Siguiendo la nota anterior del 19 de mayo "El tranvía 22", agregamos que tras la propuesta tranviaria de Mr. Robertson, siguió la de Robert
W. Bradley & Cïa., quien junto con el Dr. Carlos Pizarro Lastra, pidió en 1901 a la municipalidad de
Quilmes se les permitiera instalar una empresa tranviaria de la estación hasta La Ribera donde levantarían un
hotel en torno del cual se haría un parque recreativo. El capital se reuniría
con la extracción de arena para uso de los constructores del Partido. Esta
petición se aprobó, pero las obras no se concretaron.
El 28 de noviembre de 1914, a las 15 hs. según cuenta el diario la Nación del día siguiente,
quedó inaugurado el tranvía eléctrico a La Ribera: “A la hora señalada un convoy de cuatro
coches salía de la estación del ferrocarril con los invitados, a los que se
agregaron las autoridades municipales presididas por el intendente (Dr. Castro)
Una vez llegados al punto extremo de la línea, en cuyo paraje avanza
rápidamente la construcción del balneario, que como la empresa del tranvía
pertenece a los señores Fiorito Hnos., se procedió a la inauguración de las
obras. [...] Terminada la ceremonia los concurrentes pasaron a los salones del
hotel establecido en La Ribera,
donde fueron obsequiados con un lunch”[1]
En noviembre de 1920 por ordenanza municipal se autorizó la
transferencia del contrato de concesión acordado a los señores Pedro y Antonio
Fiorito por escritura de 22 de mayo de 1911, para la explotación del tranvía y
balneario, a favor de la S.A.
“Tranvías Eléctricos y Balneario de
Quilmes”.[2]
En 1948, empeñados en el proyecto nacional de estatización de todos los servicios públicos la Municipalidad de Quilmes pidió la cuenta de lo que debía desembolsar por los mismos, resultando la suma para adquirir las vías terrestres y aéreas con todas las instalaciones propiedad de la Asociación Tranvías Eléctricos y balneario de Quilmes era de $ 555.522,25 de aquellos años. [3] Antes del cruce hacia la calle Alsina por sobre las vías del FFCC había una parada y cambio sobre la actual plaza Soberanía Nacional y en la calle Canal de Beagle (cerrada por aquel entonces) había una casilla de madera pintada de gris que hacía las veces de oficina de tránsito y descanso para los “motormen”. Luego, entre 1979 y 1980, sobre esa parada se construyó la pequeña plaza en reivindicación por las disputas limítrofes con la hermana República de Chile. Conflicto solucionado con la firma del Tratado de Paz y Amistad del 29 de noviembre del 1984.
En 1948, empeñados en el proyecto nacional de estatización de todos los servicios públicos la Municipalidad de Quilmes pidió la cuenta de lo que debía desembolsar por los mismos, resultando la suma para adquirir las vías terrestres y aéreas con todas las instalaciones propiedad de la Asociación Tranvías Eléctricos y balneario de Quilmes era de $ 555.522,25 de aquellos años. [3] Antes del cruce hacia la calle Alsina por sobre las vías del FFCC había una parada y cambio sobre la actual plaza Soberanía Nacional y en la calle Canal de Beagle (cerrada por aquel entonces) había una casilla de madera pintada de gris que hacía las veces de oficina de tránsito y descanso para los “motormen”. Luego, entre 1979 y 1980, sobre esa parada se construyó la pequeña plaza en reivindicación por las disputas limítrofes con la hermana República de Chile. Conflicto solucionado con la firma del Tratado de Paz y Amistad del 29 de noviembre del 1984.
UN DECESO FORTUITO
Intereses ocultos, negociados, falsas visiones de progreso, inoperancia de políticos y funcionarios hizo que después de 60 años un decreto del presidente Arturo Frondizi determinara que el servicio de tranvías era obsoleto y lo reemplazó por colectivos con el mismo número, 22.
Intereses ocultos, negociados, falsas visiones de progreso, inoperancia de políticos y funcionarios hizo que después de 60 años un decreto del presidente Arturo Frondizi determinara que el servicio de tranvías era obsoleto y lo reemplazó por colectivos con el mismo número, 22.
A fines de febrero de 1962, el ministro Mazar Barnett
entregó los automotores que reemplazarían los tranvías N° 22 al presidente de la UTA, Héctor Pérez. Era
intendente de Quilmes don Rodolfo "Robín" Adalberto López (h) y presidente de la República el Dr. Illia.
Recién había muerto el candidato de la
UCRP a gobernador de la Provincia, Crisólogo Larralde. Comenzaba en Quilmes
a diluirse el pueblo y a asomarse violenta la ciudad impersonal. Prevalecía aún la pujanza
industrial y la cultura rumbosa, pero en esa violencia estaba la destrucción de
lo lento, pero seguro, de lo calmo, del silencio elocuente y los sonidos
inteligentes, de la amenidad de los clubes, las sociedades de fomento, la buena
vecindad, los atardeceres en la vereda, el fulbito en el potrero, la libreta de
almacén... y el tranvía.
¡Aún no se usaba la palabra ecología y la contaminación no arreciaba! Al tranvía lo acusaban de lento y ruidoso. ¡Quién sabe! Los argumentos de los responsables de este fracaso suenan tan convincentes como los de quienes lo consideran un error extirparlos del tránsito urbano, considerando que, aún hoy, en grandes ciudades del mundo existen líneas de tranvías exitosas.
¡Aún no se usaba la palabra ecología y la contaminación no arreciaba! Al tranvía lo acusaban de lento y ruidoso. ¡Quién sabe! Los argumentos de los responsables de este fracaso suenan tan convincentes como los de quienes lo consideran un error extirparlos del tránsito urbano, considerando que, aún hoy, en grandes ciudades del mundo existen líneas de tranvías exitosas.
Se argumenta que fue una forma de favorecer a las empresas
de colectivos que se habían extendido notablemente después de 1930; que fue por
un lobby de las estaciones de servicio; que con la supresión del tranvía se
favorecía a una industria brasileña fabricante de carrocería y auto partes de
colectivos, a la que se compraron los primeros vehículos de la línea 22...
En su despedida de Quilmes, el último tranvía 22 cruzó la
avenida Vicente López el 22 de febrero de 1962.
PARTICULARIDADES
TRANVIARIAS
Por una ordenanza municipal del 25 de enero de 1913, se estableció la velocidad a que debían ir los tranvías eléctricos dentro del radio comprendido por las calles Alsina, desde Mitre hasta Andrés Baranda; Rivadavia desde Belgrano a Gaboto; Centenario (H. Yrigoyen) desde Rivadavia a Brandsen y esta última, de Centenario a Libertad, en Quilmes a razón de 10 km/h. Fuera de este perímetro podía ampliarse a 25 km/h.
El 29 de agosto de ese mismo año se promulgó una ordenanza prohibiendo fumar en los coches de tranvía. Dice textualmente dicho documento: “...queda prohibido fumar o llevar cigarrillos encendidos en los coches y plataformas de los mismo, sean éstos cerrados o abiertos, haya o no señoras. Esta disposición se
consignará en lugar visible del coche y el conductor hará descender inmediatamente al pasajero. El que la resista, incurrirá en la multa de diez pesos moneda nacional. Exceptúase a los coches abiertos destinados para obreros.”
Una ordenanza del 23 de abril de 1921, promulgó que los coches de tranvía debían tener en sus plataformas, en la parte del frente, resguardos de cristal “... que puedan abrirse y cerrarse; y en las partes laterales se colocarán cortinas de lona suficientemente fuertes al fin de impedir la entrada de agua en los días lluviosos y las corrientes de aire.” Se ratifica la prohibición de fumar. Se obligaba a la empresa a desinfectar los coches y a proveer al personal fijo de conductores y guardas de uniformes. En el artículo 11° establecía que los guardas debían hacer descender a los ebrios requiriendo para ello, de ser necesario, el auxilio de la fuerza pública.
Por una ordenanza municipal del 25 de enero de 1913, se estableció la velocidad a que debían ir los tranvías eléctricos dentro del radio comprendido por las calles Alsina, desde Mitre hasta Andrés Baranda; Rivadavia desde Belgrano a Gaboto; Centenario (H. Yrigoyen) desde Rivadavia a Brandsen y esta última, de Centenario a Libertad, en Quilmes a razón de 10 km/h. Fuera de este perímetro podía ampliarse a 25 km/h.
El 29 de agosto de ese mismo año se promulgó una ordenanza prohibiendo fumar en los coches de tranvía. Dice textualmente dicho documento: “...queda prohibido fumar o llevar cigarrillos encendidos en los coches y plataformas de los mismo, sean éstos cerrados o abiertos, haya o no señoras. Esta disposición se
consignará en lugar visible del coche y el conductor hará descender inmediatamente al pasajero. El que la resista, incurrirá en la multa de diez pesos moneda nacional. Exceptúase a los coches abiertos destinados para obreros.”
Una ordenanza del 23 de abril de 1921, promulgó que los coches de tranvía debían tener en sus plataformas, en la parte del frente, resguardos de cristal “... que puedan abrirse y cerrarse; y en las partes laterales se colocarán cortinas de lona suficientemente fuertes al fin de impedir la entrada de agua en los días lluviosos y las corrientes de aire.” Se ratifica la prohibición de fumar. Se obligaba a la empresa a desinfectar los coches y a proveer al personal fijo de conductores y guardas de uniformes. En el artículo 11° establecía que los guardas debían hacer descender a los ebrios requiriendo para ello, de ser necesario, el auxilio de la fuerza pública.
Investigación Prof. Chalo Agnelli / 1989 - 2011
Fotos: Alcibíades Rodríguez, Fernando San Martín, Alberto Schwarz, A.G.N., archivo personal.
FUENTE
Agnelli, Chalo. "La Colonia de Valerga - Historia social dell segundo barrio de Quilmes - 1874/1974". Editorial Tiempo Sur. Quilmes, 2012.
2 comentarios:
QUE HERMOSA NOTA...CUANTOS RECUERDOS Y REFLEXIONES SURGEN... AGRADEZCO TODOS TUS COMENTARIOS; SON ESPECTACULARES Y TRAEN APAREJADAS OLAS DE NOSTALGIA. CARIÑOS........................Mabel Enríquez
Un fuerte abrazo a tan apasionado amante de la patria chica que abona en la memoria nostalgiosa las imagenes del Quilmes de toda mi vida y afan. Gracias profe. De un quilmero al mas Quilmero de todos
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