jueves, 24 de junio de 2010

HISTORIADORES - "LOS PRECURSORES" (XVI - CONFERENCIA del 18/6/2010)

El viernes 18 de junio de 2010 dimos por segunda vez la charla sobre "Historiadores de Quilmes - Los Precursores" (ver en este blog las notas del 19 y 22/3; 10 y 29/4) en el Museo Municipal Histórico Regional Almirante Guillermo Brown de Bernal. Invitados por el Director de Museos Ing. Rodolfo Cabral, también historiador y presidente de la Junta de Estudios Históricos de Berazategui (http://sites.google.com/site/jehberazategui). Anteriormente esta charla se realizó el 25 de marzo próximo pasado en el Colegio de Abogados como apertura de las actividades de la Comisión Bicentenario Quilmes - 1810-2010, la que integramos como responsables de prensa y difusión.
Entre el numeroso público, observamos, entre otros al Prof. Juan Carlos Lombán, presidente honorario de la CBQ; el Dr. César Barrera y esposa, los señores: Domingo Araujo, Juan Carlos Kelsei, el dramaturgo Norberto Martín, Jorge Guillermo Barrera, Mario Nicolay, Néstor Almuina, Elvira Lamanna, la historiadora profesora América Trgovcie, Martín Cristoforetti, Marta Isola de Cella, la psicopedagoga Violeta Selva, Norma Ordóñez, Celiar R. Cella, Leonor Lezcano, la anticuaria Stella Maris Agnelli, Alejandro Martín y señora, Valeria y Sol Agnelli, Silvia Simonetti, Alejandro Iodi, Carlos Córdoba, Cristina Secco, Hilda Perata, Domingo Araujo, Liliana Guaragno, Luis Illanes, Oskar Lambskins, el fotógrafo Enzo Babbicola, Guillermo Giordano, Amanda Llopart Agnelli, Sergio Manta y muchos otros docentes, investigadores, amigos y vecinos interesados en la historia local y sus precursores. 
La charla se enmarcó en la muestra de la artista plástica Soledad Denise Ballario, inaugurada el 12 de junio pp. 
     
El público aguarda, primera foto el Prof. Lombán y la señora Norma Piccione de Ordóñez; 
 
El Prof. Mario Nicolay                                                    
Chalo Agnelli y Alicia Agnone
      En la primera fila de izquierda a derecha el Prof. Lombán, Norma Piccione de Ordoñez, Néstor Almuina, Domingo Araujo y América A. Trgovcie.
  
EL QUILMERO, en su nombre y en el de la COMISIÓN DEL BICENTENARIO DE QUILMES agradece al público que consecuentemente siguió nuestras charlas a lo largo de estos primeros meses del BICENTENARIO DE LA REVOLUCIÓN DE MAYO.

24/6/2010. Chalo Agnelli
chaloagnelli@yahoo.com.ar 

DOMINGO ARAUJO, EL PRIMER COMISARIO DE QUILMES - 1881

 Investigación Prof. Chalo Agnelli

Don Manuel Amoroso fue el último juez de paz, presidente de la municipalidad y comisario, que reunió las tres funciones: administrativas, judiciales y policiales. Competencias que cumplían los alcaldes de hermandad hasta que, en 1821 durante el gobierno de Martín Rodríguez, se dicta la ley del 24 de diciembre que establecía en su artículo 1º: “Quedan suprimidos los cabildos hasta que la representación cree oportuno establecer la ley general de municipalidades”. El 28 de febrero de 1825 el gobierno decreta que las funciones de comisario de policía serían ejercidas por los jueces de paz. Este cargo duraba un año y no era remunerado.
El primer alcalde de hermandad de La Magdalena mientras tenía jurisdicción sobre Quilmes (1766 – 1784)
fue Clemente López de Osornio y Gamiz (1720-1783) abuelo materno del brigadier general don Juan Manuel de Rosas cuya estancia “El Rincón de López” se hallaba a orillas del río Salado, donde perdió la vida durante la avanzada de un malón; el primero ya del partido de Quilmes (1785 – 1821) fue Martín Gómez; el último José Ferrari.

El 3 de enero de 1881, encabezando el ejecutivo local don Ramón de Udaeta se crea el servicio policial en Quilmes, independiente de la municipalidad y del juzgado de paz. Antes de esa fecha el control policial lo ejercían personal medianamente especializado que realizaba las rondas nocturnas con un silbato que hacían sonar cada dos o tres esquinas para poner al tanto al vecindario que estaban siendo custodiados.
Fue primer comisario Domingo Araujo que había sido comandante de milicias y tenía la formación y la experiencia adecuada para el cargo. La primera comisaría estuvo detrás del viejo edificio municipal, donde hoy se halla la Escuela de Bellas Artes.
Domingo, hijo del capitán Julián Araujo y de doña Juana Benítez, nació en Entre Ríos el 4 de agosto de 1840. Llegó a Quilmes con funciones de capitán de gendarmería en la defensa de las fronteras con el indio; luego fue ascendido a comandante y en 1881, primer comisario del distrito. Su tarea fue ardua ya que debió organizar una institución inexistente hasta ese año y en un territorio sobredimensionado; aún los actuales partidos de Florencio Varela y Berazategui lo integraban. Debió evitar la delincuencia y reprimir el abigeato, uno de los problemas rurales de esos años en que Quilmes era un partido con una fuerte industria agrícola-ganadera y sus derivados.
En 1876 contrajo matrimonio con Filomena Florencio, perteneciente a una familia de largo arraigo en Quilmes; tuvieron ocho hijos.
Cuando llegó al pueblo que aún abarcaba los partidos de Berzategui y Florencio Varela la población era de alrededor de 10.000 personas.
Después de ocupar el comisariato en Quilmes, desempeñó iguales funciones en Ayacucho, Mercedes y Arrecifes. En Mercedes nació el 30 de agosto de 1883, su primogénito Domingo Oscar que siguió la profesión de su padre y ocupó altas funciones en la Policía Federal.
La vinculación de Araujo con Quilmes le venía de su estrecha amistad con Julio Costa, periodista y político, nacido en la estancia San Juan, partido Quilmes, el 10 de julio de 1854. Su padre, Pedro Costa, uruguayo, fue juez de paz y presidente del gobierno municipal de Quilmes desde el 7 hasta el 27 de febrero de 1859, durante una ausencia de don Andrés Baranda y luego siguió con su cargo de edil hasta 1863; era propietario de la casa que luego vende a José Agustín Matienzo e instala en ella la primera botica de Quilmes, donde muere el artista Carlos Morel, tío de la esposa de Matienzo. En esa casa su hijo Julio transcurrió su infancia. Julio Costa fue diputado nacional en 1882 y cuando terminó su período ocupó  el cargo de presidente del Banco de la Provincia de Buenos Aires. Desde 1890 fue gobernador de la provincia hasta su deposición a causa de la revolución de 1893, Araujo estuvo siempre a su lado brindándole un decidido apoyó en la carrera política.
Domingo Oscar se casó en Quilmes con Rosa Matilde, una de los ocho hijos de Humberto Bozzo y de Catalina Flora Valerga, hija esta última del benemérito don Santiago Valerga. Murió en esta localidad el 20 de octubre de 1945. Uno de los hijos de este último, Domingo Araujo (el tercero), es un reconocido empresario y martillero residente en Bernal.
Todo se vincula con todo y todos se vinculan con todos en aquel pequeño pueblo de poco más de 10.000 habitantes que era Quilmes antes del aluvión inmigratorio y fabril.
El primer comisario de Quilmes murió en 1910, año del Centenario, en la localidad de Arrecifes, cumpliendo funciones oficiales.

 Noviembre 2 de 1893.- Carta del gobernador Julio Costa a Domingo Oscar Araujo hijo del primer comisario de Quilmes. Dirigida desde su chacra de Los Tapiales donde se retiró Costa de la vida política y pública (Gentileza del martillero Domingo W. Araujo, bisnieto del homónimo)
Compilación e investigación Prof. Chalo Agnelli
FUENTES
El Sol 12/5/81 Víctor Alberto Giordano. Aportes de su nieto el martillero y empresario Domingo Araujo
Craviotto, J. A. “Quilmes a través de los años”. Ed. Municipalidad de Quilmes, 1966
Rincón de López (Fotografía de Fermín Chávez). 

sábado, 19 de junio de 2010

RECUPERANDO NOTICIAS - ARQUEOLOGÍA QUILME

Los arqueólogos bucean en la memoria de los quilmes

 

La Nación.- Sábado 21 de marzo de 1998

 

Un grupo de investigadores de esta ciudad busca restos de la reducción indígena.

Unos 40 investigadores realizaron ayer en la ciudad de Quilmes una jornada sobre el rol del vidrio en la arqueología histórica. Este noble material, capaz de desafiar el paso del tiempo, se vuelve de gran valor científico a la hora de reconstruir la memoria de las civilizaciones.
La organizadora del encuentro fue la licenciada Zunilda Quatrín, antropóloga de la Universidad Nacional de La Plata, que realiza actualmente en esa casa de estudios su doctorado en arqueología, dedicado a la historia de Quilmes. Junto a un equipo de colegas, todos quilmeños, encabeza el Proyecto arqueológico Quilmes, fruto de un convenio entre la municipalidad de esa ciudad y el Centro de Arqueología Urbana del Instituto de Arte Americano e Investigaciones Estéticas de la Universidad de Buenos Aires.
Quilmes es considerado íntegramente un sitio arqueológico: durante más de dos siglos vivió allí parte de la comunidad indígena de los quilmes. Eran unas 200 familias -más o menos mil personas- que llegaron caminando a la ciudad que hoy lleva su nombre desde el valle de Yokavil, en el oeste tucumano, expulsados de su tierra luego de resistir durante más de 130 años a la dominación española. Entre 1666 y 1812 vivieron en una reducción que funcionó como encomienda real. Los indios pagaban tributo al rey con su trabajo.
La jornada dedicada ayer al vidrio en la arqueología histórica es algo así como una bifurcación en medio de la extensa tarea que lleva adelante el equipo del Proyecto Arqueológico Quilmes. La licenciada Quatrín, que se especializó en el vidrio como registro arqueológico, invitó a otros colegas a compartir sus experiencias en el tema.

El vidrio como registro
La investigadora explicó que el vidrio comenzó a fabricarse en el siglo XVI, en Europa. Primero fue un subproducto para impermeabilizar sus superficies de lozas y cerámicas. Luego se impuso como envase y más tarde como recurso edilicio, por ejemplo, en ventanas.
Desde el punto de vista arqueológico, el vidrio tiene una gran ventaja: su durabilidad. Pero no siempre es sencillo fecharlo.
- Normalmente -dijo la licenciada Quatrín- la antigüedad de la pieza surge del contexto de todo el resto de las piezas halladas. Lo ideal sería hacer análisis para ponderar, con la colaboración de químicos, las variaciones de los componentes del vidrio según las épocas. La mezcla de elementos es siempre igual, pero varían las proporciones de la materia prima de acuerdo a si ésta estuviera más o menos disponible. El vidrio antiguo era más tosco pero más resistente.
Otra marca del tiempo consiste en analizar las bases y los picos de las botellas y determinar si se trata de piezas sopladas o de molde, o una combinación entre ambas.
Durante las jornadas, expusieron sus hallazgos distintos investigadores. El doctor Daniel Schavelzon, pionero de la arqueología histórica en la Argentina, presentó vidrios hallados durante excavaciones realizadas en San Telmo, pertenecientes a los siglos XVI, XVII y XVIII. Marcelo Báez expuso sus trabajos en arqueología urbana, basados en el análisis de la presencia del vidrio en los residuos cotidianos. Otro de los investigadores, Mariano Ramos, contribuyó con un análisis acerca de la relación entre el vidrio y el contrabando: la primera fábrica de vidrios de la Argentina fue Rigolleau, instalada a fines del siglo último. La arqueología estableció que muchas de las piezas que llegaban al país, por ese entonces carísimas, eran fruto del contrabando.
La licenciada Quatrín relató que si bien oficialmente hacia 1800 sólo podían residir indios en Quilmes, la documentación muestra que pese a las prohibiciones oficiales también vivían europeos que, lejos de los controles que sí había en Buenos Aires, podían dedicarse libremente a la legendaria tarea de los piratas, comerciando con buena parte del entonces Virreinato del Río de la Plata.

Arqueología histórica oficial
Entre nosotros, la arqueología se considera histórica luego de la llegada de los españoles a América. "En arqueología prehispánica -explicó la licenciada Quatrín- tenemos relativamente pocos materiales arqueológicos comparados con los que surgen luego de la conquista: cerámica indígena, piezas y trabajos en piedra, puntas de flecha, en zonas secas y áridas tejidos, restos de fauna y vegetales. La arqueología histórica abre enormemente el espectro y, además de los registros escritos, agrega los vidrios, las cerámicas, las lozas europeas e hispanoamericanas, pero no realizadas con técnicas indígenas, la indumentaria, los materiales de construcción, los metales."
Parte del grupo que coordina la licenciada Quatrín, hoy integrado por 30 personas -5 rentados y 25 ad honorem- trabaja desde 1989, pero sólo se constituyó orgánicamente en 1995. Cuando los arqueólogos comenzaron a excavar para reunirse con la historia de su ciudad, se encontraron con una gran cantidad de materiales para clasificar y con un enorme desafío: construir lo que ellos llaman la historia no oficial de Quilmes.
Esto supone el inevitable paso por la memoria de los indios traídos por la fuerza desde Tucumán, cuyos descendientes actuales, que viven aún en los Valles Calchaquíes, están en contacto con los arqueólogos a la espera de restos de sus antepasados.
Los investigadores determinaron que, cuando en 1818 se repartieron las tierras de la otrora reducción indígena, la actual catedral y el resto de los edificios de la manzana histórica de Quilmes fueron construidos nada más y nada menos que sobre el cementerio de los indios.
"Todo indica que el cementerio no fue respetado -afirmó la licenciada Quatrín-. Prueba de ello son los restos que hemos encontrado, donde se mezclan lozas, vidrios y cerámicas con huesos humanos rotos a pala, que nosotros no exponemos por ética."
El año último, los investigadores recibieron el aviso de que sería reformado el atrio de la Catedral. Era la oportunidad ideal para buscar allí restos humanos enteros, tal como habían sido enterrados cuando el lugar era un cementerio indígena. Sin embargo, tras una interminable sucesión de autorizaciones y negativas, el grupo no pudo trabajar.
"El atrio ya había sido reformado cuando la Comisión Nacional de Arquitectura ordenó detener las obras y autorizar el ingreso de los arqueólogos -reflexionó la licenciada Quatrín-. Creemos que 500 años después del llamado Descubrimiento de América, hay muchos sectores que todavía no quieren saber qué pasó realmente. Y no sólo con los quilmes, sino con una gran cantidad de comunidades.”