En
1987, la Junta de Estudios Históricos de Quilmes en su primera reconstitución,
publica con la Secretaría de Gobierno y Cultura de la Municipalidad de Quilmes
el Boletín N° 2 con 14 trabajos de investigación histórica inéditos. Dos del Prof. Jorge Héctor
Levoratti: “Composición poblacional
de Quilmes en época de Rosas (Dos censos poco conocidos 1836 y 1838)”
y el que se transcribe a continuación.
Original tipeado por el Lic. Levoratti existente en la Biblioteca Popular Pedro Goyena
LOS ORÍGENES
Coincidiendo con el surgimiento de la industria en
el país nace en Quilmes la actividad saladeril, creciendo vigorosamente en los
primeros años, incrementando su población y aumentando su riqueza; a mediados
del siglo los saladeros se concentran en los partidos de Magdalena, Zarate,
Ensenada y Barracas, Quilmes a su vez va cediendo tierras para el nacimiento de
otros partidos, su crecimiento poblacional decrece, en tanto las actividades
terciarias van tornándose insignificantes consolidándose preferentemente una
estructura agro-ganadera.
La política instrumentada a partir de 1810 en
relación al fomentó de las actividades pecuarias y conexas, destinadas a
satisfacer las necesidades locales y la comercialización de carnes con mercados
del exterior se concreta hacia octubre de 1810. El Correo de Comercio del día
13 del mismo mes ([1])
comunica a la población el funcionamiento de una fábrica de carne salada
propiedad de Roberto (Ponsonby) Staples [2]
en la Ensenada de Barragán, la misma posibilitará el aprovechamiento de carnes
que en gran abundancia se desperdiciaban.
La legislación comercial española había imposibilitado los anteriores intentos de establecimiento de saladeros, mediante la imposición de reglamentaciones que impedían el consumo de la sal local (de Carmen de Patagones) e imponían el consumo de la sal proveniente de Cádiz.
El saladero de Staples y Mac Neil (John McNeile) [3] contaba con ocho toneleros, dos carpinteros, cuatro peones extranjeros y de cuarenta a sesenta peones criollos.
Hacia 1815 nace en Quilmes la industria saladeril.[4] La división del trabajo en distintas etapas y la participación de varios y diferentes operarios en las fases de elaboración, permiten encuadrar a la actividad saladeril como industrial.
Roberto Taylor,[5] en tierras que después pertenecieron a la familia Clark - los establecimientos “La Materna” y “Bella Vista” - de media legua cuadrada, instaló su establecimiento industrial destinado a la salazón de carnes. La imposibilidad de cercarlos algo más de diez kilómetros lineales con alambre (desconocido en la época) o con postes de ñandubay, llevó a Taylor a abrir una zanja de 1,50 m de ancho por 4 m de profundidad. Refiere Craviotto informaciones brindadas por un viajero de la época sobre las instalaciones y las características de los trabajos realizados: “junto al corral de la granja se hallaba instalada una fábrica para hervir o cocer las carnes de vacas; los tanques eran de hierro de procedencia inglesa y tienen capacidad para cien bueyes”. En estos tanques se cocían ligeramente las carnes, dejándolas medio crudas, luego se salaba y colocaba en barricas con destino a la exportación.
Bajo las órdenes de Taylor trabajaban tres empleados, ocho criados y once personas con su capataz.
El 25 de noviembre de 1815 se constituyó la razón social Rosas, Terrero y Cía., entre Juan Manuel de Rosas, Juan Nepomuceno Terrero y Luis Dorrego. El establecimiento situado en “Las Higueritas” [6] ocupaba un punto estratégico sobre el “camino de las tropas” que comunicaba a la Capital con el puerto de La Ensenada - abierto el 9 de agosto de 1815 - cerca de la Tablada Vieja; en las proximidades de lo que hoy es la intersección del camino General Belgrano y Centenario Uruguayo (partidos de Avellaneda y Lanús) [7]
La fábrica regenteada personalmente por Rosas con férrea administración, contó con un significativo capital y barcos de su propiedad, para traer la sal desde Carmen de Patagones y exportar carnes y cueros. El puerto utilizado fue el de Ensenada.
Según Giberti, [8] los saladeros que proliferaron en número de catorce - desde Ensenada hasta el Riachuelo - mantuvieron estrechas relaciones con el establecimiento de “Las Higueritas” por la solidez económica del mismo, consolidada por la ventaja que le daba el manejo del puerto libre de Ensenada y el control de la sal, que la lancha de José María Roxas y Patrón [9] traía a las playas de Quilmes y Atalaya. “Las Higueritas” cesa en su funcionamiento el 23 de junio de 1817. Juan Manuel de Rosas continuará la actividad del saladero hasta 1835, año en que se liquida la sociedad.
A partir de 1825 se instalaron en Quilmes los siguientes saladeros [10] - casi todos entre el arroyo Santo Domingo y el Riachuelo - región que a partir del 7 de abril de 1852 pasa a constituir el partido de Barracas al Sud:
1825 Costa y Ezpeleta
1826 Guillermo Miller
Frías
1836 Alejandro (Woodroffe) Mackinlay [11]
1840 Guillermo Downess [12]
Anderson & Cía
1840 Tomas Amstrong
Dowdall, George [13]& Lewis, Maurice [14]
1845 Santa María & Cía.
Medrano & Soler
Iraola & Pizarro
1849 Francisco Landó
1850 Patricio Brown
En informe de 1841 - citado por Craviotto - aparecen los saladeros de Mackinlay, Martín Perfun, Enrique Robles, Mariano Luvi, Victorio Aye, Santiago Pertile y Roberto Harto, todos ingleses y de dos franceses Juan Barate y Julio Luto. Evidentemente el autor del in-forme no sabía escribir los nombres extranjeros. Como saladeristas criollos figuran Francisco Sáenz Valiente, Manuel Pinto, Juan Lario, Mariano Baudriz y Eduardo Clark.
La etapa saladeril promueve en Quilmes un marcado crecimiento de la población que pasa de 800 habitantes para 1801 - según Félix de Azara en su obra “Viajes en la América Meridional”-15° lugar entre los partidos de la provincia de Buenos Aires, a 1616 almas según los padrones de 1815; 12° lugar y a 4579 pobladores para 1836; 3° lugar, después de San Isidro y San Nicolás de los Arroyos.
Los registros de población hacia 1853 según Craviotto [15] indican una población de 7.141 habitantes, 2.014 en el pueblo y 5.126 en la campaña, con la siguiente composición: 4.700 porteños, 820 argentinos (diferencia que se establece por la separación que existe entre el Estado de Buenos Aires y la Confederación Argentina) 719 ingleses, 470 españoles, 314 franceses, 84 italianos y 33 de otros países.
El 10 de septiembre de 1861 se crea el partido de Lomas de Zamora con tierras cedidas por el partido de Barracas al Sud y el noroeste de Quilmes.
La estadística de 1866 [16] indica 5.250 pobladores, 1.400 en el pueblo y 3.550 en la campaña, con la siguiente composición: 4.089 argentinos, 354 italianos, 346 españoles, 246 franceses, 96 ingleses, 46 alemanes y el resto de varias nacionalidades.
Entre los trece años - que median entre ambas estadísticas - la población urbana ha disminuido y variado notablemente el origen de sus pobladores, los ingleses reducen su participación del 10,06% al 1,17% en tanto que los italianos del 1,86% pasan a representar el 6,74% de la población.
Hacia 1872, se estableció en tierras pertenecientes al Cuartel 2° de Quilmes la estación ferroviaria “Adrogué”, loteándose terrenos que dan origen al mencionado pueblo; el 5 de marzo de 1873, se crea el partido de Almirante Brown, Adrogué será su cabecera. En los primeros treinta años de la segunda mitad de siglo vastos territorios dejan de pertenecer a la jurisdicción de Quilmes.
En 1872, la actividad saladeril ha prácticamente desaparecido de Quilmes, el Registro Estedístico de la provincia de Buenos Aires de 1872 [17] incluye solamente dos graserías, uno propiedad de Pedro Alais que posee solamente un tacho, pudiendo beneficiarse diariamente con 100 lanares y el otro propiedad de Martín Elizalde con dos tachos instalados, pudiendo procesar diariamente 300 lanares.
Saladeros, cilindros y tinas no registra el partido de Quilmes, aunque 17 de los primeros hay en la provincia.
El impuesto que han producido en el año 1872 los saladeros y graserías en toda la Provincia de Buenos Aires es de $ 2.199.879, las graserías de Quilines $ 2.677m/c (0,12 % de la provincia) aportada totalmente en el mes de octubre. [18]
Entre 1877 y 1879, Fernando A. Coni recorre todo el país, levantando un censo geográfico que recién habrá de publicarse en 1951; en el mismo, Quilmes aparece con 6.809 habitantes en total, 1585 en el pueblo. [19] Un reducido número de estancias con grandes capitales invertidos en las mismas se destaca como aspecto saliente de su economía. Las existencias ganaderas son de 13.300 vacunos, 8.000 yeguarizos, 50.000 ovinos y 2.000 porcinos. El número de cuadras cultivadas es de 6.000. No se menciona ninguna actividad industrial de relevancia.
La actividad vitivinícola encontró su expansión a través de la acción de Domingo Cichero y Pedro Andrés Rosso,[20] este ultimo inició sus plantaciones hacia 1875 con doce cuadras llegando a ocupar 45 hectáreas, el número de cepas por hectárea oscilaba entre las 3.500 y 3.800 cepas, en sus bodegas convenientemente equipadas podían producirse hasta 560.000 litros de vino. La producción del establecimiento de Rosso es de vino tinto, imitando al de origen francés y por su calidad logra competir exitosamente con los importados. La cercanía con el mercado consumidor de la Capital provoca bajos costos de flete, hecho que favorece su permanencia y expansión.
Con motivo de determinarse la futura capital de la provincia, se realiza el 9 de octubre de 1881 un Censo General de la Provincia de Buenos Aires, bajo la dirección del Dr. Dardo Rocha. En relación al estado de las industrias provinciales sostiene que en 1881, se distinguen por el capital que representan sus industrias, los pueblos y partidos de San Nicolás con $100.000.000 m/c, Ensenada con $ 60.677.000m/c y Magdalena con $22.534.000m/c, siguiendo en orden de importancia los partidos de Azul, Belgrano, Barracas y Tandil. El total de establecimientos es de 2.054 y el de personal empleado personas, [21] los partidos mencionados en primer lugar centran toda su actividad en la industria saladeril. En Quilmes se menciona la presencia de 60 establecimientos, con un capital invertido $2.078.700 m/c y 224 personas empeladas.
La población del partido pasa de 6.809 habitantes en 1869 a 8.431 en 1881, con un incremento del 23,82 % de poca significación ya que para el mismo período la provincia crece un 66%.
La estructura económica es predominantemente agro-ganadera; 19.182 ha Son destinadas a chacras. Los árboles frutales ocupan 286 ha Los árboles para construcción y leña 259 ha y los recreativos 51 ha La producción de trigo ocupa 6.445 ha y la de maíz 65.445 ha. Las viñas ocupan 423 ha y representan el 8,14% de la provincia. [22]
La legislación comercial española había imposibilitado los anteriores intentos de establecimiento de saladeros, mediante la imposición de reglamentaciones que impedían el consumo de la sal local (de Carmen de Patagones) e imponían el consumo de la sal proveniente de Cádiz.
El saladero de Staples y Mac Neil (John McNeile) [3] contaba con ocho toneleros, dos carpinteros, cuatro peones extranjeros y de cuarenta a sesenta peones criollos.
Hacia 1815 nace en Quilmes la industria saladeril.[4] La división del trabajo en distintas etapas y la participación de varios y diferentes operarios en las fases de elaboración, permiten encuadrar a la actividad saladeril como industrial.
Roberto Taylor,[5] en tierras que después pertenecieron a la familia Clark - los establecimientos “La Materna” y “Bella Vista” - de media legua cuadrada, instaló su establecimiento industrial destinado a la salazón de carnes. La imposibilidad de cercarlos algo más de diez kilómetros lineales con alambre (desconocido en la época) o con postes de ñandubay, llevó a Taylor a abrir una zanja de 1,50 m de ancho por 4 m de profundidad. Refiere Craviotto informaciones brindadas por un viajero de la época sobre las instalaciones y las características de los trabajos realizados: “junto al corral de la granja se hallaba instalada una fábrica para hervir o cocer las carnes de vacas; los tanques eran de hierro de procedencia inglesa y tienen capacidad para cien bueyes”. En estos tanques se cocían ligeramente las carnes, dejándolas medio crudas, luego se salaba y colocaba en barricas con destino a la exportación.
Bajo las órdenes de Taylor trabajaban tres empleados, ocho criados y once personas con su capataz.
El 25 de noviembre de 1815 se constituyó la razón social Rosas, Terrero y Cía., entre Juan Manuel de Rosas, Juan Nepomuceno Terrero y Luis Dorrego. El establecimiento situado en “Las Higueritas” [6] ocupaba un punto estratégico sobre el “camino de las tropas” que comunicaba a la Capital con el puerto de La Ensenada - abierto el 9 de agosto de 1815 - cerca de la Tablada Vieja; en las proximidades de lo que hoy es la intersección del camino General Belgrano y Centenario Uruguayo (partidos de Avellaneda y Lanús) [7]
La fábrica regenteada personalmente por Rosas con férrea administración, contó con un significativo capital y barcos de su propiedad, para traer la sal desde Carmen de Patagones y exportar carnes y cueros. El puerto utilizado fue el de Ensenada.
Según Giberti, [8] los saladeros que proliferaron en número de catorce - desde Ensenada hasta el Riachuelo - mantuvieron estrechas relaciones con el establecimiento de “Las Higueritas” por la solidez económica del mismo, consolidada por la ventaja que le daba el manejo del puerto libre de Ensenada y el control de la sal, que la lancha de José María Roxas y Patrón [9] traía a las playas de Quilmes y Atalaya. “Las Higueritas” cesa en su funcionamiento el 23 de junio de 1817. Juan Manuel de Rosas continuará la actividad del saladero hasta 1835, año en que se liquida la sociedad.
A partir de 1825 se instalaron en Quilmes los siguientes saladeros [10] - casi todos entre el arroyo Santo Domingo y el Riachuelo - región que a partir del 7 de abril de 1852 pasa a constituir el partido de Barracas al Sud:
1825 Costa y Ezpeleta
1826 Guillermo Miller
Frías
1836 Alejandro (Woodroffe) Mackinlay [11]
1840 Guillermo Downess [12]
Anderson & Cía
1840 Tomas Amstrong
Dowdall, George [13]& Lewis, Maurice [14]
1845 Santa María & Cía.
Medrano & Soler
Iraola & Pizarro
1849 Francisco Landó
1850 Patricio Brown
En informe de 1841 - citado por Craviotto - aparecen los saladeros de Mackinlay, Martín Perfun, Enrique Robles, Mariano Luvi, Victorio Aye, Santiago Pertile y Roberto Harto, todos ingleses y de dos franceses Juan Barate y Julio Luto. Evidentemente el autor del in-forme no sabía escribir los nombres extranjeros. Como saladeristas criollos figuran Francisco Sáenz Valiente, Manuel Pinto, Juan Lario, Mariano Baudriz y Eduardo Clark.
La etapa saladeril promueve en Quilmes un marcado crecimiento de la población que pasa de 800 habitantes para 1801 - según Félix de Azara en su obra “Viajes en la América Meridional”-15° lugar entre los partidos de la provincia de Buenos Aires, a 1616 almas según los padrones de 1815; 12° lugar y a 4579 pobladores para 1836; 3° lugar, después de San Isidro y San Nicolás de los Arroyos.
Los registros de población hacia 1853 según Craviotto [15] indican una población de 7.141 habitantes, 2.014 en el pueblo y 5.126 en la campaña, con la siguiente composición: 4.700 porteños, 820 argentinos (diferencia que se establece por la separación que existe entre el Estado de Buenos Aires y la Confederación Argentina) 719 ingleses, 470 españoles, 314 franceses, 84 italianos y 33 de otros países.
El 10 de septiembre de 1861 se crea el partido de Lomas de Zamora con tierras cedidas por el partido de Barracas al Sud y el noroeste de Quilmes.
La estadística de 1866 [16] indica 5.250 pobladores, 1.400 en el pueblo y 3.550 en la campaña, con la siguiente composición: 4.089 argentinos, 354 italianos, 346 españoles, 246 franceses, 96 ingleses, 46 alemanes y el resto de varias nacionalidades.
Entre los trece años - que median entre ambas estadísticas - la población urbana ha disminuido y variado notablemente el origen de sus pobladores, los ingleses reducen su participación del 10,06% al 1,17% en tanto que los italianos del 1,86% pasan a representar el 6,74% de la población.
Hacia 1872, se estableció en tierras pertenecientes al Cuartel 2° de Quilmes la estación ferroviaria “Adrogué”, loteándose terrenos que dan origen al mencionado pueblo; el 5 de marzo de 1873, se crea el partido de Almirante Brown, Adrogué será su cabecera. En los primeros treinta años de la segunda mitad de siglo vastos territorios dejan de pertenecer a la jurisdicción de Quilmes.
En 1872, la actividad saladeril ha prácticamente desaparecido de Quilmes, el Registro Estedístico de la provincia de Buenos Aires de 1872 [17] incluye solamente dos graserías, uno propiedad de Pedro Alais que posee solamente un tacho, pudiendo beneficiarse diariamente con 100 lanares y el otro propiedad de Martín Elizalde con dos tachos instalados, pudiendo procesar diariamente 300 lanares.
Saladeros, cilindros y tinas no registra el partido de Quilmes, aunque 17 de los primeros hay en la provincia.
El impuesto que han producido en el año 1872 los saladeros y graserías en toda la Provincia de Buenos Aires es de $ 2.199.879, las graserías de Quilines $ 2.677m/c (0,12 % de la provincia) aportada totalmente en el mes de octubre. [18]
Entre 1877 y 1879, Fernando A. Coni recorre todo el país, levantando un censo geográfico que recién habrá de publicarse en 1951; en el mismo, Quilmes aparece con 6.809 habitantes en total, 1585 en el pueblo. [19] Un reducido número de estancias con grandes capitales invertidos en las mismas se destaca como aspecto saliente de su economía. Las existencias ganaderas son de 13.300 vacunos, 8.000 yeguarizos, 50.000 ovinos y 2.000 porcinos. El número de cuadras cultivadas es de 6.000. No se menciona ninguna actividad industrial de relevancia.
La actividad vitivinícola encontró su expansión a través de la acción de Domingo Cichero y Pedro Andrés Rosso,[20] este ultimo inició sus plantaciones hacia 1875 con doce cuadras llegando a ocupar 45 hectáreas, el número de cepas por hectárea oscilaba entre las 3.500 y 3.800 cepas, en sus bodegas convenientemente equipadas podían producirse hasta 560.000 litros de vino. La producción del establecimiento de Rosso es de vino tinto, imitando al de origen francés y por su calidad logra competir exitosamente con los importados. La cercanía con el mercado consumidor de la Capital provoca bajos costos de flete, hecho que favorece su permanencia y expansión.
Con motivo de determinarse la futura capital de la provincia, se realiza el 9 de octubre de 1881 un Censo General de la Provincia de Buenos Aires, bajo la dirección del Dr. Dardo Rocha. En relación al estado de las industrias provinciales sostiene que en 1881, se distinguen por el capital que representan sus industrias, los pueblos y partidos de San Nicolás con $100.000.000 m/c, Ensenada con $ 60.677.000m/c y Magdalena con $22.534.000m/c, siguiendo en orden de importancia los partidos de Azul, Belgrano, Barracas y Tandil. El total de establecimientos es de 2.054 y el de personal empleado personas, [21] los partidos mencionados en primer lugar centran toda su actividad en la industria saladeril. En Quilmes se menciona la presencia de 60 establecimientos, con un capital invertido $2.078.700 m/c y 224 personas empeladas.
La población del partido pasa de 6.809 habitantes en 1869 a 8.431 en 1881, con un incremento del 23,82 % de poca significación ya que para el mismo período la provincia crece un 66%.
La estructura económica es predominantemente agro-ganadera; 19.182 ha Son destinadas a chacras. Los árboles frutales ocupan 286 ha Los árboles para construcción y leña 259 ha y los recreativos 51 ha La producción de trigo ocupa 6.445 ha y la de maíz 65.445 ha. Las viñas ocupan 423 ha y representan el 8,14% de la provincia. [22]
LAS
INDUSTRIAS REGISTRADAS PARA 1881 SON:
INDUSTRIAS
|
CANTIDAD
|
CAPITAL $m/c
|
EMPLEADOS
|
Atahonas
|
2
|
34.000
|
4
|
Alpargatería
|
1
|
7.000
|
3
|
Carpintería
|
6
|
41.6000
|
14
|
Chancherías
|
1
|
1.000
|
4
|
Cervecerías
|
1
|
30.000
|
5
|
Confiterías
|
3
|
41.000
|
11
|
Destilerías
|
1
|
150.000
|
1
|
Herrerías
|
11
|
823.000
|
40
|
Hornos
de ladrillos
|
3
|
189.000
|
27
|
Imprentas
|
1
|
50.000
|
7
|
Mueblerías
|
1
|
15.000
|
4
|
Molinos
de vapor
|
7
|
369.000
|
5
|
Panaderías
|
6
|
166.500
|
39
|
Platerías
y relacionadas
|
1
|
36.000
|
7
|
Sastrerías
|
3
|
6.000
|
5
|
Zapaterías.
|
12
|
119.5000
|
50
|
EL GRAN
IMPULSO (1880 - 1916)
La etapa se caracteriza por el establecimiento de
industrias fabriles en reemplazo de las artesanales; las primeras se orientaran
hacia la producción química y las posteriores hacia las actividades
manufactureras. Las empresas se constituyen como sociedades anónimas con la
finalidad de absorber capitales del mercado financiero, de ese modo su
conducción se despersonaliza, siendo ahora determina da por el grado de
participación en el paquete accionario. La gran empresa reemplaza a la fábrica
dirigida personalmente por el dueño y su familia sustentada básicamente por el
esfuerzo personal.
Si bien las actividades industriales reconocen sus
inicios en el partido en la segunda década del siglo, las mismas se deprimen a
lo largo del mismo y será recién en las dos últimas décadas cuando el
desarrollo de nuevas empresas - con fuertes aportes de capital - capultará a
Quilmes como localidad definidamente industrial.
La destilería que registra el censo de 1881
pertenece a la firma Giussani & Cía - productora de vermouth, caña, anís y
refrescos - [23]
ubicada en la calle Brown N° 17 (25 de Mayo) propiedad de José Cortavarría, [24]
donde funcionaba una cervecería según el padrón de alumbrado, barrido y
limpieza de Quilmes de 1883. [25]
En 1884 la misma propiedad aparece registrada como cervecería de José Giussani.
El 8 de agosto de 1886, la firma
Otto Bemberg & Cía. [26]
solicitan permiso para instalar una destilería, la cual se establecería en Las
Conchitas (Hudson) con la denominación de Destilería Franco Argentina, luego
Primera Maltería, el capital de la misma será de 2.00.000 de francos.
E1 21 de octubre de 1887, O. Bemberg
& Cía. piden autorización para construir una cervecería (Ver apéndice gráfico)
comprometiéndose a invertir 30 millones de francos oro y a emplear 200 obreros;
[27]
casi igual número del que empleaban todas las industrias de Quilmes.
El incremento de la actividad industrial
a la vez que potencializa la economía y mejora las condiciones generales de la
población, puede llegar a generar inconvenientes sobre la salud de la misma, por
contaminación de las aguas o del medio ambiente las autoridades municipales en
previsión de ello; el 24 de abril de 1888, promulgan la ordenanza sobre
establecimientos insalubres y peligrosos, la cual consta de cinco artículos, obligando
a saladeros, graserías, chancherías, velerías, almidonerías, jabonerías,
curtidurías, destilerías, fosforerías y establecimientos a vapor con fuerza de
veinte caballos a instalarse a mas de mil quinientos metros de las calles de
circunvalación del pueblo, en terrenos altos, espaciosos y ventilados. Las
mismas deberán convertir sus residuos en inofensivos para la salud de la
población y contar con aparatos necesarios para controlar las posibles
explosiones. Las contravenciones serán multadas con doscientos pesos moneda
nacional y no podrán funcionar los establecimientos sin antes ponerlos en las
condiciones requeridas. Nicolás Videla firma la ordenanza. [28]
La prensa de la época registra el
establecimiento de nuevas industrias en el Kilómetro 14 del Ferrocarril de La Ensenada,[29]
hoy estación Don Bosco, hacia junio de 1888 se radicarán una destilería a vapor
y una fábrica de barnices, primeras industrias de la localidad de Bernal, que
promoverán el crecimiento de la población y la consecuente edificación en
terrenos cercanos a la estación ferroviaria.
En agosto de 1888 a 300 metros de
la estación Quilmes se instala una fábrica de baldosas. La población toma
conocimiento de la instalación de la fábrica de cerveza de Bemberg & Cía.
el 28 de octubre de 1888, [30]
la misma se establecerá en las cercanías de la estación ferroviaria.
La opinión pública quilmeña se
vio sacudida el 16 de diciembre de 1888, [31]
ya que la Comisión de Higiene se expidió desfavorablemente sobre el
establecimiento de la fábrica de cerveza - en aplicación de la ordenanza de
abril del mismo año - debiendo la misma ubicarse a por lo menos 20 cuadras del
radio del pueblo y “ser estrictamente
vigilada en materia de higiene”, la solicitud de la empresa requería
autorización para el cierre de las calles 25 de Mayo y Brandsen.
La situación se vuelca
prontamente en forma positiva hacia la solicitud de Bemberg, hecho que se pone
de manifiesto por la valorización de los terrenos linderos a la próxima fabrica
registrada en los primeros días de febrero de 1889. Un
sindicato compra 3.000 varas de terreno al precio de $3 la vara, operación que
suma nueve mil pesos, donde deberá formarse obligadamente el núcleo poblacional
de los operarios de la fabrica (La Colonia). Luego de esta operación se calcula
que la vara de tierra ha pasado a un valor de $ 4,5. [32]
El 10 de febrero de 1889, se notifica la aprobación de los planos presentados
para el edificio de la fábrica de cerveza nominada “La Argentina”. [33]
Las ventas de terrenos de la zona
se incrementan ante la resolución adoptada, valorizándose los mismos. Hacia
fines de febrero ya se habían iniciado las obras y los lotes continuaban
elevando su cotización. El ferrocarril de la Ensenada concede un ramal para
ligar las vías férreas con los depósitos de la fábrica. [34]
La Municipalidad el 24 de marzo
de 1889 autoriza a la empresa la utilización en forma precaria de las calles
que cierran la propiedad al NE la vía del FF.CC de La Ensenada al NO calle por
medio a Domingo Pérez; al SE la testamentaria del Dr. Don José Antonio Wilde y
al SO José Goñi y Domingo Cichero; y obliga a la compañía a construir un caño
de desagüe conectado a la cloaca máxima. [35]
La primera partida de cerveza se
pone en venta al público el 12 de octubre de 1890. Cuatro años más tarde, respondiendo
a la creciente demanda del mercado la cervecería se ve en la necesidad de
reformar y ampliar sus instalaciones. El 3 de febrero de 1894 O. Bemberg
solicita la correspondiente autorización, la misma es girada por el Intendente
Nicolás Videla al ingeniero municipal Eduardo Otamendi, quien dado que las
implicaban el uso de la vía pública (construcción de túneles y/o puentes
uniendo distintos sectores de la fábrica) no puede conceder el permiso, delegando
la resolución final en el Concejo Deliberante, con opinión personal favorable
dado el no entorpecimiento del tráfico de las calles.
El 22 de febrero el cuerpo deliberativo
presidido por Felipe Amoedo autoriza las reformas con expresa condición de
conservar en "perfecto estado de
viabilidad y con la suficiente luz, los respectivos pasajes, cuando las
necesidades del vecindario requieran la apertura de las calles cuyo uso y goce
fue concedida a los peticionantes por resolución del Consejo de fecha 24 de
marzo de 1889”. El mismo día el intendente pasa a vista a la parte interesada.
(Las notas, planos y vistas se adjuntan en el apéndice grafico)
Durante 1889, vemos nacer una
nueva industria, es la de don Alejandro Dant, quien el 5 de abril solicita
permiso para instalar una fábrica de licores y destilería de ginebra en la chacra
de don Manuel Bacigalupo, “situada a
doscientos metros de la cervecería en construcción”. La autorización
municipal data del 24 de junio de 1889. [36]
El vertiginoso crecimiento
industrial no encontró desde sus inicios la infraestructura adecuada para su
desenvolvimiento, el eje vertebrador de las comunicaciones fue el ferrocarril,
eran necesarios también caminos firmes que ligaran los no muy lejanos puntos.
Al respecto mencionamos la solicitud de don Carlos Harry, Director de la
Franco-Argentina del 29 de Septiembre de 1890, requiriendo la unión del cambio de
la empresa a su cargo con la vía principal del ferrocarril dado el estado intransitable del camino llamado, “prolongación de la calle Mitre”.[37]
De la lista de pagos de patente de 1891 surge la
existencia de la fábrica de gaseosas y deposito de cerveza “El Pino”, derivada
de la destilería de Giussani, ubicada en las calles San Martín y Buenos Aires
(hoy N. Videla).
Rápidamente se registra el
crecimiento de la población que para 1887 pasa a tener 12.487 habitantes para
el partido y 8.000 para la villa. [38]
Registrando un incremento absoluto del 48,1% y del 259% respectivamente, en
relación a 1881. El 15 de septiembre de 1890 se crea el partido de Florencio Varela por la ley
2.397,
promulgada el 30 de enero 1891, por el gobernador Julio Alejandro Costa,[39] con territorios y
población pertenecientes a Quilmes.
El Censo Nacional de 1895 da al
partido de Quilmes 12.048 almas. Las industrias existentes son una fábrica de
carnes conservadas por el frío y una gran cervecería. No se registra ningún
saladero.
La variación de la estructura
demográfica del país, con la incorporación de la masa inmigrante significó una
modificación en el mercado consumidor, los agrios vinos de la industria nacional
fueron desplazados por la cerveza buena y barata que en las fábricas del país -
en numero de 61 - se producía, "y
entre ellas una, la de Quilmes, que produce un artículo que no cede en nada a
los mejores similares europeos". [40]
Entre 1890 y 1892 funcionó en la
margen del arroyo Giménez la fábrica de carnes congeladas “Highland Scot Canning Company”,1a cual no pasó de ser un saladero, ya
que no tuvo instalaciones frigoríficas, perteneció a John Maddox, siendo
cerrada por falta de salubridad.
El censo de 1895 pone en
evidencia los progresos alcanzados en relación a los capitales invertidos y al
personal ocupado.
INDUSTRIAS
QUE SE DESTACAN
Dos fábricas de vino con 6.000
m², edificados y un capital total de $28.000c/l, en 1894 produjeron 260 hl de
mosto y 240 hl de vino, representando un 30% de la elaboración vitivinícola de
la provincia.
Una fábrica de cerveza la más
importante del país constituida en Sociedad Anónima con un capital invertido de
$4.200.000, produce anualmente 76.305 hl por un valor de $2.100.000, cuenta con
25 máquinas a vapor que brindan 476 caballos de fuerza, trabajan en la misma 350
extranjeros y 50 argentinos; representando el 1,76 de todo el personal
industrial de Quilmes existente hacia 1881.
Dos destilerías de alcohol, la “Franco-Argentina”
con un capital total de $3.000.000 y una producción de 31.345 hl por
valor de $1.260.000, sus tres máquinas a vapor producen 125 caballos de fuerza,
ocupando 157 obreros;
Y la de “Alejandro Dant” (extranjero);
con $60.000 de capital y una producción por valor de $50.000 posee solo una máquina
a vapor que entrega 10 caballos de fuerza, ocupando 12 obreros.
En junio de 1899, Adolfo y
Augusto Lackmann notifican la instalación de una fábrica de aceite de pescado
en el campo de Sebastián Casares, ubicado en Berazategui, sobre el río, en el Cuartel
4, solicitando autorización para su funcionamiento, la cual es concedida el 6
de julio, con expresa recomendación de respetar rigurosas condiciones de
higiene.[41] Hacia 1903 la Compañía General de Fósforos que había destinado la fábrica ubicada en Barracas al Sur para la producción de cajas, decide instalar en Bernal una fábrica de papel y cartulina, que comenzó a funcionar en 1904.
Según la estadística provincial de 1905 de industrias y comercios, [42] se encuentran en Quilmes 117 establecimientos con un capital en giro de $5.701.800, que representa el 3,6 % del capital de la Provincia. Se destacan la “Cervecería Argentina” con $4.860.000 de capital y ambas representan el 90,6% de la totalidad del capital industrial del Partido. Los datos fueron obtenidos de los registros de patentes.
“Cervecería Argentina” era indudablemente la principal fábrica, sobre los 767.000 hl anuales producidos en la Nación durante 1903, le pertenecían 400.000 hl. [43]Desde el 25 de enero de 1904 tranvías eléctricos de pasajeros y de cargas, unieron la localidad con la Metrópoli, lo que permitió remitir los productos directamente a la misma. En sus dos instalaciones completas trabajaban regularmente 900 obreros, llegando a 3.000 durante los meses de verano. Su potencia instalada es de 580 H.P. Hacia 1910 la producción alcanzó 989.561 hl.
En 1882 el fabricante de tintas neón Rigolleau y su sobrino Gastón, ante la carencia de envases para su próspera empresa, deciden establecer una fábrica de vidrio, en 1886 cuenta ya con 70 obreros y una producción diaria de 2 toneladas de artículos de vidrio, [44]seis años más tarde produce 8 toneladas de vidrio.
Las necesidades de expansión llevan a la firma a adquirir una extensión de 20 ha - ubicada entre los pueblitos de San Salvador y San Francisco - a Ignacio Aldasoro en 1907, el mismo año se invertirán $6.000.000 en la construcción e instalación de la nueva planta, alrededor de la misma se constituirá la localidad de Berazategui.
El diario “La Prensa” del 9 de septiembre de 1913 publica una nota según la cual la población urbana alcanzaba hacia 1910, 18.000 personas, representando el 56,2% de la del partido. El proceso de urbanización marca la transformación de la estructura productiva, orientada ahora a las actividades terciarias. En “Rigolleau” trabajan ya 1000 operario. Siendo la actividad financiera desarrollada por tres bancos, el local “Banco Popular”, el “Banco de la Prov. de Buenos Aires” (sucursal desde 1910) y la “Edificadora del Plata”. Ocho periódicos, 150 calles empedradas y dos líneas de tranvías completan el cuadro [45] Hacia 1918, la sociedad fundada el 26 de agosto de 1906 por Juan Orbea, adquiere 24 ha en el Kilómetro 23 del camino a Plata. Las ordenanzas municipales de la ciudad de Buenos Aires impedían a la empresa operar en esa jurisdicción; la fabricación de cartuchos y fulminantes se realizará en Quilmes. Hacia 1920 la firma produce 110.000 cartuchos diarios y ocupa a 60 operarios. En 1924 se constituye en sociedad anónima el 60% de las acciones pertenecerán a la “Nobel Industries Industries Ltda.” integrante de “Imperial Chemical Industries Ltda.”[46] Hasta 1936 fueron ampliándose las instalaciones.
La ardua competencia en la industria papelera, entre “La Argentina” y la fábrica de Bernal de la "Compañía General de Fósforos", concluye en 1925 cuando la primera adquiere la planta de Bernal y pasa a denominarse “La Papelera Argentina”.
LA
INDUSTRIALIZACIÓN PLENA
(1916-1935)
El estallido de la Primera Guerra Mundial ocupó a los estados
europeos en sus preocupaciones bélicas, la producción se orientó hacia las
mismas; nuestro país, tradicional comprador de las mercaderías europeas, se vio
desprovisto de las mismas, debiendo forzosamente incrementar, cuando no
iniciar, su producción
industrial, se generó de este modo un proceso de industrialización denominado “por
sustitución de importaciones”. Rubros hasta entonces irrelevantes de la
industria nacional pasaron a cobrar significativo impulso e importancia, a lo
largo del conflicto y en los primeros tiempos de las post-guerra. La paz trae nuevamente la prosperidad a Europa y sus
naciones procuran recuperar sus anteriores mercados, la industria nacional
acusa el impacto y su actividad decae ante la fuerte competencia. Recién en la
década ce 1930, con la sanción de medidas impositivas favorecedoras en el orden
nacional y local, que permiten volcar a la industria capitales argentinos y extranjeros,
se recuperara.En el orden local a la estructura industrial existente incrementada a partir de 1916, coincidiendo con la declaración de ciudad, se suma la actividad textil y otras de alta relación capital-hombre.
La producción crece en forma geométrica como asimismo la mano de obra empleada. Uno de los primeros lugares de la economía industrial de la Nación pasa a ser ocupado por Quilmes. La política adoptada a partir de 1930 acentuó sustancialmente el mejoramiento de la industria.[47]La Unión Industrial Argentina a través de su presidente Luis Colombo, manifestó la esperanza que significaba la desaparición de las leyes 11.729 y 11.317. El 15 de enero de 1931 se creó la Comisión Nacional de Fomento de la Industria, con representantes de las diversas entidades interesadas. Entre 1931 y 1935 se crearon doce juntas reguladoras de la producción y se instalaron numerosas empresas extranjeras.
El 31 de julio de 1931 el Consejo Nacional de Educación establece el 2 de septiembre como “Día de la Industria Argentina”.
EXIMICIÓN IMPOSITIVA
En el orden local, en 1932, el Dr. Caset promulga la Ordenanza 652, otorgando franquicias impositivas para favorecer la radicación de industrias, a través de la eximición - a las nuevas - de toco gravamen por un período de cinco años y una quita del 50% sobre los impuestos aplicables en los tres años subsiguientes. [48]
La Ordenanza 652 permitió la radicación de las siguientes empresas:
año 1933 Fabr. de productos Químicos de
Metol y Benedetti
Sección estampado en C.A.T.Y.A.
Fabr. productos Alimenticios de Cabezón, Gazzolo & Cía.
Fundición de Acero de Baudilio Compte
Fabr. de Sulfuro de Carbono de Mijalovich y Romero
año 1934 Fabr. de Tejidos de Seda "La Suiza Argentina"
año 1935 Fabr. Tejidos de Lana "La Bernalesa"
Fabr. de seda Artificial de S.A. Rhodiaseta Argentina
Fabr. de Rayón de Ducilo S.A. (en construcción)
Sección estampado en C.A.T.Y.A.
Fabr. productos Alimenticios de Cabezón, Gazzolo & Cía.
Fundición de Acero de Baudilio Compte
Fabr. de Sulfuro de Carbono de Mijalovich y Romero
año 1934 Fabr. de Tejidos de Seda "La Suiza Argentina"
año 1935 Fabr. Tejidos de Lana "La Bernalesa"
Fabr. de seda Artificial de S.A. Rhodiaseta Argentina
Fabr. de Rayón de Ducilo S.A. (en construcción)
PRINCIPALES
EMPRESAS QUILMEÑAS PARA 1935
INDUSTRIA
|
CAPITAL EN GIRO
|
PERSONAL
|
FUNDACIÓN
|
Cervecería
Arg.Quilmes
|
$16.821.865
|
2.800
|
1889
|
La Papelera
Argentina
|
$3.761.198
|
1904
|
|
Cristalerías
Rigolleau
|
$3.463.114
|
1.200
|
1882
|
Primera
Maltena Argentina
|
$3.364.021
|
1886
|
|
Cía. Gral.
Fabril Financiera
|
$2.066.939
|
1925
|
|
C.A.T.Y.A.
|
$1.074.517
|
1933
|
|
Cabezón,
Gazzolo & Cía
|
$600.000
|
1933
|
|
Soc. Aux.
Agrícola Comercial
|
$524.748
|
||
Textilia S.A.
|
$522.742
|
1931
|
|
La Bernalesa
|
$500.000
|
1935
|
|
Cartuchería
Orbea S.A.
|
$500.000
|
1906
|
|
Borel &
Cía.
|
$276.000
|
||
Caneparo Hnos.
|
$262.000
|
200
|
1931
|
Scabuzzo &
Cía.
|
$183.000
|
||
Crist. La
Estrella
|
$112.000
|
100
|
1924
|
La Suizo
Argentina
|
$100.000
|
1934
|
La capacidad transformadora de una industria estriba
centralmente en la disponibilidad de su fuerza motriz instalada, la cual denota
asimismo el grado de industrialización y productividad alcanzado, en este
sentido hacia 1935 nos encontramos con la siguiente situación:
Potencia instalada 27.821 kw, motores a vapor 5.728, turbinas a vapor 4.840, motores a combustión interna 1.203, motores eléctricos a corriente comprada 16.050 y a corriente propia5.277. Los generadores de electricidad tienen una capacidad de 4.867 kw.
De la lectura comparativa con los demás partidos de la provincia surge la ocupación del cuarto lugar en potencia instalada (9,5 % de la de toda la provincia), en motores eléctricos y en motores primarios y el tercer lugar en generadores de electricidad, muy cerca de Avellaneda. Para dimensionar la importancia de estas cifras diremos que la potencia instalada en Quilmes es similar a la de todas las provincias mesopotámicas argentinas.
Los 252 establecimientos ocupan a 523 empleados y 7.264 obreros (con una relación de 30,9 operarios por fábrica); la industria ofrece 10 empleos sobre cada 107 habitantes.
El capital invertido alcanza a los m$n 71.609.349 y la producción para el ejercicio l/07/1934 al 30/06/1935 a m$n 50.240.470, superada solamente por los partidos de La Plata y Avellaneda.
Los salarios percibidos por las 7.787 personas ocupadas alcanzan a m$n 11.428.279, lo que indica una retribución media por obrero/año de m$n 1.467, escasamente superada por La Plata y Lomas de Zamora, la producción de este ultimo llega solamente al 58 % de la de Quilmes.
La densidad capital-fábrica es de m$n/fabr. 284.162, la más alta de toda la provincia, dato elocuente que refleja la existencia de unidades de producción de significativo volumen y no de pequeños talleres.
La relación capital/hombre es de m$n 9.195 por obrero, ocupando el segundo lugar en la provincia de Buenos Aires.
El capital invertido en máquinas y herramientas es de m$n 24.957.786, solo Avellaneda supera esta cifra.
Por último señalamos que el promedio de utilidad bruta de la provincia de Buenos Aires es de 20,5 % y la del partido de Quilines de 43%. [49]
CONCLUSIÓN
De los datos anteriormente señalados resulta indudable la característica definidamente industrial del partido, surgida de factores geográficos: cercanía al principal mercado de consumo del país, rápida y fluida comunicación y transportes con el mismo y de factores humanos: laboriosidad de su población y capacidad de ahorro e iniciativa, conjunción que atrajo capitales y hombres, posibilitando a Quilmes ubicarse, hacia 1935, en el tercer lugar de la industria provincial y en el quinto de la industria nacional.
Potencia instalada 27.821 kw, motores a vapor 5.728, turbinas a vapor 4.840, motores a combustión interna 1.203, motores eléctricos a corriente comprada 16.050 y a corriente propia5.277. Los generadores de electricidad tienen una capacidad de 4.867 kw.
De la lectura comparativa con los demás partidos de la provincia surge la ocupación del cuarto lugar en potencia instalada (9,5 % de la de toda la provincia), en motores eléctricos y en motores primarios y el tercer lugar en generadores de electricidad, muy cerca de Avellaneda. Para dimensionar la importancia de estas cifras diremos que la potencia instalada en Quilmes es similar a la de todas las provincias mesopotámicas argentinas.
Los 252 establecimientos ocupan a 523 empleados y 7.264 obreros (con una relación de 30,9 operarios por fábrica); la industria ofrece 10 empleos sobre cada 107 habitantes.
El capital invertido alcanza a los m$n 71.609.349 y la producción para el ejercicio l/07/1934 al 30/06/1935 a m$n 50.240.470, superada solamente por los partidos de La Plata y Avellaneda.
Los salarios percibidos por las 7.787 personas ocupadas alcanzan a m$n 11.428.279, lo que indica una retribución media por obrero/año de m$n 1.467, escasamente superada por La Plata y Lomas de Zamora, la producción de este ultimo llega solamente al 58 % de la de Quilmes.
La densidad capital-fábrica es de m$n/fabr. 284.162, la más alta de toda la provincia, dato elocuente que refleja la existencia de unidades de producción de significativo volumen y no de pequeños talleres.
La relación capital/hombre es de m$n 9.195 por obrero, ocupando el segundo lugar en la provincia de Buenos Aires.
El capital invertido en máquinas y herramientas es de m$n 24.957.786, solo Avellaneda supera esta cifra.
Por último señalamos que el promedio de utilidad bruta de la provincia de Buenos Aires es de 20,5 % y la del partido de Quilines de 43%. [49]
CONCLUSIÓN
De los datos anteriormente señalados resulta indudable la característica definidamente industrial del partido, surgida de factores geográficos: cercanía al principal mercado de consumo del país, rápida y fluida comunicación y transportes con el mismo y de factores humanos: laboriosidad de su población y capacidad de ahorro e iniciativa, conjunción que atrajo capitales y hombres, posibilitando a Quilmes ubicarse, hacia 1935, en el tercer lugar de la industria provincial y en el quinto de la industria nacional.
Lic. Jorge Héctor Levoratti UNTREF-UNAJ
APÉNDICE GRÁFICO
PETITORIO DE OTTO BEMBERG AL INTENDENTE DR. NICOLÁS E. VIDELA
PETITORIO DE OTTO BEMBERG AL INTENDENTE DR. NICOLÁS E. VIDELA
Buenos Aires Febrero 3/94 (1894)
Señor Intendente Municipal de
Quilmes
O.
Bemberg a Ud. Respetuosamente acudimos exponiéndole que teniendo necesidad
absoluta e hacer algunas reformas y nuevas obras en la Cervecería Argentina
situada en Quilmes, como lo demuestran y especifican los adjuntos planos a Ud.
rogamos que previo(s) los trámites correspondientes se sirva co0ncernos la
correspondiente autorización permitiéndonos encarecerle la urgencia en la resolución
pues los trabajos deben ser empezados cuanto antes.
Es
gracias que esperamos merecer de V.S. a quien tenemos el honor de saludar
atentamente
(Firma) O.
Bemberg - Quil
RESPUESTA
DEL INGENIERO MUNICIPAL EDUARDO OTAMENDI
Quilmes –
Febr. 9 de 1894
No puede
concederse el permiso de edificación de acuerdo a los planos presentados, en
virtud de la autorización del Concejo Deliberante de fecha 24 de Marzo de 1889
respecto a la comunicación por medio de puentes o túneles para cruzar las
calles ente los diversos departamentos de la Fábrica, y la cual no autoriza
otra clase de construcciones sobre la vía pública.
Sin
embargo, como el proyectado edificio no entorpecería el tráfico de la calle,
allá cuando la necesidad obligue su apertura, soy de opinión, dada la
importancia del Establecimiento y los beneficios que reporta a la localidad,
que por una resolución del Concejo Deliberante se conceda lo solicitad.
En razón
de lo indicado más arriba creo que el Sr. Intendente deberá pasar esta
solicitud al H. C. Deliberante
(Firma)
Eduardo Otamendi – Ing. Mpal
EL
INTENDENTE DA CURSO A LA RESPUESTA
Quilmes,
Febrero 24 de 1894
En vista
del informe que antecede pase al H. Concejo Deliberante para su resolución [¿…?] (Firma) N. Videla Intendente
Quilmes, Febrero
de 1894
De conformidad
a lo resuelto por el H. Concejo en sesión de la fecha concédese a los Señores O.
Bemberg y Cía. el permiso que solicitan para construir sobre la vía pública, descansando
sobre arcadas y de acuerdo con los planos presentados el cuerpo de edificio a que
los mismos se refiere quedando obligados los solicitantes a conservar en perfecto
estado de visibilidad y con la suficiente luz los respectivos pasajes, cuando las
necesidades del vecindario requieran la apertura de las calles cuya [¿…?] y goce
fue concedido a los peticionantes por resolución del Concejo fechado el 24 de Marzo
de 1889.
A sus efectos
pase a la Intendencia. Repongan las fojas.
(Firmas) Felipe M.
Amoedo y Antonio Barrera.
Plano del ingreso de las vías del F.C.Sud (hoy Roca) a la fábrica
Vista desde el NE, aún no se habían levantado los edificios que actualmente están frente a la Av. 12 de Octubre
Vista aérea de los edificios completos que forman la fábrica; los actuales estacionamientos y playas de carga ocupan las manzanas que en la foto se ven habitadas. En la esquina de las avenidas 12 de Octubre y Vicente López la fonda-almacén "La Colonia" de don Santiago Valerga.
Compilación e investigación Prof. Chalo Agnelli
BIBLIOGRAFÍA
Ibarguren, Carlos, Juan Manuel de Rosas, su vida, su drama, su tiempo,
Buenos Aires, Ediciones Frontispicio, 1948.
NOTAS
[1] Craviotto, José A. (1969) “Quilmes a través de los años” Ed. Municipalidad de Quilmes. Pág.
171.
[2] Cutolo, Vicente. (1985) “Nuevo Diccionario Biográfico Argentino” (1750-1930) Tomo VII Pp. 208/209.
Editorial ELCHE Buenos Aires. – Hanon, Maxine. (2005) “Diccionario de Británicos en Buenos Aires”. Ed. de autor. Pp. 770 a
771
[3] Ibídem ant. Pág. 586
[5] Hanon, Maxine. Op.
Cit. Pág. 793
[6]
Según
Carlos Ibarguren esta sociedad “… fue próspera y se benefició explotando
diversas faenas: ganadería, acopio de frutos del país, saladero de pescados y
de carne en Las Higueritas, próximo a la reducción de los Quilmes, y
exportación de esos productos a Río de Janeiro y a La Habana. Las ganancias se
multiplicaron enriqueciendo a la razón social y convirtiéndola en un peligroso
competidor del gremio de abastecedores de Buenos Aires. Se inició, entonces,
una recia lucha económica contra los saladeros, acusados de haber provocado la
escasez de la carne”. Ver
Blog de Historia Argentina e Hispanoamericana del
sábado, 21 de diciembre de 2019 - Sábado, 14 de
marzo de 2009 El Saladero de Las Higueritas por
Sandro Olaza Pallero http://solazapallero.blogspot.com/
[7] Craviotto, José A. “Historia de la Ganadería Argentina” en Ricardo Levene (director),
Historia Argentina Contemporánea. Buenos Aires, Vol. III, Pág. 382
[8] Giberti, Horacio. (1971) “Historia económica de la ganadería argentina”. Ediciones
Solar//Hachette. Buenos Aires. Pág. 85
[9]
Nació en Buenos Aires en 1792 y murió en la misma ciudad en 1882. Era hijo de
don Miguel Roxas y de doña Petrona Patrón.
En el ejército
alcanzó el grado de sargento mayor. Durante el período en que gravitó Rivadavia
integró la comisión encargada de redactar el reglamento de la Sociedad de
Beneficencia; fue accionista de la Sociedad del Mineral de Famatina, junto con
don Braulio Costa y Nicolás y Juan José Anchorena; y en 1826 fue designado director
del Banco Nacional, funciones en las que se destacó como economista. Posteriormente
se desempeñó como ministro de Hacienda de los gobernadores Dorrego, Balcarce y
Rosas. De este último lo fue en 1835 y 1837. Años antes, en 1831, representó a
la provincia de Buenos Aires en los tratados con las provincias del litoral, y
en calidad de tal figura entre los firmantes del Pacto Federal del 4 de enero
de este año.
[11] Hanon, Maxine. Op.
Cit. Pág.541
[12] Hanon, Maxine. Op.
Cit. Pág.285 y 286
[13] Hanon, Maxine. Op.
Cit. Pág.282
[14] Hanon, Maxine. Op.
Cit. Pág.511
[15] Craviotto, José A.
Op. Cit. Pág. 196
[19] Ardissone, Romualdo Director (1951) Anales de la
Sociedad de estudios Geográficos. Buenos Aires,
Comi.
[20] Ver en EL QUILMERO del viernes, 3 de julio de 2009 “Las Bodegas Andrés Rosso de Ezpeleta”
[21]
Censo General de la Prov. de Buenos Aires. Demográfica, agrícola, industrial y
comercial. Verificado el 9 de octubre de 1881. Pág. LXIV
[24] José Cortavarría, vasco, nacido en 1838, hijo de José
María y de Rafaela Aranés. Casó en Quilmes el 16 de agosto de 1866 con María
Juana Jaureguiverri, natural del Iparralde, hija de Beltrán y de Juana María
Aguirre. Fueron padrinos Juan Chourrout y María Socorro Bejere. El 8 de julio
de 1867 tuvieron una hija Juana Isabel (FamilySearch)
[25] Archivo Histórico Municipal de Quilmes. Libros de
alumbrado, barrido y limpieza 1883-1884. Libro 8 Pág. 2 y 9.
[26]
Ver
en EL QUILMERO del sábado, 18 de mayo de 2019 “La Cervecería y Maltería Argentina Quilmes” –
“Historia”
[38] Latzina, Francisco. (1891) “Diccionario Geográfico
Argentino” Compañía Sudamericana de Billetes de banco. Pág. 619.
[39] Ver en EL QUILMERO del martes, 28 de septiembre de 2010 “Julio, Pedro y Carlos Costa en la historia local de la Tercera Fundación”.
[42] Dir. Gral. De Estadística de la Prov. de bs. As.
(1907) Comercio e Industria 1905. Director Carlos Salas. La Plata Pág. 55 y 56.
[43] Fraboschi, Roberto O. “Industria y Comercio”. Academia Nacional de la
Historia. Vol. III, Pág. 179 y 180.
[44] Dorfman, Adolfo (1970) “Historia de la Industria
Argentina”. Ed. Solar/Hachette. Bs. As. Pág. 56
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