por Chalo Agnelli
Médico, sanitarista, filántropo,
escritor, cronista, pedagogo, periodista, funcionario, político, naturalista...
José Antonio Wilde escaló en su vida la cima de prócer del pueblo que adoptó
como propio, dándole organización y destino. Hijo de inmigrantes, es ejemplo
del valor progresista y transformador que la inmigración dio a la República
Argentina. Fue su padre Santiago Wilde (o James Wild), inglés, y de Leonora
Marie Simonet Lefebvre, francesa de Ruán. Fue el único argentino de los 9 hijos
de este matrimonio anglo-francés. José Antonio nació el 6 de abril de 1814 en
Buenos Aires. Fue bautizado en la iglesia de San Nicolás de Bari (folio N°
204), el 18 de abril de 1814, cuatro días después de su nacimiento con el
nombre Joseph Antonius Anicetus. Fueron sus padrinos José Antonio Lagos y su
esposa Aniceta Villarino (de quienes tomó sus tres nombres), padres estos de la
esposa de su hermano Santiago Spencer. Ofició la ceremonia el cura rector
interino Pbro. Cirilo Etanislao Garay.
Falleció en Quilmes el miércoles
14 de enero de 1885. Su cuerpo tuvo honrosa sepultura en el atrio de la iglesia
parroquial, de la Inmaculada Concepción, hoy Catedral, en la lápida que lo
cubre gravó con mucha justicia este epitafio; “ A imitación del Divino Maestro, amó a los pobres y
a los niños.”
EXPEDIENTE SOBRE EL SILABARIO ARGENTINO
Transcurriendo la apasionante investigación para realizar la
biografía del Dr. José Antonio Wilde, en busca del libro “Silabario Argentino” que
Wilde publicó en 1845, o algún dato que me acercara a ese texto escolar, llegué
al Archivo de la Provincia Dr.
Ricardo Levene, y en el códice que detalla los documentos que los
establecimientos educativos de la
Provincia enviaban a la Dirección de Escuelas hallé este texto,
manuscrito, redactado por el mismo Dr. Wilde solicitando un subsidio para hacer
una reedición. Fue una revelación, pues aquí detalla el contenido del libro y
los objetivos didáctico-pedagógicos que pretende con el mismo; sin dejar de mencionar
al sujeto del aprendizaje.
Cuando, casi un año después,
encontré en la Biblioteca Cornelio Saavedra del barrio porteño homónimo, un
ejemplar del Silabario se completó mi proyecto biográfico.
En el libro, publicado en el
2008, no transcribí todo el documento por falta de espacio y exceso de costos,
pero aquí lo transcribo continuando con la misión de recuperar en la memoria de
los sudbonaerenses (no sólo de los quilmeños) la figura de este prohombre del
que se cumple el Bicentenario de su nacimiento.
EL SILABARIO ARGENTINO
Fue una de sus insomnes
preocupaciones darle una estructura pedagógica a la escuela primaria haciéndola
graduada y fue su inquietud crear el material didáctico específico; y para ello
elaboró un proyecto para graduar su “Silabario Argentino”. En el
Archivo Levene de la Plata
se halló este documento que da una idea de las características de su “Silabario”,
sucesivas ediciones, año de la primera, la repercusión alcanzada por el
libro y el plan que Wilde presentó ante las autoridades buscando el
auspicio económico para desarrollar un trabajo de nivel y calidad que mejoraría
la educación elemental. Trabajo que considerando la multiplicidad de sus
actividades le significaría de un esfuerzo sobrehumano. En este documento se
advierte que este prócer quilmeño había
ahondado en la psicología infantil. Una actitud de avanzada en una época donde
el niño aún era considerado un adulto pequeño, el período de la infancia en la
mayor parte de los países del mundo terminaba a los seis años y no existía el
concepto socio-cultural de adolescencia.
Mediante este expediente [1]José
Antonio Wilde se dirige al gobierno para que se “... suscriba al Silabario
con un número determinado de ejemplares de cada libro de la serie que sucesivamente
vayan apareciendo y en todas las condiciones que si hiciese necesario.” Bajo
el título se agregó: “Informe del Departamento de Escuela. Firma E. Del
Campo. Octubre 1º de 1873. Pásese al Consejo de Instrucción pública a quien
según las disposiciones compete dictaminar sobre esta materia. (Hay una
firma) Zinny [2] Setiembre de 1873.”
Dentro del expediente figura el cuadernillo
escrito por el Dr Wilde con una hermosa letra inglesa, redonda y armónica. El
título es: “Auxilios para la publicación de una serie de libros de
lectura por José Antonio Wilde.” Y comienza el texto:
“Excelentísimo Señor; el
‘Silabario Argentino’ apareció por primera vez en 1845. Me persuado que su
método venía a llenar una necesidad sentida en la República si he de
juzgar por las felicitaciones calurosas que recibí de muchas personas de alto
criterio y respetabilidad del País. Siempre creí que un sistema
gradual de
lectura instructivo y variado, eminentemente moral y lleno de datos que se
relacionen con la historia y la geografía propias era el que mejor podría
interesar a la juventud, a la vez que preparar su corazón y su inteligencia
para adquirir más tarde mayor suma de conocimiento y positivo criterio para su
conducta ulterior. Bajo esta inspiración repetí la ediciones aumentándolas
sucesivamente alentado por el uso que con espontaneidad se hacía de este
libro en la mayor parte de los
establecimientos de educación de esta provincia y en varias del interior.
Había ya publicado la quinta edición cuando el Departamento de educación me
favoreció mandando adoptar como texto en las escuelas a su cargo la
‘Introducción al Silabario’ y el ‘Silabario’ mismo. Se divulgó tanto la
buena opinión de ambos libros que incluyendo la octava edición ha llegado el
número de ejemplares expedidos a 35.000 del ‘Silabario’ y 50.000 de la
‘Introducción’; aprovechar la curiosidad que desde muy temprano se
despierta en niño dando a este sentimiento instintivo todo el desarrollo de que
es susceptible sin olvidar la movilidad con que se desenvuelve la inteligencia infantil queriendo darse cuenta a todo lo que toca a los sentidos, es en mi concepto el pensamiento que debe dominar en todo libro dedicado a las primeras lecturas, me persuadí que no basta enseñar a leer: esto es, la modulación de los sonidos, su combinación, el ligado de las palabras, la entonación, puntuación y hacer esto importaría a enseñar únicamente el mecanismo del lenguaje, tratando al niño como un autómata cuyos órganos vocales fuesen desenvolviéndose con cierto arte. Este ha sido, sin duda, el defecto de la pedagogía en época anterior. El niño, ser inteligente y afectivo, debe en el momento mismo que es apto para articular palabras y reunirlas, encontrar en ellas pensamientos que satisfagan al aguijón de su curiosidad, le explique lo que ven, relacionen con el mundo visible, el mundo moral, el mundo de las ideas, la universalidad de los objetos que aún si no los ve de presente sepan que existen y se convenzan de su realidad, por la analogía, por la inducción y por el raciocinio.
Debe, en una
palabra, dársele a conocer con circunspección y por grados los elementos de
todas las ciencias, partiendo de lo que conoce y buscando en las ideas que va
adquiriendo la razón y el fundamento de lo que se pretende que alcance.
Por eso son
interesantes las lecciones sobre objetos; más interesantes, a medida que se
multiplica y extiende su conocimiento a los que no abarca de presente y más
interesante aún, si se les indica el uso, la utilidad y las relaciones físicas
y morales entre estos objetos, el Hombre, el Universo y Dios. Tan extensa como
puede ser esta enseñanza no es de extrañar que produzca el buen resultado de
mantener siempre vivo el deseo de saber y que, a la vez, apoderándose de la
exuberancia y crecimiento de las fuerzas de la inteligencia prepare al simple
educando en primeras letras, con aptitudes bastantes y condiciones a radicar en
los estudios serios el hábito de inquirir, tan indispensable y
provechoso.
Sé bien que
esta manera de juzgar no es nueva sin embargo me consideraría feliz si hubiese
acertado a exponer con claridad y con oportunidad de los abundantes materiales
que encierran mis dos pequeños libros: la ‘Introducción’ y el ‘Silabario
Argentino’, pero en estos libros, sólo ha podido tratarse someramente la
inmensa cantidad de materias instructivas que contienen y hoy me propongo
formar una serie tomando por base mi ‘Silabario’ en que podré tratarlas con
la conveniente detención agregando aquellos libros necesarios para complementar
la instrucción elemental.
Esta idea ha
nacido de la convicción que me sugiere la experiencia. Ha concurrido a darle
mayor fuerza la opinión de personas prácticas y competentes; y ha venido a
robustecerla la reciente traducción que
ha publicado de la infatigable y muy ilustrada Señora Manso del curso
graduado de instrucción de la Escuela Pública de Chicago para servir de modelo
a las de las República Argentina. Está dividido este sistema en diez grados.
De los nueve grados [3]
de los que se hace uso de libros, encuentro entre los reputados capaces de
llenar las necesidades en ocho al ‘Silabario Argentino’. Esto me
demuestra que mi libro ha estado sirviendo hasta aquí las exigencias de ocho
distintas graduaciones en la enseñanza, pero que imperiosamente pide la reforma
que me propongo.
Estoy resulto a aumentar el catálogo de conocimientos,
con especialidad en lo que se refiere a: la historia, botánica, mineralogía y
producciones de la
República.
Las lecciones de historia natural que ya contiene el
‘Silabario’, abren camino para breves tratados de zoología, botánica y
mineralogía.
En 1868 di a leer el ‘Compendio para Higiene Pública y
Privada’, que ha sido aprobado por VE para el uso de las escuelas rentadas como
texto de lectura y enseñanza y
que he tenido la satisfacción de ver encomiado no sólo unánimemente por la
prensa de nuestra provincia, sino también por la de varias otras de la República, pero este
trabajo se publicó después que habíamos sufrido los crueles estragos del
cólera, o más bien como instructivo para el porvenir que como parte integrante
de una serie, pues que lógicamente debió, para este fin, ser antecedido por un
breve tratado de Anatomía y otro de Fisiología; tratado que me propongo formar
parte de la serie dando en ella a la
Higiene el lugar que le corresponde.
V. E. va a permitirme hacer una última indicación
respecto a la combinación de este plan que no habré acertado a desenvolver en
los estrechos límites de una solicitud, de que ya acaso habré abusado, pidiendo
disculpas por esta trasgresión, debido a la importancia de la materia a que se
refiere. La geografía de la
República basada sobre lo que contiene la última edición del
‘Silabario’ será extensamente
aumentada con datos recientes de las mejores fuentes, pudiendo dar conocimiento
exacto respecto a las minas que existen en varias provincias valiéndonos del
importantísimo informe publicado por disposición del Gobierno Nacional.
Este utilísimo trabajo en la forma en que se ha
publicado no puede ser conocido sino por un número muy limitado de personas.
Nos proponemos generalizarlo poniéndolo al alcance de
todos y especialmente de las generación que se levanta.
He oído repetir con frecuencia que carecemos de un
buen texto de lectura: los hay, pero la dificultad a mi ver está en que pueda
adoptarse el limitado número de los que existen a los distintos grados de
enseñanza. Mi serie remedia también esta necesidad porque cada libro contiene
una sección de lectura a la altura de los conocimientos contenidos en la
primera parte o análoga a las materias
estudiados en ella.
Así por ejemplo: el que trate de la geografía
estará dispuesto en preguntas y respuestas y la sección de lectura versará
sobre acontecimientos relativos a la República Argentina
o aún de la América
del Sud y la descripción de los metales, sus cualidades y aplicaciones y
como se encuentran en la edición actual del ‘Silabario’.
Al explorar con alguna
detención el plan de mi pequeña obra y las razones que me han decidido a
desenvolverlo en la manera que expongo tengo por objeto dar a conocer el
pensamiento íntimo de mi propósito para que pueda mejor apreciarse si es útil y
apropiado a la juventud el trabajo.
Diré también sin rodeo que
busco la protección oficial del Gobierno para la reimpresión en la nueva
forma indicada y como a pesar de mi decidido empeño por el adelanto de la
juventud, mis escasos medios de fortuna no me permitirían dedicar la muchas
horas que demanda la reedición, corrección, aumento y en la impresión que
medito, sino tuviese la certidumbre de ver segundados (sic) mis esfuerzos no se extrañará que exija
protección pidiendo al Superior Gobierno se suscriba a un número determinado
de ejemplares de cada libro de la serie que sucesivamente vayan apareciendo y
en toda las ediciones que se hiciesen
necesarias.
La solidez en la
encuadernación de libros para niños es de lata importancia hasta hoy la gran
mayoría de impresos en el país, sólo tienen una tapa de papel que no garantiza
su duración y a pesar de ser muy cara aquí la encuadernación de cada libro de
la serie tendrá una tapa de cartón. El precio fluctuará entre 3 y 15 pesos el
volumen siendo las tres primeras las de menor precio y la serie constará de
diez libros, cuya publicación solo podrá hacerse gradualmente, excepto los
primeros cuatro o cinco que se sucederían con mayor rapidez.
Es imposible fijar a
priori el precio de cada libro por no poder determinar la extensión que sea
inevitable darles, pero puedo asegurar que asignaré el precio más módico
posible para prueba de mi aserto y como demostración de mis deseos recordaré
que hasta la quinta edición, época en que fue adoptado el ‘Silabario’ por el
Departamento General de Escuelas se vendía a 15 pesos y que a la mera
indicación del Departamento de que ‘parece caro’ reduje el precio a 10 pesos
que es el que tiene actualmente; precio tan exiguo que la utilidad no compensa
el trabajo.
La Señora Manso en la traducción citada dice: ‘Ninguno de los
manuales de instrucción pública vertidos o escritos en castellano ha llenado
hasta el presente las necesidades de la enseñanza. Ninguna idea fija del orden
estimado que debe guardarse en el eslabonamiento de los conocimientos
elementales ha sido puesta hasta el presente en detallados relieves que
demuestren matemáticamente la necesidad de graduar la enseñanza ajustándola al
desarrollo progresivo de las tiernas facultades del niño.’
Tal ha sido también
nuestro modo de pensar y este vacío
justamente notado por la Señora Manso es, E.
S., el que nos proponemos llenar, sino no nos es dado realizar el pensamiento
de un modo luminoso lo iniciaremos siquiera sobre una base sólida para que
otros más aptos den cima a tan ardua tarea, hoy que los esfuerzos mancomunados
de todos parecen converger a un solo punto la educación del pueblo.
J. Manso |
(Firma) José Antonio Wilde. (Figura el número
591) “Setiembre 20 de agosto de 1973.” Se agregó al pié: “Informar al Departamento
de Escuelas”. Un sello dice: “Registro General de Salidas 22 de
setiembre de 1873”. Un texto a continuación agrega: “Octubre 1º
de 1873. Pase al Consejo de Instrucción Pública a quien según las disposiciones vigentes compete dictaminar
sobre esta materia”. (Una firma) Sigue otra inscripción, “Octubre 9 de
1873. El Consejo de Instrucción Pública en sesión de la fecha resuelve pasar la
solicitud presentada al estudio de una comisión compuesta por los Señores
Malaver [4] y Zinny” (Firma) Enrique
S. Quintana, secretario (valor del expediente 5 pesos)
Investigación Chalo Agnelli
NOTAS
[1]
Expediente Nº1016 del 6 de diciembre de 1874. Nº de archivo 13185. Legajo Nº
175. Folio 206.
[2]
Antonio Zinny (n. Gibraltar 9/10/1821// + Bs. .As. 17/9/1890) Fue el primer
director del Colegio Argentino refundido con la Escuela Normal de
Maestros por decreto del 10 de junio de 1863, se inauguró el 1 de julio de ese
año en el Convento de Santo Domingo. Realizó un trabajo de historiografía del periodismo argentino desde
la época hispana hasta 1851, reunido en “Efemeridografía Argirometropolitana”,
publicado en 1868. Luego historió el periodismo de las provincias en “Efemeridografía
Argiroparquiótica o sea de las Provincias Argentinas” y otro trabajo
similar sobre la prensa de la Banda Oriental.
[3]
Obsérvese que en esos años ya vislumbraba la necesidad de la educación
obligatoria desde los 6 a
los 15 años, de 1º a 9º años, según el modelo que acertadamente estableció la Ley Federal, pero que
mal implementó, produciendo un rotundo fracaso y costosa en recuperación de
ahora en más. Dejando la secuela de una o dos generaciones endebles en los
educativo.
[4]
Malaver, Antonio. (9/4/1835 – Bs. As. – 1º/2/1897) Jurisconsulto. Realizó
trabajos sobre organización y régimen de la instrucción pública. Catedrático en
la facultad de derecho. Fue diputado a la legislatura de buenos Aires entre
1865 y 1869 y ministro de gobierno del gobernado Castro.
1 comentario:
Juan Carlos Passalent dice: La casa paterna en la cual crecí se encontraba en el solar que fue parte de la residencia del Dr Wilde (25 de Mayo entre Paz y Pringles). posteriormente en dicho solar funcionó la escuela 19 hasta el momento en que fue trasladada a su actual emplazamiento de Ortiz de Ocampo y Mitre. Este hecho histórico fue identificado por el historiador Manuel Ales en el año 1967. En dicho acto estuvieron presentes las fuerzas vivas de ese entonces encabezadas por el intendente de la dictadura el militar Dante Ferrero. Actualmente en dicho solar hay varias casas....
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