Entre los ’70 y los ‘80, trabajé como
reportero en el periódico “EL PERIODISTA”. La página donde aparecían mis notas
se titulaba “Quilmes arte, cultura y
educación”, que eran los temas que me ocupaban en el semanario, cuyo
director propietario era el imperecedero Omar “Clavelito” Andragnez.
Pasaron 30 años. Muchos aciertos y encontronazos vivió ese receptáculo del patrimonio histórico de Quilmes, fundado por la generosa voluntad de muchas familias, vecinos, particulares que vieron que con la preservación se podía fortalecer la identidad y el sentido de pertenencia para crear conciencia ciudadana.
En los últimos años el edificio de la esquina de Lavalle y 25 de Mayo de Bernal fue totalmente restaurado. Personalmente y en forma directa acompañé la inauguración de las recuperadas instalaciones, con la esperanza que pronto volvieran a sus salas el tesoro patrimonial que durante 40 años de docencia recorrí con distintas promociones de mis alumnos de primaria y secundaria. Y antes también, siendo niño y adolescente, lo visitaba en las recorridas ilustrativas que daban don Gotardo Pedemonte o don Felipe Firpo.
Transcribo a continuación aquella entrevista que hice a José Abel Goldar, historiador, docente, periodista, uno de los que me infundió la militancia cultural junto con su padre don José, inolvidables vecinos de La Colonia y de Quilmes todo. [1]
En 1985, cuando hice este
reportaje, el director era Alfredo Bertiche. Después de una primera
comanda que don Omar me hiciera en el período inicial, de reportear a un
artista plástico, si había que hacer una entrevista,
indefectiblemente me mandaba a mí. En julio
de 1985, me encomendaron reportear a José Abel Goldar, Director del Museo Almirante Brown que estaban restaurando.
Pasaron 30 años. Muchos aciertos y encontronazos vivió ese receptáculo del patrimonio histórico de Quilmes, fundado por la generosa voluntad de muchas familias, vecinos, particulares que vieron que con la preservación se podía fortalecer la identidad y el sentido de pertenencia para crear conciencia ciudadana.
En los últimos años el edificio de la esquina de Lavalle y 25 de Mayo de Bernal fue totalmente restaurado. Personalmente y en forma directa acompañé la inauguración de las recuperadas instalaciones, con la esperanza que pronto volvieran a sus salas el tesoro patrimonial que durante 40 años de docencia recorrí con distintas promociones de mis alumnos de primaria y secundaria. Y antes también, siendo niño y adolescente, lo visitaba en las recorridas ilustrativas que daban don Gotardo Pedemonte o don Felipe Firpo.
Transcribo a continuación aquella entrevista que hice a José Abel Goldar, historiador, docente, periodista, uno de los que me infundió la militancia cultural junto con su padre don José, inolvidables vecinos de La Colonia y de Quilmes todo. [1]
Los recuerdos de Quilmes se guardan en
una vieja casa que ahora se encuentra en remodelación, en Bernal; el Museo
Alte. Brown que, lamentablemente, pasa bastante desapercibida a los quilmeños,
pero no sólo así, sino también en la memoria de José Goldar; hoy Director de
ese Museo. Seguidor, por herencia, de nuestra historia. Autor de
"Panorama de las Artes Quilmeñas". A él entrevistamos.
EL PERIODISTA: Su apellido tiene, que ver con la historia de Quilmes, está comprometido con los hechos que durante más de 300 años se dieron en nuestro suelo. ¿Cómo comenzó ese compromiso con Quilmes?
JOSÉ GOLDAR: Comenzó en la secundaría. En esa época el Dr. Craviotto era profesor del Nacional y un, día me acerqué a él pues, siempre me había sentido identificado con nuestra ciudad. La familia de mi madre, Piñeiro, han sido muy viejos de Quilmes.
E. P.: ¿Nació aquí?
J. G.: Sí, en la calle Gaboto. En el límite entre Quilmes Centro y "La Colonia". Mi padre era ferroviario.
E. P.: Su padre también tuvo que ver con su inclinación.
J. G.: Sí. El se jubiló relativamente joven y tuvo tiempo para dedicarse a la búsqueda de material para armar la historia de
distintas instituciones de la zona. Hizo la de la Sociedad Española; allá por los 60. Luego hizo la de San Mauro cuando cumplió los 50 años y de la Sociedad Italiana cuando celebró el Centenario. Todo ese material está preparado para publicar. El de la Sociedad Italiana fue bastante difícil de conseguir. La que se llegó a publicar fue la historia del Hospital de Quilmes que él preparó. En este momento estoy tratando de tomar ánimo para organizar el archivo que tengo en casa; que es enorme.
Quizá aisladamente no sea importante, pero en conjunto sí. Sino esas cosas después sé pierden. Lamentablemente no hay nadie que sea lo suficientemente fanático de la historia de Quilmes ya; como pudieron serlo en otro tiempo un César Barrera Nicholson, un Redondo, Antonio Iglesias. Hay tantas cosas para hacer. Y para
lucirse no sólo a nivel local.
EL PERIODISTA: Su apellido tiene, que ver con la historia de Quilmes, está comprometido con los hechos que durante más de 300 años se dieron en nuestro suelo. ¿Cómo comenzó ese compromiso con Quilmes?
JOSÉ GOLDAR: Comenzó en la secundaría. En esa época el Dr. Craviotto era profesor del Nacional y un, día me acerqué a él pues, siempre me había sentido identificado con nuestra ciudad. La familia de mi madre, Piñeiro, han sido muy viejos de Quilmes.
E. P.: ¿Nació aquí?
J. G.: Sí, en la calle Gaboto. En el límite entre Quilmes Centro y "La Colonia". Mi padre era ferroviario.
E. P.: Su padre también tuvo que ver con su inclinación.
J. G.: Sí. El se jubiló relativamente joven y tuvo tiempo para dedicarse a la búsqueda de material para armar la historia de
distintas instituciones de la zona. Hizo la de la Sociedad Española; allá por los 60. Luego hizo la de San Mauro cuando cumplió los 50 años y de la Sociedad Italiana cuando celebró el Centenario. Todo ese material está preparado para publicar. El de la Sociedad Italiana fue bastante difícil de conseguir. La que se llegó a publicar fue la historia del Hospital de Quilmes que él preparó. En este momento estoy tratando de tomar ánimo para organizar el archivo que tengo en casa; que es enorme.
Quizá aisladamente no sea importante, pero en conjunto sí. Sino esas cosas después sé pierden. Lamentablemente no hay nadie que sea lo suficientemente fanático de la historia de Quilmes ya; como pudieron serlo en otro tiempo un César Barrera Nicholson, un Redondo, Antonio Iglesias. Hay tantas cosas para hacer. Y para
lucirse no sólo a nivel local.
E. P.: Cuénteme un poco la
historia del Museo Almirante Brown del que es Director.
J. G.: Es muy sencilla. Hace 50
años se comenzaron a juntar cosas viejas en la galería de la Iglesia (hoy Catedral), estando
el padre Banfi como párroco. El Museo se llamaba "Quilmes de Antaño"
y después "José M. Estrada", no recuerdo cuál de los dos nombres tuvo
primero. Allí se reunían Otamendi, Barrera, Redondo y otros, los que por el
año ‘41 ó ’42, por sugerencias del intendente Fernando Pozzo y para recibir
apoyo municipal formaron la Junta de Asuntos Históricos de Quilmes. Se
instalaron en Alem entre Alvear y Mitre, en lo que había sido colegio del profesor
Yoldi. Un cuadro de Bloise es lo único que
quedó como imagen de la casa esa. Ya
se creó con el nombre de Museo Almirante Brown. Allí estuvo hasta 1946, en que se
traslado por cuestiones de espacio a la calle Brown 470 hasta el ’52.
A partir de ese año no se pudo mantener y
cuando parecía que se iban a perder todo el esfuerzo, incluso se había
empezado a devolver algunos objetos, surgió la idea de entregarlo a la
Provincia. Por dos años no sabían donde meterlo y en el ‘54 lo trajeron aquí,
que era una herencia vacante; donde se encuentra desde el 29 de julio de ese
año (1954)
En el ‘78 cuando las Autoridades de la
Provincia pasaron todos los Museos a las Municipalidades, transfirió el del
Transporte y al año siguiente este.
E. P.: ¿Por qué no tiene el Museo la trascendencia entre la comunidad que debería tener?
E. P.: ¿Por qué no tiene el Museo la trascendencia entre la comunidad que debería tener?
J. G.: Si se hubiese visto la
importancia del Museo desde el principio, no estaría en Bernal, estaría en
Quilmes y en una casa de
Quilmes representativa, con historia; pues esta simplemente es una casa vieja. Así se hubiera evitado que alguna de esas viejas casonas con historia de Quilmes se hubieran tirado abajo. No tiene trascendencia pues al estar en Bernal parece que queda desviado. Aunque se tomaron comisiones como la del capitán Colet por el ‘57 ó ’58, y hasta hace poco la hubo, no tuvieron suficiente fuerza; porque claro, era de la Provincia. ¡Y estando en Bernal! Como la
Quilmes representativa, con historia; pues esta simplemente es una casa vieja. Así se hubiera evitado que alguna de esas viejas casonas con historia de Quilmes se hubieran tirado abajo. No tiene trascendencia pues al estar en Bernal parece que queda desviado. Aunque se tomaron comisiones como la del capitán Colet por el ‘57 ó ’58, y hasta hace poco la hubo, no tuvieron suficiente fuerza; porque claro, era de la Provincia. ¡Y estando en Bernal! Como la
Biblioteca Mariano Moreno es de Bernal, de Quilmes no. La gente de Quilmes
no sale de Quilmes. Le cuesta incluso cruzar la vía. Cualquiera que está en
Instituciones sabe eso. Papá y yo hemos estado tantos años en casi todas las
Instituciones de Quilmes que en ellas comprobamos que La Colonia o Bernal eran
mundos distintos para los quilmeños.
E. P.: ¿Cree que no se considera todo lo que se debería a los Museos como instrumentos
educativos, sino que se los toma como cosa muerta, estática sin
potencialidades?
J. G.: Eso fue siempre. Allá por el ‘50 y tantos, cuando estaba en el Diario El Sol haciendo lo que vos hacés ahora desde EL
J. G.: Eso fue siempre. Allá por el ‘50 y tantos, cuando estaba en el Diario El Sol haciendo lo que vos hacés ahora desde EL
PERIODISTA, pertenecía a la Asociación Amigos del Museo. Tenía un pariente
en La Plata, director de un ministerio y fui a pedirle incesantemente para mejorar
la infraestructura del Museo. Rotundamente me dijo que no, que le pidiera cualquier
otra cosa pero para el Museo nada. Por ejemplo este arreglo que se está
haciendo ahora desde hace 20 años que viene tramitándose, y si se hubiera
hecho bien en su momento, ahora no tendría que ser tan a fondo. Pero
favorablemente se concretó.
E. P.: El
Museo del Transporte sufrió una historia parecida.
J. G.: Sí. Yo estuve en el ‘78, un
año como Director en el Museo del Transporte, cuando ofreció donarlo a la
Municipalidad de
Quilmes don Carlos Hillner Decoud y esta no lo aceptó;
entonces pasó a la Provincia que lo mantuvo en forma vegetativa un tiempo. Cuando
hicieron el otro cuerpo, estando de director Urribarri Inchausti, profesor del
Bellas Artes, comenzó a andar mejor, por el ‘68 ó ‘69; a pesar que estaba en
manos de la Provincia.
Otra de las ironías es que una de las nueve
horas en que debía permanecer abierto el Museo del Carruaje, o sea de las 16:30
a las 17:30, estaba en manos de Bienestar Social y el resto en las del
Ministerio de Educación de la Provincia. Así fue que, cuando se hizo la transferencia,
una parte pasó al área
de Gobierno y Cultura y otra a Bienestar Social de la Municipalidad de Quilmes.
Y así, en lugar de aprovecharse bien todo, siempre la burocracia entorpece.
Sin embargo es un lugar de gran concurrencia de público, a pesar de la falta de
pavimento en la calle Laprida.
E. P.: ¿Por qué cuesta tanto lo
'Cultural'?
J. G.: Es mundial. Es difícil hacer de lo cultural algo atractivo. Se lo ve como algo aburrido. Lamentablemente muchas veces lo es. Pero te aseguro que donde eso se mejora la gente responde. En el Museo del Carruaje, por ejemplo, cuando estuvo Fernández Pardo, intentó traer caballos, pero no contó con el beneplácito Municipal y cuando estuve yo organicé concursos de manchas, de barriletes, acercando el Museo al pueblo, pero y ya ves hoy no tiene director, depende diréctamente de la Dirección de Cultura. Y a pesar de la ubicación con muy poco y alguien a la cabeza, es una dependencia de Cultura que hace quedar muy bien. Aun podría levantarse un doscientos por ciento con muy poco.
J. G.: Es mundial. Es difícil hacer de lo cultural algo atractivo. Se lo ve como algo aburrido. Lamentablemente muchas veces lo es. Pero te aseguro que donde eso se mejora la gente responde. En el Museo del Carruaje, por ejemplo, cuando estuvo Fernández Pardo, intentó traer caballos, pero no contó con el beneplácito Municipal y cuando estuve yo organicé concursos de manchas, de barriletes, acercando el Museo al pueblo, pero y ya ves hoy no tiene director, depende diréctamente de la Dirección de Cultura. Y a pesar de la ubicación con muy poco y alguien a la cabeza, es una dependencia de Cultura que hace quedar muy bien. Aun podría levantarse un doscientos por ciento con muy poco.
E. P.:
¿Tuviste o soñaste con algún proyecto cultural para Quilmes?
J. G.:
Hay muchas variantes. Una es la que empleó Casanello, que era traer cosas
importantes de la Capital. Pero para esto no hay
infraestructura. Otra es
llevar cosas de Quilmes para allá. Más todo hoy sale muy caro y por el público
que convocan no rinden ni el esfuerzo. Son 17 km de la Capital, el acceso es
fácil. En una época hubo 19 teatros independientes en la zona. Fue cuando se
realizó el último concurso de Teatro Independiente en el Club 12 de Octubre;
y había público para todos. Había una orquesta de Quilmes y varias de música
popular como la de Francisquín, de jazz, estaba la Asociación Amigos de la
Música. ¿Hoy, cuanta gente va a una conferencia? La masa se ha disgregado. La
T.V. mató al cine, el disco a la orquesta, sí se toca guitarra, pero cuántos
jóvenes estudian violín o flauta traversa. Por eso las instituciones no
progresan. Por eso en las instituciones siempre está la misma gente. El día
que desaparezcan esos hombres, como el de la Sociedad Italiana don Carlos
Eusebi; no sé. Y a veces las entidades quedan vinculadas a un
edificio que si lo perdieran desaparecen la Institución. No es fácil sostener lo cultura. Eso se puede ver con los últimos conciertos de la Sinfónica Nacional. Si no fuese por la gente de Bernal. Y eso que sólo se hacen en cuatro lados, el primero en la Capital, aquí en Bernal, en Morón y en otro lado, o sea que aquí es el segundo lugar donde los hacen, así y todo el público es insignificante. Son cosas muy difíciles de revertir, casi imposible. Si esto se diera en Azul o en Olavarría u otro pueblo del interior de la Provincia la cosa sería distinta. La gran urbe nos está encerrando, nos está despersonalizando.
edificio que si lo perdieran desaparecen la Institución. No es fácil sostener lo cultura. Eso se puede ver con los últimos conciertos de la Sinfónica Nacional. Si no fuese por la gente de Bernal. Y eso que sólo se hacen en cuatro lados, el primero en la Capital, aquí en Bernal, en Morón y en otro lado, o sea que aquí es el segundo lugar donde los hacen, así y todo el público es insignificante. Son cosas muy difíciles de revertir, casi imposible. Si esto se diera en Azul o en Olavarría u otro pueblo del interior de la Provincia la cosa sería distinta. La gran urbe nos está encerrando, nos está despersonalizando.
***
Terminamos
la charla satisfechos de haber aprendido algo.
Sintiéndonos importantes por
haber compartido una tarde con una persona, un apellido tan profundamente
identificado con lo que tanto amamos, como es esta ciudad, este Partido de
Quilmas, esta parte del Pago de la Magdalena. Porque el Dr. Craviotto y don
Luis Otamendi y don Manuel Ales, César Barrera Nicholson, Redondo, los Iglesias, su propio padre, nos
dejaron su mejor vocero en José Abel Goldar. Deseamos que la Comuna de Quilmes tenga
en cuenta la idoneidad histórica de este hombre y se publique alguna parte de
su archivo y una "Historia de La Colonia", [2]
de la que carece la comunidad escolar, sobre todo. [3]
CONCLUSIÓN HOY (2015)
Y pasaron 30 años. Pareciera que el
cometido sigue siendo idéntico. Ahora en pos de los objetos del patrimonio que
enriquecieron ese templo de nuestra cultura. Que no se pensó, no se ideó no se proyectó
para ‘centro cultural’ sino para reservorio, repositorio de la memoria. Nadie
creería que en Francia con el Louvre ni en España con el Prado ni en Florencia
con el Pitti se le ocurra a alguna mente supuestamente esclarecida hacer de
ellos “centros culturales” con objetivos y variables que escapan totalmente a
la esencia misma de Museo; que si bien se puede aggiornar, remozar, actualizar a los cambios competitivos y del
comportamiento del consumidor, pero no reinventar.
Hay en Quilmes extraordinarios centros culturales
como: Casa de Arte Doña Rosa, Artempié, Polaridades, la misma Biblioteca
Popular Mariano Moreno tiene su centro cultural, el club Ameghino, el CIC
Bernal, el CIC La Paz, el CIC Santo Domingo, etc, etc, además están los
talleres barriales que realizan una abarcativa labor para la educación
permanente.
José Abel Goldar murió un año después de esta entrevista el 15 de julio de 1986. Durante ese año nos volvimos a ver dos o tres veces que bastaron para que incentivara en mí dos proyectos que pareciera saber que no concretaría 'la historia de la educación en Quilmes' y 'la historia del barrio La Colonia'. La primera, iniciada con documentación que él mismo me entregó, la publiqué en 2003 y la segunda en 2010. Cumpliéndose así su legado.
José Abel Goldar murió un año después de esta entrevista el 15 de julio de 1986. Durante ese año nos volvimos a ver dos o tres veces que bastaron para que incentivara en mí dos proyectos que pareciera saber que no concretaría 'la historia de la educación en Quilmes' y 'la historia del barrio La Colonia'. La primera, iniciada con documentación que él mismo me entregó, la publiqué en 2003 y la segunda en 2010. Cumpliéndose así su legado.
Chalo Agnelli, Director del Blog
Quilmes, 1985 - 17 de julio - 2015
Quilmes, 1985 - 17 de julio - 2015
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