Por Chalo
Agnelli
El
lunes 13 de enero de 2020, en EL QUILMERO publiqué
“José Camarero y el teatro quilmeño –
Entrevista transmigratoria 1939”; entrevista a una figura arquetípica de la
comunidad quilmeña, quien dejó una
impronta firme y señera en la cultura, la tradición y
especialmente en el teatro, pues descolló
en los escenarios quilmeños a partir de la segunda década del siglo pasado. Ahora
estoy preparado para otra analepsis, visitar a Ángel, uno de sus hermanos, porque el apellido
Camarero también estuvo íntimamente vinculado al deporte en Quilmes. Y allá voy
hacia el pasado con mi grabador, mi block de notas y mi estilográfica (porque
si voy a ese pasado tengo que llevar un instrumento acorde)
Me
encuentro con don Ángel en la placita de La Colonia, punto nodal del barrio.
Con su conversación agradable, amena, nos transportamos a su pasado.
Ángel Camarero, "El Sol", 1979. Foto Alcibíades Rodríguez.RETROSPECTIVA A PERSONALIDADES DEL
PASADO QUILMEÑO
- ABRIL DE 1979 -
EL Q.- Sabemos
que el apellido Camarero estuvo íntimamente vinculado al deporte quilmeño
¿Verdad?
A.C.- Sí. Mis hermanos José [1] y
Tibaldo, ya fallecidos, fueron apasionados deportistas. Se destacaron
practicando varios deportes.
El Q.- ¿Y
usted don Ángel?
A.C.- Me dediqué a la práctica
del deporte por la influencia de José. Empecé de muy joven. Practicaba boxeo y
jugaba al fútbol porque me gustaba más. Jugué para Maltería Conchitas y para el
Club Atlético Ezpeleta. Era puntero derecho y en ese puesto me designaron para
integrar el combinado de la Liga Quilmeña que enfrentó a la Federación Platense
por el campeonato organizado por la Asociación Amateurs del Fútbol en 1929. Ganábamos
2 a 1, pero nos empataron faltando poquísimos minutos y formamos así: de La Fuente,
Ruiz y Nicasio Moreyra (Cato); Dardo Godoy, Lazara y Maresca; Camarero, Farías,
Emilio Draghi y Garbini. Con Maltería Conchitas nos clasificamos segundos en el
campeonato de 1929 y al año siguiente jugamos para Ezpeleta; allí cesó la Liga.
Quilmeña.
EL Q.-
Recuerdos inolvidables, por cierto. ¿Dónde y cuándo nació don Ángel?
A.C.- Nací, aquí, en el
incomparable barrio de don Santiago Valerga,[1] La Colonia,
el 23 de enero de 1910. Un año histórico, amigo.
EL Q.-
¿Conoció a don Santiago Valerga?
A.C.- Hasta los 6 ó 7 años solía concurrir
con otros chicos a la casa y fonda-almacén de don Santiago en la esquina de
Vicente López y 12 de Octubre. El comercio estaba atiborrado de todo tipo de
productos, de los que se te pudieran ocurrir, allí había. Le llamábamos “Tata”
o “Tiaguito”. Le encantaba jugar con nosotros, nos hacía chifles, pipas y
carritos de madera de cajones. Don Santiago, era muy friolento y se cubría las
orejas con una bufanda. Era alto, afable, movía mucho las manos al hablar. A mí
me llamaban la atención sus manos grandes y sarmentosas. También conocí a doña
Rosa Celasco, su mujer, a su hijo don Carlos Deogracia, nombre que no le hacía
‘gracia’, pobre don Carlos. Contaban que doña Rosa y don Santiago después de
casado pasaron unos años sin tener hijos, hasta que tras muchos rezos y
promesas de doña Rosa llegó el primero y varón y por eso le pusieron Deogracia.
Después se destaparon y tuvieron varios hijos. A don Carlos lo traté mucho en
el Boxing.
EL Q.- Don
Ángel, simultáneamente ¿Usted practicaba boxeo, verdad?
A.C.- Sí, pero no me gustaba el
entrenarme en el gimnasio. Sin embargo, concurría a todos los entrenamientos de
Julio Mocoroa, Raúl Landini, Oreste Huber, Gogliardo Purcaro y Luis Rayo. A
Oreste Huber [2]
y a Humberto Bosso, yerno de Valerga, los traté mucho. Todos grandes estilistas
del box. No me perdía entrenamiento; los miraba boxear, aprendía y después
sobre el ring aplicaba los conocimientos. Realicé 16 peleas, gané 12 por puntos,
2 por abandono y las dos restantes las perdí por puntos. Debuté ganándole por
abandono en el segundo round a Juan Sterli en el Quilmes Boxing Club y siempre
bajo la dirección técnica de Raúl Carranza, me clasifiqué campeón de peso pluma
del partido de Quilmes al ganarle en 1927, en la pelea final a Emilio Sandas y
en 1929 campeón de la categoría liviano cuando derroté también por puntos a
Enrique Leiva. Gustavo Lenevé, el famoso entrenador de no menos famosos pugilistas
entre ellos Victorio Campolo, [3] viéndome
pelear me invitó a entrenar con él. Fue un premio grande a esa edad, me
ensoberbeció un poco. (risas) Pero agradecido por la oferta le dije que no me gustaba
el box, Y él, con su voz rasposa me respondió sonriente “Menos mal que no te
gusta el box, pibe, porque si te gustara serías un verdadero campeón, no
dejarías títere con cabeza”. (risas)
EL Q.- La Sociedad
Cosmopolita de Socorros Mutuos Artesanos de La Colonia, [4]
el cine La Paz [5]y
el Boxing Club [6]
eran indivisibles en la vida de La Colonia porque durante muchos años gran
parte de la actividad diaria se centraba en ellos. ¿Qué recuerda del Boxing
Club?
A.C.- El Quilines Boxing Club La
Colonia fue fundado el 6 de noviembre de 1924. Su primera comisión directiva
estuvo constituida por Carlos Valerga presidente y alma mater de la
institución; vicepresidente, Elias Scarabotti; secretario Raúl Carranza; pro
secretario Juan Braceo; tesorero Máximo Hernández reemplazado más tarde por Humberto
Bozzo quien se desempeñó en ese cargo durante cuarenta años; vocales, E. Mallea
R. Valerga, D. Camporrotondo, J. Maiorano y F. Olivencia. Nació como
consecuencia del auge que tomó el boxeo cuando Luis Ángel Firpo realizó la
memorable campaña que le llevó a disputar el título máximo del boxeo mundial
en Polo Grounds el 14 de setiembre de 1923 contra Jack Dempsey.
El Q.- ¿Quiénes
fueron los boxeadores que más se destacaron en el Boxing Club?
Había muy buenos valores entre ellos
Oreste Huber, Raúl Carranza, Erundino Mejidez, Carlos Barreta, Ángel Dino y Ángel
Dellagiovanna, pariente de Valerga.
El Q.- ¿Cómo
se desarrollaban las actividades?
A. C.- Los miércoles se disputaban
hasta 15 peleas por noche por el campeonato. Intervenían las categorías
novicios y veteranos. El local se llenaba hasta el tope y el entusiasmo del
público desbordaba por doquier. Las peleas eran a 4 rounds, 3 de 3 minutos de
duración y el último de 4’.
EL Q.-
¿Tuvieron larga duración esas actividades?
A. C.- Con el tiempo ese
entusiasmo fue decayendo, el Quilmes Boxing Club se trasladó a Vicente López y
1 de Mayo, cesó sus actividades alrededor de 1946 y hoy sólo es un recuerdo.
EL Q.- ¿Tiene
algún anécdota de aquellos años?
A.C.- Sí. La histórica pelea de
Salman Salek Andah y Odilón Vicentela.[7]
EL Q.- La
recuerdo. Escribí algo sobre esa pelea. Cuéntela.
A.C.- El tendero Salman Salek
Andah, apodado “el turco Salomón” le había vendido un blusa de trabajo a Odilón
Vicentela (hasta sus nombres parecían dispuestos para la chacota), un sanjuanino
que trabajaba en la Cervecería. A Odilón le pareció de mala calidad la blusa.
De los incesantes reclamos para que se la cambiara, surgió el enojo que los
llevó desafiarse para pelear. Los muchachos del Boxing Club aprovecharon la
oportunidad y orquestaron una propaganda que trascendió los límites de la
ciudad. El período previo al
encuentro tuvo ribetes humorísticos porque
ambos contendores, se entrenaron como auténticos boxeadores. La noche, de la pelea, que fue
dirigida por Victorio Campolo, hubo un lleno extraordinario. La colectividad árabe
se hizo presente encabezada por Salomón Salmún, dueño de una cadena de tiendas
en la calle Lima. Por cierto que abundaron los panzasos más que las trompadas,
y en medio de la hilaridad general fue declarado vencedor Vicentela.
La crónica boxística del diario El
Sol de aquella memorable pelea, dijo, “Vicentela le ganó a Salomón por un
panzaso” (risas) De lo recaudado el ganador
se llevó $ 289; $ 260 el perdedor y el Boxing una suma menor que permitió luego
instalar unas gradas fijas de buena madera.
EL Q.- Dígame don Ángel que es de su vida ahora.
EL Q.- Dígame don Ángel que es de su vida ahora.
A.V.- Soy Jubilado de Teléfonos
del Estado, desde 1950, ya tengo 69 años. Uno de mis entretenimientos predilectos es ir
a la calle Rivadavia, donde me reúno con viejos amigos y nos ponemos a recordar
los tiempos de deportistas.
EL Q.- Muchas
gracias don Ángel. Ya lo dejo en paz. Volveré a mi futuro con este pedazo de
historia barrial que me brindó tan amablemente.
Nos despedimos con un abrazo y me
quedo observándolo caminar con un paso boxístico hacia Carlos Pellegrini. Miro
la plaza que tanta significación tuvo y tiene para los vecinos de La Colonia.
Allí donde di mis primeros pasos, sobre el brocal de la antigua fuente que en
1947, estaba en el centro mismo de la manzana y era más alta, aún no le habían
robado el pináculo. Me despido de la fuente, de la plaza, de ese mi barrio y de
esta mi gente que comenzaron a eclipsarse en 1963. Cierro aquí esta analepsis o entrevista retrospectiva o flashback, hasta un proximo encuentro (8)
Compilación,
investigación, notas y construcción dialogal
Prof. Chalo Agnelli/2020
- cuarentena
FUENTE
“El Sol” martes 17 de
abril de 1979
Original en la
Biblioteca Popular Pedro Goyena
NOTAS
[1]
Ver en EL QUILMERO del viernes, 23
de octubre de 2009, “Don Santiago Valerga
- La Colonia 2º parte” y del lunes, 24 de octubre de 2011, “Santiago Valerga - Su calle, proyecto de
restitución” // 1927 - 2020
[2]
Ver en EL QUILMERO del viernes, 9 de febrero de 2018, “Oreste
Huber Y Humberto Bozzo, vecinos ilustres de ayer”
[3]
Ver en EL QUILMERO del miércoles, 19 de junio de 2013, “Victorio
M. Campolo - Un gigante olvidado”
[4]
Ver en EL QUILMERO del lunes, 12 de diciembre de 2016, “Sociedad
Cosmopolita de Socorros Mutuos Artesanos de La Colonia”
[5]
Ver en EL QUILMERO del viernes, 28 de mayo de 2010
“El cine La Paz - Del arcón de la abuela”