por Chalo Agnelli
El 11 de septiembre se recuerda el DÍA DEL MAESTRO, una profesión que me honra y a la que creo haber honrado en el ejercicio activo, sobre todo porque tuve imperecederos educadores y alumnos que me enseñaron más.
"EL DUQUE"
Quilmeño, nació un 1 de diciembre de 1913. Su padre don Carlos Merediz, temía un importante almacén de ramos generales en la esquina de Rivadavia y Lavalle.
Temperamental, apasionado, era el profesor Merediz - el “Duque” como lo llamábamos cariñosamente sus alumnos - por esa costumbre antigua de apodar secretamente a los docentes - un auténtico espíritu libre, inquisitivo y crítico de la realidad social y política de nuestro país; con un hondo sentimiento patriótico y un compromiso humano que lo excedía.
Desempeñó su tarea en el área de las Ciencias Sociales, dictando Historia, fundamentalmente, lo suyo, la Historia Argentina, pero no la de Astolfi ni la de Ibarra la del Archivo General de la Nación y del Archivo Provincial Ricardo Levene de La Plata. Llegaba al aula cargado de papeles que distribuía entre los alumnos, pedía que cada uno leyera el suyo y luego comentara lo leído. Para algunos se hacía dificultoso, pero el rápidamente tomaba la palabra que continuaba por su cuenta apoyado en el documento con el hecho histórico y las personalidades que lo gestaron.
Los hermanos Merediz, Rodolfo a la derecha
Inmemorables sus clases sobre Historia Argentina entre los que cursaron las secundaria en la Escuela Normal, el Colegio Nacional y en la Escuela Nacional de Comercio, hoy Media N°15. Era una anécdota el nivel de su exigencia, pero estaba acompañada por una constante y espléndida capacidad didáctica que, para los que sabían aprovecharla, se extendía en caminatas por pasillos y galerías, acompañados por el aroma de sus pipas, también en sus charlas "académicas" en la dirección y hasta, para los más atrevidos, en alguna esquina de la calle Rivadavia cuando lo cruzábamos al pasar.
Dice el Prof. Daniel Eduardo Silva en un sentido recordatorio del 5 de setiembre de 2001, aparecido en un semanario de la zona: “El período de Mayo de nuestra Historia constituía el punto de partida de su pasión histórica desde que egresó de la Universidad Nacional de La Plata, como Profesor de Enseñanza Media en Historia y Geografía. Su exigencia en las aulas y la constante recurrencia a las fuentes, enriqueció la metodología y el rigor científico del aprendizaje, la investigación y la evaluación, al sinnúmero de alumnos que con respeto y admiración lo siguieron a lo largo de los años como fuente de consulta académica y personal.”
Su estrategia era enseñar desde los documentos, no sobre interpretaciones previas, sobre la historia establecida oficialmente por las Academias y sus manuales. Como amante de los deportes consideraba el conocimiento como una experiencia sensorial y el análisis de la Historia Argentina en coexistencia con la Historia Universal.
Fue un inquieto investigador y publicó numerosos artículos de su especialidad. Se desempeñó en una cátedra en la Facultad de Humanidades de la Universidad de la Plata.
Varios fueron los establecimientos en donde cumplió su labor como en el “Martín Güemes” de Bernal (bachillerato nocturno de adultos ubicado en el edificio de la E.G.B. N°23), pero su figura adquiere renombre en “el viejo Comercial de Quilmes” en cuyas aulas dejó la huella de su palabra desde 1955. Fue vicerrector desde 1969 hasta 1973 y rector desde ese año hasta la jubilación en 1980, marcando una época en la historia de esta Institución por su personalidad y respaldo intelectual capaz de contener a todos: alumnos docentes, directivos, auxiliares, e incluso los padres y la Comunidad misma. Integró la Junta de Estudios Históricos de Quilmes y a partir del 19 de febrero de 1952 fue Director del Museo Alte. Brown creado por esa Institución. Por moción suya se dio a la Biblioteca de la Junta preferencia a la obra historiográfica posterior a la Organización Nacional y fue el encargado de la adquisición de obras.
También, como sus dos hermanos, fue un exitoso deportista.
Sufrió el infortunio de perder cruelmente a su hijo y a su nuera en los años trágicos de la última dictadura cívico-militar-eclesiástica. Solo, crió a su nieta Julia. Nos cuenta, al respecto, en una carta al lector de Clarín, Andrés Eduardo Gil que fue uno de sus alumnos. “Cuando ocurrió la tragedia de su hijo, el árbol frente a la casa del profesor se secó, pese a lo cual él lo regaba y cuidaba como si estuviera vivo. Cuando alguien le comentaba que en realidad estaba muerto, él respondía que si el árbol volvía a la vida, lo propio sucedería con su hijo. Jamás volvió su hijo.
Su argentinidad pasional, su acendrada interpretación de la realidad y la historia le granjearon la admiración de sus alumnos y contundentes divergencias con colegas, algunas con desenlace funesto, tanto para él como para sus adversarios, pero nunca cejó en su cometido de "abrir cabezas", como decía cuando estaba en el aula: ¡Vamos, vamos, vamos a abrir la cabeza, estamos por aprender!...
El Prof. Merediz falleció el viernes 31 de agosto del 2001 a los 87 años en esta ciudad dejando un ejemplo de ética, profesionalismo y compromiso educativo trascendental para los que fuimos sus alumnos y asumimos la carrera docente como respuesta a la vida y compromiso social.
El espíritu generoso de sus alumnos y colegas junto con el personal que hoy conduce la E.E.M. N° 15, “El Comercial”, lo honró el 8 de junio de 2004, nombrando “Rodolfo Antonio Merediz”, al Centro Cultural creado dentro de esa Institución con el fin de generar un espacio participativo y abierto a la comunidad.
Chalo Agnelli - 5/9/2010
De "Maestros y Escuelas de Quilmes", 2003
El Decreto Ley 4161 del 5 de marzo de 1956,
sancionado por el dictador Pedro Eugenio Aramburu, presidente de facto, junto
al vicepresidente Rojas y todos los ministros de la dictadura
cívico-militar-eclesiástica, autodenominada Revolución Libertadora (en realidad
fusiladora), que usurpaba la República, prohibía pronunciar los nombres de Juan
Domingo Perón y Eva Duarte de Perón, así como cualquier mención referida a la
ideología peronista o que propagandizara al peronismo. Formó parte de la
política llamada de "desperonización" de los argentinos. El decreto
en cuestión estuvo vigente desde marzo de 1956 hasta el 18 de noviembre de
1964, en que fue derogado por la Ley Nº 16.648, sancionada por el Congreso
Nacional el 30 de octubre de 1964 y promulgada por el presidente Arturo Illia
el 18 de noviembre de 1964, lo que le valió que a él también lo voltearan en
1966. La ley 4161 establecía una pena de prisión de treinta días a seis años
para los infractores. Uno de esos delincuentes fue el imperecedero profesor Rodolfo
Merediz del Colegio Nacional de Quilmes, denunciado por una compañera que
militaba en la democracia cristiana, Se lo acusó de haber explicado a sus
alumnos de 5° año el origen anticonstitucional del gobierno dictatorial con la
constitución de 1853 en la mano no la de 1949, "excluida" por una
"proclama" fechada el 27 de abril de 1956 por los dictadorzuelos de
turno.
Chalo Agnelli / 1/12/2013
3 comentarios:
Lo tengo muy presente, fui su alumna y tuve la oportunidad de conversar muchas veces con él. Lo recuerdo con mucho cariño y respeto.
Tengo presente el día que entró al aula y dijo que era un día muy malo, porque se había decretado la pena de muerte.
Graciela Schtutman
Rolo. Un gentleman
Hice mi secundario en turno tarde de 1977 a 1981, tuve a Merediz de rector, gracias a él fueron años gloriosos de este entrañable colegio. El olor de su pipa todavía lo recuerdo, "no volaba una mosca", disciplina, exigencia, metodología, y un equipo de profesores (recuerdo entre ellos al Chiche Gambardella, a Gonzalez de Geografía, o Ibarra de Construcción cívica) excelente. Grandes recuerdos (más siendo hoy docente de Historia).
Publicar un comentario