El 8 de junio de 2009, publiqué esta primera nota en este blog que titulé EL QUILMERO, pues fue el periódico que don Pedro Giménez fundó con la imprenta que le compró al Dr. José Antonio Wilde, "El Progreso de Quilmes". Pero no sólo fue por el periódico que utilicé ese título, sino porque el sufijo "ero/a" en la lengua castellana implica: ocupación, oficio, trabajo, empleo, profesión; por ejemplo: carpintero, chacarero, ganadero, zapatero, carnicero, tambero, titiritero... de modo que quilmeños somos todos los nacidos en Quilmes, pero además hay muchos que no nacieron en Quilmes, pero trabajaron mucho por Quilmes, dedicaron sus vidas a este pueblo, esta ciudad, este Partido, esos son los "quilmEROS".
Yo Chalo Agnelli, hijo, nieto y bisnieto de quilmeños y de un porteño, nacido en el antiguo Sanatorio Alvear, criado en La Colonia, formado en escuelas del distrito, padre y abuelo de quilmeños y compañero de una mujer quilmeña, por ende soy quilmeño, pero sobre todo soy QUILMERO, pues durante 48 años de mi vida, desde la docencia, desde la literatura, desde la militancia en la Cultura y desde la historia de mi pago me movió la misión de recuperar la tradición, el patrimonio y la historia de Quilmes, mi ciudad, mi gente.
EL QUILMERO, con apenas 5 años y más de 1500 notas publicadas, es prueba fiel de que cumplí por demás con mi cometido.
Hoy la mayor parte de los medios de prensa locales y de Berazategui y Florencio Varela, radiales, televisivos, revistas, anuarios, folletos, docentes, estudiantes, historiadores, etc., se informan con EL QUILMERO, y transcriben sus notas. Eso me enorgullece y nadie necesita mi aprobación para hacerlo pues la HISTORIA no es mía, yo, simplemente soy un amanuense. ATENCEDENTES DEL PERIÓDICO "EL QUILMERO"
Hoy la mayor parte de los medios de prensa locales y de Berazategui y Florencio Varela, radiales, televisivos, revistas, anuarios, folletos, docentes, estudiantes, historiadores, etc., se informan con EL QUILMERO, y transcriben sus notas. Eso me enorgullece y nadie necesita mi aprobación para hacerlo pues la HISTORIA no es mía, yo, simplemente soy un amanuense. ATENCEDENTES DEL PERIÓDICO "EL QUILMERO"
“El Quilmero” toma las riendas periodísticas iniciadas, el domingo 4 de mayo de 1873, en el pueblo de Quilmes por el Dr. José Antonio Wilde, con "El Progreso de Quilmes". Un semanario que se realizó en la primera imprenta que tuvo la localidad toda.
La sede de este primer órgano periodístico estaba ubicada en la calle del Comercio (Mitre), en la casa del preceptor Emilio
Reina. Allí funcionaba la imprenta y la oficina de redacción.
Reina. Allí funcionaba la imprenta y la oficina de redacción.
Hoy tal aparatejo parecería rústico y anacrónico, pero en ese entonces en que todo estaba en formación en estos pagos, era como bien dice Wilde en su primer número una "influencia de la civilización en los pueblos". Un medio de prensa se agregaba a los otros adelantos de los que ya contaba Quilmes: "el ferrocarril, el tranvía, las escuelas públicas y privadas, las calles delineadas, el alumbrado público a querosén, las plazas mantenidas, la Iglesia de tres naves con dos grandes torres, la biblioteca popular, veredas...”
El Progreso tuvo dos épocas; desde su lanzamiento hasta el N° 61 del 28 de junio de 1874 en que don José Antonio le cede la dirección a su sobrino, Alfredo Wilde (hermano del Dr. Eduardo Wilde). Hacía apenas un mes que el periódico había modificado su formato y por lo tanto el precio. Determinaron el cierre, según el editor, la escasa disponibilidad de tiempo, y principalmente de dinero, que podía disponer para sacar a la divulgación general el semanario. Tarea que se sumaba a las propias de su profesión de médico y a las de la función pública y social que desarrollaba con extremo compromiso. Si bien aclara que su alejamiento no tiene nada que ver con lo político, un agudo comentario sobre un baile que realizó la Municipalidad, desagradaron a los funcionarios en ejercicio, sobre todo a don Andrés Baranda, que era juez de paz, y le quitaron la suscripción de 50 ejemplares que hacía esa Corporación.
El Progreso tuvo dos épocas; desde su lanzamiento hasta el N° 61 del 28 de junio de 1874 en que don José Antonio le cede la dirección a su sobrino, Alfredo Wilde (hermano del Dr. Eduardo Wilde). Hacía apenas un mes que el periódico había modificado su formato y por lo tanto el precio. Determinaron el cierre, según el editor, la escasa disponibilidad de tiempo, y principalmente de dinero, que podía disponer para sacar a la divulgación general el semanario. Tarea que se sumaba a las propias de su profesión de médico y a las de la función pública y social que desarrollaba con extremo compromiso. Si bien aclara que su alejamiento no tiene nada que ver con lo político, un agudo comentario sobre un baile que realizó la Municipalidad, desagradaron a los funcionarios en ejercicio, sobre todo a don Andrés Baranda, que era juez de paz, y le quitaron la suscripción de 50 ejemplares que hacía esa Corporación.
El nuevo redactor rebautizó su periódico como "El Libre". Pero la criatura nació muerta. No editó más que un ejemplar.
Afortunadamente el 3 de enero de 1875, seis meses después de cerrado el primer período, "El Progreso" ÓRGANO DE INTERÉS GENERAL DE LA CAMPAÑA., vuelve con José A. Wilde como redactor propietario y en la función de gerente Juan Rivera, porque "un pueblo sin prensa es un pueblo sin voz".
Wilde, amigo y admirador de Domingo Faustino Sarmiento bautizó a su periódico quilmeño como el que fundó en Chile el genial y polémico educador. Y fue providencial, pues la aparición de este medio abrió una puerta de progreso lenta, pero constante en aquel pueblo de campaña que llegaría a ser una de las primeras ciudades industriales del país.
La imprenta se instala en la calle 13 (o del Comercio, hoy Mitre) cerca de la calle 20 (antes San Andrés, hoy Olavarría). Allí permanece hasta que el domingo 29 de agosto de 1875, en el N° 35, Wilde explica que por arreglos que se debían hacer en el establecimiento se hacía indispensable suspender la aparición de "El Progreso". Fue definitivo; así desapareció el primer periódico que tuvo el partido de Quilmes. Seguramente se repitió el impedimento económico pues los suscriptores no cumplían en tiempo y forma con las cuotas. En este segundo período, salieron 35 números.
Tres meses después, Pedro Giménez, que había arrendado a Wilde la imprenta, exactamente el jueves 2 de diciembre de 1875, lanza el bisemanario "El Quilmero" hasta el 29 de mayo de 1889 que con el N° 1433 Giménez lo vende a una sociedad.
EL DIRECTOR-PROPIETARIO
Pedro Giménez nació en Buenos Aires en 1843. Era tipógrafo. Aproximadamente en 1870, se estableció definitivamente en Quilmes. Rápidamente se hizo una figura relevante en el pueblo. En 1876, se casó con Ángela Mariño de 37 años, quien lo acompañó consecuentemente en la tarea social y filantrópica.
EL DIRECTOR-PROPIETARIO
Pedro Giménez nació en Buenos Aires en 1843. Era tipógrafo. Aproximadamente en 1870, se estableció definitivamente en Quilmes. Rápidamente se hizo una figura relevante en el pueblo. En 1876, se casó con Ángela Mariño de 37 años, quien lo acompañó consecuentemente en la tarea social y filantrópica.
Giménez fue amigo del Dr. Wilde a quien consideraba su mentor en los asuntos de la prensa. Cuando se cerró "El Progreso", Giménez alquiló la imprenta y se puso al frente de la redacción. Dice don José Andrés López en su libro "Quilmes de antaño": “… era a la vez escritor, cajista e impresor, todo en una pieza." La imprenta y redacción estaba en la calle Mitre a mitad de cuadra entre Alem y Garibaldi, vereda par.
El 14 abril de 1877, después de casi 16 años de arriendo, compra la imprenta por valor de $13.000, de los que paga $ 9.000. Casi un año y medio después de la aparición del primer númeo. El dinero lo reunió por medio de accionistas, entre quienes estaban: Andrés Baranda que aportó $ 2000; Máximo Garay y José Ubiñas, $ 1.000; Felipe Costa, Juan Robson, Manuel Amoroso, Mariano, Ramón y Fernando Otamendi, Roberto Clark, Ángel Meals, Andrés Baumgart, Higinio Palacios, Francisco Lanatta, Ramón Madrid, Juan Antonio Ramos y Miguel Arce participan con $ 500; en total reunió $ 11.000.
“Era tipógrafo, un trabajador infatigable, perseverante, susceptible hasta la exageración, nervioso y si se equivocaba no rehuía jamás la responsabilidad de sus errores.”
Giménez fue el primer periodista profesional de Quilmes ya que redactaba su periódico con el fin de "... crearse un medio de vida honorable y muy de su gusto". Los demás como Wilde o López practicaban el periodismo como prolongación de sus ideas de progreso y como alternativa de comunicación.
No tuvo una educación académica ni lustrosos títulos. Puso un empeño denodado para instalar en la mente de la gente de la "Campaña" que la prensa, el periodismo eran un factor “civilizador”. Los asumió como una cruzada.
No fue "El Quilmero" un periódico imparcial, a pesar de que se manifestaba contra los partidismos, su parcialidad estaba por encima de los partidos políticos de la época ya que su ideología era el "Progreso" con todas sus acciones concomitante, y enarbolaba como variables para alcanzarlo a la educación y la cultura. Por medio de una prensa activa luchó contra la ineficiencia y el quietismo de la Argentina cuasi-feudal anterior a 1852, que aún prevalecía en algunas mentes.
Podemos apreciar su pensamiento, con ecuánime criteriosidad; a 24 años de la batalla de Caseros, en el N° 19 de su periódico, del jueves 3 de febrero de 1876: "El General Rosas (sic) pudo ser un gobernante liberal si los hombres que componían las cámaras no hubieran sido serviles. Con legisladores viriles e independientes no es posible no es ni temible la tiranía. Pero cuando estos sean elevados a las bancas por el favoritismo faltándoles tantas aptitudes para el caso como les sobra estupidez, entonces peligra la independencia de los legisladores y cuando esta peligra el pueblo les pierde su confianza. Y de estos extremos al servilismo falta un paso solo. Y del servilismo de los parlamentos a la tiranía de los gobernantes falta mucho menos que un paso. Es cuestión de oportunidad. Saludamos pues este día deseando para el país todo género de prosperidad."
Una prensa activa que llegó promover un boicot a la empresa del ferrocarril del Sud cuando en 1876, subió el valor del pasaje, movilizando a la vecindad a viajar tan sólo en segunda clase.
Periódicamente se enfrentó a dicha empresa por sus servicios deficientes y los costos de los pasajes. Defendió al pueblo llano de la desaprensión de las empresas privadas, nacionales o extranjeras, que veían en el país un suelo únicamente feraz para su propio provecho, en el cual y con el cual había que enriquecerse rápidamente e irse sin dejar nada y llevándose la mayor cantidad de metálico posible.
Denunciaba abiertamente la corrupción y la inoperancia de los políticos. Sean quienes fueren. Lo hizo con Sarmiento cuando consideró que acumulaba demasiados cargos, haciéndole correr el riego a la República de no poder cumplir con todos como cada uno exigía. Lo hizo con Tomás de Anchorena presidente del Banco Nación en 1876, cuando produjo una aguda crisis por una mal disposición de la economía que, como siempre en estos casos, perjudicó al pueblo común, a los comerciantes, chacareros y hombres de la campaña que eran la fuerza productora en ese momento. Tuvo conciencia de clase y defendió abiertamente la fuerza del trabajo.
También bregó contra el clericalismo, entendido como el poder político y económico que desde la época colonial detentaba la Iglesia Católica. Institución de la que sospechaba, por su connivencia de 30 años con don Juan Manuel de Rosas. Sus ideas coincidían con las de la clase dirigente de la época donde la mayor parte de los hombres públicos eran liberales y pertenecían, como el Dr. Wilde y otros vecinos de Quilmes, a la masonería. Institución a la que Pedro Giménez admiraba según lo evidencia en su periódico.
Después de 1876, en que fue constituido el primer Consejo Escolar, según establecía la Ley de Educación Común, del que fue primer presidente don Juan Ithuralde, Giménez fue sub-inspector por la renunció de Julián O. Miranda hasta el 6 de mayo de 1877.
Actuó como municipal en 1882, en oportunidad que era juez de paz y presidente del municipio Ramón de Udaeta. Como tal el 19 de febrero, junto con el Dr. Wilde entrevistó al gobernador Dardo Rocha para transmitirle la disconformidad de los vecinos del Partido por el pésimo servicio que brindaba la empresa ferroviaria. Entre 1880 y 1881, el periódico sufrió “… un breve eclipse. Enajenado por Giménez sus adquirientes, durante algún tiempo, olvidaron de imprimirlo”; ironiza López. Pero luego reaparece redactado por Manuel Casavalle, hijo del prestigioso editor.
Durante este período, El Quilmero tuvo un enfrentamiento enconado con La Verdad, periódico que el 1º de julio de 1882, habían fundado: Fermín Rodríguez (vivía en el solar NE de las calles Libertad y Humberto Primo), Miguel A. Páez y Eduardo Casares, debido a las acusaciones que este último hiciera sobre la supuesta malversación de fondos públicos en la adquisición de un reloj para la torre de la iglesia, por parte de las autoridades de la Municipalidad, que Giménez integraba como municipal. El reloj había sido instalado el 25 de agosto de 1881.
Ese fue un año de encontronazos personales para el segundo periodista de Quilmes, ya que también tuvo una disputa con el cura párroco Rafael Fanego (1880-1887) quien después de su frustrado reclamo de la propiedad donde hoy se levanta el Hospital, ahora reivindicaba como propiedad de la Iglesia, los solares donde hoy se levanta la biblioteca pública municipal y el Jardín de Infantes vecino.
En 1882, El Quilmero se modernizó. Con la administración de Juan R. Martínez la vieja imprenta de fundición del Dr. Wilde, de cuerpo 11 pasó a tener 4 fundiciones de cuerpos 8; 9; 10 y 11, dando un formato uniforme al periódico a partir del Nº 688 del 13 de julio.
Tampoco fue duradera la permanencia de Martínez al frente del periódico que cambió varias veces de dirección en los años sucesivos.
El 25 de enero de 1885, una editorial alude al Hospital de Caridad afirmando que “muchas veces nos hemos
ocupado de la necesidad de dotar a Quilmes de un establecimiento de este
genero”. El 26 de agosto de 1886, el mismo periódico anunciaba la
próxima inauguración del hospital, y el 5 de septiembre da cuenta de las
primeras 45 internaciones.
El Quilmero persistió hasta 1888; luego, por poco tiempo, pasó a llamarse El Provincial. Tiempo después hubo una reaparición con el nombre original, bajo la dirección de Torcuato E. Malbec.
El Quilmero persistió hasta 1888; luego, por poco tiempo, pasó a llamarse El Provincial. Tiempo después hubo una reaparición con el nombre original, bajo la dirección de Torcuato E. Malbec.
Mientras tanto, Pedro Giménez, alejado de la dirección del periódico aunque no del periodismo pues prosiguió escribiendo colaboraciones, continuó trabajando como rematador público, actividad que, muchas veces, le había permitido sostener el periódico. Además extendió su activa y comprometida tarea social como vocal de la comisión administradora del hospital San Rosa, en 1886 (antecedente del actual Hospital de Quilmes) que presidía la Sra. Federica Dorman Quijarro acompañada por doña Juana Gauna; participó de la fundación del Club Social, fue funcionario municipal y motor de varias instituciones quilmeñas.
“El Quilmero” tuvo una permanencia de 13 años y 9 meses y fue escuela para muchos otros periodistas que surgieron luego.
Fueron sus hijos: Ponciano Pedro (n.19/11/1876), Pedro Amaro (n.13/9/1878) y Petronila Clara (n.31/5/1881) Vivía en la calle Mitre entre Alem y Garibaldi vereda par, junto al almacén de los Labourt (Hoy Colegio Inmaculada Concepción) Pedro Amaro se casó con María de los Dolores Benavente y Massías, Petronila fue maestra y trabajó junto a la noble maestra Demetria Rivero.
“El Quilmero” tuvo una permanencia de 13 años y 9 meses y fue escuela para muchos otros periodistas que surgieron luego.
Fueron sus hijos: Ponciano Pedro (n.19/11/1876), Pedro Amaro (n.13/9/1878) y Petronila Clara (n.31/5/1881) Vivía en la calle Mitre entre Alem y Garibaldi vereda par, junto al almacén de los Labourt (Hoy Colegio Inmaculada Concepción) Pedro Amaro se casó con María de los Dolores Benavente y Massías, Petronila fue maestra y trabajó junto a la noble maestra Demetria Rivero.
Este ilustre vecino y periodista murió en Quilmes a los 73 años en la humilde casa de su hija.
Primera nota publicada en este blog, que cumple su tercer año de trayecto histórico y cuyas notas se publican en muchos medios periodísticos de Quilmes, especialmente en la página "Aportes a la Historia" del periódico "Perspectiva Sur".
7 de junio 2012
7 de junio 2012
3 comentarios:
Lo q uno se entera...La Inmaculada era un almacen!!!camine y camino esas calles...fui al colegio nacional Manuel Estrada....el mejor!!!
Es FANTÁSTICO este Blog.
Mis más sinceras FELICITACIONES!!!.
y mi total agradecimiento.
Alicia Agnone
Me encanta conocer los orígenes de mi amado Quilmes.A pesar de haber nacido aquí,son muchas los datos e historia que ignoramos.Muy interesante!
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