jueves, 11 de julio de 2019

MAS ALLÁ DE LO PINTORESCO DE “PAGO NUESTRO” A “EL PATO” - 1944


… UNA QUERELLA LUGAREÑA

Chalo Agnelli, compilador
El Ferrocarril Oeste de Buenos Aires llegó en el 30 de agosto de 1857, y a la estación se la denominó Floresta. En 1888 cambió su nombre por el de Vélez Sársfield. La estación cabecera de este ferrocarril estaba en el lugar que hoy ocupa el Teatro Colón. En el barrio de Floresta nació la primera línea de colectivos que recorría las avenidas Rivadavia y Lacarra hasta Primera Junta.[1] El propulsor de este servicio, tan típico de la ciudad de Buenos aires y después de todo el país fue don Manuel Rosendo Pazos. [2]

La Comisión de Revalorización Tradicional “Pago Nuestro” (Partido de Quilmes) de Montaraz, que presidida por Francisco Alsina y era secretario José García Fernández, después de un largo y tumultuoso intercambio de expedientes y recursos de toda índole se manifestó en 1944, sobre la toponimia en cuestión que podemos ampliar más concienzudamente en la nota realizada por el Prof. Raúl Alberto Leyes para el blog de la Asociación Orígenes de Berazategui en 2015.

INTRODUCCIÓN  

Mientras el Superior Gobierno repone en plena Capital Federal a "Floresta” su viejo nombre y modifica el de otra estación a su correcta expresión "Dalmasio Vélez Sársfield”; mientras una naciente colonia del Chaco, sin más gloria su suelo que la fecundidad que promete, recibe el honor de recordar el autor de nuestra canción nacional, "Blas Parera"; mientras en esos casos se aplica en su elevado rigor el contenido histórico-cultural de las disposiciones que los orientan, en el de esta promisora villa de la línea La Plata-Avellaneda del F.C. Provincial, se asigna una trivial denominación envuelta en disputas vecinales, que suplanta así el toponímico investigado por el Archivo Histórico de la Provincia, uno de los más antiguos del país […]

El lugar de referencia se inició por un loteo de fines de 1938, en la intersección del Camino a Mar del Plata y las vías del F. C. Provincial; partido de Quilmes, y ha dado origen a una cuestión por su nombre que lleva a generalizar su sugerente caso.

DIVERGENCIAS TOPONÍMICAS

Divididos los actuantes en dos grupos, por las cuestiones lugareñas de tantos pueblos chicos, proponían también nombres distintos: la Sociedad de Fomento de "Pago Nuestro" mantenía su designación, y una agrupación disidente le oponía "Los Campitos".

Llegado el momento de inaugurarse la Parada ferroviaria, la parte que había intervenido en las gestiones más recientes obtuvo que se colocaran unos carteles con "Los Campitos".

Claro que inmediatamente reaccionó la otra parcialidad, pero, en vez de anteponer su nombre, consideró finalmente resolver el pleito como legalmente correspondía. En tal demanda se dirigió al Gober­nador de la Provincia. Y los prematuros carteles fueron retirados por orden superior.

Así las cosas, el Consejo de Obras Publicas Provincial pi­dió el informe técnico del Archivo Histórico de la Provincia, que dirigía el Dr. Ricardo Levene, el cual dictaminó "Arroyo del Pato", to­ponímico contemporáneo a la fundación definitiva de Buenos Aires (Expediente P/53/43-M.O.P.) cuando don Juan de Garay entregó a Antonio Higueras de Santana la suerte de estancia conocida como la Laguna del Pato.[3]

De tal manera, los dos nombres en pugna, Pago Nuestro y Los Campitos, a los que solo podían amparar razones sentimentales ya que carecen de todo fundamento regional, debían olvidarse por la más au­torizada voz histórica.

BASES LEGALES

Es interesante conocer, a través de sendos consideran­dos, las terminantes bases legales que rigen la cuestión:

Decreto del Gobierno de la Nación, del 3 de Septiembre de 1934: "Que en todo el territorio de la República se han producido y se siguen produciendo cambios de nombres con relación a lugares cuyas denominaciones las recibieron de los fundadores o descubridores, así como de sitios que fueron teatro de episodios históricos en ol­vido de las consagraciones de la leyenda o la tradición y dando lugar a infundadas sustituciones y a injustos olvidos".

Decretos Provinciales del 10 de Agosto de 1934 y 21 de Agosto de 1942: "Que es preciso antes de que la acción de intereses pri­mados frente a la inercia» termine con respetables recuerdos del pa­gado y con sanas tradiciones nacionalistas, las que son necesarias como fuerzas morales que vinculan el espíritu del pasado con el por venir, tomar medidas que tiendan no sólo a la conservación de aquello que no debe perderse, sino a una menor justicia distributiva en materia de recuerdos y homenajes".

Ley N° 3487 (derogada por la ley 8912) - Art. 5°: "El nombre de los centros de población los fijará a propuesta del interesado el Poder Ejecutivo, debiendo preferirse para ello el de la región geográfica o antecedentes históricos, naturales, geológicos y topográficos, algún hecho o antecedente memorable, etc.”

Pese a lo evidente, el 27 de enero ppdo., se decretó Los Campitos” como denominación de la Parada Km. 28,595 del E.C Provincial de Buenos Aires.

Tal decisión suplantaba el nombre original y aún recordado por viejos pobladores, anulando la contribución de un Instituto Ofi­cial solicitada por otro Organismo Provincial, el Consejo de Obras Públicas, que elevó al Poder Ejecutivo bonaerense una designación ges­tada como réplica de sector en campana de preponderancias, de la que comentaba el estudio del Archivo. Cualquiera que fuese la tradición del nombre Los Campitos” acerca de lo cual nada se dice en estas actuaciones nunca superaría a la del toponímico aludido, “Arroyo del Pato” Y el Archivo Histórico no sabía, claro está, que lo que no se dice en las actuaciones es que tal designación era una de las banderas de los grupos querellantes y que un miembro de esos sectores tiene, casualmente, en el lugar una residencia llamada El Campito”.

VULNERACIÓN DE PRESTIGIOS

Consagración de tal naturaleza, que dio razón a un bando no contra otro, sino contra una Institución Oficial, trans­formó el caso en vulneración de prestigios institucionales y de reivindicación de las disposiciones que rigen la materia, previendo precisamente estas cuestiones. Para ello exclusivamente se constituyó esta Comisión, que solo guarda en su apelativo un homenaje para la Sociedad que declinó el proselitismo de su nombre para conciliarse en el que superaba toda pretensión.

Solicitada el 2 de Febrero ppdo., la reconsideración del Decreto, se le ha dado curso por el Ministerio de Obras Públicas, en demanda de una resolución que repare la actual inversión de valores.

En base a una consulta de la Sociedad de Pago Nuestro a la Junta de Estudios Históricos de Quilmes, esta aportó un extenso in­forme -por el cual se comprueba que sobre las tierras que hoy litigan por nombrarse, un activo hombre público del pasado quilmeño, Don An­drés Baranda, actuó como ganadero y las trabajó con nuevos métodos en la zona, desde 1840 a su fallecimiento en el 80.

Abocada la Municipalidad de Quilmes a una plausible campa­ña de recordación de los propulsores del Distrito, aceptó la idea de la Junta de Historia para proponer en la reconsideración, al par del toponímico y significando simplemente posibilidad de elección por distintos pero igualmente- elevados criterios, el nombre del viejo poblador y brillante edil. La intervención Municipal tiene también la virtud de conciliar en uno solo el nombre del pueblo y su parada, evitándose una futura dualidad oficial designativa, motivo de confu­siones en los lugares que la tienen. (Expediente 48/Sdad/44-Municipalidad de Quilmes).

La Junta de Estudios Históricos ha comunicado esos antece­dentes a esta Comisión Tradicionalista, que le ha dado traslado a su gestión ante el Ministerio. (Expediente M/293/44-M.O.P.).

Ambas proposiciones^ originadas en Institutos de reconocida capacidad y por ende al margen de valoraciones interesadas, encuadran en las prescripciones legales y orientan la cuestión hacia el plano ético que le corresponde, proporcionando a las autoridades que deci­dan, elementos con la jerarquía de su delicada función.

Pero de este insólito caso pueden aprovecharse enseñanzas que impidan su repetición en cualquier lugar y en circunstancias aún más trascendentes.

Por lo pronto es necesario recalcar el respeto que la Ley debe merecer en sus más aparentemente simples aplicaciones, y la secuela perturbadora, enconos, escándalo vecinal, suspicacia pública, etc., que legitiman estas arbitrariedades.

Ampliar esas disposiciones para crear una conciencia de genuina tradición nacional, buscando en cada pedazo de suelo patrio que levante hogares argentinos un recuerdo de su ayer.

Evitar así que la lógica comercial de un rematador, la petulancia de un señor de muchas tierras c la trivialidad de un grupo "weekendista", llamen solares que resuman historia con ocurrencias raras o "bonitas51, pero vacías para antiguos pobladores o espíritus cultivados y respetuosos,

A los artificiales "Los Ranchitos", "Las Tejas”, "Los Tron­cos, "Los Aromos", "Los Eucaliptus" y toda la flora que olvidó sin embargo los "25 Ombúes" de Hudson; un "San Sebastián" en el Matan­zas, cualquier "Las Casitas” por allí, nuestro "Los Campitos" por aquí; las fechas políticas y consagraciones de sector con "Fulanos de Tal" por simples donaciones o cosas por el estilo, etc., etc., a todo eso, anteponer un recóndito toponímico o el homenaje al olvida do fundador o la figura patricia pospuesta.

Y junto a los tableros de las estaciones, indicadores de lugares, etc., resumir sus antecedentes, expresar su símbolo; curiosidad para el "turista", revelación, (que lo será tantas veces) para el poblador. Cultura en- fin sembrada por sus tierras, sus caminos, sus rieles, sus pueblos. Y donde un nombre encubriera inconfesables valoraciones personales o de camarilla, tendría la sanción de su desnudez significativa; pues ninguna falsa justificación, por declama­toria que sea, ha de prevalecer en comunidades dignas.

Ese es el camino, que al modesto sentir de esta Comisión, debe conducirnos a la recuperación de valores telúricos y humanos que al rebrotar por nosotros, nos haga sentir la savia vivificante que se ilumina en las hojas más altas, pero nutridas por la honda y vieja raíz.

A tal empresa aportamos, por no atrevernos a decir inicia­mos, la dignificación epónima de nuestro pago. Lo que puedan hacer otros más capaces para su realización integral, será en bien del gran pago que es la Patria.

Francisco Alsina Presidente y José García Fernández Secretario Marzo de 1944

EXPRESIONES PERIODÍSTICAS SOBRE EL EXTRAÑO CRITERIO CON QUE SE DENOMINÓ LA PARADA KM. 28,593 DEL F. C. PROVINCIAL -1944

"LA RAZÓN" (Bs. As.), del 31 de Enero 1944: "...sobre las preferencias localistas debía prevalecer la norma legal, de acuerdo con el decreto del Poder Ejecutivo que establece que en la denominación de nuestros pueblos debe aplicarse la de la región geográfico o la que indiquen los antecedentes históricos, naturales y topográficos..

 “EL DIA" (La Plata), en el resumen de su editorial La Tradición Toponímica", del 2 de Febrero ppdo, dice: "Dentro de su aparente in­trascendencia, el pleito originado entre los vecinos’ de un nuevo "centro de población constituido sobre la línea del F. C. Provincial, "ofrece una saludable enseñanza. Una de las tendencias en que se dividía la opinión lugareña respecto a la denominación del paraje ha "sido satisfecha por la resolución del Poder Ejecutivo. Pero en realidad no correspondía lo uno ni lo otro, sino estarse a lo indicando por el Archivo Histórico de la Provincia de acuerdo con los an­tecedentes toponímicos más antiguos de la zona. El gobierno debe rectificar su error, pues es norma ajustar la nomenclatura geográfica a elementos de la tradición.”

"LA NACION” (Buenos Aires), del 30 de Marzo ppdo: “Una parte del vecindario propuso el nombre de Pago Nuestro, que era el de la So­ciedad de Fomento, y la otra el de Los Campitos, obedeciendo este "último a que hay allí una residencia que tiene la misma denomina­ción, en singular. Sin embargo, recientemente se dio un decre­to que dispone darle la denominación de Los Campitos, hecho que motivó un movimiento de opinión favorable a la tesis sustentada por "el Archivo Histórico, en el sentido que los antecedentes son favorables a la adjudicación del nombre de Arroyo, del Pato, a lo que "se agrega que esta designación se ajusta al decreto del gobierno "Nacional del 3 de septiembre de 1934, que dispone que los lugares lleven nombres adecuados a la leyenda o la tradición.

EL ARGENTINO” (La Plata) En su nota La denominación de los lugares, del 30 de Marzo ppdo. : ..."El propósito que inspira a los recurrentes es legítimo e inobjetable. Hace ya largo tiempo que la "anarquía en la denominación de los lugares suscitó el comentario desfavorable de la opinión pública, porque los nombres revisten un valor histórico y tradicional que no puede desconocerse* La arbi­trariedad en el uso de los mismos conduce evidentemente a desnaturalizar el acervo del pasado... La medida dispuesta con motivo de "la disparidad de criterio producida entre los vecinos de la zona "de la nueva parada del ferrocarril Provincial se aparta, sin embargo autorizado pronunciamiento del Archivo Histórico para in­clinarse hacia una de las opiniones en pugna, sin que la decisión aparezca fundada en razones convincentes. Convendrá, pues, ratificaría, atendiendo al petitorio formulado por el núcleo vecinal”.

"NOTICIAS GRAFICAS" (Bs. As.), 30 de Marzo ppdo: "...Al fundarse un pueblo cerca de Montaraz [4]en la intersección del camino a Mar del Plata se le llamó provisoriamente parada Km. 28,593. Una informa­ción obtenida del Archivo Histórico de la Provincia, recordó un viejo nombre del lugar, Arroyo del Pato, que data de 1580, nada menos. A pesar de ellos la designación oficial recientemente impuesta, dejo de lado ese nombre varias veces secular...."

"LA PRENSA" (Bs. As.), del 4 de Abril ppdo: "...dicha entidad (Pago Nuestro) ha formulado aclaraciones en el sentido de que la dispo­sición ha sido adoptada contrariando lo solicitado por la misma, que consistía en dar a la citada parada el antiquísimo toponímico Arroyo del Pato, que se menciona desde la época de Juan de Garay y queden la consulta formulada al Archivo Histórico de la Provincia fue el que se aconsejó se adoptará…"

El diario “El Sol” de Quilmes dice el su edición del viernes 16 de mayo de 1969, aludiendo a este tema que: “La Comisión Pago Nuestro, de la Estación Allan se llamaba Montaraz y no existió la parada El Pato y la localidad de Juan María Gutiérrez era un centro de despacho de los abundantes  tambos locales, de toda la región de lo que actualmente es Florencio Varela y el sudoeste de Berazategui…”
Compilación Chalo Agnelli

Documento del Archivo Prof. Juan Carlos Lombán

Como secretario de la Junta de Estudios Históricos 1 época

BIBLIOGRAFÍA

Archivo Cooperativa "Tres Límites Lda." (El Pato)

Leyes, Prof. Raúl Alberto Blog de la Asociación Orígenes de Berazategui del viernes, 16 de enero de 2015 “Parada ferroviaria Centro Agrícola El Pato”

Greco, Juan. Historia de Berazategui. Editorial del autor, 1988.

Rodríguez Avellón, Eduardo. Crónica de mi pago. Asociación Orígenes Berazategui, 1997.

NOTAS


[1] http://elarcondelahistoria.com
http://comunasweb.com.ar
[3] Parada ferroviaria Centro Agrícola El Pato en el Blog de la Asociación Orígenes de Berazategui viernes, del 16 de enero de 2015, por el Prof. Raúl Alberto Leyes.
[4] La Municipalidad de La Plata, mediante la Ordenanza Nº 1111 impone a la calle 71 el nombre Ingeniero Juan Allan, en homenaje a quien fuera el primer maquinista en la historia de los Ferrocarriles Argentinos. Conductor de la locomotora "La Porteña" que en el año 1857 realizó el primer viaje ferroviario entre la Estación Del Parque (hoy Plaza Lavalle) y Floresta en la Ciudad de buenos Aires. También condujo 14 años más tarde, en 1871, durante la epidemia de fiebre amarilla en la ciudad de Buenos Aires, el tren que trasladaba los ataúdes al primitivo cementerio de la Chacharita, y falleció víctima de la epidemia a la edad de 36 años.-
Existía hasta hace algún tiempo, una placa de homenaje frente a la Estación Meridiano V, en la esquina de 71 y 17, pero fue retirada para su preservación, y según datos que pude recopilar, se encontraría guardada en el Museo Dardo Rocha.-
Primer loteo realizado en El Pato el 13 de noviembre de 1938 (pintado en negro) Se observa la inexistencia de la parada ferroviaria C.A. El Pato y el primer nombre de la estación Ing. Allan (Montaraz)