Por
Chalo Agnelli
“Un pueblo sin
tradición es un pueblo sin porvenir” según
Alberto Lleras Camargo, y se podría agregar que un pueblo sin porvenir se
debate en un permanente remolino de desencuentros y roces sin salida”
Si
hay una pintura icónica en el Museo Municipal de Artes Visuales es “Bajo
los pinos” de considerable tamaño, 2.45 x 2.00 metros, obra del
imperecedero artista Víctor Roverano.[1] Este
cuadro se expuso por primera vez en el Salón de los Espejos de la actual Casa
de la Cultura, - el tercer edificio municipal que tuvo Quilmes -. [2] Representa
en distintos planos a tres mujeres junto a un arroyuelo: en el fondo, de menor
tamaño, una mujer de espaldas está desvistiéndose para internarse en las aguas,
en segundo plano se ve a Carmen África Martínez Pirlot, esposa de Roverano, quien pareciera estar
quitándose las medias y en el primer plano, posando, otra mujer – la hermana de
Carmen -, con la mirada al frente y en el extremo inferior derecho el artista;
una fronda verde y bucólica ronda la escena.
En
1945 la obra se expuso en el Salón de los Espejos (ex Salón Amarillo) entre
otras obras. Asistieron a esa muestra las figuras prestigiosas de Quinquela
Martín (Buenos Aires, 1890 - 1977) y Pío Collivadino (Barracas, 20/8/1869 – 26/8/1945) a quienes se ve en la foto junto al
autor.
EL MUSEO
ROVERANO
Roverano
fue uno de los promotores de la refundación del Museo que se concretó el 1 de
setiembre de 1965, por decreto del intendente Raúl Buján. Comenzó a funcionar
en el cuarto piso del edificio municipal de la calle Sarmiento 625. Roverano
fue designado director en 1967 y se abocó a la tarea de conseguir un ámbito
apropiado para esa colección patrimonial que ya comenzaba a adquirir un relieve
incomparable en toda la zona sur; así fue que en 1970, siendo comisionado
municipal el Ing. Jorge Cichero, Roverano logró que la Municipalidad adquiriera
el predio de la antigua agencia Ford de la calle Rivadavia 498, propiedad de la
familia Mujica, edificio base del actual, inaugurado oficialmente el 6 de
noviembre de 1981.[3]
En esa oportunidad el artista Pedro Richi [4] propuso
se lo bautizara ‘Víctor Roverno’, considerando el protagonismo que
este tuvo para poner en valor el Museo y del que, para ese entonces, había sido
director en dos oportunidades. Fue para esta ocasión que el artista y su esposa
donaron al patrimonio quilmeño la pintura, “Bajo los pinos” con el mismo marco
que aún la encuadra.
La
obra durante muchos años se utilizó como separador de ambientes, en un sitio
inadecuado pues próximo a él, había recipientes donde se depositaba desechos de
todo tipo, de modo que fue afectada de manera considerable. Sobre la tela, donde
se halla una margarita se había hecho un agujero, había raspones, golpes,
manchas en el rostro de la mujer del primer plano, el marco tenía las molduras
de base rotas, pues se habían quitado los soportes que Roverano le había
colocado para que no tocara el piso.
En
2004, el Maestro Ludovico Pérez fue durante 8 meses Director del Museo e
impelido por su amor al arte, y sobre todo al arte quilmeño y a las figuras
consulares de nuestro patrimonio artístico resolvió, con el imprescindible
apoyo de la artista plástica, escultora Norma Cistaro, su esposa y discípula,
recuperar una de las piezas de mayor envergadura simbólica y testimonial del Roverano.
Para ello comenzó por examinar la pintura y el marco con el fin de identificar
los elementos que entraron en su composición y determinar las diversas causas
de su deterioro. Obtenidos los materiales apropiados, su genio minucioso y
efectivo tras un trabajo arduo, incansable - a pesar de su avanzada edad –
alcanzó, o mejor dicho, superó los objetivos propuestos.
LA RESTAURACIÓN
La puesta en valor requirió de mucho de su ingenio y de sus conocimientos de los
componentes de todas las épocas; incluso elaboró los ya inexistentes para
devolverle su estado original. Además estableció recursos que apunten a reducir
los posibles problemas futuros, evitar o minimizar deterioros o una nueva
pérdida para el patrimonio cultural quilmeño; y, sobre todo, le dio un lugar de
preeminencia en la sala grande del Museo, donde debe permanecer como prueba
emblemática del arte local.
TRASCENDENCIA
Es
notorio como visitantes, no sólo de nuestro gransurbonaerense,
sino también extranjeros, eligen este cuadro para que prevalezca el recuerdo de
su presencia en dicho Museo. Recientemente un turista holandés, llegó a Quilmes
donde habían vivido sus abuelos, recorrió el “Víctor Roverano” y se tomó una
foto frente a esa obra que subió al muro de su facebook donde la halló quien
suscribe.
Quilmes
tiene y tuvo en la extensión de su densa historia un extraordinario patrimonio
en todas las ramas del arte, la literatura, en la cultura toda y su Capital
Humano, acervo que gran parte de los quilmeños desconoce y no siempre fue
apreciado y resaltado o reconocido por las autoridades de turno, pero muchas
voluntades particulares lo mantienen vivo en la luz de la memoria y la energía
de la creación.
Foto Archivo 'Bucich-Otamendi' en el Museo Bibliográfico Documental 'Bibliotecario Carlos Córdoba' de la Biblioteca Popular 'Pedro Goyena'
Chalo Agnelli
NOTAS
[1] Ver en EL QUILMERO del viernes, 24 de abril de 2015, “Víctor Ernesto Roverano – Un artista, un museo, una casa…”
[2] Ver en EL QUILMERO del lunes, 14 de mayo de 2012, LA CASA DE LA CULTURA – CIEN AÑOS DE HISTORIA
[3] Castellini, Lidia y Salvanescki, Julio Daniel. (2000)
“Apuntes para una historia de la Morel” Ed.
Tiempo Sur.
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