“Para
escribir historia es necesario que no exista ninguna pasión, ninguna
preferencia, ningún resentimiento, lo que es imposible evitar cuando a uno le
afecta el acontecimiento. Creemos simplemente poder asegurar que para describir
bien este acontecimiento o al menos para relatarlo justamente, es preciso estar
algo lejos de él, es decir, a la distancia suficiente para estar a salvo de
todas las mentiras con las que pueden
rodearle la esperanza o el terror.”
Marqués de Sade,
Historia secreta de Isabel de Baviera, reina de Francia (Prefacio)
LA
TRAVESÍA – LA REDUCCIÓN – QUIRÓS – DEL POZO Y SILVA – LA ENCOMIENDA – LAS
TIERRAS DE LA REDUCCIÓN – ENCOMIENDA REAL – ORIGEN Y TRAYECTORIA – MATRIMONIO -
CARGA PÚBLICA – UNA SOCIEDAD EN COMANDITA – ACCIONAR DE GANADO CIMARRÓN –
DESCENDENCIA – EL OBISPO AZCONA – FUENTES – NOTAS
por Chalo Agnelli
LA TRAVESÍA
En 2003, publiqué "La travesía", un cuento que había obtenido el Primer Premio de la UNESCO Mar del Plata en diciembre del año anterior. Es uno de los relatos semificcionales del libro "Historias de más acá", libro que se editó a insistencia del Prof. Lombán. El argumento es la larga marcha del pueblo que nos dio toponimia y gentilicio, las penurias que vivieron en la figura de un anciano kilme. La biografía que sigue no es ficción.
LA REDUCCIÓN
Parte de las tierras donde se estableció la Reducción junto
a las costas del Plata eran del capitán don
Juan del Pozo y Silva, alcalde mayor provincial, quien se hizo cargo en
Córdoba de la caravana de
los Quilmes que venía de los Valles y los condujo
desde esa ciudad hasta Buenos Aires.
Se desconoce cómo llegó a hacerse de la “suerte de estancia” que don Juan de Garay otorgó a don Pedro Quirós
quien lo acompañó en la fundación de Buenos Aires, tras una travesía extrema,
cruel y desgarradora.
Según don Luis Otamendi, a quien tomamos como base para
desarrollar esta semblanza, de su libro “Origen
de Quilmes”, también fueron infructuosas sus investigaciones para
determinar
quiénes fueron los sucesivos propietarios de lo que hoy es el
Partido de Quilmes, desde que Quirós se desprendió de todas las posesiones que
le otorgó Garay y se marchó a España en 1584;
[1] quizá,
desilusionado por la falta de riquezas metalíferas de este suelo y esquivo - como
debió ser por su estirpe noble - a doblar el lomo para trabajar la tierra y
extraer la fecundidad que luego, varios años después, enriqueció a tantos otros
más despabilados. La suerte de estancia o “tierra
de pan llevar” que recibió Quirós, ocupaba la actual planta urbana de
Quilmes, más las tierras situadas detrás del arroyo Las Piedras hasta el
deslinde con el actual partido de Almirante Brown, más otras donaciones en la
Ciudad.
QUIRÓS
En las referencias documentales sobre este primer
propietario de esas “mercedes” que
hoy es Quilmes, también hay divergencias. En
primer lugar, hay algunos
historiadores que afirman que era asunceno, nacido en Asunción del Paraguay,
que cambió sus posesiones por “una
guitarra y un caballo” [2] y que
al marcharse de la nueva ciudad de la Santísima Trinidad y Puerto de Nuestra
Señora de los Buenos Aires, se estableció en la ciudad de Concepción de Buena
Esperanza - conocida por Concepción del Bermejo – fundada en 1585, donde fue
designado regidos de su cabildo. O puede ser que se haya marchado a España y
regresado luego a América para establecerse en el Chaco. Es una investigación
en veremos, comprobar si hay documentación del transcurrir de Pedro Quirós en
esa ciudad.
DEL POZO Y SILVA
Cuando don Juan del Pozo y Silva
con el contingente del pueblo “extrañado”
llegó a la Ciudad del puerto, el dominico fray
Cristóbal de la Mancha y Velazco, el obispo de Buenos Aires (1645-1673) el
tercero en su jerarquía y el primero criollo - nació en Perú -, tenía un pleito
judicial con los jesuitas. En 1655, en que convocó al primer sínodo diocesano,
logró que se aprobara su proyecto de convertir a las reducciones en parroquias
o curatos para que quedaran bajo control del clero secular, a lo cual la
Compañía de Jesús se opuso enfáticamente, al punto que apelaron a la Corona, la
que finalmente resolvió en favor del Prelado y la Real Cédula que ratificaba [3] la
disposición sinodal llegó cuando los quilmes [4] ya estaban
esperando en Buenos Aires, en un campamento que se levantó a la altura de la
actual plaza Miserere. Siempre hubo enfrentamientos entre dominicos y jesuitas.
El 25 de agosto, el Obispo hace una
convocatoria a concurso por oposición al clero seglar. Mientras tanto junto al
gobernador José Martínez de Zalazar a pesar de haber sido derrotado
jurídicamente ante la Corona solicita a los jesuitas que aunque no podían ser
curas doctrineros que dieran instrucción cristiana a los naturales recién
llegado, pues había frailes que por haber estado en los Valles conocían el
cacán, la lengua de los quilmes.
Del Pozo y Silva, harto de esperar
y deseoso de cobrar sus honorarios por el traslado de los quilmes, resolvió instalarlos
en su estancia del Pago de la Magdalena, la que estaba despoblada. La triste
columna de niños, ancianos, mujeres embarazadas y hombres frustrados cruzó el
Riachuelo de los Navíos y llegó a la nueva tierra (que no era la tierra
prometida de los israelíes, era el fatal y definitivo campo de exterminio)
aproximadamente el 14 de setiembre de 1666, fecha asegurada por Otamendi y fortalecida
por José Abel Goldar [5] y
Manuel Ales, [6] por ser ese el día en que
el santoral católico conmemora la Exaltación de la Santa Cruz.
En diciembre de 1667, del Pozo y
Silva hace donación a la Corona de las tierras donde alojó a los quilmes y acalianos, a
cambio de que se le concediera la encomienda de los indios guaraníes (algunos
autores dicen que eran querandíes [7]) de
la tribu de nombre Tubichaminí (tubichá
= cacique, apodado de Miní = "chico o de pequeña estatura"; “Cacique Chico”), los que originalmente
se hallaban próximos a la localidad de Don Bosco y para esa fecha se habían
ubicados en reducción en la isla de Santiago, cuyo encomendero había sido el
capitán Francisco Muñoz de La Rosa, fallecido y sin herederos en vista pues su
familia se había establecido en Chile. Estos guaraníes nómades o querandíes se desplazaban
desde la margen izquierda o norte de la antigua desembocadura del actual Río
Salado en la banda occidental del estuario del Río de la Plata, hasta más allá
del río Samborombón, Punta Indio, la Ensenada de Barragán. Su desplazamiento
resultó eminentemente ribereño y la penetración hacia el interior no superó en
ningún caso los ocho kilómetros. [8]
LA ENCOMIENDA
El alcalde mayor no podía ser
encomendero de los quilmes, pues estos fueron comprendidos en 'encomienda real',
el encomendero era el mismo rey de España; era a él a quien debían pagar
tributo y era de él de quien recibirían muy poco o nada. No fue, como se podría pensar, una actitud ecuánime.
Del Pozo y Silva de haberse apercibido de la encomienda, instalándola en sus tierras solo hubiera sido una suerte de "vicario" real no un propietario. Esa sería uno de los motivos de la donación; el otro, que explicaremos luego, tiene que ver con su prestigio en los asuntos de la Corona.
LAS TIERRAS DE LA REDUCCIÓN
Ha continuación se transcribe parte del expediente del
gobernador Martínez de Zalazar donde acepta en nombre del rey la donación que
hace del Pozo y Silva y le otorga la encomienda de los Tubichaminí, bastante irregular en su constitución dado que este pueblo supuestamente querandí era nómade y no iban a sustentar la intención del encomendero de "asentarlos a la tierra".
(En el siguiente documento, en parte, se
conserva la ortografía, la sintaxis de la época, la acentuación y la puntuación
está ausente en el original)
"En
cuya conformidad y atendiendo los méritos de los servicios prestados a la
Corona y la donación de tierras de suyo referidas, que Vos el dicho Capitán
Don Juan del Pozo y Silva, Alcalde Provincial de esta Ciudad, hicisteis por la
razón y causa deducida, en nombre de su Magestad, (sic) y
como su Gobernador y Capitán General de estas Provincias del Río de la Plata y
Presidente de esta Real Audiencia y en virtud de los poderes que de su persona
Real tengo, que por su notoriedad no van aquí insertos, os hago merced por vía
de agregación o en la forma que haya lugar de derecho de agregar y Juntar a
vuestra encomienda la que quedó por fin y muerte del Capitán Francisco Muñoz
de la Rosa que es de los indios de nación Tubichamini y su cacique, todos los
que fueron y al presente hay conforme en el padrón que de ellos se hizo en
virtud de que habéis enterado el año de demora, y todos los demás indios que le
pertenecen, por dos vidas, la vuestra y la de vuestro legítimo sucesor (poseerían
la encomienda por dos generaciones), conforme a la ley de
las sucesiones y los demás derechos y calidades contenidas en el auto sus
insertos y habéis de continuar como estáis obligado por la merced de la encomienda
que poseéis a que os hago esta entregación, el hacer vecindad en esta ciudad
sustentando armas y caballos y acudir a todas las demás cargas de vecino
feudatorio y revalidareis el pleito homenaje que tenéis hecho ante cualquiera
de las Justicias Mayores u Ordinarias de esta Ciudad y el Juramento de que
haréis todo buen tratamiento a los dichos indios vuestros encomendados y
agregados, y que los defenderéis en todas sus causas y negocios, así civiles
como criminales, sin consentir en manera alguna se les haga agravio por ninguna
persona, y así mismo os encargo la educación doctrina y enseñanza de los dichos
Indios en las cosas de nuestra santa fe católica y que los tengáis en paz y
política cristiana, sobre cuyo particular os encargo a conciencia y descargo la
de Su Magestad y mía también. Habéis de tener particular cuidado en hacerles
curar de sus enfermedades y pagarles enteramente su trabajo personal y
satisfacerles lo demás que les perteneciere, y cumpliréis con todo lo demás
dispuesto por ordenanzas sin exceder de ellas en lo que os tocare en manera
alguna y so penas que contienen y
esencialmente en la cobranza y esa de taza que os deben satisfacer y dar, los
trataréis como a vasallos libres y porque Su Magestad, que Dios guarde, por su
Real cédula de 24 de octubre del año pasado de mil seiscientos y cincuenta y
cinco (sic), manda que en estas Provincias se cobre de los encomenderos la
limosna de aceite y vino para las Religiosas, estaréis advertido que luego que
se disponga esta diligencia habéis de pagar la cantidad de pesos que se os
cargase para la limosna referí da conforme al computo que se hiciera y
perteneciere por el tributo de cada indio de tasa de los de esta encomienda
que se os agrega conforme al padrón que se hizo, como consta de la
certificación suso (sic) inserta y con este os presentaréis ante los señores
presidentes y oidores de esta Real Audiencia para que en conformidad de los
mandatos y el número de los indios que son de tasa se declare, si estáis
obligado a traer confirmación o no, de su Magestad y Señores del Real Consejo
de Indias dentro del tiempo dispuesto y asignado para el efecto y cumplimiento,
con lo referido ordeno y mando al Corregidor de esta Ciudad y a cualquiera de
los Alcaldes de ella ante quien os presentareis os den la posesión de los
dichos Indios agregados a vuestra encomienda en todos y en cualquiera de ellos
en nombre de los demás Real Corporación actual ‘Jure Domini Velquasi’,[10]
conforme a derecho y en ella os defiendan y amparen. Atender los servicios
religiosos y doctrinar a los indios quilmes,[11] que se hallaban en Buenos Aires, recién
llegados de Córdoba y aún no instalados en destino definitivo, y el 29 de
noviembre de ese mismo año ya ubicados en la Reducción, en que el Capitán Dn.
Juan del Pozo y Silva cobra la cuenta de gastos de sustento y conducción y en
la nueva población que consigno más arriba…” Finalmente el 29 de noviembre, del Pozo y Silva cobra la
deuda por el traslado y sustento de quilmes y acalianos. [9]
ENCOMENDERO REAL
¿Quién era el jefe del Estado Español y de todas
las colonias americanas mientras en la Gobernación del Río de La Plata se
sucedían estos acontecimientos? ¿Quién fue el primero encomendero de los quilmes
y acalianos?
Precisamente en 1665, el mismo año de la derrota de los quilmes por Alonso
de Mercado y Villacorta había ascendido al trono español Don Carlos II, llamado “el Hechizado”, nacido en Madrid el 6 de
noviembre de 1661, o
sea que tenía 4 años de edad en esa fecha. Fue su padre Felipe IV y su madre Mariana
de Austria, sobrina de su marido, o sea que era prima de su propio hijo. La
reina asumió la regencia hasta que “el Hechizado” alcanzó la mayoría de edad en
1675. Su sobrenombre le venía de su lamentable estado físico. Parece ser que
los sucesivos matrimonios consanguíneos de la familia real produjeron tal
degeneración que Carlos creció raquítico, enfermizo y de corta inteligencia,
además de estéril pues sufría el 'síndrome de Klinefelter' una anomalía
cromosómica que consiste en la existencia de dos cromosomas X y un cromosoma Y,
que generalmente afecta a los varones. Si bien la reina debía ser asistida por
una Junta de Regencia de seis miembros, el poder lo regía su confesor, el jesuita
Juan Everardo Nithard, que la había acompañado en 1649 a Madrid desde la
corte de Viene, cuando llegó a España para casarse con tu tío. Este jesuita
entró a formar parte del Consejo de Estado en enero de 1666, y alcanzó el
puesto de Inquisidor General, la cima de las instituciones eclesiásticas de la
monarquía española. Así estuvieron las cosas hasta que Carlos II cumplió 18
años. Su reinado estuvo transitado por múltiples reyertas. Carlos II murió el
1 de noviembre de 1700, era bistataranieto de los Reyes Católicos, último de la Casa de Austria (Habsburgo) en España. Le sucedió su sobrino nieto francés, el primer Borbón, Felipe V. De esta gente dependían los reinos
coloniales de la América Hispana. ¡¡Este era el Real Encomendero!! [12]
ORIGEN Y TRAYECTORIA
Pero volvamos a nuestro biografiado. Este trajinante
caballero había nacido en Santiago de Chile en 1631, o sea que tenía 35 años
cuando recibió a los indios quilmes en Córdoba y los condujo hasta sus tierras
junto al Río de La Plata; para la época era un hombre maduro. Fue su padre, el
sargento mayor Jerónimo del Pozo Silva y del Peso, también nacido en Chile,
donde en 1643, lo encontramos como Canciller de la Real Audiencia, y su madre la
sanjuanina Constanza de Toledo y Lemos en 1622, nativa de San Juan de Cuyo,
hija de Fernando Álvarez de Toledo y Toledo y de Jerónima de Lemos y Gil,
provenientes ambos del condado de Lemos, Galicia. Don Juan era el segundo de
siete hijos que tuvieron estos gallegos inmigrantes; sí, porque si bien aún
estas provincias eran parte del mismo reino, ellos fueron la primera migración española
al “nuevo mundo”.
La situación acomodada de su padre y el origen noble de su
madre, emparentada con los Lemos, los Osorio y los Trastamara (estirpe real), le permitió
gozar de una crianza acomodada y una formación sólida que lo ubicó
destacadamente en aquel Buenos Aires colonial.
Muy joven aún se estableció en Mendoza luego residió en Córdoba,
donde dejó un gran prestigio. Finalmente se estableció en Buenos Aires
definitivamente.
MATRIMONIO
En Buenos Aires conoció a quien sería su mujer, doña Ana
María de Garro y Arechaga Silva quien pertenecía a su misma clase de funcionarios
de la Corona; su padre era el licenciado en cirugía don Alonso de Garro y
Arechaga recibido de protomédico en Madrid y su madre doña María de Silva,
quienes se habían establecido en Buenos Aires en 1630. El 15 de marzo de 1655,
presentó la declaración de soltería imprescindible para pedir la mano de su
futura esposa. El 21 de marzo de 1656, se casaron en el templo de La Merced, el
tenía 25 años. Fueron testigos de la ceremonia el maestro Lucas de Sosa,
canónigo de la iglesia Catedral, el capitán Tomás de Rojas y Acevedo, y el canónigo
Melchor Agustín de Mesa.
CARGA PÚBLICA
Del Pozo fue designado Alcalde Provincial de la Santa Hermandad
[13] el 3
de diciembre de 1664, por el gobernador José Martínez de Zalazar. Sus funciones
eran celar y administrar justicia en la campaña, excepto contra indígenas, a
quienes sólo podían perseguir por el delito de abigeato. Los cargos públicos se
compraban y se vendían, el que obtiene del Pozo fue rematado públicamente por $
1.300 el siguiente año de su designación, de modo que este lo adquiere y el 30
de setiembre de 1670, el rey lo confirma el mismo año.
Luego obtiene otros cargos militares. Alférez, Capitán de
Infantería, Sargento Mayor de Presidio, Procurador General de la Ciudad,
Alférez Real, Fiel Ejecutor y en 1664, Alcalde Ordinario. El fiel ejecutor
desempeñaba dentro del cabildo un papel de inspección y fiscalización en la
actividad económica haciendo salvaguardar las ordenanzas y lo estatuido por los
cabildos.
Es de destacar que casi todos estos puestos públicos eran “ad honorem”, si bien aportaban
prestigio y ciertas prebendas; por esa causa la mayoría de esta “clase de
funcionarios de la Corona”, la conformaban súbditos que poseían cierto nivel de
fortuna propia o heredada.
Pero no son todas estas funciones, seguramente ejercidas con constancia y firmeza,
fueron las que le permitieron formar una de las fortunas más sólidas del Buenos Aires colonial
del siglo XVII.
UNA
SOCIEDAD EN COMANDITA
En 1676 fue elegido
el cuarto obispo de Buenos Aires, el navarro, Antonio de Azcona Imberto*
y el primero que provenía del clero secular. Le tocó la difícil tarea de remodelar
la Catedral Metropolitana ya que pese a haberse inaugurado cinco años antes, en
1671, tenía serios problemas de filtraciones y rajaduras causadas por el
temporal estival de 1682, que hizo caer la torre. Las obras se iniciaron en
octubre de 1682, con más de 30 indígenas tupí-guaraníes y otros tantos
provenientes de la Reducción de Santa Cruz de los Quilmes. En 1693 los nativos,
bajo la dirección del obispo, concluyeron "las tres naves del cuerpo
principal levantada sobre arcos de cal y ladrillo y cubierta de tejas".
Durante su
administración tuvo serias diferencias con el gobernador Agustín de Robles
Lorenzana desde 1691 hasta 1700,
entre otras muchas, la verdadera enemistad se fundó en una comisión de
orden civil que el Prelado recibió de la Corona por Real Cédula del 7 de mayo
de 1677, relacionada sobre la conducta con que Robles manejaba la cosa pública.
El Obispo comprobó la existencia de una ‘sociedad en comandita’ encabezada por
Robles con la participación de sus sobrinos y de los vecinos de Buenos Aires: Juan de Pozo y Silva y el sanguinario Amador
de Rojas y Acevedo, quienes ejercían una actividad comercial promoviendo el
contrabando en las costas sur del Río de la Plata. El Obispo puso en
evidencia que estos funcionarios ejercían una verdadera “sociedad en comandita”.
De modo que no solo
los cargos públicos y los cueros fueron origen de su fortuna sino que el
contrabando, donde se incluía la “mercadería semoviente” es decir esclavos; prospero
negocio que varias décadas antes, en las costas próximas a la Reducción de los
Quilmes, don Pedro Izarra en su estancia
“El Corbatón” (Ezpeleta) y luego sus
descendientes los Gaete.
ACCIONERO DE GANADO CIMARRÓN
En 1672, en las nuevas tierras que se le conceden a cambio
de las que cedió para crear la Reducción, se lo nombra “accionero del ganado cimarrón” o sea que tenía el derecho
consuetudinario de "vaquear", caza de ganado salvaje en la campaña en las proximidades
del río Salado. Actividad que había iniciado el portugués Melchor Maciel en 1608 desde la margen sur del Riachuelo. Dos años después del Pozo creó una organización de caza que
llegó a exportar hasta 500 cueros curados al año.
DESCEDENCIA
Fueron sus hijos Juan del Pozo Silva (n. 1657)
quien se casa con Tomasa Ruiz de Ocaña de la Rosa; Alonso
del Pozo Silva Garro Arechaga (n.1660) quien se casa con la belga Elena
de Witte Solier Van Eguen y Antonia del Pozo Silva Garro
Arechaga [14] casada
con el granadino don Francisco de la Palma Lobatón. Una hija de estos últimos se
casará con un Gaete y tendrán tierras en el Pago de la Magdalena.
Don Juan del Pozo y Silva murió en Buenos Aires el 6 de
agosto de 1697 a los 73 años, dejando además de una gran fortuna una extensa
descendencia; fue su bisnieto el brigadier general Cornelio Judas Tadeo Saavedra
Rodríguez. [15] No
se halló documentación que informe de algún ínfimo gesto de ayuda o apoyo al
pueblo desarraigado que instaló en las que fueron sus tierras, donde sólo
encontraron el exterminio que se prolongó durante 146 años, hasta 1812 en que
se decretó extinta la Reducción.
* EL OBISPO AZCONA poseía un importante patrimonio personal heredado de sus padres, el cual
dedicó a obras de caridad en la sede de su diócesis, lo que le valió a su
muerte que el Cabildo Eclesiástico dijera de él que despreciaba «las cosas del
siglo...» 31. El resto de sus bienes fue empleado en la construcción de la
Catedral y del palacio episcopal; al final de su vida otorgó la libertad a
nueve de sus trece esclavos.
Brune, ob. cit. T. III, p. 182. - A.G.N. IX 48-8-6
f. 17-24 Cayetano Bruno, Historia de la
Iglesia en la Argentina, Buenos Aires, Ed. Don Bosco, T. Ill, p. 202-3. [5]
6
Compilación y argumentación Chalo Agnelli
Quilmes, 1987/2015
FUENTES
Agnelli Ch. y otros. “Quilmes,
346 años y un Bicentenario – 10 autores para un homenaje”. Ed. Buenos Aires
Books, Buenos Aires, 2012.
Craviotto, J. A. “Quilmes a través de los años”.
Municipalidad de Quilmes, 1° edición, agosto de 1966. Quilmes.
Frías Susana R. Presencia navarra en Buenos Aires: 1580-1713
Frías, Susana Frías y Baetucci, Viviana (2015)
“Indios, negros y españoles-Confirmaciones
en Buenos Aires: 1685-1699”. Dirección General de Estadística y Censo -Ministerio
de Hacienda
Luna Gabriel “La Otra Historia de Buenos Aires” - 2° Libro Parte XXII www.periodicovas.com
Gammalsson, Hialmar Edmundo. “Los pobladores de Buenos Aires y su
descendencia”. Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires, Secretaría de
Cultura, Edición en homenaje al cuarto centenario de la fundación de la ciudad
de Buenos Aires, Buenos Aires, 1980.
González Lebrero, Rodolfo. “La pequeña aldea. Sociedad y economía en
Buenos Aires (1580-1640), Ed. Biblios, Buenos Aires, 2002
Ibarguren Aguirre,
Carlos Federico “Los Antepasados a lo largo y más allá de la Historia
Argentina” (Trabajo inédito), Tomo VII, Los Gaete
Otamendi, Luis E. “Historia
de la Reducción 1666 – 1812”. Actualidad Quilmeña - año III - N27 - "301
años de Quilmes". Agosto de 1967.
Sors, Guillermina.
“Quilmes Colonial”. Publicación el Archivo
Histórico de la Provincia de Buenos Aires “Dr. Ricardo Levene”. Contribución a
la historia de los pueblos de la provincia de Buenos Aires. La Plata, 1937.
Los Pozo y Silva,
Pico, José María, (Instituto Argentino de Ciencias Genealógicas, Nº32, Buenos
Aires, Argentina http://www.genealogiafamiliar.net/
http://www.genealogiafamiliar.net
www.genealogiafamiliar.ne
NOTAS
[1] Otamendi, Origen de Quilmes, Pág. 27
[2] Craviotto, 2ª edición, 1969 Pág. 69
[3] Sors. G. Pág. 48 a 50.
[4] Cuando se hace referencia al pueblo nativo se coloca con “k”, cuando
se menciona la localidad con “qu”.
[5] Ver en EL QUILMERO del sábado, 3
de diciembre de 2011, LOS GOLDAR
[6] Ver en EL QUILMERO del martes, 7
de septiembre de 2010, "DON MANUEL ALES,
HISTORIADOR E INVESTIGADOR.
[7] Querandí significa “gente que come grasa”, eran pampas
septentrionales; se desplazaban entre el cabo San Antonio y el sur de Córdoba
transitando el litoral de los ríos de la Plata y Paraná hasta el río Carcarañá.
Al río Arrecifes se lo llamó "de los Querandíes", por sus asentamientos
en la región. De “La pequeña aldea. Sociedad y economía
en Buenos Aires
(1580-1640)”
[8] La pequeña aldea. Sociedad y economía
en Buenos Aires (1580-1640)
[10] “iure dominii vel quasi” o el derecho de propiedad
[11] En este documento extraído y copiado tal cual de libro de Otamendi,
antes mencionado, el gentilicio figura con “qu”
[12] Ver en EL QUILMERO del, “ENCOMENDEROS DE LOS QUILMES”
[13] La Santa Hermandad fue una institución permanente, creada por los
Reyes Católicos en 1476 para Castilla, constituida por alcaldes y cuadrilleros,
destinada a perseguir y castigar a quienes cometían delitos en despoblado.
[14] Antonia fue dotada el 22.7.1689 con unas casas
situadas frente a la Plaza Mayor, descriptas así por el escribano: "Unas casas de vivienda, en la trasa desta
ciudad, en la Plaza Mayor de ella adonde hace esquina frontera de la Santa
Iglesia Catedral, que lindan por el Norte, calle real en medio, con sitio y
casas de doña María de Mattos y Encinas, viuda, mujer que fue del capitán Pedro
Guerrero de Escalona, y por la parte del Oeste con sitio y solar de doña Juana
de Acevedo viuda del Capitán Lorenzo Flores de Santa Cruz, por el sur con sitio
y casas que pertenecen al Deán que es y a los que en delante fueren de dicha
Santa Iglesia Catedral, que se componen... de una sala enmaderada de
empatillado, cubierta de teja con sus puertas y todo lo demás que está
edificado de tapias en dicho sitio..." Antonia Recibió también una
chacra en el Pago de los Montes Grandes (San Isidro) lindante con la chacra de
Matías Cordobés y con una fracción de tierra similar que su padre entregó ese
mismo día como dote a su otra hija, Francisca. Le fueron adjudicadas asimismo
dos cuadras "de sitios para edificar
en la trasa de esta ciudad hacia el camino que va al Fuerte de San Pedro".
Juan agregó "marcos y monedas de
Plata labrada de tomo y martillo", varias alhajas importantes -"una
rosa de oro con ciento y once diamantes grandes y pequeños"-, imágenes
sagradas, muebles, alfombras, una silla de manos, cinco esclavos etc. El novio,
por su parte, recibió la facultad de recoger tierras realengas diez mil cabezas
de ganado vacuno, de las que podía disponer su suegro en calidad de "accionero", y agregó mil quinientos
pesos en arras por "la nobleza y
virginidad de la dicha doña Francisca mi esposa e ijos que mediante la voluntad
de Dios nuestro Señor espero tener en ella".
Antonia testó el 23.1.1695. Murió viuda dejando dos hijos de corta edad y
nombrando por tutor de ellos a su padre, Juan del Pozo y Silva. Dispuso ser
sepultada en el Convento de San Juan "donde
están enterrados mis antepasados y tengo sepultura propia". Dispuso
asimismo, la creación de una capellanía en el convento de San
[15] Brigadier
General Cornelio
Judas Tadeo Saavedra y Rodríguez (n. 15/9/1759 Potosí,
Bolivia 29/3/1829 Bs. As.) era hijo de María Teresa Rodríguez Güiraldes y
de Santiago Felipe Saavedra de la Palma
Lobato, quien a su vez era hijo de Bernardo de Saavedra Gutiérrez de Paz y
de Ana de la Palma Lobatón del Pozo
Silva, quien fue hija de Francisco de la Palma Lobatón y de Antonia del Pozo Silva Garro de Arechaga,
(n. el 7 May 1671) bisabuela de Cornelio Saavedra e hija de Juan del Pozo Silva
Toledo y de Ana Garro de Arechaga Silva
tatarabuelos del jefe del Regimiento de Patricios, intervino
decisivamente en la Revolución de Mayo siendo el presidente de la Primera Junta
de gobierno de las Provincias Unidas del Río de la Plata así como también el
primer presidente de la Junta Grande en la que se transformó.