Quilmes tuvo sus precursores, los hombres y las mujeres que se lanzaron
a la gravosa tarea del progreso, durante lo que fue la tercera fundación de un
pueblo que en 1852, ya tenía 186 años de la llegada de Quilmes y
Acalianos a estas costas de El Plata. El deber de nuestros historiadores es recuperar a esos predecesores: sus
identidades, sus trabajos, sus inquietudes, que no sólo ejercían para la propia
satisfacción, sino – quizá sin quererlo y sin saberlo – para brindar a su
posteridad una significación que le dio a Quilmes el relieve que
merecía la segunda población fundada en la provincia de Buenos
Aires. En esta oportunidad nos explayamos sobre los custodios de la salud. Y el
primero fue don Fabián Joaquín Cueli y Mons. La confianza que brindan las páginas de EL QUILMERO me hacen receptor de
trabajos de investigadores, historiadores y descendientes de muchas de las
personalidades de este Quilmes nuestro y en este caso es el de Mario Gutiérrez
Cueli, al que quizá su ancestro transmitió a través de la sangre una veta del ‘mal
del sauce’, que todos los quilmeños cargamos indefectiblemente. (Chalo
Agnelli)
ANTECEDENTES GENEALÓGICOS
Por Mario Gutiérrez Cueli
Por línea paterna, descendía de una antigua familia afincada en el Río
de la Plata en la última década del siglo XVII. El doctor Fabián Cueli era
tataranieto de don Pedro de Cueli y Cortina, asturiano,
bautizado en la parroquia de San Marín de Vallés, Consejo de Villaviciosa, hijo
de don Juan de Cueli y doña María de Cortina, censados como Hidalgos en dicho
Consejo. Don Pedro de Cueli arribó a Buenos Aires en 1691; actuó como oficial
de las tropas del presidio de Buenos Aires. Con el cargo de Alférez de infantería
participó en la toma de la Colonia del Sacramento a los portugueses en 1705, en
el marco de la Guerra de la Sucesión Española.
JUAN AGUSTÍN DE CUELI Y CORTINA
Este oficial español casó tres veces, siempre en Buenos Aires, con
mujeres de familias de arraigo en el país. De su tercer matrimonio con doña
Francisca de Escobar deriva la mayor parte de su descendencia.
Falleció en Buenos Aires hacia 1736.
Fue hijo suyo don Juan Agustín de Cueli, nacido en 1714,
importante comerciante porteño, alcalde del barrio del Retiro en 1744, y
propuesto en una nómina para integrar una junta de representantes del comercio
de Buenos Aires. Fue dueño, entro otras propiedades, de una estancia en la
actual República Oriental del Uruguay, sobre el río Rosario, no lejos de la ciudad
de Colonia, y adquirió en Buenos Aires dos suertes de “chacaras” en
lo que es hoy el barrio porteño de Palermo (entonces pago de los Montes
Grandes), cuya zona costera al Río de la Plata se denominó por mucho tiempo el
‘Monte de Cueli’. En estas tierras se asentaron, en lo sucesivo, quintas
pertenecientes a la familia y una capilla, la ‘Capilla de Cueli’, en
las proximidades de las actuales avenidas Santa Fé y Scalabrini Ortiz, donde
se veneraba a la Virgen de la Merced. Este templo estuvo en pie hasta finales
del siglo XIX. También en la chacra de Palermo, en tierras que el gobierno
virreinal alquilaba a la familia, se instaló un depósito de pólvora,
el ‘Polvorín de Cueli’, nombre que por mucho tiempo designó el mismo
sitio donde hoy se halla el Jardín Botánico.
Juan Agustín de Cueli era bisabuelo del doctor Cueli. Había casado en
1733, con doña María Jacinta de Escobar y Carrasco, con quien tuvo
varios hijos. Por los antepasados de esta bisabuela es que el doctor Fabián
Cueli descendía de vecinos fundadores de Buenos Aires y de Asunción del
Paraguay. Tíos y tías de María Jacinta, de la familia Carrasco, cruzarán el
Plata para ser, en el año 1726, vecinos fundadores de la ciudad de
Montevideo. María Jacinta de Escobar y Carrasco era prima hermana de don Martín
José de Artigas Carrasco, padre de don José Gervasio de Artigas. Juan Agustín
de Cueli murió en 1758.
PEDRO ANTONIO DE CUELI Y ESCOBAR
Entre los hijos de don Juan Agustín y de doña María Jacinta se
encontraba don Pedro Antonio de Cueli y Escobar, nacido en 1749;
era el abuelo paterno del doctor Cueli.
Don Pedro, en el año 1785, fue electo por el Cabildo de Buenos Aires
alcalde de la Santa Hermandad del Partido del Norte, pero se excusó alegando
enfermedad. Murió no mucho después, aún joven, en 1790. Había casado en 1772,
con doña Anastasia de la Torre, con quien tuvo tres hijos que
llegaron a la madurez. Entre ellos don Pedro Cueli, nacido en 1784.
PEDRO CUELI DE LA TORRE
Don Pedro Cueli de la Torre, padre de don Fabián, le toca vivir, antes
de casarse, los agitados tiempos que siguieron a los sucesos de Mayo
de 1810. Respondiendo al fervor patriótico despertado por los
acontecimientos en la sociedad y, en especial, en la juventud criolla. En 1810,
ingresó como cadete al Regimiento de Patricios del que su tío, Fray Pedro
Agustín de Cueli, Guardián del Convento de San Francisco y Definidor Provincial
de la orden franciscana, fue primer Capellán, durante las invasiones inglesas.
En octubre de ese mismo año, como su padre, había sido designado alcalde de la
Santa Hermandad del Partido de Palermo, donde tenía su quinta, pero es
exonerado del cargo poco después, dada su intención de iniciar la carrera de
las armas en defensa de la causa de Mayo.
Ya Subteniente, es enviado con parte de su regimiento a la Banda
Oriental donde participa en la batalla de Las Piedras, a partir de la cual los
realistas quedaron sitiados en Montevideo. En este combate se encuentran
presentes, también, su primo hermano, el Presbítero José Valentín Gómez Cueli,
de destacada actuación política posterior, hijo de su tía Juana Petrona Cueli,
y su primo segundo, nieto de una Carrasco, que acaudilla a las milicias
orientales, don José Gervasio de Artigas, el ‘Protector de los Pueblos Libres’
(1764-1850)
Don Pedro Cueli, con el grado de teniente que obtuvo después de Las
Piedras, partió al norte, uniéndose a la campaña que intentaban derrotar al
enemigo en el Alto Perú.
Ascendido a Capitán, bajo el mando de don Manuel Belgrano, participó en
la batalla de Salta, completo triunfo de las armas patriotas. Como recompensa,
al igual que los demás capitanes presentes en el combate, recibió de la
Asamblea del año XIII, el despacho de Teniente Coronel y fue condecorado con el
Escudo de Oro.
Como resultado de este importante triunfo el ejército, siempre al mando
de Belgrano, se abre camino hasta entrar en la Villa de Potosí, donde la
oficialidad es agasajada con diferentes convites. Pero, la fatalidad quiso que
los éxitos de la expedición llegaran hasta allí. El 1 de octubre de 1813 se
produce la derrota de Vilcapugio y el 14 de noviembre del mismo año la
definitiva de Ayohuma.
El Capitán de la quinta compañía del regimiento 1° don Pedro Cueli es
herido y a duras penas no cae prisionero. Pero queda retenido en territorio
realista, escondido en las montañas de las proximidades de Charcas, con riesgo
de ser capturado y fusilado. Recién en diciembre de 1814, puede reincorporarse
a las tropas patriotas del coronel mayor Juan Antonio Álvarez de Arenales. En
julio del siguiente año es autorizado a regresar a Buenos Aires.
Hasta aquí la historia de las campañas del teniente coronel graduado don
Pedro Cueli, historia que llena de ricos detalles oirá su hijo Fabián y como un
eco cada vez más lejano y apagado, lo harán sus descendientes. Cabe acotar que
las nietas de don Pedro Cueli, hijas del doctor don Fabián, se
acogerán a posteriores leyes de pensiones para descendientes de Guerreros de la
Independencia; recibiendo estos beneficios hasta su muerte, en el siglo XX. [1]
FABIÁN JOAQUÍN CUELI Y MONS
El joven militar don Pedro Cueli, de regreso en Buenos Aires, contrae
matrimonio con la criolla doña Escolástica Mons y Vázquez, el 15 de
noviembre de 1815. La ceremonia se realiza en la parroquia de la Purísima
Concepción, siendo testigos los padres de la novia, don Jerónimo Mons y doña
Ana Cristina Vázquez. El abuelo materno de Fabián era catalán, natural de
Tossa, hijo de Francisco Mons y de Catalina Figueras. Radicado en Buenos Aires
ejerció el comercio. Su esposa Ana Cristina era porteña, hija de Jerónimo
Vázquez y de María Ignacia Aberastegui.
Partida de bautismo de Fabián Joaquín Cueli
|
El 20 de enero de 1817, el mismo día de su nacimiento, es
bautizado en la iglesia de la Concepción Fabián Joaquín Cueli y
Mons. Son sus padrinos Manuel Silvestre Alberti, oficial de Patricios y
antiguo compañero de armas de su padre, y su abuela materna Ana Cristina
Vázquez. El oficiante es don Casimiro Arellano, teniente cura de la parroquia.
La criatura lleva como primer nombre el santo del día, según la costumbre de la
época, San Fabián, Papa y mártir, y en segundo lugar Joaquín, nombre que de
adulto no usará jamás, y que llevaron también todos sus hermanos varones,
seguramente por algún voto de sus padres.
Tuvo cuatro hermanos menores: Policarpo Joaquín, nacido en 1820, Mariano
Joaquín en 1825 (muertos ambos en la infancia), Ana Lucía, en 1827, soltera,
quien al enviudar el doctor Cueli, pasará a residir con él en Quilmes, y Flora
Ana, nacida en 1832, muerta también en la infancia.
DOMICILIOS DEL DOCTOR CUELI
Ya retirado, el teniente coronel Pedro Cueli se instala en la casa de su
suegro, en la calle Independencia de la ciudad de Buenos Aires, a “dos
cuadras y media de la iglesia de la Purísima Concepción hacia el río”. Ese
fue el hogar natal de quien sería el primer médico de Quilmes. Fallecido su
abuelo materno, vivirá junto a sus padres en la casa de la calle Venezuela N°
386 (de la vieja numeración), en el mismo barrio, entre el Centro y Montserrat.
Realiza desde allí sus estudios en la Universidad de Buenos Aires,
graduándose en 1842, con una tesis sobre “Metritis aguda y crónica”. Casado
con doña Luisa Romero, se instalará, para desempeñar su profesión, por breve
lapso de tiempo, en el pueblo de San Nicolás de los Arroyos. Posteriormente
cambia su destino, radicándose en el pueblo de los Quilmes en 1851.
Un año antes, el 2 de mayo de 1850, había comprado a don Sebastián
Maldonado una casa con una manzana de tierra, “una cuadra cuadrada de cien
varas de cada lado”, en el pueblo, por 8.000 pesos. Manzana que Maldonado
había adquirido a su vez a Jacoba Torres de Magalde. La casa se ubicaba en
Alvear esquina Alsina. La propiedad ocupaba tres solares, quedando el cuarto
baldío según los planos de don Pedro Etchevertz de 1890. Allí vivió también su
hija casada con don Gaspar de Udaeta.
UN SOLO MÉDICO PARA
UNA SOLA INMENSIDAD
Poco se puede agregar a lo ya narrado por los historiadores quilmeños.
Egresado de la Universidad de Buenos Aires en 1842, con el título de “Profesor
de medicina y cirugía”, se radicó en Quilmes cuando entre el pueblo y la zona
rural apenas se alcanzaba - según el registro estadístico provincial de 1854 -
7.140 habitantes.
El pueblo apenas era un desparramos de casas toscas; algunas,
muy pocas, respetables y en torno la Campaña, campos y más campos, baldíos,
bañados, lagunas, poblado todo de una fauna de llanura, perros cimarrones y
algún que otro puma que se atrevía a rozar los límites del villorrio. Una
inmensidad para un solo médico.
Durante su labor, por más de treinta años atendió a los vecinos del
pueblo y a los de la Campaña, que recorría en una volanta tirada por un
caballo. Su radio de acción llegó a alcanzar, hacia el sur, las estancias que
hoy conforman el parque Pereyra Iraola, y hacia el oeste, los pueblos de
Rivadavia (Monte Chingolo), Adrogué - en el actual partido de Almirante Brown
-, al norte la Estanzuela de los Dominicos y los muchos saladeros que reunían
en torno breves núcleos de población.
Tras la batalla de Caseros, en 1852, atendió en un “hospital de
sangre” junto a los doctores Claudio Amoedo, Ceferino López y el
farmacéutico Miguel Puigarri, a los heridos que deambulaban por los campos
esquivando la prisión unos, las levas otros. Trabajo que se repitió luego del sitio
de Buenos Aires en 1853.
Profesionalmente el Dr. Cueli destacaba por su rápida capacidad de
diagnóstico. “Médico práctico”, lo llama el Dr. José A.
Craviotto. Diagnosticó, en un trabajador de las obras de la iglesia
parroquial, el primer caso de la epidemia de cólera de 1867 y 1868, a la que
tuvo que enfrentar junto a su colega el doctor José Antonio Wilde. Asimismo,
atendió a los enfermos durante la epidemia de fiebre amarilla de 1871,
integrando la comisión constituida para luchar contra ese mal. [2]
Fue médico de policía y pobres hasta 1869, cuando dejó el puesto, que
fue asumido por el Dr. Wilde.
Se mantuvo relativamente alejado de la política, aunque tuvo simpatías
mitristas. Fue municipal (concejal) de Quilmes en 1865 y 1866, pero sospechamos
que no era lo suyo la cosa pública.
DESCENDENCIA
Tuvo con su esposa Luisa Romero quince hijos, de los
cuales diez llegaron a la edad adulta. De tres de esos hijos: Rosario, Petrona
y Pedro, queda hoy descendencia.
Margarita, “Marga” como se la conocía en la familia, nació en
1844, permaneció soltera y fue la asistente del doctor Cueli en la atención a
los pacientes. Preparaba en un mortero casero las recetas medicinales que le
encargaba su padre. [3]
Rosario nació en 1845, casó con don Cipriano Suárez, propietario,
acopiador de hacienda. Se radicaron en Barracas al Sud (Avellaneda) Tuvo varios
hijos.
Luisa nació en Buenos Aires en 1850 y falleció en Quilmes en 1926;
permaneció soltera.
Petrona nació en Quilmes en 1852. Casó con don Ramón
F. de Udaeta, secretario del Senado de la Provincia; adhirió a la causa
nacional en la revolución de 1880, acompañando al Presidente Nicolás Avellaneda
a Belgrano, por lo que fue destituido en aquel cargo por las autoridades
rebeldes. Triunfante el gobierno nacional, fue municipal (concejal) en 1874 y
1875. El 3 de julio de 1880, fue designado presidente de la municipalidad de
Quilmes y juez de paz, cargo que conservó por reelección hasta 1882, inclusive.
Durante su administración se creó el servicio policial en Quilmes,
independiente de la municipalidad y del juzgado de paz. Una función menos para
las múltiples que ocupaban a los jueces de paz; y todas “ad honorem”.
Carolina nacida en 1854, permaneció soltera; falleció en 1918.
Fabián Honorio nació en Quilmes en 1856. Se trasladó a Bahía Blanca y a Carmen de
Patagones. Murió viudo, sin descendencia en 1907.
Félix nació en 1857, en Quilmes, fue maestro. Permaneció soltero; falleció en
1886.
Martín también nacido en Quilmes en 1861, permaneció soltero; falleció en
1914.
Teresa, nacida en 1863, en Quilmes, permaneció soltera; falleció en
1913.
Pedro Cueli, nacido en 1864, en Quilmes, se estableció en Ensenada y La Plata;
fue empleado de Aduana y de la Municipalidad de esa ciudad capital. Casó en la
iglesia de San Ponciano en 1886, con Ramona Trujillo. Murió en
1926. Es el bisabuelo del autor de este trabajo.
SU MUERTE
Murió el doctor don Fabián Cueli el 18 de Septiembre de 1882, por la mañana, a la
edad de sesenta y cinco años, luego de padecer una larga enfermedad urinaria,
la que él mismo se trataba sondándose con un tubito de plata. Su defunción fue
corroborada por el Dr. Edmundo Fierro. Fue sepultado en el
cementerio de Ezpeleta.
A la muerte del doctor Cueli, la manzana que había sido de su propiedad
se subdividió. Allí se construyó una nueva casa para sus hijos solteros quienes
permanecieron en Quilmes hasta su muerte. Su hija Petrona, con don Ramón de
Udaeta ya había levantado su propia casa en la misma manzana, donde vivían con
sus varios hijos.
CURIOSIDADES
Las hijas solteras compartían la casa con su tía paterna Lucía Cueli,
quien murió en 1910. Por tradición oral, se conoce que salían rara vez. Tenían
una habitación arreglada como oratorio, donde un sacerdote concurría a realizar
las ceremonias religiosas. Una de ellas tocaba un piano de doble cola que
ocupaba gran parte de la sala, cuyos acordes recorrían el blando silencio del
pueblo. Las asistía una criada llamada Virginia quien tenía como uno de sus
obligaciones preparar a cada una su propio y exclusivo mate que no compartían
entre sí jamás.
En la casa de Petrona Cueli y Ramón de Udaeta también persistieron,
hasta la década de 1960, dos hijos solteros de este matrimonio: Luisa y Fabián
Udaeta Cueli. Con su muerte, terminó la presencia de la familia que habitó Quilmes por más de cien años.
Por Mario Gutiérrez Cueli
APÉNDICE DEL “QUILMES DE ANTAÑO”
DE
JOSÉ ANDRÉS LÓPEZ [4]
“… un buen día del año 1852, vino a establecerse aquí el doctor
don Fabián Cueli; y éste fue el primer médico que tuvo Quilmes.
En el quinto año de su curso, el doctor Ingenieros, alumno del doctor
Ramos Mejía, quiso lucirse ante éste. Obtuvo un caso que empezó a exponer así:
“Después de leer a Charcot, a Mandsley y a Marselli, considero..."
—No siga — interrumpió Ramos Mejía. — Usted no puede saber su caso
leyendo libros, sino examinando enfermos.
El doctor Cueli, que había recibido su título de médico en 1839, cuando
el maestro del doctor Ingenieros no había nacido aún, pensaba, como el gran
psicólogo e ilustre profesor, que los casos no se aprenden en los libros sino
en la clínica; y su terapéutica correspondía con justeza a ese precioso
concepto, tanto como su recetario a la más simple expresión, hermanándose así
medios y finalidades.Si sus medicamentos no curaban siempre, puede afirmarse
que no mataban jamás, ni arruinaban los bolsillos. Y esto no resultaba del
agrada de los boticarios.
Y con sólo un médico y sin ninguna botica pasó Quilmes varios años, sin menoscabo de su salud
ni de su bolsillo pues, el doctor Cueli, hasta servía ad-honorem el puesto de
médico de policía y pobres.
Pero en 1858 llegó otro, el doctor José Antonio Wilde, y no sólo vino
él, trajo consigo un botiquín. Porque si un módico podía ejercer sin botica,
dos no.
Cuando el doctor Wilde vino, era médico "in
pártibus", por estar respecto de su tesis, en descubierto con la Facultad.
Olvidando esa circunstancia se inició con empuje y éxito en el doble manejo de
los trastos de curar; pero pronto el doctor Cueli lo obligó a reparar el
olvido. Ya en regla con la Facultad, uno y otro médico se movieron en el radio,
o como quiera llamársele al espacio de su acción, como astros con órbita
propia, aunque desproporcionada, porque una crecía a expensas de la otra; y si
ese fenómeno tenía algo de encantador, era la despreocupación y la falta de
diligencia de parte de los que más directamente él afectaba, para modificarlo…
***
Hay en Quilmes Oeste una calle que lleva el nombre del Dr. Cueli, es la
N° 321, que comienza en la arteria Joaquín V. González al 2300 y termina en la ruta
provincial N° 14 “Camino General Belgrano”; después de cruzar la Av. Calchaquí
(Ruta Prov. N° 36) y la Av. Gral. Mosconi (Ruta Prov. N° 53) Aproximadamente 22
cuadras para un homenaje.
Compilación H. Chalo Agnelli
FUENTES
Fernández Burzaco y Barrios, Hugo. Apuntes biogenealógicos para un
padrón de habitantes del Río de la Plata. Editor Fernandez Burzaco, 1986.
Carlos Calvo. Nobiliario del Antiguo Virreynato del Río de la Plata.
Librería y editorial “La Facultad”, 1938.
Gammalsson, Hialmar Edmundo. Los pobladores de Buenos Aires y su descendencia.
Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires, Secretaría de Cultura, 1980.
Revista Buenos Aires nos cuenta, número 20, El Parque Tres de Febrero.
Artículo “El Monte de Cueli”. CPC Impresores, octubre de 1991.
Historia del Jardín Botánico. Diego A. del Pino. Ediciones Turísticas de
Bs. As., 2003.
Ensayos de historia social, política y militar
argentina. “Fray Pedro Cueli, Primer Capellán de Patricios”. Artículo de Roberto
L. Elissalde. La Academia, 2000.
Foja de servicios del Teniente Coronel don Pedro Cueli, según informe
del AGN Expediente C. Nro. 10.043
Historia de la Sociedad Hospital de Quilmes “Dr. Isidoro G. Iriarte”
desde 1919 hasta 1972. José Goldar. Municipalidad de Quilmes, 1979.
Quilmes de Antaño. José Andrés López. Ed. Talleres gráficos
América, 1930.
Historia de Quilmes desde sus orígenes hasta 1941. Craviotto, José
Alcides. Archivo Histórico de la Provincia
"Doctor Ricardo Levene,", 1967.
[1] Síntesis: Pedro de Cueli y Cortina, casado con Francisca de
Escobar (Tatarabuelos).
-Juan Agustín de Cueli y Escobar, casado con María Jacinta de Escobar y
Carrasco (Bisabuelos).
-Pedro Antonio de Cueli y Escobar, casado con Anastasia de la Torre
(Abuelos).
-Pedro de Cueli y de la Torre, casado con Escolástica Mons y Vázquez
(Padres)
[2] Además del Dr.
Cueli y el Dr. Wilde integraban la Comisión
Humanitaria: José Agustín Matienzo, Juan
Manuel García, José D. Caveda, Jaime Wilde, Remigio González, Francisco
Casares, Juan Ithuralde y Pedro J. Carreras; y la Comisión Auxiliar de señoras
estaba integrada por: Victoria Wilde de Wilde, Emilia Guzmán de Flores,
Lupercia González de Córdoba, Josefa Ana Dupuy de Matienzo, Isabel M. de
Casares, Francisca Durañona de Drake, Isidora M de Gartland, Antonia Iraola de
Pereyra y Luisa C. de Rosende.
[3] La tradición
oral llegada al compilador, recordaba verla recorriendo los campos vecinos al
pueblo donde llegaba en el break de su padre, que ella misma conducía,
buscando determinadas hierbas. No faltaba quien la motejara de curandera.
[4] Pág. 163, “Sus médicos”, de la primera edición, 1932; Pág 147, de la segunda edición de Buenos Aires Books, 2016.
[4] Pág. 163, “Sus médicos”, de la primera edición, 1932; Pág 147, de la segunda edición de Buenos Aires Books, 2016.