miércoles, 29 de febrero de 2012

ESCUELA DE E. S. TÉCNICA Nº 4 "GENERAL ENRIQUE MOSCONI”

 ESCUELA DE ENSEÑANZA SECUNDARIA 
TÉCNICA Nº4 
"GENERAL ENRIQUE MOSCONI”

BIEN DECLARADO MONUMENTO HISTÓRICO DEL PARTIDO DE QUILMES POR LA ORDENANZA N°8443 DE 1999

En Quilmes que, en ese entonces, ya tenía sabor a pueblo grande, en 1924, nace en un precario local en 9 de Julio entre Brown y Lavalle, la "Escuela de Artes y Oficios de la Nación", sobre sendos proyectos de ley del 16 de abril y del 22 de julio, sancionados por el decreto N°369/24, firmado por el presidente Marcelo T. de Alvear, como resultado de la ley de presupuesto Nº11.260 correspondiente al período 1923/24. Era ministro de Instrucción Pública y Justicia Sebastián Sagarna; José Luis Cantilo gobernador de la provincia de Buenos Aires y Ángel L. Levanti acababa de asumir como intendente en Quilmes.  
CONTEXTO HISTÓRICO 
En la década del `20, Europa estaba viviendo inexorables cambios políticos. En España Juan de La Cierva perfecciona un aparato que para la época era casi de fantasía, el “autogiro” un híbrido entre el aeroplano y el helicóptero. En nuestro país, en base a la ley Nº5291 promovida por Alfredo Palacios en 1907 y a considerandos de Joaquín V. González se promulga la ley 11.317 sobre trabajo de menores y mujeres. Se creó la Escuela Municipal de Artes y Oficios “Raggio y el Conservatorio Nacional de Música.
INAUGURACIÓN OFICIAL
La primera "Escuela de Artes y Oficios de Quilmes", abre sus puertas a la educación técnica el 24 de agosto de 1924. Se ingresaba con 13 años y habiendo aprobado el 4º grado de la escuela primaria. Estuvo a cargo de la gestión inicial de “la Mosconi” el profesor Julio Carenzo, fue secretario Miguel  A. Borau y maestros: Francisco Peruani y Manuel Cabeza a cargo de los primeros 13 alumnos: Luis Jorge Barton, el notable periodista y caricaturista quilmeño (ver nota biográfica en el Blog del 31/5/2011), Ernesto Braga, Eliseo Santiago Saini, Eugenio Gil Marín, Isaac José Gil Marín, Osvaldo Antonio Garavelli, Santiago Grosman, [1] Carlos Imirizaldu, Santiago Ignacio Repetto, Cayetano Simpatici Palla, Damaso Luciano Soto, Pedro Oscar Stella y Tomás Torres.
Los estudios tenían una duración de 3 años y se egresaba con el Certificado de Competencia en las Especialidades de Herrería, Carpintería y Mecánica. Durante los primeros años la Cervecería Argentina Quilmes costeó el alquiler de la propiedad. [2] 
En 1925, la inscripción se había elevado a 38 jóvenes para primer año y en 1927 ya sumaban 80 los  educandos. La escuela creció por la convicción de sus docentes en sus objetivos que claramente refería el Prof. Carenzo: “Si todos los obreros industriales del país se iniciaran cursando los estudios en las escuelas nacionales de Artes y Oficios que tantas ventajas les otorgan, muy pronto la República Argentina se transformará en una de las naciones más industriales del mundo” [3]
Víctor Félix Fornabaio ver nota biográfica en el Blog 10/8/20202
DON VÍCTOR FÉLIX FORNABAIO
El inesperado crecimiento de la matrícula hacía imprescindible un nuevo edificio escolar. Necesidad que encontró eco en don Víctor Félix Fornabaio. Este reputado y altruista vecino impulsó que a partir de 1925 se iniciara la edificación del local apropiado que ocupó desde el 1 de enero de 1926 en la esquina de las calles 9 de Julio y Lavalle. Los talleres se dilataban dando cabida a jóvenes uniformados con el clásico traje azul con pantalón largo – recordemos que por esos años los adolescentes usaban pantalón corto hasta casi los 16 ó 17 años - Las principales materias que se dictaban eran puramente de índole técnico, relacionadas con cada especialidad: matemática, física y mecánica, tecnología de útiles y máquinas a vapor, motores térmicos, a explosión y Diesel, electricidad, tecnología de los materiales, contabilidad, legislación obrera y dibujo lineal de máquinas”. [4] Los alumnos que egresaban eran admitidos en cuarto año de la Escuelas Industriales de la Nación donde obtenían el título de Técnicos Mecánicos o Electrónicos.
OFICIOS TÉCNICOS
El entusiasmo por los oficios técnicos era el estímulo que producía en Quilmes el auge de pequeñas y grandes empresas que se establecieron en toda la amplia extensión del partido. Progreso que las autoridades municipales supieron acompañar con la ordenanza Nº652 del 20 de mayo de 1933 que eximía de impuestos a las empresas que se radicaban en el Partido. Era intendente ese año el Dr. Emilio J. Caset. A los nombrados, durante los primeros años, se sumaron nuevos docentes: jefe de talleres, Mario Sartini; maestro en tecnología, Arnoldo Lucius; maestro de dibujo, Lorenzo A. Dupín; ayudante de carpintería Eduardo Madera; maestro de herrería, José Manini; maestro de electricidad Pablo Tiepolt; maestro de mecánica, Humberto L. Delorenzo; mayordomo Juan B. Montaldo y encargado de depósito Juan M. Canicoba.
En el año 1945, comienza una etapa de gran industrialización en el país, sobre todo de la pequeña empresa, necesitándose personas capacitadas técnicamente para las exigencias del vertiginoso crecimiento de la producción.
Desde 1945 hasta 1948 se la denominó Escuela Técnica de Oficios con las especialidades: Mecánica  y Automotores. En éste período, las autoridades de la Dirección General de Enseñanza Técnica comienza a modernizar planes y programas de estudios, juntamente con la provisión del equipamiento adecuado, jerarquizando de ésta manera la educación técnica, objetivo fundamental de la gestión del gobierno Justicialista de ése momento.
DR. FEDERICO MISA 
En 1946, por la acertada iniciativa del Dr. Federico Misa, presidente de la Asociación Cooperadora,  la escuela fue bautizada "General Enrique Mosconi" (1877-1940), en homenaje a una personalidad próvida que entregó su vida por la defensa de los genuinos intereses de la Nación, auténtico militar sanmartiniano, ingeniero civil, [5] que se elevó cada vez más altos sobre la caterva de militarejos que deshonraron los valores de la nacionalidad forjada por San Martín, Belgrano, Brown y Moreno, en las décadas posteriores. 
Tuvo larga y fecunda actuación en la Asociación  Cooperadora el señor Carlos Enrique González Feilberg, concejal del H.C.D. de Quilmes desde 1958 hasta 1962.
Del año 1951 a 1961 cambio su designación por “Escuela Industrial” (Ciclo Superior) con la especialidad en Mecánica Automotores, con un plan mediante el cual a los 3 años se egresaba con el título de Experto en Mecánica o  Automotores y a los 6 años como Técnico Mecánico en Automotores.
En ese lapso la familia Fornabaio cede en alquiler la casa de Videla 226 que es ocupada con aulas y administración.
Con el Decreto 1574/65, y con la creación del CONET (Consejo Nacional de Educación Técnica), se modifican los planes de estudios y la institución pasa a ser la Escuela Nacional de Educación Técnica N°1 "General. Enrique Mosconi”, expendiendo el título de Técnico Mecánico Nacional, con un plan de 6 y 7 años.
Con el pasaje de los establecimientos educativos de la órbita nacional a la provincial, el 11 de enero de 1994, la pasa a denominarse Escuela de Enseñanza Técnica N° 4 "General. Enrique Mosconi", conservando el plan de estudios y título expedido.
En 1997, con la implementación de la nefasta Ley Federal de Educación, en la Provincia de Buenos Aires obliga a “la Mosconi” a articular con la  Escuela General Básica Nº9 (Moreno 932), cursando los 8º y 9º años de la E.G.B. en  servicio educativo de la escuela técnica.
En 1999, se sufre otra innovación, por las resoluciones Nº4625/98 y 1237/99 comienza la enseñanza del Polimodal, con la modalidad “Producciones de Bienes y Servicios”, definiendo con los trayectos técnicos profesionales la Tecnicatura en Equipos e  Instalaciones Electromecánicas de 3 años de duración.

COLAPSO NEOLIBERAL
 Penosamente el intento del neoliberalismo impuesto en la década del 90’ por las corporaciones financieras internacionales y sus lobbistas locales de acabar con la educación pública, forzando a normas y un modelo de país que no centraba su desarrollo en la industria y la tecnología sustentable, fracasó rotundamente. Docentes y comunidad se mantuvieron fieles a las esencias de la Escuela Técnica, no bajaron los brazos y se logró, con la Resolución 894/05 Disposición 84/05 y la Ley 26058 crear la Escuela Secundaria Básica Técnica, de 3 años de duración que se integran a los 6 años de Educación Técnica.
Las resoluciones 88/09 y 3828/09 actualmente vigentes, implementaron el Ciclo Básico Técnico con los Talleres Obligatorios de 3 años de duración y el Ciclo Superior, de 4 años, extendiendo a 7 años la carrera técnica, acreditando el Título de Técnico Electromecánico.
LOS EDUCADORES 
La Escuela contó con notorios y comprometidos educadores que fueron la base de sustentación de una trayectoria de 87 años, se sucedieron en la gestión después del profesor Julio Carenzo (18/4/1924 a 27/7/1931): Edgar Castro (28/7/1931 a 22/10/1948), Andrés C. Fatturini (31//10/1948 a 11/3/1963), Emiliano E. Calvo (interino 12/3/1963 a 17/8/1964), Juan Carlos Casabona (18/8//1964 a 30/6/1979; había sido vicedirector desde 1956); Carlos Alfredo Becherini (int. 1//7/1979 a 17/5/1983), Miguel E. Larghi (suplente 18/5/1983 a 30//12/84), José A. Macías (31/12/84 a 31/12/1992), Carlos María Casabona (1/1/1993 a 31/7/2011, hijo de Juan Carlos, había sido vicedirector desde 2/1/91) 
Actualmente está a cargo de la Institución el profesor Daniel Chianea, apellido con vínculos muy estrechos con la Escuela Normal de Quilmes pues su tío Romeo Chianea fue un querido docente de esa escuela, un aula del Anexo de la calle Moreno lleva su nombre.  
RECONOCIMIENTOS

 En los últimos años la Institución ganó premios por proyectos como un simulador de manejo y una pantalla digital para chicos con capacidades diferentes; diseños que presentados en Tecnópolis gozaron de gran interés en el innumerable público que asistió a ese evento tecnológico nacional. Posee una matrícula que supera los 700 alumnos y un plantel de más de 250 educadores.
El acervo histórico de esta institución está en los cientos y miles de técnicos que salieron de sus aulas y talleres y dejaron un hito de avanzada en la pequeña y gran industria argentina y muchos que desarrollaron las experiencias adquiridas en la “Mosconi” en muchos otros rincones del planeta.
En 1999, el H. Concejo Deliberante de la Municipalidad de Quilmes declaró Monumento Histórico a la antigua casona que fuera de la familia Fornabaio bajo la Ordenanza N°8443/99
PROFESOR DANIEL CHIANEA, ACTUAL DIRECTOR DE LA INSTITUCIÓN
Investigación y entrevistas Prof. Chalo Agnelli
Colaboración Prof. Carlos Casabona
Prof. Daniel Chianea
Quilmes, noviembre de 2011
NOTAS

[1] Ver de Chalo Agnelli. “La Colonia de Valerga – historia social del segundo barrio de Quilmes” Cap. 12
[2] Folleto institucional de la Escuela
[3] Revista “Cien ciudades argentinas” (circa) 1927.
[4] Entrevista para la revista antes mencionada.
[5] Promotor y organizador de la explotación integral del petróleo en la Argentina. En 1922 se lo designó director general de Yacimientos Petrolíferos Fiscales, cargo que desempeñó durante ocho años. Promovió la construcción de la monumental destilería de La Plata, inaugurada en 1925; llevó adelante la electrificación de Comodoro Rivadavia y echó las bases de una flota de buques tanque. Obras: “El Petróleo Nacional”, completo estudio de la industria desde el hallazgo del mineral, en 1907, hasta el gran crecimiento de las explotaciones, y “Dichos y Hechos” Ver: http://sitio.iae.org.ar/index.php/institucional/general-mosconi

martes, 28 de febrero de 2012

¡VAMOS A LA ESCUELA!


"Con paro o sin paro, peleando o sin pelear, pública o privada... hay un lugar que espera, hay un lugar a punto de empezar a latir, una vez más, como si fuera la primera vez.
Hay una habitación cualquiera que está esperando que entres, que entren, que entremos, para empezar a ser un aula, el aula.
Que sea con la mayor alegría que se pueda, con la mayor alegría que nos permitan las circunstancias, con la mayor alegría que seamos capaces de construir.
Siéntense, por favor. Pongan la fecha a un costadito, vamos a empezar... Les deseo lo mejor..."
Pedro Costa, Maestro.- 28/2/2012
Crónica Chalo Agnelli
chaloagnelli@yahoo.com.ar

lunes, 27 de febrero de 2012

QUILMES EN LOS AÑOS DE LA CREACIÓN DE LA ESCUELA NORMAL - POR EL PROF. ORLANDO CELLA

AMBITO Y COMUNIDAD EDUCATIVA DE QUILMES A FINES DEL SIGLO XIX

"La Escuela Normal Nacional Mixta de Quilmes nace para formar maestros y la formación del docente primario lleva el pensamiento a la escuela normal como expresión genérica, es decir, al establecimiento de enseñanza destinado a la preparación de maestros. Esa escuela normal emerge en nuestro país como exponente de una decisión irrevocable del encrespado torrente de la vehemencia de Domingo Faustino Sarmiento.
El Prof. Cella junto a Chalo Agnelli
En el año 1869 el Congreso Nacional, a iniciativa del Poder Ejecutivo, sanciona la ley del día 6 de octubre de ese año disponiendo la creación de dos escuelas normales para 'formar maestros de instrucción primaria.' Es la primera ley relacionada con los estudios normales que se dicta en el orden nacional y en cumplimiento de la misma en 1870 se instala en Paraná (Entre Ríos) la primera escuela.
En ese año, el Partido de Quilmes tiene 6809 habitantes y el único centro poblado concentraba 1586. Dos años después, en 1872, se inaugura el ferrocarril, se instala en el pueblo el alumbrado a kerosene y se crea su Biblioteca Pública aunque no en el mismo lugar en que se halla ubicada actualmente y ya en 1873 la linea de tranvías a caballo que, en verano, mantendría el servicio entre la estación del ferrocarril y la ribera. Se Uncía la época que José A. López ha de llamar la de "Quilmes de antaño " que perdurará hasta los primeros años del siglo pasado.
Para el año 1875, el pueblo de Quilmes tiene cuatro escuelas primarias oficiales con 300 alumnos y para entonces, se crean las paradas ferroviarias de Bernal y Berazategui, pero carece de una escuela secundaria, por lo cual, según nos dice el inolvidable Dr. Craviotto en su 'Quilmes a través de los años', del cual he tomado reverente muchos de estos datos, '...el Juez de Paz sustituto, Pedro Risso, encomendó a una comisión integrada por Felipe Amoeao, Alejandro Lassalle y el Dr. Honorio Martel la tarea de realizar ¡gestiones para instalar en Quilmes un colegio de estudios secundarios. En setiembre se ofreció para ello, el Pbro. José Regazzoli, no prosperando la iniciativa por falta de recursos.'
No lo dice el Dr. Craviotto pero, no conociendo otros antecedentes, presumo que esta fue la primera tentativa para establecer, en Quilmes, un colegio secundario.
Veinte años después, en 1895, se inaugura el 'Colegio de las Hermanas de la Merced' y ese mismo año comienza, en Bernal, el curso primario del 'Colegio de Nuestra Señora de la Guardia' ; tres años mas tarde, en 1898, se instalan el 'Colegio San Jorge'. [...] Ese año también llega la luz eléctrica al alumbrado público y al finalizar el siglo, el Quilmas de antaño ya comienzo a transformar su aspecto; las antiguas chacras dan lugar a fracciones menores y lo mismo ocurre con Bernal y Berazategui.
En enero de 1904 inaugura su servicio a Quilmes, desde la Capital Federal, una empresa tranviaria, con el consiguiente poblamiento de la zona oeste del Partido por la que se tendieron sus vías [...] Cuando llega el año 1910, el pueblo aún no tiene un establecimiento educacional donde se cursen estudios secundarios. [...] En ese año también, conmemorando el Centenario, se inaugura, después de muchos años de gestión el nuevo edificio de la Escuela N° I 'Bernardino Rivadavia', en el mismo lugar en el que estaba emplazado el edificio anterior y es el que actualmente ocupa, frente a la plaza que entonces se llamaba 'Carlos Pellegrini' y hoy es 'Gral. San Martín'; tiene dos plantas y comparte el edificio con el Consejo Escolar y la Escuela Complementaria con 5º y 6º grado.
Cuando en 1911 se funda la Sociedad de Bomberos Voluntarios de Quilmes, se determina la traza urbana de Bernal y se inicia la demolición del antiguo edificio de la Municipalidad; Quilmes poco tiene ya del viejo pueblo creado en el año 1666 sobre el centro de la Reducción de la 'Exaltación de la Santa Cruz' de los indios Quilmes y muestra, por el contrario las más notorias evidencias de su progreso material y cultural."
Tomado del trabajo realizado por el 
Profesor Orlando Dardo Cella sobre la fundación de la 
Escuela Normal Nacional Mixta de Quilmes 
en octubre de 2001.
Primera investigación histórica sobre este establecimiento centenario. 

Chalo Agnelli
chaloagnelli@yahoo.com.ar



viernes, 24 de febrero de 2012

FOTOS DE LA REVISTA "QUILMES EN EL RECUERDO" - 1949 – 1987 - CUARTA PARTE - ARTE


ANIVERSARIO DEL CÍRCULO 
DE LA PRENSA DE QUILMES
Fotos que pertenecieron a la colección de
don Alcibíades Rodríguez

Compilación Prof. Chalo Agnelli



 Ana Inés Manzo
Triunfa a los 8 años. Será una gran artista.
"A los ocho años de esad, la simpática vecinita Ana Inés Manzo, ha logrado un significativo triunfo en su presentación como intérprete de la Cancion Nativa en el festival realizado últimamente en el Teatro Cervantes de la Capital Federal, organizado por el Centro de Estudiantes de Ciencias Económicas. Una verdadera ovación recibió Ana Inés como premio de su impecable técnica y desenvoltura que a su edad equivale a una revelacion de las condiciones que posee para triunfar plenamente en un futuro próximo ¡Qué persevere y estudie siempre son los augurios de A.B.C.!"
 Esta noticia con su foto son del periódico A.B.C. del domingo 14 de octubre de 1928. Ana Inés Manzo, luego de Torrico, nada tuvo que ver con la canción. Fue una destacada docente, directora de la Escuela Normal de Quilmes y fundadora de la Biblioteca Popular "Pedo Goyena"

39.- Máximo “Coco” Barbieri, figura de aquilatados méritos como autor, compositor e intérprete de la guitarra. Nació en el barrio de Las Flores en la Capital el 18 de noviembre de 1915. Actuó desde 1940 hasta fines de los 80´. Su primer obra fue un estilo “Agreste” con letra de Martín L. Gómez (1938) El primer tango que compuso fue “Letra muerta” con letra de Francisco Gorrindo (1940) También es compositor de la milonga “Mis piernas” con letra de Sandalio Gómez (1951) Otros tangos fueron “Punto y aparte” con letra de Víctor Pristipino (1956). Siguen la zamba “Mi zaino, el camino y yo” con letra de Juan Carlos Padula (1964), “Después del tango”, letra de Julián Centella (1968); la milonga “Pa`recordar” con letra de la poeta berazateguense Gioconda Bertoia (1969) que también puso letra a la canción “Cañamelera” (1975. Su último tema fue en 1975,  “La canción del cervecero”, un himno canción con letra de Nicolás Orsini. Ese año publicó “Mis Memorias” en forma de décimas octosilábicas.
En 1978 publicó “De vuelta y media” un compilación de sus poemas camperos y ciudadanos. Pertenecía al Sociedad de Escritores de la Provincia de Buenos Aires. Eligió dejar este mundo promediando la década del 80´.




 

40.- El artista plástico Manuel Oliveira (foto de 1986)


41.- El elenco “Amigo-Canessa”. Sanabria (apuntador), Luis A, Setti, B. Marín, el hijo de Canessa, Duque y Valdevenitez. Arriba: Nicolás Olivari, J. Pellegrini, Carlos Canessa, Roberto Amigo, B. López y C. Gabri.


42.- El artista plástico Aldo Severi (Foto de 1970)
"Flores" óleo de Aldo Severi. Colección Carlos Benavides

43.- Julio Urruty, un bernalense que paseó su arte con la guitarra por todo el país y el mundo. Comenzó sus estudios musicales a los 9 años de edad con los maestros Martín Alberro, León Vicente Gascón y Arándiga Paz obteniendo su título de Profesor Superior de Guitarra en 1956 y desde entonces hasta hoy ejerce la enseñanza. Como guitarrista, difundió la música argentina en todo el país, realizando viajes a Uruguay, Paraguay Chile, Perú, Canadá, España y en el año 1980 en Japón donde realizó 72 Recitales.  Actuó en todos los canales de T.V. de Capital y del interior. Compuso la música de la película "Hormiga Negra", y con sus alumnos interpretó la Misa Criolla en numerosas oportunidades uniendo 100 voces y 100 guitarras. Fue artista exclusivo de "Argentinísima", el destacado ciclo folklórico de Canal 11, miembro del Jurado del Concurso "Nuevos Valores" junto a Ariel Petrocelli y Lucho Servidio, y del jurado del Festival OIT de la canción, de trascendencia continental. (1983)
 
44.- La Orquesta Sinfónica “Leonardo F. Gay”, aquí dirigida por su fundador (1940)

45.- Conjunto infantil de teatro del Centro Tradicionalista “El Rodeo”, dirigido en 1960, por el actor Juan Carlos Veroli, sentado en el extremo derecho el presidente de la entidad Germán González.

































Contratapa de la revista editada por el Círculo de la Prensa "Quilmes en el recuerdo", de donde se tomaron estas fotografías pertenecientes a la colección particualar que fuera de don Alcíbíades Rodríguez.


 Compilación, investigación y crónica, Prof. Chalo Agnelli
chaloagnelli@yahoo.com.ar

jueves, 23 de febrero de 2012

EL VUELO FANSTÁSTICO DE LOS LIBROS DE MR. MORRIS LESSMORE

APAGÁ LA TELE Y PRENDÉ UN LIBRO, AUNQUE SEA POR UN RATO Y QUE TUS HIJOS TE VEAN VOLAR LEYENDO.

FUNDACIÓN DE LA ESCUELA NORMAL DE QUILMES, SU CENTENARIO, CUENTA REGRESIVA.

Prof. Chalo Agnelli
y miembro de EXANQUI
EL 23 DE OCTUBRE DE 1912 SE FUNDÓ LA ESCUELA NORMAL DE QUILMES, “la Normal” o “el Normal”, como cada uno quiera llamar a esa Institución señera. Dentro de ocho meses llega su CENTENARIO
Pero este suceso comenzó unos 20 meses antes, el 5 de marzo de 1911 en el Club Social, ubicado en la calle Rivadavia entre Alvear y Brown, se ofreció un banquete homenaje al maestro Atanasio Lanz quien acababa de ser ascendido a Inspector Técnico Seccional de Escuelas. La organización estuvo a cargo de don Antonio Barrera, muy afecto a este tipo de acontecimientos sociales. Don Antonio, intendente en los años 1904 y 1905, fue el autor del delicioso libro “Quilmes de Antaño”.
En el ágape dirigieron la palabra, además de Barrera, el señor Agustín Rocca y el mismo Lanz cerró el acto expresando: “La enseñanza de Quilmes necesita para su progreso y perfeccionamiento una Escuela Normal, donde vayan los niños con todas las comodidades y en forma poco onerosa obtengan el título que los acredite como educadores y para que una vez recibidos apliquen su saber principalmente, en las escuelas del distrito. El título libre, es más costoso pecuniariamente para los aspirantes y de difícil adquisición. Sería, en mi concepto, una gran obra que las autoridades locales y el pueblo realizáramos una gran campaña en el sentido de obtener del gobierno nacional la creación de un establecimiento de esa índole” […] “Iniciada la campaña el éxito estará asegurado y Quilmes, señores, contará con nuevos elementos de progreso intelectual, base de su prosperidad material[1] 
Palabras, por cierto inspiradas en la Ley 1420 y en la prédica sarmientina, de educación igualitaria y oficial para todos.
LA PROPUESTA ESTABA LANZADA, pero no fue una inspiración divina que llegó de momento, para nada, Lanz había estado trabajando esta idea desde tiempo atrás. Incluso, cuenta el profesor Cella en su libro sobre la historia de esa inauguración, que había hecho una estadística de la imperiosa necesidad que había en esta región sudbonaerense de una escuela secundaria oficial y laica.
Ya existían el Colegio de la Merced, el curso primario del Colegio Nuestra Señora de La Guardia (1895), el Colegio San Jorge (1898), los tres confesionales, la Sociedad Educacionista Alemana (1898), el Colegio de Miss Ross o Quilmes High School (1907), bilingües y orientados a determinadas colectividades y tres años antes se había instalado otro colegio confesional San José (1904) para mujeres, pero ninguno con orientación docente, salvo la Casa de Formación de Bernal de la Congregación Salesiana de Don Bosco, una institución de enseñanza del magisterio para varones católicos y con orientación sacerdotal; [2]  fundada en 1897 a instancias de don Agustín Pedemonte. En 1910 el maestro Doroteo Yoldi y el párroco Pbro. Bruzzone cubren la carencia de un establecimiento secundario con el Colegio San Luis, del tipo de las escuelas nacionales de bachillerato. 
Todas eran privadas, pagas, si bien había particulares e instituciones de bien público que ofrecían becas y pagaban cuotas a algunos alumnos mejor calificados.
De modo que ninguna de estas instituciones educativas respondía a los objetivos que Lanz creía imprescindibles.
EN SEGUNDO LUGAR advierte que los numerosos alumnos que salían muy bien calificados de las escuelas primarias del distrito, por imposibilidad económica de los padres o por los diversos riesgos que significaba los traslados diarios a la Capital, en particular las niñas, no accedían a escuelas secundarias.
ADEMÁS, EL PUEBLO DE QUILMES, consideraba Lanz, respondía a todos los requerimiento necesarios para ser un centro de estudios al cual podían acceder con facilidad jóvenes desde otros importantes núcleos de población cercanos: Bernal, Los Hornos (hoy Bernal Oeste) La Colonia (y el extenso Quilmes Oeste aún no muy poblado) Berazategui, Hudson, Ezpeleta, Florencio Varela, Wilde y hasta Avellaneda.
Otra de sus comprobaciones fue que entre Berazategui, Quilmes y Bernal, estaban cursando el magisterio en la Capital Federal no menos de 40 niñas, lo que reforzaba su proyecto, es decir, había interés. Cuánto se ahorrarían las familias de esas jóvenes tanto en lo económico como en los inconvenientes de distancia y seguridad. En conclusión, de abrirse un Escuela Normal en Quilmes esa cifra de 40 estudiantes se vería duplicada en tan sólo el primer año.
Esa noche del 5 de marzo de 1911, don Atanasio tenía respuestas a todo tipo de atenuante que surgiere, cosa que, por el contrario, no ocurrió pues todos los presentes y la comunidad entera recogió con entusiasmo y solvencia la cuestión y de inmediato y ahí mismo entre plato y plato, entre copa y copa se resolvió formar una Comisión Provisoria a tal efecto.
Esta fue la piedra que Atanasio Lanz arrojó para luego hacerla basal.
 

Prof. Chalo Agnelli
Ex alumnos de la Escuela Normal de Quilmes
Miembro de EXANQUI
NOTAS
1 Cella, Orlando D. “La Escuela Normal Nacional Mixta” – Su origen. Vicisitudes en su instalación. Su inauguración” Ed. de autor. Quilmes Oct. 2001.
2 Ver más en: http://archivo104.blogspot.com “¿Hubo maestros formados en Quilmes antes de 1912?” 24/2/2011 Colaboración profesora Raquel Gail. Archivo Histórico de la Escuela Normal de Quilmes: http://archivo104.blogspot.com/


martes, 21 de febrero de 2012

"EL PRIMER TRANVÍA" - CAPÍTULO DE "QUILMES DE ANTAÑO" DE JOSÉ A. LÓPEZ

 
El pasado sábado, 18 de febrero el amigo y colaborador de EL QUILMERO miembro de la Asociación Amigos del Tranvía, Alberto Schwarz nos recordó que el miércoles 22 de febrero se cumplen 50 años de la partida del último tranvía 22. En homenaje a ese medio de locomoción que tanto tenía que ver y aún tiene con la cultura y la tradición de los quilmeños, aún de aquellos que nunca viajaron ni viajarán en él, vaya este capítulo del inefable libro de don José Andrés López “Quilmes de antaño”.
CAPÍTULO 18
 
EL PRIMER TRANVÍA

CONTRATADA en 1860 la construcción de un ferrocarril que partiendo del Paseo de Julio llegara hasta Ensenada, pasando por la Boca, Tres esquinas, Barracas al Sud y Quilmes, necesitó cinco años para llegar a las Tres Esquinas. Y allí se plantó durante otros cinco.
  Al fin, después de tan largo descanso, entró en actividad, pero como quien se despereza, mejor que como quien va echar a andar y sin sacudirse totalmente la modorra se puso en movimiento hacia Quilmes, adonde se creyó al fin que acabaría por llegar, cuando en 1870 se vieron las carpas avanzar del arroyo de Santo Domingo a Bernal. Fue entonces, y por influjo de esa creencia, que los señores Jorge Batte y Cía. Solicitaron del gobierno de la provincia se les acordara la concesión para construir un tranvía, que partiendo de la estación proyectada del ferrocarril llegara hasta la ribera.
   Después de largo y natural expediente, en febrero 9 de 1872 se escrituró la concesión por el gobernador de la provincia, don Emilio Castro, actuando como escribano el que lo era de gobierno, don Antonio O. Iriarte.
   Por ella se le acordaba también en arrendamiento al concesionario una faja de tierra, a uno y otro lado de las vías del tranvía en proyecto, de cien varas de frente por todo el fondo necesario, hasta la ribera, a partir de la hoy calle Ceballos.
   El concesionario debería empezar la construcción de los terraplenes y la colocación de rieles tan pronto como la empresa del ferrocarril iniciara los trabajos para la construcción de la estación, cuya ubicación no había podido ser determinada aún. La tarifa de pasajes se fijaba en cinco pesos de la extinguida moneda de Buenos Aires el boleto de ida y vuelta de la estación del ferrocarril a la ribera, en tres pesos el boleto sencillo y en dos el expedido para subir y bajar dentro de la traza urbana. Por otra de las cláusulas de la concesión, la empresa prometía construir casillas para baños en la ribera y en el sitio que, de acuerdo con la municipalidad, fuera más conveniente. Para explotar la concesión, se constituyó una sociedad entre los señores Jorge Batte, Miguel Bagley, Frank Livingston y Francisco Younger. El optimismo ambiente formado por la próxima llegada del ferrocarril marcó a los empresarios. Creyeron que el tranvía tendría influjo poblador decisivo y que los terrenos contiguos a su paso se transformarían, edificándose y convirtiéndose en emporio de florecientes industrias y esto los decidió a adquirir en propiedad las dos fajas de tierra que la concesión les acordaba en arrendamiento.
  Previo justiprecio ordenado por la municipalidad y determinado por los municipales don Manuel Doroteo Soto y don Alejandro Lassalle, los que estimaron el terreno en seis mil pesos cada cuadra, se escrituraron a favor de la empresa quince cuadras y mil doscientos cinco varas de otra, por la suma de noventa mil trescientos treinta y ocho pesos de la antigua moneda. Esa escritura se otorgó en agosto de 1874, cuando ya el tranvía llevaba un año de inaugurado.
   Si mucho había tardado el ferrocarril en llegar, el tranvía lo había hecho demasiado pronto. Pocos fueron los alientos que de uno y otro recibió Quilmes, pero fue peor la moneda en que se les pagó. Como que fue ella de desengaño. ¿Qué aldea la nuestra ¡ ¡Y qué ferrocarril un administrador apellidado Crabtrée, que los versados en el idioma inglés traducían por tortuga: ¡Y qué admirablemente se correspondían apellido y función!
   Cuatro trenes o cinco, según fuera invierno o verano, salían de Quilmes para Central y viceversa. Tenían también un horario al que no se ajustaban jamás, ni para salir, ni para llegar; y menos que para lo primero para lo segundo. Y como no había de ser la parte mejor que el todo, el servicio del tranvía no valía más que el del ferrocarril.
   Pronto pudo verse que si este había de dar vida a aquel, su muerte estaba próxima. Durante el primer verano, la época y la novedad unieron sus favores, dando aliento a la empresa. Dos o tres casillas para baños, colocadas por vía de ensayo, pasaron inadvertidas. Y no por falta de bañistas que abundaban, pero estos preferían, a las casillas, el aire libre y el traje paradisíaco al que los bañeros le ofrecían en alquiler. Los que tenían carruajes, lo hacían servir de casilla en el sitio más de su agrado.
   Las casillas para baños estaban reñidas con las costumbres de la época que no lograron modificar las ordenanzas municipales; que tampoco era costumbre tener en cuenta. Pasó el verano, que mucho prometiera; vino el invierno y el desencanto con él.
   Era este demasiado largo e ingrato para compensar la cortedad del verano, y a la empresa no le hacía gracia la vida de la cigarra. Sin embargo, si el tranvía a la ribera no durmió todo el invierno, hizo como si durmiera. Tenía el siguiente horario: de la estación a la ribera, 9; 12 y 1 y de la ribera a la estación 11; 2 y 5, que no fue posible hacer efectivo por falta de pasajeros, hasta que se estableció un horario convencional. En los primeros tiempos, conforme con ese horario, los coches salían para la ribera cada vez que más de dos pasajeros lo solicitaban. Más tarde, los pedidos eran muy raros y la obtención de coches más difícil; o faltaban coches o personal.
   La construcción de un muelle, proyecto en que se empeñaran de consuno las empresas del tranvía y ferrocarril, como quien se ase a una quimera empeñado en que ella sea su esperanza, aunque fue favorablemente despachado por el Congreso, la abandonaron sus iniciadores. No tenían el capital necesario, ni pudieron procurárselo. Desalentados por le fracaso, los concesionarios del tranvía empezaron a eliminarse de la sociedad, dando por perdido el capital aprontando, antes que las pérdidas fueran mayores. Sólo el señor Younger no lo hizo; no por que creyera que había de dar vida robusta a una empresa agónica, sino por prolongar su agonía a espera de tiempos mejores, que murió sin ver llegar. ¡Qué larga fue la agonía aquella! Y que fuerte el señor Younger en su propósito de prolongarla, ensayando todas cuantas modalidades le sugería su espíritu mercantilista!
   Ora arrendaba la explotación a terceros, que acababan por no pagar, o la cedía en coparticipación y finalmente hasta sin ella, con la sola carga de conservar lo existente.