100º ANIVERSARIO DE LA
CREACIÓN DE LA ESCUELA NORMAL
por Julia Marta Rossignol
Hace pocos días tuvimos la alegría de asistir a los festejos
de la Creación de la Escuela Normal, nuestra escuela.
Muchas cosas se dijeron con
respecto a la historia y los protagonistas, fue una sucesión de recuerdos y
emociones y muchas quedaron, acaso episodios que se perdieron en la memoria
colectiva.
Hay un hecho en especial que
quiero volcar en palabras para que quede como testimonio de un capítulo
importante de esta historia.
Estuvimos presentes gran
parte de la promoción de 1962, es decir los alumnos que cumplimos 50 años de
egresados, exactamente en el aniversario número 100 de la escuela, pero hay un
detalle: ingresamos a primer año en 1958.
Ese año se produjo un fuerte
choque social y político por la Educación Laica y la Educación libre. Los
jóvenes que luchábamos por la educación laica adheríamos con pasión a los
postulados de la Ley 1420: Educación laica, gratuita y obligatoria. Quienes sostenían
la promoción de la educación “libre” querían que las Universidades Católicas
otorgaran títulos oficiales de la misma validez que los que otorgaban las
Universidades públicas.
El debate fue intenso, los
hermanos Arturo y Risieri Frondizi se enfrentaron ideológicamente y la sociedad
estaba en estado de debate. Es bueno recordar una sociedad conmovida y
movilizada por la educación.
Los jóvenes laicos nos
poníamos una cinta violeta en la solapa y los jóvenes libres, una cinta verde.
Así salimos a las calles y así “tomamos la Escuela” No me puedo
imaginar a mi misma y a mis compañeras con nuestros guardapolvos de tablitas
impecables, cuellitos y puños rigurosamente abrochados, a nuestros compañeros
con traje, corbata y mocasines, pero fue así, tomamos la escuela. No lo hicimos
para pedir calefacción, ni mejores baños, ni un kiosco escolar, no, lo hicimos
por una convicción difícil de entender. Teníamos trece y catorce años y seguíamos
a los compañeros de los años superiores que se convirtieron en improvisados
conductores. No hubo inconvenientes, no hubo destrozos, pero la Escuela Normal de Quilmes fue una de las
escuelas secundarias tomadas en el país en defensa de la educación laica.
En Buenos Aires se produjo
una convocatoria importante el 15 de setiembre en defensa de la Educación
libre. El 17 de setiembre fue la convocatoria de los laicos y muchos de
nosotros allá fuimos. Tuvimos miedo en el tren cuando vimos recorrer los vagones
a los grupos con cintas verdes y una vez en la Capital conocimos el sabor agrio
de los gases lacrimógenos. Esa noche no se pudo volver y hubo que quedarse en
la casa de abuelos y tíos. Teníamos trece años!!
Recordamos muchas veces esta
lucha. Cuando Stella Maris Bertinelli estaba escribiendo “Cuatro chicas rubias”
manteníamos correspondencia literaria y personal. Entre los recuerdos estaba
esto de corroborar los colores, si, eran violeta y verde, no tuvimos dudas,
como tampoco dudamos a la hora de poner nuestra energía juvenil, nuestra pasión
y nuestra seguridad por los primeros ideales que marcaron nuestras vidas.
Julia Marta Rossignol de Girón
Ex alumna de la Escuela Normal de
Quilmes en su Centenario.
12/11/2012
Ver: "La Ménsula" Abril/09. Año 3 Nº 7. "¿Laica o Libre? ¿Estatal o Privada?" en : http://www.fcen.uba.ar/segb/historia/lamensula/La_mensula%5B7%5D.pdf
2 comentarios:
Gracias Chalo, se nota tu mano y tu experiencia en la organización del texto
Con afecto
Julia Rossignol
¿Recuerdan? ¿Laica o libre? Yo tenía unos veinte años y aun no había abierto los ojos a la realidad... era una egresada del colegio de monjas y estaba empleada. No obstante, en los comedores de la empresa o en los vestuarios, se discutía sobre el tema y recuerdo a una de mis compañeras, que en aquel entonces era comunista, cómo lloraba frente a mi obstinación porque yo aún era una ferviente católica apostólica romana y, como no hallaba la forma de convencerme con sus argumentos, rompía a llorar por impotencia... Las vueltas de la vida: ella se convirtió al catolicismo y se hizo fanática y yo, por los avatares vividos crucé a la vereda de enfrente... Hoy sabría bien qué elegir, con el debido respeto a mi prójimo antagonista. Lo que rescato de aquellas formas de luchar era la no violencia: unas cintas de colores nos distinguían del "otro". No destruían a las escuelas, ni las pintarrajeaban, ni cortaban caminos, ni obstruían calles... ni siquiera eran peligrosos, pero, por si las moscas, la policía igual arrojaba gases lacrimógenos. Iris Gardelliano
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