Un nuevo libro llega para completar la historia de nuestro partido de Quilmes. Un reseña histórica de Ezpeleta.
Claudio Schbib nos acerca en su trabajo aportes reveladores que esclarecen acontecimientos fundamentales de esa localidad: el origen de su nombre y el de la personalidades histórica que era su portador; la real fecha de fundación; la instalalación de la estación que fue muchos años después que la de Quilmes (1872); el saladero de Nelson o la "Highland Scot Canning Company"; etc. Todo claramente comprobado con documentación inédita que Schbib obtuvo en el Archivo General de la Nación y de instituciones de Gran Bretaña.
El prólogo del libro que el autor me honró para que escribiera enfoca en el significado de esta publicación y el aporte que el autor hace a la cultura quilmeña.
OTRA HISTORIA PARA NUESTRA HISTORIA
El compromiso y la responsabilidad que cada uno pone en las cosas que emprende, se resume en compromiso con la vida Y la recuperación de la memoria también refiere al tipo de compromiso con la vida que asume cada uno. Define León Gieco, “Todo está guardado en la memoria, /sueño de la vida y de la historia.”
Abrumados por un presente contundente desconocemos que no podemos quedarnos tan sólo en la queja, en la preocupación, sino que tenemos que proyectarnos hacia un futuro de cambios y el único combustible que dará impulso y razones para obtener logros es la Historia.
Es reiterado decir que Quilmes es, en la provincia de Buenos Aires, una de las localidades que más historiadores ha gestado; desde José Andrés López, José A. Craviotto, Luis Otamendi, Manuel Ales… numerosos fueron los que por amor al suelo y la gente que los vio nacer o que adoptaron como propios y para siempre, hurgaron en las lejanías del tiempo y nos lo trajeron para fortalecer nuestra identidad.
Cada localidad, barrio o institución del partido tiene su historiador y ahora Claudio Daniel Schbib nos trae el pasado de Ezpeleta. Nueve años atrás había demostrado la calidad de su compromiso con las cosas que asumió en la vida con “Fuego y Agua”, donde aparece su acendrado amor a la institución que lo tuvo en su seno desde los 17 años de edad, los Bomberos Voluntarios. Y ahora demuestra que todo lo emprende con la misma fuerza, la más genuina y valedera, la del amor. Amor por el suelo que lo recibió de chico y para siempre, con quien creció y ahora le retribuye con la divulgación; una manera de hacer docencia.
Reconocerse en la historia del pueblo natal o adoptivo es asumir una identidad instrumental para desarrollarnos en todo lo que emprendamos. El sentido de identidad fortaleza la personalidad. Recientemente leí en una web esta definición que fortalece lo dicho: “Recordar es un proceso de aprendizaje, un fenómeno cultural expresado por individuos en un grupo social determinado. La importancia fundamental del recuerdo radica en su poder para definir la identidad y la conducta de un pueblo. La memoria tiene efectos actuales y determina la relación con el futuro.”
¿Pero, cómo llegan estos trabajos históricos al lector? Entre las letras, las frases, párrafos y disquisiciones hay horas y horas restadas a la familia o al ocio merecido después de la jornada laboral; meses, años de un trabajo solitario, anónimo; sin equipos de colaboradores en quienes delegar; hay viajes y trayectos incontables a bibliotecas, museos, archivos, hemerotecas, buscando, hurgando, indagando en documentos del pasado, muchas veces en malas condiciones de conservaciones o indescifrables; revisar fotografías, películas, videos; en ámbitos, fríos, inhóspitos; con instrumental inadecuado; largas copias manuscritas, grabaciones y desgrabaciones, interminables digitalizaciones; madrugadas frente a la computadora discerniendo contextos, construyendo el texto, corrigiendo y corrigiendo lo corregido una y otra vez; entrevistas, innumerables lecturas; gastos, erogaciones que, rara vez salen de bolsillos abultados, pues todo ese trabajo necesita no solo tiempo y esfuerzo, sino también dinero, incluso dinero para luego editar, porque el historiador local no está respaldado por grandes editoriales… y luego la venta de los libros se destina a otras instituciones o a la edición de nuevos trabajos sin excedentes que beneficien de manera privativa al investigador. ¡No, no es fácil! Pero es hermoso y una siente que se enriquece la vida de esta manera, a más de enriquece la de otros.
La heurística emprendida de esta manera tiene un hálito artesanal. Una artesanía acompañada por rigurosidad, respeto por el hecho histórico, pasión por la investigación, curiosidad insaciable y consideración elevada por las personas y los personajes que vivieron épocas pasadas dejando una sana semilla de dignidad.
Dejo testimonio que Claudio nos da este trabajo habiendo pasado por todos esos vericuetos y transportaciones, que la suya es una producción noble de sanas semillas de futuro.
"EZPELETA- Aportes para
EL AUTOR
Claudio D. Schbib nació en Bahía Blanca el 28 de febrero de 1959. A los dos años se instaló en Quilmes con su familia y a partir de 1969 se radicó en Ezpeleta donde vivió su infancia, su adolescencia y su juventud junto con esa localidad que en 40 años produjo un cambio extraordinario.
Es Técnico en Minería y Petróleo, fue Comandante Mayor (R) y Jefe del Cuerpo Activo de la Soc. Bomberos Voluntarios de Quilmes desde 1999 hasta 2003; Diplomado Superior Universitario en Dirección General, Economía y Negocios para pequeñas y medianas empresas (Universidad Nacional de San Martín); Diplomado en Seguridad, Resolución de Conflictos y DDHH (Inst. Universitario de la Policía Federal); realizó un curso de Ceremonial Niveles I y II en la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la UBA; curso de formación Biblico-Teológicos para laicos (Centro de Estudios Filosóficos y Teológicos de Quilmes, dependiente de la Diócesis de Quilmes); Seminario sobre Técnicas y Ceremonial de los Símbolos Patrios (profesionales de Ceremonial de la Rep. Argentina), etc.
Chalo Agnelli
chaloagnelli@yahoo.com.ar