martes, 27 de diciembre de 2016

DARDO ABBATTISTA, DIEGO MIÑO, “MAIZALES”…“POR SIEMPRE QUILMES”



"...La historia es la novela que escribe el pueblo..." 
El sábado 7 de enero de 2017, de 10 a 12 horas por la FM Quilmes 106.5 vuelve una voz de las emisoras quilmeñas, el periodista Dardo Abbattista con “Por siempre Quilmes” un programa para nuestra gente sobre las cosas nuestras.
Por Chalo Agnelli
EL QUILMES AQUEL

Primero era la calle Bernardo de Irigoyen en La Colonia, una pelota, la Escuela 16, el mejor compañero de 7° grado, las maestras Azucena Giménez, Irene Rosano, un barrilete estrella y el puñado de bolitas, su madre Lucía Bavaro que arrullaba las noches entre
grillos y tangos. Así transcurrió la infancia quilmeña Dardo Abbattista nacido el 2 de mayo de 1966. 

Pero no todo era juego. Desde los 12 años trabajó vendiendo vasos, cubiteras y porta residuos por las callecitas de Quilmes; y acompañó a su padre Juan Ángel Abbattista en el reparto de garrafas y luego de rolitos en una distribuidora del escultor Oscar Staffora; fue dependiente en la librería "Ramos", en las panaderías "El Molino" y "La Argentina"; ¡Hasta fue remisero! ¿¡Qué no hizo!?

Mientras tanto cursó estudios universitarios, que no completó, en la Universidad Católica de Bernal, luego intentó el Ciclo Básico Común en Avellaneda, dependiente de la Universidad de Buenos Aires y finalmente en la Facultad de Periodismo de La Plata.

LA RADIO


Pero el aprendizaje que lo orientó con pasión en la faceta del periodismo radial fue el taller de radiodifusión que hizo con los periodistas Eduardo Aliverti y Ricardo Horvath. 
Con este bagaje y mucha lectura, en 1989, junto con Héctor Césare y otros amigos realizó su primer programa radial "Una hora entre ustedes" por SU FM, una emisora local, siguió el programa "Intercambio" y en la FM 88.1, "Un día de domingo".

Fundó y dirigió, gracias a la colaboración de entrañables amigos, amigas y familia, la revista "Los Indios Kilmes y el Suri” (nombre quechua del ñandú), desde 1993 a 2009; primero a su costa, luego con publicidades; llegó a tener 500 suscriptores y únicamente durante la administración del Int. Gutiérrez tuvo una pauta publicitaria oficial; llegaron a  publicarse 44 números.

La cuna de la publicación fue un restaurante de la calle Andrés
Baranda, “Mi amigo Luis” y la ‘sala de redacción’, un espacio que les facilitó el padre Farinello. Fue una publicación que develó hechos históricos no conocidos sobre quilmes y acalianos los primeros pobladores de lo que hoy es Quilmes y, sobre todo, permitió visualizar el hoy, la actualidad de estas comunidades allá en sus tierras del Noroeste.

Contó, para ello, con la colaboración de ‘Tacho’ Soto, Andrea Frade, Enrique Rodríguez, Víctor Zawistowski, Víctor G. Gullota, Nico Pesín, Maximiliano Chiarullo y otros con la misma pasión por nuestras tradiciones, nuestra historia; a su vez, como otra respuesta a los ‘festejos oficiales’ de lo que en 1992 había titulado: “descubrimiento”, “encuentro de culturas”, “conquista europea de un nuevo mundo”... que se coligaron en numerosas publicaciones; eufemismos de una realidad que dejaba afuera a civilizaciones y culturas que algunos creían muertas y enterradas.

LOS INDIOS KILMES

Esa fue la motivación que impulsó al joven Dardo a crear esta revista que propiciaba y promovía otro mensaje de visualización y reivindicación, "Los Indios Kilmes y el Suri” cuyo primer número
salió de la imprenta de “Hogares La Paz” de Wilde, a cargo del padre Eliseo Morales, el 10 de junio de 1993.

Ya con el N° 1 en la mano, distribuyéndolo en la Cámara de Comercio de Quilmes durante un recital de ‘Tacho’ Soto, la arquitecta María Elena de Villaflor le comentó a Dardo como al pasar, que algunos indios quilmes visitarían próximamente la ciudad, traídos por Diego Miño, quien había estado en el entre ellos en Tucumán recuperando su actualidad, su existencia. Encuentro que quedó documentada en la entrevista que Dardo hace a Miño y luego publicó en el N° 20 de enero de 2001.

PRIMER ENCUENTRO

Fueron siete quilmes, que llegaron en 1993, y se alojaron en el antiguo Hotel Astrid algunos de ellos: Teresa Chaile, Teófilo
Yapura, Jesús Costilla, Delfín Gerónimo, este último un vital dirigente de la comunidad Quilmes del Tucumán, a quien Dardo entrevistó y presentó “Los Indios Kilmes…”. Gerónimo se manifestó satisfecho con la revista, pero le dijo: “Está muy buena la revista, pero nosotros existimos”. A partir de allí la  publicación da un giro y comenzó a publicar notas sobre la actualidad de este pueblo, su cosmovisión, su modo de vida en el presente, expoliada en 1666, expoliada en 1812... Hasta hoy, luchando por sus legítimos derechos.

En ese primer momento, desafortunadamente, no hubo apoyo de la cultura oficial, hasta que un día la señora Lía Mancedo le ofrece desinteresadamente las instalaciones del Instituto Mancedo para que los visitantes hicieran una exposición de sus artesanías, manifestaciones tangibles de su existencia.

SEGUNDO ENCUENTRO

Dos años después se pensó otro encuentro impulsado por Lucrecia Lombán, María Elena de Villaflor, Dardo, los colaboradores de "Los Indios Kilmes..." y de quienes luego fundarían "Maizales". La visita se concretó el 24 de agosto de 1995, en la Biblioteca Popular Mariano Moreno de Bernal con una concurrencia que superó las expectativas. Contaron con el apoyo del profesor Pedro Costa como nexo entre la Comisión Administradora de la Biblioteca y el equipo de organización, además de la difusión y la adecuación de las instalaciones.

Esta extraordinaria movida hizo poner alerta a las autoridades municipales y el intendente Aníbal Fernández organizó una visita al Valle del Proyecto Arqueológico Quilmes, liderado por Zunilda Quatrín, Mónica Cereda y Carolina Camporrotondo. Así comienza un vínculo oficial que aún hoy persiste entre la Comunidad India el Tucumán y el Municipio de Quilmes que va a tomar sustancia definitiva con el “Pacto de Hermandad”, que redacta la ex concejal María Elisa Ezquerra con la Lic. Mónica Cereda y desde el
Valle, don Delfín Gerónimo; en un encuentro posterior lo rubrican el ex intendente Fernando Geronés con el cacique Francisco Chaile. Resultando el único Pacto de Hermandad entre una Comuna y un Comunidad Indígena en el país.

Esta extraordinaria movida fue el impulso para que muchos quilmeños rioplatenses viajen a Tucumán a aspirar el aire de los antepasados; que se hayan formado organizaciones como “Tribu Argentina” que hace 15 años que visitan el Valle apoyando a escuelas y centros culturales; inspiró a instituciones educativas de los tres niveles a tomar nombres aborígenes; por ejemplo la Escuela
Abbattista, Chaile y Navarro
Técnica N° 16, que se bautizó “Fortaleza de los Quilmes” tras un proyecto muy comprometido conducido por la bibliotecaria Bibiana Riomayor y la directora Patricia Cameron realizaron con varios alumnos un viaje a aquel hito generador de nuestra historia rioplatense. Se suman los homenajes a Isabel Pallamay que Abbattista inauguró con el escritor Carlos Patiño que reavivó su memoria junto a maestras de la Escuela N° 20:
Ana María Franceschini, Stella Maris Donati y Haydeé Domínguez.
Abbattista puso su granito de arena - y de maíz - en "Ciudad Sagrada", un documental realizado en el Valle Calchaquí, al pie del cerro Alto del Rey. El mismo fue realizado junto con Marcelo Camiletti de la productora capitalina Orson Nuevo Proyecto y miembros de la Comunidad India Quilmes de Tucumán como la profesora de historia, Gloria Yapura y Sergio Condori, por ejemplo.
Afortunadamente las producciones cinematográficas sobre estos pueblos las continuaron otros realizadores: “Quilmes, pueblo vivo” (20/9/2013) y “Quilmes, biografía de un pueblo” de Alicia Agnone de “MandioCaCine” que se transmitía a través de telecentro para el Gran Buenos Aires y la CABA.

Abbattista también manifestó su misión en las revistas "Sayarina", "Artenpié" y en "La Hoja", medio gráfico de la intendencia de Francisco Gutiérrez. Fue director de la colección "El Suri", de la editorial Mondragón Argentina, dirigida por Ariel Pytrell; serie orientada a la publicación de trabajos de investigación sobre los pueblos originarios del país.

DIEGO MIÑO

No puede quedar afuera de la visualización de los pueblos Quilmes y Acalianos sin mencionar, previamente a todos estos
acontecimientos, la obra realizada por el artista plástico don Diego Miño, el precursor del contacto entre este Quilmes rioplatense y aquel de los Valles. Abbattista deja precisa constancia de esto en una entrevista que le realizó al artista, publicada en “Los indios Kilmes” en diciembre de 2000 (N°20 – Año VIII), titulada. “El ferroviario pintor que salió a buscar la Historia por afuera de los libros y la encontró”. Donde revela que: “a partir del 14 de agosto de 1993, el origen de Kilmes que se creía enterrado, vive, como siempre vivió en el Valle Calchaquí y nosotros los quilmeños, no enterados. A partir de esa fecha la Historia, por estos lados, vuelve a tomar vida y en ese sentido, se divide en una antes y un después de Miño”. Esta nota se publicará próximamente en EL QUILMERO.

MAIZALES

En el año 2005, Abbattista, creyó que se necesitaba una biblioteca
temática sobre los Quilmes, para ello reunió a un grupo de amigos, quienes propusieron hacer una asociación civil constitutiva de dicha biblioteca. Se pensaron varios nombres y Dardo insinuó “Maizales”, dado que el maíz fue y es el alimento base de los pueblos de nuestro Noroeste. Con el acuerdo general nació la Asociación Civil Maizales y la Biblioteca Temática tan deseada En un primer momento las reuniones se hacían en las instalaciones de Radio Quilmes en la calle 12 de Octubre y Andrés Baranda facilitadas por Pedro Navarro.

En una de esos encuentros en que se hallaba presente la titular de la Biblioteca Popular Don Bosco, Lidia Sánchez se le hizo ver la necesidad de tener un ámbito donde ubicar el material bibliográfico a disposición de todo tipo de investigadores y se le solicitó un espacio en esa Biblioteca.

Así y todo, los responsables de este proyecto ambularon sin destino fijo durante tres años, cuatro meses y un día. Hasta que Lidia Sánchez tras algunas exitosas gestiones hechas ante la Comisión Administradora de dicha Biblioteca Don Bosco logró su cometido y el 12 de abril de 2008, le dieron vida a la primera biblioteca de temática aborigen a los 342 años de historia de esta localidad; abierta al público y con

Daniela Monachesi, Dardo Abbattista y Liliana Stivala
recursos humanos idóneos para la administración de la Bibliografía. Integraban ese grupo humano: Pedro Soto, Yanina Cichero, Lucas Bertinat, Noemí Ramírez, Aldo Re, Cecilia Pérez, Víctor G. Gullota, Ana María Franceschini, Gabriel Peralta, Mónica  Cereda, Antonio Gerónimo, Marina Marchegiani, Pedro Navarro, Daniela Lironi, Stella Maris Donati y Dardo Abbattista.

Hoy también la Biblioteca Popular Pedro Goyena y la Biblioteca Popular de Los Cooperarios poseen su rincón aborigen para extender la difusión de nuestros orígenes a todos los rincones del Partido de Quilmes.

LOS QUILMES EN EL 2016

Este año, tan lleno de aniversarios, el 11 de agosto, cercana la
conmemoración de los 350 años del la primera llegada de quilmes y acalianos a estas costas del Plata nos volvió a visitar don Francisco Chaile, con los comuneros: Sergio Rafael Condorí, Sonia López, Gustavo Maita y otros hermanos de este y aquel Quilmes del Tucumán. El encuentro que se realizó en la Casa de la Cultura contó con la presencia de gran cantidad de docentes e integrantes de varias instituciones culturales del Distrito.

APERTURA FINAL

Releyendo todo lo expuesto encontramos nombres que protagonizaron una historia próxima, cercana a este Quilmes actual; quienes se reconocieron parte de una cultura y una tradición que pareciera ajena al origen foráneo de nuestros apellidos, pero que la sustancia mineral de la tierra, del aire soliviado y del arrebato del fuego arraigaron muy en lo profundo de cada una de estas mujeres, en cada uno de estos hombres… quienes se reconocen parte, que son parte y que hicieron y hacen para sumar a otros a ser parte.
Entrevista Héctor Chalo Agnelli

Bibl. Popular Pedro Goyena 
Agr. de Historiadores Los Quilmeros

martes, 20 de diciembre de 2016

FELIZ VIDA ENTERA

Para todos mis seguidores de EL QUILMERO, con mayor afecto, Chalo Agnelli les desea que para las próximas fiestas de fin de año y para el 2017:
Ojalá seamos dignos de la desesperada esperanza.
Ojalá podamos tener el coraje de estar solos y la valentía de arriesgarnos a estar juntos, porque de nada sirve un diente fuera de la boca, ni un dedo fuera de la mano. 
Ojalá podamos ser desobedientes, cada vez que recibimos órdenes que humillan nuestra conciencia o violan nuestro sentido común.
Ojalá podamos ser tan porfiados para seguir creyendo, contra toda evidencia, que la condición humana vale la pena, porque hemos sido mal hechos, pero no estamos terminados.
Ojalá podamos ser capaces de seguir caminando los caminos del viento, a pesar de las caídas y las traiciones y las derrotas, porque la historia continúa, más allá de nosotros, y cuando ella dice adiós, está diciendo: hasta luego.
Ojalá podamos mantener viva la certeza de que es posible ser compatriota y contemporáneo de todo aquel que viva animado por la voluntad de justicia y la voluntad de belleza, nazca donde nazca y viva cuando viva, porque no tienen fronteras los mapas del alma ni del tiempo.
Eduardo Galeano
1940 - 2015

lunes, 19 de diciembre de 2016

DR. FABIÁN CUELI (1817-1882) PRIMER MÉDICO DE QUILMES - APUNTES BIOGRÁFICOS (COLABORACIÓN)

 Quilmes tuvo sus precursores, los hombres y las mujeres que se lanzaron a la gravosa tarea del progreso, durante lo que fue la tercera fundación de un pueblo que  en 1852, ya tenía 186 años de la llegada de Quilmes y Acalianos a estas costas de El Plata. El deber de nuestros historiadores es recuperar a esos predecesores: sus identidades, sus trabajos, sus inquietudes, que no sólo ejercían para la propia satisfacción, sino – quizá sin quererlo y sin saberlo – para brindar a su posteridad una significación  que le dio a Quilmes el relieve que merecía la segunda  población fundada en la provincia de Buenos Aires. En esta oportunidad nos explayamos sobre los custodios de la salud. Y el primero fue don Fabián Joaquín Cueli y Mons. La confianza que brindan las páginas de EL QUILMERO me hacen receptor de trabajos de investigadores, historiadores y descendientes de muchas de las personalidades de este Quilmes nuestro y en este caso es el de Mario Gutiérrez Cueli, al que quizá su ancestro transmitió a través de la sangre una veta del ‘mal del sauce’, que todos los quilmeños cargamos indefectiblemente. (Chalo Agnelli)
 ANTECEDENTES GENEALÓGICOS
Por Mario Gutiérrez Cueli
Por línea paterna, descendía de una antigua familia afincada en el Río de la Plata en la última década del siglo XVII. El doctor Fabián Cueli era tataranieto de don Pedro de Cueli y Cortina, asturiano, bautizado en la parroquia de San Marín de Vallés, Consejo de Villaviciosa, hijo de don Juan de Cueli y doña María de Cortina, censados como Hidalgos en dicho Consejo. Don Pedro de Cueli arribó a Buenos Aires en 1691; actuó como oficial de las tropas del presidio de Buenos Aires. Con el cargo de Alférez de infantería participó en la toma de la Colonia del Sacramento a los portugueses en 1705, en el marco de la Guerra de la Sucesión Española.
JUAN AGUSTÍN DE CUELI Y CORTINA
Este oficial español casó tres veces, siempre en Buenos Aires, con mujeres de familias de arraigo en el país. De su tercer matrimonio con doña Francisca de Escobar deriva la mayor parte de su descendencia. Falleció en Buenos Aires hacia 1736.
Fue hijo suyo don Juan Agustín de Cueli, nacido en 1714, importante comerciante porteño, alcalde del barrio del Retiro en 1744, y propuesto en una nómina para integrar una junta de representantes del comercio de Buenos Aires. Fue dueño, entro otras propiedades, de una estancia en la actual República Oriental del Uruguay, sobre el río Rosario, no lejos de la ciudad de Colonia, y adquirió en Buenos Aires dos suertes de “chacaras” en lo que es hoy el barrio porteño de Palermo (entonces pago de los Montes Grandes), cuya zona costera al Río de la Plata se denominó por mucho tiempo el ‘Monte de Cueli’. En estas tierras se asentaron, en lo sucesivo, quintas pertenecientes a la familia y una capilla, la ‘Capilla de Cueli’, en las proximidades de las actuales avenidas Santa Fé y Scalabrini Ortiz,  donde se veneraba a la Virgen de la Merced. Este templo estuvo en pie hasta finales del siglo XIX. También en la chacra de Palermo, en tierras que el gobierno virreinal alquilaba a la familia,  se instaló un depósito de pólvora, el ‘Polvorín de Cueli’, nombre que por mucho tiempo designó el mismo sitio donde hoy se halla el Jardín Botánico.
Juan Agustín de Cueli era bisabuelo del doctor Cueli. Había casado en 1733, con doña María Jacinta de Escobar y Carrasco, con quien tuvo varios hijos. Por los antepasados de esta bisabuela es que el doctor Fabián Cueli descendía de vecinos fundadores de Buenos Aires y de Asunción del Paraguay. Tíos y tías de María Jacinta, de la familia Carrasco, cruzarán el Plata para ser, en el año 1726,  vecinos fundadores de la ciudad de Montevideo. María Jacinta de Escobar y Carrasco era prima hermana de don Martín José de Artigas Carrasco, padre de don José Gervasio de Artigas. Juan Agustín de Cueli murió en 1758.
PEDRO ANTONIO DE CUELI Y ESCOBAR
Entre los hijos de don Juan Agustín y de doña María Jacinta se encontraba don Pedro Antonio de Cueli y Escobar, nacido en 1749; era el abuelo paterno del doctor Cueli.
Don Pedro, en el año 1785, fue electo por el Cabildo de Buenos Aires alcalde de la Santa Hermandad del Partido del Norte, pero se excusó alegando enfermedad. Murió no mucho después, aún joven, en 1790. Había casado en 1772, con doña Anastasia de la Torre, con quien tuvo tres hijos que llegaron a la madurez. Entre ellos don Pedro Cueli, nacido en 1784.
PEDRO CUELI DE LA TORRE
Don Pedro Cueli de la Torre, padre de don Fabián, le toca vivir, antes de casarse, los agitados tiempos que  siguieron a los sucesos de Mayo de 1810. Respondiendo al fervor patriótico despertado  por los acontecimientos en la sociedad y, en especial, en la juventud criolla. En 1810, ingresó como cadete al Regimiento de Patricios del que su tío, Fray Pedro Agustín de Cueli, Guardián del Convento de San Francisco y Definidor Provincial de la orden franciscana, fue primer Capellán, durante las invasiones inglesas. En octubre de ese mismo año, como su padre, había sido designado alcalde de la Santa Hermandad del Partido de Palermo, donde tenía su quinta, pero es exonerado del cargo poco después, dada su intención de iniciar la carrera de las armas en defensa de la causa de Mayo.
Ya Subteniente, es enviado con parte de su regimiento a la Banda Oriental donde participa en la batalla de Las Piedras, a partir de la cual los realistas quedaron sitiados en Montevideo. En este combate se encuentran presentes, también, su primo hermano, el Presbítero José Valentín Gómez Cueli, de destacada actuación política posterior, hijo de su tía Juana Petrona Cueli, y su primo segundo, nieto de una Carrasco, que acaudilla a las milicias orientales, don José Gervasio de Artigas, el ‘Protector de los Pueblos Libres’ (1764-1850)
Don Pedro Cueli, con el grado de teniente que obtuvo después de Las Piedras, partió al norte, uniéndose a la campaña que intentaban derrotar al enemigo en el Alto Perú.
Ascendido a Capitán, bajo el mando de don Manuel Belgrano, participó en la batalla de Salta, completo triunfo de las armas patriotas. Como recompensa, al igual que los demás capitanes presentes en el combate, recibió de la Asamblea del año XIII, el despacho de Teniente Coronel y fue condecorado con  el Escudo de Oro.
Como resultado de este importante triunfo el ejército, siempre al mando de Belgrano, se abre camino hasta entrar en la Villa de Potosí, donde la oficialidad es agasajada con diferentes convites. Pero, la fatalidad quiso que los éxitos de la expedición llegaran hasta allí. El 1 de octubre de 1813  se produce la derrota de Vilcapugio y el 14 de noviembre del mismo año la definitiva de Ayohuma.
El Capitán de la quinta compañía del regimiento 1° don Pedro Cueli es herido y a duras penas no cae prisionero. Pero queda retenido en territorio realista, escondido en las montañas de las proximidades de Charcas, con riesgo de ser capturado y fusilado. Recién en diciembre de 1814, puede reincorporarse a las tropas patriotas del coronel mayor Juan Antonio Álvarez de Arenales. En julio del siguiente año es autorizado a regresar a Buenos Aires.
Hasta aquí la historia de las campañas del teniente coronel graduado don Pedro Cueli, historia que llena de ricos detalles oirá su hijo Fabián y como un eco cada vez más lejano y apagado, lo harán sus descendientes. Cabe acotar que las nietas de don Pedro Cueli, hijas  del doctor don Fabián, se acogerán a posteriores leyes de pensiones para descendientes de Guerreros de la Independencia; recibiendo estos beneficios hasta su muerte, en el siglo XX. [1]

FABIÁN JOAQUÍN CUELI Y MONS
El joven militar don Pedro Cueli, de regreso en Buenos Aires, contrae matrimonio con la criolla doña Escolástica Mons y Vázquez, el 15 de noviembre de 1815. La ceremonia se realiza en la parroquia de la Purísima Concepción, siendo testigos los padres de la novia, don Jerónimo Mons y doña Ana Cristina Vázquez. El abuelo materno de Fabián era catalán, natural de Tossa, hijo de Francisco Mons y de Catalina Figueras. Radicado en Buenos Aires ejerció el comercio. Su esposa Ana Cristina era porteña, hija de Jerónimo Vázquez y de María Ignacia Aberastegui.
Partida de bautismo de Fabián Joaquín Cueli
El 20 de enero de 1817, el mismo día de su nacimiento, es bautizado en la iglesia de la Concepción Fabián Joaquín Cueli y Mons. Son sus padrinos Manuel Silvestre Alberti, oficial de Patricios y antiguo compañero de armas de su padre, y su abuela materna Ana Cristina Vázquez. El oficiante es don Casimiro Arellano, teniente cura de la parroquia. La criatura lleva como primer nombre el santo del día, según la costumbre de la época, San Fabián, Papa y mártir, y en segundo lugar Joaquín, nombre que de adulto no usará jamás, y que llevaron también todos sus hermanos varones, seguramente por algún voto de sus padres.
Tuvo cuatro hermanos menores: Policarpo Joaquín, nacido en 1820, Mariano Joaquín en 1825 (muertos ambos en la infancia), Ana Lucía, en 1827, soltera, quien al enviudar el doctor Cueli, pasará a residir con él en Quilmes, y Flora Ana, nacida en 1832, muerta también en la infancia.
DOMICILIOS DEL DOCTOR CUELI
Ya retirado, el teniente coronel Pedro Cueli se instala en la casa de su suegro, en la calle Independencia de la ciudad de Buenos Aires, a “dos cuadras y media de la iglesia de la Purísima Concepción hacia el río”. Ese fue el hogar natal de quien sería el primer médico de Quilmes. Fallecido su abuelo materno, vivirá junto a sus padres en la casa de la calle Venezuela N° 386 (de la vieja numeración), en el mismo barrio, entre el Centro y Montserrat.
Realiza desde allí sus estudios en la Universidad de Buenos Aires, graduándose en 1842, con una tesis sobre “Metritis aguda y crónica”. Casado con doña Luisa Romero, se instalará, para desempeñar su profesión, por breve lapso de tiempo, en el pueblo de San Nicolás de los Arroyos. Posteriormente cambia su destino, radicándose en el pueblo de los Quilmes en 1851.
Un año antes, el 2 de mayo de 1850, había comprado a don Sebastián Maldonado una casa con una manzana de tierra, “una cuadra cuadrada de cien varas de cada lado”, en el pueblo, por 8.000 pesos. Manzana que Maldonado había adquirido a su vez a Jacoba Torres de Magalde. La casa se ubicaba en Alvear esquina Alsina. La propiedad ocupaba tres solares, quedando el cuarto baldío según los planos de don Pedro Etchevertz de 1890. Allí vivió también su hija casada con don Gaspar de Udaeta.
UN SOLO MÉDICO PARA UNA SOLA INMENSIDAD
Poco se puede agregar a lo ya narrado por los historiadores quilmeños. Egresado de la Universidad de Buenos Aires en 1842, con el título de “Profesor de medicina y cirugía”, se radicó en Quilmes cuando entre el pueblo y la zona rural apenas se alcanzaba - según el registro estadístico provincial de 1854 - 7.140 habitantes.
El pueblo apenas era un desparramos de casas toscas; algunas, muy pocas, respetables y en torno la Campaña, campos y más campos, baldíos, bañados, lagunas, poblado todo de una fauna de llanura, perros cimarrones y algún que otro puma que se atrevía a rozar los límites del villorrio. Una inmensidad para un solo médico.
Durante su labor, por más de treinta años atendió a los vecinos del pueblo y a los de la Campaña, que recorría en una volanta tirada por un caballo. Su radio de acción llegó a alcanzar, hacia el sur, las estancias que hoy conforman el parque Pereyra Iraola, y hacia el oeste, los pueblos de Rivadavia (Monte Chingolo), Adrogué - en el actual partido de Almirante Brown -, al norte la Estanzuela de los Dominicos y los muchos saladeros que reunían en torno breves núcleos de población.
Tras la batalla de Caseros, en 1852, atendió en un “hospital de sangre” junto a los doctores Claudio Amoedo, Ceferino López y el farmacéutico Miguel Puigarri, a los heridos que deambulaban por los campos esquivando la prisión unos, las levas otros. Trabajo que se repitió luego del sitio de Buenos Aires en 1853.
Profesionalmente el Dr. Cueli destacaba por su rápida capacidad de diagnóstico. “Médico práctico”, lo llama el Dr. José A. Craviotto.  Diagnosticó, en un trabajador de las obras de la iglesia parroquial, el primer caso de la epidemia de cólera de 1867 y 1868, a la que tuvo que enfrentar junto a su colega el doctor José Antonio Wilde. Asimismo, atendió a los enfermos durante la epidemia de fiebre amarilla de 1871, integrando la comisión constituida para luchar contra ese mal. [2]
Fue médico de policía y pobres hasta 1869, cuando dejó el puesto, que fue asumido por el Dr. Wilde.
Se mantuvo relativamente alejado de la política, aunque tuvo simpatías mitristas. Fue municipal (concejal) de Quilmes en 1865 y 1866, pero sospechamos que no era lo suyo la cosa pública.
DESCENDENCIA
Tuvo con su esposa Luisa Romero quince hijos, de los cuales diez llegaron a la edad adulta. De tres de esos hijos: Rosario, Petrona y Pedro, queda hoy descendencia.
Margarita, “Marga” como se la conocía en la familia, nació en 1844, permaneció soltera y fue la asistente del doctor Cueli en la atención a los pacientes. Preparaba en un mortero casero las recetas medicinales que le encargaba su padre. [3]
Rosario nació en 1845, casó con don Cipriano Suárez, propietario, acopiador de hacienda. Se radicaron en Barracas al Sud (Avellaneda) Tuvo varios hijos.
Luisa nació en Buenos Aires en 1850 y falleció en Quilmes en 1926; permaneció soltera.
Petrona nació en Quilmes en 1852. Casó con don Ramón F. de Udaeta, secretario del Senado de la Provincia; adhirió a la causa nacional en la revolución de 1880, acompañando al Presidente Nicolás Avellaneda a Belgrano, por lo que fue destituido en aquel cargo por las autoridades rebeldes. Triunfante el gobierno nacional, fue municipal (concejal) en 1874 y 1875. El 3 de julio de 1880, fue designado presidente de la municipalidad de Quilmes y juez de paz, cargo que conservó por reelección hasta 1882, inclusive. Durante su administración se creó el servicio policial en Quilmes, independiente de la municipalidad y del juzgado de paz. Una función menos para las múltiples que ocupaban a los jueces de paz; y todas “ad honorem”.
Carolina  nacida en 1854, permaneció soltera; falleció en 1918.
Fabián Honorio nació en Quilmes en 1856. Se trasladó a Bahía Blanca y a Carmen de Patagones. Murió viudo, sin descendencia en 1907.
Félix nació en 1857, en Quilmes, fue maestro. Permaneció soltero; falleció en 1886.
Martín también nacido en Quilmes en 1861, permaneció soltero; falleció en 1914.
Teresa, nacida en 1863, en Quilmes, permaneció soltera; falleció en 1913.
Pedro Cueli, nacido en 1864, en Quilmes, se estableció en Ensenada y La Plata; fue empleado de Aduana y de la Municipalidad de esa ciudad capital. Casó en la iglesia de San Ponciano en 1886, con Ramona Trujillo. Murió en 1926. Es el bisabuelo del autor de este trabajo.
SU MUERTE
Murió el doctor don Fabián Cueli el 18 de Septiembre de 1882, por la mañana, a la edad de sesenta y cinco años, luego de padecer una larga enfermedad urinaria, la que él mismo se trataba sondándose con un tubito de plata. Su defunción fue corroborada por el Dr. Edmundo Fierro. Fue sepultado en el cementerio de Ezpeleta.
A la muerte del doctor Cueli, la manzana que había sido de su propiedad se subdividió. Allí se construyó una nueva casa para sus hijos solteros quienes permanecieron en Quilmes hasta su muerte. Su hija Petrona, con don Ramón de Udaeta ya había levantado su propia casa en la misma manzana, donde vivían con sus varios hijos.
CURIOSIDADES
Las hijas solteras compartían la casa con su tía paterna Lucía Cueli,
quien murió en 1910. Por tradición oral, se conoce que salían rara vez. Tenían una habitación arreglada como oratorio, donde un sacerdote concurría a realizar las ceremonias religiosas. Una de ellas tocaba un piano de doble cola que ocupaba gran parte de la sala, cuyos acordes recorrían el blando silencio del pueblo. Las asistía una criada llamada Virginia quien tenía como uno de sus obligaciones preparar a cada una su propio y exclusivo mate que no compartían entre sí jamás.
En la casa de Petrona Cueli y Ramón de Udaeta también persistieron, hasta la década de 1960, dos hijos solteros de este matrimonio: Luisa y Fabián Udaeta Cueli. Con su muerte, terminó la presencia de la familia que habitó Quilmes por más de cien años.
Por Mario Gutiérrez Cueli
APÉNDICE DEL “QUILMES DE ANTAÑO”
DE JOSÉ ANDRÉS LÓPEZ [4]
“… un buen día del año 1852, vino a establecer­se aquí el doctor don Fabián Cueli; y éste fue el pri­mer médico que tuvo Quilmes.
En el quinto año de su curso, el doctor Ingenie­ros, alumno del doctor Ramos Mejía, quiso lucirse an­te éste. Obtuvo un caso que empezó a exponer así: “Después de leer a Charcot, a Mandsley y a Marselli, considero..."
—No siga — interrumpió Ramos Mejía. — Usted no puede saber su caso leyendo libros, sino examinando enfermos.
El doctor Cueli, que había recibido su título de médico en 1839, cuando el maestro del doctor Ingenieros no había nacido aún, pensaba, como el gran psicólogo e ilustre profesor, que los casos no se apren­den en los libros sino en la clínica; y su terapéutica correspondía con justeza a ese precioso concepto, tan­to como su recetario a la más simple expresión, her­manándose así medios y finalidades.Si sus medicamentos no curaban siempre, puede afirmarse que no mataban jamás, ni arruinaban los bolsillos. Y esto no resultaba del agrada de los boti­carios.
Y con sólo un médico y sin ninguna botica pasó Quilmes varios años, sin menoscabo de su salud ni de su bolsillo pues, el doctor Cueli, hasta servía ad-honorem el puesto de médico de policía y pobres.
Pero en 1858 llegó otro, el doctor José Antonio Wilde, y no sólo vino él, trajo consigo un botiquín. Porque si un módico podía ejercer sin botica, dos no.
Cuando el doctor Wilde vino, era médico "in pártibus", por estar respecto de su tesis, en descubierto con la Facultad. Olvidando esa circunstancia se inició con empuje y éxito en el doble manejo de los trastos de curar; pero pronto el doctor Cueli lo obligó a repa­rar el olvido. Ya en regla con la Facultad, uno y otro médico se movieron en el radio, o como quiera lla­mársele al espacio de su acción, como astros con órbi­ta propia, aunque desproporcionada, porque una crecía a expensas de la otra; y si ese fenómeno tenía algo de encantador, era la despreocupación y la falta de diligencia de parte de los que más directamente él afectaba, para modificarlo…
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Hay en Quilmes Oeste una calle que lleva el nombre del Dr. Cueli, es la N° 321, que comienza en la arteria Joaquín V. González al 2300 y termina en la ruta provincial N° 14 “Camino General Belgrano”; después de cruzar la Av. Calchaquí (Ruta Prov. N° 36) y la Av. Gral. Mosconi (Ruta Prov. N° 53) Aproximadamente 22 cuadras para un homenaje.
Compilación H. Chalo Agnelli
FUENTES
Fernández Burzaco y Barrios, Hugo. Apuntes biogenealógicos para un padrón de habitantes del Río de la Plata. Editor Fernandez Burzaco, 1986.
Carlos Calvo. Nobiliario del Antiguo Virreynato del Río de la Plata. Librería y editorial “La Facultad”, 1938.
Gammalsson, Hialmar Edmundo. Los pobladores de Buenos Aires y su descendencia. Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires, Secretaría de Cultura, 1980.
Revista Buenos Aires nos cuenta, número 20, El Parque Tres de Febrero. Artículo “El Monte de Cueli”. CPC Impresores, octubre de 1991.
Historia del Jardín Botánico. Diego A. del Pino. Ediciones Turísticas de Bs. As., 2003.
Ensayos de historia social, política y militar argentina. “Fray Pedro Cueli, Primer Capellán de Patricios”. Artículo de Roberto L. Elissalde. La Academia, 2000.
Foja de servicios del Teniente Coronel don Pedro Cueli, según informe del AGN Expediente C. Nro. 10.043
Historia de la Sociedad Hospital de Quilmes “Dr. Isidoro G. Iriarte” desde 1919 hasta 1972. José Goldar. Municipalidad de Quilmes, 1979.
Quilmes de Antaño. José Andrés López.  Ed. Talleres gráficos América, 1930.
Historia de Quilmes desde sus orígenes hasta 1941. Craviotto, José Alcides. Archivo Histórico de la Provincia "Doctor Ricardo Levene,", 1967.


NOTAS
[1] Síntesis: Pedro de Cueli y Cortina, casado con Francisca de Escobar (Tatarabuelos).
-Juan Agustín de Cueli y Escobar, casado con María Jacinta de Escobar y Carrasco (Bisabuelos).
-Pedro Antonio de Cueli y Escobar, casado con Anastasia de la Torre (Abuelos).
-Pedro de Cueli y de la Torre, casado con Escolástica Mons y Vázquez (Padres)
[2] Además del Dr. Cueli y el Dr. Wilde integraban la Comisión
Humanitaria: José Agustín Matienzo,  Juan Manuel García, José D. Caveda, Jaime Wilde, Remigio González, Francisco Casares, Juan Ithuralde y Pedro J. Carreras; y la Comisión Auxiliar de señoras estaba integrada por: Victoria Wilde de Wilde, Emilia Guzmán de Flores, Lupercia González de Córdoba, Josefa Ana Dupuy de Matienzo, Isabel M. de Casares, Francisca Durañona de Drake, Isidora M de Gartland, Antonia Iraola de Pereyra y Luisa C. de Rosende.
[3] La tradición oral llegada al compilador, recordaba verla recorriendo los campos vecinos al pueblo donde llegaba en el break de su padre, que ella misma conducía, buscando determinadas hierbas. No faltaba quien la motejara de curandera.

[4] Pág. 163, “Sus médicos”, de la primera edición, 1932; Pág 147, de la segunda edición de Buenos Aires Books, 2016.