
de las que derivaron luego las primeras cosechas volcando
productos
heterogéneos, por calidad y rendimiento. Cervecería Argentina Quilmes
construiría las instalaciones necesarias para recibir el fruto de esas primeras
experiencias. Los estudiantes recién egresados de las escuelas de agronomía
existentes de aquel entonces, tenían la tarea de recorrer, arduamente, los cuatro
puntos cardinales del país. Chacra por chacra había que contagiar la fe y el
entusiasmo en los colonos para sembrar el nuevo cultivo, y luego asesorarlos
en la labor y las posibilidades que podría ofrecer el cereal. A pesar de muchas
indiferencias por parte del agricultor a esto, y la preferencia en mantener los
cultivos ya conocidos, las 800 toneladas fueron sembradas, y las primeras
cosechas volcaron sus productos en las instalaciones de la Cervecería. Los tres
primeros años, no obstante la diversidad de los resultados obtenidos,
permitieron deslindar con relativa exactitud las mejores zonas de cultivo.
Mientras tanto se seguía importando cebada del extranjero.
La 1° guerra mundial cerró los mercados europeos, hasta
entonces el principal proveedor de
cebada de Cervecería Argentina Quilmes. Fue necesario así, recurrir a Estados Unidos, país en el
cual la semilla no era satisfactoria. Se sintió la escasez y apareció mas
rotunda la necesidad de producir cebada cervecera en nuestro suelo. Importar
cebada de Europa era imposible, y por ello se pensó entonces en Chile; 800
toneladas de semilla chilena cruzaron los Andes y se esparcieron gratuitamente
entre los colonos que se interesaban por su cultivo. Año tras año se iban
quemando etapas de rehuso y ganando la colaboración de los agricultores. Al
desgano de las primeras siembras, sucedía ahora una expectativa auspiciosa. La
labor técnica se afirmaba ante cada experiencia individual. Existía ya
una selección ajustada de agricultores dentro de la provincia de Buenos Aires,
fundamentalmente en el oeste, y también en el sur del país.
2.-
FUNDACIÓN DE PRIMERA MALTERÍA ARGENTINA S.A.
Para el año 1918, la producción nacional de malta alcanzó
casi las 1.500 toneladas. En tanto se continuaba realizando las siembra de cebada
cervecera, era tiempo de contar con una planta industrializadora preparada
especialmente para elaborar el cereal que ya afluía en cantidades crecientes.
Fue así como Cervecería Argentina Quilmes con la consecuente previsión, se
venía ocupando de organizar la primera fábrica que se dedicaría a elaborar
malta argentina. A esos fines, transformó en maltería una destilería de
alcohol existente y en desuso: la antigua destilería ''Franco-Argentina'',
lindante a la estación ''Conchitas'' (F.C.S) hoy Guillermo E. Hudson, adaptando
y ampliando sus edificios de acuerdo con las exigencias de la nueva industria y
dotándolos de las maquinarias e instalaciones necesarias.
Luego de los dos primeros años, en 1920, Cervecería
Argentina Quilmes constituía y fundaba una nueva entidad con carácter de
Sociedad Anónima, a la que se le dió el nombre de ''Primera Maltería Argentina
S.A.'' y que sería la heredera de la obra sostenida hasta entonces por su
predecesora y se disponía a alcanzar los tramos definitivos del proceso
cultural e industrial de la cebada cervecera. Es a ella a quien debe el país y
la industria cervecera argentina el hecho plausible de la independencia de la
producción de malta de procedencia
extranjera.
(Vista general de Primera Maltería Argentina S.A.) Circa Año 1920.
Una de las primeras decisiones de la nueva sociedad fue
importar cantidades considerables de semilla. En tres años, 1919-22, las
importaciones alcanzaron a más de 4.000 toneladas. Todo estaba dispuesto para
encauzar la larga experiencia y aprovechar el éxito definitivo. Sin embargo,
esa enorme y confiada experiencia no logró los resultados tan largamente
acariciados. No se logró la aclimatación del tipo de semilla exportada: los
granos no alcanzaron el tamaño normal y su calidad era deficiente para la
elaboración de malta. Con mas de diez años de iniciada la tarea, el objetivo se
tornaba nuevamente lejano y esquivo. Cosecha tras cosecha malograda
significaban el desaliento. Había que cambiar fundamentalmente los planes de manera
eficaz y por sobre todo alcanzar una gran escala.
La intuición de uno de los directores y la enérgica
decisión de todos permitió reencontrar el rumbo. Australia, por su posición
geográfica, ofrecía mayor similitud de clima y de suelo con nuestro país que
con aquellos europeos y se cultivaba cebada en buenas condiciones. Se afrontaría
la nueva experiencia con semilla traída desde allí. Así llegaron a nuestro
país, en 1925, 2.000 toneladas de semilla australiana por encomienda de la casa
matriz en París, (Francia). El esfuerzo anterior no se había malogrado del
todo; había algo que alentaba cualquier tentativa. Ese algo era la confianza
que existía hacia los propulsores del cultivo de la nueva variedad del cereal.
El contacto de la empresa con cada agricultor no había sido el fruto
improvisado de una necesidad transitoria. Las 2.000 toneladas de semilla llegadas
desde el otro extremo del mundo, y el producto de su mejoramiento y selección
entre 1925 y 1941, orientó la implantación y llegó a ser finalmente la base
principal de la producción de cebada cervecera.
2.1.- HACIA
UN TIPO ESPECÍFICO DE CEBADA
Las 2.000 toneladas de semilla australiana constituían un
conjunto heterogéneo de cebadas de distintas líneas (o familias). Era necesario entonces,
orientar el dispositivo técnico de Primera Maltería Argentina hacia la
consecución de un resultado de valor altamente científico: sobre la adaptación
de aquella semilla previa selección genética, a fin de mejorar sus condiciones
básicas en busca de un tipo específico, cuyos valores se mantuvieran uniforme.
La semilla importada de Australia fue sometida al sistema de selecciones en
masa. Esta labor se realizó en algunas chacras por personal de Primera Maltería
Argentina.
En el año 1927, se inició la selección individual a cargo
de técnicos con la tendencia a crear lineas puras. Surgió así en Darregueira, el
primer semillero bajo jaula. Se escogieron 1.200 espigas. De cada una de ellas
se sembraron diez granos y cada diez granos formaron una hilera marcada con su
número correspondiente. De las 200 líneas primitivas, (subtipo de la variedades)
el criterio selectivo eliminó alrededor de 180. Finalmente, apenas si doce
líneas permanecieron en pie y de su material se obtuvieron las variedades
''Darregueira 129'', ''Darregueira 131'' y ''Darregueira''. Pero la experiencia
no satisfizo al criterio técnico que la dirigía y el campo experimental de
Darregueira desapareció. Entre ese año y el siguiente, se solicitó nuevamente a
la Central en Francia el envío de partidas pequeñas de cebada cervecera de las
variedades mas conocidas en Europa. Se sembraron cebadas de pedigree europeas,
para hacer ensayos de comparación con las australianas. Así se
recibieron un total de 17 variedades precedentes de cuatro criaderos de
distintos países (Inglaterra, Suecia, Alemania y Checoslovaquia)
Corría
el año 1929. En los años siguientes, esa tarea resurgió con mayor impulso por
medio de cinco semilleros grandes, instalados en las estaciones San Cayetano,
Tres Arroyos, Villa Iris, Rivera y Berutti. En las estaciones de Tres Arroyos y
Rivera se instalaron las maquinarias necesarias: aspiradores, cilindros de
clasificación, zarandas y trieurs (separadores de medios granos). También se
incorporaron sistemas especiales de clasificación, basados en el principio de
gravedad. Esos equipos que la empresa tuvo en Tres Arroyos y
Rivera, fueron los más modernos y perfectos del país para la época y se había
invertido en ellos más de medio millón de pesos de la moneda corriente (actualmente
unos u$d 6.000.000.-)
Primera Maltería Argentina S.A. decidió, para alcanzar el
mayor grado de seguridad posible sobre las condiciones del producto que
distribuía, curar toda la semilla. A los equipos limpiadores, agregó aparatos especiales a ese
objeto con una capacidad 1.500 Kg/hora.
(Otra vista general desde el lateral sur con los ramales
del F.C.S) Circa Año 1936.
3.- CEBADA CERVECERA ARGENTINA
Primera Maltería Argentina S.A. distribuyó, hasta 1941,
esa semilla originaria de Australia, convenientemente mejorada por la
selección. De
la partida primitiva fueron eliminándose, en las sucesivas cosechas, las
semillas deficientes. Hacia 1931, se poseía un rico material de estudio y
experimentación. Australianas y europeas acusaban cualidades diversas y, en
cierto modo, complementarias. ¿Por qué no intentar reunir esas cualidades en
una sola y misma variedad? Quedó así
planteada la necesidad de acudir a la genética y al método de hibridación. Era la
empresa científica de mayor jerarquía que se intentaba.
Debía encontrarse la variedad de cebada cervecera capaz
de merecer, el nombre de Argentina, al tiempo que resumiera en sí misma las
cualidades de las que, hasta entonces, se habían caracterizado como las más
adaptables a las condiciones de nuestro clima y nuestro suelo.
El genetista Ingeniero Agrónomo Enrique Klein tuvo a su
cargo el cumplimiento de esta tarea. En 1917, Enrique Klein se hallaba trabajando en ''La
Estanzuela'', campo experimental del gobierno uruguayo, y sus trabajos
fitotécnicos llamaron la atención de los directores de la Cervecería Argentina
Quilmes, empeñados entonces en la obtención de un tipo de cebada cervecera que
pudiera satisfacer las exigencias de su producto. No dudaron
en contratar los servicios de ese hombre de ciencia para sumar sus esfuerzos en
la búsqueda de una variedad de cebada que reuniera las condiciones ideales.
Diez años de un esfuerzo integral, severo, enjundioso,
paciente y tenaz fueron necesarios antes de alcanzarse la etapa final. Recién al cabo de ese
tiempo fue posible dotar a la agricultura argentina de variedades de cebada
cervecera como la ''Heda", de tallo corto, madurez precoz, grano grande,
cáscara fina, muy rendidora y resistentes a la sequía. En 1941 comenzó a
distribuirse semilla de esta variedad. Para 1946, el 90% del área total de
cultivo de cebada cervecera estaba cubierta por las selecciones ''Heda''. Pero
entre 1955 y 1960, se pone de relieve la susceptibilidad de esta variedad a
las enfermedadades criptogámicas, motivo por el cual sobrevino una restricción
a su difusión, mermando así su área ocupada.
"Maltería 150" fue la nueva
variedad que iría ocupando su lugar, así llamada en homenaje al
sesquincentenario -aniversario número ciento cincuenta - de la Revolución de
Mayo, al coincidir la fecha de esta conmemoración con la de la aprobación del
nuevo híbrido. Algunos años mas tarde surgió con caracteres sobresalientes en
el aspecto industrial, la variedad Beka, de origen francés. Se trataba de una
semilla noble pero exigente en términos de cultivación. Esta variedad logró en
1966 ser inscripta como "BEKA" en el Registro Oficial de Semillas
Fiscalizadas, por especial pedido de la industria maltera; quien la
consideraba como expresión máxima de calidad en cebadas cerveceras cultivadas
en Argentina.
Otros productos híbridos se hallaban en experimentación
con el fin de consolidar en los años siguientes los logros hasta ese momento
obtenidos. El material disponible para los ensayos comparativos de rendimiento
y calidad comprendió tres líneas "Heda" mejoradas en el INTA, denominadas:
MAGNIF 128, MAGNIF 131 y MAGNIF 132; una variedad de origen europeo llamada
UNION, entre otros híbrido.
4.- INFORMACIÓN
LOCAL
Hacia 1918-1920, el mencionado pueblo de Conchitas, por
aquél entonces pert perteneciente al partido de Quilmes, contaba con algunos
pobladores y trabajadores vecinos que habían sido parte en la destilería
''Franco-Argentina''. Registros
de 1918 arrojan apenas a un puñado de operarios con fecha de ingreso a la
empresa en 1917: Sívori, García, Astorri, Monte, entre otros. También es
necesario agregar a la mención apellidos como Daino, Míguez, Garciacelay,
Parisi, Piñero, Gallego, Valerga, Greco, Sarti; que entre 1918 y 1920 […]
fueron integrándose a la fábrica. Queda de este modo manifiesta la tradición
y trascendencia de estas familias en la zona.
Algunos puestos jornales para destacar de los inicios de
la maltería: ''Quintero'', ''Chapero'', ''Montador'', ''Galponero'',
''Bueyero''. Peromuy
válido es también destacar los puestos
como ''Cobrero'', ''Zinguero'', ''Herrero'' que no eran seguramente poca cosa
para la época. Tal vez no todos los establecimientos fabriles de esa época
podían atribuirse tales lujos en oficio y en materia de mano de obra
especializada. Con el correr de los años, algunos nombres y puestos fueron
cambiando y otros se han conservado.
(Parte del personal de sección Taller Mecánico y Sála de
Máquinas.) Año
1939.
Por otra parte, la administración de Primera Maltería
Argentina S.A. en sus inicios operó desde las oficinas de la Sede central de la
empresa en Capital Federal, con domicilio en la calle Cangallo 667 (actual Pte.
Juan
Domingo Perón). Algunas secciones y nombres: Dirección Técnica (C.
Lindner, H. Mulhdorfer); Oficina Técnica (H. Keller, C. Pfander);
Administración (R. Lloveras, J. Montes de Oca, J. Casals)
5.- CONCLUSIÓN
Queda esbozado en el presente texto, un acercamiento a
los comienzos y primeros años de desarrollo de esta fábrica productora de
malta, cuyo protagonismo en el crecimiento de la nación pujante de aquellos
días, no se puede evitar desconocer.
por Leandro Perconti
Presentado en la 13ª Jornada Fotográfica e Histórica en Quilmes -
Prov. Bs. As.
sábado 23 de agosto 2014
Colegio de Abogados.
Compaginación Chalo Agnelli
LEANDRO
PERCONTI comenzó
con la búsqueda de información de Maltería
Hudson en el año 2006, motivado por la microhistoria del lugar y la
cercanía con su abuelo, que allí trabajó. Desde ese momento, llevó adelante una
minuciosa tarea de reconstrucción histórica, recopilación de datos y archivos,
fotografías, elementos específicos, historias de vida por medio de entrevistas a
ex-trabajadores de todos los escalones de la producción. Actualmente se encuentra en la última
etapa de desarrollo de un único material que pretende reunir y
representar la importancia que tuvo esta fábrica para la zona, el país y
también para Latinoamérica.