jueves, 16 de abril de 2020

ÁNGEL CAMARERO, FUTBOLISTA Y BOXEADOR



Por Chalo Agnelli
El lunes 13 de enero de 2020, en EL QUILMERO publiqué “José Camarero y el teatro quilmeño – Entrevista transmigratoria 1939”; entrevista a una figura arquetípica de la comunidad quilmeña, quien dejó una impronta firme y señera en la cultura, la tradición y especialmente en el teatro, pues descolló en los escenarios quilmeños a partir de la segunda década del siglo pasado. Ahora estoy preparado para otra analepsis, visitar a Ángel, uno de sus hermanos, porque el apellido Camarero también estuvo íntimamente vinculado al deporte en Quilmes. Y allá voy hacia el pasado con mi grabador, mi block de notas y mi estilográfica (porque si voy a ese pasado tengo que llevar un instrumento acorde)
Me encuentro con don Ángel en la placita de La Colonia, punto nodal del barrio. Con su conversación agradable, amena, nos transportamos a su pasado.
Ángel Camarero, "El Sol", 1979. Foto Alcibíades Rodríguez.RETROSPECTIVA A PERSONALIDADES DEL PASADO QUILMEÑO
- ABRIL DE 1979 -
EL Q.- Sabemos que el apellido Camarero estuvo íntimamente vinculado al deporte quilmeño ¿Verdad?
A.C.- Sí. Mis hermanos José [1] y Tibaldo, ya fallecidos, fueron apasionados deportistas. Se destacaron practicando varios deportes.
El Q.- ¿Y usted don Ángel?
A.C.- Me dediqué a la práctica del deporte por la influencia de José. Empecé de muy joven. Practicaba boxeo y jugaba al fútbol porque me gustaba más. Jugué para Maltería Conchitas y para el Club Atlético Ezpeleta. Era puntero derecho y en ese puesto me designaron para integrar el combinado de la Liga Quilmeña que enfrentó a la Federación Platense por el campeonato organizado por la Asociación Amateurs del Fútbol en 1929. Ganábamos 2 a 1, pero nos empataron faltando poquísimos minutos y formamos así: de La Fuente, Ruiz y Nicasio Moreyra (Cato); Dardo Godoy, Lazara y Maresca; Camarero, Farías, Emilio Draghi y Garbini. Con Maltería Conchitas nos clasificamos segundos en el campeonato de 1929 y al año siguiente jugamos para Ezpeleta; allí cesó la Liga.
Quilmeña.
EL Q.- Recuerdos inolvidables, por cierto. ¿Dónde y cuándo nació don Ángel?
A.C.- Nací, aquí, en el incomparable barrio de don Santiago Valerga,[1] La Colonia, el 23 de enero de 1910. Un año histórico, amigo.
EL Q.- ¿Conoció a don Santiago Valerga?
A.C.- Hasta los 6 ó 7 años solía concurrir con otros chicos a la casa y fonda-almacén de don Santiago en la esquina de Vicente López y 12 de Octubre. El comercio estaba atiborrado de todo tipo de productos, de los que se te pudieran ocurrir, allí había. Le llamábamos “Tata” o “Tiaguito”. Le encantaba jugar con nosotros, nos hacía chifles, pipas y carritos de madera de cajones. Don Santiago, era muy friolento y se cubría las orejas con una bufanda. Era alto, afable, movía mucho las manos al hablar. A mí me llamaban la atención sus manos grandes y sarmentosas. También conocí a doña Rosa Celasco, su mujer, a su hijo don Carlos Deogracia, nombre que no le hacía ‘gracia’, pobre don Carlos. Contaban que doña Rosa y don Santiago después de casado pasaron unos años sin tener hijos, hasta que tras muchos rezos y promesas de doña Rosa llegó el primero y varón y por eso le pusieron Deogracia. Después se destaparon y tuvieron varios hijos. A don Carlos lo traté mucho en el Boxing.
EL Q.- Don Ángel, simultáneamente ¿Usted practicaba boxeo, verdad?
A.C.- Sí, pero no me gustaba el entrenarme en el gimnasio. Sin embargo, concurría a todos los entrenamientos de Julio Mocoroa, Raúl Landini, Oreste Huber, Gogliardo Purcaro y Luis Rayo. A Oreste Huber [2] y a Humberto Bosso, yerno de Valerga, los traté mucho. Todos grandes estilistas del box. No me perdía entrenamiento; los miraba boxear, aprendía y después sobre el ring aplicaba los conocimientos. Realicé 16 peleas, gané 12 por puntos, 2 por abandono y las dos restantes las perdí por puntos. Debuté ganándole por abandono en el segundo round a Juan Sterli en el Quilmes Boxing Club y siempre bajo la dirección técnica de Raúl Carranza, me clasifiqué campeón de peso pluma del partido de Quilmes al ganarle en 1927, en la pelea final a Emilio Sandas y en 1929 cam­peón de la categoría liviano cuando derroté también por puntos a Enrique Leiva. Gustavo Lenevé, el famoso entrenador de no menos famosos pugilistas entre ellos Victorio Campolo, [3] viéndome pelear me invitó a entrenar con él. Fue un premio grande a esa edad, me ensoberbeció un poco. (risas) Pero agradecido por la oferta le dije que no me gustaba el box, Y él, con su voz rasposa me respondió sonriente “Menos mal que no te gusta el box, pibe, porque si te gustara serías un verdadero campeón, no dejarías títere con cabeza”. (risas)
EL Q.- La Sociedad Cosmopolita de Socorros Mutuos Artesanos de La Colonia, [4] el cine La Paz [5]y el Boxing Club [6] eran indivisibles en la vida de La Colonia porque durante muchos años gran parte de la actividad diaria se centraba en ellos. ¿Qué recuerda del Boxing Club?
A.C.- El Quilines Boxing Club La Colonia fue fundado el 6 de noviembre de 1924. Su primera comisión directiva estuvo constituida por Carlos Valerga presidente y alma mater de la institución; vicepresidente, Elias Scarabotti; secretario Raúl Carranza; pro secretario Juan Braceo; tesorero Máximo Hernández reemplazado más tarde por Humberto Bozzo quien se desempeñó en ese cargo durante cuarenta años; vocales, E. Mallea R. Valerga, D. Camporrotondo, J. Maiorano y F. Olivencia. Nació como consecuencia del auge que tomó el boxeo cuando Luis Ángel Firpo realizó la memora­ble campaña que le llevó a disputar el título máximo del boxeo mundial en Polo Grounds el 14 de setiembre de 1923 contra Jack Dempsey.
El Q.- ¿Quiénes fueron los boxeadores que más se destacaron en el Boxing Club?
Había muy buenos valores entre ellos Oreste Huber, Raúl Carranza, Erundino Mejidez, Carlos Barreta, Ángel Dino y Ángel Dellagiovanna, pariente de Valerga.
El Q.- ¿Cómo se desarrollaban las actividades?
A. C.- Los miércoles se disputaban hasta 15 peleas por noche por el campeonato. Intervenían las categorías novicios y veteranos. El local se llenaba hasta el tope y el entusiasmo del público desbordaba por do­quier. Las peleas eran a 4 rounds, 3 de 3 minutos de duración y el último de 4’.
EL Q.- ¿Tuvieron larga duración esas actividades?
A. C.- Con el tiempo ese entusiasmo fue decayendo, el Quilmes Boxing Club se trasladó a Vicente López y 1 de Mayo, cesó sus actividades alrededor de 1946 y hoy sólo es un recuerdo.
EL Q.- ¿Tiene algún anécdota de aquellos años?
A.C.- Sí. La histórica pelea de Salman Salek Andah y Odilón Vicentela.[7]
EL Q.- La recuerdo. Escribí algo sobre esa pelea. Cuéntela.
A.C.- El tendero Salman Salek Andah, apodado “el turco Salomón” le había vendido un blusa de trabajo a Odilón Vicentela (hasta sus nombres parecían dispuestos para la chacota), un sanjuanino que trabajaba en la Cervecería. A Odilón le pareció de mala calidad la blusa. De los incesantes reclamos para que se la cambiara, surgió el enojo que los llevó desafiarse para pelear. Los muchachos del Boxing Club aprovecharon la oportunidad y or­questaron una propaganda que trascendió los lí­mites de la ciudad. El período previo al encuentro tuvo ribetes humorísticos porque am­bos contendores, se entrenaron como auténticos boxeadores. La noche, de la pelea, que fue dirigida por Victorio Campolo, hubo un lleno extraordinario. La colectividad árabe se hizo presente encabezada por Salomón Salmún, dueño de una cadena de tiendas en la calle Lima. Por cierto que abun­daron los panzasos más que las trompadas, y en medio de la hilaridad general fue declarado vencedor Vicentela.
La crónica boxística del diario El Sol de aquella memorable pelea, dijo, “Vicentela le ganó a Salo­món por un panzaso” (risas) De lo recaudado el ganador se llevó $ 289; $ 260 el perdedor y el Boxing una suma menor que permitió luego instalar unas gradas fijas de buena madera.
EL Q.- Dígame don Ángel que es de su vida ahora.
A.V.- Soy Jubilado de Telé­fonos del Estado, desde 1950, ya tengo 69 años.  Uno de mis entretenimientos predilectos es ir a la calle Rivadavia, donde me reúno con viejos amigos y nos ponemos a recordar los tiempos de deportistas.
EL Q.- Muchas gracias don Ángel. Ya lo dejo en paz. Volveré a mi futuro con este pedazo de historia barrial que me brindó tan amablemente.
Nos despedimos con un abrazo y me quedo observándolo caminar con un paso boxístico hacia Carlos Pellegrini. Miro la plaza que tanta significación tuvo y tiene para los vecinos de La Colonia. Allí donde di mis primeros pasos, sobre el brocal de la antigua fuente que en 1947, estaba en el centro mismo de la manzana y era más alta, aún no le habían robado el pináculo. Me despido de la fuente, de la plaza, de ese mi barrio y de esta mi gente que comenzaron a eclipsarse en 1963. Cierro aquí esta analepsis o entrevista retrospectiva o flashback, hasta un proximo encuentro (8)

Compilación, investigación, notas y construcción dialogal
Prof. Chalo Agnelli/2020 - cuarentena
 FUENTE
“El Sol” martes 17 de abril de 1979
Original en la Biblioteca Popular Pedro Goyena
Ver en EL QUILMERO del sábado, 21 de julio de 2018, “La Colonia en el proto-fútbol”
NOTAS


[1] Ver en EL QUILMERO del viernes, 23 de octubre de 2009, “Don Santiago Valerga - La Colonia 2º parte” y del lunes, 24 de octubre de 2011, “Santiago Valerga - Su calle, proyecto de restitución” // 1927 - 2020
[2] Ver en EL QUILMERO del viernes, 9 de febrero de 2018, “Oreste Huber Y Humberto Bozzo, vecinos ilustres de ayer”
[3] Ver en EL QUILMERO del miércoles, 19 de junio de 2013, “Victorio M. Campolo - Un gigante olvidado”
[4] Ver en EL QUILMERO del lunes, 12 de diciembre de 2016, “Sociedad Cosmopolita de Socorros Mutuos Artesanos de La Colonia”
[5] Ver en EL QUILMERO del viernes, 28 de mayo de 2010 “El cine La Paz - Del arcón de la abuela”
[6] Ver en EL QUILMERO del domingo, 4 de febrero de 2018, “El Quilmes Boxing Club”

[7] Ver en EL QUILMERO del sábado, 5 de junio de 2010, “Encuentro pugilístico barrial - Del arcón de la abuela” y en el diario El Sol”, revista del 50º aniversario 1/11/1977. Recuerdos de don José Jove.

[8] Ver en EL QUILMERO del 14 de enero de 2012, “Cuando se acabó el pueblo, miscelánea quilmeña”