La escuela pública en la Argentina nació a partir de la
segunda mitad del siglo XIX como una institución sin exclusiones y donde se
unían las distintas clases sociales sin prevenciones. La inmigración creciente
en la misma época, se vio acomodada en la nueva tierra, estableciéndose en la
lengua y la cultura, que no le obligó a perder ni a olvidar o desconocer las
propias, por el contrario, la escuela pública en nuestro país se hizo
pluricultural, inclusiva y democrática.
1927. 1º A - Tercero de la derecha, fila superior Enrique Bornand (gentileza de la ex alumna Cristina Secco) |
Como Secretario del Consulado, don Manuel Belgrano consideró que lo más importante era fomentar la
educación, es decir, capacitar a la gente para que aprendiera oficios y pudiera
aplicarlos en beneficio del país. Por eso, ayudó al desarrollo de la Escuela de
Dibujo y de la Escuela de Náutica, ambas, creadas en 1799. Pero también
Belgrano hizo otros aportes en la educación: en esa época no había escuelas
para chicas; él quería crearlas porque pensaba que para ser buenas madres las
mujeres debían educarse.
1928
Según palabras de don Manuel Belgrano, "se deben
poner escuelas gratuitas para las niñas, donde se les enseñará la doctrina
cristiana, a leer, a escribir, coser, bordar, etc., y principalmente
inspirarles amor al trabajo, para separarlas de la ociosidad, tan perjudicial o
más en las mujeres que en los hombres". Además, quería que la educación
fuera gratuita para todos. Según Mitre, "Belgrano aconsejaba que se
abran escuelas en todos los barrios de la ciudad y en todas las villas de
campaña para los niños de ambos sexos, en circunstancias en que no existía en
Buenos Aires más que una sola escuela de primeras letras, que se llamaba
‘desrey’, por ser la única que costeaba la Corona de España".
DÉCADA DE 1930
Los niños y las niñas usaban "la moña", cómo aún la siguen llevando los alumnos de las escuela de la República Oriental del Uruguay. En la fila superior, el cuarto varón desde la izquierda es el señor Domingo Araujo, nieto de su homónimo el primer comisario que tuvo Quilmes y bisnieto de don Santiago Valerga, (Gentileza Edith Albónico de Stanfield)
Aquí se redujo la exigencia de "la moña" (1936 - gentileza de la ex alumna Edith Albonico de Stanfield)
Acto Patrio de 1936
1ºA 1956 |
La ley deEducación Común 1420 fue la piedra fundamental del sistema educativo nacional.
Se sancionó el 8 de julio de 1884, después de duros debates en el Congreso
Nacional y en la prensa.
La discusión sobre esta ley fue uno de los
enfrentamientos verbales más crudos y extensos de la historia nacional.
Acordando en la necesidad de una ley de
educación y en la gratuidad y obligatoriedad de la enseñanza; discreparon de
manera irreconciliable acerca de la enseñanza religiosa, de las escuelas mixtas
y del control del Estado sobre la educación enfrentaron con inteligencia a la
generación del ochenta.
En 1883, el Congreso comenzó a discutir un
proyecto mediante una iniciativa apoyada por los católicos desde la
Comisión de Justicia, Culto e Instrucción, presentada a las
Cámaras por Mariano Demaría, acompañado por Pedro Goyena y Manuel Estrada. Después de un largo debate en el que
intervinieron como oposición, entre otros, Eduardo Wilde,
ministro de Justicia, Culto e Instrucción Pública, Onésimo Leguizamón y Tristán
Achaval Rodríguez, el proyecto fue rechazado. Inmediatamente la mayoría
liberal del Congreso presentó otro alternativo, el que fue aprobado con algunas
modificaciones.
1957 3º B |
4º B 1958 Srta. Marta Russo (foto de Alcibíades Rodríguez Lista, gentileza Cristina Secco)
Eduardo Wilde fue médico, catedrático, escritor, legislador,
periodista y ubicable ideológicamente como libre pensador. Se había destacado
en cuanta actividad emprendió o le había sido encomendada y su gran
participación fue, indudablemente, en la parte relacionada con la laicidad de
la enseñanza, aspecto al que el presidente Roca no tuvo inconveniente en
adherirse porque corría parejo con la liberalidad de sus ideas. La ley 1420 fue
promulgada por Roca el 8 de julio de 1884 y por muchos años ha regidos la
enseñanza pública argentina. Sembrando educación en toda la República sin que
perdieran actualidad sus conceptos fundamentales. Sus enunciados son
ilustrativos de la fuerza renovadora que le animaba, asentando que la escuela
primaria tiene por objeto favorecer y dirigir simultáneamente el desarrollo
moral, intelectual, y físico de todo niño de 6 a 14 años, debiendo esa
instrucción ser obligatoria, gratuita y gradual.
ALUMNOS DEL AÑO 1959
La alumna Cristina Secco con la señorita Marta Russo
El Secretario General de CTERA en la Declaración Final del Foro
Continental sobre Educación realizado en Mar
del Plata el 3 de noviembre de 2005, expresó: “Los educadores de toda
América Latina y del Caribe debemos construir alianzas sociales que nos permitan
desmontar el modelo educativo que el neoliberalismo instaló a principios de la
década de los 90. Modelo que institucionalizó el retiro de los estados
nacionales como principal garante del sostenimiento de las escuelas y de los
salarios de los docentes.” Asimismo expresó “que el paro y la presencia de los
docentes en las marchas que el pueblo argentino va a protagonizar en Mar del
Plata y en otras partes del país son la expresión de una condena ética y moral
a Bush y su política de hambre, de guerra y de miseria. Le vamos a decir todos
los representantes de los educadores de América no al ALCA y no a la inclusión
de la educación como una mercancía en los tratados de libre comercio. Somos los
pueblos los que queremos la paz y es él quien viene rodeado de un ejército y se
repliega tras una muralla de metal.”
LOS ´60 LA DÉCADA DEL CENTENARIO
1960. 2º B. Primera fila superior, el 4º desde la izquierda, Carlos Alejandro Bornand, segunda generación en la Nº 1
1961, 1º superior B, Srta. Fraga
Y LLEGÓ EL AÑO ANIVERSARIO
Bonamy fue el fotógrafo que trabajó largo tiempo tomando las fotos de las promociones y de los festejos del Centenario.
1963. Hernán Barrera Nicholson, un ex alumnos que en el día del festejo del Centenario, 25 de mayo de 1963, representó a los alumnos que pasaron por la institución. Integró la Comisión de Ex Alumnos que trabajaron para ese aniversario, creada por la directora Lila Giordano
El grupo musical "Los Huarpes", en los festejos del Centenario
1964. La Srta. Nelly R. Becherini con el alumnos de 6º grado Enrique Bornand, y la infaltable dedicatoria en el álbum de la foto.
SECUENCIA FOTOGRÁFICA 1963-1968
La señora Adriana Cantero transcurrió toda su educación primaria en la Escuela Nº 1 y guardó celosamente las fotos de grupo de cada uno de los grados cursados. Luego fue una concienzuda educadora, directora de la Escuela Nº 16 "Granaderos de San Martín"
1962. 1º inferior, con la Srta. Olga Estrella Insúa
1963. 1º superior B. Srta. Marta Basilio
1964. 2º B. Srta. Marta Basilio
1965. 3º A. Srta. María Ester Vigo
1966. 4º A. Srta. María Ester Fonterroig
1967. 5º A. Srta. Nydia Retes de Rey Medina
1968. 7º grado. Srta. Blanca Pastor. Este año se suprimió el "1º grado superior" y se creó el 7º grado, de modo que los alumnos de 5º pasaron a 7º, pues ya habían hecho seis años de escuela primaria. Adriana Cantero es la 3º alumna desde la izquierda de la primera fila.
Promoción 1972
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Los fotógrafos quilmeños acompañaron siempre el ritual de las sucesivas promociones con un legado fotográfico que despierta recuerdos y añoranzas |
Cuando terminaba la escolaridad primaria, los alumnos estilaban llevar pequeñas libretas que dedicaban y firmaban por sus compañeros. Las siguientes son algunas hojas del álbum de firmas de la señora Alicia Bornand.
No todos los niños, los jóvenes, al transitar la escuela primaria, la enseñanza secundaria, guardan las mismas experiencias. Unos añoran lo vivido, otros reniegan de ello, de las actitudes de sus maestros, profesores, de sus compañeros; están los que simplemente olvidan; los hay que sólo se sintieron atados por la fraternidad que supieron amalgamar con sus pares, pero no tienen en alto las actitudes de sus educadores. Sin embargo hay ex alumnos que conservan un afecto entrañable por determinados docentes y no sienten lo mismo por quienes fueron sus compañeros. Los que nos educamos antes de 1960 tuvimos experiencias de exigencia extrema, vana la mayor parte, academicista, escolarizada a límites extremos. La educación era un espejo de la sociedad. Autoritaria, por cierto, pero la diferencia estribó en que la escuela tenía un gran sentido de organización que no nos permitían ni vaguedades ni confusiones, y lo que recibíamos afuera de la escuela lo podíamos encausar dentro de ella.
En los últimos años, un grupo de ex alumnos, periódicamente se reúnen para compartir recuerdos y renovar viejas amistades nacidas en los primeros años de la vida a la sombra de la Escuela Pública, junto a su maestra que en este caso era la Sra. Clady Marta Fernández de Garay, núcleo de esta célula de compañeros.
En Sarmiento se pone el epítome de la escuela pública, pero es necesario recordar que hubo muchos otros hombres y mujeres que trabajaron para estas instituciones: los franciscanos antes de la Revolución de Mayo habían fundado escuela lo que no fue muy bien visto por la corona española; lo hizo Belgrano, como se mencionó, San Martín creo el instituto de enseñanza media de Mendoza en 1814; luego se sucedieron Carlos Tejedor, José Gálvez, Nicasio Oroño, Absalón Rojas, Urquiza mismo, Juan Manuel Ortiz de Rosas ( no es Restaurador) entre 1880 y 1886 cuando fue director general de escuelas de la provincia de Buenos Aires y por supuesto Nicolás Avellaneda, las maestras norteamericanas, Juana Manzo, María Sánchez de Mendeville (ex de Thomson), Cecilia Grierson, etc...
Pero la historia puso a Sarmiento a la cabeza de todos estos fundadores de la educación común ¿Por qué? La respuesta se puede hallar en otro promotor de la escuela pública el Dr. Eduardo Wilde.
Sarmiento, apasionado, irreverente, desbocado, odiado y
vilipendiado por revisionistas de derecha y por revisionistas de izquierda,
exaltado a nivel de “Maestro de América” por los factotum de la historia
oficial, fue y es sin ninguna duda para algunos que no están enrolados en sectores
ni parcialidades, quien, al bien decir de Eduardo Wilde quien “puso de moda la educación pública”. Ese
hombre destruyó más precedentes, creó más innovaciones y causó más trastornos
que todos los integrantes de la generación del 80 juntos.
Sarmientonas y sarmientudos (al apodar de Luis Alberto
Murray) fueron sus exégetas; sarmientisidas lo vilipendiaron en la misma medida
que la historia oficial hizo con Rosas, pero muchos de una y ota parcialidad, sin haber leído
un solo de sus libros ni conocer la totalidad de su obra, que es descomunal,
tan sólo se atienen a lo que exponen los abundosos volúmenes con el accessit en el “índex
de la educación oficial”.
Pero nada mejor que reproducir una pequeña porción
de la descripción que hace del inefable don Domingo su contemporáneo el Dr. Eduardo Wilde
- uno de los intelectuales y políticos más lucidos que tuvo el siglo XIX - la
mejor pintura gráfica que nadie ha escrito, según el humilde entender y la supina ignorancia, de
quien suscribe:
Era irregular o instable en
muchas de sus doctrinas; sus conocimientos no estaban sujetos a método alguno
y su instrucción parcial y a vetas, con estrecheces y expansiones no siempre
explicables, adolecían de las deficiencias propias de la falta de disciplina
universitaria. Sus pasiones bien acentuadas, como que se habían criado sueltas
en las épocas de revolución, de odios y persecuciones, enfermaban a veces su
juicio, y como éste correspondía a un cerebro poderoso que tenía dotaciones de
genio, sus alejamientos de la verdad normal marcaban más bien saltos que pasos.
Su alma se asemejaba a un bosque de zona tórrida en el que no faltaran, a
pesar de las leyes de la vegetación que excluyen los exotismos, plantas
cultivadas de otros climas; y todo ello era abundante, vigoroso, semiconfuso,
pero fecundo, potente y fertilizador.
Sarmiento no nació para ser entendido, sino sentido. Era un grito, no
una palabra. Por eso pudo hacer lo que no fluía netamente de su estructura:
enseñar métodos de educación, siendo el ser más antimetódico que haya existido,
precisamente por cuanto su talento tenía vetas de genio y los genios no
obedecen a los reglamentos
Él enseñaba hasta lo que no sabía, porque lo evocaba y hacía nacer en
su auditorio con su gesto, con una interjección.
Propiamente, las masas de ideas que poblaban la cabeza de Sarmiento no
podían llamarse conocimientos, sabidurías; él no sabia nada, porque nada había
aprendido; él había producido por sí mismo su dotación de nociones, casi en la
totalidad de su extensión, y procedía como los astros luminosos que no saben
nada de la luz, pero la generan, la gestan - dispenso el verbo - y la derraman
a torrentes sobre los orbes.
Había en sus modos de discurrir algo del procedimiento de los
preparadores de museo para con los huesos incompletos cuyos agujeros y fallas
llenan con yeso, dando a la parte añadida contornos probables en el hueso
natural» pero de pura suposición cuando faltan los modelos.
Así se manejaba Sarmiento ante las deficiencias de su información; su
alta inteligencia llenaba los claros por intuición, por deducción, por
analogía, por inducción, por ampliación, por invención finalmente.
A veces le ocurría inventar el hueso entero para completar el
esqueleto, y el hueso resultaba ser de otro animal; o le solía salir largo,
torcido, contrahecho, exagerado en un sentido o en otro, y la exageración, como
se sabe, es uno de los casos de la mentira. Sarmiento, por esta razón y una vez
puesto en la corriente, mentía pues, cuando venía a mano, es sus citas y en sus
afirmaciones; y al recordar esto no ofendo al eminente amplificador, por haber dicho él mismo, en alguna parte,
que ‘los Sarmiento tenían fama de embusteros’. Por lo demás, casi todos los
oradores de su tiempo participaban de esta socorrida ventaja.
Vélez inventaba autores y les atribuía palabras, frases y doctrinas
que jamás produjeron. A veces la falsedad no era tan completa y sólo el
presunto autor era el inventado, correspondiendo la doctrina, puesta al revés,
a otro sujeto.
Esto podía hacerse antes con cierta impunidad; ahora sería ello
peligroso por haber subido en las asambleas el nivel de erudición.
La verdad es que al oír discurrir a Sarmiento con aquella su
abundancia de ideas, con el vivo colorido de sus frases, con la firmeza de sus
períodos, con la proliferación y tropical frondosidad del mundo de sus doctrinas
y principios, nadie sospechaba la deficiencia de sus datos y las fallas en sus
estudios y lecturas.
Hablando, parecía maestro en
todo: en ciencia, en el arte; en todas las ciencias y en todas las artes, hasta
en las novísimas manifestaciones de la política, la economía y la ciencia
social.
No obstante, un diagnosticador de los procesos cerebrales en la
formación de las ideas, juzgando fríamente, habría encontrado que parte del
bagaje capitalizado era el producto de una singular y constitucional
autogestación, y por eso también, en el conjunto, habría notado enormes
vacíos, pues en los conocimiento del hombre, las lagunas no alcanzan a llenarse
sino por concurso de pensadores, por maduración de las ideas a través de las
generaciones.
Una fórmula puede ser entrevista por el genio que salta sobre los
detalles y los antecedentes racionales, sin verlos ni sospecharlos…
La educación o, más bien, la
instrucción primaria argentina le debe mucho, pero no sé lo debe todo, como
algunos pretenden. Le deberá tal vez lo principal y le debe, sobre todo, esto,
para lo cual se necesitaba coraje y condiciones excepcionales: ¡el haberla
puesto en moda! La moda, la ley ineludible y poderosa que alcanza hasta a la
muerte, a la cual Dickens, en una de sus frases eternas, llamaba ‘la moda de
todos los tiempos’.
Fotografías: se agradece la colaboración de la señoras Edith Albónico de Stanfield, Candy Marta Fernández de Garay, Cristina Secco y familia, Adriana Cantero, Arq. Laura Campelo, Ing. Rodolfo Cabral
Investigación, diseño y compilación Prof. Chalo Agnelli
FUENTES:
Agnelli, Chalo. "Maestros y Escuelas de Quilmes -1666/2004". Ed. Jarmat, Quilmes 14 de agosto de 2004.
Giordano de Campelo, Lilia. "Homenaje de la Escuela Nº 1 'Bernardino Rivadavia a Quilmes - Reseña de la Escuela Nº 1- Quilmes, 1962.
Giordano de Campelo, Lila. "La Escuela Nº 1 'Bernardino Rivadavia' en la historia de Quilmes". Municipalidad de Quilmes. Dirección de Cultura. Quilmes 16 de junio 1967.
Wilde, Eduardo. "Páginas escogidas" Colección Estrada. Ángel Estrada y Cía S.A. Editores. Vol. IX. Pp. 253 a 266. Buenos Aires, 1962
4 comentarios:
No puedo decirte con palabras lo que siento luego de ver estas fotos. Tengo recuerdos tan lindos de esa epoca y la suerte de poder encontrarme con muchos de mis compañeros y darles un abrazo.Pero me causò mucha emocion ver a mi querido viejo con sus compañeros. Gracias. Quique Bornard
Dice Iris Ivonne Gardelliano: Chalo, cuando recibí esta nota y leí el apellido "Bornand", recordé que en la empresa Ducilo tuve una compañera que se apellidaba igual y se lo reenvié. Mirá abajo lo que me respondió: ¡¡¡HOLA IRIS !!! Cómo estás ??? Qué alegría recibir este emocionante mail para Quique. Hasta recién estuvimos juntos reconociendo gente de Quilmes. ¡¡¡Sí!!! ¡¡¡Es él y su hermano Tato, también sus primas Viviana y Cristina Seco y su primo Jorge Kyle hijo del hermano de mi suegra. Qué hermosos recuerdos para repasar… Y lo más lindo va a ser compartirlo con nuestros hijos. ¡¡¡Gracias Iris!!! Te mando un cariño grande. María Rosa Giusti de Bornard
Tengo tantos recuerdos de esa epoca!!!!! Encontrarme en las fotos fue una alegria tremenda. Ver a la Srta Raquel mi maestra de 6º grado en 1964, mis compañeros, lamentablemente no recuerdo muchos nombres, pero yo estoy ahi!!!!! Yo cantaba en el coro!!!! y decia versos jajajajaja.
Fui docente gracias a Raquel y ahora estoy jubilada. Gracias Chalo!!!
Margarita Alejandra Verbeek.
Cuanto agradezco haber ido a esa escuela , haber tenido esas maestras y compañeros y te completo los dos restantes de esa foto :Horacio Orofino y Juan Carlos Restucci , abrazo Chalo y gracias por la impresionante obra que hacès con El Quilmero
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