EL BAÑADO DE LA RIBERA
por Chalo Agnelli
Vuelvo a publicar la historia sobre la Ribera escrita por el profesor don Manuel
Ales en su libro “Síntesis Histórica de
Quilmas 1856-1966” de la serie archivos y fuentes de información que
dirigía Carlos Guillermo Maier; y publicado en 1968 por la Biblioteca Pública
Municipal “Domingo Faustino Sarmiento”, hace una exhaustiva reseña de lo
que era el bañado de la Ribera en el siglo XIX. El libro está dedicado a
sus nietas María Verónica y Paula Beatriz Ales, lo que nos permite
reconocer el objetivo que movió a Ales, durante tantos años a la
investigación histórica de su lugar de origen, Quilmes. Y ese objetivo
fue que las nuevas generaciones conocieran la historia de este pueblo
para amarlo como él lo amo.
Transcribo directamente el texto pues no se puede perder ni una sóla palabra:
“En
1885 Guillermo Parry compró en remate los lotes 3 y 4 del bañado
municipal y, posteriormente también los 1 y 2, que hablan sido
adquiridos por Juan María Gutiérrez y luego desistió, hallándose
comprendidos entre las calles Cevallos, Alem, arroyo Manzanos (actual
avenida Cervantes), Hernández, Mozart y Olavarría hasta Cevallos."
Fue
cercado y se dejaron cuatro tranqueras, junto a las cuales se
construyeron otras tantas casas para los cuidadores de las mismas.
Dichas tranqueras estaban: una como a 100 m al Sur de la avenida
Otamendi, en el camino que corría de Norte a Sur en el deslinde del
monte y el bañado, continuando con el 'camino de los
eucaliptus' (actual calle Doroteo Yoldi) por el que se llegaba al llamado 'chateau Parry'. El cuidador de dicha tranquera se llamaba Batista Constantini.
eucaliptus' (actual calle Doroteo Yoldi) por el que se llegaba al llamado 'chateau Parry'. El cuidador de dicha tranquera se llamaba Batista Constantini.
La tranquera de Cevallos y Garibaldi estaba al cuidado de José Romero, quien además trabajaba de alfarero en el 'chateau'.
Las
otras dos tranqueras, que se hallaban en Mozart y Guido y en Mozart y
Dorrego, no se recuerda quién las cuidaba. Las casas, más o menos
modificadas, aun existen (1968). De cada tranquera partía un camino que
las unía al 'chateau', situado en la Calle Doroteo Yoldi y Balcarce,
existiendo todavía la construcción principal, pues los galpones
depósitos y demás construcciones secundarias que se habían hecho, han
desaparecido hace mucho.
Los
tales caminos eran de tierra, abovedados, con zanjas laterales y
plantas de sarandí para su reparo y conservación. Todavía pueden verse
algunos trozos en el bañado. No eran rectos y, especialmente el que
partía de Garibaldi, por sus muchas curvas era conocido por el 'camino
de las víboras'. El objeto del establecimiento era el de explotar leña,
frutas, mimbre, etc., a cuyo efecto se formó un monte de sauces,
palmeras, mimbres, membrillos, perales, álamos, etc.
Según
El Quilmero del 18 de octubre de 1888, entonces había: 800.000 plantas
de mimbre, sauce y álamo Carolina 200.000 casuarinas;600.000 pinos en
masetas y 300.000 frutales.
Se
realizaron obras de zanjeo, relleno, abovedamiento (sic) y
canalización, así como la construcción de una casa para vivienda y
oficinas (que es lo que aun está), galpones y depósitos. El primer
administrador fue don Roberto N. Clark. Entre el personal se recuerda a
Aspitia (capataz); José Romero (alfarero); Castellanelli (canastero);
Manuel Ferreyra y Joaquín Rumi (carreros y repartidores de leña).
Los
actuales arroyos llamados 'Verde y Colorado', se originaron en zanjas
hechas por el chateau para comunicación con el río y desagotación (sic) del bañado, zanjas que al ser erosionadas por la corriente, se
transformaron en los actuales arroyos. Por otra parte, los nombres de
'Verde y Colorado', provienen del color que tenían los puentes que los
atravesaban.
El
bañado tenía más o menos a media distancia entre la barranca y la
ribera, una depresión longitudinal en sentido Norte-Sur, desde el arroyo
Giménez al Santo Domingo, a la cual se llamaba 'arroyo del Medio'. Su
ancho y profundidad eran variables, dependiendo de las lluvias y las
crecientes del río, siendo por BernaI donde alcanzaba su mayor
importancia, teniendo más el aspecto de un estero que el de arroyo.
Había que ser muy 'baqueano' para cruzar entonces el bañado y mucho más
para hacerlo con el arroyo del Medio.
Entre
sus juncos, paja brava, duraznillo y demás plantas propias del lugar,
vivían gran cantidad de animales silvestres, en especial aves, como ser
patos y gansos, mirasoles, gallaretas, garzas, cigüeñas, biguás,
chorlos, agachonas, gaviotas, becacinas, y pájaros en general, a tal
punto que había varias personas que hacían de la caza su medio de vida.
Hoy,
que casi nadie podría indicar donde estaba el arroyo del Medio y
tampoco se ven la casi totalidad de las aves nombradas, podría ponerse
en duda que alguna vez hayan existido allí.
Otra
cosa muchas veces nombrada y también desaparecida es el Arroyo
Manzanos. Este corría aproximadamente por la actual avenida Cervantes,
viniendo del Sur y desembocando en el río a la altura de la avenida
Otamendi. Para cruzarlo había allí dos puentes y en sus proximidades
tuvieron sus 'boliches' Cuitiño (hijo del comisario mazorquero Ciríaco Cuitiño)
y Risso. En el límite sur del monte desagua el arroyo de las Cañas, que
no es otra cosa que la desembocadura del arroyo Giménez.”
Foto Alcibíades Rodríguez, 1925 |
1 comentario:
Buenísimo Chalo. Gracias. Ese Aspitia que nombras será alguno de mis parientes?
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