Por Chalo Agnelli
Estuve interesado en ese mundo subterráneo desde que era estudiante,
pero todo lo que escuchaba no tenía sentido. Todo era mito y fantasía”
Daniel Schavelzon, Centro de Arqueología Urbana de Buenos Aires
“Para escribir historia es necesario que no
exista ninguna pasión, ninguna preferencia, ningún resentimiento, lo que es
imposible evitar cuando a uno le afecta el acontecimiento. Creemos simplemente
poder asegurar que para describir bien este acontecimiento o al menos para
relatarlo justamente, es preciso estar algo lejos de él, es decir, a la
distancia suficiente para estar a salvo de todas las mentiras con las
que pueden rodearle la esperanza o el terror.”
Marqués de Sade,
Historia secreta de Isabel de Baviera, reina
de Francia (Prefacio
LEYENDA DE TÚNELES Y ESCLAVOS – EZPELETA Y DON PEDRO IZARRA – MANO DE OBRA ECLESIAL – SOCIEDAD EN COMANDITA - LA REDUCCIÓN 1666-1812 – 1ª REFLEXIÓN – ACCIONERO DE GANADO CIMARRÓN - EL ACUÍFERO PUELCHE - LA CHACRA DE RISSO Y LOS HORNOS DE ONETTO – EL PUDRIDERO – 2ª REFLEXIÓN – CURAS Y MONJAS CHAPOTEANDO EN LA LAGUNA – 3ª REFLEXIÓN - - EL DEPÓSITO DE DON MARINO GIAIMO – EL SÓTANO – LOS DEPARTAMENTOS EN PH – EL CINE "LA PAZ"- EL ZANJÓN DE GRANADOS – FUENTES BIBLIOGRÁFICAS – NOTAS
Inevitablemente,
disculpe el lector que me extienda mucho en razonar sobre el tema, pero es mi
intención establecer una base profunda sobre la diversidad de estos temas, más
profunda que los “túneles” y más clara que los esclavos.
Decía el culto,
brillante, burlón y liberal Dr. Eduardo Wilde (sobrino de nuestro José Antonio)
en 1888: “Toda situación tiene una historia y una leyenda. La historia se
encarga de repetir la verdad; la leyenda se encarga de desfigurar la vedad,
haciendo aparecer muchas veces pedazos de la historia adornados con invenciones
seductoras. Lo que el pueblo conserva es casi siempre la leyenda, porque su
espíritu se aficiona más a la ficción que a la realidad”. [1]
Hasta el día de hoy no se han encontrado
documentación precisa que mencione la existencia de túneles en ningún sitio de
Quilmes ni en toda la Región del Antiguo Pago de la Magdalena, y que haya sido
la Reducción (1666-1812) o el Pueblo de los Quilmes a partir de 1812 (en 1813
se legisló contra la venta de esclavos y la libertad de vientres),
establecimiento de mercadería ‘semoviente’[2] es decir esclavos, ni en el Archivo General de la
Nación, ni en el Archivo de la Provincia de Buenos Aires “Dr. Ricardo Levene”,
ni en el Archivo de Indias, bien recorrido por la las historiadoras Guillermina
Sors y Palmira Sagrario Bollo Cabrios y recientemente en el Archivo de Lima por la antropóloga
Mónica Cereda.
EZPELETA Y DON PEDRO IZARRA
Pedro Izara llegó a las
costas del Plata con Garay para fundar por segunda vez la ciudad de la
Santísima Trinidad y Puerto de Nuestra Señora de los Buenos Ayres (sic) y
recibió en merced real las tierras de lo que hoy es la localidad de Ezpeleta y
parte de Berazategui. Allí creó una estancia que bautizado “El Corbatón”. Según
dice el Dr. Craviotto: "...se encontraba comprendida, según
investigaciones realizadas por los autores, y anticipadas hoy en este trabajo,
desde la calle Lagouarde (sic) que pasa por frente al Cementerio actual
de Quilmes, 3000 varas en dirección a Berazategui, con un fondo de lengua y
media." [1]
Allí don Pedro levantó casa con vista al Río de la Plata y amplios
cobertizos. En poco tiempo se convirtió en un vigoroso productor
agrícola-ganadero e industrial pues, en actas del Cabildo, figura como uno de
los primeros vecinos autorizados a producir y exportar harina y cecina o
tasajo; el jamón de los pobres.
Pero las malas lenguas, que en la historia también las hay, afirman que
la voluminosa fortuna que acumuló Izarra también se debió al contrabando
(consecuencia del monopolio) de bienes suntuarios y “semovientes” (sobre
todo negros bozales, recién traídos), ¡que almacenaba en los mencionados
galpones!... Algo infundado desde todos los extremos de la historia pues
Quilmes no existía en esa época; la Reducción de los Quilmes y Acalianos no se
había creado, esas tierras eran propiedad por merced real de don Pedro de
Quirós, quien no hizo usufructo de ellas, porque en esos años del siglo XVI (el
siglo de las colonias) la tierra no valía gran cosa si no poseía metales preciosos
para un rápido enriquecimiento de los invasores o colonos.
MANO DE OBRA ECLESIAL
En 1676, fue elegido el cuarto
obispo de Buenos Aires, el navarro, Antonio de Azcona Imberto [3]
y el primer eclesiástico que provenía del clero secular. Le tocó la difícil
tarea de remodelar la Catedral Metropolitana ya que pese a haberse inaugurado
cinco años antes, en 1671, tenía serios problemas de filtraciones y rajaduras
causadas por el temporal estival de 1682, que hizo caer la torre. Las obras se
iniciaron en octubre de 1682, con más de 30 indígenas tupí-guaraníes y otros
tantos provenientes de la Reducción de Santa Cruz de los Quilmes. En 1693 los
nativos, bajo la dirección del obispo, concluyeron "las tres naves
del cuerpo principal levantada sobre arcos de cal y ladrillo y cubierta de
tejas". Nada se menciona en el Archivo de El Cabildo sobre que en
dichos trabajos se haya utilizado mano de obra esclava, negros (o quizá no se
los tuvo en cuenta porque eran esclavos, no tenían identidad propia)
SOCIEDAD EN COMANDITA
Durante su administración, el
obispo (como lo menciono en la investigación ("Juan del Pozo y Silva. El Encomendero Trajinante") tuvo serias diferencias con el gobernador Agustín de Robles
Lorenzana desde 1691 hasta 1700, entre otras muchas, la verdadera
enemistad se fundó en una comisión de orden civil que el Prelado recibió de la
Corona por Real Cédula del 7 de mayo de 1677, relacionada sobre la conducta con
que Robles manejaba la cosa pública. El Obispo comprobó la existencia de una
‘sociedad en comandita’ encabezada por Robles con la participación de sus
sobrinos y de los vecinos de Buenos Aires: Juan de Pozo y Silva y
el sanguinario Amador de Rojas y Acevedo, quienes ejercían una actividad
comercial promoviendo el contrabando en las costas sur del Río de la
Plata. El Obispo puso en evidencia que estos funcionarios ejercían una
verdadera “sociedad en comandita”.
De modo que no solo los cargos públicos y los cueros fueron origen de su creciente fortuna, sino que el contrabando produjo ingentes ingresos, incluida la “mercadería semoviente” es decir esclavos; próspero negocio, que varias décadas antes, en las costas próximas a la Reducción de los Quilmes, don Pedro de Izarra, en su estancia “El Corbatón”, mencionada anteriormente, prosiguió con esmero y luego sus descendientes los Gaete, con certera astucia.
Nuestro Quilmes, a partir de 1666 (sin mes ni día
certero) era una Reducción o Encomienda Real, el encomendero era el rey de
España - una prebenda que se le otorgaba a los pueblos que habían enfrentado
con mayor virulencia al invasor español en sus tierras, en el Cerro del Cajón
de los Valles Calchaquíes, Tucumán. Casi 140 años de enfrentamientos en el caso
de los quilmes.
Esta Reducción prevaleció hasta 1812, en que el Primer Triunvirato la “liberó” (hasta por ahí no más, pues primero a los quilmes y sus hermanos acalianos les quitaron sus tierras del NO y en 1812 los integrantes del Primer Triunvirato, integrado por: Feliciano Chiclana, Manuel de Sarratea y Juan Martín de Pueyrredón, con el secretario Rivadavia (Como los “Tres Mosqueteros” que eran cuatro) les arrebató la propiedad que el gobernador Salazar les había otorgado frente al Río de La Plata. Un segundo expolio.
Según lo dicho, hasta fines de 1700 estas eran tierras de quilmes y acalianos, que se extendían desde el Río de La Plata hasta más allá del arroyo Las Piedras.
Plano que incluye en el partido de Quilmes actual, el espacio que ocupaba la Reducción, trazado por el Dr. José A. Craviotto |
1ª CONCLUSIÓN:
toda la extensión de los que fue la Reducción de los Quilmes nunca hubo un ‘asiento
de esclavos’ o ‘factorías’ (Desde 1513 todo
aquel que quisiese poseer ‘asiento’, vender negros en América, debía comprar
una licencia a la corona), aunque sí pudo
haber habido contrabando de todo tipo, en proximidades de lo que hoy es
Ezpeleta, en lo que fue la estancia El Corbatón de los Izarra Gaete.
ACCIONERO DE GANADO CIMARRÓN
En 1672, en las nuevas tierras que se le conceden a del Pozo y
Silva a cambio de las que cedió para crear la Reducción, se lo nombra “accionero
del ganado cimarrón” o sea que tenía el derecho consuetudinario de
"vaquear", caza de ganado salvaje en la campaña en las proximidades
del río Salado. Actividad que había iniciado el portugués Melchor Maciel en
1608 desde la margen sur del Riachuelo. Dos años después del Pozo creó una
organización de caza que llegó a exportar hasta 500 cueros curados al año.
EL ACUÍFERO PUELCHE
Guillermo Enrique Hudson en su "Allá lejos y hace tiempo", capítulo V° describió el "Aspecto de la pampa próxima a Quilmes" que transcribimos en EL QUILMERO (19/7/2021) Y suma Craviotto en “Quilmes a través de los años”: “En la hoy llamada pampa bonaerense, espacio físico donde se fundó la ciudad, no había piedra, los escasos árboles que formaban el ecosistema, tenían el limitado uso del combustible y solo se contaba con abundancia de tierra arcillosa y juncos…” [5]
Recurro a la geóloga María del Carmen Destefano: “Desde el punto de
vista geomorfológico y climático, la región donde se encuentra emplazada la
ciudad de Quilmes se denomina ‘Pampa húmeda’ y corresponde al NE de la
provincia de Buenos Aires. Su morfología contemporánea de llanura levemente
escalonada y que asciende muy suavemente desde el río hacia el interior del
continente hasta una distancia de aproximadamente 1,5 km, encierra un pasado muy
cambiante…La ciudad se encuentra asentada sobre
sedimentos que se apoyan en uno de los bloques graníticos profundos,
que, a manera de peldaños de una escalera, van descendiendo
hacia el sur y están limitados por fallas entre sí…
Por medio
de perforaciones, se ha podido comprobar que, con posterioridad, la región
recibió el aporte de sedimentos de origen continental de grano fino, sobre los
mismos se depositaron arenas y limos de origen marino y también, un depósito
arenoso que se denomina ‘Arenas Puelches”, de amplia extensión
areal, y que ha sido el reservorio acuífero que proveía de
agua potable a la zona hasta hace algunos años, en que se puso en marcha la
planta potabilizadora General Belgrano de Bernal…El acuífero Puelche es
una de las mayores reservas de agua. Alberga 300 billones de litros de agua.
Es una fuente poco investigada, se encuentra ignorada, descuidada y nadie
controla cómo y quién la contamina y sobreexplota…Por su profundidad, 70 metros
promedio, es el acuífero más explotado. En amplias zonas del segundo y tercer
cordón bonaerense (área no atendida por AySA) se toma el agua proveniente de
este río subterráneo, (Berazategui, Varela, Esteban Echeverría, zonas cercanas
a La Plata, muchos lugares del interior de la provincia, entre otros). Antes
del negocio de la administración menemista con Aguas Argentinas SA, toda la
región era abastecida desde el Puelche. La empresa francesa cerró los pozos y
comenzó a exportar agua del Río de la Plata, lo que entre otras cuestiones
produjo la saturación de la napa freática que en la actualidad se
encuentra a nivel de la superficie y en muchos casos ha emergido generando un
sinfín de dificultades a la población.” Se puede
ver la nota completa de María del Carmen Destéfano en este Blog. [6]
LA CHACRA DE RISSO Y LOS HORNOS DE ONETTO
Celestino H. Risso vivía en la calle
Humberto Primo entre Sarmiento y Mitre, vereda par. La chacra conocida con su nombre [7] estaba circunscripta entre
las actuales avenidas: Vte. López, 12 de Octubre, A. Baranda y C. Pellegrini.
El piloto agrimensor Francisco Mesura quien
trazó el pueblo le dio a esa extensión de 16 manzanas, el N°15 y en 1818 fue
otorgada como copropiedad a don Francisco Díaz y Lorenzo Villasante, el primero
descendiente de indios quilmes. No se conoce si estos usufructuaron la propiedad
ni a sus sucesivos propietarios hasta que la adquirió Celestino Risso, luego pasó
a su nieto Oscar Risso y a la esposa de este Ester Alicia Lacabanne. Si bien al
horno le llamaban “de Risso” no era de este, sino que él arrendaba sus
tierras a la empresa de Miguel Onetto & Cía. hasta diciembre de 1875 en que fue liquidada la
firma.[8]
El horno se encontraba próximo a la actual
avenida Vicente López entre la actual calle Perón (ex Córdoba) y Corrientes, en los terrenos aledaños, desde la calle Corrientes hasta
Entre Ríos y desde Vicente López hasta Bernardo de Irigoyen, la excesiva
extracción de tierra produjo una cava que con el caer de las persistentes lluvias
propias de esta costa rioplatense, se hizo laguna que se contaminó al desaparecer la empresa
ladrillera.[9]
Además de puntos de esparcimiento para los
niños y los jóvenes y el lavado de caballos, esa agua estancada se utilizaba
para la maceración de cáñamo y lino para la fabricación de sogas y cuerdas.
El periódico “El Quilmero” del domingo 11 diciembre de 1881, informa del lino
depositado en la chacra de Risso. Y transcribe la nota del juez de paz, elevada
al Dr. Wilde para que haga un análisis en situ pues los vecinos se quejaban de
los malos olores que llegaban al pueblo desde esas aguadas.
EL PUDRIDERO
Pues esa
aguada ‘casi laguna’ fue empleada por N. Forrester para la maceración de cáñamo
y lino para la fabricación de sogas y cuerdas. En el
periódico “El Quilmero” del 9 de diciembre de 1881, hay una nota
titulada “El Pudridero”, donde afirma que el Sr. N.
Forrester, propietario de ese lino que se estaba aireando (pudriendo) en la
chacra de Risso que arrendaba con ese fin, como había hecho antes la firma
Onetto para fabricar ladrillos.
Hasta que se subdividieron las manzanas en
varas (todavía no existía el sistema métrico decimal) y se abrieron las calles
interiores que progresivamente se lotearon. Una fracción de estas tierras de
Risso, circundada por las calles Vicente López, C. Pellegrini, A. Baranda y
Corrientes fue adquirido por el señor Fornaroli.
A fines del siglo XIX, paralela a Vicente
López, desde C. Pellegrini hasta 12 de Octubre, en la vereda oeste, a unos
metros de la calle había una zanja poco profunda de 8 a 10 metros de ancho,
bordeada de sauces que, cuando se anegaba por las lluvias, tomaba el aspecto de
un arroyuelo. Aún no estaban abiertas las calles Córdoba, Corrientes y Entre
Ríos, pero había algunos precarios puentes de madera instalados por Onetto y
luego por los Fornaroli.
“Quilmes diciembre 2 de 1881. Médico de policía doctor don José
Antonio Wilde. Teniendo el infrascrito el conocimiento que en las lagunas
conocidas por ‘antiguo pisadero del horno de Risso’… aguas estancadas como las de dichas lagunas que es indudable
han de producir la descomposición inmediata de aquella, es una amenaza a la
salud pública. Esas diferencias por el lino entre Ramón F. de
Udaeta y el Dr. Wilde estaba centrado en esa laguna, es otra demostración de
que este espacio subterráneo no hubieran podido esconderse túneles que lo
atravesaran hacía ningún punto cardinal.
Y para no ser escueto en esta develación debo agregar que también el relato recogido de la historia oral por el Prof. Manuel
Ales,[10]
refiriéndose a las lagunas o aguadas. Eran excavaciones para obtener tierra
para la fabricación de ladrillos, que, con las reiteradas lluvias propias de la
zona, no tardaron en transformarse en verdaderas lagunas. La más renombrada era
“La Laguna de Risso”, en las tierras de
Celestino Risso, ubicada, aproximadamente, desde Bernardo de Irigoyen a Vicente
López y de la calle Perón a Corrientes. Allí comenzaba la quinta de Fornaroli
que tenía un gran depósito de agua en la esquina de Corrientes y
Sáenz Peña utilizada para regar sus cultivos a través de acequias.
Otra laguna, también en los terrenos de Risso,
estaba junto a la calle 12 de Octubre entre Bernardo de Irigoyen y Manuel
Quintana, 20 metros hacia el norte. Como llegaba hasta la casa de la familia
Celasco, se la conocía como “La Laguna de Celasco”. La
tercera era “La Laguna de Rivas y Montaldo” ubicada,
aproximadamente, desde Baranda hasta Larrea y desde Primero de Mayo a B. Pérez
Galdós.[11]
La polución de mosquitos y todo tipo de
alimañas que tendrían que soportar los vecinos; la
contaminación del medio ambiente, en especial del aire y del agua, producida
por los residuos procedentes de la actividad humana debían ser un suplicio para
la reducida vecindad.
2ª
CONCLUSIÓN: entre tantas cavas, aguadas, lagunas, zanjas y zanjones… y luego
con los terraplenes que se levantaron a partir de 1871, para colocar las vías
férreas que dividieron y dividen a Quilmes en el casco urbano y La Colonia,
barrio que con el correr de los años se extendió en el Quilmes Oeste; planicie
sin árboles ni piedras, cubierta de cardales como cuenta Guillermo Enrique
Hudson en su “Allá lejos y hace tiempo” ¿Hubiera sido posible que hubieran
prevalecido con todos esos impedimentos y a lo largo de los años, túneles que se
prolongaran hasta la Catedral o hacia cualquier punto cardinal del viejo
Quilmes?
La Capilla, luego
parroquia del Sagrado Corazón se consagró el 15 de febrero de
1914.[12] Se levantaba frente a la calle Sáenz Peña entre Corrientes
y Entre Ríos, casi en el centro de la extensión de la chacra de Risso, junto a
un baldío, en los bordes de la laguna artificial que ya se mencionó.[13]
Era comisionado en Quilmes desde
1923, el Dr. Héctor J. Terrile que el 23 de julio de 1925 fue sustituido por el
intendente Ángel L. Levanti. El Pbro. Banfi capellán de esa capilla, dirigió la construcción del nuevo
templo. Era párroco de Quilmes el Pbro. Manuel Bruzzone.[14] Dada la depresión del terreno fue necesario
rellenarlo y en 1925 se comenzó a levantar el edificio más amplio y de
mampostería.
El 6 de marzo de 1904, monjas de la
Congregación Nuestra Señora del Rosario abrieron a pedido Monseñor José Américo
Orzali, fundador de la Orden, el Colegio San José de Quilmes.
La Hermanas se alojaron en una casa
perteneciente a una vecina del pueblo hasta que compraron la propiedad de
Dobrianiche en el solar de Mitre y 9 de Julio, donde levantaron la escuela y
una capilla. Años después movidas por docentes que vivían en La Colonia y
trabajaban en el colegio creado por las religiosas, las convencieron para abrir
una institución para la formación de niñas y jóvenes del barrio en trabajos de
costura, gastronomía, puericultura y actividades para la formación de la mujer,
según los criterios de esa época, y así nació “La Providencia”.
Obtuvieron el apoyo de gran parte de la vecindad y de la Congregación de
sacerdotes que estaban a cargo de la parroquia del Sagrado Corazón.
Con el dinero que reunieron compraron
tres lotes en la esquina de Sáenz Peña y Corrientes, pero el inconveniente
grande con que se encontraron fue que esos lotes eran parte de la aguada,
estaban anegados y lodosos.
Esto no amedrantó a las monjas, activas y expeditivas salvaron la situación recurriendo a la Cervecería Argentina Quilmes para solicitar les facilitaran todo tipo de desechos que sirvieran de relleno y así fue que lograron cubrir el zanjón y con la ayuda de la constructora de Broëders & Hnos. elevaron el terreno adecuándolo para levantar una casa para los fines propuestos.
3ª CONCLUSIÓN:
entre todas estas movidas y transformaciones del suelo a lo largo de por más de
150 años ¿¡Puede ser que nunca se haya detectado la existencia de un túnel!? A
no ser que lo hayan trazado zigzagueando estas lagunas… ¡Ah! y recuérdese que,
en 1888, hubo, cercano a esta zona, un movimiento sísmico de 5 grados según la escala de Richter.
Volvamos a la nota que
se publicó en este Blog el 14 de noviembre de 2016, sobre el comerciante don
Mariano Giaimo, quien tenía un importante bazar-ferretería en la Av. Centenario 633 al 649 (luego J. F.
Uriburu, hoy H. Yrigoyen U.T.: 0040) y Alsina.[15] Fue
un vecino estrechamente vinculado al progreso local, promotor de notables
iniciativas como pueden ver en su biografía que también se halla en este Blog.
En la década de 1880, adquirió un solar (1/4 de
manzana) en el loteo de la chacra de Risso, un terreno sobre la calle
Córdoba N°314 (actual Pte. Perón) entre Andrés Baranda y Manuel Quintana,
vereda sur, de entre 30 x 80 m, con otra entrada sobre la avenida 12 de
Octubre. Allí hizo levantar un gran depósito de harina, cereales, todo
tipo de bebidas alcohólicas y herramientas de la agro-industria que aún era
fuerte en Quilmes y todo tipo de productos de bazar.
Para dar mayor rigor a la investigación se recurrió
a la idoneidad de la arquitecta Marta Oliva para informarnos sobre la
construcción, quien nos afirmó que esa manufactura, remanente de la revolución
industrial, contemporáneo al ferrocarril y la Cervecería, en que ya se
utilizaban para sostener los techos de grandes galpones rieles de ferrocarril,
luego se reemplazaron por perfiles T o doble T, por este motivo la construcción
se ubica para fines del siglo XIX, entre 1880/1890.
EL SÓTANO
En este depósito se proveían todas las
panaderías, vinerías, almacenes y vecinos del pueblo. Mandó cavar un amplio
sótano con varias dependencias divididas por amplias arcadas donde se
almacenaba la mercadería.
Por un túnel, que atravesaba la manzana hacía la
Av. 12 de Octubre conducía en una vagoneta, con el sistema Decauville,[16] los productos de las
ventas. Agrega la arquitecta Marta Oliva que muchas fábricas como Cervecería,
Rigolleau, la Fabril Financiera, utilizaban este sistema interno de traslado.
Sobre el sótano estaba el despacho comercial,
oficinas y vivienda de los serenos. La mercadería se subía con un montacarga
manual. En numerosas oportunidades se vio en problemas por las napas de agua
que emergían del mencionado acuífero. Esto y otros inconvenientes determinaron
que este importante depósito cayera en desuso.
En el establecimiento, desde 1880 hasta 1910,
llegaron a trabajar más de 80 personas en su mayoría inmigrantes. Años después,
Giaimo hizo construir, a cada lado del establecimiento ocho departamentos -
cuatro de un lado y cuatro del otro - de dos ambientes muy amplios y
confortables, con patio-galería, dependencias y jardín al frente.[17]
Los departamentos fueron habitados por varias
familias de arraigo en La Colonia, cuyos descendientes también fueron fuente
oral de esta investigación: a la derecha los Mergassi-Piazzardi; Yori-Baunelle;
Yori-Faggiano; Ruesta-Jordán, Pressón-Ruesta y Seredi y del otro lado, las
familias Mezzullo, Ferrari-Celasco (que tenían una
churrasquería frente a la entrada de la Cervecería, sobre 12 de Octubre, donde
se levantó el Centro de Salud de esa empresa), familia Perata y los Cabezas,
que vivían en el cuarto y último del ala izquierda; a esta última familia
pertenece el ingenioso miniaturistas de automóviles fabricados con cartapesta, Délfor
Arsenio Cabezas. En las puertas de calle de hierro forjado que
permiten ingresar a los corredores que conducen a las viviendas aún hoy se
pueden ver las iniciales de su propietario original.
En la planta alta de lo que fue el despacho de
mercadería se instaló en 1919 el cine La Paz de la firma Marrero &
Mergassi.[18]
Los sótanos con sus
míticos túneles tuvieron otros fines, varios: se creó una "academia"
de tango, donde los muchachos aprendían entre ellos las primeras piruetas tangueriles
que luego les darían lustre ante los ojos de las señoritas en las pistas de
baile, de los clubes de la zona, en los té-danzantes que organizaba la
Municipalidad o el Club Universitario. Las
primeras reuniones para la creación de la Sociedad de Resistencia de
Obreros Cerveceros de la Quilmes y Anexos se realizaron en ese sótano. Fue
ámbito de encuentros de las primeras
reuniones para la fundación de clubes del barrio y hasta hubo una sala de juego
clandestina a donde llegaban apostadores de todo Quilmes y partidos aledaños.
Había concluido la Gran Guerra y el mundo inició un cambio vertiginoso. En el depósito-galpón de don Mariano Giaimo se abre un cinematógrafo. El primero en la zona y armonizando con la historia la sociedad Marrero & Mergassi lo bautiza "la Paz". Se pasaban películas en serie y se organizaban bailes en el subsuelo, donde los hombres hacían academia de baile para lucirse en el tango como explicito en mi libro "La Colonia de Valerga - Historia social del segundo barrio de Quilmes" (1874-1974) Pág. 203 y en la nota del el Blog EL QUILMERO: "El cine La Paz" - Del arcón de la abuela" del viernes 28 de mayo de 2010 y en "Los Meregassi, tango y cine La Paz" del sábado 15 de junio de 2017; que no voy a reproducir aquí para no hacer más tediosa la nota.
¿Y QUÉ DICEN
LOS HISTORIADORES?
4ª conclusión: Llegamos a otra reflexión:
historiadores de la talla del Dr. José Alcides Craviotto, Guillermina Sors,
Manuel Ales, Luis Otamendi, José Goldar, César Barrera Nicholson, Palmira Bollo
Cabrios y tantos otros y otras que se ocuparon ad limiten de la historia
de Quilmes y el antiguo Pago de La Magdalena ¿¡Se les hubiera pasado por alto
investigar este tema!? ¿¡Hubieran desconocido la existencia de vastos túneles y
asientos de esclavos en Quilmes!? ¿¡Hubieran desechado documentos que confirmen
estos argumentos!?
Agrego al pie las Fuentes a las que recurrí
para mis afirmaciones. Los interesados pueden consultarlas para corroborar con
certeza que en Quilmes no hubo asiento de esclavos africanos ni de ninguna otra
etnia ajena a los fines de su creación. Propongo a que, si alguien posee un
documento que pueda demostrar lo contrario, le rogaría me lo haga saber, sería
enriquecedor para la historia no sólo del Quilmes colonial, del Quilmes pueblo
y del Quilmes ciudad.
EL ZANJÓN DE GRANADOS
Para afirmar y
confirmar las reflexiones a las que se arribó tras mis investigaciones, que no
son concluyentes, pues pueden presentarse nuevos argumentos que las defenestren,
tomo un aproximado ejemplo dado no hace muchos años en la Capital Federal.
En 1985, Jorge Eckstein,
residente del barrio de San Telmo en la CABA, compró una residencia abandonada
con la idea de transformarla en un restaurante o lugar de esparcimiento, diose
que durante los trabajos se hallaron 2
kilómetros de pasajes subterráneos que
parecían túneles y en realidad eran un complejo sistema de
drenaje construidos alrededor de 1870 para reencauzar un arroyo que se
desbordaba cuando llovía, arrastrando a las calles de la ciudad agua sucia, desechos
de animales y todo tipo de inmundicia. Inmediatamente, Eckstein recurrió a personas
idóneas como el arqueólogo y arquitecto Daniel Schávelzon, quien con un equipo de
especialistas determinó el origen y uso que tuvieron esos pasajes subterráneos y
estableció la preservación y conservación de lo que hoy es el museo “El Zanjón
de Granados”.
Esos túneles, ya restaurados
fueron el lecho seco del río el “Tercero del Sur”,
donde se ve como era su curso sinuoso, así como los techos abovedados de sus
túneles que demuestran una obra de ingeniería del 1780 y esta conclusión fue determinada
por especialistas, estudiosos idóneos, personas a las que tan solo mueve el
amor por el pasado para darle presencia viva y clara identidad.
Y vuelvo al enjundioso decir del Dr. Eduardo
Wilde que presenté al principio de esta argumentación sobre los: “Míticos túneles y asiento de
esclavos en el barrio La Colonia de Quilmes
“Toda situación tiene una historia y una leyenda. La historia se encarga de repetir la verdad; la leyenda se encarga de desfigurar la vedad, haciendo aparecer muchas veces pedazos de la historia adornados con invenciones seductoras. Lo que el pueblo conserva es casi siempre la leyenda, porque su espíritu se aficiona más a la ficción que a la realidad”.
Prof.
Chalo Agnelli
Colaboraciones:
Délfor Cabezas, Hugo Yori, Alejandro Re,
Norah
Mergassi, Enzo Babbicola, Francisco Marrero Cobo, Flía Castro.
FUENTES
BIBLIOGRÁFICAS
Agnelli,
Chalo (2012) “La Colonia de Valerga” Ed. Tiempo Sur. Quilmes.
Andrews,
G. R. (1989) [1980 edición en inglés]. “Los afroargentinos de Buenos
Aires”. Buenos Aires: Ediciones de la Flor.
Cansanello,
O. C. (1995). “De súbditos a ciudadanos. Los pobladores rurales bonaerenses
entre el antiguo régimen y la modernidad.” Boletín del Instituto de
Historia Argentina y Americana “Dr. Emilio Ravignani”, 11, 113-140.
Craviotto,
José A. (1966/69) “Quilmes a través de los años” Ed. Municipal
Goldberg,
M. (1976). “La población negra y mulata de la ciudad de Buenos Aires,
1810-1840.” Desarrollo Económico, 16, (61), 75-99.
Hudson, Guillermo Enrique (1918) “Allá lejos y hace tiempo” Cap. V – Editado por elaleph.com,
Guillermo Daniel (2003) “Los negros en la campaña bonaerense “- “El
ortiva, Colectivo de Cultura Popular”. http://www.elortiba.org/old/pdf
Otamendi,
Luis (julio de 1968) “Historia de la Reducción 1666-1812” Serie Archivos
y fuentes de información, dirigida por Carlos G. Maier. Municipalidad de
Quilmes. Secretaría de Gobierno y Cultura. Dirección de Cultura.
PDF Pineau,
M. (Ed.), (2011). “La ruta del esclavo en el Río de la Plata. Aportes
para un diálogo intercultural”. Buenos Aires: Universidad Nacional de Tres
de Febrero.
PDF “Los negros-
Los negros-africanos en la historia argentina africanos en la historia
argentina africanos en la historia argentina” Por Miriam Victoria Gomes - Profesora
de Literatura Latinoamericana. Integrante de la Sociedad Caboverdiana; de la
Cátedra Abierta de Estudios Americanistas (UBA) y de la Unión de Mujeres Afro-descendientes
de la República Argentina. Este artículo fue publicado en Bibliopress, boletín
del Congreso Nacional. http://www.bnm.me.gov.ar/
“El comercio de esclavos en la ciudad de
Buenos Aires a principios del siglo XVII” Por Miguel Ángel Rosal Anuario del
Centro de Estudios Históricos “Prof. Carlos S. A. Segreti” Córdoba (Argentina),
año 10, N°10, 2010, pp. 93-113. ISSN 1666-6836 https://cehsegreti.org.ar/
Archivo
General de la Nación, Gobierno Colonial, Escribanías Antiguas (1584-1756),
Protocolos, IX-48-1-1, Legajo 3923, tomo 1:
1584-1603-1608-1610-1644-1648-1649-1689-1690; de todos modos, hemos hallado
escrituras correspondientes a 1604 y 1609. Se revisaron también los Protocolos,
IX-48-1-2, Leg. 3924, t. 2: 1605-1609, y IX-48-1-3, Leg. 3925, t. 3: 1604-1607;
de este último, sin embargo, faltan los folios 331 a 373.
Rebagliati, Lucas. Negros y mulatos pobres en Buenos Aires (1786-1821) https://cerac.unlpam.edu.ar/
[1] Contratapa del 2°
Tomo de “Eduardo Wilde Una historia argentina…” de la Dra. Maxine Hanon. 2013.
[2] Que se mueven por sí mimos.
[3] Ver en el Blog EL QUILMERO del domingo, 26 de julio de
2015 “Juan Del Pozo y Silva, El Encomendero Trajinante” (Una Sociedad en Comandita)
[4]
Ver en EL QUILMERO del lunes, 6 de julio de 2015 “Enterratorios indios dentro del Templo
Parroquial - 1773
[5] Capítulo II
“Antecedentes fisiográficos y prehistóricos de Quilmes Pp. 36 a 63.
[6] Ver nota del lunes, 13 de
abril de 2015 “Quilmes, antes de la historia -
Acuífero Puelche”
[7] Ver en EL QUILMERO del jueves, 24 de octubre de 2013 “La Colonia
- La Chacra de Risso y El horno de ladrillos de Onetto - Los Risso”
[8] Ver nota 2
[9] Ver en EL QUILMERO del sábado, 26 de octubre de 2013 “La
Colonia - La contaminación en una laguna próxima a la estación – 1881”
[10] Ver en EL QUILMERO del martes, 7 de septiembre de 2010 “Don
Manuel Ales, historiador e investigador”
[11] sábado, 26 de
octubre de 2013 LA COLONIA - LA CONTAMINACIÓN EN UNA LAGUNA PRÓXIMA A LA
ESTACIÓN - 1881
[12] Ver en EL QUILMERO del sábado, 7 de enero de 2012 Parroquia Del
Sagrado Corazón
[13] Agnelli, Chalo
(2012) “Las instituciones religiosas del barrio La Colonia” en “Quilmes,
346 años y un Bicentenario 1666-1812-2012” – 10 autores para un homenaje, Ed.
Buenos Aires Books. Pp-36 a 59
[14] lunes, 5 de agosto de 2019 Curas Párrocos de la Inmaculada Concepción e
Iglesia Catedral 1666 - 200
[15] lunes, 26 de
septiembre de 2011 Mariano Giaimo, El comercio
en Quilmes y los supuestos "túneles"
[16] En 1850,
Armand-Louis-Víctor Decauville se instaló en el sur de París para cultivar
remolacha. Cuando su hijo Paul le sucede en 1871, la pequeña plantación
familiar se había transformado en una propiedad de varios centenares de
hectáreas. En otoño de 1875, la producción es abundante, pero las lluvias
torrenciales impiden su cosecha. Antes de la llegada de las heladas, Paul
Decauville utilizó barras de hierro puestas sobre travesaños de hierro planos,
fácilmente desmontables y transportables, sobre los cuales podían circular
vagonetas por encima del lodo y del agua. El ferrocarril de vía estrecha
acababa de nacer y lo que debía ser sólo una solución provisional para salvar
las cosechas iba a convertirse, dos años más tarde, en la única actividad de la
antigua explotación agrícola. Pablo Decauville fue perfeccionando su
“ferrocarril portátil”, modificando particularmente la separación de las vías
de 40 a 50 cm, y finalmente a 60 cm. Los encargos llegaban de todas partes. Se
fabrican pequeñas locomotoras y vagonetas.