domingo, 15 de marzo de 2020

"QUILMES, MUJERES EN LA HISTORIA" - CONFERENCIA

El  viernes 13 de marzo a las 18 hs. en la Casa de La Cultura (Rivadavia y Sarmiento) se iba a realizarar la conferencia "QUILMES, MUJERES EN LA HISTORIA, AYER, HOY Y SIEMPRE", como parte de las actividades en homenaje al Mes de la Mujer. Los acontecimientos que afligen al país y al mundo por la pandemia del "coronavirus" se debió que suspender. Esta fue la tercera vez que esta charla se vio frustrada, en los últimos dos años, de modos que ya no creo que se realice ni en un futuro próximo ni lejano. La intención y el trabajo previo fueron de aprendizaje para el autor, solo lamento que no resurgieran para la memoria de los quilmeños esas mujeres que rara vez concebimos en su merecida dimensión; mujeres, quienes nos han rodeado, quienes nos rodean y quienes nos dejaron y dejan invisibles ascuas de Cultura.

Promovía la charla la Junta de Estudios Históricoen su 80° aniversario ; disertación con la que también se iniciaba el ciclo 2020 de presentaciones mensuales. Auspiciaban el evento la Secretaría de Educación y Cultura de la Municipalidad de Quilmes, la Asociación Historiadores Los Quilmeros y la Biblioteca Popular Pedro Goyena, y el disertante era el Prof. Chalo Agnelli. Se agradece a quienes prestaron su colaboración desde dos meses antes del día prefijado para concretar este evento: Mariana Hurrell, Cristina Secco, Marisol Vecchi, Ana Aispurú y Alejandro Gibaut.
 
ENTRADA LIBRE Y GRATUITA
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EL TREN DE LA MUERTE PASÓ POR QUILMES POR GUSTAVO MOURE - 2011


Termina la guerra de Malvinas y con ella la dictadura cívico–militar-eclesiástica autodenominada ‘el proceso’; una formación del Roca embiste, en Quilmes, a otra produciendo un accidente ferroviario de trágicas consecuencias, es el 17 de octubre de 1982. Este es el relato preciso de Gustavo Moure que ilustra aquel incidente introduciendo al lector desde una anécdota que se enlaza con la experiencia de un primer narrador. Se publicó por primera vez en una trascendente publicación, la revista “El Parque”, un emprendimiento gráfico de Jorge Contreras que nació en Ranelagh y se extendió por todo Berazategui y Quilmes. Luego la página de Facebook ‘Ciudad de Quilmes’ le reeditó el 26 de mayo de 2011 y, de esta recogemos, la ‘testimonios vivenciales’, esos que aportan quienes fueron testigos directos o indirectos, los que desde la pequeña historia, completan la otra, siempre parcial y perfectible. (Chalo Agnelli) 


De chico escuchaba junto a mis amigos la historia que nos contaba Carlos y no dejaba de sorprenderme. Una y otra vez le pedíamos que volviera a repetirla y él lo hacía sin problema. Cuando el piso temblaba y el relato se interrumpía por la bocina ensordecedora que anunciaba el paso de un nuevo convoy, la historia cobraba más impresión en aquellos días de potrero y pelota en el campito de Guido e Yrigoyen al lado de las vías, cuando nuestra corta edad aún nos permitía sorprendernos seguido.
Se trató de un choque de trenes que había tenido lugar “hace muchos años, cuando ustedes eran muy chicos. Un tren embistió a otro por detrás y murió un montón de gente”, decía Carlos, que si algo nos había enseñado, como buen ferroviario, era el respeto por los rieles, algo que quizás explica porqué nuestro equipo de fútbol se llamó La Locomotora...
Que si el tren va más rápido que un auto, que si chocan dos trenes de frente, etc., etc. El morbo juvenil hacía que no nos cansáramos de especular incluso de que manera podría descarrilar un tren. Recuerdo una anécdota, vaya a saber contada por quién, que aseguraba que el cuero de chancho era tan duro que podía sacar una de esas moles de hierro de la vía.
No es que planeáramos comprobarlo, pero el paredón lindero a las vías, partido en el medio a causa del choque a la altura de la calle Solís, y el vagón quemado que descansa volcado en el fondo del campo cerca de Triunvirato, fueron alimento constante de nuestra imaginación.
Cuando hacíamos nuestras expediciones hacia el tren quemado–por supuesto sin que nuestros padres supieran porque teníamos prohibido cruzar las vías- en varias oportunidades nos quedamos charlando dentro del vagón imaginando que alguna vez ese mismo coche había estado cubierto de cuerpos sin vida por el fatídico choque.
Tuve que esperar quince años para que Carlos, quince años más viejo, me contara que en realidad ese vagón no había pertenecido al accidente, sino que fue depositado allí por los militares en la época del mundial de 1978 para que los turistas no lo vieran debido a su escalofriante aspecto (por lo menos a nosotros siempre nos inspiró cierta apariencia tenebrosa)
Por suerte, para que el “encanto” de la historia no se perdiera del todo, Carlos me confirmó que el paredón sí estaba partido a causa del estampido de un vagón que fue a parar encima de los trenes de carga que paraban en la vía de maniobras detrás del paredón.
Había un tren que se dirigía a Constitución desde Ranelagh, justo acá frente a mi casa que esperaba la señal de paso. En esa época los trenes llevaban la locomotora en un extremo, y en el otro una especie de vagón con cabina de conductor similar al subte que se llamaba plus. El tren estaba parado con el plus mirando hacia Constitución y la máquina en el fondo. Un tren que venía de La Plata también con el plus adelante y la máquina detrás, dobló en la curva de Triunvirato pero la distancia entre la cola del tren y esa curva no le dio tiempo a frenar. El maquinista clavó los frenos y empezó a correr hacia atrás del tren gritando que chocaban. Escuché un estruendo tremendo. Cuando salí vi el desastre”. 
Tantos años y el relato de Carlos se mantenía inalterado. Cuando encontré frente a mí las tapas de diario El Sol y Diario Popular, no pude sino asombrarme de que el choque había sido en realidad una catástrofe, la más importante en la historia de Quilmes, y entre las 10 más fatales a escala nacional, encabezadas por la maldita y fresca tragedia de Once. 
“Más de 30 muertos en choque de trenes en Quilmes”, tituló El Sol. “Catástrofe en Quilmes. Al menos 37 muertos”, aseguró Popular.
Si los títulos me conmovieron las fotografías superaron todo lo que mi imaginación había elaborado, ya que en ese momento la historia contada por los periódicos superaba el relato dantesco que Carlos me había contado. Después de 23 años, volví a tener contacto visual con la trágica escena; la última y única vez había sido de la mano de mi abuela a los dos años, cuando el 18 de octubre de 1982 me llevó a ver lo que quedó del siniestro al día siguiente del choque.
En las imágenes de los diarios se alcanza a distinguir “El Campito”, el paredón roto, la fila de más de 20 ambulancias estacionadas una detrás de la otra sobre las vías esperando para partir al hospital con los sobrevivientes, y la apocalíptica imagen de un vagón doblado en forma de “L” reducido a pura chatarra.
Fue un domingo lluvioso en el que se festejó el día de la madre. El almanaque marcó 17 de octubre, el reloj las 18.43. El barro conspiró aún más con las tareas de rescate realizadas por los Bomberos Voluntarios de Quilmes e innumerable cantidad de vecinos que voluntariamente comenzaron a retirar heridos de los vagones.
La cifra de víctimas fatales nunca se determinó con exactitud. Los informes de la policía y autoridades sanitarias aseguraron cerca de la medianoche que los muertos fueron 32 y los heridos más de 60. A esa cifra los bomberos agregaron cinco personas más que aún estaban atrapadas en medio de los restos del vagón más dañado. Al día siguiente Defensa Civil informó que habían fallecido 19 personas y Ferrocarriles Argentinos 17. No sólo la variedad de informes sino la diferencia exagerada entre unos y otros contribuyeron a que el número de muertos quedara indeterminado, sobre todo porque se desconoce la suerte de los 63 heridos en los días subsiguientes al choque. “Para mí murieron como 40 personas, pero los diarios hablaron de la mitad. Vi tantos cuerpos. Gente sin piernas, gente aplastada...”, recordó Carlos.

Las responsabilidades recayeron en los señaleros. El tren 3818 proveniente de Ranelagh se detuvo justo en la señal que se encuentra frente a la casa de Carlos que indicaba peligro. En cambio, el tren 3822 que venía de La Plata encontró las señales con el paso permitido.
Carlos me comentó que los señaleros se turnaban en el puesto. “La garita sur que está luego del cruce de Guido estaba clausurada, y la de Ezpeleta por cuestión de presupuesto no funcionaba los fines de semana. Berazategui pidió vía a la central de la estación de Quilmes y los señaleros no tenían ni idea que había un tren parado antes del cruce de Guido y le dieron el visto bueno”. 
Los diarios explicaron que otro tren que partió desde Quilmes rumbo a La Plata estuvo a punto de producir un triple choque si no fuera por el instinto del maquinista que no pasó la curva de Guido al advertir peligro, ya que si bien le habían ordenado que avanzara, la señal indicaba lo contrario. El azar impidió que embistiera al vagón que quedó atravesado en ambas vías.
Fue tal la magnitud del accidente que junto a los bomberos quilmeños vinieron a trabajar en las tareas de socorro, bomberos de Florencio Varela, Bernal, Berazategui e incluso según el testimonio de Carlos, una dotación de La Boca.
Por momentos, los gritos de dolor de las víctimas se mezclaban con las instrucciones y pedidos de los bomberos. La oscura noche se veía iluminada por los destellos y las chispas de los equipos de soldadura, utilizados por los servidores públicos quiénes abrieron un boquete en el vagón UC 3780 para rescatar a las personas atrapadas. Con el transcurso de las horas la confusión se adueñó del lugar, que en los instantes posteriores al accidente fue dando paso a una nerviosa calma”. 
La crónica periodística da cuenta de las sensaciones que se vivieron en la trágica noche. Uno de los sobrevivientes declaró que “Eran impresionantes los gritos y gemidos de dolor de los heridos. Había algunos aprisionados por los hierros que clamaban auxilio, es algo que no olvidaré jamás”. 
El choque de Quilmes se inscribió en la historia como uno de los accidentes que contó mayor cantidad de víctimas fatales. En accidentes ferroviarios sólo fue superada por la tragedia de Benavides en 1970 y la de Santa Fe en 1978. En el primer caso chocaron un rápido que provenía de Tucumán, y otro servicio local repleto de pasajeros que causó la muerte de 142 personas y 368 heridos. El segundo accidente se produjo cuando el Tren Estrella del Norte chocó a un camión carguero provocando la muerte de 56 pasajeros. El resto de las tragedias ferroviarias son de similares o menores consecuencias que la de Quilmes.
Quise volver al lugar para contemplar la escena e imaginar cómo había sido esa noche lluviosa de octubre. El paredón destruido se conserva igual que las fotos de hace 23 años. Me paré en las vías y comprendí algo de la sensación de ese maquinista desesperado por salvar su vida al observar que el impacto era inevitable. La noche cayó sobre el campito, pero ya no se veían las luces de las ambulancias, ni se oían los gritos de dolor. Esta vez bajó la señal. El paso firme y tranquilo de un tren me permitió retirarme en paz.
Tapa: "Manos suplicantes" de Mirta Tachini  
 Por Gustavo Moure, en revista mensual “El Parque” de Jorge Contreras Año 1 N° 7 (2004), reeditado en la página de Facebook "Ciudad de Quilmes" el 26 de mayo de 2011

Ejemplares de la Revista ‘El Parque” en la hemeroteca de la Biblioteca Popular Pedro Goyena.
TESTIMONIOS VIVENCIALES
Ester Martínez En ese accidente falleció un chico del barrio que no le había dicho a su mamá que viajaba a La Plata a ver un partido de fútbol, la madre se enteró del accidente sin pensar que su hijo había fallecido en él...
Ariel Alejandro Wagnerrecuerdo ese accidente. De hecho, conocí más detalles años después porque mi ex esposa vivía a dos cuadras de allí. Tengo entendido que fue pasando la barrera de Triunvirato y Primera Junta. Más hacia la Cervecería que la cementera. Esa suerte de curva, siempre fue peligrosa. Muchos accidentes ocurrieron en esa barrera porque los automóviles que pasaban, no podían ver al tren venir hasta que pasaran casi la totalidad de la barrera, debido al paredón de la Cervecería, tanto en el depósito como en la fábrica cuadras después. Esto ocurría si se venía por Triunvirato o por Amoedo. La barrera de Guido y Amoedo, también siempre fue peligrosa y más aún porque los paredones en esa área son más cerrados a excepción de la Plaza actual que antes era un baldío que, generalmente, era utilizado por los Circos que visitaban la ciudad. Con el bajo nivel en Guido-Amoedo, se redujo el peligro.
Lucas Valledor Mi viejo se iba a laburar y escuchó una explosión y corrió, hasta llegar al lugar, estaba en la estación, fue unos de los primeros en llegar, se quedo ahí ayudando a sacar gente. Él era policía en ese entonces.
José Ignacio Pastorino Lo recuerdo perfectamente, yo tenía por esa época 17 años y vivía en Ranelagh y esa tarde de domingo (Día de la Madre) con mi amigo Daniel nos dispusimos ir a Quilmes a tomar mate con unos amigos. Tomamos el tren y como solíamos viajar de colados nos sentamos en el último asiento del último vagón. Al llegar a Guido el tren se detiene, transcurre un largo periodo de tiempo y el tren seguía allí. Mi amigo me invita a que nos bajemos y tomemos el 324 ya que, según parecía el tren no se iba a mover de ahí por un largo rato; "me fumo un pucho y si no arranca vamos" le dije. Cuando estaba por terminarlo veo que un canillita, que se asoma por el estribo, tira todos los diarios y se tira del vagón. No llegué a entender por qué lo hacía, tampoco tuve tiempo, un sonido ensordecedor y una estampida me aturdió de sobremanera. Vi bebés expulsados de los brazos de sus madres como proyectiles, gente eyectada como muñecos y lo que me aterró es ver como el vagón en el que estábamos se aplastaba como si fuese de papel. Como solía viajar muy reclinado (casi acostado) en mi caso el techo quedó a 10 cm de mi cabeza y no llegó a tocarme. Mi amigo, en frente, sí había sido golpeado y estaba desmayado frente a mí. Pasado el colapso solo se escuchaban gritos y quejidos; pensé en quedarnos y esperar que nos rescaten pero un denso humo (proveniente de la máquina) me asustó; imaginé que moriríamos quemados en ese sarcófago de metal. Saqué fuerzas de donde no tenía, cargué a mi amigo y salimos tambaleando por lo que quedaba de puerta. Cuando llegamos a Guido él ya se había repuesto y pudimos seguir caminando, al principio sin rumbo fijo y más tarde a tomar el 324 según nuestros planes. No teníamos real dimensión de la catástrofe hasta llegar a la casa de nuestro amigo en donde por la TV pasaban la noticia. Yo esa noche volví a nacer.
Manuel Oviedo Yo vivía en Amoedo a 30 cuadras del lugar, y tal vez por ser domingo y lluvioso, había más silencio que un día laborable, desde allá se escuchó el estruendo que produjo el choque, casi llegando las 7 de la tarde...
Walter Cai Ese día, me acuerdo perfectamente, ya que murió mi amigo Freddy que estuvo viajando en tren toda la tarde. A las 18 hs más o menos fue el accidente. A dos chicos que estaban con él que los sacó un hombre cuando vio venir el tren, pero Freddy no pudo escapar.
Mariana Centurión Estos días me anda rondando este recuerdo espantoso. Era mi hermana la que viajaba después de visitar a su novio que era colimba. Su retraso a la hora de llegar, la incertidumbre hasta que tocó el timbre de casa. Unos muchachones la estaban molestando a ella y a su cuñada y debieron cambiarse de vagón. Ese lugar terminó siendo el de mayor impacto. Una suerte de "destino final" fue el que experimentaron.
Héctor Tassino Yo viajaba en el segundo tramo del primer vagón, Fanga Petrocchi de La Plata un amigo mío que también jugaba al hockey iba en el otro tren que estaba parado, falleció desnucado; era muy alto, el tren iba lleno. Había llovido y estaba lleno de barro ya que habían replanado el terreno. Venían cientos de personas que visitaron los colimbas del Bim 3. Yo rompí con la cabeza el separador de vagones y me cayeron todos los cuerpos del resto del vagón; el primer tramo, como se ve en la foto, desapareció. Cuando bajé del tren salté como un metro y medio de altura, ya que se había elevado al doblarse para abajo la primer parte, con una chica en brazos que le dolía la espada, me enterré hasta las rodillas. La gente se veía apilada por las ventanillas y mutilada. Lentamente llegué a la calle y ya estaban llegando ambulancias. Pase 10 días sin dormir, me despertaba el estruendo… y dos meses más soñando con el nene que pedía limosnas que durante varios días nadie reclamó el cuerpo. Yo le había abierto la puerta para pasar a la primer parte del tren, a él y a otros ya que era de esas puertas corredizas que nunca andan. Hasta hace poco tenía el boleto. Los milicos taparon todo. Jamás podía haber 37 muertos. Iban todos parados apretados y el tren chocó a más de 45 km/h. De los dos trenes sacaron fallecidos. Todavía recuerdo los gritos, los lamentos, la sangre y el estruendo del choque, un ruido parecido al de las cataratas en la Garganta del Diablo. Una tremenda experiencia…
Alfredo Ramón Yanelli Este terrible accidente me marcó creo yo para todo la vida. Trabajaba en frente, justo en la pista de karting junto a mi amigo Cacho fui el primero en entrar, si ven la foto los bomberos me están ayudando a mí, que estoy en el interior justo en esa ventana asistiendo a los que quedaron atrapados entre los hierros, les cuento una anécdota: yo en ese momento para ayudar a un chico peruano que estaba atrapado desde las piernas y nivelarlo lo ato con mi campera, con el transcurso de las horas y ya lo único que quedaba eran los cuerpos de los fallecidos, salgo por recomendación de los bomberos y me retiro hacia el predio del karting, cuando paso el cordón policial me acuerdo de la campera y quiero regresar para recuperarla y termino preso por discutir con un policía. Luego con el transcurrir de los años estando en la casa de mi abuela en el barrio de Tolosa frente al predio de talleres ferroviarios veo las chatas con desaguase de trenes viejos y los voy a ver de cerca, recorriendo las chatas veo entre los hierros de un vagón mi campera todavía atada y créanme no tuve el valor para sacarla. Hoy día se lo cuento a mi esposa y no sé si me cree, pero yo siempre lo voy a recordar hasta el último de mis días.
Celeste Lorenzetti Yo iba en ese tren era chica, estábamos entre el vagón que se incrustó y el que quedó colgando tuvimos que saltar, vi una persona sin cabeza. No encontrábamos a mi papá. Alguien nos subió a un auto y nos llevó al hospital de Quilmes. Hasta la noche no supimos nada de él, por suerte estaba ahí herido, pero bien. En realidad fueron más de 100 muertos y muchísimos más heridos. El hospital estaba re lleno, gente herida en el patio una al lado de otra. Era el Día de la Madre así que imagínense un tren a full, entrabamos a presión, fue horrible. Un día que jamás olvidé, y a raíz de ese accidento ahora quedé con una epilepsia. Obvio el ferrocarril mintió desde el minuto cero sobre las victimas y los heridos. En Tucumán mi papá figuraba en la lista de los muertos, mi tía que estaba allá casi se infarta...
Beatriz Liliana Marcos Yo fui una accidentada del tren y también del choque con los bomberos, recuerdo que después del choque me subieron a una camioneta celeste con mucha gente, fue terrible.
Lucas Gabriel Díaz Hoy se cumple 35 años de esta terrible tragedia (2017)
Carlos Lapegna Yo trabajaba en Policía, Fui el primero llegar con mi compañero. Hoy todavía no puedo olvidar el terror y la tristeza de semejante tragedia. Que Dios guarde siempre a niños, mujeres y hombres que murieron en ese accidente.
Leonel Simonetto Faltó mencionar el accidente ferroviario de 1981, donde un tren de pasajeros embistió a un tren carguero, en Brandsen. Y el otro en 1964, cuando un tren de pasajeros embistió a un tren carguero cerca de la estación Altamirano. Es una casualidad que las locomotoras de dichos accidentes tenían de sobrenombre ‘luciérnaga’. Uno en 1964 y el otro en 1981
Uno el 1 de febrero y el otro el 8 de marzo, respectivamente.
Pam Ela Ese día falleció mi papá. Yo apenas tenía seis años. Tengo en la memoria la imagen de una portada de diario en la que aparecía una foto en donde dos personas estaban sacando el cuerpo de un hombre. A pesar de que estaba en blanco y negro logramos distinguir los diseños del suéter. Se trataba de él...
Facebook ‘Ciudad de Quilmes’ el 26 de mayo de 2011/2017
Compilación, cometarios y compaginación Chalo Agnelli
EL QUILMERO, 2017

sábado, 14 de marzo de 2020

SOLICITUD PARA LA CREACIÓN DE UNA ESCUELA NORMAL Y UN COLEGIO NACIONAL EN QUILMES - 1911


Como decía en EL QUILMERO del viernes, 24 de enero de 2020, bajo el título, “Nueva Bibliografía para la Historia de Quilmes”, encontré (o me encontró) este opúsculo titulado, “Comunicación del Pueblo de Quilmes a la Honorable Cámara de Diputados de La Nación, solicitando la creación de una escuela Normal y un Colegio Nacional”. Publicado en los Talleres Tipográficos de “La Voz del Pueblo” (ubicado en la calle Mitre 712 de Quilmes) en el año 1911. Inmediatamente lo adquirí en la librería-anticuaria “Los Siete Pilares de Héctor Jorge Delgado, que se halla en el pasaje Tres Sargento 422 PB 1 CABA [1] y lo ingreso en la Internet para mayor divulgación y llegada a todos los que se arrimen a la historia de Quilmes, su trayectoria educativa y la Escuela Normal.

Quilmes, Septiembre-Octubre de 1911

HONORABLE CÁMARA DE DIPUTADOS DE LA NACIÓN [2] 
Los que firman, vecinos del pueblo de Quilmes, (pro­vincia de Buenos Aires) se dirigen á vuestra honorabilidad, amparados por el derecho de petición que la carta funda­mental de la república acuerda á todos sus habitantes, para exponer las razones que tienen á fin de solicitar de vuestra honorabilidad, se sancione en el próximo presu­puesto que regirá en 1912, la creación de una escuela Normal y un colegio Nacional, con residencia en esta localidad.
El partido de Quilmes posee una población mayor de treinta mil habitantes, condensada principalmente en los pueblo de Quilmes, con 16.000 habitantes; Bernal, unido al anterior, con 8.000; Berazategui, á seis minutos de dis­tancia del 1º por ferro-carril con 3.000 personas.
Tiene el distrito 26 escuelas primarias provinciales, con un total de tres mil doscientos once niños inscriptos, comprendidos entre 8 y 14 años de edad. Además cuenta con diez escuelas particulares á saber: San Jorge, San Luis Gonzaga, San José, La Merced, Salesianos, Inglés (High School de niñas), Vicen­te López, San Martín (La Colonia), Freyre, y María Auxiliadora (Bernal) con una suma de mil doscientos siete alumnos.
Quiere decir, que posee 36 escuelas primarias, con un total de cuatro mil cuatro ciento; siete niños distribuidos en los grados 1º a 6º.
Por lo que antecede, observará vuestra honorabilidad, que la enseñanza primaria está ampliamente desarrollada en nuestro pueblo y partido, haciendo que figure con ho­nor entre los pueblos de primera categoría de la provincia, equiparándose á los mejores barrios de la Metrópoli argen­tina.
Probablemente, ningún otro pueblo de la provincia, podría ofrecer una base tan sólida en cantidad y calidad de niños preparados, en instrucción primaria, para seguir con éxito la enseñanza normal y secundaria, lo que augu­raría la constitución de robustos organismos educacionales que serian gloria de la Nación.
Agréguese que los establecimientos de educación que solicitamos atenderían también, á núcleos poderosos de población diseminados entre Quilmes y la ciudad de Ave­llaneda, y los del sud de esta ciudad unidas por ferro-car­ril y tranvía eléctrico, así, como servirían al vecino pue­blo de Florencio Varela, ligado á esta por el circuito del ferro-carril del Sud.
Las características de nuestro pueblo son de las más favorables á los propósitos que tenemos en vista: su ubi­cación en terrenos altos, bañado por el gran estuario; su espléndida playa arbolada rodeado de montes y jardines, hacen que su salubridad sea excelente; tiene buenas vías férreas con los pueblitos inmediatos por las que corren nías de setenta trenes diarios, así como tranvías que ligan sus diversos lugares; sus calles son empedradas é ilumina­das á luz eléctrica; su población es en extremo moral y su cultura general bastante pronunciada.
Forman parto de su población, hermosos grupos de pe­queños propietarios, industriales, comerciantes y modestos empleados que tendrían á alta honra hacer cursar á sus hijos una profesión, como la Normalista, u otra á base del Bachillerato, con las cuales sostendrían un prestigio inte­lectual y social relativamente elevado, á la vez, que les serviría para prestar beneficios positivos á la República en sus diversas manifestaciones.
Tal vez se pretenda opinar en contra de nuestra peti­ción, por la proximidad de Quilmes á la Metrópoli, pero fácil seria destruir esta supuesta objeción, teniendo en cuenta los inconvenientes y peligros que ofrece el traslado diario de una niña ó un joven, durante cuatro ó cinco años, á la Capital Federal.
Los padres nos oponemos á la asistencia de nuestros hijos por las razones siguientes:
a)     Temores al viaje diario durante tantos años.
b)     Falta de recursos.
c)     Inseguridad de poder subvenir á, los gastos que de­manda el envió de niños, desde esta á Buenos Aires por contingencias económicas que puedan ocurrirles.
d)     Al ambiente poco favorable de una gran ciudad, para estudiar.
Pero, aun cuando existen algunos padres que sin mirar en inconvenientes han deseado enviar sus hijos, hay un factor que impide en absoluto su concurrencia y es la ca­rencia de asientos disponibles en los institutos respectivos de la capital.
Podríamos citar numerosos casos concretos en apoyo de esta afirmación lo que no hacemos por creerlo innece­sario desde que han sido puestos en evidencia en múlti­ples ocasiones por la prensa periódica.
Teniendo presente que nuestro pueblo es en el hecho un barrio sub-urbano de la Capital Federal y que existen en su favor las mismas razones que las tenidas en cuenta para crear institutos semejantes en Flores, Belgrano, Ba­rracas al Norte etc., bastarían en nuestra opinión, esos mis­mos fundamentos para dejar perfectamente justificada esta petición.
Sin embargo, hay otras razones además de las prein­sertas: Nuestro pueblo envía anualmente á los exámenes libres de Maestros que se efectúan en la Dirección de Escuelas de La Plata, más de sesenta niñas, las que se preparan con todos los inconvenientes propios de la falta de recursos para costearse profesores y adquirir las obras necesarias para estudiar.
Esta cantidad de alumnas es consecuencia de la pre­disposición favorable, de la tendencia marcada y manifies­ta que se palpa en las familias pera hacer seguir á sus hijas la carrera del magisterio.
Por otra parte, creemos contribuir al progreso edu­cacional de la Nación, llevando á conocimiento de Vuestra honorabilidad, esa tendencia de los hogares quilmeños, des­de que, sabemos la necesidad evidente que tiene la República de poseer suficientes maestros preparados para formar y dirigir las legiones formidables de niños que pueblan las escuelas, necesidad de que se ha hecho eco el Honorable Consejo Nacional de educación y el Poder Ejecutivo al inter­calar en el proyecto de presupuesto para 1912 que está á estudio de Vuestra honorabilidad, un aumento de cinco escue­las normales con radicación en Lomas y San Fernando de ésta provincia, San Rafael, de Mendoza, Neuquén y Rawson (Chubut.)
Si vuestra honorabilidad no creyera oportuno aumentar con una escuela Normal más, los gastos del presupuesto en trámite, solicitaríamos de V. H. el cambio de radicación de una de las cinco escuelas normales á crearse.
En cuanto al Colegio Nacional y siempre que hubiera inconvenientes de orden económico para la creación de uno nuevo en nuestro pueblo, nos permitiríamos recabar de Vuestra honorabilidad fundándonos en razones de progreso físico é intelectual de los alumnos, el traslado á esta de uno de los que está instalado en esa Capital.
Los firmantes, poseídos de la más alta confianza en la sabiduría que preside las resoluciones de V. H. abrigan la firme convicción que V. H. acordará lo que solicitamos en razón de sus fundamentos justicieros y progresistas.
Dios guarde á Vuestra Honorabilidad. (textual)

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EL QUILMERO quiere destacar el compromiso comunitario que existía en aquel pueblo, el Capital Social que promovió el crecimiento vertiginoso que vivió Quilmes a partir de su Tercera Fundación (1852), merecido homenaje es mencionarlos: inmigrantes, criollos viejos y criollas, comerciantes, artesanos y artresanas, funcionarios, educadores y educadoras, campesinos y campesinas, labriegos y labriegas, cerveceros… todos,  quienes  pusieron las piedras basales sobre las que se levantó la Escuela Normal, ya centenaria, y el Colegio Nacional que dentro de pocos años también será centenario.

COMISIÓN EJECUTIVA [3]

Presidente, Doctor José M. Ungaro; Tesorero, Teniente Coronel Tristán Villarruel; Vocales: Rodolfo Labourt, Pablo Castro, Valerio Ponce de León, Dr. Severo Soria, Srs. Francisco J. Tollo, Juan V. Posadas, Drs. Juan Ithuralde, Lisandro Salas y Eduardo Sarmiento; Secretario, Atanasio A. Lanz.
Atanasio A. Lanz (n. 2-5-1877 / + 21-10-1935) promotor de la creación de una Escuela Normal y un Colegio Nacional en una agasajo que se le hiciera en el Club Social el 28 de febrero de 1911, por un grupo de amigos, colegas y personalidades de Quilmes, con motivo de su designación como Inspector provincial de Eduación (Ver su biografía en EL QUILMERO del sábado, 5 de mayo de 2012 Atanasio Antonio Lanz y Zabala - Precursor de la Escuela Normal y de la declaración de Quilmes "Ciudad")
PETICIONANTES:

Carlos Jaccometti, Carlos Fossatti, Luis E. Setti, Luis Galli, Julio Galli, José Galli, Cris­tóbal P. Galli, Nelson Buchler, Casimiro Arias, A. Sans, P. Mosteirin, Pedro F. Sorbes, José Eduardo López, José S. Escobar, Alejandro E. Pastor, Horacio A. Ithuralde, Enrique G. Flesca, F. Rodríguez, J P. Charray, José Carrillo, José L. Yart, Pedro Bertana, José Llense, Luis Navarro, Adam Ferettí, Atanasio Camporini, S. Biasso. Roberto Castellanelli, Venancio Dellaquila (hijo), Pedro Colli, Carlos Beobalo, Julio Ghermandi, José Arias, Juan Pérez. Florencio Carmelo, Spinelli, Antonio Pérez Francés, Alberto Spelzini, E. Forch, Luis Colari, Francisco Pérez, Pedro Sifredi, Ignacio Buceta, Juan Daubas, A. Mayoll, Manuel Almeida. José Succetti, S. Marini, Epifanio López, Celestino Nebbia, J. Molina, José Oraselli, Pedro Francarilla, Servi­no Regolini, Ejidio Mansi, agrimensor Peret, Luis Tadei, Luis Davate, Salvador Bianchi. Benjamín Simoi, Pedro Cretton, Noel Forcade, Marcos Islas (hijo), Ángel Conio, Francisco Alberto, M. Martínez, Carlos G. Guerrero, José Giudice. Do­mingo Camporotondo, Pedro Cairo, Esbutón Dadoico, Luis Pollarolo, Luis Smeletti, E. M. Bigot, Carlos De Pablo, Francisco Yurdo, Mauri­cio Silvestre, Carmelo Colantonio, Juan Filighera, Domingo Fuaria, Umberto Valenti, Mauro Corisi, Juan P. Poggi, J. Bossi, Tomas Otamendi, Aníbal Benguria, Eliseo Dohijó, Agustín Cavanna, O. Temis, Emilio Angeletti, Eduardo Ramini, D. Sánchez, Francisco Fosatti, José Bagma, Alberto Bagma, Antonio Cuesta, Carlos Cassan, Alberto Pesvero, Camilo Sarnei, Car­los Ghezzi, Alberto Madriana, Juan N. J. Munile, Julio Fosego, A. Boscato, Luis Santa Ma­tilde, J. Vila, P. Rouchero, Pedro Galli, Luis Isola, Santiago Brandinelli, Luis A. F. Carpena, Domingo Ventura, Isasé, Miguel Olivece, Juan Baglietto, José M. Iglesias, Ángel Saggiorati, Santiago Campana, Julio Pasott, Sebastián Duville, José M. Méndez, Miguel Grarote, An­tonio Bardelli. Manuel Isella, Emilio Maroh, Je­sús Nepote, Enriqne Perinini, Mariano Escacnufero, Santos Faruello, Luis Ferrari, Andrés V. Tisonne, Guido Bossignoli, C Marchan, Cirilo Corradini, Agustín Corti, I. T. Camporotondo, Amadeo Cairoli, Ángel M. Luchelli, Wenseslao Malfatto, Pascual Gr. Malfatto, Pedro Farive, Vicente Biazza, Román Rotelo, M. Spangerber, A. Gualtruzzi. Ángel P Galli, Umberto Camprini, R. Besio, C. Yianello, Felipe Santagostino, Dardo Cristy, Ricardo Salas, C. Della Valle, Juan Bertana, Ángel Laría, R. Malffato, Pedro S. Spelzini, Desiderio Cairo, Emilio Cairo, Pedro Crubelatti, Jacinto W. Viglietti, Manuel Frade, Antonio Della Valle, Pió Lareroni, Carlos Spelzi­ni, César Espina, L. Griffa, Francisco H. Maffioli, Santiago Goñi, Santiago Laurnaga, Lorenzo Yutarro, Santiago Castelli, Emilio Sturla, Enrique Jorlaschi, Mau­ro Posse, José Gasparetto, Antonio Muratore, Rosario Damo, Guillermo Pohue, Camilo A. Draque, J. Seredi, D. Fornaroli, José S. Gones, Pedro Biso, Andrés Carvallo, Alfredo F. Balasco, Carmelo Tomasini, Juan B. Iriarte, Carmelo Cos­ta, Erminio Briga, Ángel Defranchi, Ítalo Defranchi, Antonio Della Valle, Luis C. Carbone, José Rosa (h)  Norberto Urrestarazu, J. Bazterrica, F. Cribone, José Ayarbide, Carlos A. Festa. Pío Carmona, Carlos Bruzza, José Mandile, Juan C. Mezzadra, Nicolás Bottari, Carlos F. Rosa, Tomás C. Escobar, José C. Durante, Francisco A. Bacigalupo, Julio Oliveri, Manuel de Lara, Pedro Spelzini, Luis B. Canepa, Raúl Loizaga, J. Salas, Conrado Deloyzaga, Rodolfo Goya, F. Benedetti, Roberto A. Girado, Luis M. Santiago, Pedro F. Rotelo, Venancio Dellaquila, Mariano Persichini, Juan Nobi, Erminio Álvarez, Faustino Hafssoli, Ernesto Fornaroli, Antonio L. J. Rollez, Juan Guillón, Clemente Gómez, Gualdo Fer­nández, Urbano Rodríguez, M. J. Prom, Artu­ro O. Duarraoino, E. Collet, Victorio Estévez, Alfredo Gaillad, Félix Generi, Enrique Durante, José De Diego, José Cerrin, Juan Banio, San­tiago Massa, Salvador Iriart, Miguel Elías, Fe­lipe Pascual, Pedro de la Puesta, Pablo Fraquelli, Luis M. Semeopale, H F. Ledesma, M. G. Martínez, José Manuel García, Santiago A. Pollini, Desiderio Garibotti, Tomas C. Borzi, Virginio Villani, Francisco Fortunato, Manuel Martínez Bey, Ángel Cavanna, Juan Oropesa, Juan Manuel Moqueira, Francisco P. Arguindegui, Felipe S. Lagouarde, M. Arrieta, A. Eloy, Sebastián Fragui, Bernardo Llerena, Arturo L. Ortiz, Luis Cabo, A. Gorostieta, Crescencio Berger, José Montero, Os­car de León, Pedro Criscuolo, Carlos J Cabrera, Francisco, Bossi, Emilio Capolotti, Pedro Lagazzio, Víctor Negrusi, Juan Perando, Francisco Lagazzio, Germán Flora, Emilio E. Orgi, Ernesto Prom, Garlos A. Cerutti, A. Venturini, Luis Carbone, C. A. Quarracino. M. Rocca, Arturo Rodríguez, Bonifacio L Legarre, S. Boats, A. Bernasconi, Juan B. Solari, Victorio Lanata, Luis García, Juan Ísola, Faustino Enríquez, Manuel T. Valdez, Francisco P. Alippe. Augusto C. López, Sebastián Semeopale, José Murillo, Marcelo Fornaroli (hijo), Adolfo Dellaquila, Eduardo M. Florencio, Manuel Lucero, A. Cincotta, José J. Amigo, Umberto Carbonetto, Vi­cente Bogs, Hilarión G. Wilde, Manuel Gamo, Martín M. Ourracarriet, D. Iparraguirre, Beltrán Etcheto, Ramón Rodríguez, Paulino Gaitán, Luis Foracchia, Pe­dro Viola, Juan Alion, Eduardo Palacios, Bar­tolo Gaggia, José G. de Vicente, Benito Fullana, Enrique Ferri, José Rago, Adolfo Lucetti, Ju­lio Lucetti, Mauricio Sangara, José Lupica, Fe­lipe Albonico, Miguel Canessa, C. Colombo, Aurelio Rositi, José B. Busio, I. S. Stupinengo, Pedro Setti, Francisco Mayoli, Juan Mezzadra, Pedro Luchechelli, Amadeo Comiberto, Mateo Savotti, Juan Álvarez, Pedro Pavese, Pedro Figueredo (hijo), Custodio Lertora, I. Rosendi, S. Spelzini, R. Marotias, Ciríaco Santamaría, Do­mingo Lertora, Luis Márquez, Manuel Conde, E. Gorostieta, A. Talón, Julián Latos, Pedro Castagnongo, José Traverso, J. P, Angeletti, José P. Apecechoa, Celestino Margni, Emilio P. Iturralde, Tomás D. Escobar, Ramón de Udaeta, Arturo Grasso, Santos Ferraro, Serafín Berbeni, Emilio C Iturralde, Ramón Dapena, Francisco Alborguetti, Juan Cesio, Benigno Iglesias, A. Ramos, Luis Pozoni, Julián Ochera, León Del Campo, Manuel S. Bacigalupo, Santos Vadellos, Luis F. Arata, Juan Carlos Godoy, Basilio Poso, E. Figueroa, Juan Daubas, Juan Champasenue, M. B. Corral, Ramón Dapena, Antonio Alonso, Jo­sé Mansi, Lorenzo Tirso, Juan Santoriun, Fernan­do Fortau, Enrique Cesa, Alfredo A. Bertoni, Pedro A. Bossi, Pedro Becario, J. M. Conde, S. Bardolli, Mariano R. Castellanos, Manuel Echavarría, Alberto F. Vega, David H. Sol, Domin­go F. Oddone, E. Vicini, Casimiro Firpo, R. Madrid, D. Doreste, Guillermo Tollo, J. R. Wilde, Jorge Godoy, E. Durante, José M. Ma­rino, Carlos Navarro, Juan C. Hasperué, Pablo A. Oberto, A. Rufini, Marcelo González, I. Musolini, Miguel Racciadone, R. Godoy, Juan Cutela, Juan Haran, Hipólito Oddone, Ignacio Od­done, L. Navarro, Juan  Alfredo Comin, S. Cutela, Pedro Basilio, Juan Ithuralde, M. Amaral, A. Sormani, F. J, Grecco, Juan Bonefout, Nazario Rebolé, Francisco Rebolé, Víctor F. Fornabaio, M. Rebagliati, A. J. Pío, J. A. Esco­bar, C. Korner, M. Gorostieta, Juan Dellaquila, J. Demarchi, Celestino Hasperué, I. Diaz, M. Daniel Angeletti. Luis Ricagno, Juan A. Méndez, Francisco Méndez, Victorio Cairoli, J. Bech, Silvio Scandola, Pedro Negrusi, Alberto Núñez, A. P. William, Giacomo Scaba, Ernesto Corbetto, Juan Varela, Santiago Fiorentini, Juan B. Gualtrussi, Teofilo Gualtrussi, Juan Bossi, A. P. Bernasconi, C. D. Castro, N. Parodi, Francisco Gami, Juan P. Marzoli, Fermín Vergara, Ma­riano Giaimo, Guillermo Laudrich, José Levi, Jo­sé Márquez, Luis Zanotti, Gustavo Rennes, P. Sansianibarrena, Domingo Sosa, Pablo Cristóforo, Manuel Huisi, Jorge Arado, V. Ponce de León, E. Guilini, Bernardo Doyenart, Aníbal Escobar, Juan A. Hasperué, Guillermo Zoppe; Rodolfo Lobartier, Florentino Dreifus, Hermenegildo Claps, Emilio Learre, Daniel Dellavia, Leopoldo Heron, Domingo Devincenci, Marcelo Fornaroli; Carlos G. Simonelli. J. Steed, Euge­nio Altube, Leonardo Iglesias, Guillermo Coleman, Justo Gáray, Mardano Faney. P. N. Vázquez; Serafín Cortés, C. Rannazzo, Francisco E. Chama, Santiago Bacciadone, S. Rolleri, R. Lobato, J. Dreich, J. Barda, D. Agati, J. Biaggio M. Cabola, S. Cabolo, A. Marazco, M. Maderna, A. Rinaldi, A. Messina, M. Márquez, P. Negruzzi, E. Mauri, P. Cairo, A. Fiotto, I. Fiotto, Juan Ricagno, A. Gabini, G. Miche, Siro Doglia, León Badoti, S. Seredi, Juan Novo, P. Ircani, A. Peña, F. Albonico, G: Sanovaggio, L. Ceroni, J. Ramini, M. Petrone, F. Spuchanio, J. Fortunati, J. Añol, L. Felipe, B. Gramini, Félix E. Fornabaio (hijo) Raúl J. Otamendi, A. Grigera, J. Giorgetti, L. Mariani; J. Fresone, J. Giaimo, J. Cavanna, O. Pescio, M. Sasso, J. Rajardi, José de la Giovanna, Juan Androli, Juan Francaque, Emilio Zanotti (hijo), J. Figari, Andrés A. Peláez, Do­mingo Piosel, Anselma Casini, Sebastián Furristi, Juan Rodríguez, H. Echelini, G. Spelzini, Máximo Real, Atilio E. Ramini, César Consoli, S. Armesto, Juan R. Sturla, Santos Angeletti, Cosme S. Scott, José Méndez, P. Basson, L. Leonardi, G. Marchi, Antonio de Benedetti, R. B. Varela, J. de Benedetti, Luis Santa María. G. Bucholi, E. Traverso, G. Mortola, A. D. Cole, M. Ferro, F. Musopapa, E. Cuadrio, Bruno de Mi­guel, Miguel Viñaqui, Ángel Santin, E. Barselo, Antonio Norbello, Juan Bucani, A. Salas, E. Gregori, Nicolás Lagruchin, Julio Valerga, D. Dapena, José Casatta, Jacinto Bighelli, Atanacio Molina, Umberto Zanotti, Abrahan Breard, Juan Salas, Valentin Nesato, E. Flesca, R. Smith; J. Castañeda, F. Altube, Juan Antonio Cabrera, B. Natto: H. Matozo, Juan J. Salas, Rodolfo Martí­nez, Venancio Gil, Fermín Jeanneret, S. Jeanneret, Jaime Modox; R Carriola, V. Bruzza, S. Arencibia. S. O. Molinari, C. Gigliani, J. Guardo, A. Leonardi, J. Cardini, J. Garbarini, J. F. Sosa, G. Vasallini, Juan Ferrotti, U. Vaggiotto, B. Pérez, A. Zenone, J. Pollidrotti, L. Caprinosa, F. Casiriotti, P. Vuzini, D. Dagatti; José Julio Borro, Nicola Lufrien, Juan Amigo, Rolando J. Cose, A. González, A. Albonico, M. Fanroso, L. Calumi, Q. Barbosa-, D. L. Ceronegh, A. Wilches, F. García, J. Valerga, Luis C. Cámera, J. Brown, F. Laplena, J. E. Rosello, F. Mezzadra, B. Bretti, G. Siolanso, E. M. Canova, L Chapuer, Carlos Dellagiovanne, R. F. Saas, A. Levanti, Saturnino Iriarte, Car­los Angeletti, Eloy Álvarez, J. V. Mich, J. A. Giménez, Carlos Morelli, C. A. Prom, José Bremo, C. R. Draque, Ra­fael Saulles, Carlos Quesada, Arturo Bernasconi, Ernesto Sarmiento, L. Jeanneret, Juan Elisart, L. Castasena, F. Draque, A. C. Alen, Cristalería Rigolleau (Berazategui F. C. S.), Pedro Magoia, Diego Mármol, Felipe Vaquena, Dimas Castro; Manuel Canal, Esteban Tuello, Amado Cereceda, Paulino Vega, Antonio García, Aníbal Angelo, Manuel Dosante, Juan Miranda, Ramón Silva, Santos Vanallo, Francisco Usategui, Juan Martín Hernández, José Lorenzo, José Breas, Baltazar Maqueda, Ernesto Vital, Fran­cisco Barón, Domingo Pucharelli, J. Lensina, Mariano Pietionave, Luis Benítez, Gregorio Bache, Isidoro Ampe, Luis Ceroni, Ricardo García, Emilio Díaz, José Torres, Francisco Romero, Severino Saigos, Ramón Pages, Luis Aders, Diego Bernengo, Enrique Olguín, José Barloto, Ángelo Fedele, José Gradaille. Santos Neri, Luis Rollusi, Adolfo Martin, Felipe Amorello. José María de la Fuen­te. Emma Segurola, Vicente Pazo, San­tiago Pereyra, Próspero Camerano, Ca­milo Pérez, Pascual Sandonate, José Ci­rilo, Antonio Verosi, Ignacio Pérez, Jo­sé María Fernández, José Lentini, Emi­lio Silva, Pío Iglesias, Ricardo García, Paulino Vicente Miguel García, Manuel Cortez, Esteban Rodríguez, Luis Braceo, Albino Cortez, Domingo Parisi, Manuel Secco, Salvador Pamerano, Perfecto Piñeiro, José García Valindi, Juan Lucco, Arturo Taralo, Salvador Biandum, Fran­cisco Martínez, Gabriel Braña, Saturnino Andrés, Gregorio Valtunelli, Juan Blan­co, Juan Cistaro, Ángel Palimioso, An­tonio Bragríbez, Pablo Fernández. Jesús Launa Alpio, José Acerbo Castigliosi, Salvador Testa, Francisco Buya, Manuel Gómez, Pedro Buya, León Delsa, Francisco Sanelli, José Bartolo, Alfredo Bimi, José Berilo, Eugenio González, Car­los Leman, José Bionti, Domingo Laldonato, José Carlos Antonio Ceyarote, Pedro Munairo, Giacomo Campos, Enri­que Montes, Baldomero Arias, Alberto Cortez, Celestino García, Al­bino Manuchi, Pedro Martínez, Otaviano Baleriano, Germán Díaz, Domingo Benárdez, Luciano Lozano, Justo Sanz, Leopoldo Solís, Emilio García González, F. Fornaroli, Manuel Gambaldi, Enrique Talutti, Carlos Acerbo, Jules Batte, Luis Ceroni, Luis Aders, Leonardo Pantaleón, Piera Sosa, Salvador Rearte, Gabriele Bonchi, Adolfo Gonma, Andrés Rodríguez, Pe­dro Pamesana, Vicente Aditire, Joaquín Ufano, Alberto Tizar, Arcangelo Mina, Pablo Granada, Casimiro Olivares, Rosario Emanpato, llario Merlo, Juan Manuel Vicente D‘Aquila, Francisco D‘Aquila, José De Paye, Antonio Billar, Jesús Gar­cía, Agustín Vini, Cale Amepane, Héctor Marcherini, Bernardo Martino, Ricardo Lozano, Gregorio Lorenzo, Juan Alpini, Francisco Machado, Miguel Tirao, Antonia Prenechi, Mario Domenico, San­tiago García, Ángel Laguna, Bautista D. Pluma, Mariano Beller, Antonio Dellagiovanna, Andrés Crecencio, Rosolino Pruro, José Amón, Antolín Rodríguez, Francisco Lucio, José Meanenetti, Segun­do Soppe, Antonio González, Vicente Stagna, Felipe D'Aquila, Emiliano Marchum, Juan García, Demetrio García, Máximo Rodríguez, Rosario Cormujano, Marceli­no Menéndez, Vicente Scafaticio, Enrique Strowani, David Troviani, Molonguia Cheener, León Fourbel Rigolleau, G. Bonet, J. E. Deambrosi, M. Gauna, Roberto Cambonie, A. Fagnis, Luis Parma, Pedro Iglesias, Emile Pagnoul, José Sade, Zonis Bache, Jules Laffut, Juan Mallín, J. Martell, J. B. Collaso, Ernesto Conessell, Antonio Basbeso, Máximo Guevara, Juan Echer, Ju­lián Buffenano, Alberto Lemoin, A. Duar­te, A. Carmerano, Antonia Berardo, Farello Buatti, Fabio Fabris, Manuel A. Quiñónez, José García, Antonio Collazo, Nicola Danide, J. Bagot, Domingo Fogi, José Auviña, Luis Riva, Juan Leonye, José Gival, Félix Frenot, Gregorio Piñero, Felipe D’Aquila, Velvain Bondier, J. Oblignon, J. Mambert, Luisa Volpini, Augusto Muñoz, Amelia Fernández, Juana Caligari, Carmen Guillen, E. Geraz, Teresa Barrani, Delia Fernández, Carmen Vidal, Francisca Latouada, Asperoza Gómez, Josefa Melesi, Ana Colantoni, Pedro Bremer, Manuel Darrigó, María de Martínez, L. Monttoso, Manuel Moreno, Antonio González, Enrique Gui­nea, Francisca Vidal, Eugenio Massana, José Sánchez, Jesús Domínguez, Jesús Dononson, Horacio Roja, Manuel Castanyeta, Luis Cambusechini, Juan Cameira, Juan de La Fuente, Celia Vázquez, Anto­nia Ezpineta, Concepción Guena, J. A. Sevé, Pedro Forgang, Juan Reslarit, Jo­sé P. Montagna, Juan Broi, Vicenta Cortese, Epifanio Bosca, Daniel González, Máximo Pérez, Nicolás Bourman, Alfonso Movillo, Ramón Mongay (hijo), Eugenio Gericeira, Francisco Cortese, José Blanco, Vicente Vistuccini, Manuel Monte, Vicente Sastre, Alberta Viega, Pedro Rodríguez, Narcisa Parada, Calagera Camborini, Martín Teleofomo, Gumercinda Mosqueira, Bernardo Abelenda, Antonio Abelenda, José Himies, José J. Gercar, Pedro Pablo Poggi, An­tonio Krojzl, Gebert Faroslav, Jon Kalivoda, Josef Simeccek, Emilio Setriaro, Maricino Karproki, Asear Fielesse, Se­gundo Díez, Vicente Lija, Ricardo Einas, Joanes Sibels, Caetano Mangeri, Pedro Moncia, Ángel García, Julián Sonoquieta, Paulo López, J. Andrade, Ramón Ve­ga, Manuel Vituru, Antonia López, Julio Orbiso, Juan Rudini, Francisco Blanco, José Coimano, Adolfo Fernández, Toinai Flórez, Pedro S. Iturralde, Rocío Galati, Francisco Mare, Vicente Cascallares, Venancio Marinelli, Pedro Pisano, Rafael Golje, Vital Merlo, Jesús Hesia, Josepho Demaneckaly, Giuseppe Chillemi, An­selmo Cesare, Julio Constantin, Antonio Vituro, Giuseppe Catania, Arturo Castales, Secondo Casulo, Francisco Vidal, Salvador Previto, Romano Franiesen, Alejandro Vicente, Pedro Perlot, Alfonso Fantini, Lucas González, Francisco Baquette, Francisco Sambuco, Ramón Vázquez, Guillermo Shuy, Pedro Scafra, J. M. Videla, R. V. Lanz, Modesto H. Matozo. Lucas Rodríguez, Pedro Sampin, Antonio Gubillo, J. A Videla, Atanasio Lanz, Ignacia Lanz, Juan Pintos, Deljok Camino, Pedro S. Oyanarte, J. E. Frenk, José Castelaro, Julián Sánchez, P. García Conden, F. Zab, Aníbal Sermioli, Leonardo Lacava, Santiago Garbauna, Gaspar Sanguineti, Miguel Ferrazzuolo, Miguel Costa, José Caliriñe, An­tonia Díaz, Pedro Carlomagno, Héctor Zengostita, J. Valdettari, Eugenio Bagnarelli, Alejandro Cejas (hijo), Alberto Cortés Arteaga, Pedro Varlati, Juan Scandreoli, Pablo J. Argentino, Juan Mocagatto, Victoriano C. Vega, Francis­co Vesane, J. Schulton, Orteban Monon, Pedro López, Eduardo Fuentes, Juan E. Migliorini, Emilio Baglietti, Cirilo Beni­to, Jacinto Ortiz, Juan G. Ferro, Spiro Ungaro, M. Castro, Juan Rodríguez, F. C. Angeletti, Eduardo Scarmatin, Héc­tor Spadari, Pedro Echaire, Eugenio Seguín, Silverio Lacava, Carlos Lacava, Lorenzo Fullana, Miguel Forantino, En­rique Della Ciorecoli, Pacifico Valle, Bartolomé Dasso, J. B. Derraso, José Trinca, Varcico Martínez, José Polvillo, Salva­dor Lombardo, Miguel Sueze, Vicente Marconi, Miguel Botondo, Luis Joé Bacciadone, Juan Valdettaro, Francisco Traverso, Domingo Viaz Finca, Juan Valdettaro; Francisco P. Alegre, Andrés Benito, Gerónimo Olivari, P. Luchelli, L. Vidal, R. Miller, P. Sarries, Tomás Olcere, Faustino G. Ávarez, F. Heffer, Gustavo Menet, Luis Bernardino, Santiago G. Ginochin, Ricardo Genedi, Luis R. Costa, Pedro J. Vila, Antonio Viola, Luis Ulva, C. Campagnoni, Juan Rojja, Ernesto Angelosi, Valentina Emainiez, Domingo Frambuni, H. Lombardo, Francisco Mazzuco, Enrique Pectrazzini Chaparro, O. Cklalfen, Pedro Cabragia, Luis Vila, Zudail Gar­cía, O. Falombini, J. Renardi, Pedro Scotti, José González, Santiago Vezzulla, Victorio Garcia, Carlos Badarenoe, Juan Scola, Ernesto Pietro, Julio Gar­cía, Conrado López, Sebastián Tiscornia, José López, Rodolfo Duarte, Manuel Giménez, Domingo Falcone, Vicente Lonza, Alfonso Román Rey, Al­berto Pitré, Guillermo Pitré, Juan Martínez, Martin Vinet, José Boedo, An­tonio Ponce, Cristóbal Galli, Ramón Bai­lón, José Capalbo, Francisco González, Antonio Medina, Santiago Miguel, Gre­gorio Miguel, Ramón Suárez, Guillermo De Pablo, Juan Terba, Amalia Letamendi de Otamendi, Roberto Otamendi, Antonio Capelli, J. Videla, Dolores Carranza, Be­nito Duhalde, Carlos A. Oddone, Guiller­mo O, Roumeau, Máximo Juay, Pedro Chiodi, Bartolomé Garav, Constancio Pé­rez, Pascasio Olazazarre, Manuel Calumi, Ramón Calumi, Manuel Pastoriza, Carlos C. Lucco, Alejandro Olivero, Santia­go J. Deambrosi, Enrique E. Soneyra, Nicolás Helmer, Joan A. Volpini, Antonio Franchino, Martin F. Alberro, Aní­bal Berazategui, Juan Carmorano, Ma­nuel Barrabino, Rafael Danielli, Lorenzo A. Lena, Pedro Lena, Rafael de Castro, Julio Jeanneret, Máximo A. Cañete, San­tiago Etcharry, Emilio Buchailli, Fran­cisco Volpini, Segundo Irurtia, Ejisto Bagnasco, Santiago Badaracco, A. Le­na, M. L. de Peau, Ítalo Lena, Pedro Pean, Lázaro Scartazini, Joaquín Zaba­la, Umberto Bordone, José B. Escola, Clemente Lucco, Romualdo Trino, Car­melo Cocimano, Anselmo Cerzey. Juan A. Dellagiovanna, José Cocimano, Metón Corves, Francisco Bianchi, Ventura Ta­je, Manuel Fernández, Juan C. Volpi, Raúl Manolio, Martín Lucco.

Y otras trescientas firmas mas que no se han podido descifrar.
El 23 de octubre de 1912 se hizo realidad esta solicitud con la apertura de la Escuela Normal Mixta y el  11 de febrero de 1922 se funda el Colegio Secundario Quilmes, luego Colegio Nacional. (4)
Este ejemplar, para su consulta, se hallará en el Museo Bibliográfico Documental “Bibliotecario Carlos Córdoba” de la Biblioteca Popular Pedro Goyena, San Luis 948 e/Larrea y Azcuénaga.
Compilación, escaneo, tapeado Prof. Chalo Agnelli
Colaboración Alejandro Gibaut
NOTAS

[1] Tel.: 4516-0150 – L a V. de 11 a 20 hs. // lospilares@yahoo.com.ar // www.7pilares.com.ar/
[2] Se conserva la ortografía de la época.
[3] Los nombres y apellidos fueron tomados de firmas para la realización del opúsculo, de modo que varios son confusos o no han sido transcriptos correctamente. Quien compila, reconociendo algunos de estos apellidos por ser de familias contemporáneas aún, después de más de un siglo, ha corregido unos pocos.
(4) Ver en EL QUILMERO del miércoles, 7 de octubre de 2009 El Colegio Nacional de Quilmes - 90 AÑOS - Origen