Por Chalo Agnelli
Colaboración agrimensora Analía Hebe Fariñas
Colaboración agrimensora Analía Hebe Fariñas
Aún no había calles trazadas ni
caminos abiertos, salvo el camino real, que había más de
uno, abrertos por el paso del hombre, las pesadas carretas y las pocas
galeras y volantas que unían la Ciudad
con el sur cercano.
con el sur cercano.
En la siguiente reseña que me
aportó la historiadora agrimensora Analía Hebe Fariñas, hallado en sus investigaciones en el Archivo General de la Nación, se detallan, en un censo
enviado al gobierno de la provincia, las pulperías existentes en el Partido de
Quilmes con la extensión que tenía
antes de 1852. El documento está fechado en Quilmes el 18 de diciembre de 1835
y lleva la firma del juez de paz Juan Manuel Gaete.
Antes de entrar en lo específico
que es la enumeración de las pulperías conozcamos las características de estos
comercios, directamente de narradores que fueron testigos de la época. Al final
de la reseña daremos las apreciaciones sobre el tema que escribió el Dr. José
Antonio Wilde en su libro “Buenos Aires 70 años atrás”.
LA PULPERÍA [1]
1819
por Emeric Essex Vidal
Las pulperías son unas chozas de
lo más miserables y sucias, donde, puede comprarse un poco de caña, o sea un
derivado de la caña de azúcar; cigarros, sal, cebollas tal vez, y pan de la
ciudad, pero, más al interior, este último artículo no puede conseguirse, de manera
que el viajero, si no lleva pan con él, debe alimentarse, como la gente de
campo, con carne solamente.
Estas chozas tienen dos compartimientos, uno que sirve para
Estas chozas tienen dos compartimientos, uno que sirve para
negocio y otro para vivienda. Generalmente están
construidas sobre un terreno alto y tienen un trozo de género de color colgado
de una caña a modo de aviso; también hacen las veces de casa de posta y tienen
unas docenas de caballos pastando al fondo, cerca de la casa. Cuando llega un
viajero, deja allí su caballo; el pulpero, con un lazo, sale en su caballejo,
que siempre está dispuesto tras la vivienda, hasta el pantano donde pasta la
tropilla, y enlazando a uno, lo atrae, coloca la montura y, sea manso o bravo,
allá va el viajero al galope, hasta la próxima posta, cuatro o cinco leguas más
lejos.
Las pulperías son el punto de
reunión de las gentes de campo, que no dan valor ninguno al dinero y lo gastan
solamente en bebidas y en el juego. Es costumbre entre ellos invitar a todos los que se hallan presentes a que
beban con ellos, se hacen servir una jarra llena de caña (porque no les agrada
el vino), la cual va pasando de mano en mano. Mientras les queda un penique en
el bolsillo repiten esta ceremonia y consideran como una afrenta cualquiera rehúse la
invitación. En cada pulpería hay siempre una guitarra y cualquiera
que la toque es invitado a costa de todos los presentes. Estos músicos nunca cantan
más que yaravís, canciones peruanas que son las más monótonas y tristes del
mundo. La música es lamentosa y la letra versa siempre sobre el amor frustrado
y los amantes que lloran sus penas en el desierto; pero nunca tratan de asuntos
agradables, animados o aun indiferentes. Después de todo, estas pulperías,
miserables como parecen, no son muy inferiores a algunas tabernas de la misma
España. Emeric Essex Vidal. [2]
VIAJE A CABALLO POR LAS PROVINCIAS
ARGENTINAS [3]
1848
Por
William Mac Cann
Llegamos después a una pulpería
donde nos detuvimos para tomar un refrigerio. La pulpería es una combinación de
taberna y almacén adonde acude la gente de campo. La parte posterior de la casa
daba sobre el camino y tenía un cuadrado abierto en la pared, protegido por
barras de madera, a través del cual el propietario despachaba a sus clientes.
Estos quedaban protegidos por un cobertizo. El enrejado de madera cerrábase por
medio de una contraventana durante la noche. Tal es el aspecto que ofrecen por
lo general las pulperías en todo el término de estas pampas.
CENSO COMERCIAL
Son curiosas las referencias toponímicas que se dan para
ubicar a cada una. Todo era útil, arroyos, puentes, propiedades, ombúes, etc.
Se respetaron la grafía y las abreviaturas de algunas palabras. Hay apellidos
seguidos de un signo de interrogación es porque no están suficientemente
legibles.
PLANILLAS DEL CENSO DE PULPERÍAS EN QUILMES Y EL PAGO DE LA MAGDALENA
(En general se hizo una transcripción textual)
(En general se hizo una transcripción textual)
Recibimos de los individuos que atienden casas de trato,
pulperías, villares (sic) y boliches de panadería existentes de esta sección de
mi cargo
A saber:
Dn. (por Don) Andrés Cabo un pulpería en el en el puente de
los Restauradores [4]
Dn. Juan Pedro Maciel una pulpería a una cuadra de distancia
de dicho puente al Sud.
Dn. Fernando Rodríguez, una pulpería enfrente de la Capilla
de los Italiano. [5]
Dn. Fabián Rosas una pulpería en la misma casa de los Italianos.
Dn. Esteban Peralta, una pulpería inmediata al arroyo de la
Crucecita al Sud.
Dn. Juan Candia, una pulpería a las inmediaciones de la
arroyo Sarandí al Sud
Dn. Sebastián Ríos, una pulpería en el ombú de Preciado.
Dn. Balario Bladovino, una pulpería inmediata al Paso Chico
del Sud.
Dn. Felipe Negrete, una pulpería en las mismas
inmediaciones.
Dn. José María Gadea, una pulpería cuatro cuadras del Puente
de la Restauración al Este.
Dn. Rafael Casagema, una pulpería junto a la boca del
Riachuelo al Este.
Dn. Lorenzo Fernández, una pulpería como doce cuadras del
Paso Chico al Sud.
Dn. Máximo Garay, una pulpería a espaldas de la Quinta de
Pando, camino a San Vicente.
Dn.Pedro Rosas, una pulpería en las inmediaciones de la
Chacra de don Marcelino Galindres (sic)
Dn. José Cristoval (sic) una pulpería inmediata a la quinta
de don Ant.º Ballester
Dn. Octavio Grigera, una pulpería frene a la misma casa de
Ballester.
Dn. Man.l Gerv.º López, una pulpería inmediata a Sta.
Catalina. [6]
Dn. Evaristo Grigera una pulpería a inmediaciones del Monte
Chingolo.
Dn. Inacio (sic) Castañón, una pulpería inmediata a Sta
Catalina en los terrenos de don Julián Perdriel.
Dn. José Ant.º Martínez, pulpería inmediata a Sta. Catalina
al costado de la Chacra de dn Julián Perdriel.
Dn. José María Giadaz (?), una pulpería inmediata a la
Estanzuela del Estado [7]
Dn. Francisco Silva, una pulpería inmediata a la misma
Estan.a del Estado.
Dn. Pedro Laroza, dos pulperías, las dos inmediatas la
Paraje que llaman Las Higueritas. [8]
Dn Estevan (sic) Latindre (?), una pulpería en la Tablada
Vieja.
Dn. Fran.co Rodríguez, una pulpería, un boliche de tienda y
uno de panadería en el mismo Pueblo de Quilmes.
Dn. Man.l Carranza una pulpería boliche de tiendo y villar (sic)
en el mismo pueblo de Quilmes.
Dna. Rosa Lucero, una pulpería ind.n (ídem. anterior)
Dn. Manuel Ocampos, un billar solo ind.n (ídem. anterior)
Dn. Manuel Santa Coloma, una pulpería enfrentada a la
Tablada Nueva. [9]
Dn. Romualdo Caneba (?), una pulpería y media tienda en las
inmediaciones de la misma Tablada.
Dn.Franc.co Rodrig.z (sic), otra pulpería en las chacras de
Quilmes, inmediac.es de la Cañada de Gaete.
Dn. Ignacio Vasquez, una pulpería en las chacras inmediatas
a este Pueblo.
Dn. Mariano Reyes una pulpería en las mismas inmed.es
Dn. José Ant.º Villanueva, una pulpería y media tienda en
las mismas inmediaciones.
Dn. Juvencio González Espeche, una pulpería y media tienda
en las mismas inmediaciones.
Dn. Tomás Reyes, una pulpería inmediata al pueblo de
Quilmes.
Dn. Luciano Rivarola, un boliche de pulpería en las chacras
inmediatas a la Tablada Nueva.
Dn. Antonio Tollo, un boliche y panadería en el
establecimiento que llaman de Sto. Domingo.
Dn. Blas Toval (sic), otro ídem en el mismo Pueblito.
Dn. Fermín Arroyo, otro ídem en el dicho.
Dn. Juan Viamont, otro ídem en el ídem
Dn. Diego Barragán, una pulpería en el puente de las
Conchitas.
Dn. Mariano García una pulpería en la misma costa del arroyo
de las Conchitas.
Dn. José Flores, una pulpería inmediata al arroyo Giménez
Dn. Juan Clark una pulpería a las inmediaciones de las
puntas del arroyo Giménez.
Dn. Pantaleoón Miguel, una pulpería inmediata a la Casa de
Teja. (Florencio Varela)
Dn. Guillermo García, una pulpería en el camino de la Casa
de Teja al Sud.
Dn. Santiago Mármol, una pulpería en las inmed.es de la Casa
de Teja.
Dn. Florencio García, una pulpería junto al arroyo de L¡las
Conchitas.
Dn. Eusebio Rodrig.z, una pulpería inmediatamente a la punta
del arroyo Gimenez
Dn. Man.l Carsaval, una pulpería en las inmediaciones de la
estancia del finado Carvallido.
Dn. Ventura Martínez, una pulpería a inmediaciones de la
est.a del finado Dn. Blas Martínez.
Dn. Pedro Arriola, una pulpería inmediata a la laguna de
García camino a las Invernadas. [10]
Dn. Julio García, una pulpería a las inmediaciones de la
estancia q.e fue de Sto. Domingo.
Quilmes, Dici.e 18 de
1835
(Firma) Juan Manuel Gaete
(Firma) Juan Manuel Gaete
Pulperías. — Pulperos. — Su traje. — ¿Quiénes eran? — Refrescos. — Cómo
se hacían. — La yapa. — Cómo eran los pulperos. — Su libro de fiados. —
Almacenes. — Progresos.
I
El establecimiento de almacenes
de comestibles es, entre nosotros, de fecha relativamente reciente. También la
mayor parte de los artículos que hoy constituyen el surtido de un almacén de
comestibles, eran completamente desconocidos algunos, y otros sumamente
escasos, como el azúcar de pilón, [12] y
aun refinada, la cerveza inglesa, y tanto otro artículo que hoy abunda. El té,
por ejemplo; quien quisiese tomarlo bueno, tenía que valerse de algún
comerciante inglés, para que le hiciese venir una caja o dos. En las
pulperías
se vendía en cartuchos, que habían estado en exhibición, expuestos al aire por
meses enteros. Allá, de tiempo en tiempo, alguien pedía un medio de té,
agregando siempre para remedio, pues nadie tomaba té. Lo particular es que, por
muchos años se vendía en las boticas como hierba medicinal. Antes de esta época, sólo
teníamos pulperías o esquinas, como también se llamaban esas casas de negocio,
sin duda porque ocupaban siempre los ángulos de las calles.
A las pulperías sólo concurrían
los sirvientes en busca de lo necesario para la casa, como yerba, azúcar, etc.
[...] En muchas de estas casas, pasaban algunos de estos hombres bebiendo hasta
caer y quedar dormid dos allí dentro, o tal vez en la vereda; mientras no
llegaba este caso, algunos tomadores cargosos vociferaban, pronunciaban palabras obscenas, insultaban o se mofaban de los que pasaban, y mortificaban a las familias, inmediatas a la pulpería. Sin embargo, tan acostumbrado estaba el pueblo á estas escenas, que nadie hacía caso; los hombres se encogían de hombros, y decían: “cosas de borrachos”.
llegaba este caso, algunos tomadores cargosos vociferaban, pronunciaban palabras obscenas, insultaban o se mofaban de los que pasaban, y mortificaban a las familias, inmediatas a la pulpería. Sin embargo, tan acostumbrado estaba el pueblo á estas escenas, que nadie hacía caso; los hombres se encogían de hombros, y decían: “cosas de borrachos”.
Las señoras tenían a menudo que
cruzar a la vereda opuesta, a cierta distancia de una pulpería […] Una que otra vez, un policiano llevaba a
planazos a alguno de estos molestos parroquianos, pero esto sucedía rarísima
vez, a no haber ocurrido pelea,
II
La mayor parte de los pulperos
eran hombres, no diremos, precisamente, que de baja esfera; pero sin duda
tenían, en general,
muy poca instrucción, más allá de lo que se relacionaba con
su negocio. Su traje, durante el verano, era, comúnmente, el siguiente: se
ponían tras del mostrador, en los primeros tiempos, en mangas de camisa, sin
chaleco, con calzoncillos anchos y con fleco; sin pantalón, con chiripá de
sábana o de algún género delgado, o bien un pañuelo grande de algodón o de
seda, que entonces se usaban más que hoy, a guisa de delantal, medias (algunas
veces) y chancletas.
Como no entraban personas de lo
que se llama decentes, como hoy sucede en los almacenes, ese traje estaba más
que suficientemente bien para la clase de parroquianos o marchantes que tenían;
sin embargo que, algunas veces, cuando estaban desocupados, salían a lucirlo a
la puerta, y aun paseándose por la vereda.
III
Originariamente, los pulperos
eran, puede decirse, todos españoles; más tarde, fueron reemplazados por
hijos del país, quienes, a su vez, cedieron el puesto a los italianos [13]
El pulpero no sólo vendía
comestibles, vino y toda clase de bebida blanca, sino que en invierno
despachaba café, que servía en jarritos de lata, con tapa, por la cual pasaba
una bombilla, también de lata, o a veces de paja.
En verano se consumía gran
cantidad de refrescos. Éstos eran sangría, que se hacía con vino carlón, agua
y azúcar; vinagrada, como su nombre lo indica, con vinagre, y naranjada hecha
con el zumo (agrio de naranja), que se traía, generalmente, de las islas del
Paraná.
Los tres refrescos se preparaban por el pulpero a la vista del
solicitante, del mismo modo. Se echaba en un vaso cantidad suficiente de líquidos que le iba a servir de base; es decir, vino, vinagre o agrio y se le echaba el azúcar. Con una especie de macanita de madera, ad hoc, revolvían y deshacían los terrones; terminada esta operación, se agregaba el agua, y pasaba todo a un embudo de lata. Retiraba entonces el pulpero el dedo índice del émbolo, haciendo caer, de más o menos altura (que en esto también había lujo), el líquido dentro del vaso. Este procedimiento se repetía dos o tres veces, como hemos dicho, en presencia del impaciente solicitante […] A estas naranjadas se les agregaba, muy frecuentemente, un vasito de caña, por ser fresca, según el dicho de los tomadores.
Los tres refrescos se preparaban por el pulpero a la vista del
solicitante, del mismo modo. Se echaba en un vaso cantidad suficiente de líquidos que le iba a servir de base; es decir, vino, vinagre o agrio y se le echaba el azúcar. Con una especie de macanita de madera, ad hoc, revolvían y deshacían los terrones; terminada esta operación, se agregaba el agua, y pasaba todo a un embudo de lata. Retiraba entonces el pulpero el dedo índice del émbolo, haciendo caer, de más o menos altura (que en esto también había lujo), el líquido dentro del vaso. Este procedimiento se repetía dos o tres veces, como hemos dicho, en presencia del impaciente solicitante […] A estas naranjadas se les agregaba, muy frecuentemente, un vasito de caña, por ser fresca, según el dicho de los tomadores.
IV
La ñapa o yapa, era una
especie de guerra de recursos, que se hacía el gremio, con la intención de
atraerse cada uno mayor número de marchantes, especialmente entre los muchachos
del barrio. Consistía en dar en proporción a lo que cada uno compraba, maní o
unas cuantas pasas o un terrón de azúcar, etc. Es presumible que el terrón
salía de lo que acababa de comprar.
Los pulperos no eran hombres que se preciaban de ser comerciantes, en cuanto a las formas y ordenanzas comerciales. Sus libros contenían, las más veces, simples apuntes, y éstos con una letra y ortografía, a la verdad, poco envidiables. […] Así como hemos dicho que los pulperos españoles iban gradualmente cediendo su puesto a los argentinos, y éstos a los italianos, así también las pulperías mismas fueron, poco a poco, cediendo el suyo a los cómodos, bien surtidos y lujosos almacenes que hoy vemos esparcidos por la ciudad, en todas direcciones, y aun en la campaña. […]
Los pulperos no eran hombres que se preciaban de ser comerciantes, en cuanto a las formas y ordenanzas comerciales. Sus libros contenían, las más veces, simples apuntes, y éstos con una letra y ortografía, a la verdad, poco envidiables. […] Así como hemos dicho que los pulperos españoles iban gradualmente cediendo su puesto a los argentinos, y éstos a los italianos, así también las pulperías mismas fueron, poco a poco, cediendo el suyo a los cómodos, bien surtidos y lujosos almacenes que hoy vemos esparcidos por la ciudad, en todas direcciones, y aun en la campaña. […]
Pulpería “San Gervasio”. Desde hace 55 años
pertenece a los hermanos Edgar y Aníbal Toso, quienes la heredaron de su padre,
don Aníbal. Este pulpero llegó al lugar en 1920 para trabajar en la estancia de
Esteban Campodónico. Se halla sobre la polvorienta Ruta Provincial 50, en el límite
entre los partidos de Azul y Tapalqué, a 31 km de la localidad de Cacharí y a
23 de la ciudad de Tapalqué. (http://www.revisionistas.com.ar/)
Compaginación, argumentación y notas Chalo Agnelli
Documentación aportada por la historiadora agrimensora
Analía Hebe Fariñas
FUENTES
http://www.acciontv.com.ar
http://museorefineria.blogspot.com.ar/
http://www.tintafresca.com.ar/
https://www.flickr.com/
Busaniche, José Luis. “Estampas del pasado” – Vol. II. Hyspamerica. Buenos Aires, junio de 1986.
Mac Cann, William. “Viaje a caballo por las provincias argentinas”. Buenos Aires, diciembre de 1985.
Wilde, José Antonio. “Buenos Aires desde Setenta Años Atrás”. Biblioteca de “La Nación”. Buenos Aires, 1908.
NOTAS
http://museorefineria.blogspot.com.ar/
http://www.tintafresca.com.ar/
https://www.flickr.com/
Busaniche, José Luis. “Estampas del pasado” – Vol. II. Hyspamerica. Buenos Aires, junio de 1986.
Mac Cann, William. “Viaje a caballo por las provincias argentinas”. Buenos Aires, diciembre de 1985.
Wilde, José Antonio. “Buenos Aires desde Setenta Años Atrás”. Biblioteca de “La Nación”. Buenos Aires, 1908.
NOTAS
[1] “Estampas del pasado” – Vol. II – Pp. 200 y 201.
[2] Emeric Essex Vidal. — Marino y pintor inglés. Prestó servicios a bordo de los buques ingleses en el Brasil y Río de la Plata desde 1808 a 1887. Estuvo varias veces en Buenos Aires y tuvo ocasión de conocer la vida y costumbres de la época, observando los tipos de la ciudad, la campaña y el paisaje rural. Pintó a la acuarela un gran número de motivos y escenas de gran valor documental para el estudio del ambiente general y de la indumentaria de la época. En 1820, el editor Ackermann, de Londres, publicó las acuarelas de Vidal acompañadas de comentarios y explicaciones del autor. La obra se titula: “Picturesque Illustrations of Buenos Airea and Montevideo”.
[3] “Viaje a caballo por las provincias argentinas” Pp. 28 y 29.
[4] En la mañana del 11 de octubre de 1833, la ciudad de Buenos Aires apareció empapelada con carteles que anunciaban en letras rojas que a las diez de ese día se procesaría al Restaurador de las Leyes. El equívoco produjo efecto, mucha gente creyó que se enjuiciaba a Rosas. La acusación ante el Jurado de imprenta era contra el periódico de aquel nombre que, con otros papeles “apostólicos”, vomitaban denuestos y calumnias contra sus enemigos. Se fijó la vista de la causa para esa mañana. A la hora señalada la Casa de Justicia, donde se celebraría la audiencia, y sus alrededores fueron invadidos por una multitud exigiendo la renuncia del gobernador Balcarce. Los revoltosos se dirigen a Barracas y acampan sobre el Riachuelo, junto al puente de Gálvez. Toda la campaña se moviliza a favor del movimiento. Grupos de restauradores sorprenden al comandante de Quilmes y se apoderan de las armas que allí existían. Ante la magnitud popular y militar del levantamiento “restaurador”, el gobierno sin fuerzas ni apoyo, quedó perplejo y tambaleante. “Las defecciones de la guarnición que se adhirió a la causa de los ‘restauradores’ han tenido – comunicaba el gobernador Balcarce a la Legislatura - una decisiva influencia en perjuicio de las operaciones ofensivas que el gobierno había combinado, y por otra parte la falta de elementos de movilidad no le permiten obrar contra los sublevados de un modo que prometa ventajas positivas a favor de la causa del orden”. La Legislatura exoneró al general Balcarce del cargo de gobernador, y eligió para reemplazarle al general Viamonte. Doña Encarnación Ezcurra era la propulsora del levantamiento revolucionario de los “restauradores”. Así el puente de Gálvez se lo bautizó “de los Restauradores” por ser el punto desde donde se expandió esta movilización popular. Ibarguren, Carlos – Juan Manuel de Rosas, su vida, su drama, su tiempo – Buenos Aires (1972)
[2] Emeric Essex Vidal. — Marino y pintor inglés. Prestó servicios a bordo de los buques ingleses en el Brasil y Río de la Plata desde 1808 a 1887. Estuvo varias veces en Buenos Aires y tuvo ocasión de conocer la vida y costumbres de la época, observando los tipos de la ciudad, la campaña y el paisaje rural. Pintó a la acuarela un gran número de motivos y escenas de gran valor documental para el estudio del ambiente general y de la indumentaria de la época. En 1820, el editor Ackermann, de Londres, publicó las acuarelas de Vidal acompañadas de comentarios y explicaciones del autor. La obra se titula: “Picturesque Illustrations of Buenos Airea and Montevideo”.
[3] “Viaje a caballo por las provincias argentinas” Pp. 28 y 29.
[4] En la mañana del 11 de octubre de 1833, la ciudad de Buenos Aires apareció empapelada con carteles que anunciaban en letras rojas que a las diez de ese día se procesaría al Restaurador de las Leyes. El equívoco produjo efecto, mucha gente creyó que se enjuiciaba a Rosas. La acusación ante el Jurado de imprenta era contra el periódico de aquel nombre que, con otros papeles “apostólicos”, vomitaban denuestos y calumnias contra sus enemigos. Se fijó la vista de la causa para esa mañana. A la hora señalada la Casa de Justicia, donde se celebraría la audiencia, y sus alrededores fueron invadidos por una multitud exigiendo la renuncia del gobernador Balcarce. Los revoltosos se dirigen a Barracas y acampan sobre el Riachuelo, junto al puente de Gálvez. Toda la campaña se moviliza a favor del movimiento. Grupos de restauradores sorprenden al comandante de Quilmes y se apoderan de las armas que allí existían. Ante la magnitud popular y militar del levantamiento “restaurador”, el gobierno sin fuerzas ni apoyo, quedó perplejo y tambaleante. “Las defecciones de la guarnición que se adhirió a la causa de los ‘restauradores’ han tenido – comunicaba el gobernador Balcarce a la Legislatura - una decisiva influencia en perjuicio de las operaciones ofensivas que el gobierno había combinado, y por otra parte la falta de elementos de movilidad no le permiten obrar contra los sublevados de un modo que prometa ventajas positivas a favor de la causa del orden”. La Legislatura exoneró al general Balcarce del cargo de gobernador, y eligió para reemplazarle al general Viamonte. Doña Encarnación Ezcurra era la propulsora del levantamiento revolucionario de los “restauradores”. Así el puente de Gálvez se lo bautizó “de los Restauradores” por ser el punto desde donde se expandió esta movilización popular. Ibarguren, Carlos – Juan Manuel de Rosas, su vida, su drama, su tiempo – Buenos Aires (1972)
[5] Se
refiere a la propiedad de Don Nicolás Paduán, vecino de Barracas quien levantó en su campo, donde hoy se
halla la cancha de Racing, aproximadamente a partir de 1850, una capilla que se
llamó “de los Italianos”. También
tenía el solar Nº 270, en Rivadavia y Mitre esquina NO y la chacra de la
campaña Nº 37. El solar lo perdió por no cumplir con los requisitos de
construir y demarcar el lote.
[6] Juez de paz en Quilmes desde 1843 a 1845. En 1846 lo sucede Juan Pascual Miralles y por su ausencia vuelve Manuel G. López en 1847 como interino, hasta 1848 en que J. Pascual Miralles retoma la función, pero su cargo de comandante de fronteras lo vuelve a alejar y López será designado Juez de paz desde 1849 a 1851, en que el derrocamiento de Rosas lo deja cesante y luego será juzgado por su militancia federal. Era tío de Francisco Soto. Una hija de López María Andrea, se casó con Carlos Casavalle, vecino ocasional de Quilmes en su casa de Mitre esquina Nicolás Videla quien fue editor de la Librería de Mayo. A Casavalle el valor histórico de sus publicaciones se lo llamó el “Librero de la Patria”. Ver en EL QUILMERO del sábado, 17 de enero de 2015, FRANCISCO SOTO, ENTREVISTA EN EL PASADO - 1936
[6] Juez de paz en Quilmes desde 1843 a 1845. En 1846 lo sucede Juan Pascual Miralles y por su ausencia vuelve Manuel G. López en 1847 como interino, hasta 1848 en que J. Pascual Miralles retoma la función, pero su cargo de comandante de fronteras lo vuelve a alejar y López será designado Juez de paz desde 1849 a 1851, en que el derrocamiento de Rosas lo deja cesante y luego será juzgado por su militancia federal. Era tío de Francisco Soto. Una hija de López María Andrea, se casó con Carlos Casavalle, vecino ocasional de Quilmes en su casa de Mitre esquina Nicolás Videla quien fue editor de la Librería de Mayo. A Casavalle el valor histórico de sus publicaciones se lo llamó el “Librero de la Patria”. Ver en EL QUILMERO del sábado, 17 de enero de 2015, FRANCISCO SOTO, ENTREVISTA EN EL PASADO - 1936