jueves, 5 de junio de 2014

"EL PROGRESO DE QUILMES" EN EL DÍA DEL PERIODISTA - EL DR. WILDE Y LA PRENSA LOCAL


Recordándose el Día del Periodista y en el Bicentenario del Nacimiento del Dr. José Antonio Wilde, quien trajo la primera imprenta al pueblo,  fundó el primer periódico, inaugurando, a su vez, la tarea de periodista, transcribo del libro en el que tracé su biografía: “Dr. José Antonio Wilde – médico, periodista y educador quilmeños” , publicado en 2008, después de una larga y profunda investigación de más de tres lustros, el capítulo que trata sobre la creación de su periódico, y circunstancias que se sucedieron hasta su desaparición. Homenaje a todos los periodistas de Quilmes, de Florencio Varela y de Berazategui, de ayer, de hoy y los que se están formando para un futuro próximo.



JOSÉ ANTONIO WILDE, EL PERIODISTA
Chalo Agnelli
No sólo fundó el primer periódico que tuvo Quilmes y el Pago de la Magdalena, además, trajo la primera imprenta; [1] en una época donde esa arma de progreso y el alfabetismo eran catapultas a la libertad, la equidad, la dignidad humana.
Hoy invadidos por la cibernética y la informática, cuando cada uno puede tener una computadora en su casa con programas capaces de diseñar un periódico, cuesta imaginar la trascendencia de esa máquina y el trabajo del linotipista que empleaba varias horas en componer, provisto de matrices, letras de molde, apenas una página.
Había tenido sólida escuela en el seno familiar, su padre en
Buenos Aires fue pionero en estas  empresas de fundar periódicos. Si bien apenas tenía 3 años cuando Santiago Wilde funda La Colmena, lo acompañará hasta los 15 en esa tarea. En esa escuela aprendió los pasos, las exigencias y los imponderables imprescindibles para divulgar los hechos de la vida diaria de un país y promover a través de un medio gráfico mejor calidad de vida para ese pueblo que adoptó en cumplimiento de su misión de progreso.
Su figura comenzó a adquirir notoriedad en la sociedad porteña a partir de 1837 cuando recopila una serie de canciones acompañadas de piano o guitarra de poetas amigos y conocidos suyos y de su padre, tanto de Montevideo como de Buenos Aires, como Juan Bautista Alberdi, Esteban Echeverría, Pedro Esnaola, Juan María Gutiérrez, entre los más destacados. Esta publicación se llamó El Cancionero Argentino, [2] se editaron cuatro números, hasta 1838 y su éxito fue tal que eran imprescindibles en todos los salones porteños, tertulias y saraos. Incluso los jóvenes aprendían música y declamación, muy en boga en la época entre las niñas, con estas composiciones. Por supuesto que con El Cancionero la presencia del recopilador era de buen tono en las reuniones caseras de, lo que Calzadilla llama, las familias de “[…] este barrio sur era el faubourg St. Germain de la Capìtal Porteña…”[3] Reuniones como
en las de Senillosa, las que se hacían en la mansión de Carlos María Huergo, también las de misia Paula Planchón de Gallardo, las de las familias de la Peña, López Osornio, Carranza, Zamudio, Botet, Sáez Valiente, Costa, Telechea, Murrieta, Larrea, Alzaga, Guerrero, etc. Con muchas de las cuales continuó manteniendo lazos a lo largo de su vida y fueron fuente de recursos y apoyo para las obras solidarias que emprendía el Dr. José Antonio Wilde en su pueblo adoptivo del sur. 
En 1848 junto con Miguel Navarro Viola redactan la única revista literaria que tuvo Buenos Aires en esa época, el Mosaico literario, una recopilación de textos de autores argentinos de la época, notas literarias, poesías españolas,  traducciones de periódicos europeos, biográficas. Entre otros, se transcriben trabajos de Germán Vega, Pedro Rivas, del poeta santafecino Juan Francisco Seguí [4] (16-11-1822//29-12-1863), prosas de Modestino Pizarro, un soneto dedicado a Juan Manuel de Rosas y dos poesías inspiradas en su hija Manuelita y trabajos de alumnos premiados en el Colegio Argentino y el Colegio Filantrópico Bonaerense.
Si bien el Mosaico literario fue de regular factura y despareja selección la revista  sacaba a la luz que había jóvenes, universitarios
casi todos, deseosos  de acabar con el aislamiento y el  aplastamiento circunstancial que vivía Buenos Aires y atreverse al mundo de la cultura universal. A lo largo de su vida el Dr. Wilde mantuvo una amistad franca y constante con Miguel Navarro Viola. Primero como alumno en el colegio Republicano Federal, donde se conocieron, el joven tenía 13 años y el maestro 30, lo que no fue óbice para que la empatía se dispare desde el gusto común por las letras que luego los motivó a realizar el Mosaico Literario. Indudablemente debe haber sido Wilde el primero que leyó el poema Pasión de su alumno (trascripto por Astengo en su libro)
No está claro cuántos ejemplares se editaron pero no fueron más de cuatro que posiblemente más tarde se reunieron en uno sólo muy voluminoso.
Es notable que Rivero Astengo en su biografía de Navarro Viola
pase por alto su trabajo en el Mosaico Literario. Quizá porque Navarro Viola tenía 18 años, de modo que la dirección de la obra estuvo a cargo de José Antonio Wilde que tenía 35 años y Astengo no la vio como iniciática en la vida de su biografiado.
Ya recibido de doctor en jurisprudencia, Navarro Viola asumió ideas conservadoras llegando al punto de participar en la creación de una organización que censuraba obras literarias, por ejemplo, el Werther de Gohete y consideró a Zola “la bestia negra del Apocalipsis”. Así como apasionado republicano y defensor de los derechos civiles con equidad absoluta, fue un católico ultramontano por momentos, férreo defensor de la educación religiosa en las escuelas públicas, enfrentándose con Domingo Faustino Sarmiento y con el sobrino de su amigo, Eduardo Wilde, precursor del laicismo, en los debates entre educación católica o laica para la ley de educación común (Nº 1420) 
Navarro Viola siempre mantuvo una  fiel amistad con Wilde; en 1871, con su esposa Carmen Surviela Mendoza (uruguaya), fueron
los padrinos de la tercera hija de nuestro prócer, María del Carmen Estela Wilde, luego de Landalde. Esta es otra muestra de la ecuanimidad de Wilde y su convencimiento de que las ideas opuestas no determinan que las personas no puedan mantener una relación cordial.
El Dr. José Antonio Wilde fue el primer y único periodista [5] en la amplia extensión que comprendía el Quilmes de antaño. Fundó escuela en la materia. Hoy que en la Universidad Nacional de Quilmes se dicta la carrera de Ciencias de la Comunicación, seguramente la mayoría de sus estudiantes ignoran esta gesta inaugural; defecto que esperamos que esta biografía corrija.
El primer número de Progreso de Quilmes con el subtítulo Órgano de los intereses generales de la campaña, salió a la venta por suscripción el 4 de mayo de 1873. La imprenta se hallaba en la calle del Comercio (Mitre), casa del preceptor Emiliano Reina, donde se tomaban las suscripciones de $ 10 mensuales pagaderos por trimestres adelantados y en Buenos Aires en la Librería Americana, Perú 74.
Domingo Faustino Sarmiento era presidente de la República. Mariano Acosta, gobernador de la provincia y en Quilmes era intendente, otro prócer pionero, don Andrés Baranda, adversario, por momentos, del Dr. Wilde.
En la Advertencia que hace en el primer número dice: “Se
publica sin retribución alguna esta comunicación tendiente al bien general. No se admiten personalidades (personalismos)[...]” Y bajo el título Redacción (con su personal ortografía influida por Memorias sobre ortografía americana  de Sarmiento) agrega: “Cada paso que dan los pueblos, en el camino al progreso es una nueva victoria obtenida por la civilización sobre el atraso, una nueva esperanza que brota, un nuevo estímulo que nace para inducirnos a continuar en esa ancha vía de felicidad i bien estar. El Periódico que hoy ve la luz; el primero que nace en Quilmes, por humilde que él sea, es, sin embargo, la enseña de los tiempos que atravesamos; época de movimiento, de vida de progreso moral i material. [...] Hoy nace sin pretensiones de ninguna especie, sin la presunción de imponer sus opiniones ni sus ideas. Pero, ¿Por qué no podrá llegar a ser un atleta poderoso, que luchando con las preocupaciones, con la ignorancia, ayude a eficazmente a la propagación de conocimientos útiles y prácticos de todo jénero, a la educación de las masas, á la riqueza i engrandecimiento de este Partido?  [...] ¿Qué éramos nosotros, qué era nuestro pueblo, hace todavía muy pocos años? Yacíamos, sino en un abandono completo, por lo menos en un estado de apatía e indiferencia, al parecer imposible de vencerse...(textual)
Continúa acentuando el adelanto que significó la llegada del ferrocarril el 18 de abril de 1872 y su prolongación hasta la Ensenada. “Este ha sido pues, el primer eslabón de la vasta cadena de mejoras i de adelantos para Quilmes”. 
Y luego la instalación del “tramway interno”, el telégrafo
eléctrico, el crecimiento edilicio, productivo, comercial, demográfico,  “i otras tantas cosas debidas todas a este formidable poder que innova, reforma i cambia las cosas al parece más difíciles, sin decretos ni asonadas (sic)” [...] “Hemos creído que al dar á luz nuestro periódico, estamos cumpliendo con ese deber de buen ciudadano i amante de la localidad. – Bien comprenderán nuestros lectores que este no es ni puede ser una operación mercantil; que la instalación de una prensa en Quilmes, ni es, ni puede ser productiva en mucho tiempo (ya advierte de los riesgos económicos que acabarán con la publicación en corto plazo); i por eso creemos tener hasta cierto punto el derecho de invocar la protección de todos los buenos habitantes de este Partido, pero su protección decidida y firme; no basta su contribución pecuniaria, queremos sus luces, su contribución intelectual. El Progreso de Quilmes’ no será el adulador servil de la Municipalidad, ni de otro poder alguno, pero tampoco será su opositor sistemado (sic)”
Había enviado el 26 de abril una circular a determinados vecinos
incitándolos a suscribirse. Recibe la respuesta de varios de ellos. Transcribe la de la maestra Demetria Rivero y da la lista de los primeros 35 suscriptores: Daniel Giralt, Andrés Baranda, Ramón de Udaeta, Francisco Younger, Pablo Gowland, Felipe Amoedo, Jorge Barton, Dr. Fabián Cueli, Fernando y Mariano Otamendi, José Agustín Matienzo, Ramón Toledo, Bautista Etchevertz, Guillermo Iparraguirre, Félix Bernal, Mariano Vega, Ramón Madrid, Juan Manuel Costa, etc.
El 5 de Mayo, a pedido escrito de Wilde, la municipalidad encabezada por Andrés Baranda se suscribe con 50 ejemplares.
El primer publicista, en los tres primeros números, fue su sobrino Federico Wilde, hijo de Spencer James y de Candelaria Lagos, que poseía una agencia de comisiones en la calle Rivadavia 361 de la Ciudad; ofrecía servicios de compra y venta de todo tipo de artículo, propiedades, alquileres; actuaba como agente inmobiliario y de colocaciones, conchavos; hacía las veces de banco hipotecario, franqueo de cartas, despachante de aduana, medidor de madera, piedra y líquidos, etc. Tenía sucursal en la localidad de Zárate.
En este primer número se publica el movimiento de la Biblioteca Popular de Quilmes fundada e 8 de enero de ese mismo año hasta el mes de abril, de la que Wilde era vicepresidente acompañando a Mariano Otamendi en la presidencia y como vocales a Matienzo, Ithuralde y Vega que, además, era bibliotecario. Habían asistido al salón en ese lapso al salón de lectura 205 personas y se habían retirado 37 libros de estudio y 363 de literatura.
Anuncia, el periódico, que se había recibido el Nº 8 del volumen
XII de los Anales de la Educación Común, que redactaba Juana Manso con su dura crítica a Sastre opuesto al pensamiento sarmientino en educación.

   Bajo el título Protección de los labradores lanza la idea audaz de crear en apoyo al campesinado local un Banco o Caja Hipotecaria Rural.
No fue casual el nombre de su periódico. Ese sustantivo encierra el pensamiento filosófico de una época, como se puede inferir del discurso con que inaugura el ferrocarril en 1872. El Progreso fue el nombre del periódico que fundó Sarmiento en Chile durante su exilio. Y Wilde era un admirador sincero del polémico sanjuanino y sobre todo de su obra.
Hubo otros antecedentes de ese mismo título.
 El 1º de abril de 1852, apareció en Buenos Aires un periódico El Progreso con el lema “¡Viva la Confederación Argentina!”, fueron sus redactores Diego de Alvear y Delfín Huergo. Se editó hasta agosto de 1853.
En 1849, se publicó en Gualeguaychú (donde vivía Percival James Wilde y nació Victoria), El Progreso de Entre Ríos un periódico que adhería a la política del Gral. Urquiza, estaba dirigido por el escritor Marcos Sastre (1818//1887), fundador del Salón Literario en su librería de Buenos Aires y maestro en el colegio de Francisco Magesté, donde ejerció la docencia José Antonio Wilde.
Otro 1º de abril, pero de 1869, comenzó a editarse en Buenos Aires una revista filosófica-social El Progreso,  de corta vida; culminó su aparición en junio de ese mismo año, fue su director el periodista español, exiliado en el país por republicano y de orientación masónica, Luis Ricardo Fors de Casamayor (1821-1910) que fue director de la Biblioteca Pública de La Plata en 1899.
El Progreso de Quilmas, periódico fundacional “[...] sembró en el Quilmes de entonces, ideas nuevas, bregó por el adelanto del Partido, la protección de los labradores, luchó intensamente por la educación popular, al igual que por el respeto de los derechos cívicos de la ciudadanía, censuró los manejos electorales, los abusos de que eran objeto, en especial el paisanaje por parte de los Jueces de Paz y los Comandantes Militares, el procedimiento seguido para la formación de los Contingentes – levas – y la situación de los Guardias Nacionales, el mejoramiento de las
instituciones públicas y privadas, la cultura general, la creación de instituciones mutuales, cajas de ahorro y hasta la creación de un Banco... finalmente abrió el surco que dio posibilidad para que otros periódicos tomasen ubicación en este pueblo, cubriendo así el vacío que dejó al cerrarse definitivamente.” [6] Además del periódico la imprenta de Wilde publicó en folletos por suscripción los Anales de Agricultura de la República Arjentina (sic) realizados bajo la dirección de Ernesto Oldendorff, que era Jefe del Departamento Nacional de Agricultura.
El 10 de agosto de 1873 muda la imprenta a su casa en la calle Nº 22 (antes Colón, hoy 25 de Mayo) Esto se debió a que en la casa del preceptor Reina se instaló la escuela San Luis Gonzaga.
En el Nº 33 del domingo 14 de diciembre de 1873 se publica bajo el título Las fiestas del 8 (se refiere a la del 8 de diciembre, aniversario de la patrona del pueblo La Inmaculada Concepción) dos colaboraciones firmadas, la primera Rosbal y la segunda N:N: que describe con sorna, ironía y agudo humor el baile que las autoridades organizaron en el salón municipal. Se presumió que fueron redactadas por el mismo Wilde, por el manejo del lenguaje sutil y cáustico, sin eufemismo, pero es más certero que haya sido su sobrino Alfredo, que apodaban el loco Wilde, reconocido por su humor chacotón, llegando a lo hiriente por momentos. De todas maneras el director del periódico, fiel a la libertad de prensa nunca mencionó al polémico autor, asumiendo toda la responsabilidad.
La humorada no reparó en las consecuencias que tomarían las autoridades de turno. Efectivamente, el 21 próximo siguiente llega el anatema oficial y Wilde lo publica:



MUNICIPALIDAD DE QUILMES
Quilmes, diciembre 16 de 1873
Señor Dr. José A. Wilde 
La Municipalidad ha visto con el más grande desagrado y sorpresa, que usted haya podido dar cabida en su Periódico del catorce, a un remitido bajo el seudónimo “N.N”, en el que se hace alusiones tan torpes como escandalosas, en las que no sólo se resiente la moral, sino también se ofenden con ellas a las muy dignas Señoritas que estuvieron en la reunión.
Aparte de estas consideraciones; usted ha falseado su Progreso, pues por él prometía no admitir personalidades (personalismos), trabajar en bien de la localidad, etc., y considerando esta Municipalidad, que la operación que le prestaba, es con el dinero de ese mismo pueblo a quien se le insulta, ha creído un deber de justicia, retirarle como lo hace, la suscripción de los cincuenta ejemplares que le tomaba.
 Dios guarde a usted. Manuel Doroteo Soto, Sustituto / T. Flores, Secretario.
 
La respuesta de Wilde no se hizo esperar, demostró las irregularidades cometidas por los municipales para decidir este corte en las relaciones. Siente como sugerente encontrar que además de la Corporación Municipal se borren como suscriptores algunos de los hombres que la integraban como: Tomás Flores, Andrés Baranda, y Manuel Doroteo Soto. Así como que le saquen la publicidad de los actos y medidas adoptados en las sesiones del Consejo Deliberante. Escribió: “La medida adoptada no revela sino ruindad, estrechez de vista, miseria, pequeñez y amor propio ofendido.” Ya en ese entonces la prensa se veía obstaculizada por los poderes de turno que premiaban o castigaban a los medios que
no avalaran sus conductas y decisiones como pasa hoy en muchos municipios, provincias y hasta en el ámbito nacional. 
Pero, además, había un asunto que molestó a algunos políticos más que esa chanza y fue la denuncia sin subterfugios que hace Wilde sobre las arbitrariedades cometidas el día 8 de diciembre anterior en que se había convocado a los vecinos del Partido para que se inscriban en el Registro Cívico, requisito para votar en las próximas elecciones.
Este enfrentamiento comenzó a horadar la estabilidad del periódico, además de incrementar los desajustes económicos, se agregaban el desinterés, la incomprensión y los desencuentros en la comunicación. Veintisiete números siguieron al de la mordaz nota sobre el baile de N.N. El Progreso se calla el 28 de junio de 1874, con la edición Nº 61.
Escribe Wilde bajo el título A nuestros suscriptore: Las serias ocupaciones de nuestra profesión i la falta del tiempo necesario
para dedicar a la prensa la asidua contracción que demanda la redacción de un Periódico i su dirección en sus más íntimos detalles, nos ponen en la necesidad de entregar su dirección a nuestro sobrino don Alfredo Wilde.” 
Alfredo, ya descrito anteriormente, era aficionado a la poesía. “Era un bohemio, con talento que le venía de raza”, cuenta José Abel Goldar en su libro Panorama de las artes quilmeñas y transcribe un poema suyo. [7] 
En el mismo número que el Dr. Wilde se despide, Alfredo anuncia que estará a cargo de la redacción de El Progreso, este cambiará su nombre por El Libre, pero por alguna causa esta refundación nació muerta pues recién resurge el 3 de enero de 1875 con la colaboración de Juan Rivera como gerente; con imprenta en la calle 13 (antes Comercio, hoy Mitre), a metros de la calle 20 (antes San Andrés, hoy Olavarría)
Su condición de mitrista – nacionalista [8] - y de cabeza local de ese grupo político le produce el vacío de los autonomistas, liderados por Andrés Baranda, y después de una polémica con la municipalidad  a la que se le sumaron dificultades monetarias, las exigencias del ejercicio de la medicina y las múltiples tareas sociales, El Progreso, que así solamente se llamó en este segundo período, desaparece el 29 de agosto de ese mismo año. En la primera época se editaron 61 números y 35 en la segunda.

El Dr. Wilde escribía notas con fina ironía y un humorismo con sabor lugareño. Escribió José Andrés López: “... era demasiado literato para médico y mucho médico para literato [...] Allí estaba de cuerpo entero el escritor espiritual; en cada línea palpitaba la intención traviesa del más fino volterianismo o el humorismo con sabor terruño. El Dr. Wilde no se despojaba de sus guantes ni aún para escribir, pero si los guantes no se le caían de las manos, tampoco la sonrisa de fina e irónica malicia abandonaba sus labios, como no fuera para dejarse escurrir por el papel desde los puntos de su pluma” [9] 
En sus páginas se observa un ideal solidamente democrático, tolerante y respetuoso de sus oponentes, destacable en una época donde aún los desbordes personalistas y la desigualdad social eran historia cotidiana. Completa Morales en su nota: “Su oratoria elegante no faltaba nunca apadrinando las realizaciones del progreso”. 
Además era demasiado sincero y honesto con sus pensamientos para expresarse en un medio gráfico y en un pueblo donde: “...no se alcanza ni el favor ni la benevolencia de los hombres si no se ha aprendido a alagar su vanidad...” continúa López. Ese fue su error para la tarea periodística.

José Antonio Wilde fue colaborador de El Nacional que en su tercer período se editó desde el 1º de mayo de 1852 hasta el 28 de agosto de 1893, con 41 años de permanencia; en el que, su sobrino Eduardo tuvo un lucimiento relevante.
Cuando se cerró El Progreso, Wilde vendió la imprenta a Pedro Giménez que fundó El Quilmero y se puso al frente de la redacción en el local de la calle Mitre, a mitad de la cuadra, entre Alem y Garibaldi, vereda par; lo dirigió durante 13 años y 9 meses. “Era tipógrafo, un trabajador infatigable, perseverante, susceptible hasta la exageración, nervioso y si se equivocaba no rehuía jamás la responsabilidad de sus errores.” [10] 
Desde la fundación del El Progreso, Quilmes tuvo una evolución y desarrollo inusitado en el periodismo. Numerosísimos fueron los periódicos, revistas, publicaciones de diversos tipos que se encargaron de difundir las circunstancias de la vida diaria del partido, sus pueblos y su gente. El Quilmero, El Cáustico, El Eco de Quilmes, La Verdad, Norte, Crónica, La Urraca, etc. 
Un movimiento educativo local propició al periodismo y a la prensa como instrumentos didácticos. En febrero de 1929, otro gran propulsor de la identidad quilmeña, el maestro, inspector de escuelas, periodista, escritor, hombre público, Atanasio A. Lanz (h.) publicó Ciencia y arte de transmitir enseñanza primaria a los niños y adolescentes por medio del periodismo, libro que dedicó: “a la ilustre prensa periódica ya al magisterio del universo”. Se hicieron tres ediciones a cargo de la Imprenta Jerónimo J. Pesce y Cía de la calle Pedro Goyena 1562 de Buenos Aires. 
 por Chalo Agnelli
Quilmes, San Miguel de Tucumán, Gualeguaychú, Capital Federal, 
La Plata, 1994//2008//2014
Fotos de la edición digitalizada realizada por Guillermo Daniel Ñañez
de la única colección existente en el Colegio Nacional de Buenos Aires


FUENTE
Agnelli, Chalo. “Dr. José Antonio Wilde, médico, educador y periodista quilmeño 1814-1885” Ed. Jarmat. Quilmes, 2008


NOTAS


[1] Que luego vendió a Pedro Giménez. 
[2] Lanuza, José Luis Ver. Bibl. 
[3] Calzadilla S. Las beldades de mi tiempo, ver Bibl. Cap. IV 
[4] Seguí fue entrañable amigo y condiscípulo universitario de Navarro Viola. Los aunaba el gusto por la poesía francesa. La familia Seguí tuvo una relación estrecha con los Wilde de Entre Ríos y de Quilmas. Varios de sus miembros fueron padrinos de bautismo de algunos de los hijos del Dr Wilde.
[5] Lemos, E. Evocación del Dr. J. A. Wilde, primer periodista quilmeño... 
[6] Índice del Progreso de Quilmes de Oreste C. Ales, Pág. 23 
[7] Ver bibliografía.
[8] La palabra políticamente no tenía las connotaciones que en la actualidad. 
[9] De Quilmes de Antaño de José Andrés López, Pag. 46 
[10] Ver Quilmes de antaño de J. A. López, Pág. 49 a 53.