Prof. Chalo Agnelli
El humor está fusionado imprescindiblemente a la inteligencia. También es verdad que la hipersensibilidad ante el conflicto humano, ante la contundencia de la realidad cotidiana se compensa con el humor.
Así era Luis Jorge “Pocho” Barton. Los más jóvenes le conocimos ese humor en las tertulias de la confitería Colón de Eladio Rebolé o en la secretaría del Club 12 de Octubre presidido por otro periodista quilmeño de tabloide en ristre, Omar “Clavelito” Andragnez, su colega y admirador.
Caricatura de don Luis E. Otamendi
Pero ya antes, su bonhomía, su simpatía y sus dotes de avezado narrador se explayaron en el Café de la Juventud de Alfredo Cerutti o en la Munich de Ricardo Blochinger, donde, como buen gourmet, no hacía asco a los Leberknödel (bolas de pasta con hígado de ternera), los famosos Lebkuchen (pastel de mazapán) ni a las salchichas; especialidades de la Munich por esos años; mientras en un rincón el negro Thoner acariciaba el aire con sonatas de Mozart y valses de Chopin, en un piano vertical.
Nació en Quilmes el 6 de enero de 1910. Provenía de una vieja familia de origen inglés emparentado con los Wilde; y quizá fue del mismo Dr. José Antonio Wilde y del sobrino de este Eduardo, que le vino la veta gráfica y ese humor punzante, flemático sofisticado propio de los ingleses.
Su casa familiar estaba en las puertas del barrio La Colonia, Carlos Pellegrini Nº 6; frente a la terminal del tranvía 22, allí vivieron sus padres y hermanos.
En 1936 fue administrador del periódico “El Plata” del Dr. Emilio Mauri Casabal. Desde el 22 de noviembre de 1945 dirigió junto con Antonio Klala y Juan T. Bonfiglio Luchini, el diario “El Popular” que tenía su sede en La Colonia, en la calle Tucumán 313. Eran sus colaboradores, redactores y cronistas, entre otros: Jorge L. Silva Rey, Andrés Giordano, Armando B. González, Víctor A. Giordano y Miguel Ivanovsky.
Eran las épocas en que el diario “El Sol” se perfilaba líder entre los medios locales por su perdurabilidad, de la mano profesional de don José Antonio Banco, formador de periodistas, así fue que en 1949, ingresó a “El Sol” como jefe de deportes acompañado por Tomás M. Serves, Oscar Sánz y Tomás Aguilar. A partir de esta época Barton popularizó su seudónimo “Aparicio Treintaidos”, que junto con “Inocencio Tristeza”; dos personajes de honda calidad humana se mostraban con el género de la miscelánea donde ningún quilmeños quedaba afuera; género en el que se habían destacado el Dr. José Antonio Wilde en su "Buenos Aires desde 70 años atrás" (1881) y don José Andrés López en el "Quilmes de antaño" (1934).
Botasso, Sandoval y Mandile tres figuras destacadas del fútbol quilmeño, caricaturas de Barton (1)
Y también incidieron en Barton las plumas de quilmeños de la talla de: José Andrés López, Raimundo Cavagnolo, Braulio Echeverri, El Dr. Edmundo Gutiérrez, Pedro Poloniolli, Máximo Salaberry, Francisco Urrestarazu, Antonio Zamora que daban clases de periodismo desde “El Ariete”, “Crónica de Bernal”, “La Palabra de Berazategui”, “El Plata”, “La Verdad”…
Pero además de un tenaz periodista, descolló como caricaturista. En graciosa complicidad con don Luis Eduardo Otamendi (2) hizo carcajear a la comunidad quilmeña y esbozar sonrisas molestas a más de uno de los reproducidos por su pluma precisa.
Fue cofundador de la Agrupación Kilme. En 1929 se había creado el Salón de Humoristas de Quilmes. En el 3º Salón, el que más renombre adquirió, realizado bajo los auspicios de la Agrupación “Fernando Fader”.
Bartón participó junto a: Gerónimo Narizzano, J. B. Guatruzzi (h) Domingo Ronconi, Francisco N. Fernández Melo, José Llense, Carlos Durañona, Juan Correa, Salvador Cardiaccioto, el “indio” Domingo Bloise y Luis E. Otamendi. La muestra se presentó en el Club Social.
Sin dudas el líder de esta manifestación fue Barton, firmaba Isondú nombre que luego adquirió una revista y un grupo de intelectuales y artistas.
Como buen humorista nunca se tomó en serios su naturaleza artística. En la muestra de 1937 un periodista dijo de él: “En sus nuevos trabajos (Barton), se plasman las cualidades geniales de su visión mefistofélica de las cosas de la vida diaria y vernácula”.
Luis Jorge Barton, se destacaba entre los asociados colaboradores del Club Alsina, por sus condiciones, iniciativas y sobre todo por lo indisciplinado de su temperamento. Diseñó la ambientación de muchos carnavales temáticos como fue usanza en esos años cuando el Carnaval era una de las fiestas populares. Fue uno de sus socios fundadores y no la abandonó nunca, capaz de organizar una carrera ciclista de mujeres como un lunch en homenaje a algún socio renombrado. La Agrupación Kilme se disolvió en 1957.
En 1973 formó parte de la Comisión Honoraria que conmemoró el sesquicentenario del nacimiento de Carlos Morel.
CALLE LUIS JORGE BARTON
Ya jubilado era tal su amor a la prensa que su presencia era un acompañamiento cotidiano en el decano de los periódicos quilmeños.
Bartón, cronista, deportista, columnista, caricaturista, en los últimos años se estableció con su esposa y su hija en Ranelagh, y fue igualmente considerado por la comunidad de Berazategui. Después de su muerte el jueves 12 de julio de 1979, el intendente de ese distrito Elizagaray sancionó y promulgó con fuerza de ordenanza designar con el nombre de Luis Jorge Barton a la calle 409 de la localidad de Juan María Gutiérrez.
Investigación Chalo Agnelli
FUENTES
Diario "El Sol" (varios números)
Archivo personal del autor
Biblioteca Popular Pedro Goyena
NOTAS
1 comentario:
Alicia Silva Rey
Barton, uno de los hermosos varones que pasó por la casa de mi infancia. La niñita diminuta que fui, se enamoraba de algunos de los amigos del padre. Mi imaginario acerca de lo que años más tarde se convirtiera en una erótica, se inició en la primera infancia, claro. Los primerísimos años son el campo de la elección sexual, cada uno sabe de eso. Ser libre de saberlo ha sido una fuente de alegría para mí. El Señor Barton ha sido un inolvidable, en ese sentido, aunque jamás lo supuso. La crónica de Chalo Agnelli lo trajo vívido a mi memoria. Algo más que te agradezco, Chalo.
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