Chalo Agnelli
El 150º aniversario de la Escuela Nº 1 fue tema de trabajo áulico en la Secundaria que funciona en el mismo edificio y también lleva el número "1". Esta colaboración es una reproducción fiel del pensamiento de los adolescentes que transitan su formación integral entre las paredes de esa casa más que centenaria.
“CÓMO ME GUSTARÍA QUE FUERA MI ESCUELA”
I
Me gustaría que la escuela
tuviera música. Que hubiera parlantes en las aulas para hacer las clases más
relajadas. Escucharíamos música clásica, para concentrarnos mejor; jazz, para
desestructurarnos; rock, para despertar a lo que están medio dormidos y cumbia
para bailar y divertirnos.
En el armario del aula, además de libros,
guardaríamos instrumentos musicales: una guitarra criolla que aprenderíamos a
tocar en las horas libres; un teclado, con el que hacer una orquesta; un
charango, para traer al aula el aire de las montañas; quenas, flautas,
trompetas y un saxo para inventarle sonidos al viento; un güiro y un clave con
que marcar el ritmo y un bombo con platillo para armar la murga de la escuela,
que podría llamarse “la número uno”.
A mí me gustaría que tuviera
un gimnasio con una cancha de fútbol, una de boley y una de handball. Podríamos
organizar torneos deportivos; pero también hacer fiestas para toda la familia y la comunidad.
Habría un escenario
desmontable donde representar obras de
teatro escritas y actuadas por nosotros y por compañías teatrales formadas en
otras escuelas. Además, bandas musicales integradas por los alumnos de la
escuela, y claro que baile con los temas más votados.
II
Nombraríamos un delegado que nos
represente, para poder discutir en asamblea los problemas de la escuela, y a su
vez plantear soluciones inmediatas y planificar para el futuro. Todas estas
mejoras las publicaríamos en un periódico de aparición mensual. El diario
tendría distintas secciones: noticias del calendario escolar; información
acerca de las actividades de la escuela (deportivas, culturales, políticas y
sociales); también publicaríamos cuentos, poemas e historietas escritos e
ilustrados por nosotros.
III
La otra mañana charlábamos
entusiasmados y pensábamos que sería importante tener una sala de juego y lectura
donde aprender, por ejemplo, a jugar al ajedrez (aunque no es un juego sino un
deporte) y donde proyectar películas y documentales para divertirnos y conocer
algo más de nuestra historia. Los compañeros más adelantados le enseñarían a los que recién se inician los
movimientos básicos de las piezas; también podríamos aprender de los manuales
de ajedrez y contar con la ayuda de las
profesoras y los bibliotecarios para seguir aprendiendo.
Pero también practicar otros
juegos, como las damas, armar rompecabezas, enfrentarnos en una batalla naval,
aprender el valor de las palabras con el
scrabel, y claro que sí, poner
todo nuestro conocimiento de estrategia en los juegos virtuales.
Y pensamos también en algo muy
importante: armar un gabinete para realizar experimentos científicos en la hora de
naturales y un salón de arte para pintar, dibujar, hacer esculturas y grabados
y todo, tomando mate.
IV
Hagamos, por un instante, un alto en el
camino. Un alto para recordar algunos momentos importantes en la historia de
nuestra querida escuela.
Hagamos de cuenta que entramos al museo, que abrimos una página del
libro de oro y nos encontramos con la primera campana, la hacemos sonar y
tratamos de imaginar las caras de los alumnos cuando sonó por primera vez, allá
por 1863.
Abrimos otra página y ahí están esos chicos de ayer sentados en los
primeros bancos que hoy son piezas de museo… En esta otra página aparece un
moderno aparato que se utiliza para hacer copias de libros, es el mimeógrafo,
precursor de las impresoras…Y en esta otra, escuchemos el sonido de las teclas resonando
en la dirección. Es la primera máquina de escribir. Con el tiempo el sonido se
hace más suave por la incorporación de una máquina eléctrica, más tarde
reemplazada por una computadora…
V
Dejemos la historia y volvamos al
camino que queremos construir para nuestro futuro.
Hacemos una mesa redonda en el aula y nos
ponemos a pensar que sería buena idea proponer salidas guiadas a distintos sitios de interés. Por ejemplo, visitar el
recientemente inaugurado teatro municipal, que todavía no tiene nombre. Para
nosotros sería valioso conocer de cerca las instalaciones de un teatro moderno
y también asistir como espectadores a una obra teatral.
Tener una clase de artística
al aire libre, podría ser una experiencia
distinta. Pongamos por ejemplo la
plaza san martín, que está acá nomás. Algunos de nosotros aprovecharíamos para
dibujar el frente de la escuela desde diferentes perspectivas. Otros
retrataríamos la imagen de Don José de San Martín a caballo, con el brazo y la mirada puestos
en los Andes. Otros dibujarían la gente que pasa apurada rumbo al trabajo; otro
pintaría las palmeras, las araucarias, los plátanos y otras especies vegetales
de la plaza, y todos juntos caminaríamos alrededor de la fuente sacando
fotografías a los nidos de hormero, a las golondrinas en primavera y a las
palomas en invierno.
¡Que hay más sencillo para
nosotros, los alumnos, que recorrer la manzana histórica de la que forma
parte nuestra escuela!
Visitar la Casa de la Cultura que en otro tiempo
fuera edificio municipal y luego sede de la Escuela de Bellas Artes.
Visitar la actual Escuela Municipal de Bellas Artes Carlos Morel, que lleva ese nombre en
homenaje al precursor de la pintura argentina, que vivió sus últimos años de
vida en Quilmes.
Visitar la biblioteca municipal sarmiento, que cuenta con una sala de
estudios históricos y en la que se realizan conferencias y talleres de teatro,
canto y literatura.
Por último, se nos ocurre que, sería muy
importante realizar encuentros con alumnos de otras escuelas para conocer sus
habilidades deportivas y artísticas y para pensar juntos la escuela que
queremos para el futuro.
VI
Estuvimos investigando en distintas
fuentes bibliográficas la historia de nuestra querida escuela. Apareció el
nombre de Juana Manso, que por cierto no era nada tranquila. En el capítulo VIII
del libro “Historia de Quilmes” de José A. Craviotto, leímos que la
inspectora Juana Manso se había convertido en una verdadera colaboradora de los
docentes. Fue enemiga declarada de aquellas escuelas que instalaban en sus
cargos a docentes que no tuvieran los más elementales conocimientos
pedagógicos. Tengamos en cuenta que esto ocurría en la educación privada y que
el tipo de docente responsable, capaz y comprometido con su tarea, al que Juana
Manso hace mención, recién cobrará forma con la implantación de la Ley de Educación Común. Ley que hizo posible
terminar con las diferencias entre ilustrados e ignorantes, con una educación
de calidad, que permitió a los más humildes promocionarse socialmente; y ya en el
siglo XX, aspirar a completar la formación en instituciones terciarias o
universitarias, también públicas y gratuitas.
VII
Este 150º aniversario de la
escuela es buen momento para realizar un balance histórico.
Es cierto que hay muchas cosas para mejorar en el aula y en la escuela,
tanto en lo que hace al edificio como a los materiales didácticos que necesitamos
para estudiar, pero tenemos algo muy importante, tenemos una escuela pública
que cada año redobla sus esfuerzos por mejorar. Una escuela pública que asegura
nuestra educación libre y gratuita durante la primaria y la secundaria, y que
nos permitirá, en la medida del esfuerzo personal y de nuestro trabajo
sostenido en el tiempo, acceder a una educación, terciaria o universitaria,
también libre y gratuita.
Le pedimos a nuestra familia, a nuestros directivos, a nuestros preceptores y a nuestros docentes, el mayor compromiso; acompañarnos en la difícil tarea de aprender.
Con el tiempo, convertidos en hombres y mujeres libres, y a su vez capaces de asumir nuestras responsabilidades como adultos, renovaremos ese compromiso. ¡Gracias escuela!
Le pedimos a nuestra familia, a nuestros directivos, a nuestros preceptores y a nuestros docentes, el mayor compromiso; acompañarnos en la difícil tarea de aprender.
Con el tiempo, convertidos en hombres y mujeres libres, y a su vez capaces de asumir nuestras responsabilidades como adultos, renovaremos ese compromiso. ¡Gracias escuela!
***
Reflexión colectiva elaborada
en forma conjunta por los alumnos de 1º ”A” turno mañana, a partir de inquietudes surgidas en distintas charlas
durante el mes de abril y mayo en clase de prácticas del lenguaje, con motivo
de la celebración del 150º aniversario
de la Escuela Nº 1 “Bernardino Rivadavia”: Antonella Benítez, Camila Lescano,
Candela Ríos, Nicole Rodríguez, Jaqueline Romero, Brenda Tabare, Macarena
Vesprini, Camila Sotich, Jonatan Cantero, Mario Giménez Medina, Lucas Gómez Villarroel, Luciano
Herrera, Mauro Herrera, Lautaro Molina, Alejandro Paglioni Braggio, Franco
Rivarola, Iván Ramírez y Matías Talquenca Acosta, coordinados por la
bibliotecaria Sandra Paillole y el profesor de prácticas del lenguaje Julio Vinci. Director Víctor Sixto.
1 comentario:
Gracias Chalo, por tus diferentes aportes e intervenciones para que el trabajo sea más claro y preciso, y por la difusión que le estás dando. Cuando los chicos lo vean publicado en el diario no van a poder creerlo y estoy seguro que ese incentivo les va a dar el impulso suficiente para continuar buscando, a través de la educación , la manera de promocionarse en la sociedad. Un abrazo, Julio Vinci
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