jueves, 3 de marzo de 2011

CARLOS ALBERTO SCOTT "PERPETUANDO LA IMAGEN" (3-3-1927 // 5-5-2021)

CARLOS ALBERTO SCOTT

El 21 de setiembre de 2009, precisamente el Día del Fotógrafo, visité en su casa de la calle Alvear a don Carlos Scott y comencé la entrevista que pasa a continuación. No la publiqué hasta hoy pues nuestro fotógrafo local es renuente a la exposición personal, algo que parece contradictorio con su profesión. Él prefiere el perfil bajo, pero a sus 84 años, vale este tributo a una personalidad que legó a Quilmes su pasión, la imagen.
El 5 de mayo de 2021, Carlitos, se fue a fotografiar otros espacios, otra gente, siempre con su espíritu afable y querible.

LA IMAGEN
La imagen fotográfica guarda un sin número de significados, de códigos y mensajes, directos unos, subliminales otros. Cada proceso histórico tiene su imagen del mundo circundante y los fotógrafos son los que la traducen, la develan, la difunden.
Muchos son los fotógrafos que profesionalmente o por gusto artístico han desfilado por el partido de Quilmes y con un nivel insuperable, pero la historiografía local tiene como antecedentes documentales las obras de algunos y elegimos señalar a cuatro: Santiago de la Fuente, Alcibíades Rodríguez, Rodolfo Malaver, Enzo Babbicola, Rodolfo “Chacho” Albónico, entre los más jóvenes Fernando San Martín y don Carlos Scott. 
Providencialmente o no, la invención del proceso de placa húmeda con colodión húmedo que redujo mucho el tiempo de exposición a la luz para obtener la imagen en la placa en 1850, se debió a un inglés que se llamaba Frederick Scott Archer (1813–1857)  Nada que ver con nuestro Carlitos.
A TRAVÉS DEL VISOR 
Nació en Quilmes el 3 de marzo de 1927. Sus padres fueron Angelina Firpo y Cosme Sebastián. Su padre, también quilmeño, pertenecía a una familia de arraigo en la zona. Precisamente, don Cosme a los 18 años fue cartero a caballo, luego cochero de plaza, chofer del Dr. Pennington, mozo en el Maxim de la calle Rivadavia [1] y luego entró en la Cervecería. Su abuelo Alejandro Firpo fue inspector del tranvía.
En 1927, Alvear gobernaba el país que progresaba notándose favorables condiciones en el intercambio comercial. El alumbrado eléctrico se expandía a pasos agigantados y se iniciaban los trabajos en la super usina de la CHADE en el extremo norte de Puerto Nuevo. En Quilmes era intendente otro radical, el Dr. José Eduardo López el segundo en la dinastía de los López que ocuparon el ejecutivo local y hermano del diputado Rodolfo López. El pueblo se extendía notablemente hacia el oeste y el periódico “El Plata” se disputaba a los lectores con “La Verdad. El fotógrafo local por excelencia era don Santiago de La Fuente.
Los Scott eran cinco hermanos: Elsa, Marta, Jorgelina, Carlos y Miguel Ángel. Carlos cursó la primaria en la escuela Nº 7 de la calle Alberdi. Esta escuela se había construido donde se hallaba la chacra de la familia Fornaguera - allí vivió Francisco Tejeda, famoso matarife que trabajaba en lo que era el matadero de Quilmes, actual Corralón Municipal -, una propiedad adquirida por el Banco Popular donde se levantó el actual edificio. Guarda especial recuerdo por su primera maestra Rosa Giani de Giabbanelli con quien se reencontró cuando terminó la primaria y entró a trabajar en la carpintería que su marido Orfeo Giabbanelli, con sus hermanos, tenía en la calle Mitre.
Vivó parte de su infancia en Cevallos y Rivadavia, esquina SE, luego con su familia se mudó a Alvear 116, donde aún vive, la casa paterna. Su viejo proponía a sus hijos que se casaran, de modo
que “¡se mandan a mudar!, pero luego, cuando hacían su deseo, todos los domingos los iba a buscar para almorzar en familia. Don Cosme falleció en 1973. 
Carlos trabajó en 'Intela' y luego ingresó en la Cervecería Quilmes, en el área de carpintería mecánica donde permaneció 20 años, hasta fines de la década el 60’ en que se comenzaron a cerrar los talleres. 
Se casó con Celia Lucía - fallecida el 15 de setiembre de 2016 - con quien tuvo una hija, Miriam. Su pasión por la imagen comenzó en 1952, junto a un amigo, el Toto” Rodríguez, que trabajaba en el área de radiología del Policlínico Cervecero y un día le propuso hacer un trabajo gráfico en la cancha de Temperley para una revista de Capital Federal, “El Tablero” que dirigía Félix Heller. Esa fue la primera experiencia como reportero gráfico. Luego otro amigo, Alberto Pastor, le dio la caja para hacer los contactos.
Cuando dejó la Cervecería trabajó por su cuenta y todos los periódicos y revistas que existían o se creaban en Quilmes lo iban a buscar. Él superado de generosidad nunca dijo que no, aunque algunas veces “olvidó” cobrar por sus trabajos.
Sus fotos se publicaron en Enfoques”, “Actualidad Quilmeña”, “El Periodista de Omar Andragnez; las revistas Estar”, “Total”, “Unión de Industriales, etc.; estuvo efectivo varios años en el diario “El Sol”, durante la administración del notable Jorge Blanco. Trabajos, estos, que realizó en simultaneidad con su puesto cervecero.
Estuvo al lado de periodistas notables de los que guarda cálido recuerdo, como: Víctor Giordano, Omar Andragnez, Susana Vitone, Ana María de Mena, Pedro Navarro, Román Roselli, Graciela Linari, Marcelo Sena, Carlos Gioco, “Chino” Vera, Bertiche, Lebeti…
Durante la intendencia de José Rivela (26/5/1973-5/4/1976) estaba como director de prensa Ricardo Terrisano que, sin tener en cuenta las ideas política, le propuso trabajar en la municipalidad… permaneció 20 años, desde 1973 hasta 1993, en que se jubiló; siempre en el departamento de Prensa y los últimos años, entre 1991, y 1993, como coordinador en el Museo Fotográfico. 
Organizó junto a Jorge Calvo la muestra Los periódicos en Quilmes”. Fue premiado en el concurso abierto de fotografía organizado por el Foto Club de Quilmes. Participó de la primera muestra de reporteros gráficos en Quilmes.
En el año 2004, cumplió 50 años de fotógrafo y recibió varios reconocimientos por su trayectoria: de la Alianza Francesa, de la Sociedad Italiana Cristoforo Colombo; se lo distinguió con el premio “Reino de España” de la E.E.T. Nº5; con el “Sol de Oro”, otorgado por el diario “El Sol”. Obtuvo distinciones, al Mérito por la labor profesional, otorgada por la Asociación de Fotógrafos Profesionales de Quilmes y Berazategui y por la labor de reportero gráfico del Círculo de la Prensa de Quilmes; fue miembro de la Junta de Estudios Históricos de Quilmes y de la Asociación Sanmartiniana "Sable de gloria".
Por decreto Municipal, f
ue designado en la comisión para organizar la actividad fotográfica durante le aniversario de Quilmes, con la muestra Quilmes ayer y hoy” que se realizó en el Museo de Artes Visuales, del que fue parte de su creación. Conoció todos los vericuetos municipales de varias administraciones que siguió con paso sobrio, su acendrado bajo perfil y temperamento cordial. En el 2005, fue honrado con el título de Ciudadano Ilustre de la ciudad de su pueblo natal.
Durante la entrega de la distinción de Ciudadano Ilustre (2005) en la UNQui junto a Ernesto Trinchieri y Chalo Agnelli
Del 8 al 23 de agosto del 2006 presentó en la Galería Miglió (Mitre 536), la exposición “Quilmes, una historia de vida”. 
Es miembro de la Asociación Cultural Sanmartiniana de Quilmes, de la Agrupación de Historiadores Los Quilmeros y colaborador y amigo de la Biblioteca Popular Pedro Goyena.
Fue muy amigo de Alcibíades Rodríguez a quien llamaba “maestro”, título que más de uno atribuía merecidamente a don Alcibíades.
De su hija Miriam tiene un nieto, Ezequiel que le dio un bisnieto Franco de 6 años.
El jueves 22 de julio de 2010, la Dirección de Cultura de la Municipalidad de Quilmes le brindó un merecido homenaje al que asistieron multitud de amigos, vecinos que no reconocen como parte viva de la ciudad y, por supuesto, su compañera, su hija, nietos y bisnieto. Falleció el 5 de mayo de 2021 a los 94 años.
Carlos Scott se consideraba un autodidacta, espe­cializado en fotografía social. Pero en la comunidad quilmeña se destacó por su genio altruista, eficaz y generoso; siempre atento al gesto, la impronta, el acontecimiento para disparar el obturador. A los 90 años siguió desandando las calles y los salones quilmeños persiguiendo la imagen, recibiendo a cambio el afecto de su comunidad que lo considera hoy, un baluarte de la imagen imperecedera.   
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Carlos Scott entre la profesroa Norma Cistaro y el Maestro Ludovico Pérez
durante los festejos del 50° aniversario de la Biblioteca Popular Pedro Goyena
Con el coleccionista Carlos Benavídez, propietario de la pinacoteca "Julio Fernández Villanueva" exclusivamente de artistas quilmeños y de la región. 

Entrevista, investigación, compilación y fotos Prof. Chalo Agnelli
2011
NOTAS 

[1] Donde ahora está la empresa Telefónica
VISITAR: 
http://www.museovirtualbegui.com.ar/

ALICIA CLERBOUT DE CANO – HOMENAJE - 1919/2017

La vida de la mujer en la educación está fuertemente ligada al desarrollo de los pueblos y comunidades. Recorrer sus vidas es desandar las calles de un Quilmes que ya se fue, pero que bien vale recordar para el homenaje. He aquí el de una educadora que después de caminar un vida plena falleció el sábado 5 de agosto a los 97 años. Esta entrevista fue hecha en su casa, en marzo de 2011.
CONTEXTUALIZANDO
Apenas hacía siete años que se había fundado la Escuela Normal de Quilmes y tres desde que Quilmes fue declarada ciudad; 1919. Año violento que pasó a la historia por el “Enero Trágico” de enero; año en que el primer gobierno radical, electo por la Ley Sáenz Peña, afrontó 367 huelgas.
Pues, culminando tantos despropósitos, el 3 de diciembre, en Quilmes, nació Alicia Clerbout, hija de un inmigrante francés Emmanuel Marcel Clerbout, nacido en París, y de Ema Altenburger.
LA INMIGRACIÓN CALIFICADA
Emmanuel había trabajado en las oficinas de la “Brasserie Argentine” en París, hasta que a los 23 años con un contrato para cubrir un cargo en las oficinas que la  Cervecería Argentina de Quilmes tenía en la calle Brasil, emigró a la Argentina.
Los Altenburger eran originarios de Thüringen, Alemania. Sin embargo Leopoldo Altenburger, nació en Austria, se casó con Erminia Casegrande oriunda de Trento contra la aprobación de sus padres, y juntos emigraron a Argentina. Él era un calificado jardinero y paisajista. Se establecen en Quilmes como caseros en la chacra de la familia Ithuralde. 
LA ESCUELA DE WILDE
Erminia Altenburger y su hija Noemí, abuela y tía de Alicia, fueron caseras y auxiliares desde la creación de la escuela Nº 19, en 1906, ubicada originariamente en la  vieja casona que el Dr. Wilde había levantado en la manzana comprendida por las calles: 25 de Mayo, Pringles, Brandsen y Paz. Entrañables recuerdos guardaban de aquellas dos mujeres los otrora niños que pasaron por esas aulas de la calle 25 de Mayo. Pues bien, en esa escuela, pero en su nuevo establecimiento de la esquina de Ortiz de Ocampo y Mitre, cursó Alicia Clerbout Altenburger la enseñanza primaria. Egresó con 11 años de edad, lo que significaba un problema para comenzar los estudios de magisterio en el Escuela Normal de Quilmes, pues solamente se inscribía a los que tuvieran 14 años cumplidos. De modo que la solución fue volver a hacer el 5º y 6º  grados en el departamento de aplicaciones de la Normal. Una situación favorable al fin, pues los programas eran absolutamente distintos a los de las escuelas primarias provinciales. Ingresó en 1934 y egresó en 1937. 
DOS VECES LA PRIMARIA
En el viejo edificio de la calle Mitre, el departamento de aplicación estaba en las aulas que había en torno al patio cerrado; sólo el 1º inferir se ubicaba a la derecha del zaguán de entrada. Estaba a cargo de esa sección la señorita Sarita Vilá.
Alicia Clerbout guarda un recuerdo especial por quien fue su maestra de 5º grado en la primaria de la Escuela Normal, la señorita Ana Luther y por la de 6º la señorita Fausta Sáenz. Era director de la Institución el maestro Juan Manuel Pedro Cotta, vice la señora Josefa Lombán de Casado y regente y profesora de geografía, didáctica y pedagogía la señora Crescencia Olivera López de Molina, educadora de extraordinario nivel, siempre compuesta en su inmaculado guardapolvo blanco, que parecía brillar en los desfiles de las fiestas patrias. Cotta dictaba castellano y el poeta y escritor César Carrizo (1889-1950), literatura, un notable autor muy prolífico en las primeras décadas del siglo XX; la profesora de matemática era la señora de Vera, sucedida luego por la señorita Pujadas; dictaba geografía, la señora Raquel P. de Kilnick; historia la señora María E. Goñi de Santiago; matemática el Dr Eduardo Colombo, que además era profesor de química; psicología el profesor Mariano Pérez, riojano como Carrizo; música, la señora Delia V. L. de Luna, educación física, la señora de Blanes; francés, la señora Teresa Acuña. 
PRÁCTICAS DE RESIDENCIA
Las prácticas se hacían en los grados primarios de la misma escuela. Las dirigía la profesora Irene Sofía Rodríguez Garay, que, como acostumbran los alumnos de todos los tiempos, de apodar a sus docentes, la llamaban cariñosamente – pero a sus espaldas por supuesto – “la China Dominga”.
EL EJERCICIO DOCENTE
Alicia comenzó la carrera docente como suplente en una escuela de Berazategui. Aunque lo intentó, no logró ingresar al plantel de la Escuela Normal. Obtener cargos en esa época, no era fácil por eso había tanta movilidad entre los docentes del país que hasta se desplazaban de una provincia a otra, cosa que en las últimas décadas no pasa.
LA LENGUA PATERNA
La joven maestra se inscribió en el Instituto del Profesora, que funcionaba en la calle Valentín Gómez al 3200, en un antiguo caserón del barrio porteño de Balvanera, para cursar matemática, pero luego optó por el profesorado de francés. A poco de recibida en 1941, comenzó a trabajar en la Alianza Francesa de Quilmes que se hallaba en la que había sido la casa de la familia Gorleri, en la esquina de Belgrano y Alem.
La historia de la Alianza en sus orígenes está muy ligada a la de Alicia Clerbout de Cano. Se creó en 1942, cuando se instalaron en la zona empresas de origen galo y trajeron personal idóneo de Francia. Estos inmigrantes, ya establecidos, creyeron que era oportuno para la formación de sus hijos que reconocieran la cultura y la lengua del país de sus progenitores. Primero funcionó en dos salones que facilitaba, lo que fue la COSQUE, Mitre 421 (propiedad de la familia Otamendi), luego Aguas Sanitarias, donde hoy se levanta el teatro municipal.
Alicia Clerbout ocupó por varios años la dirección de la Institución. Tuvo horas de cátedra en el Colegio Nacional y en el Colegio San Jorge donde ingresó convocada por su director el Prof. Juan Carlos Lombán, que conocía su entrega, constancia profesional y amor a la tarea docente.
Después de haber superado los 50 años de ejercicio de la docencia se jubiló en 1985, pero siguió trabajando durante un tiempo en la Alianza. 
LEGADO
Si bien ella no pudo ejercer en su amada Escuela Normal Nacional, si se realizó a través de sus hijos, Alfredo René y Ricardo Cano, que con sus cuatro nietos y dos bisnietos, resultan otro legando que Alicia Clerbout hizo a la docencia y a la vida. Toda una familia mayormente abocada a la educación.
En sus últimos años la profesora Clerbout, fresca de recuerdos, transcurría sus días anonimamente, en la sencillez de su hogar de siempre, consecuente con una pasión, releer gran parte de los libros que ya había leído. Ya no está entre nosotros, pero su legado familiar y el de educadora la hacen una Ciudadana Ilustre en el Panteón de los educadores quilmeños.
Entrevista e investigación Chalo Agnelli
Publicado en simultáneo con el periódico "Perspectiva Sur"