Publicó
EL QUILMERO el miércoles 30 de diciembre de 2015,
“El Contrabando en las Costas de Quilmes a
Comienzos del Siglo XVII”, investigación del Dr. José A. Craviotto publicada en 1944, a continuación recuperamos
del número aniversario del cincuentenario del periódico “La Lectura” de octubre de 1945, el siguiente trabajo. Una
investigación notable del Dr. Craviotto que debe haberle llevado algunos años
por la multiplicidad de información que ofrece.
Facsímil del número uno del periódico católico 'La Lectura', 10 de octubre de 1895. La investigación del Dr. Craviotto se publicó el el número aniversario del Cincuentenario, octubre de 1945.
Este vasto trabajo junto con los dos realizados por don Luis Otamendi “Origen de Quilmes” e “Historia de la Reducción”, dan un testimonio preciso de la situación no sólo religiosa, sino también se presenta lo social y geografía política durante los siglos del Pago de la Magdalena y la Reducción y el Partido de los Quilmes.
Agrego como notas al pie sitios o fuentes donde se puede obtener más información sobre algunos puntos o quizá de alguna manera actualizada por nuevos investigadores.
Si bien algunas transcripciones son textuales y se dificulta la comprensión creemos que presentarlas de tal manera es más fiel a la veracidad de la investigación. (Chalo Agnelli)
EXTENSIÓN DE LA PARROQUIA ENTRE LOS SIGLOS XVII Y XVIII
Por Dr. José Alcides Craviotto
Quilmes tiene su origen en la “Reducción de la Santa Cruz”, fundada en el año 1666, en esta parte del “pago de la Magdalena”, con indios traídos desde el lejano Tucumán.
La atención religiosa de los pobladores de la campaña de Buenos Aires - nos referimos a la que se encuentra al sur del Riachuelo - no comenzó con la llegada de los indios mencionados, traídos hasta aquí para asegurar en ellos “una paz permanente y todo el fundamento de su enseñanza cristiana”; desde años anteriores, el obispado de Buenos Aires había contemplado e intentado resolver el problema de la atención espiritual de los escasos pobladores del campo con los, para entonces, cortos medios disponibles. Es por tal motivo que al resumir la historia de la Iglesia en Quilmes, no sólo debe tenerse en cuenta a la que fue en sus orígenes la Reducción, sino al territorio de la campaña al sur del Riachuelo, es decir, al pago de la Magdalena.
Extensión del Pago de la Magdalnea y Parroquia de los Quilmes, siglo XVI y XVII
LA CAMPAÑA DE BUENOS AIRES Y EL PAGO DE
LA MAGDALENA
Desde la fundación de la ciudad por Garay
en 1580, y por muchos años después, “el campo” estaba limitado a una estrecha
faja de tierras comprendidas entre él río Paraná y el de la Plata por una parte,
y los dominios del indio por la otra; por el norte, el arroyo del Medio
señalaba en cierto modo el deslinde con la jurisdicción de Santa Fe; por el
sur, el río Samborombón y luego el Salado, determinaban la zona, pasada la
cual, la poca seguridad de que se gozaba en las fronteras desaparecía, por el
peligro de los indios. Por el oeste, las actuales de Luján, Cañuelas, oeste de
San Vicente y la costa del Samborombón marcaban el límite de la ‘civilización’.
Los convoyes de carretas que se dirigían el norte, o, como se hizo años
después, hacia el sur en procura de sal, lo hacían protegidos por fuerte
escolta.
Las tierras comprendidas dentro de los
límites precisos mencionados, formaban “la campaña”, no dividida en jurisdicciones
de ninguna especie, excepto los denominados “pagos” extensiones que recibían
un nombre dependiente de accidentes propios del lugar por lo general, o de características
que permitían individualizarlo. Tales pagos, considerados como de población
rural, se habían originado juntamente con la ocupación de la campaña, al
iniciarse las tareas ganaderas. Los más importantes, de la antigua campaña eran
los de la Magdalena, de la Matanza, los Arroyos, de los Arrecifes, Areco,
Cañada de la Cruz, Luján, las Conchas y Monte Grande.
LA MAGDALENA
Uno de ellos, el de la Magdalena, quedaba
situado al sur del Riachuelo; la primera mención de este pago la hallamos en el
Cabildo celebrado el 16 de Mayo de 1611,
en el que se lo nombra, a propósito del trigo de sus chacras. Contrariamente a
lo que se cree, la palabra ‘pago’ no es criolla, sino española y, bien castiza,
y quiere decir: “distrito determinado de
tierras”.
El pago de la Magdalena, tal vez el más
extenso de la campaña, estaba comprendido, como en parte se ha dicho, entre el
Riachuelo y el río Matanza; el río de la Plata; el Samborombón y
posteriormente el Salado hasta las proximidades de Monte; desde allí, una línea
imaginaria que llegase hasta Cañuelas, formaba el límite impreciso en aquella
parte. Su extensión era enorme, y dentro de ellas se encuentran hoy los
partidos de Avellaneda, 4 de Junio, Lomas de Zamora, Alte. Brown, Quilmes, La
Plata, Florencio Varela, Coronel Brandzen, Esteban Echeverría, San Vicente,
Magdalena, así como parte de Cañuelas, General Paz (Ranchos), Monte y Chascomús.
Al crearse los partidos, en 1784, sobre la base de las parroquias establecidas
en 1780, uno de ellos, correspondiente a la parroquia de Santa María Magdalena
tomó el nombre del antiguo pago, y lo conserva en la actualidad. (1945)
LA REDUCCIÓN
Dentro de la vasta extensión señalada, se
fundó como hemos dicho en 1666, la Reducción de la Santa Cruz; su territorio
estaba comprendido entre los siguientes límites actuales: calles Zapiola y
Guido y sus prolongaciones hacia el oeste; la barranca sobre el bañado y el
deslinde entre los partidos de Quilmes-Almirante Brown y Lomas de Zamora.
Quilmes es, de todos los pueblos de la
provincia situados al sur del Riachuelo, el más antiguo; desde 1666 existe como
centro de población, y desde esa misma fecha asumió la categoría de curato,
que reclama también el honor de ser el más antiguo de esta banda del Riachuelo;
es decir, del sureste del Riachuelo y por lo tanto de toda la campaña del sur
de la ciudad de Buenos Aires.
LA
JURISDICCIÓN ECLESIÁSTICA
ANTECEDENTES
El 22
de octubre de 1631, el gobernador Céspedes dio cuenta al Cabildo de una
entrevista que había tenido con el obispo de Buenos Aires monseñor fray Pedro
de Carranza acerca de la necesidad de instalar doctrinas “en los pagos de las chácaras”, vale decir, en las afueras de la
ciudad. El Cabildo deliberó sobre el asunto “por parecerle cosa necesaria para indios y españoles así por la
necesidad que tienen algunos siéndoles forzoso asistir en sus chacaras en
acudir a la ciudad sino de año en año en días señalados de fiestas muy
solemnes quedándose los demás sin misa”. Se convino en tratar nuevamente
el tema en una próxima reunión, de la cual, así como del resultado de la
deliberación, carecemos hoy de antecedentes documentales.
Pocos años después, el 25 de marzo de 1637, el obispo de
Buenos Aires, fray Cristóbal de Aresti, llamó a concurso a los clérigos para
designar aquellos que debían ocupar las doctrinas y curatos que había resuelto
crear en la campaña de Buenos Aires; estos eran los siguientes: uno en los
pagos de Magdalena y Matanza, con una iglesia en cada uno de dichos pagos;
otro en el Monde Grande y parte de las Conchas, con otras dos iglesias y el
último en la banda norte del río de las Conchas y en los alrededores del río
Luján. El 13 de diciembre del mismo, año, el obispo expidió un auto erigiendo
los curatos antes mencionados. Para el que fue creado en el pago de la Magdalena,
no se conoce hoy el funcionamiento ni el lugar en que pudo estar instalado,
sólo puede asegurarse que de haber existido no funcionaba a comienzos del siglo
siguiente.
LA REDUCCIÓN
DE LA SANTA CRUZ
La existencia de una iglesia, en el pago de la Magdalena, que puede probarse en forma concreta, es la que se construyó en la Reducción, al instalarse en 1666; a comienzos del año siguiente, 1667, fue designado Cura de la misma el licenciado Bartolomé de Pintos. Este religioso tenía como misión la asistencia espiritual de los indígenas del poblado, por la naturaleza del cargo que ocupaba; suponemos que a ella se agregaba la de los españoles del pago, carentes de toda otra asistencia religiosa en el campo, excepto la de los misioneros que periódicamente recorrían la campaña.
CRECIMIENTO DEMOGRÁFICO
Con el correr de los años, aumentó la población española del campo, que se alejó cada vez más hacia el interior en procura de la hacienda que proporcionaba sebo, cueros y otras especies comerciales. La penetración interior se hizo hasta tierras de indios; por su parte éstos atraídos por la gran cantidad de hacienda, parte criada en estancias, parte muy grande en estado “cimarrón”, en aquellos campos abiertos, iniciaron sus ataques cada vez más audaces, llegando, en el año 1740, hasta las inmediaciones de la Reducción, en tierras actuales de Conchitas; de ello dan cuenta numerosas partidas de defunción de aquellos años.
Hay una estrecha relación entre el aumento de la población española de la campaña, ocupada en tareas rurales; su alejamiento paulatino de Buenos Aires; la necesidad de asegurarles una asistencia religiosa en forma permanente por una parte, y la creación de las parroquias rurales por la otra. Tales parroquias, con autoridades religiosas, en muchos casos se anticiparon en años a la instalación, en los mismos lugares, de las autoridades civiles; muchos de los partidos, considerados como una extensión determinada de tierras a cargo de una autoridad civil, fueron antes parroquias, a cargo de un cura vicario, con autoridad religiosa.
La autoridad civil de la campaña, para años anteriores al 1766, dependía de dos Alcaldes de Hermandad, que cumplían su cargo en toda la extensión que hemos mencionado antes, al norte y al sur de Buenos Aires; la autoridad religiosa en la campaña, hasta 1730, de los dos Curas Rectores de la Catedral de Buenos Aires, que ejercían su ministerio en períodos semanales alternados. En 1766, se aumentó el número de Alcaldes de Hermandad para la campaña, designándose uno con funciones específicas en el pago de la Magdalena. En 1730 se designó un cura vicario para el mismo pago, recayendo el nombramiento en el sacerdote que a la vez ejercía el curato de la Reducción de la Santa Cruz.
La existencia de una iglesia, en el pago de la Magdalena, que puede probarse en forma concreta, es la que se construyó en la Reducción, al instalarse en 1666; a comienzos del año siguiente, 1667, fue designado Cura de la misma el licenciado Bartolomé de Pintos. Este religioso tenía como misión la asistencia espiritual de los indígenas del poblado, por la naturaleza del cargo que ocupaba; suponemos que a ella se agregaba la de los españoles del pago, carentes de toda otra asistencia religiosa en el campo, excepto la de los misioneros que periódicamente recorrían la campaña.
CRECIMIENTO DEMOGRÁFICO
Con el correr de los años, aumentó la población española del campo, que se alejó cada vez más hacia el interior en procura de la hacienda que proporcionaba sebo, cueros y otras especies comerciales. La penetración interior se hizo hasta tierras de indios; por su parte éstos atraídos por la gran cantidad de hacienda, parte criada en estancias, parte muy grande en estado “cimarrón”, en aquellos campos abiertos, iniciaron sus ataques cada vez más audaces, llegando, en el año 1740, hasta las inmediaciones de la Reducción, en tierras actuales de Conchitas; de ello dan cuenta numerosas partidas de defunción de aquellos años.
Hay una estrecha relación entre el aumento de la población española de la campaña, ocupada en tareas rurales; su alejamiento paulatino de Buenos Aires; la necesidad de asegurarles una asistencia religiosa en forma permanente por una parte, y la creación de las parroquias rurales por la otra. Tales parroquias, con autoridades religiosas, en muchos casos se anticiparon en años a la instalación, en los mismos lugares, de las autoridades civiles; muchos de los partidos, considerados como una extensión determinada de tierras a cargo de una autoridad civil, fueron antes parroquias, a cargo de un cura vicario, con autoridad religiosa.
La autoridad civil de la campaña, para años anteriores al 1766, dependía de dos Alcaldes de Hermandad, que cumplían su cargo en toda la extensión que hemos mencionado antes, al norte y al sur de Buenos Aires; la autoridad religiosa en la campaña, hasta 1730, de los dos Curas Rectores de la Catedral de Buenos Aires, que ejercían su ministerio en períodos semanales alternados. En 1766, se aumentó el número de Alcaldes de Hermandad para la campaña, designándose uno con funciones específicas en el pago de la Magdalena. En 1730 se designó un cura vicario para el mismo pago, recayendo el nombramiento en el sacerdote que a la vez ejercía el curato de la Reducción de la Santa Cruz.
LA PARROQUIA DEL PAGO DE LA MAGDALENA
Llegamos al 1717, desde años anteriores, se mencionan como existentes en la campaña de Buenos Aires solamente a dos iglesias, las de los curatos de las Reducciones de Santa Cruz de los Quilmes y de Santiago del Baradero; en toda la campaña de Buenos Aires existen únicamente dos iglesias, las mencionadas, al norte y al sur de la ciudad; pero ya en esa época, la campaña había comenzado ¡ a poblarse, en grandes estancias, con personal que si bien no era muy numeroso, preocupaba a las autoridades eclesiásticas, en cuanto a su atención permanente.
El obispo fray Pedro de Fajardo, poco después de hacerse cargo de la diócesis de Buenos Aires en 1717, “procuró celoso poner remedio en las campañas a los repetidos clamores la feligresía de toda esta jurisdicción”, se expresa en actas del Cabildo Eclesiástico. No nos consta la fecha exacta, pero en una, anterior al 1729 - tal vez en 11 de febrero de 1727, como podría hacerlo creer “el parezer del Sr. Arzediano (sic)” que se menciona en una de las actas citadas - el obispo Fajardo agregó al curato de Santiago del Baradero la jurisdicción del pago de los Arrecifes y parte del de Areco, y al curato de indios de Santa Cruz de los Quilmes la vecindad del pago de la Magdalena.
Por la resolución transcripta del obispo, la iglesia de Quilmes pasó a ser, por lo tanto, parroquia del pago de la Magdalena, con jurisdicción eclesiástica sobre la población del pago Esta población dejó de depender los curas rectores que habíamos mencionado antes.
El gobernador Bruno Mauricio de Zabala, en fecha posterior a la de la resolución de Fajardo, aludió a la misma en la forma siguiente, ante el Cabildo Eclesiástico: “Las continuas insinuaciones de los R. P. Misioneros y demás Religiosos que asisten por caridad en la jurisdicción de ciudad al alivio espiritual de vecinos y los repetidos clamores de éstos, que viven a la remota distancia (por) querer lograr este bien, en cumplimiento de mi obligación, me estimularon a representar al Ilmo. Sr. Dn. Pedro Fajardo la suma necesaria en que se hallan todos de este consuelo, y del pronto remedio que pedía tan urgente necesidad” (textual). Como se ha indicado, el obispo proveyó en consecuencia, disponiendo que la población española de los pagos de Magdalena, Arrecifes y parte de Areco pasase a depender, por de pronto de las iglesias que tenían más cerca. Poco tiempo después, según veremos, se reorganizó esta distribución de curatos de campaña, al crearse las nuevas parroquias en 1730.
LA PARROQUIA INTERINA DEL PAGO DE LA MAGDALENA
El 17 de abril de 1730, por fallecimiento del obispo Fajardo, se reunió el Venerable Dean y Cabildo Eclesiástico Sede Vacante, para estudiar una representación hecha por el gobernador Zabala "sobre lo conveniente que es el que se divida el Curato de Españoles en varios, partidos del Campo de la jurisdicción de esta Ciudad... por la gran necesidad que se experimenta en la dilatada jurisdicción de la Ciudad poblada de mucha feligresía”; el problema a resolver, la creación de varios partidos del campo, independientes del Curato de Españoles de la Catedral, fue postergado para estudiarlo en la reunión del 28 de abril, en la que se resolvió pedir informes a los curas de varias parroquias, dependientes del obispado de Buenos Aires. Llegados estos informes, a comienzos de octubre, excepto el que se había pedido a Corrientes, el Cabildo Eclesiástico, reunido el 6 del mismo mes acordó crear nuevas parroquias, de las que formarían parte las existentes en la campaña, que al efecto se desmembraban de los curatos a que pertenecían; vale decir que el pago de la Magdalena dejaba de pertenecer al curato de Quilmes así como los pagos de Arrecifes y Areco - parte de este último - se desmembraban del curato de Santiago del Baradero; tales pagos formarían parte de las nuevas parroquias a crearse.
Para determinar la jurisdicción de cada una de ellas, se encomendó la tarea al Arcediano, quien contaba con la colaboración de personas entendidas en la jurisdicción del campo; debía practicar el deslinde correspondiente teniendo en cuenta las distancias, poblaciones y posibilidades para el sostenimiento de las parroquias a crearse y los sacerdotes a cargo de ellas.
El Cabildo Eclesiástico se reunió nuevamente el 23 de octubre. En el acta correspondiente se expresa que “por haberse reconocido con el tiempo infructuosas las desmembraciones de partidos del campo que (el obispo Fajardo) hizo con facultad ordinaria, del Curato de esta Santa Iglesia (Catedral) y agregaciones que de dichos partidos hizo a los pueblos de indios de Santiago del Baradero y Santa Cruz de los Quilmes ... las declaraba y declaró Su Señoría no haber tenido el efecto a que se dirigieron las paternales diligencias con que Su Señoría Ilma., procuró celoso poner remedio en las campañas a los repetidos clamores de la feligresía de toda esta jurisdicción.” (textual) Al anular la jurisdicción del curato de Quilmes así como del de Baradero sobre los pagos mencionados, el Cabildo Eclesiástico procedió a efectuar una nueva distribución de la campaña, que dividió en varias parroquias, de las cuales solamente hacemos mención de la que se refiere al pago de la Magdalena. Para ello, se “resolvió el método y regulación de los referidos curatos, (Quilmes y Baradero), y erección de nuevas parroquias en el campo de la jurisdicción de esta ciudad y la de Santa Fe, con todos sus vecinos y habitantes, españoles, indios y demás especies de personas (sic), con las demás circunstancias y advertencias concernientes a esta materia en la forma y manera siguiente: (seguimos el texto en su grafía original). Tocante a la Jurisdicción de esta Ciudad se erige en primer Curato el Pago de la Magdalena que empieza desde la otra vanda del Riachuelo, todo el territorio que comprehende dicho Pago y los feligreses q. el referido Pago contiene los nominados en la razón firmada q. han dado Dn. Diego Sáenz y Dn. Luis Giles, vezinos de esta Ciudad, siendo lindero el mismo Riachuelo en la manera q. dividió este Pago para la Cobranza de Diezmos del año de setes. y veinticuatro (1724. Y se le asigna a dho. Curato por Parroquia interina la Iglesia de Sta. Cruz de los Quilmes, Pueblo de Indios q. también se agrega a dho. Curato, hasta en tanto q la hazen aparte los vezinos y.avitadores de dho. Pago”. (textual)
De los términos del auto corren hoy versiones tan deformadas como caprichosas; en realidad, la parte transcripta expresa:
a) se erige el Curato del Pago de la Magdalena;
b) este pago empieza desde la otra banda del Riachuelo, vale decir desde su margen derecha, omitiéndose su deslinde hacia el sur por no existir otro en ese extremo, que pudiese causar dudas respecto a la jurisdicción;
c) serán feligreses de la parroquia todos aquellos contenidos en la razón firmada por Sáenz y Giles; que hoy desconocemos;
d) el Riachuelo será e1 límite norte, pero en la manera que se dividió al pago de la Magdalena en el año 1724, con motivo de la cobranza de diezmos; ignoramos como le efectuó dicha cobranza, y como quedó dividido el pago en ese año, pero, circunstancias de años posteriores, nos hacen creer que la zona este del Riachuelo, vale decir el Matanza, debió pertenecer, en las tierras de ambas márgenes, al pago de la Matanza, de ello existen constancias documentales que lo probarían en forma indirecta;
e) El Curato de la Magdalena tiene por parroquia interina a la iglesia de la Reducción de la Santa Cruz;
f) el pueblo de la Reducción pasa a depender de la parroquia del pago;
g) la Iglesia de los Quilmes será parroquia interina hasta tanto los vecinos y habitantes del pago “la hazen aparte” (sic), sin indicar un lugar determinado para ella.
Llegamos al 1717, desde años anteriores, se mencionan como existentes en la campaña de Buenos Aires solamente a dos iglesias, las de los curatos de las Reducciones de Santa Cruz de los Quilmes y de Santiago del Baradero; en toda la campaña de Buenos Aires existen únicamente dos iglesias, las mencionadas, al norte y al sur de la ciudad; pero ya en esa época, la campaña había comenzado ¡ a poblarse, en grandes estancias, con personal que si bien no era muy numeroso, preocupaba a las autoridades eclesiásticas, en cuanto a su atención permanente.
El obispo fray Pedro de Fajardo, poco después de hacerse cargo de la diócesis de Buenos Aires en 1717, “procuró celoso poner remedio en las campañas a los repetidos clamores la feligresía de toda esta jurisdicción”, se expresa en actas del Cabildo Eclesiástico. No nos consta la fecha exacta, pero en una, anterior al 1729 - tal vez en 11 de febrero de 1727, como podría hacerlo creer “el parezer del Sr. Arzediano (sic)” que se menciona en una de las actas citadas - el obispo Fajardo agregó al curato de Santiago del Baradero la jurisdicción del pago de los Arrecifes y parte del de Areco, y al curato de indios de Santa Cruz de los Quilmes la vecindad del pago de la Magdalena.
Por la resolución transcripta del obispo, la iglesia de Quilmes pasó a ser, por lo tanto, parroquia del pago de la Magdalena, con jurisdicción eclesiástica sobre la población del pago Esta población dejó de depender los curas rectores que habíamos mencionado antes.
El gobernador Bruno Mauricio de Zabala, en fecha posterior a la de la resolución de Fajardo, aludió a la misma en la forma siguiente, ante el Cabildo Eclesiástico: “Las continuas insinuaciones de los R. P. Misioneros y demás Religiosos que asisten por caridad en la jurisdicción de ciudad al alivio espiritual de vecinos y los repetidos clamores de éstos, que viven a la remota distancia (por) querer lograr este bien, en cumplimiento de mi obligación, me estimularon a representar al Ilmo. Sr. Dn. Pedro Fajardo la suma necesaria en que se hallan todos de este consuelo, y del pronto remedio que pedía tan urgente necesidad” (textual). Como se ha indicado, el obispo proveyó en consecuencia, disponiendo que la población española de los pagos de Magdalena, Arrecifes y parte de Areco pasase a depender, por de pronto de las iglesias que tenían más cerca. Poco tiempo después, según veremos, se reorganizó esta distribución de curatos de campaña, al crearse las nuevas parroquias en 1730.
LA PARROQUIA INTERINA DEL PAGO DE LA MAGDALENA
El 17 de abril de 1730, por fallecimiento del obispo Fajardo, se reunió el Venerable Dean y Cabildo Eclesiástico Sede Vacante, para estudiar una representación hecha por el gobernador Zabala "sobre lo conveniente que es el que se divida el Curato de Españoles en varios, partidos del Campo de la jurisdicción de esta Ciudad... por la gran necesidad que se experimenta en la dilatada jurisdicción de la Ciudad poblada de mucha feligresía”; el problema a resolver, la creación de varios partidos del campo, independientes del Curato de Españoles de la Catedral, fue postergado para estudiarlo en la reunión del 28 de abril, en la que se resolvió pedir informes a los curas de varias parroquias, dependientes del obispado de Buenos Aires. Llegados estos informes, a comienzos de octubre, excepto el que se había pedido a Corrientes, el Cabildo Eclesiástico, reunido el 6 del mismo mes acordó crear nuevas parroquias, de las que formarían parte las existentes en la campaña, que al efecto se desmembraban de los curatos a que pertenecían; vale decir que el pago de la Magdalena dejaba de pertenecer al curato de Quilmes así como los pagos de Arrecifes y Areco - parte de este último - se desmembraban del curato de Santiago del Baradero; tales pagos formarían parte de las nuevas parroquias a crearse.
Para determinar la jurisdicción de cada una de ellas, se encomendó la tarea al Arcediano, quien contaba con la colaboración de personas entendidas en la jurisdicción del campo; debía practicar el deslinde correspondiente teniendo en cuenta las distancias, poblaciones y posibilidades para el sostenimiento de las parroquias a crearse y los sacerdotes a cargo de ellas.
El Cabildo Eclesiástico se reunió nuevamente el 23 de octubre. En el acta correspondiente se expresa que “por haberse reconocido con el tiempo infructuosas las desmembraciones de partidos del campo que (el obispo Fajardo) hizo con facultad ordinaria, del Curato de esta Santa Iglesia (Catedral) y agregaciones que de dichos partidos hizo a los pueblos de indios de Santiago del Baradero y Santa Cruz de los Quilmes ... las declaraba y declaró Su Señoría no haber tenido el efecto a que se dirigieron las paternales diligencias con que Su Señoría Ilma., procuró celoso poner remedio en las campañas a los repetidos clamores de la feligresía de toda esta jurisdicción.” (textual) Al anular la jurisdicción del curato de Quilmes así como del de Baradero sobre los pagos mencionados, el Cabildo Eclesiástico procedió a efectuar una nueva distribución de la campaña, que dividió en varias parroquias, de las cuales solamente hacemos mención de la que se refiere al pago de la Magdalena. Para ello, se “resolvió el método y regulación de los referidos curatos, (Quilmes y Baradero), y erección de nuevas parroquias en el campo de la jurisdicción de esta ciudad y la de Santa Fe, con todos sus vecinos y habitantes, españoles, indios y demás especies de personas (sic), con las demás circunstancias y advertencias concernientes a esta materia en la forma y manera siguiente: (seguimos el texto en su grafía original). Tocante a la Jurisdicción de esta Ciudad se erige en primer Curato el Pago de la Magdalena que empieza desde la otra vanda del Riachuelo, todo el territorio que comprehende dicho Pago y los feligreses q. el referido Pago contiene los nominados en la razón firmada q. han dado Dn. Diego Sáenz y Dn. Luis Giles, vezinos de esta Ciudad, siendo lindero el mismo Riachuelo en la manera q. dividió este Pago para la Cobranza de Diezmos del año de setes. y veinticuatro (1724. Y se le asigna a dho. Curato por Parroquia interina la Iglesia de Sta. Cruz de los Quilmes, Pueblo de Indios q. también se agrega a dho. Curato, hasta en tanto q la hazen aparte los vezinos y.avitadores de dho. Pago”. (textual)
De los términos del auto corren hoy versiones tan deformadas como caprichosas; en realidad, la parte transcripta expresa:
a) se erige el Curato del Pago de la Magdalena;
b) este pago empieza desde la otra banda del Riachuelo, vale decir desde su margen derecha, omitiéndose su deslinde hacia el sur por no existir otro en ese extremo, que pudiese causar dudas respecto a la jurisdicción;
c) serán feligreses de la parroquia todos aquellos contenidos en la razón firmada por Sáenz y Giles; que hoy desconocemos;
d) el Riachuelo será e1 límite norte, pero en la manera que se dividió al pago de la Magdalena en el año 1724, con motivo de la cobranza de diezmos; ignoramos como le efectuó dicha cobranza, y como quedó dividido el pago en ese año, pero, circunstancias de años posteriores, nos hacen creer que la zona este del Riachuelo, vale decir el Matanza, debió pertenecer, en las tierras de ambas márgenes, al pago de la Matanza, de ello existen constancias documentales que lo probarían en forma indirecta;
e) El Curato de la Magdalena tiene por parroquia interina a la iglesia de la Reducción de la Santa Cruz;
f) el pueblo de la Reducción pasa a depender de la parroquia del pago;
g) la Iglesia de los Quilmes será parroquia interina hasta tanto los vecinos y habitantes del pago “la hazen aparte” (sic), sin indicar un lugar determinado para ella.
LA IGLESIA DE LA REDUCCIÓN
Por lo tanto, la iglesia de la Reducción, antepasada remota de nuestra Iglesia Parroquial, hasta el año 1730 había tenido las siguientes jurisdicciones en cuanto a la autoridad de su párroco se refiere: desde 1666 de su creación, hasta una fecha no conocida exactamente, comprendida entre 1717 y 1729, parroquia de la Reducción exclusivamente. Desde el 23 de octubre de 1730, parroquia de la Reducción, y desde la última de las fechas indicadas, en adelante, parroquia de la Reducción; “agregada” a la parroquia del pago de la Magdalena, parroquia que, por carecer de templo funcionaba en la ya existente de la Redición.
EL PARTIDO
Antes de pasar adelante, es necesario recordar que para esa época no existía ninguna división administrativa en el territorio de la campaña, como ya se ha explicado en líneas anteriores, y que con la creación de parroquias en 1730, los antiguos territorios denominados "pagos” pasaron a ser, en su mayor parte, asientos de un curato o parroquia, en lugares que no tenían aún autoridad civil; esta con la forma de los Alcaldes de Hermandad, se hacía por entonces y hasta años después, por dos de dichos Alcaldes designados para toda la campaña. Sin embargo, y con un concepto diferente del actual se empleaba por entonces la palabra “partido”, para designar al que también - y mas generalmente - se denominaba pago.
LOS SIETE PARTIDOS
Es recién en 1775, cuando una Junta de Hacendados propuso dividir la campaña en siete partidos; uno de ellos, el de la Magdalena, correspondía al pago del mismo nombre y a las tierras que lo formaban. En general, se acepta como iniciación de un partido, en lo que antes había sido “pago” o curato, a la fecha en que para él mismo se designa su primer alcalde de hermandad.
Por lo tanto, la iglesia de la Reducción, antepasada remota de nuestra Iglesia Parroquial, hasta el año 1730 había tenido las siguientes jurisdicciones en cuanto a la autoridad de su párroco se refiere: desde 1666 de su creación, hasta una fecha no conocida exactamente, comprendida entre 1717 y 1729, parroquia de la Reducción exclusivamente. Desde el 23 de octubre de 1730, parroquia de la Reducción, y desde la última de las fechas indicadas, en adelante, parroquia de la Reducción; “agregada” a la parroquia del pago de la Magdalena, parroquia que, por carecer de templo funcionaba en la ya existente de la Redición.
EL PARTIDO
Antes de pasar adelante, es necesario recordar que para esa época no existía ninguna división administrativa en el territorio de la campaña, como ya se ha explicado en líneas anteriores, y que con la creación de parroquias en 1730, los antiguos territorios denominados "pagos” pasaron a ser, en su mayor parte, asientos de un curato o parroquia, en lugares que no tenían aún autoridad civil; esta con la forma de los Alcaldes de Hermandad, se hacía por entonces y hasta años después, por dos de dichos Alcaldes designados para toda la campaña. Sin embargo, y con un concepto diferente del actual se empleaba por entonces la palabra “partido”, para designar al que también - y mas generalmente - se denominaba pago.
LOS SIETE PARTIDOS
Es recién en 1775, cuando una Junta de Hacendados propuso dividir la campaña en siete partidos; uno de ellos, el de la Magdalena, correspondía al pago del mismo nombre y a las tierras que lo formaban. En general, se acepta como iniciación de un partido, en lo que antes había sido “pago” o curato, a la fecha en que para él mismo se designa su primer alcalde de hermandad.
Por lo tanto, en 1730, no existía ningún
partido, considerado como agrupación de personas, en determinado territorio,
dependiente de una autoridad civil; la palabra 'partido', no existía pues, el actual partido de
Magdalena, formado con parte de las tierras del pago del mismo nombre, tendrá su origen en 1784, fecha en
la que “se consideraba partido a cada
distrito a cargo de un alcalde de hermandad”, considerándose a dicho
distrito como antecedente de la actual división en partidos. Tampoco existía el
pueblo de Magdalena; éste se originó alrededor de una capilla instalada en la
segunda mitad del siglo XVIII como, veremos más adelante.
LA VICEPARROQUIA DE MAGDALENA
A partir de 1730, precisamente del 23 de octubre, se inicia en forma ininterrumpida la jurisdicción eclesiástica, en forma de parroquia, en el pago de la Magdalena; repetimos qué desde una fecha anterior no conocida, la iglesia de Quilmes fue parroquia del pago, en tanto que desde el 23 de octubre lo fue como iglesia interina, hasta tanto se construyese otra aparte. Se explica fácilmente el asiento en Quilmes, de la parroquia creada, por no existir otra iglesia en el vasto pago; se explica el carácter de interina, porque la única iglesia existente, se encontraba situada en el extremo norte del pago, en zona muy alejada de los pobladores del mismo, que habitaban en los rumbos opuestos. Como ha podido leerse, el auto del 23 de octubre no menciona lugar alguno para la iglesia a construirse, y sólo dice que se hará aparte.
No puede creerse que la sede titular de la parroquia creada en 1730, debía encontrarse en el actual pueblo de la Magdalena por dos causas: la primera, por no existir dicho pueblo en el año 1730; la segunda, por que al construirse allí una iglesia en 1776, fue erigida en “viceparroquia”, por lo tanto dependiente de la parroquia del pago.
De haberse pensado, en 1730, que la iglesia titular debía funcionar en la zona del actual pueblo de Magdalena - pueblo que no existía en ese año - al edificarse allí la capilla de 1776 debía haber funcionado como parroquia.
La parroquia de Quilmes, o mejor dicho, la parroquia del pago de la Magdalena, dentro del cual se encontraba la Reducción de la Santa Cruz, cuya sede interina se encontraba en la Reducción, desde el 1730, en adelante, tuvo varias capillas subordinadas eclesiásticamente, mediante las cuales, el Cura Vicario del pago ejercía su acción en la vasta extensión del mismo; una de ellas fue la capilla edificada en la Magdalena en el año 1776. Otras causas, que mencionamos más adelante, nos hacen creer que la iglesia “interina” debía tal carácter no solamente a la distancia a que se encontraba de los extremos del pago, sino a determinadas circunstancias propias de la Reducción.
LA VICEPARROQUIA DE MAGDALENA
A partir de 1730, precisamente del 23 de octubre, se inicia en forma ininterrumpida la jurisdicción eclesiástica, en forma de parroquia, en el pago de la Magdalena; repetimos qué desde una fecha anterior no conocida, la iglesia de Quilmes fue parroquia del pago, en tanto que desde el 23 de octubre lo fue como iglesia interina, hasta tanto se construyese otra aparte. Se explica fácilmente el asiento en Quilmes, de la parroquia creada, por no existir otra iglesia en el vasto pago; se explica el carácter de interina, porque la única iglesia existente, se encontraba situada en el extremo norte del pago, en zona muy alejada de los pobladores del mismo, que habitaban en los rumbos opuestos. Como ha podido leerse, el auto del 23 de octubre no menciona lugar alguno para la iglesia a construirse, y sólo dice que se hará aparte.
No puede creerse que la sede titular de la parroquia creada en 1730, debía encontrarse en el actual pueblo de la Magdalena por dos causas: la primera, por no existir dicho pueblo en el año 1730; la segunda, por que al construirse allí una iglesia en 1776, fue erigida en “viceparroquia”, por lo tanto dependiente de la parroquia del pago.
De haberse pensado, en 1730, que la iglesia titular debía funcionar en la zona del actual pueblo de Magdalena - pueblo que no existía en ese año - al edificarse allí la capilla de 1776 debía haber funcionado como parroquia.
La parroquia de Quilmes, o mejor dicho, la parroquia del pago de la Magdalena, dentro del cual se encontraba la Reducción de la Santa Cruz, cuya sede interina se encontraba en la Reducción, desde el 1730, en adelante, tuvo varias capillas subordinadas eclesiásticamente, mediante las cuales, el Cura Vicario del pago ejercía su acción en la vasta extensión del mismo; una de ellas fue la capilla edificada en la Magdalena en el año 1776. Otras causas, que mencionamos más adelante, nos hacen creer que la iglesia “interina” debía tal carácter no solamente a la distancia a que se encontraba de los extremos del pago, sino a determinadas circunstancias propias de la Reducción.
En los viejos libros parroquiales,
aquellos anteriores al 1780, existen numerosas constancias que prueban la
jurisdicción de la Iglesia de Quilmes en todo el territorio del pago de la
Magdalena y permiten, además, en forma fehaciente, documentar que dicha
jurisdicción se ejerció ya directamente, ya por intermedio de varias capillas
u oratorios subordinados a la Iglesia.
PBRO. FELIPE
SANTIAGO DE SAN MARTÍN
En este punto queremos hacer mención del cura párroco Pbro. Felipe Santiago de San Martín y Cabral tanto por la minuciosidad con que efectuó las anotaciones en los libros parroquiales, como por haber tomado copias de numerosas partidas, correspondientes a las actividades de varias capillas. Estas copias, hechas en páginas posteriores a las de las partidas originales, en el caso particular de la capilla “de los Remedios”, llevan la siguiente anotación del Párroco: “Todas las quales partidas quedan agregadas a este libro originalmente; y para q. por si acaso se perdiesen o se apartasen deste libro pr. algún motibo, las hago copiar en las foxas siguientes de este Libro p. a. q.e en todo tiempo consten y se les de la misma fee y crédito q. a sus originales”. (textual)
Si se piensa que los originales correspondientes han desaparecido casi totalmente, la previsión del párroco San Martín, en 1777, llena hoy un vacío insalvable de otro modo. Es precisamente por su previsión, que hoy podemos consignar estos datos inéditos, de otro modo perdidos definitivamente para la historia. La parte siguiente, en su totalidad, en lo que se refiere a las capillas y oratorios mencionados en ella, tiene su base documental en las anotaciones debidas a la previsión del Pbro. San Martín.
En este punto queremos hacer mención del cura párroco Pbro. Felipe Santiago de San Martín y Cabral tanto por la minuciosidad con que efectuó las anotaciones en los libros parroquiales, como por haber tomado copias de numerosas partidas, correspondientes a las actividades de varias capillas. Estas copias, hechas en páginas posteriores a las de las partidas originales, en el caso particular de la capilla “de los Remedios”, llevan la siguiente anotación del Párroco: “Todas las quales partidas quedan agregadas a este libro originalmente; y para q. por si acaso se perdiesen o se apartasen deste libro pr. algún motibo, las hago copiar en las foxas siguientes de este Libro p. a. q.e en todo tiempo consten y se les de la misma fee y crédito q. a sus originales”. (textual)
Si se piensa que los originales correspondientes han desaparecido casi totalmente, la previsión del párroco San Martín, en 1777, llena hoy un vacío insalvable de otro modo. Es precisamente por su previsión, que hoy podemos consignar estos datos inéditos, de otro modo perdidos definitivamente para la historia. La parte siguiente, en su totalidad, en lo que se refiere a las capillas y oratorios mencionados en ella, tiene su base documental en las anotaciones debidas a la previsión del Pbro. San Martín.
Imagen de Nuestra Señora
de los Remedios, del capellán don Juan Guillermo González Aragón y su hijo el
Padre José González Islas. ( Gentileza del Sr. Marcelo Paletta en http://sanmiguelgrupmig.blogspot.com.ar/
)
CAPILLA DE “LOS REMEDIOS”
La feliz previsión del Pbro. San Martín, de la que nunca se dirá lo suficiente, permite conservar intactas hoy, entre otras muchas, las copias de 114 partidas de bautismo celebrados en “los Remedios”, cuyos originales son casi totalmente ilegibles. A esa especial circunstancia debemos, la suerte de poder mencionar esta capilla, ligarla al pasado de Quilmes y conocerla en casi todos sus aspectos, hasta ahora totalmente desconocidos.
En los más antiguos libros existentes en la parroquia de Quilmes se registran actividades de religiosos mercedarios a partir de 1744, no pudiendo hacerse referencia a los años anteriores, por la condición de ilegibles de las primeras páginas de dichos libros. En 1757, el mercedario fray Miguel Vallejos instala un oratorio en su hacienda “en la otra vanda del Río de la Matanza” (sic).
Desde 1759, existen constancias de la actuación de los mercedarios en la capilla de “los Remedios” y de bautismo celebrados en Quilmes o en su jurisdicción por el fundador de la Hermandad de la Santa Caridad [1] Pbro. Juan Guillermo González y Aragón. [2]
La capilla de “los Remedios” estaba instalada en la estancia del mismo nombre, adquirida por el fundador de la Hermandad con destino a esta y al Colegio de Huérfanos.
La anotación del párroco quilmeño San Martín que hemos transcripto en líneas anteriores se refiere precisamente a dicha, capilla y establece claramente su relación de dependencia con la parroquia de Quilmes.
La feliz previsión del Pbro. San Martín, de la que nunca se dirá lo suficiente, permite conservar intactas hoy, entre otras muchas, las copias de 114 partidas de bautismo celebrados en “los Remedios”, cuyos originales son casi totalmente ilegibles. A esa especial circunstancia debemos, la suerte de poder mencionar esta capilla, ligarla al pasado de Quilmes y conocerla en casi todos sus aspectos, hasta ahora totalmente desconocidos.
En los más antiguos libros existentes en la parroquia de Quilmes se registran actividades de religiosos mercedarios a partir de 1744, no pudiendo hacerse referencia a los años anteriores, por la condición de ilegibles de las primeras páginas de dichos libros. En 1757, el mercedario fray Miguel Vallejos instala un oratorio en su hacienda “en la otra vanda del Río de la Matanza” (sic).
Desde 1759, existen constancias de la actuación de los mercedarios en la capilla de “los Remedios” y de bautismo celebrados en Quilmes o en su jurisdicción por el fundador de la Hermandad de la Santa Caridad [1] Pbro. Juan Guillermo González y Aragón. [2]
La capilla de “los Remedios” estaba instalada en la estancia del mismo nombre, adquirida por el fundador de la Hermandad con destino a esta y al Colegio de Huérfanos.
La anotación del párroco quilmeño San Martín que hemos transcripto en líneas anteriores se refiere precisamente a dicha, capilla y establece claramente su relación de dependencia con la parroquia de Quilmes.
JUAN GUILLERMO GONZÁLEZ Y ARAGÓN
El fundador de la Hermandad, González y Aragón, [3] adquirió la estancia el 6 de marzo (o mayo) de 1758. La vinculación de este benemérito bienhechor, y sacerdote en los últimos años de su vida, relaciona en cierto modo al viejo Quilmes con dos de sus descendientes, Manuel Belgrano y Juan José Castelli, así como con el yerno de González y abuelo materno de Belgrano, Diego Casero, propietario de las tierras de su nombre y constructor del Palomar en 1788.
Situamos la capilla y estancia de “los Remedios”, con abundante base documental, en el extremo noroeste del antiguo pago de la Magdalena, hoy jurisdicción de Esteban Echeverría. Dicha capilla dependió de la parroquia de Quilmes hasta el año 1780, según se explicará más adelante.
ORATORIO DE LA ESTANCIA DE DON VICENTE CANALES
Este vecino del pago de la Magdalena, Don Vicente Canales, con su esposa, un hijo y una hija, aparece en censos del año 1778, además de las constancias de los libros parroquiales, como propietario de una estancia en dicho pago. En un “padrón de estancias del año 1786”, levantado por el Alcalde de Hermandad Marcos Miguens, leemos que dicha estancia se encontraba “hacia el sur de la Cañada del Pescado”, vale decir, aproximadamente en el actual deslinde La Plata-Magdalena, probablemente tierra adentro. El oratorio de su estancia comienza a figurar, en anotaciones de bautismos de la parroquia de Quilmes, en el año 1760; en una de ellas consta por el párroco quilmeño Santiago Báez, del 14 de abril de 1763, que el P. Luis Ojea, fraile franciscano, “con mi licencia puso óleo y crisma” a una criatura “en el oratorio publico de Dn. Vicente Canales donde me está ayudando en el ministerio parroquial”.
Algunas partidas de años posteriores (1769-1775) hacen suponer |que el oratorio fue reemplazado en sus funciones por la capilla de la Ensenada, al ser habilitada ésta; otra partida, del año 1759, probaría que el oratorio de Canales no existía aún el 11 de abril de dicho año.
CAPILLA DE LA ENSENADA
La primera mención la hallamos en una partida del 30 de abril de 1764, referente a una actuación del párroco quilmeño Fernández Escandón, quien puso óleo y crisma a una esclava “en la Encenada” (sic), actuando como madrina Da. Catalina de Lara. La partida menciona solamente el lugar “la Encenada”, sin indicar capilla. Sólo cabe suponer que la “capilla antigua de Lara”, de la que existen constancias del año 1767, podría ser aquella en la cual la señora de Lara actuó como madrina, en una ceremonia de 1764. Las anotaciones de años posteriores, de los tenientes curas de la Ensenada quedan consignadas también en libros parroquiales de Quilmes, correspondientes a las fechas a que se refieren.
El fundador de la Hermandad, González y Aragón, [3] adquirió la estancia el 6 de marzo (o mayo) de 1758. La vinculación de este benemérito bienhechor, y sacerdote en los últimos años de su vida, relaciona en cierto modo al viejo Quilmes con dos de sus descendientes, Manuel Belgrano y Juan José Castelli, así como con el yerno de González y abuelo materno de Belgrano, Diego Casero, propietario de las tierras de su nombre y constructor del Palomar en 1788.
Situamos la capilla y estancia de “los Remedios”, con abundante base documental, en el extremo noroeste del antiguo pago de la Magdalena, hoy jurisdicción de Esteban Echeverría. Dicha capilla dependió de la parroquia de Quilmes hasta el año 1780, según se explicará más adelante.
ORATORIO DE LA ESTANCIA DE DON VICENTE CANALES
Este vecino del pago de la Magdalena, Don Vicente Canales, con su esposa, un hijo y una hija, aparece en censos del año 1778, además de las constancias de los libros parroquiales, como propietario de una estancia en dicho pago. En un “padrón de estancias del año 1786”, levantado por el Alcalde de Hermandad Marcos Miguens, leemos que dicha estancia se encontraba “hacia el sur de la Cañada del Pescado”, vale decir, aproximadamente en el actual deslinde La Plata-Magdalena, probablemente tierra adentro. El oratorio de su estancia comienza a figurar, en anotaciones de bautismos de la parroquia de Quilmes, en el año 1760; en una de ellas consta por el párroco quilmeño Santiago Báez, del 14 de abril de 1763, que el P. Luis Ojea, fraile franciscano, “con mi licencia puso óleo y crisma” a una criatura “en el oratorio publico de Dn. Vicente Canales donde me está ayudando en el ministerio parroquial”.
Algunas partidas de años posteriores (1769-1775) hacen suponer |que el oratorio fue reemplazado en sus funciones por la capilla de la Ensenada, al ser habilitada ésta; otra partida, del año 1759, probaría que el oratorio de Canales no existía aún el 11 de abril de dicho año.
CAPILLA DE LA ENSENADA
La primera mención la hallamos en una partida del 30 de abril de 1764, referente a una actuación del párroco quilmeño Fernández Escandón, quien puso óleo y crisma a una esclava “en la Encenada” (sic), actuando como madrina Da. Catalina de Lara. La partida menciona solamente el lugar “la Encenada”, sin indicar capilla. Sólo cabe suponer que la “capilla antigua de Lara”, de la que existen constancias del año 1767, podría ser aquella en la cual la señora de Lara actuó como madrina, en una ceremonia de 1764. Las anotaciones de años posteriores, de los tenientes curas de la Ensenada quedan consignadas también en libros parroquiales de Quilmes, correspondientes a las fechas a que se refieren.
Para el período 1770-1778, existe la
siguiente: “Bautismos Solemnes, q.e el
padre Presentado fr. Bisente Chaparro, y el Padre Fr. Josef de Castro y el
Padre fr. Franc° Bosques Religiosos de la Merced, practicaron en la capilla de
la encenada de Barragán, Jurisdicción de esta Parroquia de la exaltación de
la Santa Cruz del pago de la Magdalena; que se hisieron desde el año de mil
setesientos y setenta, hasta 78: siendo los referidos padres Curas Tenientes
de la referida Parroquia, y porque se conserbe la memoria de dichos Bautismos,
los pongo en este libro, y para que conste firmare al remate de su estension yo
el cura actual Felipe Santiago de San Martín, los que son en la forma siguiente”.
(textual)
La anotación transcripta, del párroco San Martín, cuyo valor como documento consta en su texto, se encuentra en f. 173 del libro de bautismos de aquel período; las partidas que siguen llegan hasta la f. 188, en donde el párroco anota “las quales partidas concuerdan con un cuaderno original que se me entregó y se mantiene en este Archibo: el qual fue hecho pr. el Padre Presentado Fr. Visente Chaparro y para que conste lo firmo”. (textual)
El cuaderno a que alude el párroco no existe en el archivo de la parroquia ni hay memoria de que, haya existido desde muchos años atrás; afortunadamente, “se conserva hoy la memoria de dichos bautismos”, gracias a la previsión del benemérito párroco, verdadera fuente de luz en la penumbra de nuestro pasado.
Las informaciones anteriores se completan con las siguientes: en el año 1769, “en el oratorio de la Ensenada anexo deste Partido,” tuvo lugar un entierro, que el P. Chaparro, “Teniente Cura”, anotó de su puño y letra y firmó en el libro de la parroquia de Quilmes, empleando las frases señaladas. El mismo sacerdote desempeñaba igual cargo en el año anterior 1768, pues así se le nombra en actuaciones promovidas por el párroco de Quilmes, quien le había ordenado ciertas tareas a fin de buscar en la Ensenada el lugar más adecuado para la capilla que serviría de viceparroquia. Otra nota, del 19 de enero de 1767, menciona la capilla de aquel punto, la celebración de la Misa y la relación de dependencia que existía con la parroquia de Quilmes.
La capilla de la Ensenada - o las dos, que se sucedieron con los años - se encontraban en la zona del pueblo actual de igual nombre; por la división de parroquias de 1780, dejó de pertenecer a la jurisdicción de Quilmes, por encontrarse en la margen derecha del arroyo del Gato, pasando a la nueva parroquia de la Magdalena.
CAPILLA DE LA ESTANCIA DE DON PASCUAL LÓPEZ
Otro oratorio, relacionado con la parroquia de Quilmes, fue el de la estancia de don Pascual López, "distante algunas leguas de aquí”, dice una anotación en libros parroquiales quilmeños. Estaba atendido por Mercedarios. En una partida consta que actuaba el hijo del propietario, fray Lorenzo López. Las fechas de las partidas que se refieren al oratorio están comprendidas entre el 9 de junio de 1763 (libro de defunciones) y el 9 de julio de 1774 (bautismos) Dicha estancia, según padrones de 1786, se encontraba situada “sobre la barranca”, en jurisdicción actual del partido de La Plata.
CAPILLA DE LA MAGDALENA
Correspondió a la parroquia de Quilmes, desde su construcción hasta el año 1780, con carácter de viceparroquia. Su origen es el siguiente: Juan de Noario Fernández y otros vecinos del pago de la Magdalena habían solicitado permiso para construir una capilla en terrenos donados al efecto por Toribio Lozano. El justificado pedido - motivado por la falta de capilla en aquella zona alejada con numerosas estancias - fue atendido favorablemente concediéndose la autorización, por el obispo de Buenos Aires, el 2 de abril de 1765, confirmada poco después por el gobernador Cevallos. La construcción se hizo en forma muy lenta, quedando terminada en 1776; comenzó a funcionar en ese año, bajo la advocación de Santa María Magdalena y con carácter de viceparroquia del pago. A su alrededor se inició una pequeña población, origen del pueblo actual de Magdalena, aldea “poco concentrada”, dice Falkner.
Funcionó como viceparroquia del pago de la Magdalena hasta el año de 1780, en el cual, con la división de dicho pago en tres curatos, pasó a ser parroquia titular “de la isla”, hoy partido de Magdalena, desligándose de la parroquia de Quilmes, a la que pertenecía por su carácter de viceparroquia.
Como hemos ya dicho, no debe creerse que la iglesia de Quilmes - sede interina de la parroquia del pago de la Magdalena hasta tanto sus vecinos la construyan aparte - se haya visto reemplazada por la iglesia del pueblo de Magdalena una vez que los vecinos de allí construyeron el edificio; de ser así, este edificio, construido en 1776, debió haberlo sido con el carácter de parroquia titular y no de viceparroquia dependiente de la de Quilmes, tal como fue erigida. Se explica la causa por la cual no fue designada parroquia: el auto de 1730, por el que se creaba la parroquia del pago, al indicar la iglesia de Quilmes como su sede interina, no mencionaba el lugar en que se construiría el templo titular; no daba a entender que al construirse, podría hacerse en un lugar despoblado totalmente y en el cual recién 46 años después se agruparían algunas viviendas alrededor de la capilla construida.
La anotación transcripta, del párroco San Martín, cuyo valor como documento consta en su texto, se encuentra en f. 173 del libro de bautismos de aquel período; las partidas que siguen llegan hasta la f. 188, en donde el párroco anota “las quales partidas concuerdan con un cuaderno original que se me entregó y se mantiene en este Archibo: el qual fue hecho pr. el Padre Presentado Fr. Visente Chaparro y para que conste lo firmo”. (textual)
El cuaderno a que alude el párroco no existe en el archivo de la parroquia ni hay memoria de que, haya existido desde muchos años atrás; afortunadamente, “se conserva hoy la memoria de dichos bautismos”, gracias a la previsión del benemérito párroco, verdadera fuente de luz en la penumbra de nuestro pasado.
Las informaciones anteriores se completan con las siguientes: en el año 1769, “en el oratorio de la Ensenada anexo deste Partido,” tuvo lugar un entierro, que el P. Chaparro, “Teniente Cura”, anotó de su puño y letra y firmó en el libro de la parroquia de Quilmes, empleando las frases señaladas. El mismo sacerdote desempeñaba igual cargo en el año anterior 1768, pues así se le nombra en actuaciones promovidas por el párroco de Quilmes, quien le había ordenado ciertas tareas a fin de buscar en la Ensenada el lugar más adecuado para la capilla que serviría de viceparroquia. Otra nota, del 19 de enero de 1767, menciona la capilla de aquel punto, la celebración de la Misa y la relación de dependencia que existía con la parroquia de Quilmes.
La capilla de la Ensenada - o las dos, que se sucedieron con los años - se encontraban en la zona del pueblo actual de igual nombre; por la división de parroquias de 1780, dejó de pertenecer a la jurisdicción de Quilmes, por encontrarse en la margen derecha del arroyo del Gato, pasando a la nueva parroquia de la Magdalena.
CAPILLA DE LA ESTANCIA DE DON PASCUAL LÓPEZ
Otro oratorio, relacionado con la parroquia de Quilmes, fue el de la estancia de don Pascual López, "distante algunas leguas de aquí”, dice una anotación en libros parroquiales quilmeños. Estaba atendido por Mercedarios. En una partida consta que actuaba el hijo del propietario, fray Lorenzo López. Las fechas de las partidas que se refieren al oratorio están comprendidas entre el 9 de junio de 1763 (libro de defunciones) y el 9 de julio de 1774 (bautismos) Dicha estancia, según padrones de 1786, se encontraba situada “sobre la barranca”, en jurisdicción actual del partido de La Plata.
CAPILLA DE LA MAGDALENA
Correspondió a la parroquia de Quilmes, desde su construcción hasta el año 1780, con carácter de viceparroquia. Su origen es el siguiente: Juan de Noario Fernández y otros vecinos del pago de la Magdalena habían solicitado permiso para construir una capilla en terrenos donados al efecto por Toribio Lozano. El justificado pedido - motivado por la falta de capilla en aquella zona alejada con numerosas estancias - fue atendido favorablemente concediéndose la autorización, por el obispo de Buenos Aires, el 2 de abril de 1765, confirmada poco después por el gobernador Cevallos. La construcción se hizo en forma muy lenta, quedando terminada en 1776; comenzó a funcionar en ese año, bajo la advocación de Santa María Magdalena y con carácter de viceparroquia del pago. A su alrededor se inició una pequeña población, origen del pueblo actual de Magdalena, aldea “poco concentrada”, dice Falkner.
Funcionó como viceparroquia del pago de la Magdalena hasta el año de 1780, en el cual, con la división de dicho pago en tres curatos, pasó a ser parroquia titular “de la isla”, hoy partido de Magdalena, desligándose de la parroquia de Quilmes, a la que pertenecía por su carácter de viceparroquia.
Como hemos ya dicho, no debe creerse que la iglesia de Quilmes - sede interina de la parroquia del pago de la Magdalena hasta tanto sus vecinos la construyan aparte - se haya visto reemplazada por la iglesia del pueblo de Magdalena una vez que los vecinos de allí construyeron el edificio; de ser así, este edificio, construido en 1776, debió haberlo sido con el carácter de parroquia titular y no de viceparroquia dependiente de la de Quilmes, tal como fue erigida. Se explica la causa por la cual no fue designada parroquia: el auto de 1730, por el que se creaba la parroquia del pago, al indicar la iglesia de Quilmes como su sede interina, no mencionaba el lugar en que se construiría el templo titular; no daba a entender que al construirse, podría hacerse en un lugar despoblado totalmente y en el cual recién 46 años después se agruparían algunas viviendas alrededor de la capilla construida.
Creemos que la iglesia que los vecinos
del pago debían construir aparte, como lo establece el auto de 1730, para esos
años del primer tercio del siglo XVIII, debía levantarse “aparte” de la iglesia de Quilmes, vale
decir de la iglesia de la Reducción, que los españoles no deseaban compartir
con los indios; hallamos una prueba en una partida, de defunción del año 1736,
en la que dice el párroco de Quilmes, Pbro. Francisco J. Navarro; “… no ay en esta Capilla novenarios, ni
misas (de) difuntos y solo los pobres que no tienen forma de enterrarse en el
Pueblo, vienen, a esta Capilla y el segundo motibo es por que tienen por cosa
de menos valer el enterrarse en la Capilla de Yndios”. (textual) [4]
En cuanto al valor que se le puede asignar a la palabra “aparte”, en el sentido de más o menos alejada la iglesia a
construirse de la que existía en la Reducción, la siguiente transcripción de una
nota del párroco San Martín del año 1798, dará una idea suficiente: dice el
párroco que los indios tienen tierras de media legua de frente y una y media
de fondo (la zona de Quilmes que hemos señalado al principio) y agrega: “q. como el terreno no tiene más extencion q.
la q. se ha dho. y como hasta sus
propios fondos bienen las estancias de los Vecinos de la Magdalena.” Vale
decir, que para aquellos años, “aparte”
de la Reducción significaba fuera de la jurisdicción territorial de ésta, en
pleno pago de la Magdalena; empero, el valor cambia, a nuestro juicio, si nos
acercamos a la segunda mitad del siglo XVIII, en la que el vasto pago había
visto llegar las estancias hasta las zonas más alejadas, a orillas del Salado,
en tanto que frente a la guardia de la Atalaya se nucleaba una pequeña
población alrededor de la capilla que nos ocupa.
Existe un expediente iniciado por el párroco quilmeño Escandón del año 1769, en el que hace referencia al perjuicio que ocasionaba a los habitantes del pago, en sus zonas del sur, el hecho de existir la iglesia parroquial en su extremo norte, y a que estos habitantes expresaban su repugnancia al compartir la única iglesia con los indios de la Reducción, circunstancia que hemos justificado con antecedentes del año 1736.
En el mismo; expediente, así como en otro anterior del año 1763, consta que la patrona de la Iglesia era “la Inmaculada Concepción” o “Nuestra Señora de la Concepción” respectivamente. [5]
Las dos causas invocadas en el expediente, fueron las que sirvieron de base al vecindario español del pago, de las zonas alejadas: este vecindario “no se avino a contribuir para la reedificación o mejoramiento de su parroquia interina, se preocupó en cambió, por levantar con materiales sólidos una iglesia que sirviese de viceparroquia en lugar más adecuado”, dice la historiadora Guillermina Sors, quien agrega: “Fue así que se construyó hacia 1776, la capilla de Santa María Magdalena, cuya edificación fue costeada por los vecinos Januario Fernández y Juan Blanco. Esta iglesia quedó constituida en parroquia del curato de la Magdalena durante el año 1780, al crearse dicho curato y determinó la formación del pueblo de la Magdalena”.
ORATORIO DE SANTO DOMINGO
Es mencionado en varias partidas comprendidas entre los años 1760 y 1770, se refieren a bautismos, practicados por frailes Dominicos “con mi licencia”, anota el párroco quilmeño en cada una de ellas, correspondientes a la imposición de óleo y crisma; todas las partidas hacen mención del sacerdote que efectuó el bautismo, del que dicen “que reside” o que “asiste en la estancia de su convento en este pago de la Magdalena”.
Existe un expediente iniciado por el párroco quilmeño Escandón del año 1769, en el que hace referencia al perjuicio que ocasionaba a los habitantes del pago, en sus zonas del sur, el hecho de existir la iglesia parroquial en su extremo norte, y a que estos habitantes expresaban su repugnancia al compartir la única iglesia con los indios de la Reducción, circunstancia que hemos justificado con antecedentes del año 1736.
En el mismo; expediente, así como en otro anterior del año 1763, consta que la patrona de la Iglesia era “la Inmaculada Concepción” o “Nuestra Señora de la Concepción” respectivamente. [5]
Las dos causas invocadas en el expediente, fueron las que sirvieron de base al vecindario español del pago, de las zonas alejadas: este vecindario “no se avino a contribuir para la reedificación o mejoramiento de su parroquia interina, se preocupó en cambió, por levantar con materiales sólidos una iglesia que sirviese de viceparroquia en lugar más adecuado”, dice la historiadora Guillermina Sors, quien agrega: “Fue así que se construyó hacia 1776, la capilla de Santa María Magdalena, cuya edificación fue costeada por los vecinos Januario Fernández y Juan Blanco. Esta iglesia quedó constituida en parroquia del curato de la Magdalena durante el año 1780, al crearse dicho curato y determinó la formación del pueblo de la Magdalena”.
ORATORIO DE SANTO DOMINGO
Es mencionado en varias partidas comprendidas entre los años 1760 y 1770, se refieren a bautismos, practicados por frailes Dominicos “con mi licencia”, anota el párroco quilmeño en cada una de ellas, correspondientes a la imposición de óleo y crisma; todas las partidas hacen mención del sacerdote que efectuó el bautismo, del que dicen “que reside” o que “asiste en la estancia de su convento en este pago de la Magdalena”.
No, sabemos si el oratorio a que se refieren
dichas partidas es el que tuvo la Orden de los Dominicos en la estancia
actualmente propiedad de la sucesión Davidson, en la estación Montaraz del
Ferrocarril Provincial, que conserva parte de la edificación de aquellos
años, o al que tuvo la misma Orden en la estanzuela situada al oeste de la
estación Wilde, frente a la capilla Urquizú, cuya construcción subsiste hoy en
gran parte, aunque presumimos que se trata del primero de los nombrados.
CAPILLA DEL DOCTOR PESSOA EN SAN VICENTE
Relacionado con, Quilmes a cuya parroquia
perteneció hasta 1780, hallamos algunas constancias referentes a San Vicente,
muy escasas por cierto. Una de ellas, acaso la única legible, en gran parte,
menciona un bautismo anotado en Quilmes por San Martín y Cabral quien dice: “En esta Parroquia de la Exaltación cié la Santa
Cruz del Partido de la Magdalena, jurisdicción de la ciudad de Buenos Aires, a
trece de diciembre de 1779, yo el infrascripto Cura de dicho pago puse oleo y
crisma a Juan Bernardo, párvulo, que nació en veinte y uno de Agosto del presente
año y lo bautizó privadamente por necesidad Don Vicente de Pessoa, Clérigo
presbítero...” (textual)
Se explica la falta de partidas correspondientes
a la zona de San Vicente, para años anteriores y posteriores al 1779, fecha de
la transcripta, porque la capilla del Dr. Pessoa comenzó a funcionar muy poco
antes del 1780 y en dicho año, por la creación de nuevas parroquias, quedó
separada de la jurisdicción de Quilmes, a quien pertenecía, constituyendo la
nueva parroquia “de la laguna de la
Reducción” (hoy San Vicente)
Un feligrés de esa capilla, Blas García
cuya casa precisamente se menciona como límite de la parroquia de San Vicente
en 1780, aparece como “de esta feligresía”
de Quilmes en partidas de los años
1760, 1762 y 1763.
CAPILLA DE LA “CALERA” DE LOS JESUITAS
Se trata, indudablemente, del establecimiento de campo de dicha orden en la zona de Villa Elisa, en donde otras constancias además de las que utilizamos de los libros parroquiales hacen mención de la industria de quemar la conchilla para la obtención de la cal. Las partidas en su mayor parte se refieren a bautismos de los años inmediatos al 1750.
Podríamos agregar, además, el oratorio de la estancia de los Franciscanos del que solo hacemos mención por no encontrar sino muy pocas partidas referentes al mismo y no poder probar su ubicación con relativa exactitud. Existen, además muchas partidas relativas a estos frailes en su labor de misioneros alejados de la estancia de su Orden e internados en las zonas alejadas del Pago de La Magdalena.
En las capillas y oratorio mencionados se cumplían actividades religiosas colaborando con la parroquia de Quilmes. Esta colaboración se expresa claramente para algunas, se desprende del contenido de las partidas para otras o se anota exactamente en los casos que el establecimiento religioso es subordinado de la parroquia de Quilmes. Ello queda probado en los libros anteriores al 1780, de los cuales extraemos además las siguientes conclusiones.
Se refieren a la jurisdicción de la parroquia de Quilmes en el extenso pago de la Magdalena y las tomamos como ejemplo, en cuanto corresponden a zonas alejadas de la iglesia de Quilmes.
Una de las más antiguas menciona el entierro en Quilmes, de un peón del capitán Villoldo el 25 de mayo de 1748, le siguen varias referentes a entierros en Quilmes, de muertos remitidos por Echeverría y Galardi, así como Clemente López.
Los campos de Echeverría y Galardi y de López se encontraban en la jurisdicción del actual partido de Magdalena y a inmediaciones del río Salado respectivamente; en cuanto a la mención del capitán Villoldo entendemos que se refiere al propietario de tierras en la zona de la costa, actualmente llamada “punta de la Memoria” en las cercanías de la ensenada de Samborombón.
Las partidas Nº 206 y Nº 207 del 16 de julio y del 10 de agosto de 1752, mencionan a difuntos enterrados en Quilmes, traídos desde “las chocaras de la Matanza” el uno y del “Monte Grande” el otro.
Corresponden a zonas del extremo norte del curato del pago de la Magdalena, hoy partidos de Esteban Echeverría (Monte Grande) y probablemente norte de Cañuelas (Matanza).
Entre las semidestruidas hojas del libro iniciado en 1730, al que faltan las que corresponden a los primeros años, aparece la partida 268 del 9 de noviembre de 1759, consta en ella el entierro en Quilmes de “un indio cristiano de la Reducción que los R… tuvieron en el Salado” (textual). Creemos que la parte destruida señalada con puntos indicaba la Reducción de Nuestra Señora de la Concepción establecida en 1740, y disuelta en 1752, en la margen derecha del río Salado, en un punto llamado hoy “lomas de la Reducción”, situado entre la estación Guerrero del F.C.S. y la costa de la Ensenada de Samborombón.
La partida Nº 319 del año 1763, se refiere al entierro en Quilmes de un “español que falleció a 14 leguas de aquí”; otro entierro días después de un fallecido en “Magdalena adentro”.
El 13 de noviembre de 1769, es sepultado en Quilmes un muerto traído de la “Estancia del Rey", atendido en sus últimos momentos por fray Antonio de San José de la Orden de Predicadores “con mi licencia” dice el párroco quilmeño. Una estancia, de dicho nombre se encontraba en la zona de la Ensenada; otra en la de la actual Lomas de Zamora; debe tratarse de la primera mencionada, pues de ser la segunda el sacerdote que auxilió al moribundo podría haber sido un mercedario de "los Remedios” como en otras partidas similares se hace constar.
La partida Nº 290 menciona un indio sepultado en Quilmes cuyo cadáver fue remitido por … Noario. Si bien el original no permite leer claramente todo el nombre del remitente del cadáver, suponemos se trata de Juan de Noario Fernández, propietario de tierras entre los ríos Salado y Samborombón, así como al norte de este último; agrega la partida: "murió veinte y tantas leguas distante de la Parroquia sin el beneficio de la Religión y demás sacramentos a causa de no haber dado lugar la enfermedad, pues aunque el P. Fray Luis Ojeda que sé hallaba en la laguna del Pescado pasó a confesarlo, cuando dicho Padre llegó ya había muerto.” (textual) Suponemos que la laguna del Pescado debe ser el actual arroyo del mismo nombre entre los partidos actuales de La Plata y Magdalena. Entre las anotaciones que corresponden a zonas alejadas, merecen una consideración especial todas aquellas referentes a la que se 11amó “la Guardia del Zanjón”.
CAPILLA DE LA “CALERA” DE LOS JESUITAS
Se trata, indudablemente, del establecimiento de campo de dicha orden en la zona de Villa Elisa, en donde otras constancias además de las que utilizamos de los libros parroquiales hacen mención de la industria de quemar la conchilla para la obtención de la cal. Las partidas en su mayor parte se refieren a bautismos de los años inmediatos al 1750.
Podríamos agregar, además, el oratorio de la estancia de los Franciscanos del que solo hacemos mención por no encontrar sino muy pocas partidas referentes al mismo y no poder probar su ubicación con relativa exactitud. Existen, además muchas partidas relativas a estos frailes en su labor de misioneros alejados de la estancia de su Orden e internados en las zonas alejadas del Pago de La Magdalena.
En las capillas y oratorio mencionados se cumplían actividades religiosas colaborando con la parroquia de Quilmes. Esta colaboración se expresa claramente para algunas, se desprende del contenido de las partidas para otras o se anota exactamente en los casos que el establecimiento religioso es subordinado de la parroquia de Quilmes. Ello queda probado en los libros anteriores al 1780, de los cuales extraemos además las siguientes conclusiones.
Se refieren a la jurisdicción de la parroquia de Quilmes en el extenso pago de la Magdalena y las tomamos como ejemplo, en cuanto corresponden a zonas alejadas de la iglesia de Quilmes.
Una de las más antiguas menciona el entierro en Quilmes, de un peón del capitán Villoldo el 25 de mayo de 1748, le siguen varias referentes a entierros en Quilmes, de muertos remitidos por Echeverría y Galardi, así como Clemente López.
Los campos de Echeverría y Galardi y de López se encontraban en la jurisdicción del actual partido de Magdalena y a inmediaciones del río Salado respectivamente; en cuanto a la mención del capitán Villoldo entendemos que se refiere al propietario de tierras en la zona de la costa, actualmente llamada “punta de la Memoria” en las cercanías de la ensenada de Samborombón.
Las partidas Nº 206 y Nº 207 del 16 de julio y del 10 de agosto de 1752, mencionan a difuntos enterrados en Quilmes, traídos desde “las chocaras de la Matanza” el uno y del “Monte Grande” el otro.
Corresponden a zonas del extremo norte del curato del pago de la Magdalena, hoy partidos de Esteban Echeverría (Monte Grande) y probablemente norte de Cañuelas (Matanza).
Entre las semidestruidas hojas del libro iniciado en 1730, al que faltan las que corresponden a los primeros años, aparece la partida 268 del 9 de noviembre de 1759, consta en ella el entierro en Quilmes de “un indio cristiano de la Reducción que los R… tuvieron en el Salado” (textual). Creemos que la parte destruida señalada con puntos indicaba la Reducción de Nuestra Señora de la Concepción establecida en 1740, y disuelta en 1752, en la margen derecha del río Salado, en un punto llamado hoy “lomas de la Reducción”, situado entre la estación Guerrero del F.C.S. y la costa de la Ensenada de Samborombón.
La partida Nº 319 del año 1763, se refiere al entierro en Quilmes de un “español que falleció a 14 leguas de aquí”; otro entierro días después de un fallecido en “Magdalena adentro”.
El 13 de noviembre de 1769, es sepultado en Quilmes un muerto traído de la “Estancia del Rey", atendido en sus últimos momentos por fray Antonio de San José de la Orden de Predicadores “con mi licencia” dice el párroco quilmeño. Una estancia, de dicho nombre se encontraba en la zona de la Ensenada; otra en la de la actual Lomas de Zamora; debe tratarse de la primera mencionada, pues de ser la segunda el sacerdote que auxilió al moribundo podría haber sido un mercedario de "los Remedios” como en otras partidas similares se hace constar.
La partida Nº 290 menciona un indio sepultado en Quilmes cuyo cadáver fue remitido por … Noario. Si bien el original no permite leer claramente todo el nombre del remitente del cadáver, suponemos se trata de Juan de Noario Fernández, propietario de tierras entre los ríos Salado y Samborombón, así como al norte de este último; agrega la partida: "murió veinte y tantas leguas distante de la Parroquia sin el beneficio de la Religión y demás sacramentos a causa de no haber dado lugar la enfermedad, pues aunque el P. Fray Luis Ojeda que sé hallaba en la laguna del Pescado pasó a confesarlo, cuando dicho Padre llegó ya había muerto.” (textual) Suponemos que la laguna del Pescado debe ser el actual arroyo del mismo nombre entre los partidos actuales de La Plata y Magdalena. Entre las anotaciones que corresponden a zonas alejadas, merecen una consideración especial todas aquellas referentes a la que se 11amó “la Guardia del Zanjón”.
SAN VICENTE
Hemos aludido en líneas anteriores al avance de la población española hacia la campaña en tareas rurales cada vez más alejadas de Buenos Aires, este avance desde mediados del siglo XVII comenzó a ser hostilizado por los indígenas del sur los llamados “aucas” y “serranos” quienes ya en el siglo siguiente hacían sentir su temible presencia en los extremos del pago de la Magdalena al que en varias oportunidades cargaron en terribles malones, uno de los cuales llegó hasta la zona inmediata a Conchitas y estación J. M. Gutiérrez.
Las compañías de blandengues creadas por las autoridades de Buenos Aires en 1752, estaban encargadas de prestar guardia en las fronteras para impedir el ataque de los indios, una de ellas estuvo apostada desdé el año de su creación hasta el de 1779, en “el zanjón”, al suroeste de San Vicente; en 1779 fue trasladada a Chascomús, originándose así el pueblo de ese nombre.
De acuerdo con un proyecto de Vértiz del año 1779, cada compañía contaba con un Capellán Castrense. Como veremos el Capellán de la “Guardia del Zanjón”, para años anteriores al 1779, pertenecía a la jurisdicción de la parroquia de Quilmes.
Carbia menciona el “primer capellán célebre” en Chascomús, en la persona de fray Marcos Sosa, si bien no indica la fecha en que el Capellán inició el desempeño de su cargo, se desprende que esta lo fue en el año 1779; como se verá, alguna constancia de libros quilmeños permiten suponer igual fecha.
Ahora bien, la figura del P. Sosa, "religioso mercedario quien alternó las obligaciones de su ministerio con cierta afición a los azares del comercio”, según Carbia, queda anotada en libros parroquiales quilmeños desde veinte años antes al 1779. Lo vemos actuar el 11 de abril de 1759, en un bautismo realizado en privado en un hijo de don Vicente Canales ya mencionado. En 27 de setiembre de 1761, nuevamente aparece su nombre en una partida, a la que siguen varias de fechas inmediatas posteriores, que se refieren a bautismos celebrados en privado, en ninguna de esas partidas se indica el lugar en el que fue llevado a cabo el bautismo.
Su nombre, referido en forma concreta a la “guardia del Sanjón” (sic), lo encontramos en libros de Quilmes en partidas del año 1774. La primera de ellas dice: “En el Partido de la Magdalena a siete de Agosto de mil septecientos setenta y quatro as. el P. Capellán de la Guardia del Sanjon con milicencia puso óleo y chrisma a Petronila hija legitima de Martín Marín y de María Girao, Españoles v(ecino)s del Pago, la que bautizo privadamente el mismo P. capellán Fray Marcos Sosa. Sirbieron de Padrinos en ambas funciones Carlos Molina y Luiza Lozano Españoles de que doy fee”. (textual) Firma San Martín y Cabral.
Sigue otra: “En el Partido de la Magdalena y Guardia del Sanjon” del 10 de agosto, referente al “P. Capellan Fray Marcos Sosa Religioso del orden de Nra. Sa. de la Merced con mi licencia”; luego otras partidas en número de cinco del mismo lugar y de bautismos practicados en el curso del mismo mes.
En folio 55, vuelta del libro correspondiente anota el párroco San Martín: “Las partidas siguientes van aquí pospuestas, pr. haberlas practicado con mi licencia el P. Fray Marcos Sosa Religioso Mercedario en el Sanjón, y me las entregó en el presente tiempo 21 de Nov.e de 1774”. (textual) Siguen varias partidas de bautismos practicados por Fray Marcos Sosa “en el Sanjon”; una de ellas “en el Partido de la Magdalena”; todas con licencia del párroco quilmeño, pero sin que se haga en ellas ninguna referencia al cargo de Capellán de la guardia. Son todas partidas del mes de Agosto de 1774 y entendemos que corresponden a la actuación del mercedario, relacionadas con el ejercicio de su ministerio en aquella zona alejada, vinculadas directamente a la parroquia de Quilmes pero independientes de su condición de capellán de la guardia militar en aquel punto.
Tampoco consta esta condición, en partidas de bautismo cumplidos por el P. Sosa, entre los años 1774 y 1778, vinculamos estas partidas, así como las mencionadas en el párrafo anterior no a su carácter de Capellán militar sino al de misionero que debió investir, desde que otros mercedarios, en esos mismos años, cumplían tarea similar en el pago, teniendo su capilla en “los Remedios”, dependiente de la parroquia de Quilmes.
La última partida, en orden cronológico que se refiere a la Guardia del Zanjón, relacionada con la parroquia de Quilmes es la que transcribimos, que sigue a la partida de defunción Nº 434 y no lleva número de orden. Las palabras que la componen, señalan un terrible acontecimiento en la campaña, frecuente en aquellos años.
“En los Quilmes en dies de Maio de mil Set. setenta y siete yo en infrascripto Cura di sepult.a en esta. Igl.a Parroq.l con Cruz alta, tres… (roto en el original) ... y Missa de Cuerpo pressente a veinte y cinco cadaveres que trajo la, gente de la Guard.a Ígo del Sanjón del campo donde finaron amamos de los Ind.s de los quales los mas son pobres y miserables sin saberse desus nombres…” (textual)
Hemos ya dicho que en el año 1779, de acuerdo a un proyecto de Vértiz las compañías de blandengues tuvieron los auxilios de un Capellán castrense; esta anotación de Carbia tiene su comprobación para varios años anteriores en libros de parroquia de Quilmes según hemos visto para el año 1774. Es probable que Vértiz oficializase cargos ya existentes, la partida que transcribimos lo hace suponer así: “En esta Parroquia de la Exalt.n de la Sta. Cruz del Partido de la Mag.a jurisdicción de la Ciud. de Bs. Ays. a primero de octubre de mil septecientos septenta y nueve as. yo el infrascripto Cura de dho. Pago bautize solemnem.te a Manuel, q.e nació el día trese de Septiembre del presente año, hijo legitimo de Luciano Fernandez y de Jpha. Amaya, Españoles v. del Paraje que llaman San Borombon de esta mi jurisdicción. Fue padrino Manuel Acosta, natural de Portugal, y recsidente en este partido y soldado de la frontera de Chascomús…” (textual)
Si bien no podemos precisar cual es el “paraje que llaman San Borombón” que presumimos en la costa de dicho río a lo largo de su curso. La circunstancia de actuar como padrino un soldado de la frontera de Chascomús en donde se había trasladado la guardia del Zanjón en ese año nos hace suponer que dicho “paraje” debió encontrarse en la parte del río cercana a la guardia militar, hoy pueblo de Chascomús. No actuó el P. Sosa sino el párroco de Quilmes se debió esto al carácter militar que investía el Capellán desde ese mismo año. El párroco quilmeño dice que el paraje que llaman San Borombón es “de ésta mi jurisdicción”, hemos visto en partidas anteriores que el P. Sosa “Capellán” actuaba con licencia del párroco de Quilmes, estas circunstancias diferentes servirían para responder al interrogante formulado.
A las partidas relacionadas con “el Sanjón” del año 1774, indicadas en el párrafo anteriores, siguen varias del año 1777, figuran copiadas con las de la Ensenada a las que hemos aludido en su oportunidad desprendiéndose por lo tanto, que las actuaciones cumplidas en el Zanjón se hallaban vinculadas a la capilla de la Ensenada y por esta a la de Quilmes por lo menos para ese año son doce partidas que indican que “en el Sanjón” fray Marcos Sosa, o Marcos de Sosa como firmaba, puso óleo y crisma a otras tantas criaturas bautizadas por él en fechas anteriores. Varias partidas, que mencionan al P. Sosa sin hacer referencia al Zanjón o a su cargo de Capellán en dicho punto están también incluidas en las copias de la Ensenada.
PARROQUIA DE QUILMES
En el año 1780, con motivo de la visita que el obispo de Buenos Aires fray Sebastián Malvar y Pinto, efectuó al territorio de su diócesis, tuvo lugar la erección de parroquias en la campaña con el señalamiento de la jurisdicción de cada una este hecho determinó en definitiva pocos año después, el comienzo de los “partidos” de la campaña.
Hemos aludido en líneas anteriores al avance de la población española hacia la campaña en tareas rurales cada vez más alejadas de Buenos Aires, este avance desde mediados del siglo XVII comenzó a ser hostilizado por los indígenas del sur los llamados “aucas” y “serranos” quienes ya en el siglo siguiente hacían sentir su temible presencia en los extremos del pago de la Magdalena al que en varias oportunidades cargaron en terribles malones, uno de los cuales llegó hasta la zona inmediata a Conchitas y estación J. M. Gutiérrez.
Las compañías de blandengues creadas por las autoridades de Buenos Aires en 1752, estaban encargadas de prestar guardia en las fronteras para impedir el ataque de los indios, una de ellas estuvo apostada desdé el año de su creación hasta el de 1779, en “el zanjón”, al suroeste de San Vicente; en 1779 fue trasladada a Chascomús, originándose así el pueblo de ese nombre.
De acuerdo con un proyecto de Vértiz del año 1779, cada compañía contaba con un Capellán Castrense. Como veremos el Capellán de la “Guardia del Zanjón”, para años anteriores al 1779, pertenecía a la jurisdicción de la parroquia de Quilmes.
Carbia menciona el “primer capellán célebre” en Chascomús, en la persona de fray Marcos Sosa, si bien no indica la fecha en que el Capellán inició el desempeño de su cargo, se desprende que esta lo fue en el año 1779; como se verá, alguna constancia de libros quilmeños permiten suponer igual fecha.
Ahora bien, la figura del P. Sosa, "religioso mercedario quien alternó las obligaciones de su ministerio con cierta afición a los azares del comercio”, según Carbia, queda anotada en libros parroquiales quilmeños desde veinte años antes al 1779. Lo vemos actuar el 11 de abril de 1759, en un bautismo realizado en privado en un hijo de don Vicente Canales ya mencionado. En 27 de setiembre de 1761, nuevamente aparece su nombre en una partida, a la que siguen varias de fechas inmediatas posteriores, que se refieren a bautismos celebrados en privado, en ninguna de esas partidas se indica el lugar en el que fue llevado a cabo el bautismo.
Su nombre, referido en forma concreta a la “guardia del Sanjón” (sic), lo encontramos en libros de Quilmes en partidas del año 1774. La primera de ellas dice: “En el Partido de la Magdalena a siete de Agosto de mil septecientos setenta y quatro as. el P. Capellán de la Guardia del Sanjon con milicencia puso óleo y chrisma a Petronila hija legitima de Martín Marín y de María Girao, Españoles v(ecino)s del Pago, la que bautizo privadamente el mismo P. capellán Fray Marcos Sosa. Sirbieron de Padrinos en ambas funciones Carlos Molina y Luiza Lozano Españoles de que doy fee”. (textual) Firma San Martín y Cabral.
Sigue otra: “En el Partido de la Magdalena y Guardia del Sanjon” del 10 de agosto, referente al “P. Capellan Fray Marcos Sosa Religioso del orden de Nra. Sa. de la Merced con mi licencia”; luego otras partidas en número de cinco del mismo lugar y de bautismos practicados en el curso del mismo mes.
En folio 55, vuelta del libro correspondiente anota el párroco San Martín: “Las partidas siguientes van aquí pospuestas, pr. haberlas practicado con mi licencia el P. Fray Marcos Sosa Religioso Mercedario en el Sanjón, y me las entregó en el presente tiempo 21 de Nov.e de 1774”. (textual) Siguen varias partidas de bautismos practicados por Fray Marcos Sosa “en el Sanjon”; una de ellas “en el Partido de la Magdalena”; todas con licencia del párroco quilmeño, pero sin que se haga en ellas ninguna referencia al cargo de Capellán de la guardia. Son todas partidas del mes de Agosto de 1774 y entendemos que corresponden a la actuación del mercedario, relacionadas con el ejercicio de su ministerio en aquella zona alejada, vinculadas directamente a la parroquia de Quilmes pero independientes de su condición de capellán de la guardia militar en aquel punto.
Tampoco consta esta condición, en partidas de bautismo cumplidos por el P. Sosa, entre los años 1774 y 1778, vinculamos estas partidas, así como las mencionadas en el párrafo anterior no a su carácter de Capellán militar sino al de misionero que debió investir, desde que otros mercedarios, en esos mismos años, cumplían tarea similar en el pago, teniendo su capilla en “los Remedios”, dependiente de la parroquia de Quilmes.
La última partida, en orden cronológico que se refiere a la Guardia del Zanjón, relacionada con la parroquia de Quilmes es la que transcribimos, que sigue a la partida de defunción Nº 434 y no lleva número de orden. Las palabras que la componen, señalan un terrible acontecimiento en la campaña, frecuente en aquellos años.
“En los Quilmes en dies de Maio de mil Set. setenta y siete yo en infrascripto Cura di sepult.a en esta. Igl.a Parroq.l con Cruz alta, tres… (roto en el original) ... y Missa de Cuerpo pressente a veinte y cinco cadaveres que trajo la, gente de la Guard.a Ígo del Sanjón del campo donde finaron amamos de los Ind.s de los quales los mas son pobres y miserables sin saberse desus nombres…” (textual)
Hemos ya dicho que en el año 1779, de acuerdo a un proyecto de Vértiz las compañías de blandengues tuvieron los auxilios de un Capellán castrense; esta anotación de Carbia tiene su comprobación para varios años anteriores en libros de parroquia de Quilmes según hemos visto para el año 1774. Es probable que Vértiz oficializase cargos ya existentes, la partida que transcribimos lo hace suponer así: “En esta Parroquia de la Exalt.n de la Sta. Cruz del Partido de la Mag.a jurisdicción de la Ciud. de Bs. Ays. a primero de octubre de mil septecientos septenta y nueve as. yo el infrascripto Cura de dho. Pago bautize solemnem.te a Manuel, q.e nació el día trese de Septiembre del presente año, hijo legitimo de Luciano Fernandez y de Jpha. Amaya, Españoles v. del Paraje que llaman San Borombon de esta mi jurisdicción. Fue padrino Manuel Acosta, natural de Portugal, y recsidente en este partido y soldado de la frontera de Chascomús…” (textual)
Si bien no podemos precisar cual es el “paraje que llaman San Borombón” que presumimos en la costa de dicho río a lo largo de su curso. La circunstancia de actuar como padrino un soldado de la frontera de Chascomús en donde se había trasladado la guardia del Zanjón en ese año nos hace suponer que dicho “paraje” debió encontrarse en la parte del río cercana a la guardia militar, hoy pueblo de Chascomús. No actuó el P. Sosa sino el párroco de Quilmes se debió esto al carácter militar que investía el Capellán desde ese mismo año. El párroco quilmeño dice que el paraje que llaman San Borombón es “de ésta mi jurisdicción”, hemos visto en partidas anteriores que el P. Sosa “Capellán” actuaba con licencia del párroco de Quilmes, estas circunstancias diferentes servirían para responder al interrogante formulado.
A las partidas relacionadas con “el Sanjón” del año 1774, indicadas en el párrafo anteriores, siguen varias del año 1777, figuran copiadas con las de la Ensenada a las que hemos aludido en su oportunidad desprendiéndose por lo tanto, que las actuaciones cumplidas en el Zanjón se hallaban vinculadas a la capilla de la Ensenada y por esta a la de Quilmes por lo menos para ese año son doce partidas que indican que “en el Sanjón” fray Marcos Sosa, o Marcos de Sosa como firmaba, puso óleo y crisma a otras tantas criaturas bautizadas por él en fechas anteriores. Varias partidas, que mencionan al P. Sosa sin hacer referencia al Zanjón o a su cargo de Capellán en dicho punto están también incluidas en las copias de la Ensenada.
PARROQUIA DE QUILMES
En el año 1780, con motivo de la visita que el obispo de Buenos Aires fray Sebastián Malvar y Pinto, efectuó al territorio de su diócesis, tuvo lugar la erección de parroquias en la campaña con el señalamiento de la jurisdicción de cada una este hecho determinó en definitiva pocos año después, el comienzo de los “partidos” de la campaña.
El obispo nombrado visitó Quilmes el 4
de diciembre de 1779, desde fojas 104 v. hasta la 107, existe la anotación
consiguiente en el libro de bautismos que abarca las fechas indicadas en la f.
107 firma “Fr. Sebastian Obpo de Bs ayres”
cuya firma fue refrendada por su secretario, fr. Manuel Guitimi. Por una anotación
siguiente consta que dicho libro volvió a la Parroquia en abril del año
siguiente 1780, proveniente del obispado de Buenos Aires.
La visita del obispo abarcó toda la campaña de su jurisdicción con fecha 19 de junio de 1780, se dirigió por nota al virrey Vértiz, proponiendo las modificaciones que a su juicio eran necesarias: “… para el socorro de las necesidades espirituales de los habitantes de las campañas en la forma siguiente: En la visita de este obispado observé que en varias partes carecen los Diocesanos del preciso pasto espiritual en unas por habitar distantes de las Parroquiales de que son feligreses; en otras por haberse multiplicado el vecindario desde sus primeros establecimientos, y no poder los Párrocos ministrárselo en muchas por los ríos intermedios; y finalmente, en las más por la concurrencia de todos estos impedimentos. Y siendo el único arbitrio para remediar los males que dé ellos resultan, proveer los respectivos lugares de Pastores que cuiden aquellos moradores me fui instruyendo por menor, de los sitios de donde es necesario fundar y erigir Iglesias Parroquiales y términos de los territorios que cada una deba comprender, tanto donde no hay Curas propios, como adonde es necesario separar los moradores de las Parroquias a que hasta ahora estuvieron incorporadas, estableciendo otras nuevas”.(textual)
El obispo expresa que la tarea de los Párrocos existentes hasta entonces se hallaba obstaculizada, para los feligreses de la campaña, por varios inconvenientes: a) por la distancia; b) por el aumento del vecindario de la campaña; c) por los obstáculos naturales; d) por la concurrencia de todos estos impedimentos en varias partes. La nota se refiere muy especialmente al pago de la Magdalena, gobernada espiritualmente por la parroquia de Quilmes, según dice el obispo; vemos que el obstáculo de la distancia es realmente importante, si se piensa que ya por ese año de 1780, el pago de la Magdalena, a cargo del Cura de Quilmes, comprendía las poblaciones que se hallaban en los partidos actuales que hemos mencionado en páginas anteriores; para la atención de ese enorme territorio el párroco quilmeño disponía solamente de la viceparroquia establecida en el pueblo de Magdalena y de las capillas de Pessoa en San Vicente los Remedios en tierras actuales de Esteban Echeverría y la capilla de la Ensenada, a ellas se sumaban gas de estancias, oratorios privados que se han detallado antes. Pero si se marcan en un mapa las ubicaciones de estos establecimientos religiosos y se miden las distancias hasta los extremos del pago se comprueba el valor del inconveniente que anotaba el obispo del mismo modo se pone en evidencia el obstáculo que representaban los innumerables accidentes naturales debidos a los ríos, falta de caminos, etc.
En cuanto al aumento de la población del pago, es suficiente tener en cuenta que el escaso centenar de habitantes del comienzo del siglo XVIII, había pasado a cerca de 3000, a fines del mismo. La visita que el obispo efectuó a su feligresía le permitió observar sobre el terreno los sitios que por su población debían tener iglesias parroquiales ya fuese erigiéndolas en caso de no haberlas o separando de las existentes, las zonas pobladas alejadas de ellas estableciendo otras iglesias nuevas en tales zonas.
El Prelado, en su nota mencionada al Virrey solicitó su consentimiento para erigir las nuevas parroquias y dividir las existentes, en la forma que transcribimos: “Quilmes. La Parroquia de los Quilmes comprende hoy todo el pago de la Magdalena, y no pudiendo ésta por extensión y multitud de gente ser administrada por un solo Párroco, necesita dividirse. El mismo actual Cura reconoce que no puede cumplir con su obligación, y asegura no conoce a los vecinos, ni ellos a él, por cuya razón conviene que se le señale para su régimen una parte sola de dicho pago; y habiéndole invitado en mi general visita que eligiese lo que quisiese, escogió desde la otra banda del Riachuelo hasta el Arroyo del Gato y desde la casa de Don Ramón Rodríguez hasta lo de Don José Antonio de la Cruz inclusive y desde allí excluía la casa de Blas García tirando la línea hasta el arroyo de Ramírez”.(textual)
Se refiere luego a la viceparroquia de la Magdalena; recordamos que el pueblo de ese nombre, “estando situado en un terreno alto, casi enteramente rodeado de cañadas, se llamó desde los orígenes pueblo de la isla, de las islas o de las islas de Magdalena”, dice una autora (Sors). La parte correspondiente del auto, que transcribimos, emplea tal denominación; dice así: “Vice-Parroquia de la Isla. La Vice Parroquia de la Isla que actualmente pertenece a los Quilmes puede erigirse en Parroquia, y será su territorio desde el Arroyo del Gato hasta el Salado, con las más habitaciones confinantes a los Indios incluyéndose en esta Parroquia el pago de la Ensenada, y se le agrega también el fuerte de Chascomús con los habitantes de aquella circunferencia”. (textual)
Sigue con la de San Vicente de la “laguna de la Reducción”: “Capilla de San Vicente de la Reducción.- En la Laguna de la Reducción y en circunferencia hay mucha gente y es grande la distancia a la Parroquial de los Quilmes por cuya causa nadie concurre a ella por Sacramentos ni a funciones Parroquiales y es tanta la infelicidad de estos moradores que los más fallecen sin Sacramentos y se entierran sus cadáveres en los campos quedando los mas por cumplir el precepto Pascual se hará pues un servicio a ambas Magestades erigiendo allí una Parroquia, pero como el común de aquellos vecinos es pobre no ha sido posible persuadirlos en la visita a construir Iglesia por lo que me vi en la necesidad de recurrir al Doctor Don Vicentc Pessoa para que cediese la Capilla que allí tiene a fin de que sirviese de Parroquia … a esta Parroquia se le debe señalar de territorio desde el arroyo de Ramires, Riachuelo arriba, todos los habitantes contiguos a la Capilla de los Remedios del Doctor González, las Cañuelas, los moradores de la laguna de Gutiérrez, los de Samborombón existentes hacia aquella parte con todos los inmediatos a la referida capilla de Pessoa. También se le puede agregar a esta parroquia el fuerte de Monte con los moradores circunvecinos”. (textual)
El virrey Vértiz prestó su acuerdo al proyecto del Obispo con fecha 3 de julio del mismo año y en consecuencia el Prelado por auto de erección de 28 de setiembre de 1780, expresa que “separamos, dividimos y desmembramos de la jurisdicción parroquial de las respectivas Iglesias Matrices las expresadas capillas e Iglesias J... de la Isla, de la Laguna de la Reducción …etc”. A cada una de ellas señala el territorio de su jurisdicción.
Vale decir que de la parroquia de Quilmes quedaron desmembradas las capillas “de la Isla” y “de la laguna de la Reducción”, Magdalena y San Vicente respectivamente a las que erige en nuevas parroquias. Con tal desmembración el territorio del vasto pago de la Magdalena, dependiente de la parroquia de Quilmes quedó dividido en tres curatos, los mencionados, “considerándose al de Quilmes como una continuación del antiguo curato del pago de la Magdalena y a los otros dos como nuevos curatos” dice Guillermina Sors.
Los límites de la parroquia de Quilmes, creada en 1780, que fueron los del partido de igual nombre, se conservan desde ese año hasta el 7 de abril de 1852, en esta fecha con la creación del partido de Barracas al Sur, sufrió la primera desmembración parroquial y disminución de su territorio. Sin embargo, hasta el 24 de diciembre de 1854, el nuevo partido dependió eclesiásticamente de la parroquia de Quilmes creándose en esa fecha la que le correspondía bajo la advocación de la “Asunción de María Santísima”. Es interesante anotar que Nicolás Paduan, propietario de la “Capilla del Italiano” construida en 1817, que sirvió de templo en la actual ciudad de Avellaneda hasta el año 1860, de la inauguración del edificio actual, era propietario en Quilmes en 1818, del solar de la esquina de las calles Rivadavia y Mitre, hoy de la sucesión de Don Antonio Silva.
La jurisdicción eclesiástica de la parroquia de Quilmes, después de 1854, se conservó durante casi todo el siglo pasado dentro de los límites anotados.
La visita del obispo abarcó toda la campaña de su jurisdicción con fecha 19 de junio de 1780, se dirigió por nota al virrey Vértiz, proponiendo las modificaciones que a su juicio eran necesarias: “… para el socorro de las necesidades espirituales de los habitantes de las campañas en la forma siguiente: En la visita de este obispado observé que en varias partes carecen los Diocesanos del preciso pasto espiritual en unas por habitar distantes de las Parroquiales de que son feligreses; en otras por haberse multiplicado el vecindario desde sus primeros establecimientos, y no poder los Párrocos ministrárselo en muchas por los ríos intermedios; y finalmente, en las más por la concurrencia de todos estos impedimentos. Y siendo el único arbitrio para remediar los males que dé ellos resultan, proveer los respectivos lugares de Pastores que cuiden aquellos moradores me fui instruyendo por menor, de los sitios de donde es necesario fundar y erigir Iglesias Parroquiales y términos de los territorios que cada una deba comprender, tanto donde no hay Curas propios, como adonde es necesario separar los moradores de las Parroquias a que hasta ahora estuvieron incorporadas, estableciendo otras nuevas”.(textual)
El obispo expresa que la tarea de los Párrocos existentes hasta entonces se hallaba obstaculizada, para los feligreses de la campaña, por varios inconvenientes: a) por la distancia; b) por el aumento del vecindario de la campaña; c) por los obstáculos naturales; d) por la concurrencia de todos estos impedimentos en varias partes. La nota se refiere muy especialmente al pago de la Magdalena, gobernada espiritualmente por la parroquia de Quilmes, según dice el obispo; vemos que el obstáculo de la distancia es realmente importante, si se piensa que ya por ese año de 1780, el pago de la Magdalena, a cargo del Cura de Quilmes, comprendía las poblaciones que se hallaban en los partidos actuales que hemos mencionado en páginas anteriores; para la atención de ese enorme territorio el párroco quilmeño disponía solamente de la viceparroquia establecida en el pueblo de Magdalena y de las capillas de Pessoa en San Vicente los Remedios en tierras actuales de Esteban Echeverría y la capilla de la Ensenada, a ellas se sumaban gas de estancias, oratorios privados que se han detallado antes. Pero si se marcan en un mapa las ubicaciones de estos establecimientos religiosos y se miden las distancias hasta los extremos del pago se comprueba el valor del inconveniente que anotaba el obispo del mismo modo se pone en evidencia el obstáculo que representaban los innumerables accidentes naturales debidos a los ríos, falta de caminos, etc.
En cuanto al aumento de la población del pago, es suficiente tener en cuenta que el escaso centenar de habitantes del comienzo del siglo XVIII, había pasado a cerca de 3000, a fines del mismo. La visita que el obispo efectuó a su feligresía le permitió observar sobre el terreno los sitios que por su población debían tener iglesias parroquiales ya fuese erigiéndolas en caso de no haberlas o separando de las existentes, las zonas pobladas alejadas de ellas estableciendo otras iglesias nuevas en tales zonas.
El Prelado, en su nota mencionada al Virrey solicitó su consentimiento para erigir las nuevas parroquias y dividir las existentes, en la forma que transcribimos: “Quilmes. La Parroquia de los Quilmes comprende hoy todo el pago de la Magdalena, y no pudiendo ésta por extensión y multitud de gente ser administrada por un solo Párroco, necesita dividirse. El mismo actual Cura reconoce que no puede cumplir con su obligación, y asegura no conoce a los vecinos, ni ellos a él, por cuya razón conviene que se le señale para su régimen una parte sola de dicho pago; y habiéndole invitado en mi general visita que eligiese lo que quisiese, escogió desde la otra banda del Riachuelo hasta el Arroyo del Gato y desde la casa de Don Ramón Rodríguez hasta lo de Don José Antonio de la Cruz inclusive y desde allí excluía la casa de Blas García tirando la línea hasta el arroyo de Ramírez”.(textual)
Se refiere luego a la viceparroquia de la Magdalena; recordamos que el pueblo de ese nombre, “estando situado en un terreno alto, casi enteramente rodeado de cañadas, se llamó desde los orígenes pueblo de la isla, de las islas o de las islas de Magdalena”, dice una autora (Sors). La parte correspondiente del auto, que transcribimos, emplea tal denominación; dice así: “Vice-Parroquia de la Isla. La Vice Parroquia de la Isla que actualmente pertenece a los Quilmes puede erigirse en Parroquia, y será su territorio desde el Arroyo del Gato hasta el Salado, con las más habitaciones confinantes a los Indios incluyéndose en esta Parroquia el pago de la Ensenada, y se le agrega también el fuerte de Chascomús con los habitantes de aquella circunferencia”. (textual)
Sigue con la de San Vicente de la “laguna de la Reducción”: “Capilla de San Vicente de la Reducción.- En la Laguna de la Reducción y en circunferencia hay mucha gente y es grande la distancia a la Parroquial de los Quilmes por cuya causa nadie concurre a ella por Sacramentos ni a funciones Parroquiales y es tanta la infelicidad de estos moradores que los más fallecen sin Sacramentos y se entierran sus cadáveres en los campos quedando los mas por cumplir el precepto Pascual se hará pues un servicio a ambas Magestades erigiendo allí una Parroquia, pero como el común de aquellos vecinos es pobre no ha sido posible persuadirlos en la visita a construir Iglesia por lo que me vi en la necesidad de recurrir al Doctor Don Vicentc Pessoa para que cediese la Capilla que allí tiene a fin de que sirviese de Parroquia … a esta Parroquia se le debe señalar de territorio desde el arroyo de Ramires, Riachuelo arriba, todos los habitantes contiguos a la Capilla de los Remedios del Doctor González, las Cañuelas, los moradores de la laguna de Gutiérrez, los de Samborombón existentes hacia aquella parte con todos los inmediatos a la referida capilla de Pessoa. También se le puede agregar a esta parroquia el fuerte de Monte con los moradores circunvecinos”. (textual)
El virrey Vértiz prestó su acuerdo al proyecto del Obispo con fecha 3 de julio del mismo año y en consecuencia el Prelado por auto de erección de 28 de setiembre de 1780, expresa que “separamos, dividimos y desmembramos de la jurisdicción parroquial de las respectivas Iglesias Matrices las expresadas capillas e Iglesias J... de la Isla, de la Laguna de la Reducción …etc”. A cada una de ellas señala el territorio de su jurisdicción.
Vale decir que de la parroquia de Quilmes quedaron desmembradas las capillas “de la Isla” y “de la laguna de la Reducción”, Magdalena y San Vicente respectivamente a las que erige en nuevas parroquias. Con tal desmembración el territorio del vasto pago de la Magdalena, dependiente de la parroquia de Quilmes quedó dividido en tres curatos, los mencionados, “considerándose al de Quilmes como una continuación del antiguo curato del pago de la Magdalena y a los otros dos como nuevos curatos” dice Guillermina Sors.
Los límites de la parroquia de Quilmes, creada en 1780, que fueron los del partido de igual nombre, se conservan desde ese año hasta el 7 de abril de 1852, en esta fecha con la creación del partido de Barracas al Sur, sufrió la primera desmembración parroquial y disminución de su territorio. Sin embargo, hasta el 24 de diciembre de 1854, el nuevo partido dependió eclesiásticamente de la parroquia de Quilmes creándose en esa fecha la que le correspondía bajo la advocación de la “Asunción de María Santísima”. Es interesante anotar que Nicolás Paduan, propietario de la “Capilla del Italiano” construida en 1817, que sirvió de templo en la actual ciudad de Avellaneda hasta el año 1860, de la inauguración del edificio actual, era propietario en Quilmes en 1818, del solar de la esquina de las calles Rivadavia y Mitre, hoy de la sucesión de Don Antonio Silva.
La jurisdicción eclesiástica de la parroquia de Quilmes, después de 1854, se conservó durante casi todo el siglo pasado dentro de los límites anotados.
DR. JOSÉ
ALCIDES CRAVIOTTO
'La Lealtad', octubre de 1945
Compilación y tipeado Chalo Agnelli
Compilación y tipeado Chalo Agnelli
El Solar de la Iglesia de la Inmaculada Concepción,
hoy Catedral de Quilmes, ubicado en las calles Mitre y Rivadavia,
fue declarado el 21/12/1970, Lugar Histórico por Decreto Nacional N° 2884 del
Poder Ejecutivo
Nacional, por ser el solar donde se estableció la
Reducción de los Quilmes en 1666, y donde se construyó la primera capilla de
adobe con techos de juncos, en 1667. Sitio histórico por la ley Provincial N°
11242 del 23/04/92
BIBLIOGRAFÍA
Las transcripciones que figuran en el
texto han sido tomadas de las siguientes fuentes; por razones de espacio se
omite la indicación para cada una en particular: Actis, Pbro. Dr. Francisco, Actas y Documentos
del Cabildo del Cabildo Eclesiástico de Buenos Aires, Volumen I, (Buenos
Aires, 1943), Volumen II, (Buenos Aires, 1944)
Archivo de la Parroquia de Quilmes, Libro de bautismos, (1735-1765), Libro de entierros, (1736- 1780), Libro de bautismos (1770- 1786)
Archivo de la Parroquia de Quilmes, Libro de bautismos, (1735-1765), Libro de entierros, (1736- 1780), Libro de bautismos (1770- 1786)
Se indican las fechas de las primeras y
últimas partidas legibles.
Archivo Histórico de la Provincia de Buenos
Aires, (publicaciones).
Carbia, Romulo D., Los orígenes de
Chascomús, (La Plata, 1930).
Carbia Romulo D. Historia Eclesiástica
del Río de La Plata (1536-1673), Tomo II, (1673- 1810), (Buenos Aires, 1914)
Craviotto, J. A. y Barrera Nicholson, C.
ILa Capilla de los Remedios y su relación con el curato de Quilmes en el siglo
XVIII. Trabajo remitido para su estudio al Dr. R. de Lafuente Machain, correspondiente
de la Real Academia de la Historia de Madrid y Titular de la Sociedad de Historia
Argentina, en 22 de Diciembre de 1944.
Salvadores Antonino, Ensayo sobre el pago
de la Magdalena durante el siglo XVIII, (La Plata, 1930).
Levene, Ricardo, (Director General),
Historia de la Provincia de Buenos Aires y formación de sus pueblos, Volumen
I, (La Plata, 1940), Volumen II, (La Plata, 1941).
Sors de Tricerri, Guillermina, El Puerto
de la ; Ensenada de Barragán (La Pla- . ta, 1933). .
Sors, Guillermina, Quilmes Colonial (La
Plata, 1937).
Torassa, Antonio, El Partido de
Avellaneda, 1580- 1890, (La Plata, 1940).
TEXTOS VINCULADOS
EL QUILMERO del miércoles, 21 de octubre de 2015. CREACIÓN DEL CURATO Y PARROQUIA DE LA INMACULADA CONCEPCIÓN - 285 AÑOS - 23 DE OCTUBRE DE 1730
Ales, Oreste Carlos. "Los 250 años de la
erección como sede parroquial de la Iglesia de la Santa Cruz de los Quilmes,
hoy Catedral de la Inmaculada Concepción" Separata del tomo XIV de
ARCHIVUM, Revista de la Junta de Historia Eclesiástica Argentina -
Buenos Aires – 1984.
Otamendi, Luis “Origen de Quilmes: La
Reducción e la Exaltación de la Santa Cruz”. Serie Archivos y Fuentes de
Información. Municipalidad de Quilmes. 1978.
Otamendi, Luis E. “Historia de la Reducción.
1666-1812” Serie Archivos y … Dirigida por don Carlos G. Maier. Municipalidad
de Quilmes. 1970.
NOTAS
[1] Ver más
información al respecto en: “La Santa Caridad en el Rio de la Plata - 1727 –
1821” por Juan A. Lucero. http://www.culteducaavellaneda.com.ar/
[2] Ver otros datos posibles en HISTORIA DE NUESTRA SEÑORA DE LOS
REMEDIOS de Pedro A. R. Campomar Rotger, Monte Grande, 28 de febrero del año
2008. http://www.inmaculadamg.org.ar/
[3] Juan Alonso Guillermo González de
Aragón (n. Cádiz 10/6/1687 – Bs.As. 1768 El año y lugar de nacimiento y de
fallecimiento, constan en la lápida sepulcral en la Iglesia de San Miguel
Arcángel en Buenos Aires, casa con Lucía Islas Alva Bravo de Zamora el 16 de
setiembre de 1713, son sus hijos Gregoria
González de Islas, José González
de Islas y Juan Manuel
González de Islas. Este último casará con María Inés Caseros Ramírez, con quien tendrán una hija, María Josefa González Caseros, casada con Domingo Francisco Belgrano Peri, quienes tendrán 16 hijos, entre ellos el Dr. Don Manuel Belgrano. http://www.genealogiafamiliar.net/getperson.php?personID=I54137&tree=BVCZ#sthash.y4WxJivl.dpuf
González de Islas. Este último casará con María Inés Caseros Ramírez, con quien tendrán una hija, María Josefa González Caseros, casada con Domingo Francisco Belgrano Peri, quienes tendrán 16 hijos, entre ellos el Dr. Don Manuel Belgrano. http://www.genealogiafamiliar.net/getperson.php?personID=I54137&tree=BVCZ#sthash.y4WxJivl.dpuf
[4] En el trabajo que hizo don Luis Otamendi sobre los enterramientos
debajo del piso de la Iglesia Parroquial durante 1730, se observa que no todos
los blancos o españoles tenían el mismo prejuicio.