Por Chalo
Agnelli
Mucho se ha pensado y escrito sobre la Ribera quilmeña y muchos fueron los
proyectos que enjundiosas mentes lanzaron al vuelo del sudeste o de las
sudestadas. El mayor y más extraordinario fue el de
los hermanos Fiorito, que
puso a Quilmes en la cima de las ciudades turísticas, durante la primera mitad
del siglo XX. Estos hermanos de origen genovés supieron transformar el turismo
en industria, sobre un terreno perceptivamente abonado por los: Andrés Baranda,
José Antonio Wilde, Augusto Otamendi, Parry, Felipe Amoedo… varias décadas
antes, a fines del XIX, cuando Quilmes realizaba su tercera fundación. Sobre
aquella Ribera decimonónica nos anotició don José Andrés López en su “Quilmes de antaño”. [1]
Del emprendimiento de los Fiorito se explayó absolutamente la historiadora
Matilde I. Salustio en, “El tiempo libre
en la Argentina. El balneario de Quilmes. Primer balneario popular de río,
1915-1960”, [2] libro que, quien no lo
leyó no puede decir que conoce todo sobre la Ribera. Fundamentalmente, porque es
la primera investigación donde se esclarece la causa de la contaminación de la
aguas del Río de la Plata, fatal para esa industria exponencial de la zona, el
turismo, que se sumó en una época a muchas otras que pusieron a este Partido en
el 5º lugar entre las ciudades industriales de la República Argentina.
“PALMAR QUILMEÑO”
Traemos a cuenta ahora un proyecto que surgió durante la administración
municipal de don Eduardo O. Camaño (1987-1991), un proyecto que se bautizó “Palmar Quilmeño”. [3]
El propósito era ofrecer al turista una amplia gama de opciones en:
Servicios: cabañas con amplios jardines, hoteles,
restaurantes, vestuarios, baños, estacionamiento, transporte.
Actividades deportivas: piletas climatizadas, minigolf, tenis, skate,
náutica, windsurf, paseos marítimos, camping, scuash, voley boll, fútbol,
ciclismo, pescar, canotaje y moto-cross, entre otras actividades deportivas
existentes y a crear en el “Palmar Quilmeño”
Actividades culturales: anfiteatro, cine, conciertos, exposiciones, espectáculos
artísticos diversos.
Recreación: Confiterías bailables, minizoológico, parques de
diversiones, zonas de camping, parrillas públicas, juegos infantiles.
Paseos: En las reservas naturales, la flora típica ofrece
su variada coloración de matices infinitos, ricinos, sauces, álamos, talas
palmeras, lirios y camalotes, se combinan dando marco a la fauna lugareña, compuesta
entre otras especies por: batracios, peces, cuices, comadreja colorada,
nutrias
y aves como: cisnes, garzas, gaviotas, cigüeñas, patos, cardenales, loros,
picaflores carpinteros, siete colores, federales, etc.
Se hay proyectado miradores y microcine donde se exhibirán películas
inherentes al te4ma. Guías especializados organizarán paseos didácticos, donde
el visitante descubrirá a cada paso las maravillas con que la naturaleza ha
favorecido las costas de nuestra ciudad.
El folleto que promocionaba la ambiciosa propuesta argumentaba:
El suelo es uno de los bienes más preciados
que tiene el mundo y es lógico, por lo tanto, que la planificación de su uso y
conservación sean materias sociales y políticas fundamentales. Es por ello que
en la Ribera quilmeña se halla el lugar más adecuando, para generar la
recreación en todos sus aspectos, tanto activos como pasivos. Tendiendo a
satisfacer fundamentalmente las necesidades de los habitantes quilmeños y de
otras comunas que están fuera de su alcance, otros atractivos turísticos, sin
excluir e integrando todas las clases sociales, que la recreación es un derecho
de todo ser humano.
Dadas las inmejorables condiciones
naturales que ofrece el Río de la Plata, cuyas márgenes desde Buenos Aires
hasta Punta Lara no se encuentran aprovechadas y que las Costas de Quilmes son
las únicas cuyas posibilidades de desarrollo significarían un atractivo
singular para el miniturimo y la recreación de miles de ciudadanos es que se ha
encarado este Proyecto.
Formaban la comisión especial de este Proyecto: el intendente municipal
Eduardo O. Camaño como presidente; coordinador el subsecretario de gobierno
Edgardo Giménez; arquitectos responsables del proyecto José R. Casazza, Marta
Formoso, Hugo Rodríguez, Patricia López Baranda y el ingeniero agrónomo Luis
Irzutti; eran asesores el Ing. Marcos Abramzon, el Arq. Marcelo Abramzon, el
cineasta Alejo Apsega y maestro mayor de obras Ricardo Varela. Figuraban como
entidades participantes: Centro de Arquitectos de Quilmes, Centro de
Arquitectos, Ingenieros y Agrimensores de Quilmes, la Cámara de Confiterías
Bailables de Quilmes, la Cámara de Comercio de Quilmes y la Unión Industrial de
Quilmes.
AGUA Y ESPANTO
Pasaron, casi 25 años. El “Nuevo
Balneario de Quilmes” de la
concesionaria A & P Fiorito, murió de
intoxicación. Los subsiguientes proyectos quedaron en los papeles como el
mencionado “Palmar Quilmeño”.
En 2010 se presentó un valioso trabajo: “Arquitectura
y territorio. Evolución de la Ribera de Quilmes Provincia de Bs. As.” con
el objeto de “recuperar la historia de la
Ribera rescatando aquellos lugares, sitios y edificios que la caracterizaron en
cada tiempo y que le dieron identidad propia e implementar estrategias que
garanticen su sustento y conservación”. [4]
Antes, en marzo de 2008, se había anunciado el, “Puerto Madero del Conurbano”, un megaproyecto inmobiliario de
Techint sobre la
costa del río, que después de derramarse en cientos de
controversias, ahora se está reflotando.[5]
Y ahí, está
nuestra Ribera: la de los sauces criollos (que debería ser el árbol patrono del
distrito); los palafitos - esas
casas apoyadas en pilares o simples estacas, que aún son una característica del
Paraje - el Pejerrey y algún que otro club-recreo, ruinosos; el Náutico
sobreviviendo; las vías del tranvía que avivan la
nostalgia en la entrada de la
avenida Cervantes, la casa de Ingenieri que le dio cierta relevancia
internacional a la zona; los recreos se los llevó el agua, salvo algunos del
medio pelo que se instalaron allá en el fondo cerca del Giménez y los carros y
la “villa cariño” y los malandrines que cobran “peaje” y los nobles vecinos que
persisten en permanecer y transcurrir. Nuestra Ribera, esa que ocupa un espacio
en la identidad de los quilmeños.
RIBERA DE ANTAÑO
Para completar
datos de la Ribera durante fines del siglo XIX, recurrimos al “Quilmes de antaño” de José Andrés López:
“No era solo a los que de afuera venían, o aquí estábamos,
que la Ribera
atraía; sus encantos sensibilizaban a los poetas que la cantaban en prosa y
verso. No reproducimos las poesías sin rima de Délfor del Valle, Victoriano
Silva o José Ignacio Pérez, ni la rimada de Eduardo Otamendi, pero haremos una
excepción con dos de las varias octavas que, escritas por el joven uruguayo
Florentino Delgado, publicó un periódico de la época:
“¡Ved allá, bajo los sauces,
a la sombra del ramaje,
como se anima el paisaje
de la música al sonar!
¡¡Cómo halagan los oídos
las quilmeñas seductoras
con frases encantadoras
que van dejando escapar!!
Más, cruzad los arroyuelos
que la arena va bordando,
y bajemos, penetrando
de la selva al interior.
Allí está lo que
pinta
del artista la paleta;
allí está lo que el poeta
llama ensueño del amor”
Tal era la
Ribera cuarenta años hace, cuando la naturaleza le corregía
la plana al hombre. Ahora, éste es quien se empeña en corregírsela a ella.”
(Marzo 21 de 1917)
Por Chalo
Agnelli
Fotos: Rodolfo Malaver
NOTAS
[1] Cap. 34.
Recientemente re-editado por la Secretaria de Cultura de la Municipalidad de
Quilmes, con la E. Buenos Aires Books, que se distribuirá en todas las Escuelas
del Distrito próximamente.
[4] Trabajo de los arquitectos Jorge N. Bozzano, director;
Guillermo R. García, coordinador; y Marta Oliva, investigadora. Integrantes de
la Unidad de Investigación, Historia y Patrimonio de la Facultad de
Arquitectura y Diseño UCALP; con la participación de la Junta de Estudios
Históricos de Quilmes y el Inst. de Preservación del Patrimonio Arquitectónico
Urbano y Rural de Quilmes. También intervinieron alumnos de “Historia 2”: María
Florencia Ollo, Florencia Galuzzi, Sol Guerra, Aldana Plamieri, Mariano Seta, Iván
Pérez, Adrián Speziale, Jorge Romero y Patricia Rimschneider.