viernes, 9 de diciembre de 2016

SOCIEDADES CULTURALES-RECREATIVAS, DE SERVICIOS Y CLUBES


“A mí me han explicado que la felicidad humana tiene varias dimensiones, y una de ellas es la dimensión social; es decir, uno precisa pertenecer a un grupo. A lo mejor es un grupo chico, un club, algo que puede imaginarse como una cáscara de cebolla, algo que le sigue a la familia, que es el primer grupo de pertenencia.” 
Arq. Rodolfo Livingston
Al crecimiento rápido que tuvo el barrio La Colonia, después del flujo genovés y canario de fines del siglo XIX, siguió hasta mediados del XX, un aluvión inmigratorio de diverso origen. 
Muchas fueron las instituciones que nacieron de la tendencia gregaria de esa gran inmigración. Instituciones sociales, culturales, educativas, deportivas, religiosas, comerciales, que colaboraron en el crecimiento del barrio. Unas desaparecidas, pero memorables, otras pasando por diversas etapas hasta hoy, cada una con su impronta.
La historia de estas entidades, de sus fundadores y seguidores es la historia del barrio porque fueron esos italianos, españoles, vascos,

alemanes, franceses, polacos, lituanos, sirios, libaneses, armenios, judíos, griegos, sefardíes, que lo poblaron, los que sincretizaron sus costumbres y les imprimieron sello distintivo.
Por los desafortunados resquebrajamientos sociales que se dieron en las últimas décadas; la desaparición o empequeñecimiento de las redes de confianza y solidaridad; más la situación de jóvenes y adultos que dejaron de creer en la posibilidad de cambio, viejo motor de reivindicaciones; desde que se desperdigaron conceptos como ‘utopía’, ‘idealismo’, ‘compromiso’, ‘responsabilidad’; se impulsó a optar por el individualismo, el escepticismo, la tevecracia chavacana, que de últimas le da al pueblo trabajador el aliciente de una licuadora o un viaje a Disneyworld. La vida social y los espacios de su desarrollo fueron desfalleciendo y agonizando como tan vívidamente se pinta en la película “Luna de Avellaneda” del director Campanella.
LOS PRECURSORES
Hoy las alternativas son otras. Ya los clubes, los centros culturales y sociedades de fomento son escasos y de poca influencia en la vida de la gente. Algunos clubes prevalecen a gran costo y esfuerzo. Surgen centros culturales de iniciativa privada, como lo fueron siempre, pero gestados por uno o dos pioneros de la cultura, las artes y la sociabilidad como: Casa de Arte Doña Rosa (Gustavo Castignola),
Polaridades (Norma Camos), el Centro Cultual Artenpie (Norberto Lombardi, Horacio Liñan, Claudio Pérez), los numerosos Cafés Literarios, como “Entre Libros”  que se realizó en la Biblioteca Popular Pedro Goyena (Nilda Deluca), etc.
Recorriendo las páginas de los primeros números del periódico “El Quilmero, de 1875 y 1876, se encuentran empecinadas arengas para provocar el interés y el impulso que movilice a la creación de un Club Social. “Un centro que realice acontecimientos sociales para estimular la buena vecindad; que permita unir a las familias para que nazca la camaradería que promueve empresas sociales, culturales y económicas de todo tipo;”[...] y que propendería al progreso del Partido.
El Progreso de Quilmes, periódico del Dr. José Antonio Wilde en el Nº 48 del domingo 29 de marzo de 1874, anuncia la constitución de
la Sociedad “Unión Fraternal”, presidida por Rodolfo L. Vega, con el objetivo de realizar reuniones sociales.
En el Nº 49 del domingo 5 del mismo año se constituyó la Sociedad Musical de Quilmes presidida por José H. Navarro, y como socio honorario Rodolfo L. Vega.
Pero parece que estas sociedades nacían agónicas pues el domingo 17 de mayo siguiente, en el Nº 55 el periódico convoca a la formación de un Club que se denominaría “político-social”, característica, la primera, que se rechaza en el Nº 56 del domingo siguiente. Esta intención no pasó de eso.
Los principales promotores de esta iniciativa fueron el Dr. Wilde, Pedro Giménez y José Andrés López.
En la miscelánea histórica de José Andrés López, [1] encontramos que los dos primeros “círculos” sociales del pueblo se formaron en torno a dos figuras beneméritas de la historia local: el de Andrés Baranda que tenía como sede el Hotel de Risso y el de la “botica” cuyo dirigente era José Agustín Matienzo y la sede su farmacia en la esquina de Rivadavia y Brown. Si bien eran antagónicos en lo político coincidían en todo lo demás. “Eran antaño centros naturales de comercio social la botica de Matienzo y el hotel de Risso, donde se congregaban los vecinos, según sus opiniones.”[2]
Más adelante don Agapito Echagüe estableció en la planta alta del único edificio que la contaba en el pueblo, frente a la iglesia, el Centro Social “La Amistad”. Desaparecido aproximadamente en 1874. Luego un grupo de catorce jóvenes creó el centro que denominaron “Todos o ninguno”.
En marzo de 1876, se iniciaron reuniones para la creación del Club
Social en una casa de la calle 13. Dice el periódico 'El Quilmero' del domingo 5 de marzo: “Así como lo esperamos este proyecto surte el efecto deseado. Desde ya felicitamos al vecindario y nos felicitamos nosotros pues tendremos una centro de reunión donde acortar las noches de invierno y del que podrán surgir nuevos pasos de progreso para la localidad.”
En el N° 27 de 'El Quilmero' del jueves 2 de marzo de 1876, bajo el título ESTAMOS CONFORMES, se dan las posibles bases que tendría un Club Social en el pueblo: "PRIMERA BASE. Los Centros Sociales servirán de Bolsa o Sala de Comercio; punto de reunión, diversión y de todo lo que redunde en provecho del municipio en general y de los asociados. SEGUNDA Las autoridades del municipio deben oír sus opiniones y proteger las buenas ideas que de ellos nazcan. TERCERA. Todo meeting o presentación favorable al municipio participará de estos centros. CUARTO. Que la comisión directiva convoque a sus socios para discutir todo proyecto que se presente en bien del municipio. QUINTO. No debe permitirse tratar asuntos políticos pues además de ser cuestiones enojosas producen desunión. SEXTO. Nombren sus delegados y estos se entiendan con los demás Centros a fin de que entre ellos reine la mayor armonía y uniformidad de ideas. SÉPTIMO. Traten de establecer un periódico en su municipio y
permutarlo con el de otros. OCTAVO. Que estos centros los compongan el mayor número de vecinos y de este modo todas las ideas que en ellos se aprueben se tendrán como aprobadas por la mayoría del vecindario. NOVENO: debe tener un salón de lectura donde se hallen todos los periódicos o al menos la mayor parte. DÉCIMO. Que la cuota mensual no exceda de treinta pesos y a de ingresos sea insignificante, pues con esto se conseguirá que además de los propietarios y comerciantes ingresarán como socios artesanos y demás personas decentes...”
Luego en el N° 31 del jueves 16 bajo el título AL VECINDARIO. CLUB SOCIAL; nos cuenta que el domingo 19, en el salón municipal se hará una reunión a la que se invita a todo el vecindario sin excepción para instalar un Club Social. Se elegirá comisión directiva y se establecerá la cuota de ingreso y mensual. Firman Mariano Solla, Felipe Amoedo, José Matienzo, José A. Wilde y Mariano Otamendi.
En número 33 de 'El Quilmero' del 23 de marzo, se informa bajo el título "INSTALACIÓN DEL CLUB SOCIAL": “El domingo próximo pasado concurrieron 21 individuos que fundarán el Club Social y son: Ventura Martínez, Nicasio Escobar, Emiliano Reina (maestro), José A. Matienzo (boticario) Antonio Barrera (profesor de música), Juan Iturralde, (comerciante) Mariano Rodríguez, Félix Risso (hotelero), Carlos Clark,(terrateniente) Martín Cristoforetti (preceptor), Mariano Solla, Felipe Amoedo, Juan S. Lechiguero (escribano), Miguel Arce, Andrés Baungart (comerciante), Dr. José A. Wilde, Pedro Giménez (linotipista), Francisco Grafiada, Francisco Lanatta, (jefe de estación) J.
Miguel Costa, y Publio Massini. Se formó una comisión para elaborar el reglamento, integrada por: M. Solla, J.A.Wilde, F. Amoedo, J.Ithuralde y P. Giménez."
Ya se echaba la semilla de la primera agrupación social que tendría con los años otras manifestaciones e intentos, exitosos unos, perdurables otros, frustrados muchos.
En abril de 1879, en se constituyó el Club “Fraternidad”. Integraron la primea comisión provisoria: presidente honorario, don Manuel Amoroso; presidente, Dr. José A. Wilde; vicepresidente, José A. López; tesorero, Indalecio Sánchez; secretario, Rodolfo L. Vega; vocales, Julio Casavalle, Aristóbulo Cabrera y entre sus primeros socios fundadores: Olegario Ponce de León, Celestino Risso, Osvaldo Gari, Enrique Wilde, Agustín Berraondo y José Sixto Carbone. Al mes se trasladaron a una casa de la calle Alsina frente a la plaza principal (hoy San Martín), contando ya con 35 socios. En julio sumaron 50. En junio de 1880 se mudaron a la planta alta de la casa y comercio del Sr. Ithuralde (cuñado de Matienzo) en la calle Rivadavia y Alvear, donde instalaron billares (los primeros que se vieron en Quilmes, precursores de las que entusiasman hoy a los aficionados en el Club Unión de la calle Andrés Baranda) y mesas de ajedrez (precursoras del Club de Ajedrez)
La Fraternidad contaba con 70 socios. El servicio de confitería estaba a cargo de Juan Barrera (hijo y hermano de los dos prestigiosos músicos Antonio, padre e hijo) Finalizado el mandato de la comisión provisoria se eligió la efectiva, formada por: presidente, Dr. José A. Wilde; vicepresidente, Mariano Solla; tesorero, Juan
Ithuralde; secretario, José A. López; vocales: Miguel A. Páez y Justo del Valle. Los nombres más sólidos del pueblo se asociaron al club. Andrés Baranda, Felipe Amoedo (también cuñado de Matienzo e Ithuralde), Eduardo Casares, Jesús Campelo, Juan y Roberto Clark, Ángel G. De Elía, Publio C. Massini, etcétera.
Los acontecimientos y los efectos de la revolución del 80, dividieron los lazos fraternos y La Fraternidad se diluyó en el pantano de las prevenciones, los prejuicios y el partidismo, que tanto impedimento nos puso hasta ayer a los argentinos. Años después en una reunión en el salón municipal un grupo de vecinos gestó un nuevo club social que fue presidido por Jacobo Peuser (1843 –1901, prestigioso editor con residencia transitoria en Quilmes) Ocuparon un local en la calle Mitre y Humberto Primo. El tiempo y la desaparición física de algunos de sus promotores extinguieron este centro del mismo modo que los demás.[3]
ENTIDADES DE BIEN PÚBLIO
Con el siglo XX fue notable el espíritu social, participativo, el hondo compromiso comunitario y la solidaridad que manifestaron aquellos primeros quilmeños. Prueba indiscutible es la cantidad de clubes, centros culturales, sociedades barriales y de fomento, etc. que nacieron a partir del nuevo siglo y hasta la década del 40.
Las reyertas internas por cuestiones mezquinas, por personalismos, por intolerancia y elitismo, las intromisiones ideológicas y partidistas nunca faltaron, como en la actualidad, en las agrupaciones que perduran por fuerza y valor de tres ó cuatro individuos.
Muchos de los clubes que aquí se nombran no existen, la mayoría persistió muy pocos años o se transformó y fusionó con otros:
El Club Social; Círculo Argentino (fundado por Atanasio Lanz y José Sosa del Valle); El Club filodramático Alberto Ghiraldo fundado el 13 de mayo de 1913 en Lavalle 626; el Small Club; Club El Rincón; Club Estudiantes de Quilmes; Club Atlético Balneario de Quilmes; Club de Jóvenes Los Quilmes; el Porvenir (Lavalle 1188); el Moreno Juniors (Moreno 117, aún existe); Club Social y Deportivo Hospital de Quilmes (25 de Mayo 465); el Alumni (Garay 276, fundado en 1932, aún prevalece); el Quilmes Rinding Club (entidad de equitación fundada el 1 de septiembre de 1934, con pista en la Av. Isidoro Iriarte camino a la Ribera) Club Social Lirios del Plata; Club Atlético
Honor y Patria (1932); Juventud Unida de Bernal (Chacabuco 573); el Quilmes Athletic Club (ya centenario); el Argentino de Quilmes; el Círculo Libanés, el Cultural Club Bernal; Club Progresista (Cerrito 56, Bernal); el Club Náutico; la Sociedad Juventud Naciente; Club S. D y Biblioteca Labarde (con sede en Alem y Cevallos); Club de Pelota de Quilmes (en la calle Mitre); Grupo Libre Debate; Club de Planeadores; Asociación Deportiva C.O.S.Q.E.; Centro Cultural y Biblioteca José Andrés López;  Sociedad Cultural y Deportiva Defensores de Saavedra (calle Saavedra); la Asociación de tiro y gimnasia; el Clay Pigeon Club de tiro al platillo (fundado 16 de septiembre de 1932, cercano a La Ribera)  La Asociación Cultural José Ingenieros (1930) Unión Ciclista Quilmeña (1930) La Sociedad Recreativa ¿Quo Vadis? (1930) Centro Ajedrecista Eslava (1930) Conjunto Teatral Infantil (1930) Sociedad Recreativa Corazones Unidos (1930) Sdad Recreativa La Buseca en la calle Brown y Las Heras, (1930), [4] Club Bernardino Rivadavia (27 de febrero de 1931, presidido por Bruno Galotti), Club Villa La Perla (1933, presidente José Zaccone), Club Ciclista Imparcial (1934) y uno de los últimos el Velox Club (24 de junio 1951) Estos son algunos pocos de los más renombrados, y circunscriptos en un radio reducido del Partido de Quilmes. A estos se sumaban los creados en Berazategui.
Los clubes y entidades de La Colonia que se reseñan a continuación, no tenían fines de lucro. El negocio, con las divergencias humanas consabidas, eran el bien común, la participación, la integración sin distinciones étnicas, religiosas, ideológicas ni económicas.
Los entretenimientos y vida social, además de estrategias de encuentro humano eran útiles para acordar soluciones a los problemas comunes de una comunidad en formación y así se constituía las entidades de bien público.

                                                        Investigación Prof. Chalo Agnelli

FUENTE 
Agnelli, Chalo. "La Colonia de Valerga - historia social del segundo barrio de quilmes". Ed Tiempo Sur. Quilmes, 2010. Cap. Pp. 

NOTAS

[1]Quilmes de Antaño” 
[2] Ídem ant.  Pág. 322. 
[3] Idem cit. ant. 
[4] La fecha después de las instituciones indica la de la Revista “Quilmes” aparecida el 11 de octubre de 1930. de donde se sacaron los datos. No se pudo precisar más que lo expuesto.