Corren los primeros meses de 1899. Son las 2 y 40 p.m. y el Intendente, don Joaquín Amoedo, hace unos momentos que llegó a su despacho en la Municipalidad, proviniendo de la casa de sus tías que viven en la esquina N.E. de las calles Colón y Lavalle.
Al pasar con el "break" por la calle Rivadavia, observó los altos postes colocados en las esquinas, que servirán para sostener los cables y los faroles para el alumbrado público, motivando que pensase: "¡Cómo progresa mi querido Quilmes! ¡Ya tiene calles empedradas, tranvía a caballos, pronto habrá alumbrado eléctrico y ya existen tres o cuatro casas de dos pisos. No puede dudarse que Quilmes es un pueblo importante!".
Así pensó don Joaquín; pero ¿Habrá siquiera soñado que algún día Quilmes presentaría el aspecto que, para nosotros, hoy es grandioso y seguramente en un futuro no muy lejano resultará tan pequeño como el que, comparativamente, vio él?...
El tiempo inexorable sigue pasando, pero recién en 1920 se construyó la primera casa de tres plantas, en Moreno 776/8, propiedad del Sr. Boscato.
Luego, cuando en 1943 se levantó el "edificio Astrid", de Alvear y Rivadavia, fue considerado tan extraordinario que al publicar su foto el diario "El Sol" lo calificó de ¡Monumental!
Y llegamos a nuestra época, deslumbrándonos los muchos edificios de más de quince pisos que dan a Quilmes un aspecto completamente distinto de aquel que vio don Joaquín Amoedo, en aquella tarde de 1899.
[…]
Profesor Manuel Ales
En la revista “La Lealtad” / 1968
Muchas notas de este tipo se pierden en numerosas publicaciones locales. Lamentablemente no fueron publicadas para que los curiosos, gustosos e interesados encuentren los libros que las contengan en las biblioteca locales. La vocación de EL QUILMERO es recogerlas, copiarlas y acercarlas al lector. Con ellas traemos el reconocimiento actual a aquellas mujeres y hombres que amaron Quilmes y su historia.
Compilación Chalo Agnelli
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