“A
mí me han explicado que la felicidad humana tiene varias dimensiones, y una de
ellas es la dimensión social; es decir, uno precisa pertenecer a un grupo. A lo
mejor es un grupo chico, un club, algo que puede imaginarse como una cáscara de
cebolla, algo que le sigue a la familia, que es el primer grupo de
pertenencia.”
Arq. Rodolfo Livingston
Al crecimiento rápido que tuvo el barrio La Colonia,
después del flujo genovés y canario de fines del siglo XIX, siguió hasta
mediados del XX, un aluvión inmigratorio de diverso origen.
Muchas fueron las instituciones que nacieron de la tendencia gregaria de esa gran inmigración. Instituciones sociales, culturales, educativas, deportivas, religiosas, comerciales, que colaboraron en el crecimiento del barrio. Unas desaparecidas, pero memorables, otras pasando por diversas etapas hasta hoy, cada una con su impronta.
La historia de estas entidades, de sus fundadores y seguidores es la historia del barrio porque fueron esos italianos, españoles, vascos,
Muchas fueron las instituciones que nacieron de la tendencia gregaria de esa gran inmigración. Instituciones sociales, culturales, educativas, deportivas, religiosas, comerciales, que colaboraron en el crecimiento del barrio. Unas desaparecidas, pero memorables, otras pasando por diversas etapas hasta hoy, cada una con su impronta.
La historia de estas entidades, de sus fundadores y seguidores es la historia del barrio porque fueron esos italianos, españoles, vascos,
alemanes, franceses, polacos,
lituanos, sirios, libaneses, armenios, judíos, griegos, sefardíes, que lo
poblaron, los que sincretizaron sus costumbres y les imprimieron sello
distintivo.
Por los desafortunados
resquebrajamientos sociales que se dieron en las últimas décadas; la
desaparición o empequeñecimiento de las redes de confianza y solidaridad; más
la situación de jóvenes y adultos que dejaron de creer en la posibilidad de
cambio, viejo motor de reivindicaciones; desde que se desperdigaron conceptos
como ‘utopía’, ‘idealismo’, ‘compromiso’, ‘responsabilidad’; se impulsó a optar
por el individualismo, el escepticismo, la tevecracia chavacana, que de últimas
le da al pueblo trabajador el aliciente de una licuadora o un viaje a
Disneyworld. La vida social y los espacios de su desarrollo fueron
desfalleciendo y agonizando como tan vívidamente se pinta en la película “Luna
de Avellaneda” del director Campanella.
LOS PRECURSORES
Hoy las alternativas son otras.
Ya los clubes, los centros culturales y sociedades de fomento son escasos y de
poca influencia en la vida de la gente. Algunos clubes prevalecen a gran costo
y esfuerzo. Surgen centros culturales de iniciativa privada, como lo fueron
siempre, pero gestados por uno o dos pioneros de la cultura, las artes y la
sociabilidad como: Casa de Arte Doña Rosa (Gustavo Castignola),
Polaridades (Norma
Camos), el Centro Cultual Artenpie (Norberto Lombardi, Horacio Liñan, Claudio
Pérez), los numerosos Cafés Literarios, como “Entre Libros” que se realizó en la Biblioteca Popular Pedro
Goyena (Nilda Deluca), etc.
Recorriendo las páginas de los
primeros números del periódico “El Quilmero, de 1875 y 1876, se encuentran
empecinadas arengas para provocar el interés y el impulso que movilice a la
creación de un Club Social. “Un centro que realice acontecimientos sociales
para estimular la buena vecindad; que permita unir a las familias para que
nazca la camaradería que promueve empresas sociales, culturales y económicas de
todo tipo;”[...] y que propendería al progreso del Partido.
El Progreso de Quilmes, periódico
del Dr. José Antonio Wilde en el Nº 48 del domingo 29 de marzo de 1874, anuncia
la constitución de
la Sociedad
“Unión Fraternal”, presidida por Rodolfo L. Vega, con el objetivo de realizar
reuniones sociales.
En el Nº 49 del domingo 5 del
mismo año se constituyó la
Sociedad Musical de Quilmes presidida por José H. Navarro, y
como socio honorario Rodolfo L. Vega.
Pero parece que estas sociedades
nacían agónicas pues el domingo 17 de mayo siguiente, en el Nº 55 el periódico
convoca a la formación de un Club que se denominaría “político-social”,
característica, la primera, que se rechaza en el Nº 56 del domingo siguiente.
Esta intención no pasó de eso.
Los principales promotores de
esta iniciativa fueron el Dr. Wilde, Pedro Giménez y José Andrés López.
En la miscelánea histórica de
José Andrés López, [1] encontramos que los dos primeros “círculos”
sociales del pueblo se formaron en torno a dos figuras beneméritas de la
historia local: el de Andrés Baranda que tenía como sede el Hotel de Risso y el
de la “botica” cuyo dirigente era José Agustín Matienzo y la sede su farmacia
en la esquina de Rivadavia y Brown. Si bien eran antagónicos en lo político coincidían
en todo lo demás. “Eran antaño centros naturales de comercio social la botica
de Matienzo y el hotel de Risso, donde se congregaban los vecinos, según sus
opiniones.”[2]
Más adelante don Agapito Echagüe
estableció en la planta alta del único edificio que la contaba en el pueblo,
frente a la iglesia, el Centro Social “La Amistad”. Desaparecido aproximadamente en 1874.
Luego un grupo de catorce jóvenes creó el centro que denominaron “Todos o
ninguno”.
En marzo de 1876, se iniciaron
reuniones para la creación del Club
Social en una casa de la calle 13. Dice el
periódico 'El Quilmero' del domingo 5 de marzo: “Así como lo esperamos este
proyecto surte el efecto deseado. Desde ya felicitamos al vecindario y nos
felicitamos nosotros pues tendremos una centro de reunión donde acortar las
noches de invierno y del que podrán surgir nuevos pasos de progreso para la
localidad.”
En el N° 27 de 'El Quilmero' del jueves 2 de marzo de 1876, bajo el título
ESTAMOS CONFORMES, se dan las posibles bases que tendría un Club Social en el
pueblo: "PRIMERA BASE. Los Centros Sociales servirán de Bolsa o Sala de
Comercio; punto de reunión, diversión y de todo lo que redunde en provecho del
municipio en general y de los asociados. SEGUNDA Las autoridades del municipio
deben oír sus opiniones y proteger las buenas ideas que de ellos nazcan.
TERCERA. Todo meeting o presentación favorable al municipio participará de
estos centros. CUARTO. Que la comisión directiva convoque a sus socios para
discutir todo proyecto que se presente en bien del municipio. QUINTO. No debe
permitirse tratar asuntos políticos pues además de ser cuestiones enojosas
producen desunión. SEXTO. Nombren sus delegados y estos se entiendan con los
demás Centros a fin de que entre ellos reine la mayor armonía y uniformidad de
ideas. SÉPTIMO. Traten de establecer un periódico en su municipio y
permutarlo
con el de otros. OCTAVO. Que estos centros los compongan el mayor número de
vecinos y de este modo todas las ideas que en ellos se aprueben se tendrán como
aprobadas por la mayoría del vecindario. NOVENO: debe tener un salón de lectura
donde se hallen todos los periódicos o al menos la mayor parte. DÉCIMO. Que la
cuota mensual no exceda de treinta pesos y a de ingresos sea insignificante,
pues con esto se conseguirá que además de los propietarios y comerciantes
ingresarán como socios artesanos y demás personas decentes...”
Luego en el N° 31 del jueves 16 bajo el título AL VECINDARIO. CLUB
SOCIAL; nos cuenta que el domingo 19, en el salón municipal se hará una reunión
a la que se invita a todo el vecindario sin excepción para instalar un Club
Social. Se elegirá comisión directiva y se establecerá la cuota de ingreso y
mensual. Firman Mariano Solla, Felipe Amoedo, José Matienzo, José A. Wilde y
Mariano Otamendi.
En número 33 de 'El Quilmero' del
23 de marzo, se informa bajo el título "INSTALACIÓN DEL CLUB SOCIAL": “El domingo
próximo pasado concurrieron 21 individuos que fundarán el Club Social y son:
Ventura Martínez, Nicasio Escobar, Emiliano Reina (maestro), José A. Matienzo (boticario)
Antonio Barrera (profesor de música), Juan Iturralde, (comerciante) Mariano
Rodríguez, Félix Risso (hotelero), Carlos Clark,(terrateniente) Martín
Cristoforetti (preceptor), Mariano Solla, Felipe Amoedo, Juan S. Lechiguero (escribano),
Miguel Arce, Andrés Baungart (comerciante), Dr. José A. Wilde, Pedro Giménez (linotipista),
Francisco Grafiada, Francisco Lanatta, (jefe de estación) J.
Miguel Costa, y
Publio Massini. Se formó una comisión para elaborar el reglamento, integrada
por: M. Solla, J.A.Wilde, F. Amoedo, J.Ithuralde y P. Giménez."
Ya se echaba la semilla de la
primera agrupación social que tendría con los años otras manifestaciones e
intentos, exitosos unos, perdurables otros, frustrados muchos.
En abril de 1879, en se constituyó
el Club “Fraternidad”. Integraron la primea comisión provisoria: presidente
honorario, don Manuel Amoroso; presidente, Dr. José A. Wilde; vicepresidente,
José A. López; tesorero, Indalecio Sánchez; secretario, Rodolfo L. Vega;
vocales, Julio Casavalle, Aristóbulo Cabrera y entre sus primeros socios
fundadores: Olegario Ponce de León, Celestino Risso, Osvaldo Gari, Enrique
Wilde, Agustín Berraondo y José Sixto Carbone. Al mes se trasladaron a una casa
de la calle Alsina frente a la plaza principal (hoy San Martín), contando ya
con 35 socios. En julio sumaron 50. En junio de 1880 se mudaron a la planta
alta de la casa y comercio del Sr. Ithuralde (cuñado de Matienzo) en la calle
Rivadavia y Alvear, donde instalaron billares (los primeros que se vieron en Quilmes,
precursores de las que entusiasman hoy a los aficionados en el Club Unión de la calle Andrés Baranda) y mesas de ajedrez (precursoras
del Club de Ajedrez)
La Fraternidad contaba
con 70 socios. El servicio de confitería estaba a cargo de Juan Barrera (hijo y
hermano de los dos prestigiosos músicos Antonio, padre e hijo) Finalizado el
mandato de la comisión provisoria se eligió la efectiva, formada por:
presidente, Dr. José A. Wilde; vicepresidente, Mariano Solla; tesorero, Juan
Ithuralde; secretario, José A. López; vocales: Miguel A. Páez y Justo del
Valle. Los nombres más sólidos del pueblo se asociaron al club. Andrés Baranda,
Felipe Amoedo (también cuñado de Matienzo e Ithuralde), Eduardo Casares, Jesús
Campelo, Juan y Roberto Clark, Ángel G. De Elía, Publio C. Massini, etcétera.
Los acontecimientos y los efectos
de la revolución del 80, dividieron los lazos fraternos y La Fraternidad se diluyó
en el pantano de las prevenciones, los prejuicios y el partidismo, que tanto
impedimento nos puso hasta ayer a los argentinos. Años después en una reunión
en el salón municipal un grupo de vecinos gestó un nuevo club social que fue
presidido por Jacobo Peuser (1843 –1901, prestigioso editor con residencia
transitoria en Quilmes) Ocuparon un local en la calle Mitre y Humberto Primo.
El tiempo y la desaparición física de algunos de sus promotores extinguieron
este centro del mismo modo que los demás.[3]
ENTIDADES DE BIEN PÚBLIO
Con el siglo XX fue notable el
espíritu social, participativo, el hondo compromiso comunitario y la
solidaridad que manifestaron aquellos primeros quilmeños. Prueba indiscutible
es la cantidad de clubes, centros culturales, sociedades barriales y de
fomento, etc. que nacieron a partir del nuevo siglo y hasta la década del 40.
Las reyertas internas por
cuestiones mezquinas, por personalismos, por intolerancia y elitismo, las
intromisiones ideológicas y partidistas nunca faltaron, como en la actualidad,
en las agrupaciones que perduran por fuerza y valor de tres ó cuatro
individuos.
Muchos de los clubes que aquí se
nombran no existen, la mayoría persistió muy pocos años o se transformó y
fusionó con otros:
El Club Social; Círculo Argentino
(fundado por Atanasio Lanz y José Sosa del Valle); El Club filodramático Alberto
Ghiraldo fundado el 13 de mayo de 1913 en Lavalle 626; el Small Club; Club El Rincón; Club
Estudiantes de Quilmes; Club Atlético Balneario de Quilmes; Club de Jóvenes Los
Quilmes; el Porvenir (Lavalle 1188); el Moreno Juniors (Moreno 117, aún
existe); Club Social y Deportivo Hospital de Quilmes (25 de Mayo 465); el Alumni
(Garay 276, fundado en 1932, aún prevalece); el Quilmes Rinding Club (entidad
de equitación fundada el 1 de septiembre de 1934, con pista en la Av. Isidoro Iriarte
camino a la Ribera)
Club Social Lirios del Plata; Club Atlético
Honor y Patria (1932); Juventud
Unida de Bernal (Chacabuco 573); el Quilmes Athletic Club (ya centenario); el Argentino
de Quilmes; el Círculo Libanés, el Cultural Club Bernal; Club Progresista (Cerrito
56, Bernal); el Club Náutico; la Sociedad Juventud Naciente; Club S. D y
Biblioteca Labarde (con sede en Alem y Cevallos); Club de Pelota de Quilmes
(en la calle Mitre); Grupo Libre Debate; Club de Planeadores; Asociación
Deportiva C.O.S.Q.E.; Centro Cultural y Biblioteca José Andrés López; Sociedad Cultural y Deportiva Defensores de
Saavedra (calle Saavedra); la
Asociación de tiro y gimnasia; el Clay Pigeon Club de tiro al
platillo (fundado 16 de septiembre de 1932, cercano a La Ribera) La Asociación Cultural
José Ingenieros (1930) Unión Ciclista Quilmeña (1930) La Sociedad Recreativa ¿Quo
Vadis? (1930) Centro Ajedrecista Eslava (1930) Conjunto Teatral Infantil (1930)
Sociedad Recreativa Corazones Unidos (1930) Sdad Recreativa La Buseca en la calle Brown y
Las Heras, (1930), [4] Club Bernardino Rivadavia (27 de febrero de 1931,
presidido por Bruno Galotti), Club Villa La Perla (1933, presidente José Zaccone), Club
Ciclista Imparcial (1934) y uno de los últimos el Velox Club (24 de junio 1951) Estos
son algunos pocos de los más renombrados, y circunscriptos en un radio reducido
del Partido de Quilmes. A estos se sumaban los creados en Berazategui.
Los clubes y entidades de La Colonia
que se reseñan a continuación, no tenían fines de lucro. El negocio, con las
divergencias humanas consabidas, eran el bien común, la participación, la
integración sin distinciones étnicas, religiosas, ideológicas ni económicas.
Los entretenimientos y vida
social, además de estrategias de encuentro humano eran útiles para acordar
soluciones a los problemas comunes de una comunidad en formación y así se
constituía las entidades de bien público.
Investigación Prof. Chalo Agnelli
FUENTE
Agnelli, Chalo. "La Colonia de Valerga - historia social del segundo barrio de quilmes". Ed Tiempo Sur. Quilmes, 2010. Cap. Pp.