domingo, 1 de febrero de 2015

LA PLAZA ARISTÓBULO DEL VALLE O PLACITA DE LA COLONIA



LA LEYENDA: [1]
Se llama Aristóbulo del Valle, [2] pero como con casi todas las plazas de Quilmes la gente la apoda “placita de la Colonia
o de Vicente López o de Pellegrini”, según por dónde se rumbee.
Efectivamente, se halla entre las calles Aristóbulo del Valle, Islas Malvinas, las avenidas. Vicente López y Carlos Pellegrini.
 Según las vecinas, sus abuelas les contaron que antes de ser plaza (1926) en el centro tenía una aguada que el ganado de las chacras y quintas vecinas solía utilizar de abrevadero. En la actual esquina de Vicente López e Islas Malvinas había un tumultuoso ombú que permaneció hasta poco después de 1930, era tal su tamaño que entre sus recovecos y nervaduras solían refugiarse menesterosos y algunos individuos de mala calaña. 
Agrega la imaginería popular que la humedad de ese terreno y la cercanía con la estación movilizó al doctor José Antonio Wilde, allá por 1883, a plantar en el área de la plaza, sobre Carlos Pellegrini, almácigos de gingko bilobas, árbol sagrado en la India por sus atributos, que había traído con otras especies, Domingo Faustino Sarmiento, quien había apadrinado políticamente su tesis doctoral. Los almácigos habían sido cultivados por su jardinero en su propiedad de la calle 25 de Mayo entre Paz y Pringles. De esta manera contribuía con el afán forestal de don Andrés Baranda, a quien apodaban “el árbol de la buena sombra”.
Agrega la imaginería popular, que el Dr. Wilde, mandó colocar esos
José Antonio Wilde
almácigos como una liturgia panteísta, para que Victoria Wilde su esposa que se hallaba gravemente enferma, recuperase la salud
.
La manzana donde hoy está la plaza era parte de la chacra que el Agrimensor Mensuro señala con el Nº 8, propiedad de Antonia Trejo y que luego pasó a la familia de Miguel Navarro Viola (6/2/1830-10/6/1890), amigo de Wilde, con quien fundó el periódico “Mosaico Literario” en 1848. Este la vendió a la familia Herrera Vegas.
El Dr. Wilde, convocó a alumnos de la maestra Andrea Benítez [3] y organizó una actividad vivencial, plantando los gingkos bilobas, “el árbol de la vida”. Sin el debido cuidado quedaron algunos pocos árboles, cuyas semillas recuperó el parquista, Francisco Fernández Melo, cuando la municipalidad le encomendó el diseño de la plaza.
Victoria Wilde de Wilde muere muy joven, el 9 de mayo de 1884.[4] Su esposo no pudo superar la pérdida y ocho meses después, el 14 de enero de 1885, la siguió. 
LA HISTORIA OFICIAL 
En oportunidad en que lo vecinos de Villa Cramer de Bernal tramitan en la municipalidad la creación de una “plaza de
educación física”, el concejal Santiago Poggio pide en una sesión del HCD, en la que oficiaba como presidente, se incluya en la orden del día, para tratarse a la par de dicho despacho, la creación de una plaza de educación física en La Colonia.[5]
El Sr. Agustín L. Rocca presenta un informe destacando la utilidad de dicha plaza y el aprovechamiento de un terreno a pocas cuadras de la estación, hasta ese momento enteramente inútil, salvo para el piberío que lo frecuentaba en los polvorientos partidos de fútbol de los equipos del barrio: Los Andes, Los Indianos, Los Neutrales, Los Nacionales y otros.
Tiempo después los vecinos de La Colonia a través de la Sociedad de Fomento de Quilmes Oeste con sede en la calle Pellegrini, frente a la plaza, tramitan particularmente la necesidad de crear ese espacio de juegos.
De estas gestiones, se dicta la ordenanza N° 274 del 2 de junio de 1926 que crea la placita.  
"Art. 1°.- Queda autorizado el Departamento Ejecutivo para adquirir a los Sres. Rafael y Marcelino Herrera Vegas o de quien corresponda, con destino a la habilitación de una plaza pública, la manzana “H” de su plano especial compuesta por una superficie de 5591,06 m2, o la que resulte dentro de los rumbos limitados por las calles Alsina (hoy Carlos Pellegrini), Nicolás Videla (hoy Islas Malvinas), Aristóbulo del Valle y Vicente López.” 
Art. 2°.- El precio de la compra no excederá de ochenta mil pesos ($80.000 m/n) pagaderos en ocho cuotas (8) semestrales de diez mil pesos ($10.000 m/n) a contar desde que se otorguen las escrituras traslativas de dominio.[6]
Siguen otros artículos de forma. Dentro del presupuesto municipal le correspondía a La Colonia por esos años $ 20.000 m/n. 
Era intendente Ángel E. Levanti (hasta el 22/9 lo sucedería Clemente Baggiani) Integraban el H.C.D.: como presidente,
Santiago Poggio (h); concejales. Arturo Bacciadonne, Carlos Bo, David Cánova, Febo Conca, Carlos Criscuolo, Juan Durante, el Dr. Isidoro Iriarte, Guillermo A. Jordán, Pedro P. Oliveri, Antonio Otero, P. P. Poloniolli, Agustín Rocca, Ing. Carlos Rodríguez Jáuregui, Manuel Salas, Alfredo G. Schierff, Emilio Torre y ausente sin aviso, José Eduardo López.
En la sesión del 9 de junio de ese mismo año el concejal Pedro J. Poloniolli, uno de los propulsores de este proyecto propone, con la
aprobación del resto del Concejo, que la plaza se llame Aristóbulo del Valle, a 30 años de la muerte del político y hombre público. Como la calle que cruza a su vera Este.
En octubre de ese mismo año se dicta la ordenanza N° 30, en cuyo artículo segundo dice: “ Facultar al DE a invertir en lo que resta del año la suma de veinte mil pesos ($ 20.000 m/n) que se tomará de la siguiente forma: diez mil ($ 10.000 m/n) de rentas generales con computación a la presente ordenanza, y diez mil pesos ($ 10.000 m/n) de la ordenanza 274 destinada al pago de la primera cuota de la adquisición de la Plaza de Quilmes Oeste” (sigue).[7]
Sin embargo, le resolución definitiva de estas ordenanzas y trámites para oficializar la plaza no se concretó, según lo antedicho. Esto movió a los concejales Agustín Rocca y Pedro Poloniolli, que eran los más comprometidos con el tema, a buscar otra alternativa y el 30 de octubre de 1926 elevaron a la Intendencia la siguiente nota:
“Art. 1°.- Autorízase al Departamento Ejecutivo a hacer las gestiones pertinentes ante la Dirección General de Escuelas a fin de obtener en calidad de préstamo la media manzana de tierra ubicada en la calle Manuel Quintana entre Rivadavia y Garibaldi (Entre Ríos y Corrientes) propiedad de aquella institución.” (donde hoy se hallan la escuela Nº 17 y la Media Nº 3) 
“Art. 2°.- Una vez obtenida se cercará con alambre tejido y se dispondrá la implantación de una Plaza de Ejercicios Físicos,  además, el arbolado y canteros que admite su superficie. 
"Art. 3°.- Autorízase al Departamento Ejecutivo a invertir hasta la suma de $ 2000 moneda legal gastos que se atenderá de rentas generales con imputación a esta ordenanza.”

Esto tampoco se concretó pues la Dirección de Escuelas proyectaba levantar allí un edificio para la escuela N° 17 como luego hizo en 1936. Al año siguiente, se dictó la ordenanza N° 341 del 27 de julio de 1927: “Art. 1°.- Queda autorizado el Departamento Ejecutivo para adquirir de la Soc. Anónima Corporación Económica Argentina “Andes” o de quien corresponda la manzana H, de su plan especial compuesta de una superficie de 5621 metros 21 decímetros cuadrados o la que resulte dentro de los rumbos limitados por las calles Alsina (Pellegrini) Nicolás Videla (Islas Malvinas) Aristóbulo del Valle y Vicente López. Respetando el ancho de 25 varas donde ellas lo requieran con destino a la habilitación de una plaza pública que se llamará Aristóbulo del Valle. Suscribiendo las respectivas escrituras traslativas de dominio. 
Art. 2°.- El precio de compras será el que se convenga, no pudiendo exceder de $ 80.000 m/n...” [8] 
Siguen las disposiciones que determinaban la forma de pago que demoraban la decisión final y sobre las posibles hipotecas sobre el inmueble.
Según las actas del HCD el tema de la plaza creó una situación tensa entre los dos grupos políticos, radicales y conservadores, que lo integraban. 

El Dr. Isidoro Iriarte sugirió que debió haber coimas para la compra de la manzana destinada a plaza. El Sr. Perli, [9] vecino de La Colonia y entusiasta defensor de la plaza, lo tomó como una afrenta y estuvo a punto de retar a duelo al afamado médico. Luego Iriarte se desdijo afirmado que había sido mal interpretado, manifestándose “... sorprendido por la expresión del Sr. Perli que no ha dicho que sea coimero, agregando que si se sintió ofendido ha debido recurrir a las reglas del Código de Honor...” Y continuó: “... que él consideraba que con referencia a la adquisición para la plaza de Quilmes Oeste habrá dicho que se trataba de un mal negocio para la comuna y que el dinero que en ella se empleaba se podría destinar para otras cosas más útiles, pero que no ha dicho que hubiera coimas.” [10]
El concejal Perli le recordó que había sido el intendente surgido del sector al que pertenecía Iriarte (U.C.R.) el que promovió la adquisición de dicha manzana. 
Y DESPUÉS... 
La plaza como tal nace antes de 1920, de manera espontánea. Fue punto de encuentro, entre su desordenada y escasa arboleda, de los jóvenes del barrio que hicieron del lugar campo de juegos. 
Era tradición utilizar las plazas para todo tipo de actividades sociales. Fue antecedente el grupo de vecinos de la Plaza General Pintos [11] o de los Labradores o de Marcelo, que solicitaron a la municipalidad, en setiembre de 1897, autorización para que el Centro Público Recreativo, por ellos creado, realizara durante la primavera y el verano cada 15 días los domingos de 14 a 19 hs. romerías campestres. Las autoridades dieron el beneplácito. Integraban ese Centro Recreativo, entre otros: Ramón Castaño, Nicolás Torre, Justo del Valle, Urbano Drake, Marcelo Loredo y las familias Martínez, Barrenechea, Raimondi, Llense, Borzi, Lavaggi, etc.[12] 
La placita de La Colonia fue el centro recreativo del barrio [13] desde antes que la municipalidad definiera su situación como punto de esparcimiento en el ejido urbano.
 A partir de 1927 se destinaban fondos para el fomento del deporte. En dicho espacio realizaban partidos de fútbol el equipo “Defensores de La Colonia" con terceras divisiones de la “Liga Albión”. El último partido que sostuvo este cuadro en 1927, fue con “El Porvenir”, del mismo barrio. El cuadro lo formaban: Dellagiovanna, Ferreira, los dos hermanos Fernández, Del Moro, Frioli, Pérez, Camarero, Sofía, Giusti y Moreira. 
También los fieles de la parroquia del Sagrado Corazón realizaban kermeses los domingos, con el fin de reunir fondos para construir el templo. Se les daba amplia difusión en todo el partido y aledaños; eran muy atractivas por la variedad de entretenimientos y espectáculos que se ofrecían. Venía público en tranvía desde Wilde y en tren desde Berazategui.
Sin embargo, el 28 de agosto de 1927, el periódico “El Plata” manifiesta que el terreno comprado para “la plaza estaba totalmente desdibujado en el entorno desarbolado del barrio”. Había altos yuyales y en la esquina NE (hoy de A. del Valle e Islas Malvinas),  bajo un desparramado ombú, habitaba un matrimonio de ancianos desamparados.
Poco a poco con el trabajo voluntario de algunos vecinos como los Angeletti, los Molina y los Calzeta, se fue recuperando. Se renovaron los maltratados ginkgos bilobas, se plantaron tilos y algunos jacarandaes.
En 1928 la Municipalidad a pedido del vecindario prohíbe los partidos de fútbol en la plaza, según informa “El Plata” del 15 de enero.
En 1934 se estuvo en peligro de perder la plaza. El concejal Garibotti, el autor del proyecto de ordenanza que promovió la erección del monumento al Libertador Gral. San Martín en la plaza homónima, propuso comprar la plaza Aristóbulo del Valle para construir allí dos establecimientos educativos: la Escuela Normal y el Colegio Nacional. Anteriormente se había intentado lo mismo con la plaza Dr. José A. Wilde (o del Regocijo, o de la Cruz) en Quilmes Este, afortunadamente sin éxito.
El mismo año en una sesión en minoría realizada el 15 de diciembre se presentó un proyecto autorizando al departamento ejecutivo para convenir la adquisición ad referéndum del HCD del terreno ubicado en la calle Vicente López y Aristóbulo del Valle, Islas Malvinas y Tucumán, frente a la plaza por el lado norte, para destinarlo a la construcción de los edificios para la Escuela Normal y Colegio Nacional. Lo suscribían los concejales Fojo, D´Isernia y Genovese. “El Sr. Fojo expresa que el proyecta tiende a solucionar los insistentes pedidos formulados por la dirección de dichas escuelas y los padres de alumnos. Consiste en autorizar al Intendente a realizar ad referéndum del HC las gestiones para la compra del terreno que sería donado al Gobierno de la Nación a fin de construya en él los edificios paras dichos establecimientos." [14] Así se salvó la plaza. 
Francisco Fernández Melo
En la sesión del HCD del 10 de agosto de 1934 se designaron $ 3000 para transformación y ornato de la plaza. Se ocupó del diseñó de la plantación que aún persiste el parquista, artista plástico y deportista Francisco Fernández Melo.
Uno de los primeros pasos fue recuperar los agonizantes rastrojos de los ginkgo  bilobas, [15] Los distribuyó de tal manera que en otoño toda la plaza cobra el asombro de un resplandor dorado, primero en las copas de los árboles y luego en una alfombra densa; para apaciguar el olor nauseabundo del fruto del yingo, agregó el perfume de los tilo instalando en el barrio un enclave de salud natural.
También contaba con su quisco en la esquina de A. Del Valle y C. Pellegrini (en el mismo sitio donde aún prevalece su estructura) propiedad durante varios años del vecino Masnatti.
Muchos sábados se veían caballetes, paletas y pinceles de los alumnos del maestro Juan Correa que tenía su taller en la vecindad o al escultor Antonio V. M. Rocca intentando imágenes.
El primer festejo oficial realizado en Quilmes por el Día de la Raza se hizo en esa plaza, el 12 de octubre de 1944. Hubo misa, discursos y desfile de las fuerzas vivas, boy scouts y alumnos de las escuelas vecinas. Luego las colectividades del barrio organizaron una kermés que atrajo a toda la comunidad ávida de esparcimiento en la monotonía pueblerina.
Las kermeses que se hacían sobre la esquina SE de Carlos Pellegrini y Vicente López, eran en beneficio de la Parroquia. La plaza aún estaba cercada por un alambrado para evitar el ingreso de animales. El Ing. Juvenal Toro y su esposa las Prof. Elba Vacca, que vivían frente a la plaza, en la casa que aún conserva en su jardín una estatua de una Caperucita, eran los principales promotores de estas actividades benéficas. Todos los objetos con los que se armaban los stands y juegos de la kermés se guardaban en la casa de los Calzetta, sobre V. López frente a la plaza a mitad de cuadra.
Varias familias de profesionales y arraigo local tenían domicilio en torno a la plaza: en la esquina SE de C. Pellegrini y V. López vivía Antonio Molina con su esposa Haydee de León y sus dos hijos Osvaldo y Roberto, la propiedad, que aún se levanta en parte sobre Pellegrini, tenía un jocundo jardín cubierto por glicinas en la esquina (donde en los últimos año hubo un colegio privado) La casa de al lado la habitaba una hermana de don Antonio, Ángela Molina de Roldán, egresada de la Escuela Normal de Quilmes en 1925, señera maestra de la Escuela Nº 21. En la esquina SO de V. López y Pellegrini estaba la zapatería de los Codino; a su lado vivía el Dr. Di Bartolo, luego los Iacobucci
Fernández y en la esquina NO estaba el almacén de Angeletti, esta familia vivía en la propiedad que seguía al almacén sobre V. López.
En 1946 trasladaron a la plaza, desde la actual plaza San Martín, la fuente que en 1870 había mandado instalar el juez de paz y presidente del municipio don Tomás Giráldez. Así la describe el Dr. José Craviotto en su “Quilmes a través de los años”: [16] “... una fuente y cuatro estatuas de mármol representando las estaciones del año. Las estatuas fueron colocadas muchos años después en la rotonda de la explanada Almirante Brown. Como medida preventiva ante la conquista de la plaza por caballos sueltos, una cadena y numerosos postes establecían una separación. En 1892 fueron retiradas.” Según cuenta el Prof. Ales, que le informó el Dr. Craviotto, dichas estatuas, en un primer momento, fueron llevadas a la quinta de Carlos Casares, en la manzana de Rivadavia, Moreno, Alem y San Martín y luego, concluido el murallón de la Ribera, se colocaron al final de la Av. Otamendi, en la rotonda; de donde desaparecieron tras haber sido derribadas por una sudestada. Sólo permaneció la que representaba el invierno [17] 
Cuando se formó la Comisión Pro-Monumento al Libertador se pensó poner la estatua, obra del escultor Antonio Sassone, en una esquina de la plaza principal de Quilmes, pero luego se consideró que tendría mayor relevancia en el mismo centro; se quitó la fuente para levantar en su lugar el basamento y se la trasladó a su emplazamiento actual. Primero se colocó en el centro de la plaza
Aristóbulo del Valle, luego se corrió algunos metros hacia la calle Carlos Pellegrini. [18]
LOS PLACEROS
José Ramón Piccinini, “don Pepe”, fue por muchos años guardián de esa plaza, vivía en la calle Quintana entre 12 de Octubre y Córdoba, al lado del corralón de José Nepote, era primo de la esposa del ex intendente Rodolfo “Robín” López. Fue la última placera de este rincón de Quilmes la tucumana Isabel Ruiz.
VÁNDALOS
Sufrió muchas modificaciones y vandalismos. El viernes santo del 6 de abril de 2007, quien esto escribe y su hija Sol llevaron a su perra Canela a pasear a la placita del barrio y se encontraron que el
pináculo de la fuente había sido derribado. Dicho pináculo era una reproducción del original, robado pocos años atrás. y hecho con argamasa por alumnos del taller del escultor quilmeño Oscar Sttaffora.
Inmediatamente se buscó un flete para trasladarlo y ponerlo a resguardo. Se llamó al director del Museo Fotográfico Fernando San Martín para que permitiera colocarlo allí. Así se acordó, pero era feriado y no trabajaban los fleteros. La solución fue recurrir a Alfredo San José, un hombre que llevó a Quilmes en la piel y en el corazón, amante de su ciudad y su gente. Pasados tan sólo 15 minutos San José subió con su coche sobre la plaza, se cargó el pesado artefacto y se llevó a su taller mecánico de la esquina de Moreno y Brandsen. El lunes siguiente se lo trasladó al Museo Fotográfico como se había dispuesto. El subsecretario de Cultura de la Municipalidad fue informado debidamente del suceso. [19]
En los últimos 30 años la falta de compromiso histórico, ignorancia de las tradiciones y en nombre del discutido progreso, se han derribado antiguas casonas como las de las familias Pennington, Etchevertz, se perdieron espacios públicos como la plaza Pintos o de Marcelo y la plaza William Wheelwright o de la estación, convertida en una zaquizamí de feria y sanitario; se robaron las placas del monumento al Gral. San Martín y se atentó contra muchos otros. Un pueblo sin  tradiciones ni respeto por su patrimonio cultural se disgrega indefectiblemente en el anonimato impersonal y convulsionado del mundo actual.  Como dice el cantautor Víctor Heredia, “Una tierra sin memoria no nos cobija jamás”. 
LA SANGRE DERRAMADA 
Entre tilos y ginkgos la  primavera estaba renaciendo en al plaza mientras que en el país una sombra de muerte recorría las calles. La plaza de La Colonia no quedó exenta de esa oscuridad. Era el 24 de setiembre de 1976, una jauría de individuos de presa acechaban en las inmediaciones cuando atinó a atravesar la plaza José Martín Amigo, los cosacos del odio lo enfrentaron, él intentó eludir la agresión y cruzó la calle Pellegrini, pero sin mediar palabras lo acribillaron, incluso ya inerte siguieron disparándole en la vereda. Su joven cuerpo quedó traspasado por infinidad de impactos. José Martín era un muchacho que alternaba su vida entre el trabajo, el estudio y la convicción firme de que se merecía un país mejor.
Esa plaza del barrio donde a lo largo los años jugaron tantos niños, tantas parejas se descubrieron en los primeros gestos del amor y tantos adultos mayores solearon sus tardes entre amigos, también fue testigo de la iniquidad que corrió por las calles del país durante esa dictadura infame que vivieron los argentinos entre 1976 y 1983.
ÚLTIMOS CAMBIOS 
En los últimos años le agregaron a la plaza Aristóbulo de Valle el nombre, “Paseo de las Colectividades", promovido por la agrupación de colectividades quilmeñas, que hacían allí su feria
anual.
Próximo a la avenida Vicente López hay un hermoso grupo escultórico “El beso”, realizado por el artista Eduardo Armocida, nieto del Bombero José María Sánchez, vecino de La Colonia que por su heroismo dio nombre a una calle.


En agosto del 2007, durante  la intendencia del Sr. Sergio Villordo se remodeló la plaza manteniendo el diseño original.
 El martes 26 de mayo de 2009 el concejal Daniel Turqui, nativo
del barrio, presentó ante el H.C.D. una moción  para que se proceda a renovar las especies de ginkgo biloba faltantes y deterioradas por una especie endémica de clavel del aire (bromelia) llamada Tilandsia Zecheri variedad, cafayatensis. Esta especie parásita es originaria del noroeste argentino y se ha extendido hasta la provincia de Buenos Aires adaptándose con rapidez y contundencia.
Los vecinos sienten un afecto intimista con esta plaza. En varias oportunidades han salido a limpiarla, a restaurar y pintar sus monumentos, los bancos y los juegos de los niños, así como a hacer nuevas plantaciones de árboles. En 2014, la artista y vecina Hebe Liz Schweistein realizó un trabajo de venecitas, mosaico y vidrio detrás del monolito sobre el que se levanta el busto a Aristóbulo del Vallecon mujeres de la Universidad Nacional de Quilmes, donde dicta cursos de mosaiquismo.
por Prof. Chalo Agnelli
 del libro "La Colonia de Valerga - Historia social del segundo barrio de Quilmes (1874-1974)" de Pp.49 a 53
REFERENCIAS 
[1] Referencia oral de doña Filomena M. de Baunelle y Martel de Yori (1881-1962) 
[2] Aristóbulo del Valle fue jurisconsulto y político. Nació en Dolores el 15 de marzo de 1845. Era apodado “Panza” por su constitución robusta. Desde muy joven militó en el alsinismo y fue periodista de “El Nacional”. Fue diputado (1870), Ministro de Gobierno de la provincia de Buenos Aires (1874) y senador (1876) Ejerció la docencia en la Facultad de Derecho. Opositor de Juárez Celman, fue uno de los promotores de la revolución de 1890. Murió en Buenos Aires el 29 de enero de 1896. Estuvo muy vinculado con Quilmes tanto por lazos matrimoniales de algunas de sus hermanas con vecinos del pueblo, como por su amistad con el Dr. Wilde de cuya obra  hizo amplia difusión. En agosto de 1875, siendo Ministro de Gobierno solicitó al Juez de Paz una colección completa de “El Progreso”, para destinarla a la Biblioteca Pública de la Provincia que luego, al pasar a ser Nacional, tuvo como primer Director al mismo Dr. José Antonio Wilde. (Santillán Diego A. de. “Gran Enciclopedia Argentina”) 
[3] Tenía su escuelita particular en la esquina SE de López y Pellegrini en una propiedad de Martín Cristoforetti, después propiedad de la familia Molina y donde, coincidentemente, se halló la efímera escuela Sagrado Corazón. 
[4] Ver Agnelli, Chalo. “Dr José Antonio Wilde, médico, periodista y educador quilmeño” Ed. Jarmat 2008, Quilmes. 
[5] Libro N° 10,folio 433 de las actas de sesiones del HCD - 1926 
[6] Libro N° 10, folio 499 del 26/6/1926 
[7] Lib. N° 10 f. 504 
[8] Libro 11 del HCD folio 6 
[9] Perli era vecino del barrio. Aún existe la que fuera suntuosa casa en la calle Vicente López entre Bombero Sánchez y Tucumán donde hubo un desafortunado geriátrico. 
[10] Libro de actas del HCD N° 11, sesión del 19 de setiembre de 1928. 
[11] ... de los Labradores o de Marcelo, llamada así porque Marcelo Loredo que tenía almacén en la esquina de Lavalle y Olavarría en una oportunidad logró autorización de la municipalidad para cercarla y utilizarla como campo de pastoreo de sus caballos de reparto. Cuando murió Loredo volvió a ser plaza hasta que se construyó en ella el antiguo mercado municipal, hoy supermercado y complejo de cines de capital privado al que un intendente y un Concejo Deliberante se la “prestaron” a cambio del nuevo edificio municipal. La plaza está señalada como tal en el plano del agrimensor Francisco Mesura de 1818 con el número 5 y desde 1852, lleva el nombre de Gral. Pinto en honor del gobernador de la provincia de Buenos Aires fallecido en esa fecha. 
[12] Libro de Actas N° del HCD. 
[13] Ver Club Social y Deportivo Alsina. 
[14] Libro de Actas del HCD Libro 1 de 1934. Foja 218.
[15] La plaza Martín Fierro de la calle Urquiza al 1300, en la Capital Federal, fue arbolada con almácigos de estos yingos en la década del 40´.
[16] Págs. 227 y 228. 
[17] Ales Manuel, “Remembranzas quilmeñas” Serie Archivos y Fuentes de Información de la Bibl. Sarmiento. 1969. Pág.59 Sobre el pilar de  esta estatua, Jorge Dolabjian, el fotógrafo de la Ribera, en 1949, le tomó al autor de estas páginas y a su hermana, una instantánea. 
[18] Cella, Orlando D. “El monumento al Libertador Gral. José Francisco de San Martín erigido en la ciudad de Quilmes”. Ed Jarmat, Quilmes, marzo 2006.
[19] Ver el libro “Postales del Abandono” realizado por alumnos de la E.E.M. Nº 2 Luis Piedrabuena de Solano. Ed Tiempo Sur, 2005.