CUANDO LA HISTORIA SE OLVIDA
Por
Mariana Campana, Leticia Pautasio y Mauro Gasparini
La única edificación
considerada Monumento Histórico Nacional de Quilmes se encuentra en
situación de abandono. La casa de Santa Coloma ha sufrido la desidia y el
abandono por parte de sus dueños y autoridades gubernamentales que se han
ido deshaciendo en promesas a lo largo de los años.
Aunque muchos habitantes de
Quilmes no lo sepan, la Casa de Santa Coloma es la edificación más antigua
del distrito. Construida a
principios de 1800 por Juan Antonio de Santa Coloma, fue declarada
Patrimonio Histórico Nacional en 1945 y provincial en 1992 por su gran valor
arquitectónico e histórico.
Ubicada en entre las calles La Paz y Roca, en la localidad de
Bernal, la
residencia que contaba con diecisiete habitaciones solo mantiene
actualmente ocho en pie pero desde hace unos cuatro años se encuentra
cerrada al público.
La finca, que pertenece al Obispado de Quilmes desde 1969,
presenta paredes deterioradas por filtraciones, muros amarillentos por la
humedad y una sala clausurada este año por riesgo de derrumbe. Despojada de
la mayoría de sus muebles originales, solo permanece en pie una mesa de
madera grande y antigua con relieves artesanales.
En una de sus habitaciones se
amontonan pupitres que hasta 2005
sirvieron a alumnos que concurrían a clases de catequesis en el interior.
El paso de los estudiantes dejó algo más que recuerdos: numerosos mensajes
de amor escritos con corrector líquido pueblan puertas y ventanas.
La residencia posee una
fachada austera, característica de una casa de campo de estilo colonial
tardío, y fue construida por esclavos traídos de África que tallaron a mano
los tirantes de madera que sostienen al techo de tejas. Los muros fueron
construidos con ladrillos unidos con adobe y revocados a la cal.
FALTA DE MANTENIMIENTO
Según un informe realizado en
2005 por la arquitecta Marta Oliva -
Presidenta de la Junta de Estudios Históricos de Quilmes y ex colaboradora
de la Dirección de Patrimonio de la municipalidad local - la edificación
presenta una serie de "patologías
propias del sistema constructivo y por la falta de mantenimiento y
desajustes debido a
intervenciones posteriores a su restauración que solo han contribuido a su
deterioro".
INVISIBILIDAD
La casa es también víctima de
la ignorancia por parte de los quilmeños que desconocen su existencia.
Contribuye el hecho que esté escondida entre la Capilla María Auxiliadora y
la casa del cura párroco encargado. Estas dos edificaciones ocultan a Santa
Coloma de la vista del peatón, a lo que se le suma la inexistencia de
placas o carteles informando su ubicación e importancia.
El Director de Museos de la
Municipalidad de Quilmes, Rodolfo Cabral, aseguró que "las habitaciones se fueron cayendo sin
que nadie haga nada por salvarlas" y al ser consultado sobre la
situación actual de la residencia fue tajante "hay que hacer algo urgente" (2009)
DESIDIA
Funcionarios y propietarios
parecen no hacerse cargo del estado en el que se encuentra la edificación
aduciendo problemas económicos para su
mantenimiento o simplemente se
desentienden completamente del asunto. En los archivos de la Iglesia María
Auxiliadora no hay registros de cartas enviadas por el Obispado a la
Comisión Nacional de Museos y Lugares Históricos desde 1992.
Durante la gestión del
intendente Fernando Geronés se intentó promocionar turísticamente a la
Casona y se buscó sin éxito recuperar el mobiliario original que, hasta
hoy, está en posesión de los museos de Areco y Luján.
La última misiva fue enviada
en enero de este año desde la Dirección de Patrimonio Urbano Ambiental del
municipio de Quilmes. La intendencia solicitó "una inspección de la comisión para corroborar los deterioros que
presenta la casona, y el asesoramiento legal y técnico para implementar las
acciones necesarias para su posterior restauración."
Marta Oliva, que hasta ese
entonces era funcionaria de la comuna quilmeña, explicó que el resultado de
ese pedido fue la llegada de un equipo enviado por la Comisión el día 27 de
enero, pero desconocía si estaba previsto tomar acciones concretas sobre el
edificio.
EN EL 2009
En febrero de 2009, el
Secretario de de Planeamiento Estratégico, Obras y Servicios Públicos,
Tierras y Vivienda de la Municipalidad de Quilmes, Arq. Brian Reninson,
renunció a su cargo y junto con él, el equipo de trabajo de la Dirección de
Patrimonio. Las nuevas autoridades municipales, Roxana González en la
secretaría y Adriana Estévez en la dirección de patrimonio
pertenecen al
partido de Avellaneda y "recién
se están empapando en el asunto", concluyó Oliva.
Adriana Estévez confirmó que
no tenía conocimiento de los resultados del equipo enviado el febrero
último por la Comisión. Pero en el expediente que posee la Comisión
Nacional de Museos y Lugares Históricos aparece una carta enviada a la arquitecta
Estévez, el 12 de junio último autorizando "el apuntalamiento como así también la ejecución de
reparaciones", aunque no especifica quien financiaría tales
reparaciones.
La misma carta adjunta un
informe realizado por la Dirección Provincial de Patrimonio Cultural de la
Provincia de Buenos Aires en donde se detalla el estado actual del bien y
recomendaciones para su futura refacción.
El Director de Museos de la
Municipalidad de Quilmes afirmó que la Iglesia no posee personal capacitado
ni medios económicos para realizar reformas de mantenimiento en la
residencia. Asimismo, expresó que al
Gobierno de la Nación no le interesa la preservación de la casa por lo que
no destina presupuesto para su preservación y que las autoridades
eclesiásticas y municipales tienen otras prioridades más visibles
socialmente como mantener hogares y comedores. Sostuvo además que
"es necesario que existan
políticas culturales más fuertes que generen una amplitud en la oferta
turística local".
LEGISLACIÓN
El decreto ley que establece
a la Casa de Santa Coloma como Monumento Histórico Nacional explica que la
Comisión Nacional de Museos y el propietario deberán acordar "el modo de asegurar su conservación y el
cumplimiento de los fines establecidos".
CONSERVACIÓN
Por otra parte, la ley 12.662
que dio origen a la Comisión Nacional de Museos, Monumentos y Lugares
Históricos, establece que solamente
cooperará en los gastos que demanden la
conservación del patrimonio en caso "de que los inmuebles históricos sean propiedad de las provincias,
municipalidades o instituciones públicas."
Las sucesivas reparaciones de
la Casona de Santa Coloma fueron financiadas por la Dirección de
Arquitectura de la Nación a pesar de que la ley establece que de ser
propiedad privada la conservación del edificio recae en el propietario del
inmueble. A partir de ello tanto el propietario, en este caso el obispado,
deberá asegurar su conservación.
En septiembre de 2000 el
entonces intendente Fernando Geronés y el obispo Jorge Novak, firmaron un
convenio en el cual la Municipalidad se compromete a "refaccionar, pintar y poner en
condiciones" la Casona de Santa Coloma a fines de incluirla en el
circuito turístico quilmeño.
AÑOS DESPUÉS
Siete años más tarde, en
Febrero de 2007, el Honorable Concejo Deliberante local sanciona la
Ordenanza N° 10.633 en la cual se constituyen como Patrimonio
Histórico-Cultural y Natural de Quilmes a todos aquellos lugares o sitios
de dominio público o privado ubicados dentro del partido que posean valor
histórico, arquitectónico, artístico o ambiental.
Al respecto, Marta Oliva
explicó que la designación de la casona como Patrimonio Histórico Municipal - que el actual Intendente
anunció en su discurso de asunción - no tendría sentido porque la ordenanza
10.633 ya establece a Santa
Coloma como tal.
LAS REFORMAS: CONSECUENCIAS Y PROPUESTAS.
La Casa de Santa Coloma
ocupaba en sus orígenes un terreno de media legua de frente (2600mts.) y
una legua y media de fondo (7800mts.). En 1893, tras la muerte de su dueño,
la finca fue dividida entre diez herederos,
y actualmente se conserva sólo
aproximadamente una manzana del total de la propiedad.
En 1983, se produjo la última y más importante de las
modificaciones en la estructura de Santa Coloma cuando la Comisión Nacional
de Museos de Monumentos y Lugares Históricos realizó tareas de reparación
de carpinterías, revoques interiores y exteriores y pintura.
Esta reforma, y la posterior
colocación de membrana asfáltica en 1992,
provocaron una serie de inconvenientes entre los que Marta Oliva destacó
"la colocación de parches de
mortero cementicio sobre el mortero original a la cal y la instalación de
revestimiento de aluminio sobre la cubierta de azotea original de la
casona"
La Comisión relevada de los
problemas que causó esta última reforma instó, ese mismo año, a la empresa
contratista que resuelva los nuevos inconvenientes surgidos en la casona. Las
tareas de mantenimiento continuaron en 1993
cuando se pintó la residencia y se la dotó de instalación eléctrica.
Oliva afirmó que "el nivel de terreno absorbente exterior
es actualmente
más alto que el nivel de piso interior" con la
consecuente posibilidad de que el agua de lluvia ingrese al edificio. Asimismo,
como resultado del paso del tiempo y el descuido, la residencia presenta
otras patologías como "humedad
ascendente y descendente en muros interiores y exteriores, evidenciada por
las manchas y disgregación de los revoques interiores a la cal; así
como grietas y fisuras en revoques exteriores. Por otra parte exhibe
pudrición y guillotinado de rollizos de palmera como consecuencia de las
filtraciones proveniente de la cubierta de azotea" detalla un
informe realizado por la arquitecta Oliva.
En 1980, mientras que en Santa Coloma se realizaban tareas de
refacción, la Cátedra de Historia Argentina del Instituto Superior de
Formación Docente en Museología y Bibliotecología de la ciudad de La Plata
realizó un informe en donde predijo que "de continuarse con esta modalidad - de reemplazar material
obsoleto por otro de factura actual y diferente naturaleza - en poco tiempo La Finca habrá perdido
todo su material original y se habrá desvirtuado completamente su
arquitectura primitiva".
En el informe, la cátedra
propone una serie de reformas con el objetivo de convertir a la casona en
un centro cultural y religioso en miras al desarrollo turístico del lugar. "Podría establecerse -expone- un
Instituto de Historia Quilmeña que a la par que conserve el carácter
histórico del lugar, se dedique a preservar todos los objetos y documentos
pertenecientes al pasado de la región".
En este sentido el documento
propone restaurar el edificio con la mayor fidelidad posible y utilizando
la mayor cantidad de material original. A la vez, se considera necesario
desechar todo elemento moderno agregado en las reparaciones ya efectuadas. Conjuntamente,
se plantea la construcción de un edificio nuevo "adosado o independiente que, armonizando con lo existente, permitiere
aumentar la capacidad de la finca y dotarla de los elementos más modernos
dentro de la museología, la archivística y demás actividades relacionadas
con la cultura".
Rodolfo Cabral coincidió en
este punto al referirse a que, de ser utilizada la finca como espacio
turístico, haría falta la construcción de edificaciones anexas que provean
servicios (baños, confitería, etc.) destinados al flujo de visitas.
Por otra parte, Marta Oliva
describió en su informe una serie de propuestas entre las que se destacan:
"remoción de la membrana
existente en la cubierta para la posterior impermeabilización;
remoción de revoques disgregados y colapsados para su posterior reposición;
nivelación de la pendiente existente entre el jardín y el nivel del
interior de la casona, previendo los desagües pluviales necesarios;
demolición y posterior relocalización de los baños actuales,
construidos sobre parte de los
cimientos de la planta original de la
casona."
Por último, el informe
recomienda la realización de excavaciones arqueológicas para la
localización y relevamiento de los cimientos originales existentes,
ubicación del aljibe y del muro de contención cuyos restos son escasamente
visibles desde la barranca.
El informe realizado el
febrero último por la Dirección Provincial de Patrimonio Cultural de la
Provincia de Buenos Aires retoma algunas de estas recomendaciones y
patologías si bien destaca que el edificio "se encuentra en buen estado en general".
Según el equipo enviado por
la Comisión es "de suma
importancia buscar un uso apropiado para el inmueble que deberá contemplar
las características originales del bien", del mismo modo que
promueve la instalación de un museo en la residencia.
El Director de Museos,
Rodolfo Cabral, expuso como posible método de conservación, que Santa
Coloma sea cubierta por una estructura de vidrio que la proteja de la
erosión producto del clima; tal como se realizó en la casa que Sarmiento
poseía en el Delta.
UNA CASA LLENA DE HISTORIA
La casa toma el nombre de
Juan Antonio de Santa Coloma quien ordenó erigirla a finales del siglo
XVIII. En esa época constituía por sí misma un imponente paisaje y
conformaba la única edificación visible entre la Ribera de Quilmes y la
ciudad de Buenos Aires.
Según historiadores como
Felipe Jorge Firpo y Gotardo Pedemonte, la casona fue testigo del primer
enfrentamiento entre criollos e ingleses en la segunda invasión británica a
nuestras tierras cuando, en 1807, la residencia refugió a más de 10 mil
hombres pertenecientes al ejército inglés comandados por el general John
Whitelocke. Las armas del viejo continente atacaron a los sirvientes
quienes se defendieron en forma improvisada. Una vez ocupada la casa, los
soldados permanecieron una noche utilizándola como posta de descanso en su
planeado trayecto a Buenos Aires.
La familia Santa Coloma
habitó la casa hasta 1829, año
en que falleció su dueño. Sus herederos decidieron repartir la tierra entre
sus familiares: Cramer, Bernal, Lezica y Torres.
El 10 de diciembre de 1945, bajo la presidencia de facto del Gral.
Edelmiro Farell, Santa Coloma fue declarada Patrimonio Histórico Nacional por iniciativa de la Junta de Estudios Históricos de Quilmes
Los hijos de Gerónima Lezica
de Cramer, última propietaria del terreno, donaron la vivienda y la parcela
circundante a la congregación de Hijas de María Auxiliadora, que en 1968, la convirtió en parroquia y
en 1976, la entregaron al
Obispado de Quilmes.
Universidad
Nacional de Quilmes.
Seminario y Taller de Periodismo de Investigación.
Profesor: Pablo Morosi
Alumnos: Mariana Campana, Leticia Pautasio y
Mauro
Gasparini, 1er Cuatrimestre 2009
Compilación
Chalo Agnelli
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