lunes, 19 de julio de 2010

LAS CALLECITAS DE QUILMES TIENEN UN QUÉ SÉ YO, VISTE…

En 1927 en el Concejo Deliberante de Quilmes se discutió un despacho de la Comisión de Obras Públicas  sobre la colocación de pasos de piedra y puentes giratorios en las calles anegadizas.
El Sr. Poloniolli exponía ante el Concejo Deliberante que era conocido, un problema sin solución que representa para los peatones el cruce de algunas calles de Quilmes los días lluviosos y en otras hasta dos días después de haber cesado las lluvias.
Señala como ejemplos: el cruce de Centenario (hoy Hipólito Yrigoyen) y  Alsina donde se derraman grandes caudales de agua que vienen de La Colonia como río torrentoso. Lo mismo sucedía en los cruces de Centenario y Paso y en Centenario y Brandsen, en este último, perjudica a los niños que concurrían a la Escuela Nº 9  (en la esquina NO de ese cruce de calles) que veían complicado su paso.
Urgía, Poloniolli, a colocar en estas arterias puentes giratorios. También se planteó la necesidad de acondicionar el camino macadamizado de 12 de Octubre hasta el camino Otto Franke.
El Ing. Rodríguez Jáuregui sugería pedir los materiales al gobierno de la Provincia, mientras que el gobierno Municipal pondría la mano de obra.
Se produjo un largo debate entre los señores: Rodríguez Jáuregui, Otero, Torre, Poggio, Salas, Poloniolli, Bo, Iriarte y el intendente José Eduardo López, en el que unos sostenían la inutilidad del camino, otros el costo de la obra, algunos la negativa del gobierno provincia de entregar los materiales.
El Dr. Emilio Torre señaló que las propiedades se habían subdividido considerablemente y se levantaron en La Colonia un sinnúmero de modestas viviendas de trabajadores que quedaban aisladas cuando llovía. Sugirió, entonces, hacer los pasos de piedra y los puentes giratorios por licitación. 

Chalo Agnelli

COMBATE NAVAL EN QUILMES POR MARTÍN CRISTOFORETTI


Colaboración de don Martín Cristoforetti
In memoriam
Durante la guerra contra Brasil,  Quilmes vol­vió a tener connotación histórica  frente a  su Ribera.
En  la noche del 29 de julio de l826,  la escuadra  argentina, con barcos de poco calado,  al mando de un gran conocedor de las mareas del Río de la Plata, el Almirante Guillermo Brown, atacó a la flota enemiga fondeada en una línea entre Wilde y Quilmes en forma sorpresiva y con tal violencia que obligo a las naves largar por ojo sus anclas abandonándolas, y aligerándolas de lastre lo más posible, a fin de poder alejarse rápidamente del lugar, buscando aguas más profundas para maniobrar. 
En la mañana del día siguiente, se inició el combate más sangriento de la historia naval argentina, donde Brown, embarcado en la fragata “25 de Mayo”, derrochó coraje y audacia sin límites al atacar con ocho buques a los veintitrés enemigos. En instantes previos al combate, Brown había comunicado a los suyos “Es preferible irse a pique antes de rendir el pabellón”.
El encarnizado combate se desarrolló en plena navegación, con viento norte, entre Bernal y la desembocadura del arroyo Conchitas, y gran parte del mismo lo sostuvieron la fragata “25 de Mayo” al mando de su comandante, Coronel de Marina Tomás Espora, la que soportó un intenso cañoneo y la goleta Río de la Plata al mando de su comandante, Coronel de Marina Leonardo Rosales.   
 Al atardecer del día 30, pese a la superioridad numérica, la escuadra brasileña, totalmente vencida, y ante la amenaza de quedar las naves restantes encalladas, se retiró.  Esta acción pasó a la historia naval Argentina como “Combate de Quilmes”.

El parte de Brown decía: "Provocado a salir hemos batido pero no rendido al enemigo: permita V.E. le diga que los de la nación están libres. Me es sensible asegurar que son muchos los muertos y heridos y entre los últimos, mi bravo capitán Espora. La 25 de Mayo está completamente destrozada".

Las bajas propias fueron 18 muertos y 35 heridos graves, sin conocerse las del Brasil.

Como consecuencia del combate la fragata “25 de Mayo”, quedó seriamente averiada, por lo que, ya imposibilitada de navegar por sus propios medios, por tener su velamen destrozado, fue atoada hasta el puerto, frente a Buenos Aires, donde se la empleó como depósito naval; aunque, el 10 de agosto de 1828, contribuyó con su artillería a rechazar un ataque enemigo.
 El 22 de febrero de 1827, la escuadra argentina que volvía victoriosa del combate de Juncal con diez barcos conquistados, se encontró frente a Quilmes con una división brasileña, comandada por el contralmirante Pritz, la que fue atacada el día 24. 
Durante el combate, a unos 1500 metros de la costa, casi frente al Club Náutico Quilmes, se incendió la goleta brasileña Dous Dezembro, la que, al llegarle el fuego a su santabárbara, con una tremenda explosión, voló en pedazos.
Según asegura una muy vieja tradición local, los restos de este buque son los que se exhiben en el Museo Almirante Brown en Bernal.
El 17 de febrero de 1828 un convoy mercante que conducía un regimiento de caballería a la Banda Oriental, así como víveres y pertrechos para el ejército en operaciones, era escoltado por una escuadrilla compuesta por seis buques y cinco cañoneras con veintiséis cañones, al mando del Coronel de Marina Erézcano; al llegar a la altura de la ribera quilmeña se cruzó con el bergantín  mercante Sicily que era perseguido por nueve buques de la escuadra enemiga con setenta y siete cañones, las naves argentinas les hizo frente y los dispersó, pero lamentablemente el Sicily encalló frente a Quilmes, de tal manera que debió ser incendiado.
Colaboración de don Martín Cristoforetti
De “RECOPILACIÓN DE H I S T O R I A S QUILMEÑAS
Compilación Prof. Chalo Agnelli

LOS CLARK Y LA COLECTIVIDAD INGLESA EN QUILMES

El primer saladero para exportación en la provincia de Buenos Aires lo instaló en 1798, Agustín Wright; estaba próximo a la Ensenada de Barragán. Wright era hijo de Charles Wright (Inglaterra 1720 - Bs. As. 1793)  y de María Martina Prans.
Según el enjundioso “Diccionario de Británicos en Buenos Aires” de la historiadora Maxine Hanon, Charles había tenido la concesión de importar a América esclavos negros; al revocarse este tráfico se quedó en el país y adquirió en Entre Ríos la estancia Inbicuy, aquí se casó con María Martina, criolla, el 20 de julio de 1744 y se convirtió al catolicismo. Tuvo siete hijos entre ellos Agustín que se casó con María Estanislada Tartas y murió el 2 de agosto de 1817.
   John I. y Edwin Clark, hijos de William y Catherine Watson, llegaron al Pago de la Magdalena a comienzos del siglo XIX. Pertenecían al grupo de paisanos que Wright convocó a partir de 1789, para instalarse con fábricas de carne salada en la Ensenada de Barragán. Lo siguieron los Staples y los Mac Neal. Luego, el francés Pedro Duval se asoció con Juan Isidoro Clark con dicho fin. Este, a su vez, se asocia con Robert Nalder Taylor
    Siguiendo el diccionario de Maxine Hanon, Robert N. Taylor era hermano de Frederick Thomas Taylor, hijos ambos de Thomas y Susan Nalder, que murió en Quilmes el 12 de mayo de 1861. Frederick tuvo una importante estancia en Ensenada llamada La Paloma”. Esta propiedad fue precisamente descripta por el viajero William Mac Cann.
    Robert había llegado al país, aproximadamente en 1830 y en 1839 compró la chacra “Los veinticinco ombúes” de los Hudson, 127 hectáreas que vendió en 1841 a James Brown. Fue administrador de la chacra de Quilmes de su hermana Mary y murió el 22 de marzo de 1863.
Un hijo de Frederick, Joseph George, a quien llamaban don Pepe, que había nacido a bordo del buque Thalía cuando sus padres emigraban a la Argentina, se casó con Catalina Meals, hija de Félix Meals el segundo maestro, después de José Rosende, que ejerció en el pueblo de Quilmes. [1]
    Edwin Clark se casa con la hermana de los Taylor, Mary,  [2] inglesa, y se instala en Quilmes en una chacra de 115 hectáreas pegada a la de Juan Isidoro, que luego la adquiere en parte. Edwin ya separado de su mujer muere en Quilmes en 1850. Mary murió en 1884. Tuvieron cinco hijos: Susan, Ema, Edwin, John y Robert. Estos dos últimos residieron en Quilmes. El primero se casó en 1872 con su prima Elyzabeth Clark (viuda de Semple) y Robert Clark con otra prima, María Taylor, hija de Frederick.
    Juan Isidoro Clark nació en Yokshire,  Inglaterra en junio de 1800. Vino a la Argentina en 1825. En 1827 llegó a Quilmes y en 20 años realizó progresos asombrosos que William Mac Cann en sus memorias describe al detalle. Dio pujanza y modernidad a los establecimientos saladeriles que crearan con los Taylor: “La Materna” y “La Bella Vista”, donde él, a su vez, abrió una casa de ramos generales llamada La Banderita. Cuando desapareció la industria de la carne salada con la aparición de los barcos frigoríficos del mismo modo tuvo un exitoso cometido con las actividades agrícola-ganaderas y de granja. Además de las nombradas también fue propietario de “La Chacra vieja”, “El Azotea”, “Los Pinos”, “La Quinta Grande, una 'estanzuela' en Ensenada y otras dos en Magdalena y Melincué. Su esposa fue Ann Mary Whitaker. Fueron sus hijos. Elizabeth (*26/1/1840) casada con James Semple y en segundas nupcias con John Nadler Clark, su primo; Charles (29/3/1842), casado con Bárbara Semple, hija de un primer matrimonio de James Semple, el primer marido de su hermana Elizabeth; Ann Mary (7/11/1847) casada con Albert Barnett y establecida en Inglaterra.
Juan Clark murió el 23 de febrero de 1874 dejando una fortuna de 18.000.000 de pesos plata. Su mujer murió en Quilmes tres años después. [3]
    Es una de las primeras familias inglesas que se instala con residencia fija en el casco urbano del pueblo. Los ingleses, por lo que se conoce en estas costas, y sobre todo los que manejaban la industria saladeril, no tuvieron inconvenientes políticos durante la gobernación de don Juan Manuel de Rosas. E incluso como lo manifiesta Guillermo Hudson en “Allá lejos y hace tiempo”, lo miraban con cierta admiración. Los Clark profesaban el culto presbiteriano.
El gentilicio “inglés” en esta parte de América se refería a todos los que hablaban la lengua inglesa, ya sean escoceses, irlandeses, galeses o ingleses propiamente dichos. La inmigración británica más numerosas en el Pago de la Magdalena, el Partido de Quilmes, fue la escocesa y luego la irlandesa.     
    En la diversa documentación hallada, los nombres y apellidos sufren variadas modificaciones, cambios y la castellanización de algunos de ellos, como por ejemplo Edwin, por Eduardo; Melville Sewell por Miguel Sebastián; Yeates o Yates; Batte ó Bate, etc. La repetición exagerada de los mismos nombres en una familia se presta a confusión para identificar a cada individuo, principalmente cuando hay contemporaneidad, como sucede con los Clark: John, Robert, Mary, etc.
Don Juan Clark Watson, fue electo municipal en 1855 por sufragio. Las primeras elecciones que se realizaron con ese fin después de la supresión de los Cabildos en 1821. Dice en su nota de aceptación:
Quilmes. Diciembre de 1855
Al Sr. Juez de Paz y Comisionado del Partido de Quilmas
D. Tomás Flores.
En contestación a la nota de V. del 12 del corriente en que me transcribe el Decreto del Gobierno fecha 22 de Noviembre del presente año referente a la instalación de la Municipalidad de este Partido, enterado de su contenido digo a V. en contestación para se sirva elevarlo a conocimiento del Superior Gobierno que desde luego acepto el nombramiento del Municipio que se ha hecho en mi persona por el vecindario del Partido; y que estoy animado de los mejores deseos den contribuir a la realización de su institución.
Dios guarde a V. m.s..a.s
(firmado) Juan Clark
    Integraron este primer Concejo municipal además de Clark, el doctor don José Antonio Wilde [4], también de origen británico y el segundo médico con que contó el pueblo y la campaña de Quilmes, Rufino Fornaguera y el Preceptor don Robustiano Pérez como secretario. Le cupo a esta administración la tarea de empezar a “diseñar” el pueblo. Se encargó de la limpieza de calles y plazas, arrancando maleza y cicuta; de acondicionar los caminos especialmente el que conducía a Buenos Aires y a La Ensenada;  más otras mejoras urbanas.
El Dr. Wilde estaba casado con su sobrina Victoria Wilde, nacida en Gualeguaychú, Entre Ríos en 1845. El primer Concejo electo como consecuencia de la ley orgánica de municipalidades promulgada el 16 de octubre de 1854 lo integraban dos descendientes de británicos.
Juan Clark en 1870 formó parte de la comisión encargada de promover la inmigración al partido con Andrés Baranda, Patricio Fernández y el Dr. Wilde.
En tierras vendidas a la municipalidad por Juan Clark en 1868 se instaló el actual cementerio de Ezpeleta a partir de 1872. Junto a este, el 27 de mayo de 1888, se acuerda permitir al señor Alejandro Stewart para instalar un cementerio de disidentes.
Alrededor de 1850, Juan Clark construyó una hermosa propiedad espaciosa y confortable en una manzana de 8.640 metros cuadrados, comprendida entre las actuales calles Mitre, Conesa, Sarmiento y Colón. Estaba rodeada de una variada y frondosa arboleda; con un gran parral que iba todo a lo largo de la calle Colón. En el fondo un molino de poco más de 12 metros de altura. Tenía ambientes espaciosos, estufas de porcelana y ollas de hierro para calefaccionar las habitaciones.[5] Hasta cierta época fue la residencia más importante del pueblo, junto con la casa de Andrés Baranda (Sarmiento y Rivadavia, esquina NE), y luego la de Domingo Cichero (H. Yrigoyen y Brandsen, vereda SE)
   Roberto Clark (h) fue el último propietario de esta familia que tuvo esa casona; la vendió a una familia de inmigrantes austriacos, Ctibor. La Sra. Ctibor al quedar viuda se marcha a la Capital y  la alquila para que se instale en ella la escuela Normal de Quilmes. Años después se comparte con el Colegio Nacional. [6] La propiedad fue adquirida por el Ministerio de Educación de la Nación y se construyeron los dos edificios donde hoy están las dos instituciones educativas. Eduardo Clark hermano del anterior construyó la residencia donde hoy se halla el Colegio Ausonia.
El 12 de enero de 1890 la sesión del H.C.D. menciona a los vecinos considerados los mayores contribuyentes del partido, entre los que se hallan: Carlos Clark (hijo de Juan), Juan Ithuralde, Francisco Labourt, José Matienzo, Andrés Baungart, Juan Massa, Ángel Traverso, Manuel Basigalup, etc. [7]
Carlos Clark fue un entusiasta sportman, introdujo en Quilmes el gusto por las carreras de carruajes y auspició la de caballos.[8]
Un hijo de Edwin Clark, Eduardo, fue concejal en 1899 y 1900. Estaba casado con Brígida Neylon, irlandesa católica: el 6 de agosto de 1978 tuvieron a Eduardo bautizado católico.
Otro de los hijos de Edwin, Roberto, fue municipal en 1902. Este, en 1910, fue propuesto y designado por el H.C.D. para formar la Comisión de Caminos junto a don Victoriano Huisi, Andrés Ramella y don Santiago Borro[9]. Todos poseían predios rurales y eran vecinos de arraigo, condiciones esenciales para ocupar ese cargo según lo establecido.
Roberto Clark arrendaba desde setiembre de 1895 un extenso campo y bañados en la Ribera de Quilmes donde tenía una plantación de mimbre. Hoy esa extensión la ocupa el Área Material Quilmes de la Fuerza Aérea. El contrato cesó a fines de 1905 [10]. Fue presidente de la Sociedad Protestante de Quilmes. Esta institución tenía a su cargo el cementerio llamado “disidente”. Desde esa función, el 22 de junio de 1904,  pide, y se le concede, al H.C.D en nombre de la colectividad británica, la eximición de impuestos de ese campo santo En 1910 fue incluído en las ternas que la municipalidad presentaba al Poder Ejecutivo para que se designara Juez de Paz.
Durante más de 140 años los Clark tuvieron una actuación directa y activa en la vida social, económica y política del partido de Quilmes. Es la familia de origen británico que más se afianzó a la sociedad quilmeña no sólo por su poder económico y labor pública, sino también por vínculos matrimoniales. Sustentaron hasta las postrimerías de la industria saladeril sus empresas y realizaron la transformación necesaria de sus propiedades para no perder todo su patrimonio. Orientándose hacia la ganadería y la agricultura, así como al comercio. También tuvieron activa participación en la vida política, social y cultural de Quilmes. Los siguientes documentos muestran la participación de Roberto Clark en la vida social quilmeña y su actuación como vecino solidario.

QUINTA LA MATERNA

De Roberto N. Clark

Pavos gordos á elección á... y  4 pesos uno.
Pichones (palomas) á elección 20 centavos el par.
Leña de paraíso en rama 1,50 pesos m/n por peso a domicilio
Leña de paraíso en astilla (madura)á 4 pesos m/n
carrada a domicilio
Carbón de leña (medida liberal á 2 pesos m/n por fanega domicilio.
Leña de durazno en rama ( muy fuerte) á 1,50 pesos m/n
por peso a domicilio
Postes de paraíso garantidos, primer corte á varios precios
Ordenar á la oficina de "El Quilmero” o al señor Webe
Gefe de la Estación, será atendido con prontitud.

LECHONES - LECHONES

A las personas que gusten de comer bien, se les ofrece lechones afeitados y listos para la cocina, remitidos a domicilio en Q. 2,50; y tomado en la chacra 2,20.
Ocurrir a la chacra de Carlos Clark; y no descuidarse porque quedan pocos.

















La Materna era una chacra de 29 ha sobre la actual avenida La Plata. Roberto Clark murió el 12 de noviembre de 1909 a los 86 años.
Chalo Agnelli
Colaboración de Elizabeth Renison.
NOTAS

[1] Ver “Maestros y escuelas de Quilmes Pag. 26.
[2] Se suele confundir a esta Mary Taylor de Clark con Mary Clark de Taylor o María Clara Taylor que Charles Darwin y John Murria Forbes, en su paso por Buenos Aires mencionan en sus libros de viajes. Ver bibliografía.
[3] Ver bibliografía Hanon, Maxine.
[4] Ver bibliografía: Otamendi, Luis. “Dr. José Antonio Wilde – Homenaje”.
[5] Otero, A. Italia, S. Y Ferro M. “La Escuela Normal de Quilmes. Reconstruyendo su identidad institucional”. 13/3/97 Quilmes.
[6] El Arq. Jorge Bujan hizo recientemente una excelente reproducción de esa mansión en una muestra de residencias quilmeñas presentada en la UNQUI
[7] Libro de Actas N°1 del H.C.D. folio 227
[8] Ver colección de El Quilmero de 1876. Biblioteca Sarmiento.
[9] Libro de Actas N°7 del H.C.D. de la Municipalidad de Quilmes. Año 1910. En la Biblioteca Sarmiento.
[10] Libro de Actas N°5 del H.C.D. folio 121.