lunes, 26 de abril de 2010

PELUQUERÍAS NO FALTABAN EN QUILMES





Decían nuestros abuelos que las mujeres quilmeñas además de gozar de la fama de ser las más bellas de la zona sur eran las más coquetas. La prueba es la cantidad de peluquerías femeninas existentes. La moda de la "garcon", la "croquignol" y "la permanente" era el gran negocio de los peluqueros y en Quilmes los había muy buenos.
PELUQUERÍA GAROFALO EN LA COLONIA

EL COMERCIO EN QUILMES, APENAS AYER. "MUEBLERÍA MARCHISSOTTI"

“Las grandes mueblerías Marchissotti”

De “NUEVA GUIA A.B.C”, julio 1928
Carlos Marchissotti salió de Italia en 1900 con tan sólo 18 años y 200 liras que le dio su padre para el pasaje. Llegó a Quilmes para trabajar como peón en la quinta de Pedro Crubellatti, ubicada entre las actuales calles Garibaldi, Humberto Primo y desde Allison Bell hasta Cevallos.
En 1902, el joven inmigrante, se marchó a Santa Fe, donde había paisanos suyos, a trabajar en la cosecha. A poco regresó pues no veía en eso su futuro e ingresó en la Papelera de Bernal.
Transcurridos tres años de su llegada a América y con un ahorro de 400 pesos puso un comercio de venta de muebles en Mitre y Garibaldi. A los cuatro años el local le quedaba chico y se instaló en la calle Rivadavia próximo a la esquina de Alvear, vereda sur, frente al Banco Nación, donde estuvo 10 años.
Con el crecimiento industrial, en Quilmes aumentó considerablemente el comercio y Marchissotti, uno de los beneficiados, debió ampliar stock, comenzó a vender pianos y necesitó una nueva sucursal que abrió en Rivadavia 80-84, “Las grandes mueblerías Marchissotti”.
Decidió fabricar muebles con su marca y contrató los más renombrados carpinteros y ebanistas como el Sr. Casimiro Misiursky, un polaco que más que ebanista era un artista de la madera, el único en la zona sur que realizaba trabajos de taraceado para los muebles de estilo inglés. Misiursky había tenido un taller propio en Alvear y Rivadavia, próximo al local de don Carlos, que advertido de la calidad de los trabajos de Casimiro lo contrató para las terminaciones y trazados más finos.
Misiursky tuvo, luego, una carpintería propia en Alsina y Brown (donde luego se instaló la casa de luminarias "Piedras"), y tiempo después se trasladó a Guido casi Sarmiento en diagonal con la cancha del Club Quilmes. Otro eximio ebanista que tuvo Quilmes y hacía trabajos para esta mueblería fue Gabriel Ostrovsky, arte que en los años 30', con la penosa crisis, tuvo que dejar y abrió la heladería "El Polo".
La fama de “Las grandes mueblerías Marchissotti” en 1928, se había extendido por todo el partido de Quilmes y limítrofes, y haciendose envíos a Pehuajó, Lobería, Tres Arroyos y Olavarría.
Pero un día le surgió la sana competencia de la casa Deyá. Subsistieron hasta que Deyá lo superó con precios acomodados y créditos extraordinarios. No había trabajadores próximos a casarse que no tuvieran un juego de dormitorio y un juego de comedor de Casa Deyá.
Marchissotti se hizo muy exclusivo. En 1929, viajó a Europa donde regresó con nuevas ideas de producción y comerciales. Con el correr de los años la competencia y la desaparición de don Carlos en abril de 1951, acabó con uno de los comercios más notables del partido de Quilmes.
Chalo Agnelli
Casa Marchissotti en la calle Rivadavia