Próximo el mes aniverario del Bicentenario del nacimiento del Dr. José Antonio Wilde, transcribimos esta página, donde él mismo explica las características del "Silabario Argentino", libro para escuela primaria que publicó por primera vez en 1845, y tuvo luego hasta ocho nuevas publicaciones. Este documento fue hallado en el Archivo de la Provincia de Buenos Aires Dr. Ricardo Levene" durante las investigaciones emprendidas para realizar la biografía de este prohombre (se respetó la ortografía y la sintaxis de la época)
EXPEDIENTE
Mediante el expediente Nº 1016 del 6 de
diciembre de 1874. (Nº de archivo 13185. Legajo Nº 175. Folio 206) José Antonio
Wilde se dirige al gobierno para que “... suscriba al Silabario con un
número determinado de ejemplares de cada libro de la serie que sucesivamente
vayan apareciendo y en todas las condiciones que si hiciese necesario.” Bajo
el título se agregó: “Informe del Departamento de Escuela. Firma E. Del
Campo. Octubre 1º de 1873. Pásese al Consejo de Instrucción pública a quien
según las disposiciones compete dictaminar sobre esta materia. (Hay
una firma) Zinny. [1] Setiembre de 1873.”
El expediente es un cuadernillo escrito por el Dr Wilde con precisa letra inglesa, redonda y armónica. El título es, Auxilios para la publicación de una serie de libros de lectura por José Antonio Wilde. Y comienza el texto:
momento mismo que es apto para articular palabras y reunirlas, encontrar en ellas pensamientos que satisfagan al aguijón de su curiosidad, le explique lo que ven, relacionen con el mundo visible, el mundo moral, el mundo de las ideas, la universalidad de los objetos que aún si no los ve de presente sepan que existen y se convenzan de su realidad, por la analogía, por la inducción y por el raciocinio.
Sé bien que esta manera de juzgar no es nueva, sin embargo, me consideraría feliz si hubiese acertado a exponer con claridad y con oportunidad de los abundantes materiales que encierran mis dos pequeños libros: la ‘Introducción’ y el ‘Silabario Argentino’, pero en estos libros, sólo ha podido tratarse someramente la inmensa cantidad de materias instructivas que contienen y hoy me propongo formar una serie tomando por base mi ‘Silabario’ en que podré tratarlas con la conveniente detención agregando aquellos libros necesarios para complementar la instrucción elemental.
Esta idea ha nacido de la convicción que me sugiere la
V.E. va a permitirme hacer una última indicación respecto a la combinación de este plan que no habré acertado a desenvolver en los estrechos límites de una solicitud, de que ya acaso habré abusado, pidiendo disculpas por esta trasgresión, debido a la importancia de la materia a que se refiere. La geografía de la República basada sobre lo que contiene la última edición del ‘Silabario’ será extensamente aumentada con datos recientes de las mejores fuentes, pudiendo dar conocimiento exacto respecto a las minas que existen en varias provincias valiéndonos del importantísimo informe publicado por disposición del Gobierno Nacional. Este utilísimo trabajo en la forma en que se ha publicado no puede ser conocido sino por un número muy limitado de personas.
Nos proponemos generalizarlo poniéndolo al alcance de todos y especialmente de la generación que se levanta. He oído repetir con frecuencia que carecemos de un buen texto de lectura: los hay, pero la dificultad a mi ver está en que pueda adoptarse el limitado número de los que existen a los distintos grados de enseñanza. Mi serie remedia también esta necesidad porque cada libro contiene una sección de lectura a la altura de los conocimientos contenidos en la primera parte o análoga a las materias estudiados en ella.
Diré también sin rodeo que busco la protección oficial del Gobierno para la reimpresión en la nueva forma indicada y como a pesar de mi decidido empeño por el adelanto de la juventud, mis escasos medios de fortuna no me permitirían dedicar la muchas horas que demanda la reedición, corrección, aumento y en la impresión que medito, sino tuviese la certidumbre de ver segundados (sic) mis esfuerzos no se extrañará que exija protección pidiendo al Superior Gobierno se suscriba a un número determinado de ejemplares de cada libro de la serie que sucesivamente vayan apareciendo y en toda las ediciones que se hiciesen necesarias.
La solidez en la encuadernación de libros para niños es de lata importancia hasta hoy la gran mayoría de impresos en el país, sólo tienen una tapa de papel que no garantiza su duración y a pesar de ser muy cara aquí la encuadernación de cada libro de la serie tendrá una tapa de cartón. El precio fluctuará entre 3 y 15 pesos el volumen siendo las tres primeras las de menor precio y la serie constará de diez libros, cuya publicación sólo podrá hacerse gradualmente, excepto los primeros cuatro o cinco que se sucederían con mayor rapidez.
Es imposible fijar a priori el precio de cada libro por no poder determinar la extensión que sea inevitable darles, pero puedo asegurar que asignaré el precio más módico posible para prueba de mi aserto y como demostración de mis deseos recordaré que hasta la quinta edición, época en que fue adoptado el ‘Silabario’ por el Departamento General de Escuelas se vendía a 15 pesos y que a la mera indicación del Departamento de que ‘parece caro’ reduje el precio a 10 pesos que es el que tiene actualmente; precio tan exiguo que la utilidad no compensa el trabajo.
La Señora Manso en la traducción citada dice: ‘Ninguno de los manuales de instrucción pública vertidos o escritos en castellano ha llenado hasta el presente las necesidades de la enseñanza. Ninguna idea fija del orden estimado que debe guardarse en el eslabonamiento de los conocimientos elementales ha sido puesta hasta el presente en detallados relieves que demuestren matemáticamente la necesidad de graduar la enseñanza ajustándola al desarrollo progresivo de las tiernas facultades del niño.’
Tal ha sido también nuestro modo de pensar y este vacío justamente notado por la Señora Manso es, E. S., el que nos proponemos llenar, sino no nos es dado realizar el pensamiento de un modo luminoso lo iniciaremos siquiera sobre una base sólida para que otros más aptos den cima a tan ardua tarea, hoy que los esfuerzos mancomunados de todos parecen converger a un solo punto la educación del pueblo. (Firma) José Antonio Wilde. (Figura el número 591) “Setiembre 20 de agosto de 1873.” Se agregó al pié: “Informar al Departamento de Escuelas”. Un sello dice: “Registro General de Salidas 22 de setiembre de 1873”. Un texto a continuación agrega: “Octubre 1º de 1873. Pase al Consejo de Instrucción Pública a quien según las disposiciones vigentes compete dictaminar sobre esta materia”. (Una firma) Sigue otra inscripción, “Octubre 9 de 1873. El Consejo de Instrucción Pública en sesión de la fecha resuelve pasar la solicitud presentada al estudio de una comisión compuesta por los Señores Malaver [3] y Zinny (Antonio)” (Firma) Enrique S. Quintana, secretario (valor del expediente 5 pesos)
En el periódico El Progreso del domingo 4 de setiembre de 1873 empezó a salir un aviso promocionando sus libros: La Introducción al Silabario a $ 2 el ejemplar, y los Libros 2º y 3º a $ 6 cada uno. Se vendía en todas las librerías de la Ciudad, especialmente en la Americana ubicada en Florida 74 y en Quilmes en el comercio del Sr. Ithuralde. En el mismo aviso anuncia su “Hijiene pública y privada” (al alcance de todos) a $ 12.
Sin embargo, el Dr. Wilde no obtuvo ganancia alguna con su libro escolar, por el contrario desembolsó de su bolsillo para concretar las sucesivas ediciones que eran distribuidas en gran parte por él mismo en las escuelas de la Campaña, tanto bonaerenses como cordobesas cuando en 1882 viajó a esa provincia. Escuela que se abría, Wilde la proveía del material didáctico necesario y su Silabario era imprescindible; quizá el excesivo manoseo es la causa que, hasta ahora, se haya hallado un único ejemplar.
El expediente es un cuadernillo escrito por el Dr Wilde con precisa letra inglesa, redonda y armónica. El título es, Auxilios para la publicación de una serie de libros de lectura por José Antonio Wilde. Y comienza el texto:
“Excelentísimo Señor; el ‘Silabario Argentino’
apareció por primera vez en 1845. Me persuado que su método venía a llenar
una necesidad sentida en la
República si he de juzgar por las felicitaciones calurosas
que recibí de muchas personas de alto criterio y respetabilidad del País.
Siempre creí que un sistema gradual de lectura instructivo y variado,
eminentemente moral y lleno de datos que se relacionen con la historia y la
geografía propias era el que mejor podría interesar a la juventud, a la vez que
preparar su corazón y su inteligencia para adquirir más tarde mayor suma de
conocimiento y positivo criterio para su conducta ulterior. Bajo esta
inspiración repetí las ediciones aumentándolas sucesivamente alentado
por el uso que con espontaneidad se hacía de este libro en la mayor parte
de los establecimientos de educación de
esta provincia y en varias del interior. Había ya publicado la quinta
edición cuando el Departamento de educación me favoreció mandando adoptar como
texto en las escuelas a su cargo la ‘Introducción al Silabario’ y el
‘Silabario’ mismo. Se divulgó tanto la buena opinión de ambos libros que
incluyendo la octava edición ha
llegado el número de ejemplares expedidos a
35.000 del ‘Silabario’ y 50.000 de la ‘Introducción’; aprovechar la
curiosidad que desde muy temprano se despierta en niño dando a este sentimiento
instintivo todo el desarrollo de que es susceptible sin olvidar la movilidad
con que se desenvuelve la inteligencia infantil queriendo darse cuenta a todo
lo que toca a los sentidos, es en mi concepto el pensamiento que debe dominar en todo libro
dedicado a las primeras lecturas, me persuadí que no basta enseñar a leer: esto
es, la modulación de los sonidos, su combinación, el ligado de las palabras, la
entonación, puntuación y hacer esto importaría a enseñar únicamente el
mecanismo del lenguaje, tratando al niño como un autómata cuyos órganos vocales
fuesen desenvolviéndose con cierto arte. Este ha sido, sin duda, el defecto de
la pedagogía en época anterior. El niño, ser inteligente y afectivo, debe en el
momento mismo que es apto para articular palabras y reunirlas, encontrar en ellas pensamientos que satisfagan al aguijón de su curiosidad, le explique lo que ven, relacionen con el mundo visible, el mundo moral, el mundo de las ideas, la universalidad de los objetos que aún si no los ve de presente sepan que existen y se convenzan de su realidad, por la analogía, por la inducción y por el raciocinio.
Debe, en una
palabra, dársele a conocer con circunspección y por grados los elementos de
todas las ciencias, partiendo de lo que conoce y buscando en las ideas que va
adquiriendo la razón y el fundamento de lo que se pretende que alcance.
Por eso son interesantes las lecciones sobre
objetos; más interesantes, a medida que se multiplica y extiende su
conocimiento a los que no abarca de presente y más interesante
aún, si se les
indica el uso, la utilidad y las relaciones físicas y morales entre estos
objetos, el Hombre, el Universo y Dios. Tan extensa como puede ser esta
enseñanza no es de extrañar que produzca el buen resultado de mantener siempre
vivo el deseo de saber y que, a la vez, apoderándose de la exuberancia y
crecimiento de las fuerzas de la inteligencia prepare al simple educando en
primeras letras, con aptitudes bastantes y condiciones a radicar en los
estudios serios el hábito de inquirir, tan indispensable y provechoso.Sé bien que esta manera de juzgar no es nueva, sin embargo, me consideraría feliz si hubiese acertado a exponer con claridad y con oportunidad de los abundantes materiales que encierran mis dos pequeños libros: la ‘Introducción’ y el ‘Silabario Argentino’, pero en estos libros, sólo ha podido tratarse someramente la inmensa cantidad de materias instructivas que contienen y hoy me propongo formar una serie tomando por base mi ‘Silabario’ en que podré tratarlas con la conveniente detención agregando aquellos libros necesarios para complementar la instrucción elemental.
Esta idea ha nacido de la convicción que me sugiere la
experiencia. Ha concurrido a darle mayor fuerza la opinión de
personas prácticas y competentes; y ha venido a robustecerla la reciente traducción que ha publicado de la infatigable y muy ilustrada Señora
Manso del curso graduado de instrucción de la Escuela Pública de
Chicago para servir de modelo a las de las República Argentina. Está
dividido este sistema en diez grados. De los nueve grados [2] de los que se hace uso
de libros, encuentro entre los reputados capaces de llenar las necesidades
en ocho al ‘Silabario Argentino’. Esto me demuestra que mi libro ha
estado sirviendo hasta aquí las exigencias de ocho distintas graduaciones en la
enseñanza, pero que imperiosamente pide la reforma que me propongo.
Estoy resulto a
aumentar el catálogo de conocimientos, con especialidad en lo que se refiere a:
la historia, botánica, mineralogía y producciones de la República.
Las lecciones de
historia natural que ya contiene el ‘Silabario’, abren camino para breves
tratados de zoología, botánica y mineralogía.
En 1868 di a leer el ‘Compendio para Higiene Pública y Privada’, que ha sido aprobado por VE para el uso de las escuelas rentadas como texto de lectura y enseñanza y que he tenido la satisfacción de ver encomiado no sólo unánimemente por la prensa de nuestra provincia, sino también por la de varias otras
de la República, pero este
trabajo se publicó después que habíamos sufrido los crueles estragos del
cólera, o más bien como instructivo para el porvenir que como parte integrante
de una serie, pues que lógicamente debió, para este fin, ser antecedido por un
breve tratado de Anatomía y otro de Fisiología; tratado que me propongo formar
parte de la serie dando en ella a la
Higiene el lugar que le corresponde.En 1868 di a leer el ‘Compendio para Higiene Pública y Privada’, que ha sido aprobado por VE para el uso de las escuelas rentadas como texto de lectura y enseñanza y que he tenido la satisfacción de ver encomiado no sólo unánimemente por la prensa de nuestra provincia, sino también por la de varias otras
V.E. va a permitirme hacer una última indicación respecto a la combinación de este plan que no habré acertado a desenvolver en los estrechos límites de una solicitud, de que ya acaso habré abusado, pidiendo disculpas por esta trasgresión, debido a la importancia de la materia a que se refiere. La geografía de la República basada sobre lo que contiene la última edición del ‘Silabario’ será extensamente aumentada con datos recientes de las mejores fuentes, pudiendo dar conocimiento exacto respecto a las minas que existen en varias provincias valiéndonos del importantísimo informe publicado por disposición del Gobierno Nacional. Este utilísimo trabajo en la forma en que se ha publicado no puede ser conocido sino por un número muy limitado de personas.
Nos proponemos generalizarlo poniéndolo al alcance de todos y especialmente de la generación que se levanta. He oído repetir con frecuencia que carecemos de un buen texto de lectura: los hay, pero la dificultad a mi ver está en que pueda adoptarse el limitado número de los que existen a los distintos grados de enseñanza. Mi serie remedia también esta necesidad porque cada libro contiene una sección de lectura a la altura de los conocimientos contenidos en la primera parte o análoga a las materias estudiados en ella.
Así por ejemplo:
el que trate de la geografía estará dispuesto en preguntas y respuestas y la sección
de lectura versará sobre acontecimientos relativos a la República Argentina
o aún de la América
del Sud y la descripción de los metales, sus cualidades y aplicaciones y
como se encuentran en la edición actual del ‘Silabario’.
Al explorar con alguna detención el plan de mi pequeña obra y las razones que me han decidido a desenvolverlo en la manera que expongo, tengo por objeto dar a conocer el pensamiento íntimo de mi propósito para que pueda mejor apreciarse si es útil y apropiado a la juventud el trabajo.
Al explorar con alguna detención el plan de mi pequeña obra y las razones que me han decidido a desenvolverlo en la manera que expongo, tengo por objeto dar a conocer el pensamiento íntimo de mi propósito para que pueda mejor apreciarse si es útil y apropiado a la juventud el trabajo.
Diré también sin rodeo que busco la protección oficial del Gobierno para la reimpresión en la nueva forma indicada y como a pesar de mi decidido empeño por el adelanto de la juventud, mis escasos medios de fortuna no me permitirían dedicar la muchas horas que demanda la reedición, corrección, aumento y en la impresión que medito, sino tuviese la certidumbre de ver segundados (sic) mis esfuerzos no se extrañará que exija protección pidiendo al Superior Gobierno se suscriba a un número determinado de ejemplares de cada libro de la serie que sucesivamente vayan apareciendo y en toda las ediciones que se hiciesen necesarias.
La solidez en la encuadernación de libros para niños es de lata importancia hasta hoy la gran mayoría de impresos en el país, sólo tienen una tapa de papel que no garantiza su duración y a pesar de ser muy cara aquí la encuadernación de cada libro de la serie tendrá una tapa de cartón. El precio fluctuará entre 3 y 15 pesos el volumen siendo las tres primeras las de menor precio y la serie constará de diez libros, cuya publicación sólo podrá hacerse gradualmente, excepto los primeros cuatro o cinco que se sucederían con mayor rapidez.
Es imposible fijar a priori el precio de cada libro por no poder determinar la extensión que sea inevitable darles, pero puedo asegurar que asignaré el precio más módico posible para prueba de mi aserto y como demostración de mis deseos recordaré que hasta la quinta edición, época en que fue adoptado el ‘Silabario’ por el Departamento General de Escuelas se vendía a 15 pesos y que a la mera indicación del Departamento de que ‘parece caro’ reduje el precio a 10 pesos que es el que tiene actualmente; precio tan exiguo que la utilidad no compensa el trabajo.
La Señora Manso en la traducción citada dice: ‘Ninguno de los manuales de instrucción pública vertidos o escritos en castellano ha llenado hasta el presente las necesidades de la enseñanza. Ninguna idea fija del orden estimado que debe guardarse en el eslabonamiento de los conocimientos elementales ha sido puesta hasta el presente en detallados relieves que demuestren matemáticamente la necesidad de graduar la enseñanza ajustándola al desarrollo progresivo de las tiernas facultades del niño.’
Tal ha sido también nuestro modo de pensar y este vacío justamente notado por la Señora Manso es, E. S., el que nos proponemos llenar, sino no nos es dado realizar el pensamiento de un modo luminoso lo iniciaremos siquiera sobre una base sólida para que otros más aptos den cima a tan ardua tarea, hoy que los esfuerzos mancomunados de todos parecen converger a un solo punto la educación del pueblo. (Firma) José Antonio Wilde. (Figura el número 591) “Setiembre 20 de agosto de 1873.” Se agregó al pié: “Informar al Departamento de Escuelas”. Un sello dice: “Registro General de Salidas 22 de setiembre de 1873”. Un texto a continuación agrega: “Octubre 1º de 1873. Pase al Consejo de Instrucción Pública a quien según las disposiciones vigentes compete dictaminar sobre esta materia”. (Una firma) Sigue otra inscripción, “Octubre 9 de 1873. El Consejo de Instrucción Pública en sesión de la fecha resuelve pasar la solicitud presentada al estudio de una comisión compuesta por los Señores Malaver [3] y Zinny (Antonio)” (Firma) Enrique S. Quintana, secretario (valor del expediente 5 pesos)
En el periódico El Progreso del domingo 4 de setiembre de 1873 empezó a salir un aviso promocionando sus libros: La Introducción al Silabario a $ 2 el ejemplar, y los Libros 2º y 3º a $ 6 cada uno. Se vendía en todas las librerías de la Ciudad, especialmente en la Americana ubicada en Florida 74 y en Quilmes en el comercio del Sr. Ithuralde. En el mismo aviso anuncia su “Hijiene pública y privada” (al alcance de todos) a $ 12.
Sin embargo, el Dr. Wilde no obtuvo ganancia alguna con su libro escolar, por el contrario desembolsó de su bolsillo para concretar las sucesivas ediciones que eran distribuidas en gran parte por él mismo en las escuelas de la Campaña, tanto bonaerenses como cordobesas cuando en 1882 viajó a esa provincia. Escuela que se abría, Wilde la proveía del material didáctico necesario y su Silabario era imprescindible; quizá el excesivo manoseo es la causa que, hasta ahora, se haya hallado un único ejemplar.
En 1875 sale una reimpresión de la 8ª edición de Silabario
Argentino. Los sábados, durante los meses de febrero y marzo, por la
tarde, el Dr. Wilde solía reunir a las maestras y maestros del pueblo y la
campaña - a algunos, incluso, los mandaba a buscar con su cabriolé - con el fin
de capacitarlos en el uso de su libro de lectura. Concurrieron en distintos
períodos, entre otros: Eusebio Rodríguez, Emiliano Reina (maestro en Quilmes
desde 1864), Petronila y Demetria Rivero (esta última ejerció hasta edad muy
avanzada), Clara y Manuela Echeverría (hijas de Petronila), Manuel Blanco,
Dionisia y Andrea Benítez, Carmen [4] y
Rita Faggiano (esta última se casaría con el intendente José Andrés López)
Atanasio Lanz, y otros. [5] Estas
jornadas se realizaron hasta poco antes de la muerte de Victoria.
El 22 de marzo de 1880 solicita al Consejo General de Educación una beca en calidad de interna para su hija Victoria Adelaida para que sea admitida en la Escuela Normal de Maestras de la ciudad de Buenos Aires. El 24 de marzo la directora Ema de Caprile informa al presidente del Consejo Domingo Faustino Sarmiento, que se examinó a la postulante y podrá ser admitida en dicha escuela en calidad de externa en los grados elementales. Victoria Adelaida tenía 11 años de modo que viviendo en Quilmes se dificultaba el traslado cotidiano a dicho establecimiento por lo que no prosperó el propósito paterno del magisterio para ella.
Pero Wilde sintió la necesidad de acompañar su labor alfabetizadora con la salubridad pública y realizó Las Nociones de Hijiene (sic) que se distribuyó en todas las escuelas de la provincia para movilizar las conciencias no sólo de los alumnos, sino también de los maestros y los padres, sobre el valor de la prevención.
En 1881, producida la federalización de la ciudad de Buenos Aires, Domingo F. Sarmiento, presidente de la Comisión Nacional de Educación lo designa Vocal Inspector del mismo. Así lo anuncia El Quilmero, del domigo 6 de febrero de 1881, bajo el título “EL DR. WILDE: Este apreciado vecino de Quilmes ha sido nombrado vocal inspector del Consejo Nacional de Educación con el sueldo de 6250 pesos m/n que le asigna el presupuesto. Bien lo merece su inteligencia y mérito.”
En julio de 1882, como tal es enviado a supervisar el estado de la educación en la Provincia de Córdoba. Era presidente de la Comisión el Dr. Benjamín Zorrilla (poseía la quinta Las Rosas en Quilmas, entre las calles Conesa, Mitre, Alvear y Alberdi), secretario Víctor M. Molina, vocales: Federico de La Barra, Julio Fonrouge (poseía campos en la actual Florencio Varela), Manuel Goyena y Marcos Sastre y vocales inspectores además de Wilde, Carlos Guido Spano, José Hernández y Emilio Lamarca.
El informe fue publicado por El Monitor de la Educación Común, correspondiente al Año 1, no. 11 (1882), p. 319-350. [6]
Junto a la reseña de Wilde hay sendos informes de los educadores Javier Lazcano y Colodrero y de Cristian Breuil.
El 22 de marzo de 1880 solicita al Consejo General de Educación una beca en calidad de interna para su hija Victoria Adelaida para que sea admitida en la Escuela Normal de Maestras de la ciudad de Buenos Aires. El 24 de marzo la directora Ema de Caprile informa al presidente del Consejo Domingo Faustino Sarmiento, que se examinó a la postulante y podrá ser admitida en dicha escuela en calidad de externa en los grados elementales. Victoria Adelaida tenía 11 años de modo que viviendo en Quilmes se dificultaba el traslado cotidiano a dicho establecimiento por lo que no prosperó el propósito paterno del magisterio para ella.
Pero Wilde sintió la necesidad de acompañar su labor alfabetizadora con la salubridad pública y realizó Las Nociones de Hijiene (sic) que se distribuyó en todas las escuelas de la provincia para movilizar las conciencias no sólo de los alumnos, sino también de los maestros y los padres, sobre el valor de la prevención.
En 1881, producida la federalización de la ciudad de Buenos Aires, Domingo F. Sarmiento, presidente de la Comisión Nacional de Educación lo designa Vocal Inspector del mismo. Así lo anuncia El Quilmero, del domigo 6 de febrero de 1881, bajo el título “EL DR. WILDE: Este apreciado vecino de Quilmes ha sido nombrado vocal inspector del Consejo Nacional de Educación con el sueldo de 6250 pesos m/n que le asigna el presupuesto. Bien lo merece su inteligencia y mérito.”
En julio de 1882, como tal es enviado a supervisar el estado de la educación en la Provincia de Córdoba. Era presidente de la Comisión el Dr. Benjamín Zorrilla (poseía la quinta Las Rosas en Quilmas, entre las calles Conesa, Mitre, Alvear y Alberdi), secretario Víctor M. Molina, vocales: Federico de La Barra, Julio Fonrouge (poseía campos en la actual Florencio Varela), Manuel Goyena y Marcos Sastre y vocales inspectores además de Wilde, Carlos Guido Spano, José Hernández y Emilio Lamarca.
El informe fue publicado por El Monitor de la Educación Común, correspondiente al Año 1, no. 11 (1882), p. 319-350. [6]
Junto a la reseña de Wilde hay sendos informes de los educadores Javier Lazcano y Colodrero y de Cristian Breuil.
En esa ocasión el Dr. Wilde se entrevistó
con el gobernador de la provincia en ese momento, Miguel Juárez Celman. La
exposición detalla exhaustivamente la situación de: bibliotecas, escuelas,
especialmente las de Colonia Caroya, nómina de escuelas subvencionadas de la
Capital de Córdoba; hay un cuadro demostrativo del movimiento que ha tenido la
instrucción primaria en el Departamento de la Capital desde el año 1872 hasta
1882, otro cuadro del movimiento que tenía la instrucción primaria en toda la
provincia de Córdoba desde el año 1872 hasta 1882; un cuadro sinóptico de las
escuelas visitadas en la misma ciudad de Córdoba y el estado de los edificios
en que funcionaban las instituciones educativas visitadas. La criteriosidad y
los conocimientos en materia educativa que tenía el Dr. Wilde se pueden conocer
ampliamente a través de este informe.
Concluye el mismo sugiriendo que las
provincias necesitaban una ley especial de educación que las rija e informa que
el gobernador Miguel Juárez Celman iba a presentar a la Legislatura un Proyecto
de Ley que solucionaría las dificultades en la materia.
En 1885 después de su muerte sale la novena
edición del Silabario Argentino.
NÓMINA DE SUSCRIPTORES QUE COLABORARON PARA PUBLICAR EL SILABARIO
Prof. Chalo Agnelli
de su libro "Dr, José Antonio Wilde, médico, periodista y educador quilmeño.
Ed. Jarmat,Quilmes, 2008
NOTAS
[1] Antonio Zinny (n. Gibraltar 9/10/1821// + Bs..As.
17/9/1890) Fue el primer director del Colegio Argentino refundido con la Escuela Normal de
Maestros por decreto del 10 de junio de 1863. Se inauguró el 1º de julio de ese
año en el Convento de Santo Domingo. Realizó un trabajo de historiografía del periodismo argentino desde
la época hispana hasta 1851, reunido en Efemeridografía Argirometropolitana,
publicado en 1868. Luego historió el periodismo de las provincias en Efemeridografía
Argiroparquiótica o sea de las Provincias Argentinas y otro trabajo similar sobre la prensa de la Banda Oriental.
[2] Ya en esos años se consideraba la necesidad de la educación obligatoria desde los 6 a los 15 años, de 1º a 9º años, según el modelo que impuso acertadamente la Ley Federal, pero que implementado negativamente, generó un fracaso costosa y de difícil recuperación.
[3] Malaver, Antonio. (9/4/1835 – Bs. As. – 1º/2/1897) Jurisconsulto. Realizó trabajos sobre organización y régimen de la instrucción pública. Catedrático en la facultad de derecho. Fue diputado en la legislatura de Buenos Aires en el período 1865-1869 y ministro del gobernado Castro.
[4] Carmen Faggiano de Báfico llegaría a ser una eminente educadora en Rosario, Santa Fe, hasta 1937.
[5] Ver Bibliografía Antiguos maestros de Quilmas y Maestros y Escuelas de Quilmas Y de la memoria oral de la maestra Juana Cabrera a su hija del corazón Filomena de Baunelle.
[6] Monitor de la Educación Común Año I, Nª 11 Págs. 321 a 326, 1882. Biblioteca Nacional de Maestros.
[2] Ya en esos años se consideraba la necesidad de la educación obligatoria desde los 6 a los 15 años, de 1º a 9º años, según el modelo que impuso acertadamente la Ley Federal, pero que implementado negativamente, generó un fracaso costosa y de difícil recuperación.
[3] Malaver, Antonio. (9/4/1835 – Bs. As. – 1º/2/1897) Jurisconsulto. Realizó trabajos sobre organización y régimen de la instrucción pública. Catedrático en la facultad de derecho. Fue diputado en la legislatura de Buenos Aires en el período 1865-1869 y ministro del gobernado Castro.
[4] Carmen Faggiano de Báfico llegaría a ser una eminente educadora en Rosario, Santa Fe, hasta 1937.
[5] Ver Bibliografía Antiguos maestros de Quilmas y Maestros y Escuelas de Quilmas Y de la memoria oral de la maestra Juana Cabrera a su hija del corazón Filomena de Baunelle.
[6] Monitor de la Educación Común Año I, Nª 11 Págs. 321 a 326, 1882. Biblioteca Nacional de Maestros.
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