Por Alejandro Gibaut – “Bernal su historia y su gente”
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La
actuación de Carlos Gardel en el teatro Regina de Bernal es algo así
como un mito urbano: 'que nunca actuó'; 'que la actuación estaba pautada,
pero se suspendió por lluvia'; 'que en realidad actuó en el café del
Regina porque se habían vendido pocas entradas'; 'que sí actuó, pero en
una fecha que no es la correcta'... Nada de eso, aquí está "la verdadera
historia" de Gardel en Bernal.Carlos Gardel se presentó en el Regina el jueves 24 de agosto de 1933, y el sábado siguiente, 26, el semanario Crónica publicó una reseña sobre su actuación. La transcribo íntegra porque no es terriblemente larga y muestra además la rebuscada prosa de la época:
"CALUROSA OVACIÓN TRIBUTARON A GARDEL
La presentación de Gardel, efectuada el jueves por la noche en el Regina, debemos dejarlo sentado, es un galardón para la empresa Clariana y Cía. No habrá resultado de provecho financiero, pero ha dejado una impresión gratísima en los habitués. Gardel se comportó como sabe hacerlo, con esas criollas maneras que le permiten realizar una labor original en todo sentido. Gardel cantando, atendiendo los pedidos del público, retirándose de la sala donde actuó en todo instante, es único. No exageramos: franco, amable, cariñoso. Es un caso bien justificado de popularidad. Tiene ganadas en muy buena ley las simpatías con que cuenta entre el público. Su sonrisa y bondad están siempre dispuestas a atender al público de una manera que llama poderosamente la atención. En el Regina hizo 9 canciones. Detalle que por sí sólo demuestra su cariñoso comportamiento. Pocos cantantes pueden decir lo mismo. Y en ningún momento fue necesario que el público insistiera, porque Gardel estaba pronto, aún en perjuicio de su salud, a complacer al público. Esto el auditorio lo agradece y deja una impresión de simpatía unánime entre los espectadores. Ese es Gardel. El cantor máximo del cancionero criollo. En él sí que están justificados todos los adjetivos que se usen. Es Gardel 'el rey de la canción' y 'el emperador de la simpatía', oímos decir el jueves. No se puede pedir un triunfo mas bien ganado que el que puede exhibir con su sencillez el 'jilguero criollo'. Y parece que se hubieran dado cita dos hombres iguales, porque su compañero de negocios el señor Razzano, que perdiera su voz y continúa siendo su secretario merced a la nobleza de aquél, es otro caso de amabilidad y simpatía idéntico. Se han reunido en una pareja difícilmente igualable.
(foto de El Ortiba) |
Como nota de color, contaba Héctor Dapas que cuando Gardel entró al café Regina (que estaba al lado del cine-teatro), Mario Cambrini le pidió una fija. Gardel les preguntó a él y al resto de los parroquianos que se hallaban en el bar, por qué no estaban en el teatro, a lo que respondieron que no tenían plata para comprar las entradas. Carlitos entonces los invitó a los ¡33! y pidió que le descontaran las entradas de su cachet. Don Felipe Firpo, en su libro "Recuerdos del Viejo Bernal", cuenta sus memorias de primera mano sobre esa noche, aunque sin dar fecha: "Yo estaba en el hall del teatro viendo la cartelera, cuando observo la entrada del gran cantor. Jóvenes mayores que yo lo rodearon y le pedían: 'Carlitos, una fija para el domingo'. No nos olvidemos que Gardel era un gran burrero y propietario de un caballo de carrera…"
He buscado fotos de esta presentación, pero lamentablemente no he podido hallar ninguna, así que agrego el aviso de la misma aparecido en "Crónica" el sábado anterior, 19 de agosto de 1933.
de Alejandro Gibaut
miembro de la Agrupación de Historiadores
Los Quilmeros
miembro de la Agrupación de Historiadores
Los Quilmeros