martes, 17 de febrero de 2015

PIONEROS DE LA AVIACIÓN LOCAL EN UN CENTENARIO (COLABORACIÓN)



por Juan C. Benavente
Edmundo Marichal y Francisco Sánchez son dos pioneros de la aviación nacional y quilmeña con cuyas hazañas nos sorprende el autor de este segundo artículo Juan Carlos Benavente [1] publicado por el periódico Perspectiva Sur el lunes 16 de febrero de 2015, engrosando la investigación y documentación histórica sobre las primeras experiencias de vuelo en nuestro Distrito, quedando englobada en ellos la historia de la IMPA y el Área Material Quilmes. [2]

FÁBRICA DE AVIONES 
En 1915, el constructor Edmundo Marichal inaugura un aeródromo-escuela y fábrica de aviones en el bañado de Quilmes, de los primeros y mejor equipados del país. Desde que inició su carrera como constructor de aviones, Marichal probaba sus máquinas sin haber hecho el curso de piloto. Recién en 1917, en Quilmes, obtiene su brevet de vuelo.
Al instalar su escuela de pilotos en nuestro bañado, Marichal contó para la instrucción con uno de los mejores pilotos de entonces, el ex sargento del ejército Francisco Sánchez. Además, también fueron instructores Pedro A. Garré, Celestino Corvellini (1892-1932) y Manuel González, quien será protagonista de la próxima nota. 
OSADO PRECURSOR
 Francisco Sánchez (1888-1952), reconocido por Jorge Newbery como el mejor biplanista argentino, realizó arriesgados vuelos para
la época, y contó con una sólida y envidiable experiencia de vuelo en aeróstatos y aviones. Ex sargento primero del Ejército Argentino, diestro jinete, tuvo el brevet N° 16 de Piloto de Globo; el brevet N° 31 de Piloto Aviador Internacional, fue instructor, piloto de prueba en Europa, su arrojo, pericia en vuelo y dinamismo merecen un tratamiento particular.
Tras pedir la baja como suboficial del Ejército y decidido por el camino de las alas, meses después se incorpora como instructor en el aeródromo de Marichal, en Quilmes. 
VUELOS 
En sus vuelos de ins­trucción, este precursor vo­laba sobre la ciudad de Quilmes y el balneario, y hacía viajes por los pue­blos aledaños. Entre los numerosísimos vuelos que hizo en la es­cuela, algunos
reflejados por medios gráfi­cos de la épo­ca; Sánchez efectuó en 1915, el trayecto Quilmes - Florencio Varela, en 25 minutos a bordo de un biplano Farman-Marichal. Allí, ante la insistencia del públi­co maravillado con la experiencia, llevó numerosos pasajeros, en su mayoría de sexo femenino. Alcanzó los 200 m de altura, incluso transportando a dos pasajeros por vuelo. 
Pionero de los vuelos nocturnos en el país, Sánchez relata así su primera experiencia: “Mientras volaba con mi alumno Ma­nuel González, nos sorprendió la noche. Ocasionalmente observé unos chispazos que producía el troley de un tranvía que marcha­ba desde Constitución a Quilmes. Enfilé mi aparato sobre uno de los coches, maniobré y con suerte aterricé sin daño alguno en un descampado de Fiorito”. Los vecinos del lugar, sorprendidos, le dieron a los noctám­bulos un cálido recibimiento. 
Convencido y entusiasmado, Sánchez or­ganiza para los días 13 y 14 de marzo de 1915, sendos vuelos nocturnos programados sobre Buenos Aires. El día 13 realizó dos vuelos de 15 minutos cada uno.
Para el día 14, con la colaboración de Marichal, prepa­ró especialmente una exhibición, dotando al avión Farman-Marichal de una dínamo y luces y señalizando el lugar de aterrizaje, el stadium de la Sociedad Sportiva de Palermo. Aquel vuelo duró cuarenta y cinco minu­tos, y según las crónicas de la época, fue un espectáculo inolvidable. Incluso, los reflec­tores del acorazado Rivadavia, apostado en el puerto de Buenos Aires, iluminaron y siguieron por momentos las evoluciones del avión de Sánchez. Al aterrizar la máquina, el piloto fue ovacionado y homenajeado; no obstante ello, la Intendencia de la ciudad de Buenos Aires le cobró la nada modesta mul­ta de $150 por realizar “exhibiciones circenses sin permiso”.
 Meses después, popularizado por los vue­los, Sánchez fue invitado a realizar una demostración aérea en Trelew, provincia del Chubut. Sánchez viajó con un avión de Quilmes en el vapor Rawson, hasta la ciudad homónima. Luego de varios intentos fallidos, el 12 de octubre de 1915, en un brevísi­mo y accidentado vuelo al mando del avión Farman-Marichal, Sánchez se convierte en el primer aviador que levanta vuelo desde la Patagonia.
 NOCHES 
Pedro Garré, quien sucedió a Sánchez como instructor en el aeródromo-escuela de Quilmes, también realizó vuelos nocturnos desde el lugar, y en uno de ellos, llevó a un pasajero desde Quilmes a Sarandí.
Es importante destacar y poner en con­texto la trascendencia de los vuelos noctur­nos en aquellos años. Según el historiador Julio Luqui Lagleyze, el primer vuelo nocturno del mun­do lo habría realizado el piloto francés Emi­lio Aubrun el 30 de marzo de 1910, a bordo de un avión Bleriot cubriendo el trayecto Villa Lugano -Villa Madero. Aubrun había sido invitado a una cena, y decidió trasladar­se en avión.
En esos tiempos no existían las radio ayudas ni las pistas señalizadas; los GPS y el aterrizaje por instrumentos no exis­tían ni en las fantasías; las ciudades no te­nían la magnitud ni el brillo de las actuales; los pueblos estaban unidos por caminos de tierra y de noche todo era un gran agujero negro, arriba y abajo, apenas tachonado por estrellas y algunas luces.
Además de los riesgosos vuelos noctur­nos, en el flamante aeródromo de Quilmes y a comienzos de siglo XX también hubo fes­tivales aéreos que atrajeron gran cantidad de público. 
FÁBRICA 
Un capítulo inicial de nuestra aviación concluyó transitoriamente con el alejamien­to de Manchal y el cierre del aeródromo de
Quilmes, pero con mucho fervor, la aviación se afincará años más tarde en la zona. No obstante ello, llama la atención un dato (que intentamos corroborar) que brinda el historiador quilmeño José A. Craviotto, quien no duda al fechar la información en 1920: “Una nota de progreso la dio la mo­desta fabrica de aviones instalada en un viejo galpón de la calle Humberto Primo, frente a la plaza José Antonio Wilde. Allí el constructor Marechal fabricó varios biplanos Caudron, con motores de 100 HP, similares al utilizado en el cruce de los Andes por la aviadora fran­cesa Mme. Bolland.”
Por Juan Carlos Benavente, personal téc­nico de la Fuerza Aérea e
integrante de la Sala Histórica del Área de Material Quilmes,
recien­temente volvió de una misión oficial en la Antártida Argentina.
Cronista de la aviación local. 
Compilación y compaginación Chalo Agnelli
FUENTES 
Perspectiva Sur, lunes 16/2/2015 
REFERENCIAS


[1] Ver en EL QUILMERO del jueves, 26 de diciembre de 2013, JUAN CARLOS BENAVENTE UN QUILMEÑO EN LA ANTÁRTIDA (COLABORACIÓN) 
[2] Ver en EL QUILMERO (Etiqueta: INSTITUCIONES) del jueves, 8 de abril de 2010, LA AVIACIÓN EN QUILMES – 1º parte (colaboraciones del Dr. Carlos Eusebi) 
http://elquilmero.blogspot.com.ar/2010/04/la-aviacion-en-quilmes-1-parte.html/ 
del viernes, 9 de abril de 2010, AVIACIÓN EN QUILMES - 2º parte (colaboraciones del Dr. Carlos Eusebi) 
http://elquilmero.blogspot.com.ar/2010/04/aviacion-en-quilmes-2-parte.html/ 
del sábado, 10 de abril de 2010, AVIACIÓN EN QUILMES - EL ÁREA MATERIAL QUILMES - PERÍODOS - Última parte (colaboraciones del Dr. Carlos Eusebi) CREACIÓN DEL ÁREA DE MATERIAL QUILMES 
http://elquilmero.blogspot.com.ar/2010/04/aviacion-en-quilmes-ultima-parte.html/ 
del jueves, 30 de octubre de 2014, EL ÁREA MATERIAL QUILMES – IMPA 
Ver en EL QUILMERO (Etiqueta: INSTITUCIONES) del lunes, 9 de febrero de 2015, CENTENARIO DE LA AVIACIÓN EN QUILMES // 1915-1946 - 2015 // SIGUIENDO LA NOTA DEL LIC. BENAVENTE 
http://elquilmero.blogspot.com.ar/2015/02/centenario-de-la-aviacion-en-quilmes.html/

OSWAL “OSVALDO WALTER VIOLA” - NOS QUEDA LA HISTORIETA



Desde la primera infancia la historieta tuvo para mí una fascinación especial. En esa época era la primera ilusión de historias con imágenes, aún no había televisión, y el cine era un espectáculo esporádico. Cuando no sabía leer me inventaba los argumentos
hasta que la historieta fue una de las motivaciones para adquirir la lectoescritura a los 5 años. Mi hermano acovachaba en una valija e cartón debajo de su cama los números de “El Tony”, novedosamente impresos a una tinta de color y “Rico Tipo”, que mi madre consideraba de una moral dudosa, pero que compensaba con “Intérvalo” en la cual se publicaban historietas cuyos argumentos eran grandes obras de la literatura. Allí recurría yo. Y cuando me agencié las propias, incorporé a la colección de mi hermano “Pimpinela y luego el que sería el primer éxito de Oesterheld “Bull Rochet”. La historieta era considerada un género menor y los profesores las defenestraban con saña, a mi no lograron convencerme y hasta hoy, donde la lectura ocupa un gran espacio en mi tiempo de vida, gozo de ese género de expresión, “el noveno arte”.
En la Argentina floreció una poderosa industria de la historieta, comic, tebeo, manga o como quieran llamarlo y dio nombres ilustres a este arte y Quilmes tuvo el suyo en la persona de Osvaldo Walter Viola, nombre que el abrevió en Oswal, con las primeras sílabas de sus nombres. Dueño de un personal y creativo estilo, este talentoso dibujante no sólo es apreciado por su trabajo como historietista sino también como docente Oswal falleció el 13 de febrero próximo pasado. (Chalo Agnelli)
UNA VIDA DE HISTORIETAS
Oswal nació en Buenos Aires el 1º de noviembre de 1933. Se definía a sí mismo como autodidacta. Contrarió el deseo de su padre de que fuera contador, estudió dibujo por correspondencia. Su principal interés se centró en el dibujo animado.
Empezó a trabajar profesionalmente en 1957, en la revista “Ella”.
Sus primeros trabajos consistieron en ilustrar tapas de libro y páginas de revista de la Editorial Haynes: “El Hogar”, “Selecta” y “Mundo Infantil”.
En los años cincuenta estuvo con ese pionero de la animación que fue Burone Bruché. En una entrevista que le realizara Germán Cáceres (http://laduendes.blogspot.com.ar), explica la causa por la cual desistió del dibujo animado: “Está abandonado por la falta de posibilidades. Me gustaba la animación porque unía el cine y el dibujo. Por supuesto, sólo se realizaba dibujo animado comercial. El sueño era tener un estudio productor de largometrajes que sirviesen a la diversión. El dibujo animado es el clásico trabajo en colaboración donde muchos aportan para ejecutar una obra. Lo que me apasionaba no era sentarme a dibujar, sino coordinar el equipo. Por eso me asocié a Divito. Lo excitante es organizar los esfuerzos de gran cantidad de gente. Pensá que hay una banda de sonido y otra de imagen. Luego, a partir de los años sesenta paso a la historieta, donde uno se retira y vive a solas, casi en una cueva.
En 1958, publicó sus primeros trabajos en historieta, las tiras gauchescas “Pablo Güeya” y “Hernán”, el hermano de Pablo, publicadas en “El Correo de la Tarde”. Al año siguiente se asoció a los estudios de Guillermo Divito, Editorial Frontera. Tuvo a su cargo algunos episodios de “Ernie Pike”  y otras historietas de
“Hora Cero” y “Frontera”. En Correo de la Tarde realizó una tira diaria y fue responsable de la página dominical (en realidad, era 1/6 de página)
Pero su verdadera carrera historietística se inicia en 1965, al pedirle García Ferré que adaptara David Copperfield y Robinson Crusoe.
Un año después realizó como autor integral “Sónoman”, su creación más famosa, publicada durante diez años.
En 1974 concibe “Mascarín” para la revista “Chaupinela. Publica varias colaboraciones en “Humor Negro” de Satiricón.
En 1974, se incorporó a la revista “Skorpio”, realizando los dibujos de la historieta que daba nombre a la revista escrita por Ray Collins, seudónimo usado por el comisario Eugenio Zappietro para escribir guiones de historieta. También para Skorpio realizó “¿Hola? Aquí la muerte”, con guión de Carlos Albiac, y “Galac Master”, adaptación de “El Astrón de La Plata”, publicada en un diario de esa ciudad, con guión de Héctor Germán Oesterheld.
En 1975, Ediciones de La Urraca publicó dos números de la revista “Sónoman”, realizada íntegramente por Oswal que tuvo que ser cerrada por una crisis económica. El mismo año en la revista “Chaupinela”, publicó 15 episodios de otro personaje realizado íntegramente por él: “El Espíritu de Mascarín”. 
Durante los años 1970 y 1980, además de colaborar con las revistas argentinas: Satiricón y Chaupinela, lo hizo con Superhumor, Siete Días y la española Cimoc. 
 
En 1979, crea la serie “Detective en Hollywood” junto a Linton Howard, para la revista La Hoja, más tarde rebautizada “Mark Kane” al publicarse en Cimoc.
En 1981, colaboró con Bang!, dibujando “Tito Mamut” y “Camino a Esteco”, con guiones de Albiac. También realiza los lápices de “El Eternauta III”. Un año después volvió a Satiricón con El Bígamo, y
a Superhumor dónde dibuja Claudio Forroquina, con guión de Dalmiro Sáenz.
En la revista Cimoc publica junto a Albiac “Big Rag”, con Ricardo Barreiro “Buenos Aires, las putas y el loco”, que también se publicó en Holanda, y “Consummatum est”. Buena parte de sus trabajos realizados durante ese período fueron publicados en España e Italia: la serie “Pieter Thijsz”, al comienzo con argumento de Yaqui, “Sombres Destins” y 13 relatos negros guionados por Enrique Abulí y publicados por Albin Michel.
Desde 1982, su producción se edita en España. De ella se destacan “Mark Kane”, “Big Rag”, “Buenos Aires, las putas y el loco” y “Consummatum est”.
En 1984, comienza a trabajar para Europa, retomando para la revista española Cimoc su personaje “Mark Kane, Detective en Hollywood”. También publica “Buenos Aires, las putas y el loco”,
“Consummatum Est”, unitarios guionados por el español Enrique Sánchez Abulí, “Big Rag” guionado por Albiac, y “Pieter Thijsz” guionado por Yaqui.
En la década de 1990, realiza ilustraciones para Anteojito y para el suplemento infantil del diario La Nación, “Nación de los niños”, crea, junto a Carlos Albiac, “Lejos Pratt”, también publicado en la revista Anteojito.
En 1998, se publica en Francia el libro “Sombres Destins”, con guión de Abulí, y comienza realizar la historieta infantil “Lejos Pratt”, con guión de Carlos Albiac.
En 2006, se publicó en Argentina “Tango en Florencia” una novela
gráfica previamente aparecido en Italia, escrita y dibujada por Oswal, quien así explicó su origen: “Caminaba yo por Florencia (Firenze) silbando un tango, cuando se me cruzaron las primeras ideas de esta historia. Pensé entonces que el tango era anacrónico en esas latitudes. ¿Pero qué podría suceder si, de pronto y mágicamente, algún compás tanguero se extendiera con cortes y quebradas entre los palacios y las iglesias de la Ciudad que antaño regentearon los Medicis?”
Su último trabajo fueron las ilustraciones de “Una sombra maldita” una novela juvenil  del escritor y librero Miguel Ángel Morelli, versión libre de la obra “El Ombú” del quilmeño Guillermo Enrique Hudson con ilustraciones de Oswald publicada por Edición Salim.
Oswal a los 81 años partió a esa dimensión donde cobran vida los personajes de las historietas y transcurren sus existencias de imposibles y aventuras.

Colaboración Carlos Cordova
Compilación y compaginación Chalo Agnelli
Quilmes, 2015

FUENTES
www.historieteca.com.a
http://www.oswalcomic.com.ar/
http://www.comicvine.com
http://www.quedelibros.com