lunes, 1 de julio de 2013

LA HISTORIA COMO EXPERIENCIA PERSONAL... Y SIGUE.



por Chalo Agnelli
En el año 2010, como parte de las actividades de la Comisión del Bicentenario de Quilmes, se realizó un homenaje a los precursores de la historia quilmeña: José Andrés López, el Dr. Fernando Pozzo, don César Barrera Nicholson, don José Goldar y su hijo José Abel Goldar, el Dr. José Alcides Craviotto, el Sr. Oscar Echelini, el profesor Manuel Ales, la eminente indigenista Guillermina Sors de Tricerri, don Luis Eduardo Otamendi, don Felipe Jorge Firpo, la profesora Palmira Sagrario Bollo Cabrios, el profesor y bibliotecario y editor don Carlos Guillermo Maier, el profesor Juan Carlos Lombán y don Luis Gerardo Barbieri. Me tocó dar dos conferencias, en la ocasión, una en el Colegio de Abogados y la segunda en el Museo Regional Almirante Guillermo Brown de Bernal. Además se hizo un cuadernillo con breves reseñas biográficas de estas personalidades que trabajaron por la identidad quilmeña, sus tradiciones y  su historia. En ese fascículo incluí un prólogo que explica las motivaciones iniciales que me indujeron a trabajar en el hecho histórico a lo largo de 52 años.
El 1 de julio de 2013, 'Día del Historiador' como homenaje a todos los historiadores y a quienes a través de mis aportes enriquecieron nuestra identidad reproduzco ese preámbulo.


... y sigue la historia 
Comenzando las actividades de los 200 años de la Revolución de Mayo, la Comisión del Bicentenario Quilmes 1810-2010 consideró rendir un tributo a aquellos que trazaron un surco en la historiografía local, aquellos que, según Tolstoi, desde la aldea describieron el mundo. La presidenta Lic. Nancy Castagnini tuvo la deferencia de encomendarme esa tarea que emprendí con el convencimiento del objetivo que se perseguía, con el placer con que realizo mis trabajos de historia local y con la intención primordial de hacer docencia divulgando nuestro pasado y afirmando nuestra identidad quilmeña.
Inducido por mi familia materna, extensa y profundamente vinculada a Quilmes, desde los primeros años de mi niñez sentí curiosidad por nuestra historia, quizá instigado por las anécdotas de mi abuela y sus primas, por las charlas de sobremesa que eran un rito impostergable en mi familia, pero tengo la certeza que las conferencias y actos alusivos a los que asistí con motivo de las celebraciones del tricentenario quilmeño, en 1966, fueron los disparadores que trazaron esta impronta historicista y localista que me acomete.

Comisión del Bicentenario: de izq. a der.: Guillermo Arbert, Chalo Agnelli, María del Carmen Destéfano, Ely Fontana (+), Juan Carlos Lombán (+), Félix Luna (+), Silvia Scarinci y Nancy Castagnini.

Crecemos con y en los otros. La calidad del propio crecimiento es directamente proporcional a la calidad integral de las personas con que nos rodeamos en la vida. Y esa calidad no está determinada por los conocimientos académicos, los títulos acumulados, la fortuna material ni el prestigio social que sean características de un individuo cualquiera, sino por su altruismo, sus valores humanitarios, su honorabilidad, su genio afable y generoso, el reconocimiento que sepa mostrar en acciones provechosas para los demás, el don de gentes con que permita a ese otro que lo encuentre en su camino a compartir acciones en bien común, acciones que repiquen positivamente en toda la comunidad. Gozar de estos atributos y tener la capacidad de advertirlos sin alardes se resume en ‘sabiduría de vivir’.
 
Inauguré 1966, año del Sesquicentenario de la Independencia Argentina y el Tricentenario de la llegada de los quilmes y acalianos, el 18 de junio, en la Biblioteca Pública Municipal “Domingo Faustino Sarmiento” de la que era, y aún soy, empecinado concurrente – además de la Popular Pedro Goyena - y donde llegué a gozar, no de la amistad, pues la diferencia de edades era grande, pero sí de la consideración y el interés por los temas que me llevaban, de su director el profesor Carlos Guillermo Maier, con quien en 1970 hice un curso de bibliotecario para maestros en la Escuela Primaria Nº 6 de Bernal.
En esa ocasión el profesor Juan Carlos Lombán, que era director del colegio San Jorge, brindó, un homenaje al Dr. José A. Craviotto, el máximo historiador de Quilmes, que había fallecido el año anterior. Su pérdida tan temprana abría un bache en la historiografía quilmeña, pero también una puerta. Se percibía una gran congoja en el ambiente. Si bien yo era muy joven, tenía especial percepción del ánimo circundante, condición que aún conservo en menor medida. Afortunadamente el Dr. Craviotto, junto a don César Barrera Nicholson dejaron a Quilmes una obra histórica extraordinaria que me propuso compilar y divulgar lo más prontamente posible. Esta conferencias fue editada por la Municipalidad en la Serie Medallones Biográfico (N°5) que dirigía el Prof. Carlos Guillermo Maier.
La segunda experiencia reveladora fue el martes 9 de agosto de ese providencial año `66. Con mis amigos Vicente Morandi, Juan Eduardo Alonso, Leopoldo Russo, Oskar Lambskins y Lucho Illanes asistí a una charla del profesor Manuel Ales, en el Círculo Universitario, que ilustró con diapositivas. Simultáneamente Ales presentaba su libro “Quilmes fin de siglo” con el agregado de un plano topográfico del pueblo de Quilmes, levantado por orden superior por la comisión del Sur en 1856, recuperado por don Pedro Etchevertz y actualizado hasta 1890, por el mismo Ales, en 1963. Conservo un ejemplar de dicho libro, obsequio del Prof. Maier, firmado por él, con correcciones que Ales le había hecho el 18 de junio de ese mismo año, para una próxima edición oficial. 
Por aquellos años, aún, se respetaban rigurosamente la puntualidad, de modo que la conferencia empezó a las 18 horas en punto y, una vez concluida, con mis amigos, corrimos en el Ford Falcon de Lucho - en verdad de su padre - hasta la escuela Media Nº 3, donde Juan Eduardo estaba terminando la secundaria, a otra charla. El conferencista era el secretario de la Comisión de Cultura de la municipalidad, José Abel Goldar.
Conocía a los Goldar, padre e hijo, como vecinos, habitaban una casa próxima a la mía, en La Colonia, a pocos metros de la plaza Aristóbulo del Valle. Su tema fueron los 300 años del transcurrir histórico local y complementado por diapositivas. Así como las presentaciones de los profesores Lombán y Ales fueron reveladoras, la de Goldar fue motivadora. Fue la segunda charla con apoyo visual a la que concurrí.
Al concluir se informó a los presentes que don Luis Otamendi continuaría el ciclo de conferencias - aniversario el sábado siguiente, a las 11 hs. en el 2º piso de la municipalidad.
El jueves 11 de agosto de 1966, a las 18 hs., en el Colegio Nazaret (Conesa 406) el Prof. Manuel Ales volvió a dar su conferencia sobre “El Quilmes de antaño”, ilustrada con diapositivas. La misma se realizó en el Círculo Universitario, Paz 871. Si bien ya lo había escuchado, siempre se hacen variaciones, convenientes agregados, pero, sobre todo, no pude rechazar la invitación del rector de secundario del Colegio, el Prof. Celiar R. Cella, padrino de la Biblioteca Goyena, con quien mantuve amistad hasta su fallecimiento.
El sábado 13 de agosto, víspera de la fecha conmemorativa, a las 10:45 hs. estaba en la puerta de la Comuna solo; mis amigos esquivaron con astucia mi compañía. No era su tema. Arrastrarlos a dos conferencias en un mismo día fue suficiente para ellos.
En la puerta me informaron que era exclusiva para personal municipal, pero entre los asistentes estaban, Omar Andragnez, Felipe Ruesta y el señor Monicat, municipales, amigos de mi familia que me facilitaron el ingreso.
 No recuerdo por qué inconveniente el señor Otamendi no concurrió, pero envió el texto de la charla que leyó en parte el Prof. Ales, su amigo y par en varios trabajos históricos, y el periodista Norberto Giallombardo.
A don Luis lo había conocido el 17 de agosto de 1964 en su homenaje al Dr. José Antonio Wilde, que se realizó en la Biblioteca Sarmiento. Charla que me instó a leer “Buenos Aires desde 70 años atrás” y a iniciarme como exégeta de su vida y su obra. Misceláneas porteñas del Dr. Wilde que releí más de dos veces; libro del que, además, colecciono distintas ediciones (la más antigua que poseo es de 1904) En esta oportunidad la reiterada mención de Guillermina Sors, por parte de estos historiadores me condujo a su libro “Quilmes colonial”.
Conocía desde la adolescencia, otras misceláneas históricas las del “Quilmes de antaño” de don José Andrés López, ejemplar que estaba en la biblioteca de mi abuela, y las memorias de “Estampas de antaño” de Marcelo Traversi.
A partir de 1974, comencé a compartir con el señor Otamendi el accionar de la Sociedad de Escritores de la Provincia que se había fundado por iniciativa del Prof. Francisco Míguez. Ambos, y también el Prof. Ales, fuimos miembros de su comisión directiva. Yo formaba parte de la ‘guardia nueva’ junto a Jorge Padula Perkins, Alicia Armella, María Elisa Ezquerra, Julia Rosignol y otros.
No recuerdo con precisión el tema que se abordó aquel 13 de agosto; no quiero presumir de memorioso, pero arriesgaría que trató sobre el pueblo originario que dio nombre y gentilicio a los aquí nacidos y criados. Ayuda a mi memoria el hábito, que siempre tuve, de tomar notas durante las charlas, apuntes que aún conservo en su mayoría.
A esta altura de la sucesión de conferencias ya estaba totalmente compenetrado de la historia quilmeña, de modo que las siguientes fueron necesidad vital.
El martes 16 de agosto siguiente, a las 18:30, fui a escuchar nuevamente al Prof. Juan Calos Lombán, quien se explayó sobre, “Maestros del viejo Quilmes”. Se realizó en la Biblioteca Sarmiento; organizada y auspiciada por la Comisión Municipal de Cultura y la misma Biblioteca que dirigía el Prof. Guillermo Maier, quien presentó el libro de edición municipal “Antiguos Maestros de Quilmes”, de autoría del disertante y el auspicio de las entidades mencionadas y de la Comisión de Festejos del Tricentenario,
No imaginaba, en ese entonces, que en el futuro compartiría tantas vivencias con el Prof. Lombán y con su esposa Lucrecia Lombán. Quien, para mis escasos 20 años, resultaba un intelectual imponente, pero sus palabras, recomponiendo la biografía del Dr. Craviotto, me permitieron comprender ese impulso llamado pasión, con el que algunas personas transitan por la vida. Muchas veces visité el Colegio San Jorge acompañado por Lombán, así como luego, ya en ejercicio de la docencia acompañé a Lucrecia en la fundación en Quilmes de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos.
 El sábado 27 de agosto a las 19 hs. en la Biblioteca Popular J. M. Estrada de Bernal, la segunda charla de José Abel Goldar en este aniversario. Su tema fue “Quilmes de ayer, en el Quilmes de hoy”. Acompañaron esta charla dos muestras: una de fotos de Alcibíades Rodríguez, “Historia de Quilmes a través de la fotografía” e “Historia de Quilmes a través del libro”, sobre la obra del Dr. Craviotto y otros historiadores quilmeños. La primera fue presentada por el presidente de la biblioteca don Felipe Jorge Firpo y la segunda por el presidente de la Comisión de Cultura don Juan Agustín Isetta.
Continué este periplo el viernes 9 de setiembre, en la Biblioteca Municipal, la señora Violeta Shinya trazó una semblanza biográfica y literaria de su tío abuelo, el primer escritor y naturalista quilmeño Guillermo Enrique Hudson. A partir de la cual devoré casi toda la obra traducida del “Hijo dilecto de Quilmes”
Se cerró el ciclo de conferencias aniversario el 9 de diciembre a las 18:30 hs., en la Biblioteca, con una amena charla del profesor Juan Carlos F. Merediz, secretario del Instituto Americano de Lexicografía, “Algunos topónimos de Quilmes”. La misma estuvo auspiciada y organizada por la Comisión Municipal de Cultura, la Dirección de la Biblioteca y dicho Instituto. También habló en este evento el Prof. Alberto F. J. Otamendi, quien fue el primer donante de una importante bibliografía previamente a la apertura de la Biblioteca Popular Pedro Goyena y fiel colaborador de la Prof. Ana I. Manzo. A quien acompañé a esta conferencia.
Me creo en el deber de divulgar esta anécdota personal pues las actitudes de vida de estos historiadores, como las de quienes fueron mis dilectos profesores Rodolfo Merediz, Palmira Bollo Cabrios, el Dr. Antonio Pérez Amuchástegui, Orlando Cella, marcaron mi incursión en la historia; “Crecemos con y en los otros. La calidad del propio crecimiento es directamente proporcional a la calidad integral de las personas con que nos rodeamos en la vida." Efectivamente, como historiador o cronista o lo que sea, a algunos les preocupan mucho los títulos y los diplomas, yo no los tengo en la materia, pero me jacto de haber tenido en cuanto al transcurrir de Quilmes y su gente los mejore maestros: los profesores Maier, Merediz, Míguez, Otamendi, Goldar y mi mentor el profesor Juan Carlos Lombán. Estos párrafos, sinceramiento, tal vez, no sirvan para justificar las falencias de que adolecen mis trabajos. Lo que sí puede tener mayor fuerza es proclamar que he trabajado al impulso de un amor profundo, incurable y sincero por Quilmes y su gente de antes, de hoy y también de mañana si surgen personas que sienten lo mismo y recorriendo mis investigaciones, compilaciones, notas, artículos sociales, culturales, deportivos, biografías, bibliografías, trabajan por esta punto geográfico difuminado en la megalópolis que conforman la ciudad de Buenos Aires y el "gransurbonaerense"; este territorio que en los últimos 60 años perdió su perfil y características propias. De todos modos y a pesar de los tijeretazos a la memoria que los gobernantes han decretado desde hace tres (o cuatro) décadas seguiré con mi vocación por Quilmes.
De modo que es mi deber transmitir a la comunidad quilmeña que los hijos del Prof. Lombán y las hijas de Lila Giordano de Campelo me han legado todo su archivo histórico, documentos y bibliografía referente al partido de Quilmes.
Fui cronista de la historia desde hace tantos años, y más, como los que les llevó a muchos terminar una carrera en esa ciencia y luego dejarla colgada en la pared. Lo que me movilizó tanto como a algunos “titulados” es que le di a la Historia Local una difusión de tal magnitud que nunca se hizo y lo que sí me enorgullece es contar con tantos jóvenes que con mi aliento siguen mi huella como yo seguí la de los historiadores mencionados. 
La gente cree que los que nos ocupamos de la historia, ya sea como historiadores, como cronistas y compiladores, vivimos añorando el pasado, pero no es así, al contrario, amamos el presente y guardamos firmes esperanzas en el futuro, pues sabemos que la historia es cíclica y progresiva, es como una helicoidal que avanza vertiginosamente. Hay sucesos y coyunturas que con las incorporaciones de las variantes nuevas se repiten someramente. Por supuesto que dejando muchas secuelas de vida en la travesía y muchos rencores que necesitan, algunos de ellos cinco o seis siglos para subsanarlos.
Prof. Carlos Guillermo Maier


Prof. Manuel Ales
Don Pedro Etchevertz

Prof. José Abel Goldar
Todas las conferencias realizadas en la Biblioteca Sarmiento las abría su director el Prof. Maier. Este fecundo maestro, que tuvo la iniciativa y la inquietud de preservar esas investigaciones, publicándolas en la Serie de Medallones Biográficos, la Serie Bio-bibliográfica y la Serie Archivos y Fuentes de Información; material de consulta fundamental para los historiadores actuales.
Indirectamente he sido discípulo de todos ellos sin ser alumno. Me hubiera gustado decirles todo lo que les debo y también el feliz recuerdo de las empresas intelectuales llevadas adelante desde sus enseñanzas.
Esta secuencia es ejemplo de un circuito informal para llegar al conocimiento partiendo de intereses previos. Conocimientos que, si existe la curiosidad como conducta o surgen motivaciones sustanciosas, se va incrementando con nuevas experiencias. 
Hay figuras de nuestra historia que, por tiempo y espacio, no se reseñan en este documento; tracé las biografías de aquellos que consideramos los primeros, que dejaron trabajos fundantes; como las de Atanasio Antonio Lanz, José Andrés López, José A. Craviotto, César Barrera Nicholson, Lila Giordano de Campelo, Evaristo y Antonio Iglesias; las presenté en “Maestros y Escuelas de Quilmes”; la del periodista Juan Carlos Buceta Basigalup en “Cuadernos de Identidad Nº 1”; otras en “La Colonia, el segundo barrio de Quilmes”. 
En esta reseña rindo tributo a todos, hombres y mujeres que trabajaron para reafirmar la identidad de los que hoy habitan los partidos de Quilmes, Berazategui y Florencio Varela, territorios del viejo Pago de la Magdalena su origen común.
Si hoy olvidamos los cimientos y si se olvida a quienes hicieron los cimientos, el futuro nos lo reclamará. Mucho se habrán equivocado nuestros maestros, pero a ellos debemos que nos enseñaran a reconocer a nuestros fundadores. Un pueblo sin identidad, sin sentido de pertenencia es un pueblo sin conciencia ciudadana
FOTOS
Arriba, el profesor Juan Carlos Lombán con la señora Lila Giordano de Campelo.
Abajo, don Luis Gerardo Barbieri, el Prof. Lombán, la Lic. Nancy Castagnini y Chalo Agnelli
Chalo Agnelli
1 de julio 2013/2016/2019