El Día de la Música es una buena escusa para publicar en EL QUILMERO la biogafía de los dos primeros maestros de música que tuvo Quilmes. Estas páginas fueron publicadas en el ensayo histórico-social de mi autoría: "Migraciones. Cuatro colectividades quilmeñas - Cinco familias para una historia social", libro editado por la Editorial Jarmat en 2006. Trabajo que había sido presentado en la 2° Jornada Histórica – Geográfica y Genealógica de Berazategui
2004; organizada por la Asociación “Orígenes” de Berazategui el sábado 16 de octubre de 2004. Justifico en el prólogo lo que motivó esta investigación, donde nada tuvo que ver la música, sino una hipótesis sociológica:
"Se pretende mostrar, a través de estas investigaciones,
entrevistas y compilaciones, la incidencia que algunas familias tuvieron en el
desarrollo de una clase media en Quilmes y las localidades que hasta antes de
1891 y 1960 lo conformaban. Una inmigración calificada
posterior a 1848 y de 1852 que diseñó un perfil de clase media económica y culturalmente; donde
el elemento híbrido tomó sustancia. Y que luego con el correr de las
generaciones se difuminó en una clase media educativa cultural y profesionalmente
calificada Una clase media con parámetros sociales que describen marcadamente
las características distintivas del argentino de todas las ciudades y pueblos
de nuestro país, con sus salvedades geográficas regionales." Chalo Agnelli
LA MÚSICA ANTES DE LOS MÚSICOS
Seguramente no era Quilmes antes de 1875, un pueblo sin
música pues había criollos, extranjeros, algunas niñas y damas de las familias
más pudientes que hacían música. Los primeros con guitarras, las segundas con
alguna pianola como la que poseía doña Victoria Wilde de Wilde y tocaba también
su hermano Alfredo. Fue un célebre bandurrista el español don Francisco Navarro
y su hermano José, barbero y flebótomo, los hermanos Eusebio y Mariano
Rodríguez fueron reconocidos músicos, como también Pedro Moranchel y el maestro
Emiliano Reina. Pero el incentivo creador orgánico y gestor de las actividades
musicales en general comenzarían a tomar destino claro, hasta nuestros días,
con la figura de don Antonio Barrera.
DON ANTONIO BARRERA, EL FUNDADOR [1]
Los acontecimientos políticos de España a fines de 1871,
obligaron a muchos españoles al exilio. Don Antonio Barrera nacido en Cataluña,
el 5 de febrero de 1827, aunque el origen de la familia era castellano, fue uno
de ellos, junto con su hijo homónimo, nacido enero 27 de 1858 en Figueras,
provincia de Gerona.
Entre otros republicanos los dos Barrera, padre e hijo,
cruzaron a pie los Pirineos, escapando a Francia. Antonio, hijo, se sentó a
descansar a una orilla del sendero entre montañas y apoyando la mano en la
nieve sintió un objeto duro enterrado, excavó y halló un Cristo crucificado
tallado en una cruz de caoba con pie en escala. Fue una reliquia que trajo con
él a la Argentina y se conservó como Lar familiar (hoy lo posee la Sra. Dora
Ricagno Barrera de Raggio)
Los exiliados se embarcaron rumbo a América en el puerto de
Brest, Francia. En viaje a Buenos Aires el barco que traía a don Antonio,
su hijo y a otros paisanos también músicos (según cuenta don José Abel Goldar
en “Panorama de las artes quilmeñas”*), republicanos, recaló en Río de
Janeiro.
Cuenta la anécdota familiar que aburrido, el joven Antonio,
de tan larga travesía y esperando que la embarcación volviera a zarpar, se puso
a tocar el violín en una plaza de Río de Janeiro próxima al puerto. Esto atrajo
público y, entre estos, miembros de la corte imperial de Pedro II que indagaron
y le hicieron notar al emperador de las condiciones artísticas de los Barrera y
sus colegas. El monarca envió delegados a la nave, que invitaran a los viajeros
a permanecer en el Brasil como músicos de la corte, pero don Antonio Barrera y
sus colegas ya habían concretado obligaciones en Buenos Aires.
Pronto adquirió fama como director sinfónico, compositor y
ejecutante de varios instrumentos. Fue relevante su actuación en las fiestas
patrias de 1873, en las ceremonias solemnes en la catedral como interprete y
luego ingresó al primer Teatro Colón.
En 1974, se instaló en Quilmes prefiriendo la calma
pueblerina para criar y formar a sus hijos: Dolores, Juan y María,
recientemente llegados de España junto con su esposa Josefa Picart.
Fue el primer maestro de música que tuvo Quilmes: “¡Y qué
maestro! ¡Grave severo, pero bondadoso hasta lo indecible, desprendido
hasta la abnegación y músico de los pies a la coronilla!”; lo califica don José
Andrés López en sus misceláneas. [2]
Dio lecciones de música e instrumentación a niños y
adolescentes y en 1875 la municipalidad le encargó la educación musical de los
escolares. Con sus alumnos creó la Sociedad Musical “La Aurora” participando
indefectiblemente en todos los acontecimientos festivos y ceremonias religiosas
que se producían en el pueblo. Este año además de la Comisión Nacional de Educación,
se creó el Conservatorio de Música de la provincia de Buenos Aires, fundación
para la cual es muy probable que don Antonio Barrera haya tenido que ver con
una asesoría orgánica y técnica.
Según informa “El Quilmero”, periódico de la época, el 6 de
enero de 1876 dirigió un coro de niños en la misa de Reyes. Cerrando las
fiestas de carnaval, el domingo 9 de marzo de ese mismo año se realizó un baile
con orquesta integrada por un flautista, Mariano Rodríguez en piano y Barrera
en violín. A esta orquesta se le pagaron $ 500. El 11 de junio acompañó la
actuación del “prestidigitador, físico y mágico Blas Dalmazzone”, de visita en
el pueblo. El domingo 9 de julio dirigió un coro de escolares que entonaron las
estrofas del Himno Nacional, completo, pues recordemos que aún no había sido
podado y modificado en partes. En el Te Deum se interpretó una composición del
propio Barrera que ejecutó en violín junto con las flautas de Rodolfo Vega y
Santiago Martínez y las voces de Antonio Barrera, hijo, y Federico Serra.
Fueron muchas las dificultades que debió afrontar por falta
de pagos tanto de la municipalidad como por sus clases particulares, sin
embargo, don Antonio continuó con firmeza su tarea.
En 1876, realizó la Sociedad Estudiantina “El Trueno” que presidía
el Dr. Salomé Luque. Los ensayos se realizaban por la noche en la casa de
Barrera que había compuesto la marcha de la institución con letra de José
Andrés López.
Los diarios de la época mencionan su actuación en las
fiestas patronales de 1876, dirigiendo una banda integrada por Rodolfo Vega,
Santiago Martínez, Agustín Matienzo (h), Rodolfo Labourt, Julio Ithuralde y las
voces de Bautista Nouzeret, Eusebio Rodríguez, Federico Serra, Joaquín Méndez,
Antonio Barrera (h) y un coro de 20 niños. Y en el domingo de Noche Buena la
Municipalidad realiza un baile para los vecinos que se reitera el 31 de
diciembre en ambas oportunidades con la orquesta de Barrera.
Según el periódico “El Independiente” el domingo 23 de
setiembre de 1877 se hallaba con el señor Agustín Matienzo tomando café en el
Hotel de Risso cuando empezó a sentirse mal y con la ayuda del boticario
regresó a su casa, a las 17 horas, junto a su familia, muere “de
repente”; según dice el acta de defunción, quizá por un problema cardíaco.
Tenía 50 años. Lo atendieron los doctores Cueli, Wilde y Luque. El sepelio fue
a las cuatro de la tarde del día 28. Homenajearon las exequias el señor Solla y
el Dr. Wilde.
De los hijos de don Antonio, Dolores (n. 1851) se casó con
el S. Ronderos. El único hijo de estos (adoptivo) desposó a su prima segunda
Elena Barrera Nicholson y Capurro; María se casó con el Sr. Baldomero
Jahnoer, de origen portugués, industrial cristalero que instaló la primera
fábrica de cadenas que hubo en la Argentina y fue tesorero del Banco Popular de
Quilmes cuando Antonio Barrera (h) era vicepresidente del directorio y Rodolfo
Labourt, gerente; Juan (n. 1853), fue comisario en Avellaneda, pero también
incursionó en la música cuando en 1886 el intendente Nicolás Videla
despidió a la banda de la Unión de la Boca y convocó a concurso para una
nueva presentándose dos; una patrocinada por el maestro Castelletti y la
segunda patrocinada por don Juan Barrera, que fue la ganadora; contaba con 20
músicos y la dirigía Lorenzo A. Cianchetta. Juan Barrera se casó con Dominga
Morlán, uruguaya, nacida en 1854, de este matrimonio nació en Quilmes María
Elisa (n. 17/11/1878)
ANTONIO BARRERA – PICART
El segundo Antonio, nacido en Barcelona en 1856, llegó
con su padre a la Argentina y en 1873 a Quilmes. En poco tiempo se destaca por
su capacidad musical. Con tan solo 19 años se hace cargo del sostén de la
familia, dando lecciones de música a algunas familias del pueblo y actuando
como organista de la Iglesia parroquial desde entonces hasta su muerte en
1929.
Habiéndose don Antonio Barrera Picart empapado de
musicalidad desde su más tierna infancia, pudo asimilar y transmitir la
genialidad de su padre. En 1875, ingresó a la orquesta del Teatro Colón, el
viejo, como primer violín. Fue director de orquesta en teatros de la ciudad de
Buenos Aires: “El Alcázar” y “La Alegría”. El primero en la actual calle
Chacabuco y el segundo en la calle Florida entre Cangallo y Bartolomé
Mitre.
Y a partir de 1875, fundó en Quilmes varias organizaciones
musicales: bandas, orquestas y coros. Así como fue un asiduo y activo promotor,
organizador, miembro y coordinador de todas las entidades sociales,
comunitarias, culturales y de bien público que vieran la luz en el
pueblo.
En “El Quilmero” del domingo 19 de junio de 1876, se comenzó
a promover el festejo de la fiesta patria del 9 de julio como la conmemoración
lo merecía, pues el 25 de Mayo anterior había carecido de la mínima
demostración oficial o particular de los vecinos de Quilmes. Se comenzaron a
recolectar fondos entre los particulares y Municipalidad para darle el brillo
necesario y, precisamente Antonio Barrera (h) fue parte de una de las
comisiones más entusiastas para concretar el objetivo. Dice “El Quilmero” del
22 de junio siguiente: “El domingo en la confitería de Ángel Meals se reunió el
vecindario para realizar algunas fiestas el 9 de Julio. Se designó una comisión
integrada por José A. Wilde, Mariano Otamendi, Juan Robson, Mariano Solla, José
A. Matienzo. Estos se dirigirán a la municipalidad, al Sr. Cura párroco, (Pbro.
Quesada) al Consejo Escolar para que desde sus funciones colaboren con la
celebración patria. Del mismo modo al vecindario para que embanderen los
frentes. Para la recolección de fondos se designó a José Carbone, Eusebio
Rodríguez, Antonio Barrera (h) y Rodolfo Vega...”
La comisión de la que formaba
parte Barrera, en poco tiempo, fue la que recolectó más fondos como dice el
mismo periódico el 25 de junio: “La comisión del Sud que integran Rodolfo L.
Vega y Antonio Barrera, encargada de recolectar fondos en el pueblo remitió la
lista de contribuyentes hasta el 23 del actual. Total 300 pesos”. Esta fue la
primera y una de las fiestas patrias más brillantes que se celebraron en el
viejo pueblito del sur. Hubo fuegos artificiales, carreras de sortijas a cargo
de Mariano Solla y bailes en las casas de particulares. Además, Antonio Barrera
(padre) organizó y dirigió el Te Deum y la misa cantada, preparó a los alumnos
de las escuelas del pueblo y de la campaña coordinados por el preceptor
Robustiano Pérez que madrugaron a la espera de la salida del sol en la plaza
principal, actual San Martín, donde cantaron el Himno. “Si los fondos
alcanzaren, también se costeará alguna compañía de pruebistas (sic) que hagan
pruebas en la calle.” Informa el bisemanario de Giménez el 29 de junio.
La muerte de su padre en 1877 le deja por largos años en sus
manos la dirección de los músicos quilmeños. El 30 de setiembre de ese mismo
año, a poco de la muerte de su padre, “El Quilmero” invita a los aficionados a
ensayar para la misa del 8 de diciembre en la barbería del flebótomo José
Navarro. [3]
Fue el paradigma de lo musical en el pueblo y nadie compraba
un instrumento sin antes consultar al “joven Barrera” como solía nombrarlo el
pueblo. Incluso tuvo primordial injerencia en los trámites (tanto por sus
conocimientos musicales como por sus aportes económicos) que culminaron con la
adquisición del órgano para la Catedral, durante el curato del Pbro.
Manuel Bruzzone (período 1910 – 1929)
Familia Barrera Nicholson: de izq. a der. parados: Beatriz, Antonio, Águeda y César. Sentados: Antonio Barrera Picart y Águeda Nicholson. Debajo al centro, Dora.
LA RAMA INGLESA
Se casó en 1883 con Águeda Nicholson, hija de John Nicholson
que según Maxine Hanon, [4] había nacido en 1825; en Inglaterra. Llegó a Quilmes en 1845
cuando el crecimiento de la industria saladeril y la cría de ganado ovino
requerían de mano de obra capacitada. Trabajó como medianero en los campos de
Andrés Baranda uno de los más afanosos jueces de paz y presidentes del municipio que, tras la tercera fundación de Quilmes (1853), abrieron la huella del
progreso en el pueblo. Se casó con Águeda Pon, escocesa presbiteriana, y
tuvieron 3 hijos: Águeda, Fanny y Juan, nacido el 24 de octubre de 1856.
Andrés Baranda junto con su esposa Aurora Giles, [5] se encariñaron con la pequeña Águeda y
resolvieron criarla, pero tras la prematura muerte de doña Aurora, asumió
la crianza su hija doña Cruz Baranda de Risso. [6] Esta, con su esposa, Pedro Risso, continuaron la
crianza y la educaron desde la primera infancia, considerándola la hija que no
pudieron tener y haciéndola única heredera de una considerable fortuna. Muerta
prematuramente doña Águeda su madre adoptiva, Mamá Cruz, termina la crianza de
dos de sus hijas mayores: Águeda y Beatriz, en su casa de la estancia de
Baranda, próxima a la fábrica Peugeot.
Convencido de la máxima: “la herencia de una fortuna no es
mérito y sólo causa orgullo al necio”, Antonio Barrera no se apoltronó en su
seguridad sino que con ella privilegió una actitud solidaria y participativa en
bien del comunitario de Quilmes.
En 1886 el matrimonio Barrera-Nicholson tuvo una activa
actuación en pos de la higiene y la salubridad del pueblo y la campaña del
partido de Quilmes. La experiencia vivida de dos epidemias de cólera y la
fiebre amarilla en Buenos Aires, que si bien no se había extendido por la
localidad, se produjeron casos aislados que se pudieron controlar
oportunamente, obligó a pensar en la necesidad de un hospital. La tarea la
asumió una comisión de señoras presidida por Federica Dorman de Quijarro,
acompañada por las maestras Petronila y Demetria Rivero, Florinda Fernández de
Catalá y las vecinas María A. de Lasalle, María Marrull de del Campo,
Matilde Villa, Vicenta Lasalle, Gregoria Lerdou y la señora Águeda Nicholson de
Barrera. El 7 de setiembre de ese año se organizó un festival. Con los fondos
obtenidos se abrió una sala hospital en la calle Alsina ente San Martín y
Moreno, sobre la vereda noreste que luego la gente dio en llamar “El Lazareto”.
Por otra parte en noviembre se organizó una comisión encargada de la higiene en
el municipio formada por el Dr. Edmundo Fierro, Indalecio Sánchez, Celestino
Risso, Daniel A. Páez, Fernando Otamendi y don Antonio Barrera.
El 31 de marzo de 1901, Antonio Barrera, participa de la
fundación del Club Social con el Dr. Ildefonso Salas, Mariano Castellanos,
Dr. Felipe M. Amoedo, Juan y Héctor Ithuralde, don Agustín V. Matienzo,
don Guillermo Tollo, don Alejandro Otamendi, don Samuel Canaveri, don Luis Odera, don Juan Escobar,
don Juan A. Arenales, don Casimiro Arias, don Ramón Castaño, Dr. José Antonio Wilde (h) y el Sr. H. A. Jacobs.
Fue secretario del Consejo Escolar desde 1885 hasta 1911, y secretario del Honorable Concejo Deliberante desde 1892 hasta 1917. Actividades
estas que, durante algunos años, ejerció simultáneamente. En 1920 actuó como concejal municipal y en 1922, consejero escolar.
Como municipal apoyó el petitorio de Otto Bemberg,
promoviendo la instalación de la Cervecería contra los que se oponían en el H.
Concejo Deliberante. Fue accionista del Banco Popular desde su fundación y director desde 1927 hasta su muerte.
El Banco Popular fue una institución
financiera representativa del progreso económico de Quilmes se inició con
un capital de un millón de pesos el 29 de octubre de 1907. Otorgaba préstamos
para la edificación, llegando a existir en Quilmes, en 1930, 900 edificios
levantados con el apoyo del este banco, entre ellos el Palacio
Municipal (actual Casa de la Cultura) concluido en 1912.
Su actividad oficial no lo apartó de la música y en 1888
formó el cuarteto “Quilmes” con Rodolfo Labourt y Juan Ithuralde en violines,
Julio Fernández Villanueva en violonchelo y él en viola. Ese mismo año llegó a
Buenos Aires la cantante lírica Adelina Patti [7] que había conocido a los Barrera en España y pidió
especialmente que la acompañara en los ensayos. Fueron más de cincuenta los
años en que desplegó su capacidad musical en el partido de Quilmes. Este
despliegue artístico recobraría relevancia en el distrito en 1934 cuando el maestro
Leonardo Gay fundó la orquesta de la Asociación Sinfónica de Quilmes.
Iniciadas las obras para levantar el edificio del
actual teatro Colón se hizo una colecta pública en la que don Antonio
Barrera colaboró generosamente. A raíz de esto se le dio un abono de palco
vitalicio y un “ropero” para guardar sus binoculares e indumentaria de ocasión.
[8] Falleció el 25 de noviembre de 1929, en la casa que fuera de
don Andrés Baranda en la esquina SO de Rivadavia y Sarmiento.
Casa de don Andrés Baranda que luego heredó su hija Cruz Baranda de Risso, quien la legó a su hija del corazón Águeda Nicholson esposa de Antonio Barrera Picart.
Del libro "Migraciones" Cap. 2
Chalo Agnelli
NOTAS
[1] Ver árbol
genealógico.
[2] Ver “Quilmes de antaño” Pág. 70.
[3] El viernes 19 de mayo de 1876 José H. Navarro, aprobó el
examen en la facultad de medicinade Buenos Aires que lo habilita a ejercer como
flebótomo. “El “Quilmero 25/5/1876 N° 50.
[4] Ver bibliografía
“Diccionario...” Pág. 631
[5] Aurora Giles era
hermana de don Bernabé Giles en cuya casa de Sarmiento y Alsina esquina SE
estuvo un tiempo la escuela N° 1. Ambos descendientes de los propietarios de
las tierras donde se fundó el pueblo de San Andrés de Giles. Ver: “Quién es Quien en Quilmes”: Giles y
Gaete de Mayol, Gerónima. Págs.
[6] Según cuenta doña
Lila A. Giordano de Campelo en “Reseña
Histórica de la Parroquia Inmaculada Concepción Hoy catedral de Quilmes”. “Entrando en la Catedral a la derecha nos
encontramos con el hermosos Jesús de Nazareth (el Nazareno), donado por la hija
de don Andrés Baranda, señora Cruz Baranda de Risso en el año 1870”.
[7] Adelina Patti
nació en Madrid el 19 de febrero de 1843, en oportunidad que sus padres,
italianos, se hallaban de paso por España en una gira artística. Inició su
carrera en 1859 en Nueva York. En 1888 llegó a la Argentina, presentándose en
el teatro Politeama con la ópera “El
barbero de Sevilla”. Volvió al año siguiente pues, según sus memorias,
Buenos Aires fue la plaza teatral que le ofreció los mejores contratos.
Santiago de Estrada en su libro “Teatro”, escribe: “Eso que se siente al escuchar el murmullo de las olas del mar o de
contemplar las cumbres de las montañas, se saca del teatro después de ver a
Adelina Patti”. Murió el 27 de setiembre de 1919.
[8] Hechos
tomados de apuntes de sucesos, “Instituciones
y personajes de Quilmes” investigación y escritos de Guillermo C. Maier,
aportados por don César Barrera Nicholson, existentes en la Biblioteca
Municipal Domingo F. Sarmiento: completados por las entrevistas que el autor de
estas páginas tuvo con el Dr. Eduardo Barrera Almeida y con la Sra. Dora
Ricagno Barrera de Raggio.
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