En diciembre de
1865, hace casi un siglo y medio, da comienzo un intercambio epistolar entre
Guillermo Enrique Hudson y una prestigiosa institución norteamericana, el "Instituto Smithsoniano", que se prolonga por apenas
tres escasos años, pero que significa el ingreso del naturalista argentino a la élite de la ciencia mundial.
Carlos Antonio Moncaut, en “Andanzas y aventuras entre gauchos de William Henry Hudson” (1) recoge, en varias páginas, momentos diversos de esa relación.
Carlos Antonio Moncaut, en “Andanzas y aventuras entre gauchos de William Henry Hudson” (1) recoge, en varias páginas, momentos diversos de esa relación.
LA PRIMERA CARTA
En un alto de su paso por la milicia, Guillermo Enrique Hudson se halla - en 1865- en la provincia de Buenos Aires, registrado como soldado en la clase pasiva debido a su enfermedad: “vicio orgánico del corazón” (diagnósticado por el Dr. José Antonio Wilde). Entre otros datos citados relativos a la familia, el texto alude a la donación por parte del naturalista, de $100 destinados a la reconstrucción del camino Puente Chico - Quilmes (hoy Avenida Mitre - Dardo Rocha), primitiva ruta por la que su padre conducía frutos de la estanzuela “Los Veinticinco Ombúes” hasta la ciudad de Buenos Aires. (2)
Sobre finales de este año y por intermedio de Germán Burmeister, (3) que lo pone en contacto con Hinton Rowan Helper, cónsul de Estados Unidos en Buenos Aires, Hudson inicia su relación con el Instituto Norteamericano de Washington.
El diplomático remite - el 27 de diciembre de 1865 - una carta a la prestigiosa entidad a modo de presentación del naturalista residente en “Conchitas, partido de Quilmes de esta República”. Expresa en la esquela que: "el citado ornitólogo, quisiera emplearse para coleccionar pájaros, sea para el Instituto Smithsoniano o para cualquier otro museo de los Estados Unidos u otra parte. Mr. Hudson me ha sido recomendado como muy preparado en la materia a que se dedica - aclara el remitente - y se cree que satisfaría a quien lo empleara. Le he preguntado por sus condiciones, pero dice que nunca a hecho colecciones, sino solamente para su interés personal y no sabe, por lo tanto, cuánto cobrar por sus servicios. Si Usted dispusiera emplearlo pagándole tanto por pieza de otra manera, sería grato para mí servirle como intermediario para un arreglo que fuera de conveniencia para ambos. Salúdalo: H.R. Helper” (4)
En febrero de 1866, desde el Smithsoniano llega la respuesta del profesor Spencer Baird en la que manifiesta que los mapas en su poder: “no muestran dónde está Conchitas, pero poco se conoce referente a los pájaros de cualquier parte de la República. Tendrá mucho placer en ver las colecciones de Mr. Hudson y en ayudarlo a ordenarlas." (5)
En un alto de su paso por la milicia, Guillermo Enrique Hudson se halla - en 1865- en la provincia de Buenos Aires, registrado como soldado en la clase pasiva debido a su enfermedad: “vicio orgánico del corazón” (diagnósticado por el Dr. José Antonio Wilde). Entre otros datos citados relativos a la familia, el texto alude a la donación por parte del naturalista, de $100 destinados a la reconstrucción del camino Puente Chico - Quilmes (hoy Avenida Mitre - Dardo Rocha), primitiva ruta por la que su padre conducía frutos de la estanzuela “Los Veinticinco Ombúes” hasta la ciudad de Buenos Aires. (2)
Sobre finales de este año y por intermedio de Germán Burmeister, (3) que lo pone en contacto con Hinton Rowan Helper, cónsul de Estados Unidos en Buenos Aires, Hudson inicia su relación con el Instituto Norteamericano de Washington.
El diplomático remite - el 27 de diciembre de 1865 - una carta a la prestigiosa entidad a modo de presentación del naturalista residente en “Conchitas, partido de Quilmes de esta República”. Expresa en la esquela que: "el citado ornitólogo, quisiera emplearse para coleccionar pájaros, sea para el Instituto Smithsoniano o para cualquier otro museo de los Estados Unidos u otra parte. Mr. Hudson me ha sido recomendado como muy preparado en la materia a que se dedica - aclara el remitente - y se cree que satisfaría a quien lo empleara. Le he preguntado por sus condiciones, pero dice que nunca a hecho colecciones, sino solamente para su interés personal y no sabe, por lo tanto, cuánto cobrar por sus servicios. Si Usted dispusiera emplearlo pagándole tanto por pieza de otra manera, sería grato para mí servirle como intermediario para un arreglo que fuera de conveniencia para ambos. Salúdalo: H.R. Helper” (4)
En febrero de 1866, desde el Smithsoniano llega la respuesta del profesor Spencer Baird en la que manifiesta que los mapas en su poder: “no muestran dónde está Conchitas, pero poco se conoce referente a los pájaros de cualquier parte de la República. Tendrá mucho placer en ver las colecciones de Mr. Hudson y en ayudarlo a ordenarlas." (5)
POR AMOR A LA NATURALEZA
Siete meses después, Hudson le escribe señalando que no ha podido cumplir con sus expectativas, que eran las de reunir 200 o 300 ejemplares antes de septiembre. “Me he chasqueado - dice - los pájaros invernales que he tratado de conseguir fueron tan escasos en esta ocasión que en varias oportunidades he cabalgado muchas leguas sin haber podido obtener, ni aún ver, un solo ejemplar. La mayoría de las aves que le envío son las que permanecen aquí todo el año y probablemente son bien conocidas por los naturalistas; es todavía muy temprano para los visitantes del verano y como no he podido conseguir más, en dos o tres semanas, considero mejor enviarle las pocas que he reunido.
Aunque no tengo medios de fortuna - prosigue - no es por falta de otros empleos que deseo hacer colecciones sino puramente por amor a la Naturaleza. Sería sin embargo más cómodo para mí dedicar todo mi tiempo a estas ocupaciones si yo fuera encargado de coleccionar otros objetos además de pájaros, como fósiles, insectos, pastos, etcétera y esto me capacitaría para hacer colecciones completas de todos los pájaros. Respetuosamente, salúdalo William Henry Hudson”.(6)
Siete meses después, Hudson le escribe señalando que no ha podido cumplir con sus expectativas, que eran las de reunir 200 o 300 ejemplares antes de septiembre. “Me he chasqueado - dice - los pájaros invernales que he tratado de conseguir fueron tan escasos en esta ocasión que en varias oportunidades he cabalgado muchas leguas sin haber podido obtener, ni aún ver, un solo ejemplar. La mayoría de las aves que le envío son las que permanecen aquí todo el año y probablemente son bien conocidas por los naturalistas; es todavía muy temprano para los visitantes del verano y como no he podido conseguir más, en dos o tres semanas, considero mejor enviarle las pocas que he reunido.
Aunque no tengo medios de fortuna - prosigue - no es por falta de otros empleos que deseo hacer colecciones sino puramente por amor a la Naturaleza. Sería sin embargo más cómodo para mí dedicar todo mi tiempo a estas ocupaciones si yo fuera encargado de coleccionar otros objetos además de pájaros, como fósiles, insectos, pastos, etcétera y esto me capacitaría para hacer colecciones completas de todos los pájaros. Respetuosamente, salúdalo William Henry Hudson”.(6)
MIRANDO A LONDRES
Tras varios envíos y luego de haber
recibido algunas remesas de dinero que le fuera abonado en retribución por su
trabajo (7), reconoce Hudson que desde hace tiempo no ha recogido ninguna
especie ni ha hallado el tiempo para enviarle los ejemplares que poseía: “Pienso
dejar Conchitas - dice Guillermo - para establecerme en otro lugar
del país antes de poco tiempo."
El 3 de junio de 1868, remite a Baird
una de las últimas cartas en la que le informa que ha recibido una misiva del doctor Sclater, de la Sociedad Zoológica
de Londres con el aparente propósito de que también coleccione especies para
dicha institución.
Hudson duda porque señala estar “tan ocupado con otras cosas”
que no se dedica a las colecciones. Insiste en su decisión de salir de
Conchitas porque entiende - dirigiéndose a Baird -: “que Usted no requerirá mas
duplicados de las especies que se pueden conseguir aquí." (8)
Muerto su padre (enero 1868),
desperdigada la familia por la venta de la propiedad de Conchitas y afrontando
problemas de subsistencia, Hudson emprende numerosos viajes al interior de la
Provincia, la Patagonia y hasta el Uruguay e inicia, en 1869, la relación y el
envío de correspondencia y ejemplares de colección a la Sociedad Zoológica de
Londres.
De “Palabras con historia” diciembre de
2014 año 12 N° 137 Pp. 4 y 5
Graciela Linari
Compilación Chalo Agnelli
NOTAS
1.- Moncaut, Carlos Antonio - “Andanzas y aventuras entre gauchos de William Henry Hudson ” — Editorial El Aljibe - City Bell - 1991 - Pág. 20
1.- Moncaut, Carlos Antonio - “Andanzas y aventuras entre gauchos de William Henry Hudson ” — Editorial El Aljibe - City Bell - 1991 - Pág. 20
2.- Craviotto, José Antonio y
Barrera Nicholson, César .- “De la vida de Guillermo Enrique Hudson ” - Revista
“El Hogar” - Buenos Aires - 28/8/1942 -
Citado en “Andanzas y aventuras... ”
3.- Carlos Germán Burmeister es un naturalista, paleontólogo y zoólogo nacido en Alemania pero nacionalizado argentino (discípulo de Alexander von Humboldt) a quien Sarmiento pone al frente del Museo de Buenos Aires.
4.- Constanza Huergo, María.- “La iniciación profesional de Hudson ’’ - La Prensa - Buenos Aires - 25 de noviembre de 1962 - Citado en “Andanzas y aventuras ...”
5.- Ibid
6.- Ibid
7.- Alcanzó a enviar 265 pieles, entre ellas, 96 variedades de las cuales 14 no estaban incluidas en las listas de Germán Burmeister, la más completa considerada hasta entonces.
8.- Revista "El Hogar", Buenos Aires, 14 de noviembre de 1947.
3.- Carlos Germán Burmeister es un naturalista, paleontólogo y zoólogo nacido en Alemania pero nacionalizado argentino (discípulo de Alexander von Humboldt) a quien Sarmiento pone al frente del Museo de Buenos Aires.
4.- Constanza Huergo, María.- “La iniciación profesional de Hudson ’’ - La Prensa - Buenos Aires - 25 de noviembre de 1962 - Citado en “Andanzas y aventuras ...”
5.- Ibid
6.- Ibid
7.- Alcanzó a enviar 265 pieles, entre ellas, 96 variedades de las cuales 14 no estaban incluidas en las listas de Germán Burmeister, la más completa considerada hasta entonces.
8.- Revista "El Hogar", Buenos Aires, 14 de noviembre de 1947.
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