Recordándose el Día del Periodista y en el Bicentenario
del Nacimiento del Dr. José Antonio Wilde, quien trajo la primera imprenta
al pueblo, fundó el primer periódico, inaugurando,
a su vez, la tarea de periodista, transcribo del libro en el que tracé su
biografía: “Dr. José Antonio Wilde – médico,
periodista y educador quilmeños” , publicado en 2008, después de una
larga y profunda investigación de más de tres lustros, el capítulo que trata sobre
la creación de su periódico, y circunstancias que se sucedieron hasta su
desaparición. Homenaje a todos los periodistas de Quilmes, de Florencio
Varela y de Berazategui, de ayer, de hoy y los que se están formando para un
futuro próximo.
JOSÉ ANTONIO
WILDE, EL PERIODISTA
Chalo Agnelli
No sólo fundó el
primer periódico que tuvo Quilmes y el Pago de la Magdalena, además,
trajo la primera imprenta; [1] en
una época donde esa arma de progreso y el alfabetismo eran catapultas a la
libertad, la equidad, la dignidad humana.
Hoy invadidos por la cibernética y la informática, cuando cada uno puede tener una computadora en su casa con programas capaces de diseñar un periódico, cuesta imaginar la trascendencia de esa máquina y el trabajo del linotipista que empleaba varias horas en componer, provisto de matrices, letras de molde, apenas una página.
Hoy invadidos por la cibernética y la informática, cuando cada uno puede tener una computadora en su casa con programas capaces de diseñar un periódico, cuesta imaginar la trascendencia de esa máquina y el trabajo del linotipista que empleaba varias horas en componer, provisto de matrices, letras de molde, apenas una página.
Había tenido
sólida escuela en el seno familiar, su padre en
Buenos Aires fue pionero en
estas empresas de fundar periódicos. Si
bien apenas tenía 3 años cuando Santiago Wilde funda La Colmena, lo
acompañará hasta los 15 en esa tarea. En esa escuela aprendió los pasos, las
exigencias y los imponderables imprescindibles para divulgar los hechos de la
vida diaria de un país y promover a través de un medio gráfico mejor calidad de
vida para ese pueblo que adoptó en cumplimiento de su misión de progreso.
Su figura
comenzó a adquirir notoriedad en la sociedad porteña a partir de 1837 cuando recopila una serie de
canciones acompañadas de piano o guitarra de poetas amigos y conocidos suyos y
de su padre, tanto de Montevideo como de Buenos Aires, como Juan Bautista
Alberdi, Esteban Echeverría, Pedro Esnaola, Juan María Gutiérrez, entre los más
destacados. Esta publicación se llamó El Cancionero Argentino, [2] se
editaron cuatro números, hasta 1838 y su éxito fue tal que eran imprescindibles
en todos los salones porteños, tertulias y saraos. Incluso los jóvenes
aprendían música y declamación, muy
en boga en la época entre las niñas, con estas composiciones. Por supuesto que
con El Cancionero la presencia del
recopilador era de buen tono en las reuniones
caseras de, lo que Calzadilla llama, las familias de “[…] este barrio sur era el faubourg St. Germain de la Capìtal
Porteña…”[3] Reuniones como
en
las de Senillosa, las que se hacían en la mansión de Carlos María Huergo,
también las de misia Paula Planchón de Gallardo, las de las familias de la Peña, López Osornio,
Carranza, Zamudio, Botet, Sáez Valiente, Costa, Telechea, Murrieta, Larrea,
Alzaga, Guerrero, etc. Con muchas de las cuales continuó manteniendo lazos a lo
largo de su vida y fueron fuente de recursos y apoyo para las obras solidarias
que emprendía el Dr. José Antonio Wilde en su pueblo adoptivo del sur.
En 1848 junto con Miguel
Navarro Viola redactan la única revista literaria que tuvo Buenos Aires en esa
época, el Mosaico literario, una recopilación de textos de autores
argentinos de la época, notas literarias, poesías españolas, traducciones de periódicos europeos, biográficas.
Entre otros, se transcriben trabajos de
Germán Vega, Pedro Rivas, del poeta santafecino Juan Francisco Seguí [4]
(16-11-1822//29-12-1863), prosas de Modestino Pizarro, un soneto dedicado a
Juan Manuel de Rosas y dos poesías inspiradas en su hija Manuelita y trabajos
de alumnos premiados en el Colegio Argentino y el Colegio Filantrópico
Bonaerense.
Si bien el Mosaico literario
fue de regular factura y despareja selección la revista sacaba a la luz que había jóvenes,
universitarios
casi todos, deseosos de
acabar con el aislamiento y el aplastamiento
circunstancial que vivía Buenos Aires y atreverse al mundo de la cultura
universal. A lo largo de su
vida el Dr. Wilde mantuvo una amistad franca y constante con Miguel Navarro
Viola. Primero como alumno en el colegio Republicano Federal, donde se
conocieron, el joven tenía 13 años y el maestro 30, lo que no fue óbice para
que la empatía se dispare desde el gusto común por las letras que luego los
motivó a realizar el Mosaico Literario. Indudablemente debe haber
sido Wilde el primero que leyó el poema Pasión de su alumno (trascripto
por Astengo en su libro)
No está claro
cuántos ejemplares se editaron pero no fueron más de cuatro que posiblemente
más tarde se reunieron en uno sólo muy voluminoso.
Es notable que
Rivero Astengo en su biografía de Navarro Viola
pase por alto su trabajo en el Mosaico Literario. Quizá porque
Navarro Viola tenía 18 años, de modo que la dirección de la obra estuvo a cargo
de José Antonio Wilde que tenía 35 años y Astengo no la vio como iniciática en
la vida de su biografiado.
Ya recibido de
doctor en jurisprudencia, Navarro Viola asumió ideas conservadoras llegando al
punto de participar en la creación de una organización que censuraba obras
literarias, por ejemplo, el Werther de Gohete y consideró a Zola “la
bestia negra del Apocalipsis”. Así como apasionado republicano y defensor
de los derechos civiles con equidad absoluta, fue un católico ultramontano por
momentos, férreo defensor de la educación religiosa en las escuelas públicas,
enfrentándose con Domingo Faustino Sarmiento y con el sobrino de su amigo, Eduardo
Wilde, precursor del laicismo, en los debates entre educación católica o laica
para la ley de educación común (Nº 1420)
Navarro Viola
siempre mantuvo una fiel amistad con
Wilde; en 1871, con su esposa Carmen Surviela Mendoza (uruguaya), fueron
los
padrinos de la tercera hija de nuestro prócer, María del Carmen Estela Wilde,
luego de Landalde. Esta es otra muestra de la ecuanimidad de Wilde y su
convencimiento de que las ideas opuestas no determinan que las personas no
puedan mantener una relación cordial.
El Dr. José
Antonio Wilde fue el primer y único periodista [5] en la
amplia extensión que comprendía el Quilmes de antaño. Fundó escuela en
la materia. Hoy que en la Universidad Nacional de Quilmes se dicta la
carrera de Ciencias de la
Comunicación, seguramente la mayoría de sus estudiantes
ignoran esta gesta inaugural; defecto que esperamos que esta biografía corrija.
El primer número
de Progreso de Quilmes con el subtítulo Órgano de los
intereses generales de la campaña, salió a la venta por suscripción el 4
de mayo de 1873. La imprenta se hallaba en la calle del Comercio (Mitre),
casa del preceptor Emiliano Reina, donde se tomaban las suscripciones de $ 10
mensuales pagaderos por trimestres adelantados y en Buenos Aires en la Librería Americana,
Perú 74.
Domingo Faustino
Sarmiento era presidente de la República. Mariano Acosta, gobernador de la
provincia y en Quilmes era intendente, otro prócer pionero, don Andrés Baranda,
adversario, por momentos, del Dr. Wilde.
En la Advertencia que
hace en el primer número dice: “Se
publica sin retribución alguna esta
comunicación tendiente al bien general. No se admiten personalidades (personalismos)[...]”
Y bajo el título Redacción (con su personal ortografía influida por Memorias
sobre ortografía americana de
Sarmiento) agrega: “Cada paso que dan los pueblos, en el
camino al progreso es una nueva victoria obtenida por la civilización sobre el
atraso, una nueva esperanza que brota, un nuevo estímulo que nace para
inducirnos a continuar en esa ancha vía de felicidad i bien estar. El
Periódico que hoy ve la luz; el primero que nace en Quilmes, por humilde
que él sea, es, sin embargo, la enseña de los tiempos que atravesamos; época de
movimiento, de vida de progreso moral i material. [...] Hoy nace sin
pretensiones de ninguna especie, sin la presunción de imponer sus opiniones ni
sus ideas. Pero, ¿Por qué no podrá llegar a ser un atleta poderoso, que
luchando con las preocupaciones, con la ignorancia, ayude a eficazmente a la
propagación de conocimientos útiles y prácticos de todo jénero, a la educación
de las masas, á la riqueza i engrandecimiento de este Partido? [...] ¿Qué éramos nosotros, qué era
nuestro pueblo, hace todavía muy pocos años? Yacíamos, sino en un abandono
completo, por lo menos en un estado de apatía e indiferencia, al parecer
imposible de vencerse...(textual)
Continúa
acentuando el adelanto que significó la llegada del ferrocarril el 18 de
abril de 1872 y su prolongación hasta la Ensenada. “Este ha
sido pues, el primer eslabón de la vasta cadena de mejoras i de adelantos para
Quilmes”.
Y luego la instalación del “tramway interno”, el telégrafo
Y luego la instalación del “tramway interno”, el telégrafo
eléctrico, el crecimiento edilicio,
productivo, comercial, demográfico, “i
otras tantas cosas debidas todas a este formidable poder que innova, reforma i
cambia las cosas al parece más difíciles, sin decretos ni asonadas (sic)”
[...] “Hemos creído que al dar á luz nuestro periódico, estamos cumpliendo
con ese deber de buen ciudadano i amante de la localidad. – Bien comprenderán
nuestros lectores que este no es ni puede ser una operación mercantil; que la
instalación de una prensa en Quilmes, ni es, ni puede ser productiva en mucho
tiempo (ya advierte de los riesgos económicos que acabarán con la
publicación en corto plazo); i por eso creemos tener hasta cierto punto el
derecho de invocar la protección de todos los buenos habitantes de este
Partido, pero su protección decidida y firme; no basta su contribución
pecuniaria, queremos sus luces, su contribución intelectual. El Progreso de
Quilmes’ no será el adulador servil de la Municipalidad, ni de
otro poder alguno, pero tampoco será su opositor sistemado (sic)”
Había enviado el
26 de abril una circular a determinados vecinos
incitándolos a suscribirse.
Recibe la respuesta de varios de ellos. Transcribe la de la maestra Demetria
Rivero y da la lista de los primeros 35 suscriptores: Daniel Giralt, Andrés
Baranda, Ramón de Udaeta, Francisco Younger, Pablo Gowland, Felipe Amoedo,
Jorge Barton, Dr. Fabián Cueli, Fernando y Mariano Otamendi, José Agustín
Matienzo, Ramón Toledo, Bautista Etchevertz, Guillermo Iparraguirre, Félix
Bernal, Mariano Vega, Ramón Madrid, Juan Manuel Costa, etc.
El 5 de Mayo, a
pedido escrito de Wilde, la municipalidad encabezada por Andrés Baranda se
suscribe con 50 ejemplares.
El primer
publicista, en los tres primeros números, fue su sobrino Federico Wilde,
hijo de Spencer James y de Candelaria Lagos, que poseía una agencia de
comisiones en la calle Rivadavia 361 de la Ciudad; ofrecía servicios
de compra y venta de todo tipo de artículo, propiedades, alquileres; actuaba
como agente inmobiliario y de colocaciones, conchavos; hacía las veces
de banco hipotecario, franqueo de cartas, despachante de aduana, medidor de
madera, piedra y líquidos, etc. Tenía sucursal en la localidad de Zárate.
En este primer
número se publica el movimiento de la Biblioteca Popular
de Quilmes fundada e 8 de enero de ese mismo año hasta el mes de
abril, de la que Wilde era vicepresidente acompañando a Mariano Otamendi en la
presidencia y como vocales a Matienzo, Ithuralde y Vega que, además, era
bibliotecario. Habían asistido al salón en ese lapso al salón de lectura 205
personas y se habían retirado 37 libros de estudio y 363 de literatura.
Anuncia, el
periódico, que se había recibido el Nº 8 del volumen XII de los Anales de la Educación Común, que redactaba Juana Manso con su dura crítica a Sastre opuesto al pensamiento sarmientino en educación.
Bajo el título Protección
de los labradores lanza la idea audaz de crear en apoyo al campesinado
local un Banco o Caja Hipotecaria Rural.
No fue casual el
nombre de su periódico. Ese sustantivo encierra el pensamiento filosófico de
una época, como se puede inferir del discurso con que inaugura el ferrocarril
en 1872. El Progreso fue el nombre del periódico que fundó
Sarmiento en Chile durante su exilio. Y Wilde era un admirador sincero del
polémico sanjuanino y sobre todo de su obra.
Hubo otros
antecedentes de ese mismo título.
El 1º de abril de 1852, apareció en Buenos Aires
un periódico El Progreso con el lema “¡Viva
la
Confederación Argentina!”, fueron sus redactores Diego de
Alvear y Delfín Huergo. Se editó hasta agosto de 1853.
En 1849, se publicó en Gualeguaychú (donde vivía
Percival James Wilde y nació Victoria), El Progreso de Entre Ríos un
periódico que adhería a la política del Gral. Urquiza, estaba dirigido por el
escritor Marcos Sastre (1818//1887), fundador del Salón Literario en su
librería de Buenos Aires y maestro en el colegio de Francisco Magesté, donde
ejerció la docencia José Antonio Wilde.
Otro 1º de abril, pero de 1869, comenzó a editarse
en Buenos Aires una revista filosófica-social El Progreso, de corta vida; culminó su aparición en junio
de ese mismo año, fue su director el periodista español, exiliado en el país
por republicano y de orientación masónica, Luis Ricardo Fors de Casamayor
(1821-1910) que fue director de la Biblioteca Pública
de La Plata en
1899.
El
Progreso de Quilmas, periódico fundacional “[...] sembró en el
Quilmes de entonces, ideas nuevas, bregó por el adelanto del Partido, la
protección de los labradores, luchó intensamente por la educación popular, al
igual que por el respeto de los derechos cívicos de la ciudadanía, censuró los
manejos electorales, los abusos de que eran objeto, en especial el paisanaje
por parte de los Jueces de Paz y los Comandantes Militares, el procedimiento
seguido para la formación de los Contingentes – levas – y la situación de los
Guardias Nacionales, el mejoramiento de las
instituciones públicas y privadas,
la cultura general, la creación de instituciones mutuales, cajas de ahorro y hasta
la creación de un Banco... finalmente abrió el surco que dio posibilidad para
que otros periódicos tomasen ubicación en este pueblo, cubriendo así el vacío
que dejó al cerrarse definitivamente.” [6] Además del
periódico la imprenta de Wilde publicó en folletos por suscripción los Anales
de Agricultura de la
República Arjentina (sic) realizados bajo la
dirección de Ernesto Oldendorff, que era Jefe del Departamento Nacional de
Agricultura.
El 10 de agosto de 1873 muda la imprenta a su casa en la
calle Nº 22 (antes Colón, hoy 25 de Mayo) Esto se debió a que en la casa del
preceptor Reina se instaló la escuela San Luis Gonzaga.
En el Nº 33 del domingo 14 de diciembre de 1873
se publica bajo el título Las fiestas del 8 (se refiere a la del 8 de diciembre,
aniversario de la patrona del pueblo La Inmaculada Concepción)
dos colaboraciones firmadas, la primera Rosbal y la
segunda N:N: que describe con sorna, ironía y
agudo humor el baile que las autoridades organizaron en el salón municipal. Se
presumió que fueron redactadas por el mismo Wilde, por el manejo del lenguaje
sutil y cáustico, sin eufemismo, pero es más certero que haya sido su sobrino
Alfredo, que apodaban el loco Wilde, reconocido por su humor chacotón,
llegando a lo hiriente por momentos. De todas maneras el director del periódico,
fiel a la libertad de prensa nunca mencionó al polémico autor, asumiendo toda
la responsabilidad.
La humorada no reparó en las consecuencias
que tomarían las autoridades de turno. Efectivamente, el 21 próximo siguiente
llega el anatema oficial y Wilde lo publica:
MUNICIPALIDAD DE QUILMES
Quilmes, diciembre 16 de 1873
Señor Dr. José A. Wilde
La Municipalidad ha visto con el más grande desagrado y sorpresa, que usted haya podido dar cabida en su Periódico del catorce, a un remitido bajo el seudónimo “N.N”, en el que se hace alusiones tan torpes como escandalosas, en las que no sólo se resiente la moral, sino también se ofenden con ellas a las muy dignas Señoritas que estuvieron en la reunión.
Aparte de estas consideraciones; usted ha falseado su Progreso, pues por él prometía no admitir personalidades (personalismos), trabajar en bien de la localidad, etc., y considerando esta Municipalidad, que la operación que le prestaba, es con el dinero de ese mismo pueblo a quien se le insulta, ha creído un deber de justicia, retirarle como lo hace, la suscripción de los cincuenta ejemplares que le tomaba.
Dios guarde a usted. Manuel Doroteo Soto, Sustituto / T. Flores, Secretario.
Quilmes, diciembre 16 de 1873
Señor Dr. José A. Wilde
La Municipalidad ha visto con el más grande desagrado y sorpresa, que usted haya podido dar cabida en su Periódico del catorce, a un remitido bajo el seudónimo “N.N”, en el que se hace alusiones tan torpes como escandalosas, en las que no sólo se resiente la moral, sino también se ofenden con ellas a las muy dignas Señoritas que estuvieron en la reunión.
Aparte de estas consideraciones; usted ha falseado su Progreso, pues por él prometía no admitir personalidades (personalismos), trabajar en bien de la localidad, etc., y considerando esta Municipalidad, que la operación que le prestaba, es con el dinero de ese mismo pueblo a quien se le insulta, ha creído un deber de justicia, retirarle como lo hace, la suscripción de los cincuenta ejemplares que le tomaba.
Dios guarde a usted. Manuel Doroteo Soto, Sustituto / T. Flores, Secretario.
La respuesta de Wilde no se hizo esperar,
demostró las irregularidades cometidas por los municipales para decidir este
corte en las relaciones. Siente como sugerente encontrar que además de la Corporación Municipal
se borren como suscriptores algunos de los hombres que la integraban como:
Tomás Flores, Andrés Baranda, y Manuel Doroteo Soto. Así como que le saquen la
publicidad de los actos y medidas adoptados en las sesiones del Consejo
Deliberante. Escribió: “La medida
adoptada no revela sino ruindad, estrechez de vista, miseria, pequeñez y amor
propio ofendido.” Ya en ese entonces la prensa se veía obstaculizada
por los poderes de turno que premiaban o castigaban a los medios que
no
avalaran sus conductas y decisiones como pasa hoy en muchos municipios,
provincias y hasta en el ámbito nacional. Pero, además, había un asunto que molestó a algunos políticos más que esa chanza y fue la denuncia sin subterfugios que hace Wilde sobre las arbitrariedades cometidas el día 8 de diciembre anterior en que se había convocado a los vecinos del Partido para que se inscriban en el Registro Cívico, requisito para votar en las próximas elecciones.
Este enfrentamiento comenzó a horadar la estabilidad del periódico, además de incrementar los desajustes económicos, se agregaban el desinterés, la incomprensión y los desencuentros en la comunicación. Veintisiete números siguieron al de la mordaz nota sobre el baile de N.N. El Progreso se calla el 28 de junio de 1874, con la edición Nº 61.
Escribe Wilde bajo el título “A nuestros suscriptore: Las serias ocupaciones de nuestra profesión i la falta del tiempo necesario
para dedicar a la prensa la asidua contracción que demanda la redacción de un Periódico i su dirección en sus más íntimos detalles, nos ponen en la necesidad de entregar su dirección a nuestro sobrino don Alfredo Wilde.”
Alfredo, ya descrito anteriormente, era aficionado a la poesía. “Era un bohemio, con talento que le venía de raza”, cuenta José Abel Goldar en su libro Panorama de las artes quilmeñas y transcribe un poema suyo. [7]
En el mismo número que el Dr.
Wilde se despide, Alfredo anuncia que estará a cargo de la redacción de El
Progreso, este cambiará su nombre por El Libre, pero por
alguna causa esta refundación nació muerta pues recién resurge el 3 de enero
de 1875 con la colaboración de Juan Rivera como gerente; con imprenta en la
calle 13 (antes Comercio, hoy Mitre), a metros de la calle 20 (antes San
Andrés, hoy Olavarría)
Su condición de mitrista – nacionalista [8] - y
de cabeza local de ese grupo político le produce el vacío de los autonomistas,
liderados por Andrés Baranda, y después de una polémica con la
municipalidad a la que se le sumaron
dificultades monetarias, las exigencias del ejercicio de la medicina y las
múltiples tareas sociales, El Progreso, que así solamente se
llamó en este segundo período, desaparece el 29 de agosto de
ese mismo año. En la primera época se editaron 61 números y 35 en la
segunda.
En
sus páginas se observa un ideal solidamente democrático, tolerante y respetuoso
de sus oponentes, destacable en una época donde aún los desbordes personalistas
y la desigualdad social eran historia cotidiana. Completa Morales en su nota: “Su
oratoria elegante no faltaba nunca apadrinando las realizaciones del progreso”.
Además era demasiado sincero y honesto con sus pensamientos para
expresarse en un medio gráfico y en un pueblo donde: “...no se alcanza ni el
favor ni la benevolencia de los hombres si no se ha aprendido a alagar su
vanidad...” continúa
López. Ese fue su error para la tarea periodística.
José Antonio Wilde fue colaborador de El
Nacional que en su tercer período se editó desde el 1º de mayo de 1852
hasta el 28 de agosto de 1893, con 41 años de permanencia; en el que, su
sobrino Eduardo tuvo un lucimiento relevante.
Cuando se
cerró El Progreso, Wilde vendió la imprenta a Pedro Giménez que fundó El Quilmero y se
puso al frente de la redacción en el local de la calle Mitre, a mitad de la
cuadra, entre Alem y Garibaldi, vereda par; lo dirigió durante 13 años y 9
meses. “Era tipógrafo, un trabajador infatigable, perseverante, susceptible
hasta la exageración, nervioso y si se equivocaba no rehuía jamás la
responsabilidad de sus errores.” [10]
Desde la fundación del El Progreso,
Quilmes tuvo una evolución y desarrollo inusitado en el periodismo.
Numerosísimos fueron los periódicos, revistas, publicaciones de diversos tipos
que se encargaron de difundir las circunstancias de la vida diaria del partido,
sus pueblos y su gente. El Quilmero, El Cáustico, El Eco de Quilmes, La Verdad, Norte, Crónica, La Urraca, etc.
Un movimiento educativo local propició al
periodismo y a la prensa como instrumentos didácticos. En febrero de 1929,
otro gran propulsor de la identidad quilmeña, el maestro, inspector de
escuelas, periodista, escritor, hombre público, Atanasio A. Lanz (h.)
publicó Ciencia y arte de transmitir enseñanza primaria a los niños y
adolescentes por medio del periodismo, libro que dedicó: “a la ilustre
prensa periódica ya al magisterio del universo”. Se hicieron tres ediciones
a cargo de la
Imprenta Jerónimo J. Pesce y Cía de la calle Pedro Goyena
1562 de Buenos Aires.
por Chalo
Agnelli
Quilmes, San Miguel de Tucumán, Gualeguaychú, Capital Federal,
La Plata, 1994//2008//2014
Fotos de la edición digitalizada realizada por Guillermo Daniel Ñañez
Quilmes, San Miguel de Tucumán, Gualeguaychú, Capital Federal,
La Plata, 1994//2008//2014
Fotos de la edición digitalizada realizada por Guillermo Daniel Ñañez
de la única colección existente en el Colegio Nacional de Buenos Aires
FUENTE
Agnelli, Chalo. “Dr. José Antonio Wilde, médico, educador y periodista quilmeño 1814-1885” Ed. Jarmat. Quilmes, 2008
Agnelli, Chalo. “Dr. José Antonio Wilde, médico, educador y periodista quilmeño 1814-1885” Ed. Jarmat. Quilmes, 2008
NOTAS
[1] Que luego vendió a Pedro Giménez.
[2] Lanuza, José Luis Ver. Bibl.
[3] Calzadilla S. Las beldades de mi tiempo, ver Bibl. Cap. IV
[4] Seguí fue entrañable amigo y condiscípulo universitario de Navarro Viola. Los aunaba el gusto por la poesía francesa. La familia Seguí tuvo una relación estrecha con los Wilde de Entre Ríos y de Quilmas. Varios de sus miembros fueron padrinos de bautismo de algunos de los hijos del Dr Wilde.
[5] Lemos, E. Evocación del Dr. J. A. Wilde, primer periodista quilmeño...
[6] Índice del Progreso de Quilmes de Oreste C. Ales, Pág. 23
[7] Ver bibliografía.
[8] La palabra políticamente no tenía las connotaciones que en la actualidad.
[9] De Quilmes de Antaño de José Andrés López, Pag. 46
[10] Ver Quilmes de antaño de J. A. López, Pág. 49 a 53.
[2] Lanuza, José Luis Ver. Bibl.
[3] Calzadilla S. Las beldades de mi tiempo, ver Bibl. Cap. IV
[4] Seguí fue entrañable amigo y condiscípulo universitario de Navarro Viola. Los aunaba el gusto por la poesía francesa. La familia Seguí tuvo una relación estrecha con los Wilde de Entre Ríos y de Quilmas. Varios de sus miembros fueron padrinos de bautismo de algunos de los hijos del Dr Wilde.
[5] Lemos, E. Evocación del Dr. J. A. Wilde, primer periodista quilmeño...
[6] Índice del Progreso de Quilmes de Oreste C. Ales, Pág. 23
[7] Ver bibliografía.
[8] La palabra políticamente no tenía las connotaciones que en la actualidad.
[9] De Quilmes de Antaño de José Andrés López, Pag. 46
[10] Ver Quilmes de antaño de J. A. López, Pág. 49 a 53.